Maldito el momento en que se me ocurrió coger esta estúpida clase, mi
padre me dijo que lo hiciera, por supuesto, es un firme creyente en eso de
que debes conocer al enemigo.
Maldita profesora Spectum y sus estúpidas ideas, ¿a quien se le ocurre hacer una obra de teatro?.
¿Romeo?, vaya nombre mas tonto, desde luego todos los muggles merecerían estar muertos y el capullo que escribió este tocho aun más, preferiría estar con la repipi de Granger en aritmancia, que no aquí soportando a esta pandilla de desarrapados.
Me voy a un rincón mas tranquilo para empezar a ojear mi papel, después de todo no parece tan ... ¡¡¡POR MERLÍN!!! ¿No pueden esas escandalosas de quinto curso parar de dar vueltas alrededor de la pobretona Weasel gritando "Ginny eres Julieta, eres Julieta"? ¿Quién será esa Julieta? Bahh, me da igual.
Sigo leyendo el guión y al llegar a determinada parte un sudor frió cubre mi espalda, levanto la vista del libro y miro a mi alrededor, menos mal que estoy sólo. Empiezo a entender las miradas y las sonrisitas, todos lo sabían y yo ... yo he estado haciendo el idiota.
Suspiro abrazándome las rodillas, apoyando mi cabeza sobre ellas con los ojos cerrados. Por un solo instante me permito ser yo, ser sincero conmigo mismo y reconozco mi miedo, mi absoluto terror al saber que tendré que besarla y lo peor, que tendré que dejar de hacerlo, pues esto es sólo una estúpida obra de teatro y en ningún momento será realmente mía.
Río, una risa fría y cruel, una risa que me mande de regreso a la realidad, a una realidad en la que nunca podré tomar su mano, porque somos enemigos. Miro el libro que reposa a mi lado y acaricio la tapa con los dedos, quizás al fin y al cabo el amigo Shakespeare sabia lo que decía y la señorita Spectum tiene un fantástico sentido del humor.
Sigo allí un instante disfrutando de la soledad y el silencio, quebrado por unos suaves pasos a mis espaldas. No quiero volverme, no estoy para nadie, quiero seguir aquí un rato mas, perdido en mis lúgubres pensamientos.
Alguien se ha arrodillado frente a mi, alguien que roza con suavidad mi barbilla, alguien que tiene mi corazón y mi alma en la palma de su pequeña mano.
- ¿Sabes lo que mas me gustara de hacer esta obra, pelirroja? – murmuro mirándola mientras ella niega. – Que podré besarte delante de todo el colegio, sin que nadie sospeche nada.
Ginevra me mira, sonriendo levemente y sin apartar sus dedos de mi cara me besa, como solo ella sabe hacerlo, de esa manera lenta y dulce y al sentir su beso, en ese rincón olvidado del teatro de Hogwarts, por un momento, por un solo instante me permito creer, tener la esperanza de que en nuestro caso, si seria posible, que nosotros a diferencia de los chicos venecianos, podríamos conseguirlo.
Maldita profesora Spectum y sus estúpidas ideas, ¿a quien se le ocurre hacer una obra de teatro?.
¿Romeo?, vaya nombre mas tonto, desde luego todos los muggles merecerían estar muertos y el capullo que escribió este tocho aun más, preferiría estar con la repipi de Granger en aritmancia, que no aquí soportando a esta pandilla de desarrapados.
Me voy a un rincón mas tranquilo para empezar a ojear mi papel, después de todo no parece tan ... ¡¡¡POR MERLÍN!!! ¿No pueden esas escandalosas de quinto curso parar de dar vueltas alrededor de la pobretona Weasel gritando "Ginny eres Julieta, eres Julieta"? ¿Quién será esa Julieta? Bahh, me da igual.
Sigo leyendo el guión y al llegar a determinada parte un sudor frió cubre mi espalda, levanto la vista del libro y miro a mi alrededor, menos mal que estoy sólo. Empiezo a entender las miradas y las sonrisitas, todos lo sabían y yo ... yo he estado haciendo el idiota.
Suspiro abrazándome las rodillas, apoyando mi cabeza sobre ellas con los ojos cerrados. Por un solo instante me permito ser yo, ser sincero conmigo mismo y reconozco mi miedo, mi absoluto terror al saber que tendré que besarla y lo peor, que tendré que dejar de hacerlo, pues esto es sólo una estúpida obra de teatro y en ningún momento será realmente mía.
Río, una risa fría y cruel, una risa que me mande de regreso a la realidad, a una realidad en la que nunca podré tomar su mano, porque somos enemigos. Miro el libro que reposa a mi lado y acaricio la tapa con los dedos, quizás al fin y al cabo el amigo Shakespeare sabia lo que decía y la señorita Spectum tiene un fantástico sentido del humor.
Sigo allí un instante disfrutando de la soledad y el silencio, quebrado por unos suaves pasos a mis espaldas. No quiero volverme, no estoy para nadie, quiero seguir aquí un rato mas, perdido en mis lúgubres pensamientos.
Alguien se ha arrodillado frente a mi, alguien que roza con suavidad mi barbilla, alguien que tiene mi corazón y mi alma en la palma de su pequeña mano.
- ¿Sabes lo que mas me gustara de hacer esta obra, pelirroja? – murmuro mirándola mientras ella niega. – Que podré besarte delante de todo el colegio, sin que nadie sospeche nada.
Ginevra me mira, sonriendo levemente y sin apartar sus dedos de mi cara me besa, como solo ella sabe hacerlo, de esa manera lenta y dulce y al sentir su beso, en ese rincón olvidado del teatro de Hogwarts, por un momento, por un solo instante me permito creer, tener la esperanza de que en nuestro caso, si seria posible, que nosotros a diferencia de los chicos venecianos, podríamos conseguirlo.
