Panacea
Por: Meiko A.
Capítulo 3: "Hora de Almorzar"
Llevaban treinta exactos minutos en el restaurante. El local estaba realmente lleno, de modo que les tocaba aún esperar a que trajeran sus pedidos. Mientras esperaba, Tomoyo se sentía realmente en el infierno. Touya se estaba portando como todo un caballero desde que entraron en el restaurante. El joven se encontraba platicándole acerca de sus estudios de medicina que pronto concluirían. Su graduación sería a finales del mes y Tomoyo podía sentir la emoción de Touya en cada palabra, además del brillar de sus ojos. Se veía lleno de ilusiones en ese título que pronto le darían. Además, según le ha contado, ha trabajado demasiado para obtener ese título. Se lo merece, o al menos eso piensa Tomoyo.
Entonces ¿por qué se siente en la boca del infierno?
Porque sabe que, en cualquier momento, cuando Touya no tenga más nada que contar acerca de su hermoso título en medicina o sobre su vida en general; le haría preguntas a Tomoyo. Eran tal vez simples preguntas acerca de cómo está su vida, su madre o incluso tal vez para preguntarle su punto de vista sobre la relación de su hermana. O quizás un básico "¿Y tú qué cuentas?". Pero ella no se siente en capacidad de responder, ni siquiera a una pregunta tan básica como esa. ¿Qué podría decirle? Ahora mismo consideraba su vida un desastre. Su vida era un cuadro manchado de dolor, impregnado de cicatrices.
-Aquí tienen… y por favor, disculpen la demora…- comentó el mesero con algo de pena al momento de servirles.
-Se ve deliciosa…- comentó Tomoyo mirando su plato, que contenía una buena cantidad de pasta.
-¿Te agrada la comida italiana?- inquirió Touya, mientras observaba a Tomoyo deleitar su mirada en su plato.
-Muchísimo… es mi favorita…- sonrió ella, algo avergonzada mientras tomaba el tenedor.
No supo en qué punto de la conversación ella hizo alusión a "Sakura", pero al mencionar a su hermana la actitud de Touya cambió radicalmente. Observó con fijación a Tomoyo sin decir palabra alguna, logrando incomodar a la joven. "Su mirada es realmente penetrante…" pensó ella.
-Sobre la relación de Sakura con…-
-Oh Touya…- Tomoyo soltó una risa divertida-… no puedo creer que aún sigas teniendo la misma actitud de hace diez años para con Shaoran. ¿No piensas cambiar?
-No lo creo…- admitió él, algo incómodo por la sonrisa burlesca en los labios de su acompañante.
-Touya, a estas alturas ¿no quieres admitir que Shaoran es el amor de su vida? Sakura no podría estar con ninguna otra persona que no fuera él. Además, ya Sakura no es una niña a la que puedas proteger, ella sabe defenderse sola. Y en todo caso, Shaoran moriría antes de lastimarla…- aseguró con firmeza.
-Vamos Tomoyo… uno nunca termina de conocer a una persona. A pesar de lo que digas tú o quien sea, nadie puede asegurarme que él jamás la lastimará. Puede haber amor Tomoyo, pero eso no garantiza la felicidad plena…-
-Eso no es…- pero Tomoyo no pudo terminar aquella frase. Touya le había dado justo en el punto. ¿Acaso Eriol no la amaba? Ella jamás dudó del amor de Eriol. ¿Había evitado ese amor que él la lastimara? No. Touya tenía entonces razones para desconfiar de Shaoran. "Eriol… me amabas… nunca puse eso en tela de duda. Entonces ¿para qué lastimarme, para qué? Son cosas que jamás llegaré a comprender" suspiró ella mientras bajaba la mirada, acto que hizo saber a Touya que algo no andaba bien.
-¿Ocurre algo malo?- indagó, preocupado por aquel último gesto tan triste y desolado.
-Nada…- forzó una sonrisa y desvió el tema. Sin embargo, durante el resto de la comida, Touya no pudo apartar de sí la imagen de los ojos tristes de Tomoyo. Era una mirada de tristeza inmensa. Jamás se imaginó verla a ella sumida en tal desolación. Ella, que desde pequeña siempre tenía una sonrisa, una palabra alegre, una actitud de vitalidad y optimismo… ¿verla de aquella manera?
Tomoyo no parecía querer articular palabra de camino a casa. Y Touya empezaba a exasperarse. No es que no supiera tratar a una mujer… es que se trataba de Tomoyo. La conocía desde que era una niña… pero en realidad era una total desconocida para él. No sabía qué pasaba por su cabeza, qué comprendía su mundo… y por consiguiente no tenía idea de cómo aliviar su pena. "¿Qué hacer, Touya? ¿Qué hacer?" se preguntaba incesantemente mientras sentía cómo ese amargo silencio se prolongaba entre ambos. Ella estaba absorta mirando por la ventana, evitando unir sus miradas. "Piensa rápido Kinomoto…" y, repentinamente, una idea cruzó por su mente. Dobló el timón del auto y tomó la dirección contraria a la casa de Tomoyo. Ésta pareció notarlo enseguida y se volteó hasta él.
-Touya ¿se puede saber…?-
-No voy a dejarte en tu casa con ese rostro que traes. Quedaría muy mal ante tu madre, y también ante Sakura. De modo que tú y yo vamos a dar una vuelta…- contestó él, en un tono tal que Tomoyo no pudo reclamar.
Ella se preguntó hacía dónde se dirigían. ¿Adónde podría llevarla Touya? Cuando observó con más detenimiento, sintió que aquel camino lo conocía. Aquella vereda… esas casas… ¿hacia dónde iban?... cuando el joven detuvo el auto, ella pudo darse cuenta. El parque de Tomoeda. Lanzó un hondo suspiro, cuando descendió del auto, se sintió golpeada por los recuerdos.
-Hacía mucho que no venía aquí…- confesó ella. Se estremeció cuando Touya, sin decir palabra, la tomó de la mano y la invitaba a ir con él. Sin dudarlo un segundo, se aferró a su brazo y le siguió el paso.
-¿Si? Yo vengo aquí por lo menos una vez al mes…- dijo Touya, mientras cerraba los ojos y sonreía-… me agrada la paz que se respira en este lugar.
-Es cierto… se siente una gran tranquilidad…- admitió Tomoyo, mirando a su alrededor. Los grandes árboles que crecían a su lado… el paisaje era realmente hermoso-… y… hasta son paisajes dignos de ser fotografiados…-
-Pues deberías intentarlo…- le alentó el joven, sonriente-… te aseguro que aquí podrías explotar todo tu potencial…-
-Pero… olvidas… que dejé la fotografía…- comentó ella, avergonzada. Sabía que llegarían a este punto… en donde tendría que hablar de su vida. Sin embargo, no resultaba tan doloroso ahora. ¿Por qué?
-¿Y eso qué? ¿Acaso juraste jamás volver a fotografiar? No firmaste un contrato que dijera algo como eso, ni mucho menos. ¿Entonces? Tal vez cuando fotografíes algo en este parque… esa pasión que había dentro de ti se vuelva a encender… ¿no te parece?-
-Tal… tal vez…- dijo ella, un poco dudosa. Pero la idea sonaba tentadora, tenía que admitirlo.
-Tan sólo prométeme que lo pensarás, ¿de acuerdo?- él le hizo un guiño de tal manera, que Tomoyo no pudo negarse. Asintió torpemente y desvió la mirada. La fija mirada de Touya Kinomoto la turbaba un poco.
-Me consideraré bien servido con esa promesa. Ahora, creo que podremos regresar, es algo tarde- comentó mientras miraba su reloj- y no quiero que la señora Sonomi me reprenda por no dejar en casa a su hija en una "hora decente"- imitó la severa voz de Sonomi en las últimas dos palabras. Segundos después él y Tomoyo estaban riendo a carcajadas.
De todas las partes de la cita, la más difícil fue la despedida; al menos para Touya Kinomoto. Soltar la dulce mano de Tomoyo y emitir un gesto de despedida le pesó demasiado. Hacía mucho que no disfrutaba tanto la compañía de alguien. El aire fresco y juvenil de la joven Daidouji le sentaba muy bien. Escucharla hablar, aunque fuera de un tema sin mayor trascendencia, representaba un espectáculo que turbaba sus sentidos: su sonrisa, sus gestos, sus cabellos, sus expresivos ojos y su aroma… su dulce aroma. Se sentía tan a gusto en su compañía que estuvo tentado a preguntarle si podrían salir de nuevo.
Pero algo dentro de sí le gritó que eso no estaba bien. Tal vez Tomoyo pensara otra cosa. ¿Otra cosa? ¿Qué "otra cosa" pensaría? Tan sólo quería pasar tiempo con ella… "pasar tiempo con ella" eso se escuchaba a propuesta indecente. ¿Propuesta indecente? Meneó su cabeza a manera de negación. "Oh Touya, ya hasta se te olvidó cómo es estar soltero, ¿no?".
Al llegar a su casa, se desplomó en el sillón de la sala. Se quedó mirando el cielo raso por varios minutos. Repasaba con detenimiento cada minuto vivido en la "cita" de hoy. Porque más allá de esa dulce sonrisa, de esa atrapante mirada y de esos sedosos cabellos; había una chispa de tristeza, una llamita de melancolía. Ella lo disimulaba muy bien, pero para personas que la conocían de toda la vida, no era tan difícil notarlo. ¿Lo habrá notado su hermana? Tal vez, aunque Sakura normalmente no es muy buena en notar estados de ánimos de la gente. Y, como es Tomoyo, disimularía para que no se preocupara. A Tomoyo no le agrada preocupar a la gente que quiere.
Se detuvo en seco ¿desde cuándo conocía a Tomoyo tanto? Se sorprendió a sí mismo adivinando cómo reaccionaría Tomoyo ante una situación X. En realidad nunca conoció a fondo a Tomoyo, a pesar que Sakura siempre mostró predilección por ella. Desde pequeñas eran las mejores amigas. De cierta manera, Touya vio crecer a Tomoyo justo como vio crecer a Sakura. Y hoy por primera vez notó que, lo mismo que su hermana, Tomoyo se había transformado en una joven mujer.
Pero seguía existiendo esa tristeza en su mirada. ¿Qué la habría causado? Lanzó un hondo suspiro mientras dirigió su mirada hacia unas fotos que tenía colocadas en la pared del pasillo contiguo a su cuarto. En la primera se encontraba la familia Kinomoto: su padre, Sakura y él. La segunda foto pertenece a su madre; Nadeshiko Kinomoto, quien sonreía con esa mezcla de inocencia y sensualidad característica de ella. Y la tercera y última foto, se encontraban Sakura y Tomoyo, cuando apenas entraban en la adolescencia. Su hermana casi no ha cambiado, sigue teniendo esa mirada inocente que encanta a cualquiera. Pero ahora Touya presta atención a la niña que está a la izquierda de su hermana. No puede dejar de pensar en lo mucho que ha cambiado. En la inocencia que se refleja en sus ojos. Una inocencia feliz… libre de preocupaciones. Tan diferente a su mirada actual. Más madura, pero a la vez más fría y distante.
-Conoceré qué hay detrás de esa mirada…- se propuso silenciosamente con una determinación que le sorprendió a sí mismo-… lo conoceré, Tomoyo…-
CONTINUARÁ
Weno el capítulo tres. Antes que nada mil disculpas, andaba sin computadora. Pero ya volví, y ahora estoy dispuesta a terminar con todas esas historias que tengo sin terminar. Que la inspiración es mucha pero el tiempo es poco. Y más ahora que estoy por terminar el curso escolar. Pero ya trataré de organizarme y de darme tiempo para todo.
Por lo pronto espero que les haya gustado este capítulo… que se escribió solito. Muchas gracias a todos por sus lindos reviews y me alegra que la historia les esté gustando. Espero no defraudarlos.
Por cierto, este capítulo va dedicado con muchísimo cariño a mi linda Tay xD que me echó porras desde el principio. Gracias lindura ^-^
