Instintos

Cap. 7

Habían pasado apenas una hora desde que el grupo de vigilancia de Heero y el grupo del Quatre se habían marchado. Dentro del poblado se podía apreciar mucha actividad, quedaba apenas dos días para el comienzo del Festival y dos días más para la boda de los herederos del Clan de Los Lagos y Heavyarms. Duo se encarga de comprobar que todo estuviera en su sitio, por algo era el heredero del Jefe Nazca, al poder disponer de un tiempo de descanso Duo se dirigió a la cabaña del curandero para poder ver como se encontraba el joven Omi ya que había prometido a su hermano Quatre que se encargaría de él debido a que Quatre se tenía que marchar hacia el poblado Shina, no sin antes ir a visitarlo para comprobar su estado. Omi seguía inconsciente, sus heridas ya no sangraban y la fiebre se le había marchado, cuando Duo llegó a la cabaña comprobó como era atendido por el curandero, le estaba cambiado las vendas del brazo derecho. - Shaman como está Omi – preguntó preocupado por Omi. - Está fuera de peligro joven Duo pero me preocupa su inconsciencia, debería despertar ya, no es buena señal que siga así. - Entonces, que podemos hacer. - Pues me temo que nada, solo podemos esperar a que despierte, recibió un fuerte golpe en la cabeza. - Voy a quedarme un rato con él, si quiere vaya a descansar un poco o vaya a comer algo, lleva toda la noche y toda la mañana sin salir de aquí. - No te preocupes joven Duo estoy acostumbrado pero gracias. - No, no insisto, déjeme quedarme por un rato a su cargo – dijo mirando a Omi – si sucediese algo lo haría llamar enseguida. - Esta bien, así lo haré, iré al comedor a comer algo y luego descansaré un rato. - Bien, eso esta mejor – sonrió Duo para tranquilizarlo. - Nos vemos luego joven Duo – dijo dirigiéndose a la salida de la cabaña. - Hasta luego viejo Shaman, jejeje.

Durante varios minuto Duo estuvo vigilando el sueño tranquilo de Omi intentando no aburrirse para no quedarse dormido. Le parecía tan extraño que Omi estuviera en ese estado que deseaba que despertarse lo antes posible para poder preguntarle por lo sucedido. Pasaron un par de horas y el estado de Omi no cambió para nada, Duo luchaba por no quedarse dormido mientras lo vigilaba cuando un extraño sonido proveniente de Omi lo distrajo. Omi parecía más intranquilo que hacía un rato, lo vio hacer muecas extrañas, y su rostro comenzaba a llenarse de sudor, parecía que estaba teniendo una pesadilla. Duo no sabía si intentar despertarlo o no, buscó por toda la cabaña un recipiente para poner agua para refrescarla la cara.

- Omi tranquilo, esta a salvo – murmuraba Duo para tratar de tranquilizarlo. - Tranquilo, todo saldrá bien.

Duo retiraba el sudor de la frente de Omi con un paño. Omi empezó a murmurar palabras que Duo no llegaba a entender, empezaba a ponerse nervioso y cuando Omi empezó a convulsionarse. Rápidamente de levantó y corrió hacia la salida para buscar ayuda, al salir vio a una joven que la llamó para pedirle que avisara lo más rápido posible al Shaman. Una ver pedido ayuda Duo se volvió a sentar junto a Omi cogiéndole la mano y vigilando que no se hiciera daño al moverse tan violentamente. Al cabo de unos largos minutos Omi pareció relajarse de nuevo, en ese momento llegó el Shaman al cual Duo le contó todo lo ocurrido. El Shaman preparó un brebaje de color verdusco que con la ayuda de Duo le hicieron beber. A los pocos minutos Omi pareció que se despertaba. - Que ha pasado, aarggghhh, mi cabeza, ¿dónde estoy? - Tranquilo, no te levantes Omi, aún estas débil – dijo Duo al ver la desorientación del muchacho. - Tranquilo joven – cometo el Shaman – te encontramos cerca del desfiladero con un fuerte golpe en la cabeza, pero ahora ya estás mejor. - ¿...el desfiladero...? ¿un golpe en la cabeza? - Si, esta mañana te encontré mientras hacíamos la ronda de vigilancia desde entonces has estado inconsciente. - ¡¿Duo?! ¿eres tú? ¿estoy en el poblado de tu padre? - Si, si claro soy yo, ¿te encuentras bien? ¿qué te pasó? - Yo, aargghhh, mi cabeza tengo que hablar con tu padre es urgente, tengo que... - Tranquilo joven, ahora descansa sino puedes recaer y luego será peor – interrumpió el Shaman - Pero es urgente... - No te preocupes Omi, iré avisar a mi padre que despertaste y que quieres hablar con él, mientras tanto descansa y no hagas esfuerzos, vale. - De acuerdo, me quedaré aquí hasta que regreses.

Duo se dirigió a la cabaña de su padre para avisarle mientras el Shaman se quedaba vigilando a Omi.

- Padre, padre – gritó al entrar a su cabaña. - Que ocurre Duo, porque gritas. - Eh, lo siento – dijo avergonzado al ver que su padre estaba reunido con el Jefe Yuki y el guerrero Touya, que le miraron al oírle gritar – no sabía que estabas reunido, yo... - No te preocupes por esos ahora y dime que ocurre porque me buscabas. - Se trata de Omi, ha despertado y dice que es muy importante hablar contigo. - ¿Conmigo?, No sé que querrá ese muchacho, pero será mejor que vayamos a ver. - Nosotros te esperamos aquí Nazca, será mejor que atiendas tus asuntos solo – dijo Yuki al ver que se levantaba Nazca y los miraba. - Esta bien Yuki, Touya enseguida vuelvo. Al poco rato el Jefe Nazca junto con su hijo se encontraba en la cabaña del Shaman. - ¿Cómo te encuentras muchacho? que ocurre Omi, porque necesitabas hablar conmigo muchacho. - Jefe Nazca... tengo que avisarle de lago... muy importante, argghh. - Tranquilo Omi no te esfuerces demasiado – dijo preocupado Duo. - Estoy... más o menos bien, jeje, se trata de Millardo Peacecraf... - ¡Millardo Peacecraf! – se sorprendió Duo. - Si, ¿está él aquí? - Si llegó este mediodía, un poco después que su familia. - Maldita sea no he llegado a tiempo. - ¿A tiempo de que? – preguntó Nazca. - Yo... yo no se como explicarlo... es un poco difícil y embarazoso para mi pero... - Tranquilo Omi – dijo el Jefe Nazca para darle confianza – solo dinos lo que sea necesario no voy a pedirte explicaciones. - Gra... gracias Jefe Nazca, lo que pasa es que... yo... yo he obtenido información importante sobre los planes que está tramando el Clan Peacecraf en contra de nuestro Clan. - ¿Cómo lo has obtenido Omi? – preguntó Duo sin percatarse del sonrojo de Omi y su reciente nerviosismo. - No seas impertinente Duo – corrigió a su hijo al darse cuenta de la incomodidad de la pregunta – he dicho que no pediríamos explicaciones si no nos la quiere dar. - Lo siento padre – se avergonzó Duo. - De que se trata concretamente Omi – preguntó el Jefe Nazca. - El otro día pude escuchar la conversación que Millardo Peacecraf tenía con un miembro del Clan del Norte, al menos eso me pareció por sus ropas. - ¿Qué pudiste oír de su conversación? – habló el Jefe Nazca. - Pues, hablaron de varias cosas, Millardo de recriminó el hecho que no estaba con sus hombres en Los Picos Blancos y también se molestó por el hecho que estaba cerca del nuestro Clan con el riesgo de que alguien les pudiesen reconocer. - ¿En los Picos Blancos? Eso está en tierras de los Peacecraf, estas seguro que eran del Clan del Norte, ¿cuántos eran? - Eran dos, Jefe Nazca y si creo que son de ese Clan su apariencia era más bien salvaje de piel oscura igual que su cabello y ojos, bastante toscos y sus pieles eran lo bastante gruesas para un clima frío y además uno de ellos el que parecía el Jefe comentó que nadie podría reconocerle debido a que todo aquel que se le enfrentaba estaba muerto por eso nadie podía reconocerlo y también dijo que nuestros Clanes nunca se habían enfrentado solo en una ocasión hace unos setenta años por eso nadie podría reconocerlos como enemigos. - Hace setenta años – pensó en voz alta Nazca – si no recuerdo mal ese fue el enfrentamiento que tubo mi abuelo con el Clan Chang del Norte. ¿Qué más oíste? - Millardo comentó que se dirigía hacia aquí para estar con su futuro esposo – dijo viendo como Duo agachaba la cabeza con pesar – el otro hombre dijo que se quedaría por la zona, tenía intención en ir a un poblado cercano al mío. - ¡Cercano al tuyo! – dijo exaltado Duo. ¿para que? - Según oí, está buscando algo o a alguien... - ¿A alguien? – preguntó confundida el Jefe Nazca. - Si... Millardo y ese salvaje se rieron al decir que los hombres y mujeres de esta zona eran los más hermosos del lugar... ese salvaje busca algo que llevarse antes según él de arrasar el territorio de Los Lagos. - ¿Quuuueee? – gritó Duo. - A demás ese salvaje amenazó a Millardo cuando este le dijo que el se encargaría de vigilar nuestra conducta para poder luego atacarnos una vez conocida nuestra defensa. - ¿Le amenazó a Millardo Peacecraf? - Si Jefe Nazca, le dijo que dejase eso para ellos, no quería que por un descuido de Millardo se delatase y pudiese perder cualquier cosa de valor para él y su Clan. - Malditos seres despreciables, nos tratan como meros objetos que pueden poseer o no – maldijo Duo al oír lo que pensaban de ellos. - ¿Te acuerdas a donde se podrían haber dirigido esos hombres? - No lo sé seguro Jefe Nazca pero tengo una ligera idea. - Donde crees que han podido ir – preguntó preocupado Duo. - Según dijo aquel hombre iban a un poblado cercano y por la zona donde se encontraban lo más seguro es que se dirigiesen hacia el poblado Shina? - ¡¿EL POBLADO SHINA?! OH DIOS MIO – gritó Duo levantándose de inmediato – padre Hilde y Quatre han ido hacia allí esta tarde - ¡Quuuuuuuuueeeee! – se sorprendió Omi al escuchar decir eso. - Por todo los Dioses – rogó el Jefe Nazca levantándose también – hay que salir en su búsqueda de inmediato, Duo busca a los mejores hombres que salgan hacia el poblado Shina. - Pero Jefe Nazca – interrumpió Omi – si se van los mejores hombres a buscar a sus hijos el poblado quedará desprotegido y ellos dijeron también que vendrían por aquí. - no te preocupes por eso ahora, estando la familia Peacecraf aquí no creo que se atrevan a atacarnos, no se arriesgarían a herir a la familia Peacecraf. - Puede que tenga razón pero no podemos arriesgarnos – dijo preocupado Omi. - Tranquilo tenemos hombres suficientes además también podemos contar con los hombres del Jefe Yuki. - No te preocupes Omi, sabemos lo que hacemos – dijo Duo – voy a buscar a los hombres y salimos de inmediato. - Duo, tú te quedarás aquí no quiero arriesgarme si ocurriera un enfrentamiento. - No padre lo siento pero tengo que ir, Quatre y Hilde me necesitan también son mi responsabilidad como hermano y como tú heredero. - Pero... - No padre no te preocupes además tengo la intención de ir a buscar a Trowa y a Heero, tienen que saber que ocurre y las nuevas noticias. - Esta bien pero ten cuidado, yo me encargaré de la vigilancia del poblado y pondré sobre aviso a Yuki y a Touya entre los tres idearemos un plan para la defensa y si es necesario para el ataque también. - Como quieras me marcho enseguida, nos vemos luego, en cuanto sepamos algo te mandaré un suzako para avisarte de lo que sea. – dijo saliendo corriendo hacia el establo. - Bueno te agradezco Omi que nos avisaras te estaré siempre agradecido por esto, ahora descansa tienes que recuperarte. - No tiene que agradecerme nada Jefe Nazca pero quisiera regresar a mi poblado, no tuve tiempo de avisar a mi gente del peligro y yo... - No te preocupes por eso, ahora mismo enviaré a uno de mis susakos a tu poblado avisándoles de todo para que sepan que te encuentras bien. Ahora descansa y recupera fuerzas. - Gracias Jefe Nazca. - Es lo mínimo que puedo hacer, descansa haré que más tarde te traigan algo de comer. - Está bien, gracias.

El Jefe Nazca de dirigía hacia su cabaña para explicarles la nueva situación al Jefe Yuki y al guerrero Touya, mientras esperaban noticias de Duo. Duo corría hacia el poblado Shina acompañado por tres hombres de su poblado montados en sus Rexs, sobre ellos volaba el suzako de Duo, Shinigami, que les guiaba por el camino más rápido.

- ¡Shinigami! – gritó Duo – busca a Trowa y a Heero rápido.

El suzako de Duo reconoció el nombre de Heero asociándolo con el joven que le daba de comer de vez en cuando y a escondidas, Heero lo hacía así para que nadie notase la simpatía y la admiración que le tenia aquel animal. Después de volar varias veces a la redonda de donde se encontraban Duo y los demás Shinigami pareció encontrar el rastro de los jóvenes Heavyarms lanzando un fuerte grito sonoro que advirtió a Duo que había encontrado la pista de los chicos, de este modo se dirigieron al encuentro de ellos a la mayor velocidad que podían.

Llevaban apenas una hora de camino desde que salieron del poblado y el bosque por donde se encontraban estaba demasiado tranquilo, se había reinado un silencio un tanto molesto, de vez en cuando se podía oír in ruido de ramas moviéndose o el sonido débil de algún animal. Esa situación estaba poniendo nervioso a los integrantes del grupo que se dirigían hacia el poblado Shina. - Oye Quatre, no crees que el bosque está hoy muy silencioso – hizo notar Hilde acercándose con su Rex a su hermano un poco nerviosa. - Es verdad esta todo muy tranquilo pero de debes preocuparte seguro que es por alguna razón normal, estate tranquila. - Si tú lo dices. - Joven Quatre – lo llamó un hombre de edad media y gran corpulencia – manténgase cerca de su hermana y de nosotros. - Ocurre algo Miwa – pregunto inquieto. - No no ocurre nada joven Quatre es solo precaución, el bosque esta extrañamente silencioso y no me gusta nada, debemos ser precavidos, solo eso. - Pero si ocurriera algo yo lo sentiría, si hay enemigos cerca podría sentirlos. - Tiene razón pero es mejor prevenir. - De acuerdo.

Delante del grupo lo encabezaba Hiroshi luego se encontraba Hilde seguida de Quatre y cerrando el reducido grupo estaba Miwa. Llevaban la mitad del camino recorrido, les faltaba apenas un kilómetro para salir del bosque y luego un tramo más por la planicie de Shina y luego el poblado. De pronto se escucho un sonido extraño haciendo que el grupo se detuviera.

- Que ha sido eso – dijo asustada Hilde acercándose a su hermano. - Agruparos – ordenó Hiroshi – por ningún motivo os bajéis de los Rexs, me habéis oído. - Si – dijeron los dos hermanos. - Intentar calmar a los Rexs – habló Miwa – debéis no hacer ruido. - Es imposible – dijo Hilde viendo como su Rex se ponía cada vez más nervioso. - Tranquilizaros no os separéis del grupo. - Pero... - Silencio – dijo Hiroshi intentando oír al enemigo, el bosque estaba totalmente en silencio incluso más que antes. - Quatre... tengo miedo – susurró a su hermano sin separarse de su lado. - No te preocupes – intento calmar a su hermana – no pasará nada, Hiroshi y Miwa están aquí para protegernos. De pronto se oyó como algo o alguien se acercaba hacia ellos con paso lento pero sin detenerse, se podía apreciar dos pasos diferentes. - Son dos – dijo Hiroshi. - Si y parecen pesados y de gran tamaño – susurró Miwa para que no fue oído por los jóvenes. - Estamos en aprietos Hiroshi. - Si creo que si, no son pasos normales no sé de que se trate pero me da muy mala espina. - En cuanto aparezcan yo me encargo de distraerlos sea lo que sea y tu te llevas a los hijos del Jefe Nazca dejos de aquí. - Estás seguro, Miwa. - Si claro que si, sabes que no soy tan fácil de derrotar, jeje, al menos intentaré daros el mayor tiempo posible para escapar, iros hacia el poblado Shina, regresar a nuestro poblado sería una estupidez, hay que salir del bosque cuanto antes. - De acuerdo así lo haremos, te esperaremos en la salida del bosque. - Bien, pero si pasa mucho rato y no he salido iros sin mí, entendido. - Entendido y suerte amigo.

De repente se escuchó un rugido en todo el bosque apareciendo frente a ellos un ser enorme y de aspecto terrorífico. Un ser de apariencia de reptil que cuando se posaba sobre sus dos patas traseras superaba los dos metros y medio, cubierto de escapas duras de color verde oscuro casi negro, poseía unas garras largas y afiladas igual que sus colmillos. Lo más impresionante eran sus ojos biparpados y completamente rojos, se movía de un lado otro ondeando su cola larga dando la impresión que saltaría sobre ellos en cualquier momento. Ese tipo de bestias eran carnívoras solían habitar en grupos reducidos en tierras montañosas y por general nunca bajaban a las planicies, por lo cual los sorprendió al encontrar a uno de esa especie por sus tierras. Tanto Hilde como Quatre reprimieron el grito al ver aparecer a esa bestia, estaban totalmente paralizados igual que sus Rexs. Miwa y Hiroshi no daban crédito a lo que veían, jamás hubiesen pensado que se tendrían que vérselas con una bestia de esas características y lo peor de todo es que no tenían que enfrentarse a esa bestia sino a dos de ellas, porque estaban seguros que habían oído dos rastros y no uno, el problema era, ¿dónde estaba el otro?.

- No hagáis movimientos bruscos – dijo Miwa a los jóvenes – cuando os avise salid corriendo, no os detengáis por nada hasta salir del bosque. Retroceder hacia atrás lentamente. - Quatre – dijo Hiroshi – tendrás que hacerte cargo de tu hermana, Miwa no podrá con esa bestia solo, la entretendremos hasta que podáis huir. - Pero y vosotros... – dijo Quatre preocupado. - No te preocupes por nosotros es nuestro deber, cuando Miwa de la señal salid corriendo hacia la salida del bosque no os detengáis por nada además tienes que sabes que hay otro de estos por aquí cerca lo más seguro que aparezca en cuanto ataquemos. - ¿O...otro? - Si Quatre por eso debo quedarme para ayudar a Miwa y por eso tienes que proteger a Hilde. - Es... esta bien, lo haré. - Bien, ahora atento.

Hiroshi y Miwa no despegaban la vista de la bestia intentando atacar en cuando el animal bajase la guardia. El Rex de Hilde se inquieto resoplando sonoramente cosa que no paso desapercibida por el enorme reptil girándose para atacar a Hilde y a su Rex, es ese momento de distracción Miwa se lanzó al ataque con su espada de hueso afilada y cuchillo en mano lanzando un grito de ataque que alertó a la bestia. Esta al verse sorprendida se giró a hacia Miwa para atacarlo. Miwa logró esquivar el zarpazo lanzado por la bestia atacando de forma directa queriendo alcanzar la cabeza del animal, Hiroshi al ver las difíciles posibilidades que tenía su compañero para vencer al animal se lanzó a ayudarlo. Entre los dos lograron herir al animal aunque solo fuese superficialmente. Miwa se giró para avisar a los jóvenes para que salieran corriendo pero en un descuido no vio venir la zarpa del animal dirigirse hacia él.

- ¡Miwaaaaaaaa! – gritaron los muchachos y Hiroshi para prevenir el zarpazo.

Por suerte pudo saltar en el último momento de su Rex siendo herido en su brazo izquierdo y viendo como el zarpazo partía prácticamente en dos a su Rexs. Hiroshi se lanzó al ataque para proteger a Miwa al perder a su Rex, en un ataque desperado logró clavar su espada en el ojo derecho del animal haciéndole retroceder para luego volverle a atacar. La resistencia de las escamas del animal hacia que los golpes de los guerreros de Los Lagos no fuesen del todo certeros, eran demasiado duras para herir al animal, la única opción era atacar al reptil por la zona inferior, por el vientre del animal siendo muy peligroso ya que tendrían que esquivar a la vez las garras y los colmillos y situarse prácticamente debajo de él. Miwa sangraba del brazo abundantemente y empezaba a sentirse agotado no sabía cuanto tiempo aguantaría más.

- Quatre, Hilde salid corriendo, ahora – gritó Miwa.

Al oír la señal Quatre salió corriendo cogiendo las riendas del Rex de Hilde para que le siguiera, sin mirar atrás comenzaron a correr lo más rápido que podían sus Rexs, tenían que salir cuanto antes del bosque, aún se podía oír los rugidos de la bestia y los gritos de Hiroshi y Miwa mientras peleaban. El animal al notar el movimiento delos jóvenes se giró para intentar atraparlos pero Hiroshi se interpuso en su camino, logrando que su espada le hiciese un corte bastante profundo en la cara del animal. El animal gruñó por el dolor causado revolviéndose y volviéndose a girar para encarar a los guerreros. Miwa se posicionó delante del animal.

- Hiroshi intenta distraer al animal... mientras... me acerco para atacarle y atravesarle el corazón. - Eso es muy peligroso y estás herido Miwa. - Hay que hacerlo... no tenemos elección, tenemos que acabar de una vez con esto... además los chicos están solos y hay otro... de estos... merodeando por aquí. - Déjame que lo haga yo no estoy herido podré lograrlo fácilmente. - No Hiroshi,... es mejor que lo hago yo... si sucediese cualquier cosa es mejor que tú... puedas volver con los chicos... ellos te necesitan, yo solo sería un estorbo en estos momentos. - Pero... - Nada de peros, soy mayor que tú y con mayor experiencia y tienes que obedecerme, queda claro – exigió Miwa. - De acuerdo lo haré.

Hiroshi se puso delante del animal haciendo movimientos para llamar su atención mientras Miwa se colocaba lateralmente para poder colocarse bajo el animal cuando lo viese oportuno. El animal se acerco para morder a Hiroshi quien lo esquivó lanzando varios de sus cuchillos que se clavaron en el cuello de la bestia, en ese momento el animal se incorporó sobre sus patas traseras para intentar aplastar a Hiroshi que lo esquivó a duras penas al rodar sobre el suelo, en ese momento Miwa aprovechó para acercarse al vientre del animal, Hiroshi intentaba que el animal pudiese atacar a Miwa con su boca mientras Miwa se acercaba al estomago del reptil, una vez en una posición adecuada y con un movimiento rápido Miwa cortó el vientre del reptil haciendo que el animal rugiese de dolor y se retorciera de dolor hasta que se quedó inmóvil, parecía que todo había acabado bien. Miwa se levanto a duras penas, estaba agotado y la pérdida de sangre hacía que se le nublase la vista. Hiroshi se levantó del suelo sonriendo para dirigirse a ayudar a su compañero. - ¡Miiiiiiiiiwwwwwwwwwaaaaaaaa, cuidadoooooooo! – gritó Hiroshi que voy como se movía de nuevo el reptil.

Miwa se giró rápidamente para ver al animal y poder evaluar la acción para eludir el próximo ataque. El animal se sostuvo débilmente sobre sus patas para lanzarle el último zarpazo que podría dar con las pocas fuerzas que le quedaban. Miwa esquivó por milímetros el zarpazo cuando. - Aaaarrrrgggghhhhhh! – se oyó un grito de dolor y se vio una espada que fue lanzada velozmente en dirección hacia el animal siendo ensartada en el centro del corazón y posteriormente el cuerpo del reptil caer muerto en un estruendo sonido. - Miwa, Miwa estas bien, abre los ojos, mierda está perdiendo mucha sangre tiene una herida muy fea en el pecho, maldición. Miwa había podido calcular más o menos bien la dirección de los zarpazos del animal en el último ataque pero con lo que no contó fue con la larga cola llena de escamas afiladas, que le golpeo y cortó como una espada en el pecho. Miwa agonizaba en los brazos de su compañero. - Miwa, resiste iré a por mi Rex y te llevaré al poblado más cercano, no te preocupes, saldrás de esta. – dijo preocupado al ver como Miwa se desangraba lentamente por el pecho y el brazo. - No Hiroshi,... no pierdas el tiempo... conmigo, no tengo... solución cof cof. – intentaba hablar mientras tosía sangre – ve... a por los chicos... están en peligro... aún queda uno, ve... y no... pierdas más... tiempo cof cof. - Pero y tú. - Ya te... he dicho que... no se puede... hacer nada... por mí, jeje ni con la mejor... sutura me arreglan cof cof., vete ahora, rápido. - Yo.. yo... - Venga largo - Esta bien, a sido un honor pelear contigo durante todo este tiempo amigo. – dijo triste. - Lo mismo dijo amigo mío y ahora corre. - Lo lamento – y salió corriendo para coger a su Rex y salir a toda prisa de allí.

El suzako de Duo empezó a volar haciendo círculos pequeños y emitiendo gritos de aviso, había encontrado al grupo de Trowa y le estaba indicando la posición exacta. Duo al ver la señal corrió a más no poder para salir en su búsqueda, llevaban como media hora buscándolos y empezaba a desesperarse. El grupo de vigilancia llevaban varios minutos descansando en un pequeño arroyo para que sus tigris pudiesen beber agua y descansar de la caminata. Habían detentado a varios hombres de aspecto sospechoso cerca de los escondites descubiertos anteriormente pero no decidieron atacarles, esperarían al anochecer para atraparlos y así poder interrogarlos y descubrir las órdenes que tenían y quien los mandaba.

- Heero, ese de allí arriba no es el suzako de Duo – dijo Trowa sorprendido por la repentina aparición del animal de Duo. - Si, creo que si, mierda si es así me temo que ha ocurrido algo, nos tienen que estar buscando – dijo preocupado. - ¡Quatre! – dijo exaltado notando como una fuerte opresión en su pecho no le dejaba apenas respirar y le había hecho doblarse sobre si mismo. - ¡Que ocurre Trowa! – preguntó preocupado acercándose a su primo al ver como se doblaba sobre si con el rostro contraído por el dolor. - Es... es Quatre estoy seguro, algo le ha pasado, lo siento dentro de mí, por todos los Dioses, que no le halla pasado nada, me moriría si le ocurriese algo y yo no halla hecho nada por ayudarlo. ¡Hay que regresar al poblado! - Tranquilo Trowa, no sabemos lo que ha pasado debes tranquilizarte seguro que no es nada grave – intentó tranquilizar a Trowa. - ¡ Que me tranquilice, como puedes decir eso, se nota que no es TU PROMETIDO el que le ha ocurrido algo, no puedo estar tranquilo, si fuese Duo seguro que no estarías tan tranquilo – dijo esto último apenas en un susurro pero lo oyó Heero de igual forma. - Maldita sea Trowa eso no viene al caso solo intento decirte que por mucho que te exaltes no solucionarás nada, al contrario solo empeorarás las cosas. - Lo.. lo siento Heero es que estoy preocupado no tenía que haberte chillado, lo siento. - No te preocupes por eso, no es la primera vez que me chillas, ¿no?, jeje. - Si, jeje tienes razón. - Bueno,... ¡Heavyarms! – gritó Heero para que todos le escucharan – Montad enseguida, ha tenido que pasar algo en el poblado tenemos que regresar de inmediato. - ¡Sí señor! – gritaron sus hombres al escuchar la orden dada. - ¡TROWAA TROWAAAAAA! – se oyó un grito en el bosque apareciendo Duo en su Rex con varios hombres de su Clan. - ¡DUO! – exclamaron Trowa y Heero al oírlo y verlo tan desesperado. - ¿Qué haces aquí? ¿Qué a ocurrido? – preguntó preocupado Trowa - Se... se... se trata de Quatre y Hilde... - ¡¿Quatre?! – gritó Trowa desesperado - ¿Qué le ha ocurrido? - No... no estoy seguro es que... Omi... a despertado... y... y nos ha contado que... - Tranquilo Duo, respira – intentó tranquilizar Heero a Duo que le costaba hasta respirar.

Duo les contó todo lo ocurrido respecto a la conversación que había tenido su padre con Omi y de los planes que tenía el supuesto aliado del Clan Peacecraf y la posibilidad de que encontrasen a sus hermanos en el poblado Shina.

- Maldición, tenía el presentimiento que ocurriría algo no tendría que haber dejado marchar a Quatre, como le halla pasado algo no me perdonaré en la vida, me voy a buscarlo – se montó rápidamente en Barton y salió a toda velocidad hacia el poblado Shina. - ¡Espera Trowa! – gritó Heero – nosotros también vamos, ¡Montad! – le gritó a sus hombres. - ¡Heero! – interrumpió Duo – llévame contigo por favor. - No es peligroso. - ¡Me da igual son mis hermanos, quiero ir, tengo que ir! - No te puedo llevar solo serias un estorbo además ti Rex es muy lento no llegaríamos a tiempo. - Por favor – rogó a Heero conteniendo las lágrimas de angustia que se le acumulaban en los ojos – No te molestaré te lo prometo. - Esta bien, ven sube conmigo en Zero, el viaje va a ser movidito y no quiero oír ni una queja. - Gracias Heero te lo agradezco.

Duo se subió delante de Heero y se pusieron en marcha enseguida. Los tigris de Heavyarms corrían a una velocidad increíble comparada con la velocidad que corrían sus Rexs. Los hombres del Clan de Los Lagos también los seguían pero tardarías bastante más que ellos. Duo iba fuertemente sujetado al pelaje del animal y la vez era fuertemente sujetado por el brazo izquierdo de Heero para evitar que se cayese en uno de los movimientos bruscos que hacía Zero. A pesar de la preocupación que tenía Duo por sus hermanos no pudo contener el nerviosismo y el sonrojo que Heero le provocaba, no podía evitarlo, cada vez se tenía más atraído por él.

- "Maldición Duo dela de pensar tonterías tus hermanos están en peligro y tu solo puedes pensar en lo bien que huele y los bien que se siente estar entre los brazos de Heero, aararrggghhh". - "Este muchacho me va a volver loco, tengo que dejar de pensar en él, soy un guerrero y no puedo permitirme distraer por su presencia, mierda, mierda, mierda si no fuera tan atractivo y tan bello, ¿bello? Pero que estas pensando Heero concéntrate de una vez, maldición"

Hilde y Quatre salieron corriendo en cuanto Miwa se lo dijo, los Rexs corrían como alma que lleva el diablo, en ese momento una sombra enorme se plantó delante de ellos haciendo que el Rex de Hilde se agitase haciendo caer a Hilde del Rex. Frente a ellos otro animal como el anterior les cerraba el paso, era de un tamaño inferior al otro pero igualmente terrorífico. Hilde al verse sentada bajo las patas del animal retrocedió hacia atrás para poderse alejarse de la bestia. Quatre al ver que su hermana estaba al alcance del reptil se acercó con su Rex interponiéndose entre su hermana y el reptil para coger a su hermana de la mano y subirla con ella a su Rex. El animal los observaba detenidamente. Al ver como el Rex de Hilde estaba cerca de él paralizado por el miedo se lanzó hacia él partiéndolo por la mitad con su colmillo. Hilde chilló aterrorizada aferrándose a los brazos de su hermano, Quatre por otro lado no sabía como escapar de eso, tenía que hacer algo o morirían allí los dos, en ese momento la imagen de Trowa le vino a la cabeza pensando que no lo volvería a ver nunca más. Tenía que luchar, haría cualquier cosa por volver a ver a su amor, a su prometido.

- ¡Hilde agárrate fuerte! – Quatre aprovechó que el reptil estaba devorando al Rex para pasar rápidamente por su lado y poder seguir la huida.

Al percatarse el reptil que parte de su cena escapaba, olvidó la carne del Rex abatido para correr detrás del otro Rex. Quatre se dio cuenta que eran perseguidos por el animal, tenían que despistarlo a morirían. El reptil se les acercaba lentamente, su Rex se estaba agotando y no conseguiría huir a tiempo. Intentaba no mirar a tras pero Quatre cada vez podía sentirlo más cerca pronto los alcanzaría, todo estaba perdido y abrazó fuertemente a su hermana. Tanto Hilde como Quatre notaron con el reptil había hecho tropezar al Rex cayendo ambos estrepitosamente hacia delante cayendo al suelo. Al levantar la cabeza medio aturdido por la caída pudo ver como el animal mataba a su Rex de un zarpazo y se dirigía a Hilde que estaba a varios metros de distancia de él quedando más cercana a la bestia que él. Hilde estaba en sentada en el suelo con varios rasguños no muy importantes debido a la caída, estaba aterrada y no podía ni moverse, veía con el reptil se acercaba lentamente hacia ella y su cuerpo no podía reaccionar, al ver la situación Quatre sacó su espada para encarar al animal y poder dar tiempo a su hermana para escapar. Se acercó por el lado de la bestia para lanzarse sobre ella, con un movimiento certero logró herir al animal en la tapa haciendo que se girase hacia él, aún así Hilde no llegaba a reaccionar seguía inmóvil en el mismo sitio.

- ¡Hilde escapa! – gritó Quatre.

Quatre esquivó a duras penas el zarpazo pero resbaló cayendo al suelo, el reptil se acercaba cada vez más al rubio, como medida desesperada se levantó como pudo y volvió a atacar a la bestia. Quatre seguía atacando al animal y esquivando como pudo pero en un descuido fue golpeado fuertemente y lanzado varios metros hacia atrás quedando tendido en el suelo e inconsciente. Al ver que rubio no se movía el animal se encaró hacia la joven que permanecía en el mismo sitio presa del pánico. Se acercaba lentamente dispuesto a atacarle. Hilde seguía sin reaccionar tenía la vista fijada en el cuerpo inmóvil de su hermano y en la bestia que se acercaba, ese era su fin. En el momento que la bestia se preparaba para dar el golpe de gracia a su nueva presa una sombra cayó delante de la chica evadiendo el ataque del animal, reconociéndole de inmediato.

- Hilde retrocede y aléjate – gritó Hiroshi al ver el estado catatónico de la muchacha - ¿ Donde esta Quatre?. - El esta... esta allí – dijo Hilde señalando la zona donde había caído su hermano – no sé si esta.. - Tranquila ahora aléjate yo me encargaré de...

No tubo tiempo de terminar de hablar cuando sitió como una de las garras del animal rasgaba la piel de su espalda.

- Arrrrrrrrgggggggggghhhhhhhhhhh. Maldición, Hilde... escapa ¡AHORA! – Hiroshi había bajado al guardia al notar el estado de Hilde y eso le costó muy caro.

Hilde hecho a correr, el reptil zarandeo un par de veces al guerrero dejándolo mal herido e inconsciente para luego buscar con la vista a la presa que se le había escapado, al ver como se le escapada corrió tras ella. Hilde corría pero sus piernas no tenían la suficiente rapidez para escapar del animal, las lágrimas que resbalaban de su rostro no le dejaban ver bien, veía borroso y empezada a cansarse, al poco rato tropezó cayendo al suelo, al girarse vio como el animal estaba a unos metros de ella, también se había parado y se acercaba a ella lentamente. El animal levantó su zarpa para propinarle el golpe final e inconscientemente Hilde cerró los ojos esperando el zarpazo final pero este no llegó, en cambio oyó como la bestia emitía un rugido de dolor que la extraño. Temerosa de abrir los ojos, lo hizo lentamente, viendo como del cuello del animal sangraba abundantemente de una herida provocada por una espada, sobre la cabeza de la bestia un hombre, al cual no podía ver con mucha claridad por las lágrimas, se aferraba a ella mientras que con su cuchillo se lo clavaba una y otra vez, siendo salpicado por la sangre el animal. Junto a la bestia otro hombre de gran corpulencia esquivaba los zarpazos agónicos del animal mientras enterraba su larga espada en el mismo corazón de la bestia. Hilde estaba aterrorizada no entendía muy bien lo estaba pasando, ¿quién eran esas personas? El animal cayó muerto delante de ella encogiéndose sobre si misma miedo, no dejaba de llorar.

- ¿Te encuentras bien muchacha? – una voz varonil la sacó del estado de shock. - Hilde a notar cierta preocupación en esa voz desconocida levantó la cabeza para ver al propietario de la dicha voz. Al mirarle no pudo contenerse más y se abalanzó sobre esa persona para abrazarle, necesitaba sentirse protegida.

Al principio esa persona se sorprendió de la actitud de la joven pero luego le correspondió al abrazo, una vez que notó que la muchacha se había tranquilizado y había dejado de llorar la apartó suavemente de él.

- Tranquila ya pasó todo, ahora estás a salvo.

Hilde al notar que era suavemente apartada del cuerpo cálido que la había abrazado. Hilde lo miró sorprendida, delante de ella se encontraba un joven más o menos de su edad de piel oscura igual que sus ojos y su cabellera, no podía verlo del todo pero su gran atractivo junto con su porte atlético y esbelto lo hacía terriblemente atrayente. Por sus vestimentas supo que no era de la zona, a pesar de estar bastante manchado por la sangre de aquel reptil no pudo evitar sonrojarse a parecerle tan guapo.

- Esto... yo lo siento... estaba muy asustado y... - No te preocupes no me importa que una mujer hermosa me abrace es solo que voy a mancharte de sangre – sonrió el joven haciendo sonrojar más a Hilde. - ¿De sangre? – dijo al mirarse su ropa levemente manchada de sangre – Ah, no importa yo... - ¿Estas bien? ¿estás herida? - No... no estoy herida solo son algunos arañazos. - Bien me alegro, ¿puedes levantarte? - Creo que si – se levantó Hilde del suelo siendo ayudada por el joven moreno – perdona que sea intrometida pero ¿quienes sois?. - Ah es verdad, jeje, me llamo Wufei y mi amigo es Tiang-li, somos dos nómadas que viajamos de un lugar a otro, pasábamos por aquí cuando oímos los gritos y decidimos ayudaros. - Gra... gracias por ayudarnos te debo la vida no se como pagarte lo que has hecho por mí y por... oh Dios mío mi hermano y Hiroshi... él... él. – dijo triste volviendo a ponerse a llorar. - Shhhhhh tranquila, tranquila donde está tu hermano, ese tan Hiroshi debe de ser ese guerrero te intentó proteger. - ¿Lo has visto? ¿Cómo está? - No lo sé, solo lo vi cuanto intentó ayudarte, no llegamos a tiempo para ayudarle. Será mejor que vayamos a ver como está.

Los dos jóvenes nómadas junto a Hilde se acercaron a donde estaba el cuerpo del Hiroshi, estaba tumbado boca a bajo con numerosas heridas sangrantes e inconsciente. Tiang-li se acercó para girar el cuerpo y comprobar el estado del guerrero.

- Aún está vivo – dijo seriamente – pero no creo que dure mucho si no le atienden rápido. - Oh Dios mío es culpa mía – sollozó Hilde al ver el estado de su protector. - No lo creo preciosa. - Hilde – interrumpió nerviosa y sonrojada – mi nombre es Hilde. - Bueno preciosa Hilde – sonrió el joven – cualquier hombre que se pretenda llamar guerrero protegería con su vida a una mujer y más si es una preciosidad como tú. – comentó acercando una de las manos de Hilde para verla en la mano. - Esto yo... no sé que decir. - No hace falta que digas nada. Por cierto y tu hermano ¿dónde esta?. - Mi hermano Quatre cayó allí – dijo señalando a unos arbustos a varios metros de ellos.

Tiang-li se levantó y camino en dirección a donde la joven había indicado, allí entre los arbustos un joven rubio estaba tirado en el suelo con un fuerte golpe en la cabeza. El hombre robusto se acercó para examinarlo. Hilde contenía el aliento por miedo a escuchar una terrible noticia sobre el estado de su hermano.

- Esta vivo – comentó el hombretón – solo tiene un fuerte golpe en la cabeza pero sobrevivirá. - Gracias a los Dioses – dijo aliviada al saber el estado de su hermano, acercándose a verlo ya que antes no se atrevió a hacerlo. Una vez junto a él se arrodilló para hablarle. - ¿Q-chan, estas bien? – dijo meciéndole levemente para hacerlo despertar. - Toma – dijo Wufei acercándole su petaca con agua – refréscale la cara así despertará.

Hilde hizo lo que le dijo Wufei rompiéndose un trozo de su falda para emparar el trozo con agua y refrescar el rostro de su hermano.

- Quatre, ¿puedes oírme? - Hi... Hilde,... ¿eres tú? Contestó medio aturdido. - Ey, muchacho, ¿te encuentras bien? – interrumpió Tiang-li que se encontraba junto a él. - Errr... si estoy bien, un poco mareado pero bien, ¿quiénes son Uds.? – preguntó intrigado al ver dos caras desconocidas. - Q-chan, son Tiang-li-san y Wufei-san, nos han ayudado a vencer al monstruo, gracias a ellos estamos vivos. - ¿El monstruo?... A sí, no estas herida Hilde – dijo tratando de levantarse pero al hacerlo se mareo y calló de nuevo al suelo. - Ey, ey, tranquilo jovencito no debes hacer movimientos bruscos, tienes un fuerte golpe en la cabeza – dijo Tiang-li, sujetando a Quatre antes de volver a golpearse contra el suelo. - Eeehhh, lo siento – dijo avergonzado. - Bueno, ¿hacia donde ibais muchachos? – preguntó Wufei a los jóvenes – lo digo porque vuestro amigo está grave y sería bueno que os lo llevarais cuanto antes a un Shaman. - Nosotros... íbamos a... – intentó decir Quatre, no estaba seguro si decirles la verdad a esos desconocidos, a pesar que su don no le indicara que les querían hacer daño pero si podía sentir que ambos ocultaban un gran secreto - ... un poblado cerca de aquí. - Bueno me parece bien, si queréis os podemos ayudar a llevarlo a donde valláis. - No... no es necesario pero gracias – se apresuró a decir Quatre. - Pero Quatre – dijo Hilde extrañada – ya no tenemos los Rexs con nosotros, ¿cómo vamos a llevar a Hiroshi-san con nosotros?, moriría antes de llegar. - Tienes razón, no me acordaba que esa bestia había matado a nuestros Rexs. - No hay problema – dijo cordialmente Wufei para que le tomasen confianza – es normal que tu hermano desconfíe de unos desconocidos, yo haría lo mismo si te tuviera que proteger. - Yo lo siento no quería que se incomodasen por mi comentario. - Tranquilo Quatre, ¿es tu nombre, verdad? – pregunto amablemente Wufei viendo como el joven asentía con la cabeza – no nos has incomodado, como le he dicho a tu hermana somos nómadas que viajamos por todos lados, se podría decir que somos guerreros errantes, jeje. - Creo que entonces no me queda más remedio que aceptar su ofrecimiento Wufei-sama. - Oh, por favor deja las formalidades, llámame Wufei, de la otra manera me haces sentir muy viejo y creo que no lo soy, ¿verdad preciosa? – dijo coqueteando a Hilde cosa que notó Quatre y no le gustó demasiado – además no me quedaría tranquilo si os dejáramos a vuestra suerte, últimamente hay gente indeseable por aquí y sois demasiada tentación para que no se fijaran en vosotros. - Eh, no creo que eso sea verdad pero... – dijo ruborizado Quatre al ver el interés de Wufei por ellos. - Será mejor que nos vallamos ya – interrumpió Tiang-li – yo me encargaré de llegarte y al herido – dijo mirando a Quatre – Wufei, ¿llevarás a la muchacha?. - Claro Tiang-li, ¿podrás con los dos? - Si no hay problema.

Quatre al intentar levantarse de nuevo se volvió a marear siendo sostenido otra vez por Tiang-li.

- Tranquilo, yo te llevaré, será mejor que descanses e intentes dormir durante el camino así recuperarás fuerzas. - Es... que yo – dijo ruborizado al darse cuenta como era cogido en brazos sin apenas esfuerzo por parte de aquel hombretón – gra... gracias. - Bueno será mejor que nos pongamos en camino ya.

- ¡Alto! – gritó Heero para detener a sus hombres. Frente a él el tigris de Trowa estaba detenido a pocos metros de él había un cuerpo inmóvil cubierto de sangre y lo que podría ser un Rex despedazado. Trowa se movía de un lado a otro como buscando más evidencias de lo sucedido o algún cuerpo más, estaba desesperado y su rostro mostraba el pánico que se albergaba en su interior. - Duo quédate junto a Zero y no te muevas de aquí y ni te acerques – dijo seriamente a Duo. - ¿Qué pasa, que es eso de allí parece...? - ¡Cállate y no te muevas, me has oído! - Pero... – no pudo decir nada más porque Heero se había acercado a ver el cuerpo. - ¿Trowa? – habló lo más calmado que podía, estaba preocupado por su primo, los rastros que habían en ese pequeño claro no eran para nada alentador. - Dios mío Heero, está todo lleno de sangre y ese guerrero está muerto y es de... - Ssssshhh, no hables tan fuerte Duo te puede oír, ¿han aparecido más cuerpos? - No... no he visto a nadie más, por favor... que no le halla... pasado nada – dijo derrumbándose sobre sus rodillas conteniendo a duras penas las lágrimas que amenazaban con salir. - No te preocupes – se agachó Heero para abrazar a su primo para consolarlo – seguro que se salvó, ese no era el único guerrero que les acompañaba. - ¡OH DIOS MIO! – se escuchó el grito de Duo al reconocer al guerrero que yacía muerto – es... es... Miwa – calló de rodillas llorando por el miedo a haber perdido a sus hermanos también. - ¡Te he dicho que no te movieras del Zero! – gritó a Duo mientras se acercaba a él. - ¿Es... es Miwa... un guerrero... de mi poblado? ¿Dónde esta Quatre? ¿Y Hilde? – lloraba histérico. - Tranquilízate – le gritó Heero abofeteándole – el que te pongas histérico no va a solucionar nada. - Pero y Quatre – dijo un poco más tranquilo tocándose la mejilla roja por el golpe – él no... ellos no están... - Ellos no están muertos – interrumpió Trowa que se había acercado a la pareja. - ¿Dónde están? – rompió a llorar de nuevo pero esta vez se lanzó inconscientemente a los brazos de Heero para llorar en su pecho.

Heero al principio se sorprendió pero luego correspondió al abrazo hasta que Duo se tranquilizó y dejó de llorar. - Gracias Heero. - Hn. - ¡Heero- sama, Trowa- sama! – gritó uno de sus hombres – aquí hay rastro de una huida, hay huellas de Rex. - ¿ Donde? – preguntó Trowa - Aquí señor. - Hay que seguir ese rastro – dijo a sus hombres – a los tigris. El grupo Heavyarms siguió el rastro del Rex hasta un nuevo ensanchamiento del camino, allí se volvieron a ver rastros de lucha y sangre a unos metros de ellos yacía otro de los Rex destrozado. - Hay rastro de sangre aquí Heero-san – escuchó decir a uno de sus hombres. - Aquí hay otro de esos bichos muertos Trowa-san – dijo otro. - ¿Hay rastro de algún otro cuerpo o huellas de más animales? – preguntó Heero notando como Duo se tensaba entre sus brazos al oírlo. - No hay más cuerpos señor, pero aquí aparecen nuevas huellas, son de algún tipo de animal de transporte, un Yuak o algo parecido señor. - Bien sigamos la búsqueda, aquí no hay nada más que ver sigamos – dijo Heero para volverse a poner en marcha. Al cabo de un rato cerca de la salida del bosque el grupo de Heavyarms con Duo vio como un grupo reducido de dos Yuaks se dirigía hacia el poblado Shina, no se podía ver bien a sus integrantes por la distancia que los separaba. - Trowa mira allí, pueden ser ellos – dijo Heero señalando al grupo a lo lejos. - Puede que si, tenemos que averiguarlo – dijo Trowa corriendo hacia el pequeño grupo. - Espera Trowa – gritó Duo para detener a Trowa – hay otra manera de averiguarlo sin ser descubiertos. ¡Shinigami! – gritó haciendo que su ave se acercase a él – vuela y comprueba si es Quatre.

El ave de Duo se alzó en vuelo rápidamente en dirección a aquel grupo, al poco rato se acerco volando en círculos sobre los desconocidos. Varios minutos después el suzako de Duo comenzó a hacer ruidos fuertes y a revolotear más rápidamente. - ¡Hilde es el suzako de Duo es Shinigami! – exclamó Quatre. - Es verdad, Duo debe de estar cerca, gracias a Dios. - ¿Shinigami? ¿Duo? – preguntó intrigado Wufei. - Duo es nuestro hermano – contestó Hilde - y Shinigami es el suzako de mi hermano. - Valla, veo que habrá un encuentro fraternal – sonrió – Tiang li, espero, nos detendremos para que nos alcancen. - Gracias Wufei- sama, quiero decir Wufei. - Es está mejor, jeje, supongo que estará preocupado al ver el destrozo que ocasionó aquel bicho. - Supongo que si – dijo avergonzado Quatre. Quatre se sentía un poco incomodo en tener que viajar sostenido por aquel hombretón le incomodaba. De pronto sintió algo en el pecho que le hizo girarse en dirección a la salida del bosque. - ¡Trowa!.

- Si son ellos – dijo alegre Duo – Quatre está con esos hombres. - Quatre – susurró Trowa corriendo hacia ellos. Todo el grupo de Heavyarms se dirigió al encuentro del pequeño grupo. Trowa fue el primero en alcanzarles. Al ver como aquel hombre tenía sujetado a su rubio contra su cuerpo la preocupación que sentía en esos momentos se transformó en ira. - ¿Quién eres tú? – le dijo fríamente al hombretón – Quítale las manos de encima a mi prometido, me has oído. - He tranquilo, no hace falta que te pongas así – defendió Wufei a su compañero – menuda manera de agradecer por salvar la vida de estos chicos, que tienes. - Trowa gracias a los Dioses que estas aquí – dijo intentando bajarse del animal sin caerse. - ¿Estás bien y tú Hilde? – dijo abrazando a Quatre que parecía mareado. - Quatre, Hilde ¿estáis bien? – preguntó Duo al llegar junto a ellos. - Duo – sollozó de nuevo Hilde que intentaba contener las lágrimas. - ¿Qué ha pasado y quien son ellos? – preguntó Heero a Quatre. - Ejem... ejem... - interrumpió Wufei acercándose al tigris de Heero. Mi nombre es Wufei y mi compañero es Tiang-li, somos nómadas de tierras lejanas, estábamos de camino de regreso al poblado de Yokoham y oímos una pelea en el bosque cuando nos dimos cuenta estaba siendo atacados por un reptil de las montañas y decidimos intervenir. Tú debes de ser Duo, ¿no? – dijo acariciando la mano de Duo sin despegar la vista de sus ojos violetas. - Eehh, si soy yo – dijo avergonzado por la intensa mirada del joven moreno. Antes que se diera cuenta Heero había conseguido que se rompiera el contacto de sus manos haciendo que Zero se moviera hacia un lado y lanzándole al moreno una mirada de desaprobación. - Eres igual de hermoso que tus hermanos, tus padres deben de estar muy orgullosos de Uds. - Esto yo... – Duo no sabía que responder - ¿Vosotros acabasteis con los dos reptiles? – dijo Heero cambiando el tema, la conversación que tenía Duo con ese hombre le estaba poniendo furioso. - No – habló Tiang-li – no sabíamos que había otro, solo vimos uno. - El... el primer animal lo mataron Miwa y Hiroshi – comentó Quatre – creo que Miwa no consiguió salir vivo, snif. - No te preocupes por eso ahora, lo importante es que tú y Hilde estáis bien. - No es por nada pero... – dijo Tiang-li – si no nos damos prisa vuestro amigo morirá desangrado. - Hiroshi – dijo Duo al ver el estado del guerrero. - El poblado más cercano es Shina, será mejor que lo llevemos allí – dijo Trowa – Quatre ven conmigo yo te llevaré. - Sí. - No se como agradeceros el que les halláis salvado la vida – dijo Trowa dirigiéndose a Wufei – estoy en deuda con vosotros. - No ha sido para tanto – comentó Wufei – pero si insistes ya te diré cuando devolverme el favor, jeje.

El grupo se volvió a poner en marcha para dirigirse hacia el poblado de Shina con la diferencia que Quatre viajaba entre los brazos de Trowa y recostándose el pecho de su prometido mientras éste le acariciaba suavemente el pecho y el abdomen para relajarlo.

- Estaba muy preocupado por ti mi amor, pensé que te había perdido – le susurró al oído a Quatre. - Yo también tenía mucho miedo, pensé que no te volvería a ver – le contestó girándose un poco para poder besarle en los labios. Un beso suave y corto pero de sentimiento.

Continuará...