Instintos

Cap. 4.

El tiempo pasaba deprisa, ya habían pasado dos semanas desde que se anunciase el compromiso del futuro heredero del Clan de Los Lagos con el heredero del Clan de Oz y la fecha ya se les echaba encima. Se decidió no tocar más el tema del compromiso, por ahora, el Festival era lo más importante, en el Clan de Los Lagos los preparativos para el Festival del Sol estaban por terminar, solo quedaban unas semanas para el comienzo, todos los alimentos y las bebidas estaban siendo almacenadas, las diferentes pieles habían sido ya preparadas para las diferentes funciones que harían (adornos, ropa de cama o de abrigo, etc.), y la preparación del altar donde se efectuarían los ofrendas a los Dioses, se estaban ultimando los últimos retoques. Se había hecho hacer, según órdenes del Jefe Nazca, varias decenas de tiendas provisionales, que albergaría a los diferentes Clanes durante el transcurso del Festival, éstas estaban próximas a la zona del Festival y a los diferentes riachuelos que rodeaban al poblado formando un semicírculo entre el río principal del poblado y la zona del altar de celebración, quedando las cabañas del poblado varios metros más alejadas. Estas construcciones provisionales hechas de tronco y pieles, podían albergar a unas seis personas y consistían en una zona de descanso con pieles gruesas a forma de cama y una zona comedor y sala, tapizada de cañas a modo de tapiz siendo separadas ambas zonas por una piel enorme. Cada Clan disponía de tres cabañas para sus propios miembros. Todos y cada unos de los miembros hasta los más pequeños del clan estaban atareados con algo que hacer, querían que ese año fuese especial, el Festival del Sol organizado por el Clan de Los Lagos tenía que ser inolvidable para todos ellos. Tan solo dentro de varios días empezarían a llegar los primeros miembros de los Clanes vecinos y todo debía de estar listo para entonces.

- Estoy destrozado, - se quejaba un joven de larga trenza castaña y unos curiosos ojos violetas -llevo una semana trabando sin parar, me duelen todo los músculos del cuerpo, como siga así no va quedar nada de mí, estoy reventado, será posible, una persona de mi gran valía y belleza no se le puede obligar a trabaja de esa manera es insano, que pensaran de mi cuando vean mis manos llenas de cayos soy... - Vale, vale Duo, ya hemos comprendido que al señorito no le gusta trabajar, todo el mundo esta igual que tú, no eres el único – interrumpió la palabrería de Duo – todos estamos trabajando muy duro para que salga todo a la perfección – comentó cansada Hilde. - Hilde tiene razón Duo, todo el mundo esta cansado, solo faltan varios días para que los primeros asistentes a la ceremonia lleguen – dijo Quatre sentándose en la orilla del arroyo al que acudían cuando tenían tiempo para descansar. - Lo siento, jajaja, solo era broma ya sé que no soy el único pero a veces pienso que padre me más trabaja a mí que a los demás, creo que se tomo muy enserio lo que le dije sobre aceptar mis responsabilidades, jajaja. – dijo Duo fingiendo pena. - Jajajaja, eso te pasa por hablar demasiado Duo – se burlo su hermana menor sacándole la lengua en forma de burla. - jajajaja, creo que tienes razón, siempre me pasa por hablar demasiado, pero no me arrepiento, se lo prometí a padre y pienso cumplirlo, menos mal que al menos podemos aprovechar momentos como este. Después de un día duro no hay nada mejor que relajarse en nuestro lago secreto, ¿verdad chicos?. - Si tienes razón – dijeron los demás hermanos. - Duo, ¿es verdad que encontraste tú este escondido lago? – preguntó Yune. - Si es verdad, un día de caza, cuando iba persiguiendo una presa se escondió dentro del bosque, la fui siguiendo dando vueltas hasta que llegué aquí, al ver éste lugar me quede sorprendido incluso se me olvidó que estaba en medio de una abatida de caza, jajajaja , me quedé toda la tarde bañándome hasta el anochecer, ese día padre se enfadó muchísimo, pensó que me había pasado algo durante la cacería. Desde entonces de vez en cuando venía aquí para relajarme hasta que me descubristeis, eh?? listillos, era mi lugar secreto pero os disteis cuenta – comentó aparentado enfado. - Sabíamos que te escapabas casi todos los días –dijo Quatre – pero no sabíamos a donde, ¿es que no nos lo ibas a decir? No confías en nosotros. – sugirió apenado. - Claro que no tonto, era broma, os lo hubiera dicho tarde o temprano – se defendió Duo.

Mientras conversaban los jóvenes animadamente estos se bañaban en el lago. Solían juntarse después de terminar las tareas que se les daba a lo largo del día, era el mejor momento del día, según decían, el momento que podían estar juntos sin que nadie los molestara. Hilde estaba recostada semisentada apoyada en una piedra sobresaliente en el centro del lago, donde le cubría el agua a la altura del pecho, por otro lado Duo y Yune jugaban a salpicarse y a sumergirse dentro del agua, en cambio Quatre estaba nadando tranquilamente alrededor de los chicos y de tanto en tanto se acercaba a Hilde para conversar con ella. En la orilla del lago se podía apreciar la ropa de los jóvenes junto con varias canastas de frutas y varias pieles que les servirían para secarse después. Desde niños siempre había permanecido muy unidos, incluso sabiendo que dos de ellos no tenían la misma madre, por ello nunca tuvieron problema ni vergüenza en bañarse desnudos, para ellos era de lo más normal siendo hermanos. Les gustaban bañarse desnudos con el pelo suelto sintiendo como el agua les recorría todo el cuerpo, era una sensación muy agradable y relajante, aunque solo lo hacían cuando estaban solo ellos y sabiendo que aquel lago no lo conocía nadie más.

Mientras nadaban y hablaban no se dieron cuenta que alguien se estaba acernado al lago.

- Uffff Heero espera, no vayas tan rápido, te he dicho que por aquí no hay nadie, esta zona está deshabitada, el poblado del Clan de Los Lagos está más al Oeste. - ssssssshhhhh! Cállate, creo que he escuchado algo. - Que vas escuchar seguro que alguna bestia a la que has asustado, llevamos tres horas caminado a pie, no debimos dejar a los tigris a las afueras del bosque seguro que alguien nos los van a quitar. - Quieres dejar de quedarte de una vez, pareces una mujer consentida – dijo con disgusto – debes comportarte como el futuro líder del Clan, te estas volviendo un debilucho. - ¿Debilucho?, ja, no me hagas reír, solo te digo que no veo el porque tenemos que rastrear este bosque si habíamos quedado que nos dirigiríamos al poblado de Los Lagos para descansar y buscar información sobre el clan del Norte. - Es ya lo sé, es solo que tengo un presentimiento, sé que aquí encontraremos algo interesante. - Si si lo que tu digas lo único que encontraremos será que nos convertiremos en la cena de algún animal salvaje de la zona. - Deja de quejarte y sígueme, pero cállate se oye unos ruidos detrás de esos árboles. - Te he dicho que no me estoy quejando solo... – fue interrumpido por la mano de Heero que le tapó la boca - ... ¿pero que pasa? ... – miró sorprendido mirando la cara de sorpresa que tenía Heero que miraba en dirección contraria a él, en dirección a donde Heero había comentado anteriormente, hacia esos árboles. La mirada de Heero era un poema, durante todos los años que habían vivido juntos nunca le había visto una cara de sorpresa como aquella. Curioso por saber que era lo que le había sorprendido tanto a Heero se giró hacia donde aún un sorprendido Heero seguía mirando. La cara de Trowa cambió de la misma manera que le cambió la cara a Heero, lo que tenía frente a él no podía ser cierto, debían de estar soñando estando despiertos. Allí a solo unos metros delante de ellos, un grupo de chicas se estaban bañando desnudas dentro de un lago. No sabían cuál de ellas era la más hermosa. Dos de ellas estaban hablando recostadas en unas piedras en el centro del lago, el agua les cubría hasta el pecho por lo que no se les podía ver el pecho incluso siendo cubierto por la larga melena que poseían. Una con el pelo larguísimo de color oscuro casi violeta igual que sus ojos estaba sentada de frente a ellos y la otra también con el pelo larguísimo del color del oro y unos ojos azules como el mar estaba de perfil. Un poco más alejadas de esas chicas se encontraban dos chicas que jugueteaban dentro del agua, se salpicaban la una a la otra mientras sus largas melenas se esparcían por delante y detrás de ellas por toda la superficie del lago como una fina tela. A la que se le veía de frente era a simple vista la más joven de ellas con el cabello igual de rubio que la que estaba recostada en las rocas y unos ojos de un azul-verdoso preciosos, en cambio la que estaba despalda solo se le había podido apreciar el larguísimo pelo color chocolate. Todas ellas se les podían prever una esbelta figura y unas facciones finas y hermosas. El sonido de sus voces parecía el canto de las ninfas, dulces, melódicas y alegres, toda una visión irreal. Heero no salía de su asombro de la misma modo que Trowa, durante el transcurso de sus vidas nunca había visto a unas chicas de igual belleza, con razón decían que en esa zona de la región no se podían comparar la belleza de sus mujeres. Ahora ya tenían prueba de ello.

- Hee... Heero, estas viendo lo que yo estoy viendo o estoy soñando despierto. Dijo un Trowa embobado por la visión. - Shhhhhhhhh, no hagas ruido que te van a escuchar. – susurró un sorprendido Heero mientras no despegaba su vista de las muchachas (o eso creía, jajaja). Cre... creo que no estas soñando... porque yo también las estoy viendo, aunque si estamos soñando no me importaría soñar para siempre. - No decías que no te interesaban las mujeres, que lo importante era ser el más fuerte y que las mujeres solo te distraerían de tus obligaciones. - Cualquier hombre puede cambiar su opinión, ¿no? – dijo sonrojado, intentando excusarse. - Si, lo que tu digas. Jamás había visto a unas preciosidades como esas, tengo que conocerlas – dijo levantándose de su escondite con la intención de acercarse al lago. - Estas loco – dijo cogiendo a Trowa por el brazo tirando de él con tal fuerza que cayeron los dos al suelo haciendo que las ramas de los arbustos que los cubrían crujiesen.

- Crrrraaaaaccckkkkk - - ¡Que ha sido eso! – comentó preocupado de repente Duo, volviéndose a sus hermanos que estaban en las rocas. - Creo que han sido allí en esos arbustos de allí – dijo Quatre introduciéndose en el agua señalando la zona donde de escondían Heero y Trowa para que no fuesen descubiertos. - Debe de haber alguien allí Duo, será mejor que nos vayamos – sugirió una asustada Hilde. - ¿Qué ocurre? – pregunto Yune que no se había percatado de nada. - Salir del agua – dijo Duo en tono autoritario - Quatre, coge a Yune y a Hilde y marchaos al poblado. - Y tú Duo, que vas hacer, no puedes quedarte aquí solo, y si es algún enemigo o un animal salvaje, no puedes quedarte solo – le dijo Quatre a Duo preocupado. - No te preocupes Quatre solo voy asegurarme que no hay nadie, no estoy dispuesto a que nadie averigüe este lugar y no podamos volver más. - Entonces me quedaré contigo Duo, puedo ayudarte, quedarte tu solo puede ser peligroso - No Quatre tu tienes que llevarte a las chicas al poblado. - No Duo, es mejor que Trowa se quede contigo, nosotras volveremos solas, no pasa nada, estaré más tranquila si Quatre te acompaña. - Esta bien Hilde, que venga conmigo Quatre, pero ir con cuidado, vale. - Si no te preocupes, ir con cuidado, si tardáis mucho le pediré a Rashid que venga a buscaros, ¿vale?. -¿Vale?, pero ahora marcharos, rápido.

En esos, los cuatro jóvenes salían rápidamente del agua en busca de sus ropas para vestirse. Las dos chicas se dirigirían para el poblado mientras los dos chicos que quedarían para defender su territorio privado. En esos momentos un poco más alejados, dos jóvenes discutían entre si, por la torpeza que habían cometido. - Has visto, por tu culpa nos han descubierto, en que estabas pensando baka, en salir y decir, "hola chicas somos del Clan Heavyarms y venimos a conoceros" mientras están desnudas bañándose.- le increpó enfadado - Lo siento no sé que me paso – intento disculparse – es solo que no quería perder la oportunidad de conocerlas, ¿y si una de esas chicas fuera la persona especial que buscábamos?. Llevamos varios días recorriendo poblados y aún no he sentido nada especial por las chicas que hemos conocido. – dijo Trowa apesadumbrado. El tiempo se les estaba acabando y aún no habían conocido a la persona con quien se comprometería. - Eso ya lo sé, pero no se puede asaltar a una mujer mientras se esta bañando, no olvides que estamos atentando contra su privacidad, como crees que les sentaría. - Tienes razón, me he comportado como un bruto, es que por un momento al ver a la chica rubia de las rocas he sentido algo muy extraño, no sé, como si un imán me atrajese hacia ella. - ¿La chica rubia? – pregunto interesado Heero, con una sonrisa cínica. - Si la rubia de ojos azules que estaba en las piedras del centro del lago, aunque estaba de medio lado pude ver que era preciosa, dulce, frágil, hermosa... - Vaya Trowa, creo que esta vez si te dio fuerte, no hace ni cinco minutos que la has visto y ya estas loco por ella, jajaja.- dijo mirando a su primo que tenía el rostro sonrojado. - Puede que si – se defendió Trowa – pero aseguro que a ti tampoco te han dejado indiferente alguna de ellas, jajaja – sonrió al ver que el rostro de su primo también se enrojecía por el comentario. - Eso no es asunto tuyo Trowa así que cállate.

Mientras discutían ocultos por unos arbustos en la zona un poco más elevada de lago donde habían descubierto a las supuestas muchachas, tanto Trowa como Heero no se habían dado cuenta que ambos chicos del Clan Los Lagos se habían vestido y se acercaban por el lado derecho sin hacer ningún ruido y con los cuchillos en la mano.

- Mierda, se han ido – dijo Trowa al levantarse de su escondite mirando hacia momentos anteriores estaban aquellas bellas muchachas bañándose para luego volverse a agachar. - ¡Que, se han ido!, mierda, por tu culpa Trowa – gruño Heero. - Tranquilo hombre de hielo, seguro que las volveremos a ver, si descubrimos a que poblado pertenecen – miro a Heero con una mirada de resignación. No tiene que ser de muy lejos. - Seguro que con la suerte que tengo no vuelvo a ver a la muchacha de pelo castaño que estaba en el agua- pensó para si mismo, pero sin darse cuenta que lo había dicho en voz alta. - ¿Chica del pelo castaño que estaba en el agua?- dijo en tono burlón a su primo. - Upss! ¿Mierda lo he dicho en voz alta? - Si primito, creo que ya era hora que dieses signos que tienes corazón, empezaba a preocuparme. - No te burles Trowa. - No me burlo, así que te gustó la morena del agua, ¡genial! No la vi muy bien pero... - Claro que no la viste bien, - interrumpió Heero - estabas embobado con la rubita que estaba en las piedras... - Eh eh! tranquilo, solo digo que me alegra que no sea la misma chica que a mí me gusto, no me gusta compartir lo que es mío, jajajaja.

- ¡Tuyo!¡Tuyo!, con que derecho te crees que tienes para decir que es tuya. Maldito descerebrado machista. Y tú proyecto de guerrero que no sabe ni utilizar la tinta para pintar que acaba de tirársela por encima como los niños pequeños ( lo dijo por los tatuajes, jojojo) – gritó colérico Duo al darse cuenta que esos dos extranjeros hablaban de sus hermanos - ¿Y a quien le dice rubita, eh, pedazo de alcornoque con patas?. - Duo tranquilízate, pueden ser peligrosos – intentó retener Quatre a su hermano cogiéndolo por los brazos. Habían oído la última conversación de los chicos del Clan Heavyarms– no es conveniente hacerlos enfadar.

Tanto Heero como Trowa se habían girado sentados en el suelo de forma repentina al oír a alguien gritar enfadado, no se habían dado cuenta que alguien se les había acercado mientras discutían. Los rostros de los dos chicos Heavyarms eran de sorpresa, primero por verse descubiertos tan fácilmente (menudos guerreros) y segundo porque delante de ellos se encontraban las dos muchachas más hermosas que habían visto en su vida. "Son las chicas que estaban hace un momento en el lago" – pensó Heero que aún no salía de su asombro – "esos ojos violetas son hermosos". - ¿Pero que dem....? – intentó decir Trowa viéndose sorprendidos. -¿¡Se puede saber a quien demonios estabais espiando, par de degenerados!? – preguntó un enfurecido Duo, dirigiéndoles una mirada de reproche. - Nosotros no... no teníamos intención de... lo sentimos ... yo.. – intentó disculparse un sonrojado Trowa. Se sentían de lo más estúpido, era una situación muy embarazosa para ambos. - ¿No tenían intención de que?, como intenten poner un solo dedo en mis hermanas os juro por mi honor que os mataré con mis propias mano – acusó Duo a los chicos mostrándoles el cuchillo que llevaba en la mano. Durante todo ese momento Heero no dijo ninguna palabra, seguía aún en estado de shock, ver a esa muchacha le había sorprendido demasiado, nada más verla tubo una sensación muy extraña, sentía que su cuerpo ardía y por una extraña razón no podía aclarar el torbellino de pensamientos que rondaban por su mente sobre las muchachas que tenía ahora delante de él. - Espera un momento chica – dijo Heero saliendo del trance provocado por la situación – no teníamos intención de espiar a nadie, solo caminábamos por el bosque cuando oímos unos ruidos extraños. – intentó defenderse. - ¡¿Chica?!, a quien le dices chica, maldito mono pintado de tinta, el que lleve el pelo largo no me hace ser una chica, ¡estúpido!, ¡soy un chico es que no tienes ojos en la cara!.- gritó colérico mientras era detenido por Quatre en un intento de golpear al joven de ojos cobalto. - Duo cálmate, lo siento es que esta muy alterado pues... – habló Quatre intentando calmar los ánimos. - ¡¡¡¡¡¡¿UN CHICO?!!!!!! – exclamaron los dos chicos a la vez.

Con todo el jaleo y discusión que se había formado, no se dieron cuenta de un principal detalle, las supuestas chicas que estaban en el lago y que habían captado su atención, se habían acercado ellos sin darse cuenta viendo que se habían equivocado al suponer que eran mujeres y no hombres como lo que eran. Allí delante de ellos se encontraban dos jóvenes con el pelo suelto escurriendo agua por sus cuerpos e intentando ajustarse la vestimenta que traían mal colocada por las prisas de ser descubiertos. El chico de cabellos castaños y ojos violetas los miraban furiosamente mientras era contenido por el otro joven de cabellos rubios y ojos celestes, su mirada era de preocupación y de vergüenza por la situación. Los jóvenes Heavyarms no entendían como no se había dado cuenta de ese detalle, estaban tan absortos en contemplar a aquellas supuestas chicas que no se habían dado cuenta que eran hombre. La belleza de esos chicos era increíble aún sabiendo que eran hombre no dejaban de observarlos y admirarlos, algo dentro de ellos había cambiado algo les atraía fuertemente hacia esos desconocidos muchachos, aunque la reacción de Heero y Trowa no fue la misma. - ¡A quien le llamas mono pintado! – gritó Heero. Estaba enfadado, no con el joven que le había gritado minutos antes sino con él mismo, se sentía frustrado, por primera vez se había sentido atraído por alguien y resulta ser un hombre. No podía permitirlo, no quería admitir que aún sabiendo que era un hombre sintiera lo que sentía.- ¡Con quien te crees que estas hablado niñato!.- dijo levantándose del suelo para encarar al joven que le había insultado. - ¿Ni...niñato? – dijo temeroso Duo al ver que Heero se ponía de pie y le enfrentaba.

Hasta esos momentos los chicos del Clan Heavyarms habían permanecido sentados pero al levantarse Duo pudo comprobar Heero le sobrepasaba en altura y además era mucho más corpulento que él se le notaba que era un perfecto guerrero y su compañero igual. En ese momento se arrepintió de todos los insultos que le había dicho, seguramente le mataría por el atrevimiento. - A ... a quien le dices niñato – le increpó Duo intentando no parecer cohibido por Heero Quatre al ver la actitud violenta de Heero se interpuso en medio para que no se peleasen, algo en su interior le dijo que ese joven no haría daño a Duo sentía que ese joven estaba confundido por algo y se imaginaba el porque. - Heero tranquilízate, no hemos hasta aquí para pelearnos, ¿no?- miró extrañado a su compañero por el comportamiento tan raro de él- Duo, ese es tu nombre ¿verdad? – miró hacia el chico de ojos violetas viendo que asentía afirmativamente – no fue nuestra intención molestaros en serio, lo que te dijimos es verdad, venimos del Clan Heavyarms para buscar información sobre los miembros del Clan del Norte que se han visto en tierras de Oz. - ¿Miem... miembros del Clan del Norte?¿en tierras del ... del Clan Oz? – preguntó un indeciso y asustado Quatre. - Ocurre algo, sabéis algo referente a ese tema. – pregunto Trowa al ver la expresión de preocupación del joven rubio. - ¿Quiénes sois? y ¿qué hacéis aquí?, estas tierras pertenecen al Clan de Los Lagos y los extranjeros no pueden estar en ellas. – dijo Duo a la defensiva. - Ya te lo hemos dicho, baka, somos del Clan Heavyarms y hemos venido para hablar con el Jefe del Clan de Los Lagos para buscar información sobre el Clan del Norte. – dijo secamente Heero. - Que sois del Clan Heavyarms ya lo sé, pero quien dice que me decís la verdad, listo – contestó Duo de forma burlesca – no tengo por que fiarme de vosotros. - Tienes razón Duo, no tienes que fiarte de nosotros pero debes creernos, ah! Por cierto, siento el comportamiento tan grosero de mi primo – dijo dedicando una hermosa sonrisa para tranquilizar a ambos chicos – mi nombre es Trowa y mi compañero el hombre de hielo es mi primo Heero del Clan Heavyarms – dijo bromeando extendiendo la mano para saludar a los jóvenes. - Ah, esto... yo, soy Quatre y él es mi hermano mayor Duo del Clan de Los Lagos - se adelantó sonrojado Quatre extendiendo su mano para coger la mano de Trowa a sí romper el ambiente tenso que se había formado. En el momento en las dos manos de tocaron una descarga de energía les recorrió todo el cuerpo, miles de sensaciones explotaron dentro de ellos quedándose mirando fijamente, perdiéndose en los ojos de cada uno. Duo al percibir que algo le ocurría a su hermano se acerco a Trowa para saludarlo así romper el contacto que tenía Trowa con la mano de Quatre. Seguramente Quatre había percibido algo en Trowa gracias a su don. - Hola Trowa, ¿no? – dijo Duo mirando sorprendido y divertido el sonrojo de las mejillas de Quatre y Trowa. - Ehh... ah.. si... hola Duo – dijo intentando ocultar su incomodidad al ver descubierto los sentimientos que Quatre le producía, por Duo. – Esto Heero no vas a saludar. - Hn – fue la única repuesta que obtuvo de su primo. - Así que venís de vuestro Clan para hablar con el Jefe Nazca. – dijo Duo desconfiando. - Si, nos podrías llevar hasta vuestro Jefe, es importante que podamos hablar con él. – comentó Trowa. - No sé si me tengo que fiar, os acabamos de conocer y no muy gratamente, a lo mejor nos estáis mintiendo y solo queréis que os llevemos a nuestro Clan para después atacarlo... - No Duo – interrumpió a su hermano – sé que dicen la verdad – dijo mirando a Trowa sin poder evitar que se sonrojara. - ¿Estás seguro Quatre? - Si estoy seguro Duo, lo he sentido, puedes estar tranquilo. - Esta bien si tú lo dices te haré caso. - A que ha venido todo eso – dijo Heero irónicamente – es que acaso es adivino, ja. - No te rías de lo que no conoces, patoso – increpó molesto Duo a Heero – Quatre puede percibir más cosas de las que TÚ nunca podrás percibir aunque vivieses tres vidas juntas tarugo. - A quien le llamas patoso y tarugo, eh? enano. – dijo echando chispas por los ojos. Ese muchacho lograba sacarle de sus casillas sin saber porque, cosa que nadie había logrado hasta ahora. - ¡Vale ya Heero! Deja de comportarte como un chiquillo, me sorprendes que te comportes de esta manera, no eras tú el hombre maduro, equilibrado y con un gran sentido del deber, ¡se puede sabes que coño te pasa! – dijo Trowa dando por zanjada la discusión de los dos chicos. - ¡Déjame en paz Trowa, eso no es asunto tuyo! maldición, esto no puede estar pasándome a mí, argggghhh – dijo esto último en voz baja. - Será mejor que nos tranquilicemos todo, ¿vale Duo? – dijo Quatre como mediador – será mejor que nos dirijamos al poblado, Hilde debe de estar preocupada al ver que tardamos. Trowa y Heero podéis venir con nosotros al poblado, allí os llevaremos ante el Jefe Nazca, él sabrá que hacer. - Me parece bien Quatre – se giro para mirar a Quatre- pero debemos regresar por los tigris que dejamos en la entrada del bosque, allí tenemos nuestras pertenencias y la carta de nuestro Clan para el Jefe Nazca. - De acuerdo os acompañaremos hasta vuestros tigris y de allí os guiaremos hasta el poblado – dijo Duo - ¿dónde los dejasteis? - Están en la entrada del bosque arriba de la colina donde el río de divide en tres para adentrarse en el bosque – cometo Trowa viendo como su primo estaba en silencio pensando en sus cosas. - Debe ser la entrada del sauce dorado – dijo Quatre a su hermano. - Si debe ser por allí... le dijo a su hermano. - Si había un gran sauce a la entrada del camino. – dijo sorprendido al ver como los chicos conocían la zona. - De ser esa la entrada, será mejor que vayamos por la gruta del viejo río – les comentó Duo a los demás. Será mejor que nos pongamos en marcha, el camino será un poco largo. De ese modo partieron los muchachos en dirección a la entrada del Sauce Dorado, durante todo en transcurso del viaje fueron en silencio, cada uno pensando en las emociones que habían sentido al conocer a los otros chicos. Por un lado Quatre no podía negar que se sentía atraído por Trowa, le parecía muy atractivo, esos tatuajes que llevaba en su pecho y brazos le hacían verse salvaje y apasionado una mezcla entre lo prohibido y lo permitido, le gustó a primera vista. Cuándo se dieron la mano percibió que había conocido a su media naranja, solo tenía una duda, ¿Trowa sentiría lo mismo? Con su don solo llego a percibir que Trowa sentía un cierto aprecio, no lo consideraba como un enemigo, eso le daba una esperanza para poder intentar ser algo más para el joven de ojos verdes. Duo, estaba muy confundido, una parte de él sentía rabia, le había dolido la manera tan fría y desconsiderada que le había tratado Heero, le hacía sentir extraño, hasta ahora nunca le había importado saber lo que la gente opinaba de él, pero con Heero era diferente, quería mostrarse ante él como alguien fuerte, con valor y capaz de proteger a los suyos, acababa de conocerlo y tenía la sensación de saber que lo que ese joven de ojos cobalto pensara de él sería muy importante. Por otro lado tampoco pudo negarse que ese joven le parecía muy atractivo, su cuerpo era perfecto. Alto, moreno de músculos bien marcados y una mirada muy penetrante y atrayente. Trowa no dejaba de pensar en lo que había ocurrido, en un principio se pensó que Quatre era una mujer y creyó que se había enamorado a primera vista de ella, pero cual fue su sorpresa que al saber que era un hombre, ese sentimiento que había nacido tan imprevisto no había cambiado para nada. Seguía enamorado de él, a pesar que en su clan no había impedimento en haber enlace entre personas del mismo sexo se sentía extraño. Jamás le había pasado nada parecido. Igual que le dijo a su madre en una ocasión, cuando tuviera a la persona especial delante de él lo sabría, y ese momento había llegado, estaba seguro. Aún así había algo que lo detenía, ¿sería que el joven de cabellos como el oro y ojos celeste no se sentiría atraído hacia él? Por un momento creyó que si pero no estaba seguro. ¿Aceptaría a comprometerse con él y marchar de su poblado para irse con él?, apenas se acababan de conocer. Heero era el que más confuso estaba, no es que no aceptase las relaciones entre hombres es lo que jamás pensó que le ocurriría a él. En un principio al pensar en aquella chica de pelo castaño y ojos violetas (que supo más tarde) no le hubiese importado comprometerse con ella, era hermosa muy atractiva, se veía dulce, cariñosa y alegre, cualidades que le gustaban, pero al saber que era un hombre le parecía extraño, seguía pensando los mismo pero algo le molestaba. Además tan bien había comprobado que tenía un carácter explosivo, charlatán y testarudo, aunque en el fondo también le gustó esas cualidades. Una relación con una persona así seguro que no perdería el interés, sería interesante. Odiaba a las personas que intentaban complacerlo a toda costa, perdiendo toda personalidad, a él le gustaba que le rebatiesen las cosa, no quería un sirviente como pareja quería a alguien con quien hablar y discutir si era necesario y seguro que con ese chico podría hablar y discutir por mucho tiempo. Duo los guiaba por la gruta del viejo río, una caverna oscura aunque de buena visibilidad y húmeda en la cual muchos años atrás transcurría uno de los ríos de desembocan en el lago. A pesar que hacía mucho que no corrían agua por allí se podía notar la humedad que había en la cueva haciendo que las piedras del antiguo lecho del río fuesen resbalosas dificultando el caminar de los chicos. - Tened cuidado, las piedras de esta zona son muy resbaladizas – comentó Duo. - No te preocupes Duo, estamos acostumbrados a caminar por sitios peores – dijo Trowa mirando a Duo y a Quatre que iban delante de él y viendo de reojo como iba en silencio Heero detrás de él. - Esta muy lejos vuestro poblado – preguntó Quatre para entablar una conversación, el silencio lo estaba poniendo muy nervioso y sentir la mirada de Trowa en su espalda era peor. - No mucho a unos cinco o seis días de camino, hacia el Este. – contestó Trowa. - ¿Y como es, son todos tan simpáticos y agradables como cierta persona? – preguntó con ironía, mirando de reojo a Heero. - Arrgghh – fue la respuesta de Heero. - No jajajaja, claro que no, Heero es un caso especial, jajajaja - No sé de que te ríes Trowa, no tiene gracia. - Venga Heero no te enfades, pero tu don de gente es bastante escaso, jajajaja. Mira pues la verdad nuestro poblado es bastante tranquilo y muy bonito, esta situado en la falda de las montañas Fuji, cerca del río Tomo de aguas cristalinas, está rodeado por un bosque de altos árboles y en verano se cubre por un manto de flores rojas y amarillas preciosas que huelen muy bien. Desde el poblado se pueden ver las montañas Fuji que siempre están cubiertas de nieve. - Debe de ser precioso – interrumpió Quatre – me encantaría poder verlo con mis propios ojos. - Pues puedes venir cuando quieras – dijo Trowa con una amplia sonrisa – te invito a venir, seria un placer recibirte en mi Clan y a ti también Duo, ¿no es así Heero? - Hn. - Gra.... gracias, Trowa – dijo Quatre bajando la vista avergonzado ocultando su sonrojo a Trowa. - Te agradecemos la invitación Trowa pero creo que será difícil, no se nos está permitido salir fuera del territorio de Los Lagos – dijo tristemente. - ¿No os lo permiten? – preguntó curioso Trowa. - Es que verás... – dijo Quatre – nuestro padre ... piensa que ... - Tiene miedo que nos secuestren – dijo secamente Duo – hace varios años secuestraron a varios chicos y chicas que se alejaron del poblado. Piensan que en algunos clanes vecinos buscan jóvenes para tenerlos como objetos sexuales o que sé yo, creo que exageran. - No creo que exageren, yo pensaría lo mismo, las cosas hermosa y de valor se tienen que proteger de manos ajenas, hay tentaciones que se deben evitar. - ¿Las... las cosa her... hermosas? – dijo incrédulo Quatre con la cara roja mirando fijamente a Trowa. ¿Si no había entendido mal, pensaba que era hermoso? - Creo que es una exageración – dijo Duo – sabemos defendernos solos. - Dudo que te pudieras defender, si los hombres del Clan del Norte quisieran llevarte a la fuerza ni siquiera podrías conmigo si quisiera raptarte. – dijo Heero de improviso. - Ja ja, eso habría que verlo, las apariencias engañan querido – se burló Duo – es que acaso tienes intención de secuestrarme y hacerme tuyo – insinuó acercándose a Heero de manera sensual mirándole directamente a los ojos. - Arrggghhh. Falta mucho por llegar – mencionó Heero nervioso, esa bromita por parte de Duo lo había puesto muy alterado. - Jajaja, no falta mucho tranquilo, no voy a morderte – se rió Duo, aunque ganas no le faltaron, se había dado cuenta que a pesar de demostrar lo contrario lograba alterar a Heero con solo acercarse. Duo pasó por delante de Trowa y luego un poco más alejado pasó por el lado de Quatre para poder encabezar el viaje, pero al pasar junto a Quatre miró a su hermano y le dijo en el oído. - Ten cuidado por donde pisas Q-chan no te vayas a resbalar y caer encima de tu querido Trowa. - Duo! – dijo nerviosamente rojo como un tomate, sin darse cuenta se alteró tanto que al dar un paso para subirse a la siguiente piedra del lecho del río resbaló cayendo hacia un lado. - ¡Quatreeeee! Dios mío, lo siento no quería... o dios,... ¿estas bien? – grito corriendo hacia donde se encontraba su hermano tirado en el suelo. - Haayyyyy, mi tobillo – se quejaba Quatre aguantando las lágrimas que se le acumulaban en los ojos por el dolor. - Quatre, ¿qué ha pasado? ¿Estas bien? – preguntó preocupado Trowa al acercarse a Quatre y ver que tenía su tobillo atrapado entre unas rocas. - Aaaaayyyyy! snif... snif... mi tobillo – se quejó Quatre. - Lo... lo siento Q-chan, solo estaba bromeando, no pensé que te alteraría tanto mi comentario. - ¿Comentario? – preguntó confundido Trowa – ¿qué comentario? – se volvió a mirar a los dos hermanos extrañado. - Ehh, no ... no es nada... en serio Trowa – dijo de repente Quatre para que Trowa no preguntase nada más – es... es solo que resbalé, en serio no os preocupéis, ayyyy mi tobillo. - ¿Estas seguro? – dijo mirando Trowa la cara roja del rubio. - Sí.. si, no te preocupes. - Heero, ve ayúdame a mover las piedras que atrapan el pie de Quatre. - Hn.

Entre los dos chico Heavyarms pudieron mover las piedras del pie de Quatre, Duo miraba la situación muy preocupado, se sentía fatal, no había sido su intención hacer que Quatre se lastimara. Una vez con el pie liberado se sentaron para ver si Quatre se había lesionado gravemente. Trowa examinaba el pie mientras observaba la cara roja del muchacho, la situación le hacía gracia, notaba como Quatre se sentía cohibido y a él le encantaba el poner estar cerca de él, sentía la piel suave del pie sobre sus manos. Sentía la necesidad de acariciar más parte de esa piel sin darse cuenta pasó de una mera exploración táctil a unas caricias sutiles, al darse cuenta retiró las manos viendo la expresión de sorpresa y vergüenza que tenía Quatre, dio una rápida mirada a los demás y agradeció que sus compañeros no se dieron cuenta de nada.

- Creo que no está roto – dijo Trowa ocultado su perturbación – sería mejor vendarlo para evitar cualquier pequeña lesión, aquí no tenemos nada para vendarte el pie pero en cuanto lleguemos a los tigris te podré vendar el pie con una pieles que tengo allí. - Puedes apoyar el pie Q-chan. – le dijo preocupado Duo. - Creo que si Duo, es solo una torcedura – comentó Quatre. - Aaaayyyy – se quejó Quatre al apoyar el pie en el suelo – creo.. creo que no podré..., lo siento. - Lo siento es culpa mía – dijo Duo – Quatre yo te llevaré hasta la salida, es lo menos que puedes hacer. - ¡No!- exclamó sin pensar Trowa – no... será mejor que yo lo lleve, el camino resbala mucho y al ir descalzos volveréis a caer, yo... yo lo llevaré estoy acostumbrado a caminar entre piedras, para mi no será ningún problema además Quatre no debe de pesar mucho. - Seguro que con lo flacucho que estas, no tendrías fuerzas para llevar a tu hermano, acabarías cayéndote tú también y seguro que luego yo tendría que cargar contigo porque el señorito, haciéndose el héroe, se habría hecho daño – se burló Heero mirando como Duo se enfurecía por su comentario. - ¿A quien le llamas flacucho? Montón de músculos sin cerebro. - Jajaja, músculos sin cerebro, ¿de donde sacaste eso?, no se te ocurre nada mejor especie de... -¡Basta ya!, parad los dos de una vez, Quatre necesita ayuda y no pienso perder el tiempo oyéndoos, parecéis una parejita de enamorados peleándose. - ¿Parejita de enamorados? – gritaron los dos implicados a la vez viendo como sus rostros se enrojecían y se miraban incrédulos. - Jajajaja, ya se la forma para haceros callar, jajajaja – rió Trowa al ver la cara que pusieron los chicos y viendo como Quatre trataba de ocultar las ganas de reírse. - Será mejor que nos pongamos en marcha, Quatre súbete a mi espalda, te llevaré hasta la salida. - Va... vale.

Durante el resto del camino solo se podía oír los comentarios jocosos de Trowa que hacía para meterse con su primo ganándose las miradas sonrojadas y asesinas por parte de ambos chicos y las risas apagadas por parte de Quatre. No tardaron más de quince minutos a llegar a su destino, allí estirados al borde del río se encontraban dos majestuosos tigris de pelo dorado, largos colmillos y gran envergadura. Mientras Heero preparaba a los tigris para el viaje hacia el poblado de Los Lagos, Trowa vendaba a un sonrojado Quatre que trataba de desviar la vista hacia cualquier lugar que no fuera donde se encontraba Trowa. Duo solo miraba fascinado los impresionantes tigris, había oído hablar de ellos incluso los había visto de lejos pero nunca tubo uno tan cerca de él, dudaba en acercarse o no, para poder acariciarlos. Al darse Heero cuenta de esto, sonrió por dentro y le comentó que se acercara sin miedo. - Puedes acercarte sin miedo muchacho, no te hará nada, sino se lo digo – le dijo con una mirada maliciosa. - Me llamo Duo y no tengo miedo, es solo que... jamás había visto uno tan grande. - Se como te llamas, ven – le dijo acercándose hacia él, cogiéndole de la mano para ponerla sobre la cabeza del animal. - Es... es muy suave – dijo pasándole la mano por el pelaje del animal – parecen animales muy ágiles y fuertes. - A si es, es el mejor animal que puede tener un guerrero – le comentó sin separase de detrás del joven de cabellos castaños – Zero es al único que le confiaría mi vida – dijo alargando su mano por el lado de Duo sin darse cuenta que habían quedado en un aparente abrazo, para acariciar la cabeza de su compañero felino. - ¿Zero? – preguntó curioso Duo girándose para quedar de frente a Heero y con el tigris detrás. - Si Zero es su nombre y Barton el de Trowa – comentó mirando fijamente los ojos violetas de Duo durante varios segundos "es precioso aunque lo niegue, sus ojos, su nariz, sus labios deben de ser dulces como ..." arrggghhh pero que demonios estoy pensando, se reprochó rompiendo el contacto de sus ojos. – es... esto, será mejor que nos vayamos ya, se está haciendo muy tarde. - Eh... si... será lo mejor, deben de estar muy preocupados en el poblado – dijo ruborizado Duo. - Bien vámonos, Heero lleva a Duo contigo en Zero y yo llevaré a Quatre en Barton de esa manera adelantaremos más que se regresamos caminado – comentó Trowa. - Estas... estás seguro Trowa la ruta del viejo río puede ser peligrosa si montamos es Zero y Barton – protestó Heero. - Ehh? Peligroso, se puede saber que te pasa, normalmente no te preocupa mucho si hay peligro o no – comentó sorprendido por la actitud de su primo. - No es eso es... – dijo subiendo a Zero para emprender la marcha. - No te preocupes – interrumpió Duo enfadado – si es por mí puedo ir a pie, no seré una molestia tranquilo hombre de hielo – Duo se sentía molesto, pensó que Heero rehusaba su cercanía y eso le dolía sin quererlo aceptar. - No es por ti baka, es solo que el viaje va a ser movido, luego no te quejes – se defendió Heero estirando la mano para ayudar a Duo a subir a Zero sentándose entre las piernas de Heero cosa que hizo ponerse más nervioso todavía.

A Quatre le pasó más o menos lo mismo, fue ayudado por Trowa para subir al tigris notando cierto cosquilleo al estar tan cerca de él. Una vez todos montados comenzaron el descenso por la gruta del viejo río, los dos tigris iban de un lado a otro saltando de piedra en piedra con una gran agilidad, debido al gran movimiento que realizaban los dos grandes animales, tanto Duo como Quatre se vieron obligados a agarrarse a los brazos de los jóvenes Heavyarms del mismo modo los jóvenes Heavyarms se agarraron a las cinturas de los jóvenes de Los Lagos para evitar que cayeran creado una situación un poco tensa. Tanto unos como otros notaba una cercanía al otro cuerpo que les estaban volviendo locos. Un roce de piel contra piel, notando el calor y el olor que desprendía el cuerpo abrazado como el cuerpo que le abrazaba.

- "Maldición, porque tiene que oler tan bien – pensaba Heero, intentando controlar los instintos que se removían en su interior – este condenado baka en más hermoso de lo que quisiera reconocer, su piel es suave y delicada al tacto y huele a sándalo, da ganas de comérselo a bes... un momento en que demonios estoy pensando, arggghhh, tengo que dejar de pensar tonterías." - "Argghhh, esto no puede seguir así, con tanto meneo no puedo evitar recostarme en él – se quejaba internamente Duo – este cabeza de chorlito me está poniendo de los nervios con tanto roce y tanto apretón, aunque he de reconocer que se siente muy bien siendo abrazado por sus brazos fuerte y estar apoyado en su pecho firme notando sus músculos en mi espalda y además huele a frutas salvajes, ummmmm. Pero pero que estoy pensando, este bruto no me soporta es una lástima porque creo que en el fondo me gusta, snif snif". - "Este chico es increíble, es tan dulce y delicado – pensaba Trowa mientras abrazaba inconscientemente a Quatre mientras descendían por la gruta – huele a flores del bosque y su piel es tan suave, haría cualquier cosa por protegerle y por que se quedase conmigo para siempre, no pienso perderlo ahora que lo he encontrado, tiene que ser mío, tengo la intuición que no le soy indiferente". - "¿Por qué siento esto por Trowa?, tengo un nudo en el estómago y en el corazón, su cercanía me altera como nadie lo había hecho nunca, siento como si mi destino estuviera ligado a él y su sola presencia me lo indicase. Me gusta, me gusta mucho, pero es un hombre, no sé que diría padre, se espera que en un futuro tengamos descendencia, pero sé que si no es con él no sería nunca feliz. No sé que hacer, su corazón me dice que me quiere pero no sé si corresponderle – la mente de Quatre era un torbellino – le quiero, ha sido amor a primera vista, estoy seguro, se sienta tan bien en su brazo, sé que junto a él no me pasaría nada estaría siempre protegido, él me protegería. Que voy ha hacer, snif snif".

Durante todo el descenso por la gruta, los muchachos estuvieron cayados cada uno batallando con sus propios demonios, era un trayecto bastante movido tanto físicamente como mentalmente. Así estuvieron durante cerca de una hora, una hora menos que el ascenso que tuvieron que realizar a pie. Una vez que salieron de la gruta en camino fue mucho más tranquilo, solo quedaba unos veinte minutos hacia el poblado, Quatre le indicaba el camino a Trowa por donde tenían que ir. En el transcurso del camino entre la salida de la gruta al poblado, la situación entre las dos parejas parecía que se había relajado, la tensión inicial parecía que había desaparecido teniendo que aflojar el agarre que tenían los chicos Heavyarms a sus respectivas parejas (aunque en el fondo no quisieran). Se sentían relejados, mientras avanzaban se dedicaban a contemplar el paisaje a disfrutar un momento de paz que hacía tiempo no disfrutaban. En uno de esos momentos Heero que se había separado un poco de Duo para romper el contacto con el chico, notó como Duo se reclinaba hacia atrás apoyándose de nuevo en él. En un principio se sorprendió y estuvo a punto de separarlo de él bruscamente pero algo le detuvo, el sonido de la respiración tranquila y pausada no era normal para un chico tan activo como él. Lo miró sorprendido al darse cuenta que Duo esta profundamente dormido en su pecho, recargando su cabeza en su hombro. Al verle en esa posición y fijándose en el rostro sereno y relajado de Duo algo dentro de él se estremeció, la situación no le desagrado sino muy al contrarío, se dio cuenta que le gustaba y mucho, no podía creerlo pero así le había pasado, se había enamorado de él. ( según se dicen para saber si realmente estás enamorado de alguien, solo tienes que verlo dormir, si lo ves y no puedes despegar la vista de esa persona y piensas que es la persona más hermosa y especial que has visto, entonces, ¡chaval! Te has enamorado). Sin que se diera cuenta, Heero estaba siendo observado por Quatre y Trowa que se habían percatado de todo y sonreían ampliamente al ver la escena tan tierna que se desarrollaba detrás de ellos. Se sentían alegre por ellos, Quatre porque tenía la esperaza que Heero ayudase a romper el compromiso que se había autoimpuesto Duo, sabía que Heero podría hacer feliz a Duo, y Trowa porque al fin vio que su querido primo por fin había roto la barrera inquebrantable de su corazón, se había enamorado, algo insólito para un hombre como él, aunque su comportamiento demostrase lo contrario, Trowa estaba seguro que Heero se había enamorado de Duo, solo faltaba que él lo aceptase. A unos metros de ellos, ya se podía divisar el poblado, en fin del trayecto se acercaba haciendo que nuestros jóvenes se sintieran tristes por tener que separarse (al menos los que estaban despiertos, jejeje), el estar juntos les hacía sentirse bien.

Continuará...

Este es otro de mis capítulos, espero que les haya gustado. Un saludo hasta pronto. Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia. Advertencias: Escenas: Cómicas, Angs., Lemon Yaoi., según capítulos. Época: La historia transcurre en la prehistoria, antes de cualquier época de civilización moderna.
chipitaeresmas.com