Instintos
Cap.10
El sol lucía brillante esa mañana, ya había pasado media mañana y la algarabía se podía oír por todo el poblado, la ofrenda floral ya había acabado hace rato y los integrantes al Festival disfrutaban de la fiesta, comida y música que los anfitriones les ofrecían y que duraría hasta la hora de comer. Algunos bailaban en círculos las danzas típicas para esas ocasiones, otros se reunían a comer y beber y para hablar alrededor de las hogueras. Entre uno de esos grupos se encontraba el Clan Heavyarms con el Jefe Nazca y su esposa, Nazca y su esposa conversaban con el Jefe Yuki y el guerrero Touya, Trowa y Quatre se separaron del grupo para irse a bailar igual que Yune y Duo, Hilde al contrario estaba sentada junto a su padre sin intervenir en ningún momento en la conversación que se desarrollaba ante ella, su mente y alma estaba en otro lado. Heero, por su lado, estaba encerrado en sus propios sentimiento y recuerdos, no podía de dejar de ver en su mente el instante en que Duo fue besado por Millardo, tubo que contenerse cosa que por primera vez en su vida le contó horrores. Los celos que corroían el corazón, quería matar a Millardo por besarlo, solo él tenía derecho a hacerlo, Duo solo le pertenecía a él, pero tubo que contenerse y mirar hacia otro lado, jamás pensó que le dolería tanto ver como Duo besaba a otro hombre, pero lo que más le dolió fue ver la mirada sorprendida de Duo después de que Millardo le besase, había esperado una reacción de repulsión o de rechazo por haberlo besado, pero no fue así, lo vio allí delante de Millardo sorprendido y sonrojado, aquello lo enfureció más, ¿por qué reaccionó así? ¿ Acaso había empezado a sentir algo por ese rubio egocéntrico? ¿se estaría vengando de él por haberle rechazado como lo hizo?. Estaba confundido y no sabía como interpretar la situación. Por un lado quería ir a reclamarle a Duo por su comportamiento pero por otro lado no podía hacerlo, todo lo que estaba haciendo lo estaba haciendo para no perder a Duo por culpa de Millardo pero, ¿si lo había perdido ya?. No sabía que pensar, y al verlo allí unos metros delante de él bailando alegremente con su hermana pequeña y sin parecer preocupado ni triste le confundía más. Tendría que estar triste y deprimido por su rechazo y por el compromiso pero no, parecía alegre y feliz. Se sorprendía de sí mismo, nunca había sido tan indeciso como lo era ahora. Se acercaba la hora de comer y ya todo estaba dispuesto para la comida, cada uno se sentó en los sitios dispuestos para ellos, Heero ante la insistencia de Relena, que se le acercó antes de dar comienzo la comida, tubo que aceptar que se quedara a comer con él junto a su familia y el Clan anfitrión, el ambiente se tornó denso, nadie quería hablar por miedo a dar información a Relena, solo se oía alguna que otra conversación superficial y sin importancia, en cambio Relena se dedicó a hablar (cotorrear, jeje) sobre lo que harían juntos una vez que se trasladasen a su Clan y sobre los planes que tenían una vez casados, ante la escasa conversación que le ofrecía Heero, Relena se dio por vencida y se dedicó ha hablar con sus futuros suegros y demás miembros de cosas sin importancia. Trowa y Quatre por su parte hablaban tranquilamente sobre su futuro haciendo participe de vez en cuando a sus padres y la las hermanadas de Quatre. Duo, Hilde y Heero seguían en silencio solo preocupados en comer lo más rápido posible para poder abandonar la mesa para evadir la tensión reinante y sus propios pensamientos. El martirio, para algunos, de la comida dio su fin, había pasado varias horas desde su inicio y nunca veían que se iba a acabar. Duo y Heero desaparecieron, cada uno por su lado, alegando que tenían cosas que hacer, siendo a Heero más difícil por tener que deshacerse de Relena, Hilde tras pensarlo detenidamente se decidió a comprobar lo que momentos atrás Relena le había contado, por eso en cuanto pudo escaparse se dirigió a la cabaña que le habían asignado a Wufei y a Tiang-li, no sin antes asegurarse que no era descubierta por los jóvenes nómadas. Con miedo y angustia se dirigió hacia allí con la esperanza de descubrir que todo había sido una mentira de Relena.
Wufei y Tiang-li se habían alejado lo máximo posible de los invitados para no ser reconocidos, durante la comida se sentaron en una de las mesas más alejadas donde diferentes persona de diferentes Clanes pequeños disfrutaban de a comida. Una vez finalizada y al ver que los invitados se volvía a dirigir hacia las hogueras para seguir con la fiesta, ellos se dedicaron a buscar a Millardo sin que fuera notado por nadie.
- Wufei – les habló una voz a sus espaldas – llevo rato buscándoos. - Millardo, tu hermana no ha avisado que nos querías ver, ¿qué ocurre?. ¿ya ha empezado todo? – dijo preocupado. - No... no es eso, es solo que..., no se como lo vas a tomar pero, mejor hablemos en otro lugar – dijo haciendo que le siguiera hasta una de las cabañas más alejadas – han habido cambios. -¿Cambios?, de que tipo – preguntó Wufei intrigado. -Esto no me gusta – acusó Tiang-li – no intentarás traicionarnos a hora. -Eso sería un suicidio – se defendió Millardo – por eso os he venido a avisar, mira desde un principio no estaba muy de acuerdo con este asalto al Clan de Los Lagos, todo fue ideado por mi padre. -Sí, esos ya lo sabíamos – interrumpió Tiang-li. -Déjale hablar Tiang-li -En un principio accedí porque pensé que sería divertido y que podríamos conseguir cosa de interés y provecho, pero me he dado cuenta que no, lo único que vamos a conseguir es la muerte de muchos inocentes y cosas de valor que ahora no me interesan como antes. -Vaya, vaya, Millardo me sorprende, no pensé que tuvieras conciencia – se rió Wufei – de verdad me sorprende, ¿tu padre sabe algo de esto?. -No... no sabe nada, si se enterase no me haría caso está demasiado cegado por la venganza y el odio para escucharme. -¿Y que quieres que haga yo? – se burló el moreno -¿qué convexa a tú padre, jeje. -Sabes que no, no me creas tan ingenuo Wufei, solo te pido que deniegues tu apoyo, que no le ayudes. -Y perder una recompensa y parte de las tierras y mujeres de este Clan, ja no me hagas reír. -No me creas tan estúpido, Wufei, conmigo no te hagas el duro, sé perfectamente que estas "muy" interesado el Hilde, la hija de Nazca, y estoy seguro que ella te corresponde, ¿cómo se sentirá cuando descubra todo? -Eso no es asunto tuyo Millardo – dijo enfrentándole cogiéndole del cuello – no te metas en mis cosas o te irá muy mal, no intentarás amenazarme contándoselo todo, ¿no?. -No tranquilo, no lo decía por eso, solo te doy la posibilidad de olvidar todo esto, podrías estar con ella sin problemas, estoy seguro que si tú y el Jefe Nazca habláis y firmáis un tratado de alianza no pondría ninguna objeción a que pretendieras a su hija. -Yo jamás rompo una promesa, di mi palabra de ayudaros en este ataque y así lo haré – dijo luchando internamente para parecer decidido. -Wufei, tú me diste tu palabra a mí y no ha mi padre, por eso te libero de tu palabra, tú honor estará a salvo, que prefieres, tu felicidad o tú posición y poder, no creo que a ella le guste mucho descubrir que fuiste parte de la masacre de su Clan. -¿Por qué haces esto? – preguntó serio. -Asuntos personales. -No me vale, dame una razón. -Vaya, últimamente estoy dando más razones de lo que estoy acostumbrados, jeje. -No se dé que me hablas – dijo molesto. -Habla claro Millardo – habló Tiang-li molesto por tanto misterio. -De acuerdo, te lo diré, la razón es muy simple, es la misma que la tuya. -¿La mía?, no te entiendo. -El amor – dijo mirando las caras extrañadas de los dos jóvenes – lo hago por la persona que amo, hasta ahora no lo he entendido, siempre he estado enamorado de esa persona pero no lo quería reconocer y si esto no lo impido seguramente él sería uno de los primeros que moriría, mi padre lo mataría si no hago nada. -¿Porque tendría que matarlo tu padre?, Estoy seguro que no se trata de ninguno de los hijos de Nazca. -No no son ninguno de ellos, pero esa persona ha informado al Jefe Nazca y a su gente de nuestros planes y de tu implicación en esto. -¡¿QUUUEEE?! – gritaron los dos morenos sorprendidos. -Ellos saben de nosotros, pero si... – dijo sorprendido Wufei. -De nuestros planes estoy seguro que los saben, se han comportado muy cautelosamente sobre su vigilancia y seguridad y sobre vosotros, puede que tengan dudas sobre si sois vosotros directamente, pero saben que tu Clan interferirá tarde o temprano, por eso supongo que Hilde estaba siempre contigo, para descubrir si eras del Clan del Norte o no. -Mierda, esto no me gusta – exclamó Tiang-li – Wufei-sama que vamos hacer si no descubren ahora estaremos en problemas, solo estamos los dos, nuestra gente esta a dos días de aquí, si nos detienen lo más seguro es que nos hagan prisionero y quieran utilizarnos como chantaje para que no interfiramos. -Puede que tengas razón pero..., Millardo estás seguro que ya están informados, ¿donde está ese chico?, tengo que hablar con él. -Él no está aquí, le hice marcharse con un hombre de mi confianza, antes de que mi padre pudiese hacerle algo. -Muy inteligente por tu parte Millardo. -Wufei, lo mejor es que vuelvas esta misma noche con tu gente, antes que Nazca intente detenerte, yo me encargaré de mi padre y se lo explicaré todo a Hilde y cuando todo se aclare podrás hablar tú en persona con ella. -No pienso huir como un cobarde Millardo, por quien me tomas. -No seas estúpido Wufei, no te estoy pidiendo que huyas, solo te estoy diciendo que regreses con tus hombres, estoy seguro que si mi padre se huele algo es capaz de hacer creer a tus hombres que el Jefe Nazca te tiene prisionero para que tu gente ataque enfurecida y sin contemplaciones. No es una huida Wufei, es solo para evitar que mi padre te utilice para sus propios fines. -Esto no me gusta – interrumpió Tiang-li – está en juego nuestro prestigio, pero Wufei-sama sabe que puede contar conmigo para lo que sea y nuestros hombres también le apoyarán en lo que decida. -Te lo agradezco Tiang-li, el deber de un jefe de un Clan es el bienestar de su gente, no puedo permitir que por mi egoísmo quedemos mal. -Piénsatelo Wufei – dijo preocupado Millardo – ya te he dicho que tu palabra queda saldada. -Wufei-sama, si me lo permites – dijo seriamente a Jefe – llevo mucho tiempo como su mano derecha. -Háblame de tú Tiang-li, tenemos confianza. -Claro Wufei-sama, como te decía levo muchos años a tu servicio y hasta ahora jamás habías antepuesto a tus necesidades a tus deberes de Jefe de nuestro Clan, jamás te habías interesado en nadie, siempre has estado solo y la única compañía que has tenido a sido fulanas de una noche. -Tiang-li, eso no viene a cuento. -Sí, Wufei-sama, siempre has ayudado a tus hombres a conseguir lo que querían, puede que no sea muy inteligente ya que lo único de valor que poseo es mi fuerzo que sé que durante estos días que hemos estado aquí y que has estado de esa muchacha han sido importantes para ti. Por primera vez en mucho tiempo has sido feliz y si esa chica es lo que necesitas no permitiré que lo arruines. Sé lo importante que es ella para ti. Si por ella tenemos que renunciar a una pelea que no nos concierne a nosotros, lo haremos, después de todo este poblado es un poblado tranquilo y sencillo, no es tan tentador y fructifico como nos hicieron pensar. -Pero Tiang-li... -Nada de peros señor, con mis debidos respectos si no te quedas con esa chica eres idiota. -Jajaja – se rió Millardo al oír la conversación – Wufei creo que Tiang-li te ha dado una lección de sentimientos, en serio Wufei, hasta ahora nunca le he dado importancia a los sentimientos pensaba que era una estupidez pero cuando pensé que perdía a Omi me volví loco, ¿que harías tú si supieras que mi padre mató a Hilde y a todos sus hermanos? -Acabaría con él, tenlo por seguro. -Pues, ten por seguro que eso ocurrirá si no evitamos este enfrentamiento. Ella jamás permitiría abandonar su poblado sabiendo lo que ocurrirá. -Pues me la llevaré a la fuerza. -¿En serio piensas que esa seria la solución? -No... ella jamás me perdonaría algo así. -De una manera o otra la acabarías perdiendo y seguro que te odiaría por ello, de esta manera que te propongo nadie saldrá perjudicado, al contrario, estoy seguro que ella te lo agradecería intensamente – dijo con malicia. -No te atrevas a hablar de ella de esa manera – amenazó a Millardo que dejó de reír enseguida. -Además hay que tener otra cosa en cuenta que antes no sabíamos. -¿De que se trata Tiang-li? –preguntó Wufei. -Del apoyo que le Clan Heavyarms le daría a Nazca. Todo el mundo sabe que son un Clan guerrero que hay que tener en cuenta, siendo sinceros, si no enfrentamos directamente a ellos no lo tendríamos tan fácil, esto se podría convertir en una matanza aunque la idea es tentadora, jeje. -No hay quien te entienda – dijo Millardo a Tiang-li – primero dices no quieres enfrentarte para que tú Jefe del Clan sea feliz y ahora dices que te tienta la idea de enfrentarte al Clan Heavyarms. -No te tiene que extrañar tanto – defendió Wufei a su hombre de confianza - somos un Clan Guerrero y la pelea es nuestra forma de vida, eso nos hacer querer enfrentarnos con oponentes cada vez más fuertes y el Clan Heavyarms es uno de los más poderosos de estas tierras. -¿Entonces? – preguntó preocupado - ¿qué vas hacer Wufei?, el tiempo se acaba. -De acuerdo, te ayudaré Millardo, no interferiremos en los planos de tu padre. -¡Bien! – dijo sin poder contener la alegría por la repuesta de Wufei – no sabes lo que me alegra que hayas aceptado, esto es lo mejor para todos. -Ahora bien Millardo, ¿cómo piensas evitar que tu padre ataque al Jefe Nazca? -No sé si podré evitarlo del todo, yo cuento con hombres de confianza que harán lo que yo les pida por algo soy el heredero de mi Clan pero hay un grupo que podría dar problemas, a esos son los que hay que vigilar. Lo más seguro es que vaya a hablar con el Jefe Nazca, él me dará el apoyo que me falta para sublevar a los que se opongan. -¿Y tu padre? -Él no cederá, tendré que obligarlo a que cese cono cabeza del Clan, esa es la única manera de evitar que envíe a sus hombres a pelear, sin apoyo no le quedará más remedio que renunciar a su estúpida venganza. -Parece que lo tienes todo pensado, me alegro, esta noche Tiang-li y yo partiremos a la frontera del territorio de Los Lagos, cerca de los límites de tus tierras, allí deberían estar mis hombres, les pondré sobre aviso y en cuanto este todo claro vendré con mis hombres a darte apoyo y hablar con Hilde y su padre. -De acuerdo yo habré avisado de tú llegada al Jefe Nazca para que no os confundan con un posible ataque y tranquilo también hablaré con Hilde, puedes ir tranquilo, no permitiré que les ocurra nada mientras no estés. -Te lo agradezco, ahora será mejor que nos vayamos a preparar nuestras cosas para salir cuanto antes y sin ser vistos. -Wufei – le habló Millardo cuando se alejaba rumbo a su cabaña – gracias. -No tienes porque dármelas – dijo sonriendo – esto también lo hago por mí – y siguió caminado perdiéndose entre la gente.
Millardo se dio la vuelta para marcharse tenía que buscar el momento apropiado para poder hablar con el Jefe Nazca sin que nadie se diera cuenta, cosa que no iba a ser difícil. Al darse la vuelta no se percató que una sombra había escuchado toda la conversación, sin ser descubierta se perdió entre las cabañas con intención de dar esa valiosa información a su Jefe.
Faltaban apenas dos horas para que el sol empezase a esconderse, el tiempo parecía escurrirse como la arena entre las manos. Entre la conversación con Millardo y preparar los animales para salir de allí sin ser visto, habían llegado casi hasta el atardecer, sin que nadie se diera cuenta Wufei y Tiang-li llevaron a sus animales hasta cerca de su cabaña, en una pequeña arboleda llena de arbustos que camuflaban a la perfección a sus animales. En el centro del poblado nada había cambiado, todo el mundo seguía con la fiesta, bailando y bebiendo sin parar. A pesar del gran barullo que era el centro del pueblo, la zona de las cabañas estaba bastante tranquila y silenciosa. Algo dentro del pecho de Wufei le alertó que algo andaba mal, al acercarse a la cabaña que les habían asignado. Wufei entró el primero, pese a la claridad que había fuera dentro de la cabaña estaba oscuro, nada más entrar tropezó, sin llegar a caerse con una de las pieles que solía usar para refugiarse del frío cuando viajaba, cosa que le sorprendió ya que todas sus cosas estaban bien guardadas y escondidas dentro de la cabaña, al dar un paso más dentro de la cabaña vio sorprendido como todas sus cosa y las de Tiang-li estaban esparcidas por todo el suelo cosa que empezó a preocupar seriamente.
-Pero que demonios a pasado aquí – dijo Wufei lo más calmado posible y en voz baja. -Nos han registrado – dijo Tiang-li al ver sus armas por el suelo junto a los emblemas de su Clan y la capa con el Dragón dorado grabado. -Maldición esto no es bueno – dijo Wufei entrando al interior de la cabaña empezando a recoger su cosa – hay que marcharnos ya, quien haya hecho esto puede que ya haya avisado al Jefe Nazca -Sssshhh! – silenció Tiang-li al parecerle haber escuchado algo – hay alguien aquí – aseguró.
Wufei sacando su cuchillo, miró por todo su alrededor para poder encontrar al intruso pero no vio a nadie. Iba caminado hacia el interior de la cabaña cuando pudo percibir el sonido de una persona, con mucho cuidado para no delatarse se acercó hacia la esquina de la cabaña donde varias pieles ocultaban la figura agachada de una persona, por la poca luz de la cabaña no se podía distinguir quien era, estaba sentada en el suelo abrazando sus piernas sujetando entre sus brazos lo que parecía ser una piel, la cabeza la tenia agachada y se podía oír como murmuraba entrecortadamente por el llanto. Al estar a unos pasos del intruso pudo identificar que la piel que sujetaba esa persona era su capa la cual estaba bordada el Dragón de su emblema, cosa que le sorprendió en un principio pero más se sorprendió al reconocer a la persona que sujetaba firmemente su capa contra su pecho. -¿Hilde? -¿Por qué? – se oyó el ruego de la muchacha - ¿por qué me has mentido? -Hilde todo tiene una explicación – dijo acercándose a la chica para sujetarla del brazo para que lo mirase. -¡No me toques! – gritó enfadada - ¿cómo has podido? Yo creí en ti, me negué a creer que lo que decía Trowa era verdad, tu, snif, tú no podías ser... snif, el... enemigo. -¡No soy el enemigo, Hilde! Yo... -¿Vas a negarme que no eres del Clan del Norte?¿que no te has aliado con esos desgraciados del Clan Peacecraf para matar a mi familia? Dime que es mentira – lloraba desconsoladamente. -... -Dilo Wufei, snif... por lo que más quieras, dime que es mentira. -No es mentira, Hilde... yo soy el Jefe del Clan Chang, soy Wufei Chang y... si tenía un acuerdo con el Clan Peacecraf. -Como has podido hacerme esto – levantó la cabeza para encarar a Wufei, se le notaba que llevaba horas llorando por lo irritados e hinchados que tenía los ojos. -Por todos los Dioses Hilde – dijo preocupado al ver el rostro de la muchacha – cuanto rato llevas aquí – intentó abrazarla. -¡No me toques! – le gritó – todos sois iguales, snif, todos los hombres sois iguales, os aprovecháis de las personas y luego las desecháis. -Hilde, escúchame, por favor, las cosas han cambiado, ya no vamos a atacaros, créeme. -Déjame Wufei, snif, ya no confío en ti, ¿quién me dice que no me mientes ahora?. -No te miento – dijo cogiéndola de los brazos para que lo mirase – no puedo cambiar el echo de que soy del Clan Chang pero sí el de aliarme con el padre de Millardo, tanto él como yo hemos desistido de atacaros, todo fue obra del loco del Jefe Peacecraf, al principio estaba de acuerdo porque pensaba que podía sacar algo de provecho para mi y mi gente pero ahora ya no lo creo, no desde que te conocí. -¿Por qué dices que desde que me conociste?, todo ha sido una farsa, snif, me has mentido, snif. -Maldita sea Hilde, no te he mentido, he cambiado mi decisión por ti – dijo mirándola a la cara mientras lloraba. A demás no soy el único que ha mentido aquí. Tú tampoco me dijiste que eras la hija de Nazca, maldición. -Eso es diferente, si lo hubieras sabido... -¿Qué? ¿si lo hubiera sabido que. ? ¿te habría matado?, eso crees. -Es posible – dijo sin apenas voz. -No me conoces Hilde, pese a lo te hayan podido contar de mí, jamás mato a mujeres ni a niños, solo a aquellos que se enfrentan a mí. A ti jamás te hubiera hecho daño. He renunciado a la lucha por ti. -¿Por mí?, que tengo que ver yo. -¿Y me lo preguntas? Creo que mis intenciones han sido muy claras, sobre ti. -Sí... seducirme para que no dijese nada a mi padre y así poder atacar sin levantar sospecha. -Arggghh, Hilde maldición, nunca quise seducirte para eso, mierda que no ves que estoy enamorado de ti, joder, me importas y por eso no quiero participar en esa locura – dijo abrazándola contra su pecho. -Suéltame Wufei, por favor, no me toques – susurro conteniendo las lágrimas, sin darse cuenta Hilde cogió el cuchillo que había guardado Wufei, al acercarse a ella, en su cintura – no me lo hagas más difícil – dijo al separarse de su cuerpo apuntándolo con el cuchillo. -Wufei-sama – gritó Tiang-li, acercándose a la pareja con cuchillo en mano, al ver como amenazaba a su Jefe. -Tiang-li – gritó a su subordinado al ver la intención de atacar a la muchacha para defenderlo – no te acerques, esto es cosa mía. -Pero... -Nada de peros Tiang-li, esto no va contigo – dijo para luego mirar a Hilde que al acercarse a la chica topó con la punta del cuchillo. -No te muevas Wufei... no me obligues ha hacerlo – dijo con los ojos llenos de lágrimas. -Hilde créeme, te quiero jamás haría nada que te hiciera daño. -No te creo Wufei, eres un mentiroso, solo quieres engañarme otra vez. -Eso no es verdad, no te estoy mintiendo – le contestó acercándose a ella clavándose la punta del cuchillo, haciéndole un pequeño corte. -No te acerque más o te juro que... que, no me obligues Wufei. -Si con eso me crees hazlo – dijo clavándose más en cuchillo en el estómago. -¡No! – gritó al ver como comenzaba a salir sangre del corte que se había provocado Wufei – maldita sea no puedo matarte – arrojó el cuchillo para taparse la cara con las manos volviendo a llorar desconsoladamente – te tendría que matar por lo que me has hecho, snif y no puedo. -Shhh, Hilde tranquila – le susurró al oído al abrazarla – te quiero te lo digo de corazón – dijo poniendo la mano de Hilde en su corazón – no lo sientes, mi corazón late así por ti, te quiero y te protegeré a cualquier precio – dijo levantándole la barbilla para besarla. -No puedo – dijo separándose de él – tú eres del Clan Chang y yo de Los Lagos. -¿Y? -... -No se te ocurre ninguna excusa mejor – la encaró enfadado – ya estoy harto de tanta tontería, me gustas y quiero que seas mi mujer y si para ello tengo que... -Que vas ha hacer – preguntó asustada, retrocediendo para alejarse de él. -Haré lo que tenía que hacer desde un principio – con un rápido movimiento se acercó a ella rodeándola por la cintura para luego besarla con pasión.
Al principio se resistió queriendo alejarse de él pero luego sus sentimientos salieron a flote, el beso se volvió dulce y delicado, expresando los sentimientos de los dos jóvenes, poco a poco el dulce beso se fue convirtiendo el más apasionado e intenso. Wufei abrazaba a Hilde por la cintura mientras acaricia su espalda y Hilde se aferró al cuelo de Wufei enterrando sus dedos en la melena negra y suelta del moreno. En un momento inesperado Wufei subió una de sus manos por la espalda del Hilde hasta llegar al cuello de esta y sin darse cuenta la chica, Wufei presionó un punto exacto en su cuello haciendo que Hilde cayese desmayada en sus brazos.
-Tiang-li – llamó a su compañero – hay que recoger esto enseguida, nos marchamos ahora. -Sí señor, ¿y la chica?- dijo mirándola desmayada en los brazos de Wufei. -Nos la llevamos – dijo cogiendo una piel grande para tapar a muchacha haciéndola pasar por un bulto para el viaje – no hay tiempo, debemos marcharnos ya.
Al cabo de varios minutos Wufei y Tiang-li salían de la cabaña llevándose a Hilde desmayada y todas su cosas. Para suerte de los chicos o desgracia de Hilde, pudieron salir del poblado sin que nadie se diera cuenta de nada. Millardo nada más separarse de Wufei y Tiang-li se dirigió hacia la cabaña del Jefe Nazca, aunque se retrasó yendo por el camino más largo, necesitaba pensar hasta obtener la manera más fácil para explicarlo todo, una vez convencido fue hacia el encuentro con el Jefe de ese Clan, cuanto antes pusiese en claro la situación mejor. Tenía la posibilidad que, el Jefe Nazca no le creyese en absoluto pero confiaba en su sabiduría, tenía que hacer que le creyese como fuera. Cuando estuvo a punto de llegar a su destino una sombra le interceptó al paso.
-¿Noin que haces aquí?- preguntó sorprendido Millardo. -Millardo-sama, tiene que venir conmigo cuanto antes – preguntó nerviosa. -Se trata de Peacecraf-sama,... no sé que ha pasado pero me ha mandado ir a buscarte y llevarte ante él enseguida. -Ahora no puedo Noin, dile a mi padre que en cuanto pueda iré a verle. -¡No! Millardo-sama, es importante, hasta ahora nunca había visto a Peacecraf-sama tan alterado como ahora, está furioso y no sé que va hacer. -¿Furioso? Que extraño – miró extrañado a la guerrera – "no creo que sepa nada aún" – pensó – bien vamos a ver que le ocurre ahora a ese loco.
Una vez llegaron a la cabaña de Peacecraf, Millardo entró viendo a su padre sentado con cara de pocos amigos y a dos de sus mejores hombres que lo miraban con cara de desprecio, en el fondo de esta había una silueta a la cual no se le podía distinguir la cara y a su hermana sentada junto a su padre. -Entra y cierra la puerta – ordenó Peacecraf a su hijo seriamente. -¿Qué ocurre padre, he quedado con mi prometido dentro de unos minutos para hablar? – habló Millardo guardando la compostura. -¿Con Duo? – preguntó extrañado su padre levantándose de su sitio para acercarse a Millardo quedando frente a él – ¡Pllllaaaaasssss! – se oyó una bofetada en el aire. -¡Pero se puede saber que demonios te pasa padre! – gritó Millardo con la mano en la mejilla roja golpeada por su padre – te has vuelto loco, como te atreves. -¡¿Qué como me atrevo?!, maldito desagradecido, ¡¿cómo te has atrevido TÚ?!, mi propia sangre. -¿Pero de que hablas? Habla claro de una maldita vez – dijo furioso, todos estaban en silencio observando la escena sin intervenir, incluso Relena que normalmente defendía a su hermano estaba callada con la mirada agachada mirado en pequeño luego de la cabaña. -Que hable claro, pues lo haré, a partir de ahora vas hacer todo lo que yo diga, te queda prohibido salir de esta cabaña sin mi permiso por el resto del día y cuando salgas iras con Hana o Ryota, ¿queda claro? Ah! por cierto mañana a primera hora vuelves a nuestro poblado junto con tu hermana. -¿Quueeee? Te has vuelto loco, ya no soy un crío si crees que puedes prohibirme salir, eso ni loco y no pienso marcharme de aquí hasta que yo no quiera, tengo un compromiso que cuidar, o lo has olvidado, querido padre- dijo con ironía. -No te preocupes con eso querido hijo- respondió de la misma manera – de eso me encargo yo, ahora ve a preparar tus cosas para partir mañana al amanecer. -No pienso hacerlo. -Harás lo que yo diga – le dijo cogiéndolo del cuello – no me provoques porque no te irá bien. -Estás amenazando a tú hijo – dijo burlonamente. -¿Has traicionado a tú padre? – sonrió. -A que te refieres – se tensó. -Tengo que contártelo yo o prefieres que te lo cuente él – dijo señalando a la sombra que estaba escondida en el fondo de la cabaña. -¿Quién es? – preguntó serio, intuyó que las cosas iban a ponerse muy feas. -Un viejo amigo tuyo, pero hace tiempo que no os veis, verás hasta ahora te he permitido que me manejaras a tu antojo, nunca te he dicho nada al respecto, te dejé pensar que manejabas tu solo el Clan, pero no fue del todo cierto, querido hijo – comentó soltando el cuello de su hijo – sé que con ayuda de tu queridísima Noin me mantenías vigilado, hasta ahora no he tenido la necesidad de intervenir porque más o menos hacías lo que me convenía, pero ahora te has sobre limitado. Como sabía que estarías tranquilo pensando que Noin me vigilaba para tenerme controlado te puse una sombra que me informase de cualquier cosa que hacías. -¿Quueee? – gritó sorprendido a su padre – me has puesto un espía. -Llámalo como quieras, tenía mis dudas sobre ti y gracias a tu sombra ya se que puedo esperar. -Eso significa que... – miró a su padre y a la sombra nervioso y preocupado. -Si, querido hijo, lo se todo, se que has roto el pacto con el Clan del Norte para salvar a tu mugriente amante. -Vigila como hablas de él – encaró a su padre agarrándolo de la piel del cuello que cubría sus hombros – vigila lo que dices con tu lengua afilada, si no quieres que te la corte. -Me amenazas tú a mi – dijo sonriendo, no olvides primero, soy él Jefe de tú Clan y segundo soy tú padre, aunque no te guste. -Eres un loco – dijo soltando el agarre – no haré lo que quieras, tú venganza es estúpida y no tienes derecho a derramar nuestra sangre por un capricho tuyo. -¡Haré lo que me de la gana! – gritó colérico – tú solo eres un mocoso caprichoso y consentido, no voy a permitir que arruines mis planes, si no sabes tener tú miembro en tu taparrabos no es asunto mío, haber elegido un fulado que no fuera mi enemigo. -¡Como te atreves, maldito viejo descerebrado! – saltó sobre su padre para tumbarlo al suelo quedando sobre su padre – Maldito cabrón te avisé – dijo cogiéndolo del cuello para estrangularlo. -¡Millardo!, por todos los Dioses, suelta a papa – gritaba a punto de llorar, agarrándolo de uno de los brazos para que lo soltara pero era inútil – vas a matarlo. -¡Apártate! – le gritó a su hermana al empujarla y tirarla al suelo. -¡Suéltalo! – gritaron los hombres de Peacecraf al acercarse a separar a padre e hijo.
Entre forcejeo y forcejeo, los hombres de Peacecraf pudieron separar a Millardo antes de que acabase con su padre. Sujetando fuertemente a Millardo para que no lo intentase de nuevo y diese tiempo a que Peacecraf- sama se repusiera. -Cof, cof, Maldito desgraciado – intentaba hablar, mientras miraba con odio a su hijo - cómo te has atrevido, esto lo pagaras caro – se acercó hasta quedar a su altura – si no es por las buenas, será por las malas – le dio un puñetazo a su hijo en el estómago haciendo que se le cortara la respiración. Se giro y de entre las pieles donde estaba antes sentado sacó una vasija que contenía un líquido transparente. En cuanto lo tuvo entre sus manos se dirigió a su hijo que estaba fuertemente sujetado por sus dos hombres de confianza. Relena lloraba junto a Noin que miraba sorprendido lo que hacía su Jefe sin poder hacer nada por ayudar a Millardo. Una vez Peacecraf estuvo frente a su hijo le sonrió. -Se que tenías agallas Millardo pero hasta el punto de enfrentarte a mi, me pillado desprevenido de una forma o otra vas a obedecerme sino ya sabes lo que les pasa a los traidores. -Me da igual lo que digas, viejo loco, estoy harto de hacer lo que quieras. -Lo harás te por seguro que lo harás, soy el Jefe del Clan. -Eso tiene solución – miró enfrentándolo. -Eso lo veremos – se acercó a su hijo para sujetar su cabeza por los pelos y tirársela para atrás, cogiéndole de la barbilla para forzarle a abrir la boca. -Cof, cof, que es eso, cof, maldito seas, vas a envenenarme, viejo loco. -Tranquilo, no es veneno por ahora – dijo burlón – me cansé de tú juego hijo, ahora se hará a mi manera. Hana coge todas sus cosas y cárgalas en un tigris, Relena recoge tú también marcháis en un rato. -Olvídalo viejo no voy a permitir.. arghhh! Que me has dado, maldito te... te... -Tranquilo es solo un narcótico que te hará dormir hasta mañana, así no causarás más problemas. Ryota te irás con ellos hasta el poblado una vez allí encierra a mi hijo para que no moleste, cuando yo llegue ya me encargaré de él, mantenlo vigilado en todo momento. Noin ahora está bajo mi mando, ¿sabes lo que significa?, espero que no se te ocurra traicionarme también porque contigo no seré tan benevolente. -Sí, Peacecraf-sama, lo sé y le juro lealtad. -Bien, tú irás ahora mismo a ver al Jefe Nazca y le diras... -No te... saldrás... con... la tuya... – intentó decir Millardo pero antes de que pudiera terminar cayó inconsciente. -Bien ahora muévanse – gritó Peacecraf-sama – no quiero errores, quien falle lo pagara con su vida. -Sí, señor – gritaron todos al unísono. -Tú – dijo Peacecraf a la sombra – te quedarás aquí, necesitaré tu apoyo, ahora más que nunca. -Sí señor lo que Ud. diga.
Noin se dirigía hacia la cabaña del Jefe Nazca tenía un recado que dar al Jefe del poblado de Los Lagos, estaba muy nerviosa, sabia que el enfrentamiento entre los Clanes sería inminente, antes estaba dispuesta a pelear por el amor que creía que tenía a Millardo pero las cosas habían cambiado radicalmente. A pesar que sabía que las posibilidades de establecer una relación sólida y estable con Millardo eran nulas, siempre le había quedado la esperanza de poder servirle hasta el fin de sus días, pero ahora ya no podría ser así. Ella era una guerrera del Clan Peacecraf y había recibido una orden directa del Jefe del Clan, ahora tendría que servirlo a él, ya no podía ayudar al heredero del Clan en nada sino su vida correría peligro de muerte. La noticia de que Millardo se volvió contra su padre por culpa de su amante de Los Lagos, no la sorprendió del todo, ella ya sospechaba sobre los sentimientos del rubio hacia su supuesto enemigo, ya que normalmente Millardo repetía los encuentros con antiguos amantes a excepción de ella (solo por intereses) y por el joven del Clan de Los Lagos que a pesar de engañarlo con otros amantes siempre volvía a él. Y ahora tenía que hacer lo que le habían ordenado sin tan siquiera poder alarmar al Jefe Nazca como Millardo quería. Estaba atada de pies y manos, si desobedecía a parte de morir ella también podría morir Millardo y eso no lo iba a permitir.
-Jefe Nazca – se oyó la voz de un vigilante de la cabaña, al entrar al encuentro de su Jefe del Clan – la guerrera Noin del Clan Peacecraf quiere hablar con Ud. -¿La guerrera Noin?, hazla pasar – dijo sorprendido.
En la cabaña se encontraba hablando a la espera de la cena el Jefe Nazca, Yuiren, Yune, Duo y el Jefe Yuki. -Pasa Noin, ¿se puede saber a que es tú visita? – preguntó interesado Nazca. -Jefe Nazca, me manda Peacecraf-sama para pedirle un favor, debido a que ha surgido un imprevisto. -¿Un imprevisto?, de que se trata habla, no te preocupes puedes pedirme lo que sea, si está en mi mano – miró a la joven notándola demasiado nerviosa. -Pues verá Jefe Nazca, se trata de Millardo, no se que le ha pasado pero ha caído enfermo de repente. -¿Enfermo? – preguntó sorprendido y preocupado Duo. -Sí, ha tenido una fiebre muy alta pero pudimos bajársela por suerte, ahora está dormido le han dado un calmante para que pueda dormir bien. -Nos podrías hacer avisado muchacha, nuestro Shaman es muy bueno para ese tipo de males. -No, no ha sido necesario Peacecraf-sama se ocupó de eso. -Y bien cual es el favor que tu Jefe quiere pedirme. -Como el Festival no a acabado aún, Peacecraf-sama se siente en la obligación de quedarse aquí por eso ha decidido que uno de sus hombres acompañe a Millardo-san y a Relena-san a su poblado y le pide si por favor no le importaría dejar que Duo-san acompañe a Millardo-san para que una vez se reponga de su enfermedad puedan pasar tiempo juntos y así acordar como se realizará la boda. Millardo-san pidió a su padre que sería él quien se encargue de todo y eso iba hacer esta tarde, ya que tenía previsto venir a hablar con Duo-san pero enfermó de golpe. -Entiendo su posición Noin pero el Jefe Peacecraf tiene que entender que como hijo de anfitrión del Festival del Sol no deje marchar a Duo así como así. Además, está la boda de su hermano. -Lo entiendo Jefe Nazca pero Millardo insistió mucho en ser él quien se ocupara de la boda y como la boda se realizará después del Festival, Peacecraf pensó que a Duo no le importaría pasar un tiempo con su futuro marido y así concretar entre los dos todos los detalle. -Pero Duo no puede. -No te preocupes padre – interrumpió Duo con voz triste – no pasa nada, además no estoy con ánimos de participar en el Festival. Y sobre la boda de Q-chan, él lo entenderá -Pero hijo – dijo preocupada Yuiren a ver el rostro de tristeza de su hijo – a ti siempre te ha encantado las fiestas, sobretodo estabas muy ilusionado con este Festival. -Sí, madre lo se, pero han cambiado muchas cosa en muy poco tiempo, necesito tiempo para pensar y la fiesta no me apetece demasiado, creo que un cambio de aires me sentaría bien. -Estás seguro Duo – preguntó preocupado a su hijo – sabes lo que haces. -Sí padre, se lo que hago, además debo cuidar a mi futuro esposo – sonrió tristemente – Noin ¿cuando tenéis planeado partir a vuestro Clan? -Dentro de una hora más o menos. -¿Tan pronto? – preguntó sorprendida Yuiren. -Sí, Peacecraf-sama no quiere que Millardo empeore, se ha mandado un mensaje a nuestro poblado para que nuestro Shaman prepare lo necesario para que lo atiendan e cuanto lleguen. -Bien, entonces me apresuraré a preparar mis cosas para poder irnos cuanto antes, antes de marchar iré a hablar con Q-chan – dijo Duo poniéndose de pie para dirigirse a su habitación. -Bueno, si mi hijo Duo está de acuerdo no puedo negarme, haré que uno de mis hombres le acompañe. -No hay problema con eso, no creo que Peacecraf-sama le moleste. Iré ha avisar a Peacecraf-sama que todo estará listo en un momento – dijo para luego salir de la cabaña rumbo a la del Clan Peacecraf. -Esto no me gusta – comento el Jefe Yuki – puede que se trate de una trampa, parece que quiere poner en seguro a sus hijos para poder atacar con más facilidad. -Podría ser así, pero entonces él también hubiese podido marcharse y no lo ha hecho, es muy extraño – habló Nazca. -No estoy tranquila – hizo saber Yuiren a su marido y a su amigo – mi Duo puede ponerse en peligro, estará bajo las manos de su enemigo. -Tranquila no creo que intenten nada por ahora contra Duo, aún no está casado en Millardo, no creo que se arriesgue a que le acusen de secuestro, no creo que se conforme con eso, él viene a por mi y estando yo y él en el mismo lugar no desaprovechará la oportunidad de acabar conmigo adelantándose ha hacer algo a mis hijos dándome la ventaja de prevenirme ante un ataque, querrá pillarme desprevenido. -Y lo dices tan tranquilo cariño – dijo preocupada Yuiren. -Tranquila estaremos prevenidos y no dejaré que le hagan daño a ninguno de nuestros hijos – dijo abrazando a su mujer. -Iré a poner al corriente a mi hijo y Touya-san – se levantó Yuki – haré que vigilen al grupo que vaya al poblado Peacecraf y si ven algo sospechoso irán a rescatar a Duo. -Gracias amigo, no sabes cuanto te agradezco tu ayuda – se levantó para abrazar a su amigo. -No tienes porque dármelas hombre, además pronto seremos familia. -Sí tienes razón Yuki. -Iré ha hablar con Duo antes de que se vaya – anunció Yuiren – Yune ve ha avisar a tus hermanos antes de que se vaya. -Sí madre, iré enseguida.
-Duo cariño, ¿estás bien? – preguntó preocupada a su hijo. -Sí... mama, estoy bien. -Es por ese chico, ¿verdad?. -¿Ese chico? ¿qué chico? – preguntó nervioso a su madre. -Hay mi pequeño – dijo Yuiren acercándose hacia él para hacer que dejara de hacer su equipaje al cogerle de las manos – soy tu madre cariño, y aunque parezca que no me entero de lo que os pasa estoy al corriente de todo. -¿De todo? – dijo preocupado. -Sí cariño, se que has sufrido un gran desengaño con Heero-san, y créeme yo también me sorprendí cuando me enteré como te trato, iba a recriminarle por lo que hizo pero pensé que eso te haría sentir peor. -Creo que si madre, me siento como una basura – se abrazó a su madre para romper a llorar. -Ssshhhh! Tranquilo cariño, el amor a veces es cruel pero con el tiempo a todos nos ponen en nuestro lugar, no se los motivos por como actuó así, parecía un chico responsable. -Papa... papa ¿lo sabe? – dijo preocupado. -No exactamente, sabe que os ha pasado algo y que os queréis pero no el porque de vuestra ruptura, pero tranquilo no se enterará si no quieres. -No, snif, snif, no quiero que lo sepa. No quiero que piense que soy un chico fácil que con palabras bonitas lo pueden engañar. -Eso no es verdad mi amor, no quiero que pienses así. Lo mejor es olvidar todo esto y si crees que alejándote de aquí lo consigues todos lo entenderemos, sobretodo Quatre y Trowa. -Eso espero snif. -Estás seguro que quieres irte con Millardo-san. -Si madre, esta mañana cuando la ceremonia del amanecer, cuando vi a Millardo lo vi muy cambiado, no se, pero sentí que él no me haría daño, creo que tampoco está muy conforme con nuestro compromiso, Estoy seguro que si estoy cerca de él no dejará que me hagan daño. -Eso espero, cariño. Ahora apresúrate que Yune fue a buscar a Quatre para que pudieras despedirte de él. -Gracias mama – sonrió secándose las lágrimas. -No tienes que dármelas, soy como tú madre te quiero y para mi eres uno más de mis hijos. -Gracias en serio – se abrazó a ella.
Cerca de la cabaña del Jefe Nazca un joven acababa de llegar de su ronda de reconocimiento, pese a estar en medio de unas fiestas de celebración, no le impidió realizar sus tareas. En cuanto llegó a la cabaña asignada para su familia, se dispuso a descansar un rato antes de dirigirse a cenar. En cuanto entro pudo ver a sus padres conversando junto a varios hombres de su Clan. Estaba cansado así que pasó por su lado ni tan siquiera para saludar y se dirigió a la zona de descanso de la cabaña habitación, no pasaron ni diez minutos cuando una silueta se acercó para comprobar si estaba dormido.
-Heero cariño, estás dormido. -¿Qué quieres mama? Estoy cansado necesito dormir un rato – dijo molesto. -Lo se cariño pero tú novia a venido a buscarte, dice que necesita hablar contigo un momento. -Dile que estoy dormido. -Ya se lo dije, pero insiste, perece que ocurre algo con su gente. -Maldita sea – maldijo al levantarse para ir a ver a su supuesta novia – de acuerdo dile que ahora salgo. -Bien cariño, ahora la aviso.
A los pocos minutos. -¿Qué ocurre Relena? Estaba dormido llevo gran parte del día ocupado y necesito descansar. -Lo siento Heero, es que... – intentó calmarse y controlar su llanto delante de Heero. -¿A ocurrido algo? – dijo preocupado al percatarse de los rastros de lágrimas en el rostro de Relena y al notar su nerviosismo. -He venido a despedirme. -¿Despedirte? Pero si el festival no ha acabado. -Lo se, mi padre a ordenado que Millardo y yo regresemos a nuestro poblado, lo más seguro que el prometido de Millardo también venga con nosotros. -¿¡QUUEE!? – exclamó sorprendido. Porque se marchan y porque Duo van con vosotros. -Millardo se ha puesto enfermo de pronto y mi padre quiere que su prometido esté con él para curarle, al fin y al cabo se casarán pronto. -¿Y por eso estás así? – intentó averiguar más de lo sucedido, no estaba convencido que esa fuera la excusa de su nerviosismo, aquello parecía más una huída que otra cosa. -Es que, no quiero irme, snif – dijo lanzándose a sus brazos – no quiero estar lejos de ti además para se enfadó con Millardo. -¿Se han enfadado? ¿porque? – preguntó intrigado. -No lo se, por un amante o algo así, snif, está muy enfadado con él y por eso lo paga conmigo no quiere que yo sea feliz contigo. -Relena cálmate – dijo alejándola de su cuerpo – Si Millardo tiene un amante, ¿porque quiere a Duo?. -Mi padre lo obligó. -¿Lo obligó? -Creo que sí, pero no estoy seguro, solo quiero estar contigo. -Está bien, ven entra – arrastró a la chica hacia el interior de la cabaña – espérame aquí, voy por mis cosas. -¿Tus cosas? – dijo extrañada. -Sí, me voy contigo, si tu padre te obliga a ir a tu poblado yo iré contigo. -¿¡En serio?! – dijo sorprendida. -Hn. – afirmó con la cabeza. -¿Que significa esto? – preguntó enfadado el guerrero Touya a su hijo al haber escuchado esa conversación. -Exactamente eso – respondió Heero. -Pero hijo – dijo preocupada su madre – no puedes irte ahora. -Me voy madre, lo siento pero tengo que hacerlo. -Pero se puede saber que estas diciendo. Es más importante tu nueva novia que tu deber con tu Clan, maldita sea Heero eres el encargado de la seguridad de Clan Heavyarms. -Lo siento pero esto es importante encárgate tú – le dijo seriamente mientras se dirigía a recoger sus cosas. -¡Si sales fuera de esta cabaña... – gritó colérico – date por desterrado y considérate un traidor a tu pueblo. -¡Touya! – gritó asustada su esposa – es tú hijo, no hablarás en serio. -Cállate mujer, estoy hablando muy en serio, yo no crié a cobardes que ante el peligro huyen. -Piensa lo que quieras padre – se dirigió a su padre llevando con él sus cosas – ya te he dicho que esto es importante para mí. Si así lo quieres así se hará. Madre lo siento – se acercó a ella y la beso en la cara – apoya a papa – le susurró al oído. -¿Pero hijo y tú? -Tranquila, todo irá bien, estaré bien. -Heero – susurró sorprendida Relena, jamás pensó que Heero se comportaría así por ella (y que equivocada esta, jeje). -Vámonos Relena, tenemos que marcharnos ya.
Heero estaba decidido a marcharse, en su mente habían innumerables preguntas que se acumulaban sin saber si encontraría la respuesta: ¿cómo Nazca había permitido que Duo se fuera con el enemigo?¿Duo estaría conforme a marcharse con Millardo?¿qué planes tenía Millardo para Duo? ¿podría impedir que Duo sintiera algo por Millardo?¿Millardo quería a Duo?, no podía dejar de pensar en ello, cuanto encontraba la respuesta de una de sus preguntas surgían diez más.
-Heero, siento que hayas acabado así con tú familia, no era mi intención – dijo preocupada Relena. -Tranquila no fue por tu culpa, lo que he hecho a sido porque tenía que hacerlo. -Estoy tan contenta que quieras venir conmigo – dijo abrazándole. -Hn. -Están acabando de preparar el transporte para llevar a Millardo, con le calmante que le dieron no podrá montar así que lo llevarán tumbado. -Hn. Démonos prisa o tu padre se enfadará. -Si, claro, vamos.
Por otro lado.
-¡Q-chan! – se oyó a una joven gritando cerca del cerro donde días atrás compartieron el amanecer Wufei y Hilde. ¡Q-chan!. -Yune, estoy aquí, ¿qué pasa?¿por qué corres de esta manera? -Q-chan, Trowa-san, gracias a los Dioses que os encuentro, hahahah, llevo rato buscándoos, haha -Tranquila respira – comentó Trowa al ver lo apurada que estaba la hermana de su prometido – Hilde... Hilde no aparece, he estado buscándola y no la encuentro, padre me mando ir a buscarla y a vosotros también y no la encuentro. -¿Has buscado en el lago? – preguntó a su hermana pero al verla asentir - ¿Y en el poblado, junto las hogueras o donde están los animales? -Si la he buscado por todos los sitios incluso fui a buscarla a la cabaña de aquellos chicos que os ayudaron, pero ellos también han desaparecido. -¿Quuueee? – dijo preocupado Trowa - ¿También han desaparecido? -Por Amoth Trowa se han llevado a mi hermana – dijo preocupado Quatre. -Hay que mantener la calma – intentó tranquilizar a los hermanos – para que venias a buscarnos. -Es que... Duo se va con Millardo a su poblado. -¿¡Quuueee?! – exclamaron los dos a la vez – es que todo el mundo se ha vuelto loco – comentó Trowa – regresemos rápido hay que avisar a tu padre que Hilde ha desaparecido. -Si, rápido, puede que alguien la haya visto.
Al llegar a la cabaña deL Jefe Nazca Yune contó a su padre la desaparición de Hilde y el Jefe Nazca contó lo ocurrido con Millardo y su repentina enfermedad. Duo estaba ya listo para partir, esperaba fuera de la cabaña a que llegasen sus hermanos para despedirse de ellos, para evitar más preocupación a Duo se decidió no decir nada de la repentina desaparición de Hilde. -Duo-chan, estás seguro de lo haces – preguntó preocupado Quatre a su hermano. -Sí, Q-chan, lo único que me entristece es no poder estar mañana para tu boda, no sabes como lo siento, pero prefiero no asistir, el volverlo a ver me hace más daño que cualquier otra cosa, le amo demasiado para estar cerca de él, por ahora prefiero estar alejado, ¿lo entiendes verdad?¿no te enfadas conmigo? -Oh Duo – lo abrazó fuertemente – claro que no me enfado no digas tonterías, eres mi hermano y te comprendo, no me sentía contento si te sintieras obligado a acudir a mi boda por eso, si quieres podemos retrasar la boda. -Ni hablar de eso – dijo molesto – tú te casas mañana o sino seré yo quien se enfade, quiero que seas feliz y con Trowa estoy seguro que lo serás. -Yo... -No digas nada, Q-chan te quiero – dijo dándole un beso en la frente. Ya sabes lo que prometiste, tienes que ser feliz. -Trowa – se dirigió al joven de ojos verdes – cuídalo por mi ¿quieres?. -Eso ni se pregunta – abrazó a su prometido - ¿estas bien? Siento mucho el comportamiento de mi primo, si no os hubiera dejado solos en el lago... -No te preocupes por eso, Trowa, no fue culpa tuya, pasó lo que tenía que pasar. -Pero... -Tranquilo – le sonrió – con el tiempo todo quedará olvidado. -¿Seguro? – preguntó incrédulo. -Seguro – se auto convenció - ¿Y Hilde? -Esto... está con Wufei-san, ya sabes, no podía dejarlos solos, me ha dicho que no te preocupes por ella, que te quiere y que nos veremos pronto. -Jaja., esta chica, aunque no lo acepte, está loquita por Wufei, jeje. -Si, si, jeje – se rieron intentando disimular. -Bueno me voy, supongo que estarán esperándome, padre, madre, Yune cuídate mucho y no te fíes de los chicos eh?, Q-chan, te deseo toda la felicidad del mundo y seguro que mañana estarás espléndido en el día de tu boda, cuídate, Trowa, cuídalo ¿vale? , Jefe Yuki ha sido un placer volverlo a ver, aunque fue hace mucho tiempo, jejeje. -Nos veremos pronto, hijo, en cuanto acabe el Festival te iremos a ver, ¿de acuerdo?. -De acuerdo papa, nos vemos, hasta pronto – y se dirigió hacia la cabaña de los Peacecraf.
Gran parte de los miembros del Clan Peacecraf estaba afuera de la cabaña esperando la llegada de Duo y de Relena que se retrasaba. Duo junto con Mitsu, uno de los hombres de su Clan, se acercaron para saludar al Jefe del Clan. -Veo que has vuelto jovencito – dijo aparentemente tranquilo el Jefe Peacecraf – no hacía falta que trajeras a uno de tus hombres, pero ya que está aquí, ya no hay problema, como te habrá comentado Noin, mi hijo Millardo se ha puesto enfermo y he convenido que regrese a nuestro poblado. -Sí, lo se, ¿puedo verle?. -Sí, claro está allí junto a ese carro tu y él iréis allí mas cómodos, si quieres puedes dejar tus cosas en el carro y subir ya, no tardaréis en partir, solo falta Relena. -Bien iré con Millardo, Mitsu si quieres nos puedes seguir con tu tigris. -Sí Duo-san.
Al acercarse a la especie de carro Duo pudo ver el rostro dormido de Millardo, no parecía enfermo pero si profundamente dormido, se subió junto a él procurando no destaparle, Duo procuró taparlo con las mantas y de paso taparse a él también, el viaje sería un poco largo y era inútil parase todo el viaje despierto, lo único que conseguía era deprimirse más, así que decidió dormirse para pasar el tiempo más rápido. Junto con sus cosas había traído un poco de comida, ya que no había cenado aún, a pesar de ello no tenía mucho apetito y rápidamente quedó dormido junto a Millardo. Poco después, apareció Relena con Heero el cual no se percató de la presencia de Duo hasta que se fijo que uno de los hombres del Clan de Los Lagos vigilaba un carromato que al parecer ocupaban dos personas, al acercase para comprobar de quien se trataba, su sangre se heló, allí descansaban los cuerpos de dos jóvenes aparentemente tranquilos, Duo descansaba sobre el hombro de Millardo cubiertos bajo varias pieles gruesas. Todas sus dudas volvieron a asaltarle, ver a Duo junto a Millardo le dolía el alma, lo estaba arriesgando podo por ese trenzado y parecía que ese chico como venganza por su trato se entregaba a otro hombre aún sabiendo que nunca sería feliz. Se odiaba, cada vez más, no podía soportarlo más tenía que hacérselo saber, no soportaría otra prueba de entre de Duo hacia Millardo, él seria nuevamente suyo y nadie lo iba a impedir, por ahora esperaría a que se alejasen del poblado después se lo contaría todo.
Trowa no salía de su asombro, eso no se lo esperaba, como podía haber caído tan bajo su primo, eso se lo iba ha hacer pagar muy caro, corrió cuanto pudieron sus piernas para dirigirse hacia la cabaña donde se encontraban los Peacecraf, tenía que detener la locura de su primo, no se creía que renunciase a todo por esa Relena. Tenía que darle una explicación y no le permitiría ninguna excusa, solamente la verdad. Al llegar a la cabaña, ya no había nadie, la caravana ya había partido y se maldijo por llegar tarde, pero pudo escuchar como dos hombres hablaban sobre que un traidor del Heavyarms se les había unido a ellos por la hija del Peacecraf-sama. Por ello tuvieron que parar en los establos del poblado para recoger su tigris y sus pocas pertenencias que allí guardaba. Sin pensarlo más tiempo. Trowa se dirigió al establo, a poco metros de allí, pudo ver la caravana detenida y Heero preparando a Zero para el viaje.
-Maldito desgraciado hahahah, como has podido traicionar a tu gente – se acercó colérico a Heero apretando los puños para contenerse. -Ya te has enterado primito – dijo burlón. -¿Se pude saber que haces? -Me voy, no lo ves. -En serio te vas, vas a dejarnos cuando más te necesitamos. -Cierra la boca, no estamos solos – dijo seriamente mirando a su primo a los ojos. -Ahora te preocupa, seguramente, les informarás de nuestra estrategia, eres un traidor. -Vigila tu lengua Trowa si no quieres perderla – le amenazó. -¿Ocurre algo cariño? – se acercó Relena al notar como discutían acaloradamente. -Lárgate bruja – insultó Trowa a la joven. -Vigila tu lengua Trowa, te lo advierto – se encaró Heero. -Que vas hacer matarme – le amenazó -Trowa no lo hagas más difícil -¿Difícil?, maldito bastardo has sido tú quien lo a puesto difícil. -Lárgate Trowa antes de que digamos cosas de las cuales luego nos arrepintamos. -Solo te diré una cosa, si por tu culpa le pasa algo a Quatre o su familia, juro que te mataré con mis propias manos Heero, para mi Quatre es lo más importante, así que no le causes más dolor de lo que ya le has causado, me refiero a Duo. Si no tienes las pelotas para protegerlo del Clan Peacecraf no crees más problemas uniéndote a ellos. -Tranquilo primo no dañaré más a tu rubio. -Plasss!!! – se oyó el puñetazo de Trowa al golpear a Heero – vigila tu también tu lengua maldito, desde ahora yo ya no tengo primo me oíste, no sabes cuanto me arrepiento de haber venido aquí contigo. -No te preocupes, se como te sientes y no te atormentaré más con mi presencia – dijo limpiándose la sangre del labio con su mano – solo una única cosa más. Espero que tu valentía contra mi la mantengas cuando yo no esté, te hará falta. -Me amenazas desgraciado – le sujeto del cuello. -No solo espero que así sea, las apariencias engañan – se soltó del agarre de Trowa. -No puedo creerlo Heero, no te reconozco. -Hn. -Dime que lo que estás haciendo es por Duo y no por esa Relena. -Tu que crees – dijo subiéndose a Zero de un salto para poder dirigirse con los demás que esperaba su incorporación. -Tú sabrás lo que haces, solo espero que todo salga bien, odiaría tener que enfrentarme a ti. -Lo mismo digo, bueno me voy, cuidaros – se giró para marcharse. -Ah! otra cosa Heero, Hilde y los nómadas han desaparecido, creo que se la han llevado. -¿Se la han llevado? – se detuvo para mirar a su primo. -Sí, la última vez la vimos fue en la cocina, si vas al poblado Peacecraf, puede que la veas allí con sus captores, solo te pido una cosa, evita que le hagan daño, al menos hasta que demos con ella y podamos rescatarla. -Eso está hecho – le dijo manteniendo la sangre fría – me voy, me están esperando. -Adiós Heero – se despidió regresando a la cabaña del Jefe Nazca, había que inicia la búsqueda de Hilde cuanto antes, ya habían perdido mucho tiempo.
-¿Todo va bien? – preguntó Relena al ver como se acercaba Heero hacia ellos. -Sí, ya podemos irnos.
Así la caravana se puso en marcha hacia el poblado Peacecraf, en absoluto silencio. Habían tres hombres del Clan Peacecraf que encabezaban la caravana seguidos por el tigris de Relena que iba junto la carreta donde dormían Millardo y Duo, y en el otro extremo encargado de la protección de Duo estaba el hombre asignado por el Jefe Nazca, Mitsu y cerrando el grupo estaba Heero que durante todo el viaje no despegó la vista de Duo en ningún momento cosa de la cual Relena se percató y no le gustó demasiado.
De nuevo en la cabaña del Jefe Nazca.
-Tenemos que organizar una partida de reconocimiento – anunció Trowa preocupado. -Mi hijo tiene razón Nazca – comentó Yuki – puede que ya nos lleven varias horas de ventaja. -Sí lo se – comentó Nazca – Mis hombre se dirigirán hacia los lagos, Yuki tus hombres que vallan hacia el Este, yo y un grupo iremos hacia el Norte, partiremos ahora mismo y nos volveremos a encontrar antes del alba aquí de nuevo, que cada grupo se lleve como mínimo un suzako, si hay alguna novedad ellos serán los mensajeros. -Padre quiero acompañarte – anunció Quatre – iré con los hombres a los lagos conozco bien la zona. -No Quatre – dijo Nazca – puede ser peligroso, tu te quedarás aquí, con tu madre y tu hermana a la espera de noticias. -Pero yo quiero ayudar... -Quatre – interrumpió Trowa - tu padre tiene razón, puede que hallan hombres del Clan del Norte por ahí y no quiero arriesgarte. -Pero quiero buscar a Hilde. -Tranquilo hijo mío nosotros nos encargaremos de eso además tu tienes que descansar, mañana es tu día y tienes que verte bien, ¿o quieres ir a tu boda con hojeras y muerto de sueño? -No padre – dijo avergonzado y sonrojado. -Jefe Nazca – se dirigió Trowa a su futuro suegro – sobre la boda... no creo que sea muy apropiado realizarla, con el asunto de Duo y ahora Hilde. -¿Has cambiado de opinión, jovencito?¿no te quieres casar con mi hijo? – simuló enfado. -No... no es eso – dijo nervioso y rojo como un tomate – claro que quiero casarme, eso no lo dude pero preferiría aplazar la boda, se lo importante que es para Quatre sus hermanos y se que no sería feliz del todo por la ausencia de dos de sus hermanos. -Me alegra que pienses en mi hijo, Trowa, pero eso lo tiene que decidir Quatre no yo. – dijo mirando a su hijo. -Yo padre si que quiero casarme pero... -No te preocupes Quatre – se acercó al rubio para abrazarlo – lo entiendo podemos aplazarlo hasta que encontremos a Hilde. -¿No te importa? – le sonrió. -Claro que no, tu familia es también la mía. Yo también estoy preocupado por Hilde. -De acuerdo me quedaré aquí, ir con cuidado – le beso tiernamente en los labios. -Tranquilo lo tendré – le acarició el rostro.
Así partieron todos los hombres en busca de la hija mayor del Jefe Nazca.
Lejos de allí, cerca de la frontera entre el territorio de Los Lagos y el territorio Peacecraf se podía ver a dos hombres montados en dos rápidos tigris que corrían entre la vegetación, desde que habían salido del poblado del Jefe Nazca no habían parado aún, estaban cansados y hambriento pero la premura por llegar pronto junto a sus hombres había evitado el parar para descansar. Uno de ellos llevaba un bulto entre sus brazos, una persona dormida, durante el tiempo que llevaban de viaje no se despertó pero ahora parecía dar indicios de querer despertarse. Ya faltaba muy poco para llegar a su destino. Hilde empezó a agitarse entre los brazos de Wufei, en cuanto recobro el conocimiento se sentía desorientada y notaba un ligero dolor en la nuca, pudo sentí como era sujetada fuertemente por unos brazos fuerte y que donde se encontraba parecía que se movía con agilidad y rapidez. Intentó abrir los ojos pero solo podía ver oscuridad, se forzó para ver algo más viendo al principio sombras difusas, un rato después pudo ver el rostro de la persona que la sujetaba para que no se cayese con el movimiento, al reconocerlo se irguió de manera rápida haciendo que el muchacho se sorprendiera y aflojara el abrazo haciendo que Hilde sintiese la sensación de caerse que instintivamente se sujeto al cuello del moreno.
-Tranquila princesa, no dejaré que te caigas – le sonrió intentando no asustar a la joven. -Wu... Wufei, ¿qué ha pasado?¿dónde estoy? – preguntó preocupada. -Me he visto obligado a llevarte conmigo – dijo serio sin apartar la mirada del camino. -¿Quee?, ¿como has podido?, mi padre me estará buscando. -Lo se, en cuanto lleguemos a nuestro destino, enviaré un suzako para avisar a tu padre que estas conmigo y que estás bien. -¿Y de paso le pedirás la rendición a cambio de mi libertad?. -Mira que eres testaruda – desvió su mirada del camino para mirarla – ya te he dicho que no me interesa enfrentarme a tu padre. Estoy haciendo todo esto para evitar la pelea y sobretodo por ti. -Como quieres que te crea. -Ya no intento que me creas, eres tan cabezota que me llevaría una eternidad convencerte – le sonrió – tu sola te darás cuenta, en cuanto lleguemos con mis hombres te darás cuenta. -¿Vas a llevarme con tus hombres? – preguntó asustada – no me entregarás a ellos para... -¿Se puede saber que para por tu retorcida mente, jovencita?, me crees capaz de compartirte con mis hombres. -No me extrañaría soy unos bárbaros – dijo molesta. -Jajaja, eso si que tiene gracia, no se que han contado de nosotros, pero me lo imagino, pero estate tranquila, si ese es tu temor, no dejaré que nadie te toque. -¿Y tú? – dijo nerviosa y completamente roja - ¿quién me asegura que no te aprovecharás de mi. -Te doy mi palabra – dijo serio – que no te pondré un dedo encima si tú no quieres. -... -Que no dices nada, sabes que te pones preciosa cuando te sonrojas. -No creeré tus mentiras Wufei – dijo enfadada rompiendo el contacto de sus miradas, haciéndose la ofendida. -No son mentiras y lo sabes bien – a apretó más entre sus brazos – ahora descansa, pronto llegaremos, toma – le dijo después de meter su mano en una de sus bolsas sacando un trozo de pan con carne curada – debes tener hambre, come sin miedo. -Gracias – dijo tímidamente cogiendo el pan y la carne – tú no comes. -Comeré cuando lleguemos. -¡Wufei-sama! – gritó Tiang-li – ya llegamos – dijo señalando un campamento a unos kilómetros más o menos, donde se podían ver varias hogueras encendidas junto a una docena de cabañas improvisadas. También se podía apreciar diversas siluetas de hombres y un corral improvisado donde descansaban docenas de tigris. Wufei desvió la vista hacia donde Tiang-li señalaba para comprobar efectivamente que sus hombres aguardaban esperando su llegada. El moreno pudo sentir como Hilde se tensaba entre sus brazos, estaba asustado y él lo sabía. -Bien Tiang-li adelántate para avisarles de nuestra llegada – le dijo sonriendo al hombretón, estaba contento por poder volver a estar con los suyos – tranquila Hilde no pasará nada, no se separaré de ti – intentó tranquilizar a la chica, aunque sin mucho éxito. -¡Yyyyyyyyjjjjjjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaa! – gritó eufórico Tiang-li, obligando a correr más rápido al pobre tigris saliendo disparado. -Parece que está contento por regresar – dijo sorprendido Hilde al ver el comportamiento del hombretón. -Sí, jajaja, no hay nada mejor que volver a casa, con los suyos – rió Wufei. -Sí, tienes razón – dijo triste. -No te preocupes, está también será tu casa además te prometo que volverás con tu familia – le acarició la cara.
A los pocos minutos llegaron junto al campamento, siendo recibidos por gritos de alegría y de sorpresa. -Bienvenido Wufei-sama – le dijeron sus hombres al ver a su Jefe – Bienvenido. -¿Cómo ha ido todo, Wufei-sama? – preguntó uno. -¿Hay muchas cosas interesantes? – preguntó otro. -¿Hay chicas bonitas?, ¿Cuándo atacaremos? – preguntó otro. -¡Vaya Wufei-sama! Veo que ya has hecho tu adquisición, jeje – comentó uno de ellos al percatarse de la muchacha que sujetaba Wufei en sus brazos. -Eh, eh, pero que es eso. ¿Dónde están los modales, chicos? – dijo sonriendo – haber uno a uno. Lo primero de todo... – dijo bajando del tigris para luego ayudar a Hilde a bajar, que se pegó a él al ver todas las miradas puestas en ella -... ella es Hilde, mi futura esposa... -¿¡QUUUUUEEEEE!? – dijeron todos sorprendidos, incluso Hilde le miró sorprendida. -...por eso quiero que la respetéis y la tratéis con respeto que se merece, segundo todo ha ido muy bien y sí hay chicas y chicos preciosos, jeje y lo más importante, partiremos mañana por la mañana hacia el poblado de Los Lagos... -Yyyyyyyyyyyjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaa¡¡¡¡¡ - gritaron y aullaron de alegría todos su hombre. Hilde de asustó al comprendes lo que significaba eso y miró con preocupación a Wufei que sonreía al ver la alegría de sus hombres. -Ey, ey, un momento chicos, iremos hacia allí pero no para atacarlos sino para ayudarles ante un posible ataque por parte del Clan Peacecraf. -¿¡QUE?!, ¿¡Porque!?,¿desde cuando nos cambiamos de bando?¿qué hay de nuestra recompensa? – se oyeron las preguntas de sus hombres. -Tranquilos, primero vamos a cenar, ¿habéis cenado ya?. -No Wufei-sama – comentó uno – estábamos preparando la comida ahora. -Bien primero cenaremos y después os contaré todos los detalles, así que en macha – ordenó. -Sí, Wufei-sama – dijeron todos poniéndose a acabar de preparar la cena. -Wufei – dijo tímidamente Hilde acercándose a él mientras se dirigían hacia el centro del campamento para esterar la cena. -Sí, Hilde – le sonrió. -Entonces... lo que me digites... es verdad. -Ya te lo dije – se paró para acariciarle el rostro para luego sujetarle la barbilla – te quiero y haré lo posible para que podamos estar juntos – le sonrió para luego besarle dulcemente. -Uuuuuuuuhhhhhhh! – se oyó como los hombres Wufei se burlaban por la escena romántica que habían protagonizado su Jefe. -Ejem, ejem – carraspeó Wufei sonrojado por verse descubierto ante sus hombres – que estáis mirando, a vuestro trabajo – dijo fingiendo enfado.
Así paso la cena y entre charla y charla, Wufei puso al corriente a sus hombres y sobre los planes que tenía planeado para detener la locura de Peacecraf. Al principio los miembros del Clan del Norte fueron reticentes a seguir los planes de su Jefe pero gracias a la intervención de Tiang-li, alegando las mismas alegaciones que utilizó para convencer a Wufei para que se decidiera por ayudar a su chica, al final todos estuvieron de acuerdo. Después de detallar los preparativos para el regreso al poblado del Jefe Nazca y sabiendo todos los detalles del plan y quien era en realidad Hilde, decidieron ir todos a descansar. Se había hecho muy tarde, en cuanto amaneciese partirían todos hacia el poblado de Hilde. Antes de acostarse Wufei escribió un mensaje y junto a su suzako más veloz lo mandó hacia el poblado del Jefe Nazca, en apenas hora y media el mensaje llegaría a su destino. Se preparó un acabaña para que la futura pareja pudiese descansar tranquila y sin interrupciones, al principio Hilde quiso oponerse a quedarse a solas con Wufei pero lo pensó mejor. Compartir cabaña con Wufei, con la promesa que le había hecho de no tocarla o compartir la cabaña con Wufei y no se sabe con cuantos más de esos hombres que la hacían cohibirse. Sin duda preferiría compartirla con Wufei a solas. Hilde se dirigió a la cabaña asignada, era más o menos grande, parecía agradable, lo único que no le gustó fue que solo había un lecho para dormir, uno confortable a simple vista y enorme. No tubo más remedio que resignarse y acostarse vestida a un lado del lecho, a la espera de la llegada de Wufei. Al poco rato Wufei llegó, encontrándose a Hilde dormida en una esquina de la cama, al verla tan acurrucada y alejada del resto de la cama se imaginó que tendría miedo de compartir la cama con él, cosa que le causó mucha gracia. Se desvistió intentando no despertarla, estaba contento de poder tenerla con él, parecía que poco a poco las cosas parecían mejorar. Una vez metido dentro de las confortables pieles se giró para ver a Hilde, se encontraba de espalda a él con su largo pelo esparcido por la cama, se acercó a ella para poder verla más de cerca, había prometido no aprovecharse de ella y lo iba a cumplir, esta vez quería que esta relación funcionase. Al acercarse pudo percibir el olor a flores de su cabello, al mirarla comprobó que se había acostado vestida cosa que le izo gracia, se acercó más ella y sin darse cuenta ya tenía varias hebras de su cabello en su mano acariciándolas y oliendo su fragancia.
-Wufei, cálmate – se recriminó alejándose de ella para recostarse boca arriba – lo prometiste.
Y tras un suspiro de frustación de se giró para poder dormir. Hilde al notar como acariciaban su pelo se despertó y al notar quien era se asustó por miedo a lo que podía pasar pero al notar como se alejo de ella y al oír el comentario de Wufei no pudo contener una sonrisa. -"Me respeta" – pensó contenta – "cumplirá su promesa. Buenas noches mi amor" – y se volvió a dormir.
Continuará...
Este es otro de mis capítulos, espero que les haya gustado. Este capítulo se lo dedico a Quatre, mujer anímate, todas te apoyamos, también quiero dedicárselo a Terry, chica me asustaste por lo que digites, piensa que el suicidio no es una solución, lo se por experiencia, en mi familia a ocurrido. También quiero dedicárselo a Carmín, para que se mejore pronto, a Maria Rukawa, tu y tu hijo Gabriel siempre está en mis oraciones, a mi fantástica amiga Uru, a mi queridísimo y atractivo Duo, ummmm, a Cristal y Maryluz mis escritoras preferidas, a Haschariel (lamento no mencionar a todos/as, sois muchos, jeje).Un saludo a todas las escritoras/es y lectores/as, hasta pronto. Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia. Advertencias: Escenas: Cómicas, Angs., Lemon Yaoi., según capítulos. Época: La historia transcurre en la prehistoria, antes de cualquier época de civilización moderna.
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Cap.10
El sol lucía brillante esa mañana, ya había pasado media mañana y la algarabía se podía oír por todo el poblado, la ofrenda floral ya había acabado hace rato y los integrantes al Festival disfrutaban de la fiesta, comida y música que los anfitriones les ofrecían y que duraría hasta la hora de comer. Algunos bailaban en círculos las danzas típicas para esas ocasiones, otros se reunían a comer y beber y para hablar alrededor de las hogueras. Entre uno de esos grupos se encontraba el Clan Heavyarms con el Jefe Nazca y su esposa, Nazca y su esposa conversaban con el Jefe Yuki y el guerrero Touya, Trowa y Quatre se separaron del grupo para irse a bailar igual que Yune y Duo, Hilde al contrario estaba sentada junto a su padre sin intervenir en ningún momento en la conversación que se desarrollaba ante ella, su mente y alma estaba en otro lado. Heero, por su lado, estaba encerrado en sus propios sentimiento y recuerdos, no podía de dejar de ver en su mente el instante en que Duo fue besado por Millardo, tubo que contenerse cosa que por primera vez en su vida le contó horrores. Los celos que corroían el corazón, quería matar a Millardo por besarlo, solo él tenía derecho a hacerlo, Duo solo le pertenecía a él, pero tubo que contenerse y mirar hacia otro lado, jamás pensó que le dolería tanto ver como Duo besaba a otro hombre, pero lo que más le dolió fue ver la mirada sorprendida de Duo después de que Millardo le besase, había esperado una reacción de repulsión o de rechazo por haberlo besado, pero no fue así, lo vio allí delante de Millardo sorprendido y sonrojado, aquello lo enfureció más, ¿por qué reaccionó así? ¿ Acaso había empezado a sentir algo por ese rubio egocéntrico? ¿se estaría vengando de él por haberle rechazado como lo hizo?. Estaba confundido y no sabía como interpretar la situación. Por un lado quería ir a reclamarle a Duo por su comportamiento pero por otro lado no podía hacerlo, todo lo que estaba haciendo lo estaba haciendo para no perder a Duo por culpa de Millardo pero, ¿si lo había perdido ya?. No sabía que pensar, y al verlo allí unos metros delante de él bailando alegremente con su hermana pequeña y sin parecer preocupado ni triste le confundía más. Tendría que estar triste y deprimido por su rechazo y por el compromiso pero no, parecía alegre y feliz. Se sorprendía de sí mismo, nunca había sido tan indeciso como lo era ahora. Se acercaba la hora de comer y ya todo estaba dispuesto para la comida, cada uno se sentó en los sitios dispuestos para ellos, Heero ante la insistencia de Relena, que se le acercó antes de dar comienzo la comida, tubo que aceptar que se quedara a comer con él junto a su familia y el Clan anfitrión, el ambiente se tornó denso, nadie quería hablar por miedo a dar información a Relena, solo se oía alguna que otra conversación superficial y sin importancia, en cambio Relena se dedicó a hablar (cotorrear, jeje) sobre lo que harían juntos una vez que se trasladasen a su Clan y sobre los planes que tenían una vez casados, ante la escasa conversación que le ofrecía Heero, Relena se dio por vencida y se dedicó ha hablar con sus futuros suegros y demás miembros de cosas sin importancia. Trowa y Quatre por su parte hablaban tranquilamente sobre su futuro haciendo participe de vez en cuando a sus padres y la las hermanadas de Quatre. Duo, Hilde y Heero seguían en silencio solo preocupados en comer lo más rápido posible para poder abandonar la mesa para evadir la tensión reinante y sus propios pensamientos. El martirio, para algunos, de la comida dio su fin, había pasado varias horas desde su inicio y nunca veían que se iba a acabar. Duo y Heero desaparecieron, cada uno por su lado, alegando que tenían cosas que hacer, siendo a Heero más difícil por tener que deshacerse de Relena, Hilde tras pensarlo detenidamente se decidió a comprobar lo que momentos atrás Relena le había contado, por eso en cuanto pudo escaparse se dirigió a la cabaña que le habían asignado a Wufei y a Tiang-li, no sin antes asegurarse que no era descubierta por los jóvenes nómadas. Con miedo y angustia se dirigió hacia allí con la esperanza de descubrir que todo había sido una mentira de Relena.
Wufei y Tiang-li se habían alejado lo máximo posible de los invitados para no ser reconocidos, durante la comida se sentaron en una de las mesas más alejadas donde diferentes persona de diferentes Clanes pequeños disfrutaban de a comida. Una vez finalizada y al ver que los invitados se volvía a dirigir hacia las hogueras para seguir con la fiesta, ellos se dedicaron a buscar a Millardo sin que fuera notado por nadie.
- Wufei – les habló una voz a sus espaldas – llevo rato buscándoos. - Millardo, tu hermana no ha avisado que nos querías ver, ¿qué ocurre?. ¿ya ha empezado todo? – dijo preocupado. - No... no es eso, es solo que..., no se como lo vas a tomar pero, mejor hablemos en otro lugar – dijo haciendo que le siguiera hasta una de las cabañas más alejadas – han habido cambios. -¿Cambios?, de que tipo – preguntó Wufei intrigado. -Esto no me gusta – acusó Tiang-li – no intentarás traicionarnos a hora. -Eso sería un suicidio – se defendió Millardo – por eso os he venido a avisar, mira desde un principio no estaba muy de acuerdo con este asalto al Clan de Los Lagos, todo fue ideado por mi padre. -Sí, esos ya lo sabíamos – interrumpió Tiang-li. -Déjale hablar Tiang-li -En un principio accedí porque pensé que sería divertido y que podríamos conseguir cosa de interés y provecho, pero me he dado cuenta que no, lo único que vamos a conseguir es la muerte de muchos inocentes y cosas de valor que ahora no me interesan como antes. -Vaya, vaya, Millardo me sorprende, no pensé que tuvieras conciencia – se rió Wufei – de verdad me sorprende, ¿tu padre sabe algo de esto?. -No... no sabe nada, si se enterase no me haría caso está demasiado cegado por la venganza y el odio para escucharme. -¿Y que quieres que haga yo? – se burló el moreno -¿qué convexa a tú padre, jeje. -Sabes que no, no me creas tan ingenuo Wufei, solo te pido que deniegues tu apoyo, que no le ayudes. -Y perder una recompensa y parte de las tierras y mujeres de este Clan, ja no me hagas reír. -No me creas tan estúpido, Wufei, conmigo no te hagas el duro, sé perfectamente que estas "muy" interesado el Hilde, la hija de Nazca, y estoy seguro que ella te corresponde, ¿cómo se sentirá cuando descubra todo? -Eso no es asunto tuyo Millardo – dijo enfrentándole cogiéndole del cuello – no te metas en mis cosas o te irá muy mal, no intentarás amenazarme contándoselo todo, ¿no?. -No tranquilo, no lo decía por eso, solo te doy la posibilidad de olvidar todo esto, podrías estar con ella sin problemas, estoy seguro que si tú y el Jefe Nazca habláis y firmáis un tratado de alianza no pondría ninguna objeción a que pretendieras a su hija. -Yo jamás rompo una promesa, di mi palabra de ayudaros en este ataque y así lo haré – dijo luchando internamente para parecer decidido. -Wufei, tú me diste tu palabra a mí y no ha mi padre, por eso te libero de tu palabra, tú honor estará a salvo, que prefieres, tu felicidad o tú posición y poder, no creo que a ella le guste mucho descubrir que fuiste parte de la masacre de su Clan. -¿Por qué haces esto? – preguntó serio. -Asuntos personales. -No me vale, dame una razón. -Vaya, últimamente estoy dando más razones de lo que estoy acostumbrados, jeje. -No se dé que me hablas – dijo molesto. -Habla claro Millardo – habló Tiang-li molesto por tanto misterio. -De acuerdo, te lo diré, la razón es muy simple, es la misma que la tuya. -¿La mía?, no te entiendo. -El amor – dijo mirando las caras extrañadas de los dos jóvenes – lo hago por la persona que amo, hasta ahora no lo he entendido, siempre he estado enamorado de esa persona pero no lo quería reconocer y si esto no lo impido seguramente él sería uno de los primeros que moriría, mi padre lo mataría si no hago nada. -¿Porque tendría que matarlo tu padre?, Estoy seguro que no se trata de ninguno de los hijos de Nazca. -No no son ninguno de ellos, pero esa persona ha informado al Jefe Nazca y a su gente de nuestros planes y de tu implicación en esto. -¡¿QUUUEEE?! – gritaron los dos morenos sorprendidos. -Ellos saben de nosotros, pero si... – dijo sorprendido Wufei. -De nuestros planes estoy seguro que los saben, se han comportado muy cautelosamente sobre su vigilancia y seguridad y sobre vosotros, puede que tengan dudas sobre si sois vosotros directamente, pero saben que tu Clan interferirá tarde o temprano, por eso supongo que Hilde estaba siempre contigo, para descubrir si eras del Clan del Norte o no. -Mierda, esto no me gusta – exclamó Tiang-li – Wufei-sama que vamos hacer si no descubren ahora estaremos en problemas, solo estamos los dos, nuestra gente esta a dos días de aquí, si nos detienen lo más seguro es que nos hagan prisionero y quieran utilizarnos como chantaje para que no interfiramos. -Puede que tengas razón pero..., Millardo estás seguro que ya están informados, ¿donde está ese chico?, tengo que hablar con él. -Él no está aquí, le hice marcharse con un hombre de mi confianza, antes de que mi padre pudiese hacerle algo. -Muy inteligente por tu parte Millardo. -Wufei, lo mejor es que vuelvas esta misma noche con tu gente, antes que Nazca intente detenerte, yo me encargaré de mi padre y se lo explicaré todo a Hilde y cuando todo se aclare podrás hablar tú en persona con ella. -No pienso huir como un cobarde Millardo, por quien me tomas. -No seas estúpido Wufei, no te estoy pidiendo que huyas, solo te estoy diciendo que regreses con tus hombres, estoy seguro que si mi padre se huele algo es capaz de hacer creer a tus hombres que el Jefe Nazca te tiene prisionero para que tu gente ataque enfurecida y sin contemplaciones. No es una huida Wufei, es solo para evitar que mi padre te utilice para sus propios fines. -Esto no me gusta – interrumpió Tiang-li – está en juego nuestro prestigio, pero Wufei-sama sabe que puede contar conmigo para lo que sea y nuestros hombres también le apoyarán en lo que decida. -Te lo agradezco Tiang-li, el deber de un jefe de un Clan es el bienestar de su gente, no puedo permitir que por mi egoísmo quedemos mal. -Piénsatelo Wufei – dijo preocupado Millardo – ya te he dicho que tu palabra queda saldada. -Wufei-sama, si me lo permites – dijo seriamente a Jefe – llevo mucho tiempo como su mano derecha. -Háblame de tú Tiang-li, tenemos confianza. -Claro Wufei-sama, como te decía levo muchos años a tu servicio y hasta ahora jamás habías antepuesto a tus necesidades a tus deberes de Jefe de nuestro Clan, jamás te habías interesado en nadie, siempre has estado solo y la única compañía que has tenido a sido fulanas de una noche. -Tiang-li, eso no viene a cuento. -Sí, Wufei-sama, siempre has ayudado a tus hombres a conseguir lo que querían, puede que no sea muy inteligente ya que lo único de valor que poseo es mi fuerzo que sé que durante estos días que hemos estado aquí y que has estado de esa muchacha han sido importantes para ti. Por primera vez en mucho tiempo has sido feliz y si esa chica es lo que necesitas no permitiré que lo arruines. Sé lo importante que es ella para ti. Si por ella tenemos que renunciar a una pelea que no nos concierne a nosotros, lo haremos, después de todo este poblado es un poblado tranquilo y sencillo, no es tan tentador y fructifico como nos hicieron pensar. -Pero Tiang-li... -Nada de peros señor, con mis debidos respectos si no te quedas con esa chica eres idiota. -Jajaja – se rió Millardo al oír la conversación – Wufei creo que Tiang-li te ha dado una lección de sentimientos, en serio Wufei, hasta ahora nunca le he dado importancia a los sentimientos pensaba que era una estupidez pero cuando pensé que perdía a Omi me volví loco, ¿que harías tú si supieras que mi padre mató a Hilde y a todos sus hermanos? -Acabaría con él, tenlo por seguro. -Pues, ten por seguro que eso ocurrirá si no evitamos este enfrentamiento. Ella jamás permitiría abandonar su poblado sabiendo lo que ocurrirá. -Pues me la llevaré a la fuerza. -¿En serio piensas que esa seria la solución? -No... ella jamás me perdonaría algo así. -De una manera o otra la acabarías perdiendo y seguro que te odiaría por ello, de esta manera que te propongo nadie saldrá perjudicado, al contrario, estoy seguro que ella te lo agradecería intensamente – dijo con malicia. -No te atrevas a hablar de ella de esa manera – amenazó a Millardo que dejó de reír enseguida. -Además hay que tener otra cosa en cuenta que antes no sabíamos. -¿De que se trata Tiang-li? –preguntó Wufei. -Del apoyo que le Clan Heavyarms le daría a Nazca. Todo el mundo sabe que son un Clan guerrero que hay que tener en cuenta, siendo sinceros, si no enfrentamos directamente a ellos no lo tendríamos tan fácil, esto se podría convertir en una matanza aunque la idea es tentadora, jeje. -No hay quien te entienda – dijo Millardo a Tiang-li – primero dices no quieres enfrentarte para que tú Jefe del Clan sea feliz y ahora dices que te tienta la idea de enfrentarte al Clan Heavyarms. -No te tiene que extrañar tanto – defendió Wufei a su hombre de confianza - somos un Clan Guerrero y la pelea es nuestra forma de vida, eso nos hacer querer enfrentarnos con oponentes cada vez más fuertes y el Clan Heavyarms es uno de los más poderosos de estas tierras. -¿Entonces? – preguntó preocupado - ¿qué vas hacer Wufei?, el tiempo se acaba. -De acuerdo, te ayudaré Millardo, no interferiremos en los planos de tu padre. -¡Bien! – dijo sin poder contener la alegría por la repuesta de Wufei – no sabes lo que me alegra que hayas aceptado, esto es lo mejor para todos. -Ahora bien Millardo, ¿cómo piensas evitar que tu padre ataque al Jefe Nazca? -No sé si podré evitarlo del todo, yo cuento con hombres de confianza que harán lo que yo les pida por algo soy el heredero de mi Clan pero hay un grupo que podría dar problemas, a esos son los que hay que vigilar. Lo más seguro es que vaya a hablar con el Jefe Nazca, él me dará el apoyo que me falta para sublevar a los que se opongan. -¿Y tu padre? -Él no cederá, tendré que obligarlo a que cese cono cabeza del Clan, esa es la única manera de evitar que envíe a sus hombres a pelear, sin apoyo no le quedará más remedio que renunciar a su estúpida venganza. -Parece que lo tienes todo pensado, me alegro, esta noche Tiang-li y yo partiremos a la frontera del territorio de Los Lagos, cerca de los límites de tus tierras, allí deberían estar mis hombres, les pondré sobre aviso y en cuanto este todo claro vendré con mis hombres a darte apoyo y hablar con Hilde y su padre. -De acuerdo yo habré avisado de tú llegada al Jefe Nazca para que no os confundan con un posible ataque y tranquilo también hablaré con Hilde, puedes ir tranquilo, no permitiré que les ocurra nada mientras no estés. -Te lo agradezco, ahora será mejor que nos vayamos a preparar nuestras cosas para salir cuanto antes y sin ser vistos. -Wufei – le habló Millardo cuando se alejaba rumbo a su cabaña – gracias. -No tienes porque dármelas – dijo sonriendo – esto también lo hago por mí – y siguió caminado perdiéndose entre la gente.
Millardo se dio la vuelta para marcharse tenía que buscar el momento apropiado para poder hablar con el Jefe Nazca sin que nadie se diera cuenta, cosa que no iba a ser difícil. Al darse la vuelta no se percató que una sombra había escuchado toda la conversación, sin ser descubierta se perdió entre las cabañas con intención de dar esa valiosa información a su Jefe.
Faltaban apenas dos horas para que el sol empezase a esconderse, el tiempo parecía escurrirse como la arena entre las manos. Entre la conversación con Millardo y preparar los animales para salir de allí sin ser visto, habían llegado casi hasta el atardecer, sin que nadie se diera cuenta Wufei y Tiang-li llevaron a sus animales hasta cerca de su cabaña, en una pequeña arboleda llena de arbustos que camuflaban a la perfección a sus animales. En el centro del poblado nada había cambiado, todo el mundo seguía con la fiesta, bailando y bebiendo sin parar. A pesar del gran barullo que era el centro del pueblo, la zona de las cabañas estaba bastante tranquila y silenciosa. Algo dentro del pecho de Wufei le alertó que algo andaba mal, al acercarse a la cabaña que les habían asignado. Wufei entró el primero, pese a la claridad que había fuera dentro de la cabaña estaba oscuro, nada más entrar tropezó, sin llegar a caerse con una de las pieles que solía usar para refugiarse del frío cuando viajaba, cosa que le sorprendió ya que todas sus cosas estaban bien guardadas y escondidas dentro de la cabaña, al dar un paso más dentro de la cabaña vio sorprendido como todas sus cosa y las de Tiang-li estaban esparcidas por todo el suelo cosa que empezó a preocupar seriamente.
-Pero que demonios a pasado aquí – dijo Wufei lo más calmado posible y en voz baja. -Nos han registrado – dijo Tiang-li al ver sus armas por el suelo junto a los emblemas de su Clan y la capa con el Dragón dorado grabado. -Maldición esto no es bueno – dijo Wufei entrando al interior de la cabaña empezando a recoger su cosa – hay que marcharnos ya, quien haya hecho esto puede que ya haya avisado al Jefe Nazca -Sssshhh! – silenció Tiang-li al parecerle haber escuchado algo – hay alguien aquí – aseguró.
Wufei sacando su cuchillo, miró por todo su alrededor para poder encontrar al intruso pero no vio a nadie. Iba caminado hacia el interior de la cabaña cuando pudo percibir el sonido de una persona, con mucho cuidado para no delatarse se acercó hacia la esquina de la cabaña donde varias pieles ocultaban la figura agachada de una persona, por la poca luz de la cabaña no se podía distinguir quien era, estaba sentada en el suelo abrazando sus piernas sujetando entre sus brazos lo que parecía ser una piel, la cabeza la tenia agachada y se podía oír como murmuraba entrecortadamente por el llanto. Al estar a unos pasos del intruso pudo identificar que la piel que sujetaba esa persona era su capa la cual estaba bordada el Dragón de su emblema, cosa que le sorprendió en un principio pero más se sorprendió al reconocer a la persona que sujetaba firmemente su capa contra su pecho. -¿Hilde? -¿Por qué? – se oyó el ruego de la muchacha - ¿por qué me has mentido? -Hilde todo tiene una explicación – dijo acercándose a la chica para sujetarla del brazo para que lo mirase. -¡No me toques! – gritó enfadada - ¿cómo has podido? Yo creí en ti, me negué a creer que lo que decía Trowa era verdad, tu, snif, tú no podías ser... snif, el... enemigo. -¡No soy el enemigo, Hilde! Yo... -¿Vas a negarme que no eres del Clan del Norte?¿que no te has aliado con esos desgraciados del Clan Peacecraf para matar a mi familia? Dime que es mentira – lloraba desconsoladamente. -... -Dilo Wufei, snif... por lo que más quieras, dime que es mentira. -No es mentira, Hilde... yo soy el Jefe del Clan Chang, soy Wufei Chang y... si tenía un acuerdo con el Clan Peacecraf. -Como has podido hacerme esto – levantó la cabeza para encarar a Wufei, se le notaba que llevaba horas llorando por lo irritados e hinchados que tenía los ojos. -Por todos los Dioses Hilde – dijo preocupado al ver el rostro de la muchacha – cuanto rato llevas aquí – intentó abrazarla. -¡No me toques! – le gritó – todos sois iguales, snif, todos los hombres sois iguales, os aprovecháis de las personas y luego las desecháis. -Hilde, escúchame, por favor, las cosas han cambiado, ya no vamos a atacaros, créeme. -Déjame Wufei, snif, ya no confío en ti, ¿quién me dice que no me mientes ahora?. -No te miento – dijo cogiéndola de los brazos para que lo mirase – no puedo cambiar el echo de que soy del Clan Chang pero sí el de aliarme con el padre de Millardo, tanto él como yo hemos desistido de atacaros, todo fue obra del loco del Jefe Peacecraf, al principio estaba de acuerdo porque pensaba que podía sacar algo de provecho para mi y mi gente pero ahora ya no lo creo, no desde que te conocí. -¿Por qué dices que desde que me conociste?, todo ha sido una farsa, snif, me has mentido, snif. -Maldita sea Hilde, no te he mentido, he cambiado mi decisión por ti – dijo mirándola a la cara mientras lloraba. A demás no soy el único que ha mentido aquí. Tú tampoco me dijiste que eras la hija de Nazca, maldición. -Eso es diferente, si lo hubieras sabido... -¿Qué? ¿si lo hubiera sabido que. ? ¿te habría matado?, eso crees. -Es posible – dijo sin apenas voz. -No me conoces Hilde, pese a lo te hayan podido contar de mí, jamás mato a mujeres ni a niños, solo a aquellos que se enfrentan a mí. A ti jamás te hubiera hecho daño. He renunciado a la lucha por ti. -¿Por mí?, que tengo que ver yo. -¿Y me lo preguntas? Creo que mis intenciones han sido muy claras, sobre ti. -Sí... seducirme para que no dijese nada a mi padre y así poder atacar sin levantar sospecha. -Arggghh, Hilde maldición, nunca quise seducirte para eso, mierda que no ves que estoy enamorado de ti, joder, me importas y por eso no quiero participar en esa locura – dijo abrazándola contra su pecho. -Suéltame Wufei, por favor, no me toques – susurro conteniendo las lágrimas, sin darse cuenta Hilde cogió el cuchillo que había guardado Wufei, al acercarse a ella, en su cintura – no me lo hagas más difícil – dijo al separarse de su cuerpo apuntándolo con el cuchillo. -Wufei-sama – gritó Tiang-li, acercándose a la pareja con cuchillo en mano, al ver como amenazaba a su Jefe. -Tiang-li – gritó a su subordinado al ver la intención de atacar a la muchacha para defenderlo – no te acerques, esto es cosa mía. -Pero... -Nada de peros Tiang-li, esto no va contigo – dijo para luego mirar a Hilde que al acercarse a la chica topó con la punta del cuchillo. -No te muevas Wufei... no me obligues ha hacerlo – dijo con los ojos llenos de lágrimas. -Hilde créeme, te quiero jamás haría nada que te hiciera daño. -No te creo Wufei, eres un mentiroso, solo quieres engañarme otra vez. -Eso no es verdad, no te estoy mintiendo – le contestó acercándose a ella clavándose la punta del cuchillo, haciéndole un pequeño corte. -No te acerque más o te juro que... que, no me obligues Wufei. -Si con eso me crees hazlo – dijo clavándose más en cuchillo en el estómago. -¡No! – gritó al ver como comenzaba a salir sangre del corte que se había provocado Wufei – maldita sea no puedo matarte – arrojó el cuchillo para taparse la cara con las manos volviendo a llorar desconsoladamente – te tendría que matar por lo que me has hecho, snif y no puedo. -Shhh, Hilde tranquila – le susurró al oído al abrazarla – te quiero te lo digo de corazón – dijo poniendo la mano de Hilde en su corazón – no lo sientes, mi corazón late así por ti, te quiero y te protegeré a cualquier precio – dijo levantándole la barbilla para besarla. -No puedo – dijo separándose de él – tú eres del Clan Chang y yo de Los Lagos. -¿Y? -... -No se te ocurre ninguna excusa mejor – la encaró enfadado – ya estoy harto de tanta tontería, me gustas y quiero que seas mi mujer y si para ello tengo que... -Que vas ha hacer – preguntó asustada, retrocediendo para alejarse de él. -Haré lo que tenía que hacer desde un principio – con un rápido movimiento se acercó a ella rodeándola por la cintura para luego besarla con pasión.
Al principio se resistió queriendo alejarse de él pero luego sus sentimientos salieron a flote, el beso se volvió dulce y delicado, expresando los sentimientos de los dos jóvenes, poco a poco el dulce beso se fue convirtiendo el más apasionado e intenso. Wufei abrazaba a Hilde por la cintura mientras acaricia su espalda y Hilde se aferró al cuelo de Wufei enterrando sus dedos en la melena negra y suelta del moreno. En un momento inesperado Wufei subió una de sus manos por la espalda del Hilde hasta llegar al cuello de esta y sin darse cuenta la chica, Wufei presionó un punto exacto en su cuello haciendo que Hilde cayese desmayada en sus brazos.
-Tiang-li – llamó a su compañero – hay que recoger esto enseguida, nos marchamos ahora. -Sí señor, ¿y la chica?- dijo mirándola desmayada en los brazos de Wufei. -Nos la llevamos – dijo cogiendo una piel grande para tapar a muchacha haciéndola pasar por un bulto para el viaje – no hay tiempo, debemos marcharnos ya.
Al cabo de varios minutos Wufei y Tiang-li salían de la cabaña llevándose a Hilde desmayada y todas su cosas. Para suerte de los chicos o desgracia de Hilde, pudieron salir del poblado sin que nadie se diera cuenta de nada. Millardo nada más separarse de Wufei y Tiang-li se dirigió hacia la cabaña del Jefe Nazca, aunque se retrasó yendo por el camino más largo, necesitaba pensar hasta obtener la manera más fácil para explicarlo todo, una vez convencido fue hacia el encuentro con el Jefe de ese Clan, cuanto antes pusiese en claro la situación mejor. Tenía la posibilidad que, el Jefe Nazca no le creyese en absoluto pero confiaba en su sabiduría, tenía que hacer que le creyese como fuera. Cuando estuvo a punto de llegar a su destino una sombra le interceptó al paso.
-¿Noin que haces aquí?- preguntó sorprendido Millardo. -Millardo-sama, tiene que venir conmigo cuanto antes – preguntó nerviosa. -Se trata de Peacecraf-sama,... no sé que ha pasado pero me ha mandado ir a buscarte y llevarte ante él enseguida. -Ahora no puedo Noin, dile a mi padre que en cuanto pueda iré a verle. -¡No! Millardo-sama, es importante, hasta ahora nunca había visto a Peacecraf-sama tan alterado como ahora, está furioso y no sé que va hacer. -¿Furioso? Que extraño – miró extrañado a la guerrera – "no creo que sepa nada aún" – pensó – bien vamos a ver que le ocurre ahora a ese loco.
Una vez llegaron a la cabaña de Peacecraf, Millardo entró viendo a su padre sentado con cara de pocos amigos y a dos de sus mejores hombres que lo miraban con cara de desprecio, en el fondo de esta había una silueta a la cual no se le podía distinguir la cara y a su hermana sentada junto a su padre. -Entra y cierra la puerta – ordenó Peacecraf a su hijo seriamente. -¿Qué ocurre padre, he quedado con mi prometido dentro de unos minutos para hablar? – habló Millardo guardando la compostura. -¿Con Duo? – preguntó extrañado su padre levantándose de su sitio para acercarse a Millardo quedando frente a él – ¡Pllllaaaaasssss! – se oyó una bofetada en el aire. -¡Pero se puede saber que demonios te pasa padre! – gritó Millardo con la mano en la mejilla roja golpeada por su padre – te has vuelto loco, como te atreves. -¡¿Qué como me atrevo?!, maldito desagradecido, ¡¿cómo te has atrevido TÚ?!, mi propia sangre. -¿Pero de que hablas? Habla claro de una maldita vez – dijo furioso, todos estaban en silencio observando la escena sin intervenir, incluso Relena que normalmente defendía a su hermano estaba callada con la mirada agachada mirado en pequeño luego de la cabaña. -Que hable claro, pues lo haré, a partir de ahora vas hacer todo lo que yo diga, te queda prohibido salir de esta cabaña sin mi permiso por el resto del día y cuando salgas iras con Hana o Ryota, ¿queda claro? Ah! por cierto mañana a primera hora vuelves a nuestro poblado junto con tu hermana. -¿Quueeee? Te has vuelto loco, ya no soy un crío si crees que puedes prohibirme salir, eso ni loco y no pienso marcharme de aquí hasta que yo no quiera, tengo un compromiso que cuidar, o lo has olvidado, querido padre- dijo con ironía. -No te preocupes con eso querido hijo- respondió de la misma manera – de eso me encargo yo, ahora ve a preparar tus cosas para partir mañana al amanecer. -No pienso hacerlo. -Harás lo que yo diga – le dijo cogiéndolo del cuello – no me provoques porque no te irá bien. -Estás amenazando a tú hijo – dijo burlonamente. -¿Has traicionado a tú padre? – sonrió. -A que te refieres – se tensó. -Tengo que contártelo yo o prefieres que te lo cuente él – dijo señalando a la sombra que estaba escondida en el fondo de la cabaña. -¿Quién es? – preguntó serio, intuyó que las cosas iban a ponerse muy feas. -Un viejo amigo tuyo, pero hace tiempo que no os veis, verás hasta ahora te he permitido que me manejaras a tu antojo, nunca te he dicho nada al respecto, te dejé pensar que manejabas tu solo el Clan, pero no fue del todo cierto, querido hijo – comentó soltando el cuello de su hijo – sé que con ayuda de tu queridísima Noin me mantenías vigilado, hasta ahora no he tenido la necesidad de intervenir porque más o menos hacías lo que me convenía, pero ahora te has sobre limitado. Como sabía que estarías tranquilo pensando que Noin me vigilaba para tenerme controlado te puse una sombra que me informase de cualquier cosa que hacías. -¿Quueee? – gritó sorprendido a su padre – me has puesto un espía. -Llámalo como quieras, tenía mis dudas sobre ti y gracias a tu sombra ya se que puedo esperar. -Eso significa que... – miró a su padre y a la sombra nervioso y preocupado. -Si, querido hijo, lo se todo, se que has roto el pacto con el Clan del Norte para salvar a tu mugriente amante. -Vigila como hablas de él – encaró a su padre agarrándolo de la piel del cuello que cubría sus hombros – vigila lo que dices con tu lengua afilada, si no quieres que te la corte. -Me amenazas tú a mi – dijo sonriendo, no olvides primero, soy él Jefe de tú Clan y segundo soy tú padre, aunque no te guste. -Eres un loco – dijo soltando el agarre – no haré lo que quieras, tú venganza es estúpida y no tienes derecho a derramar nuestra sangre por un capricho tuyo. -¡Haré lo que me de la gana! – gritó colérico – tú solo eres un mocoso caprichoso y consentido, no voy a permitir que arruines mis planes, si no sabes tener tú miembro en tu taparrabos no es asunto mío, haber elegido un fulado que no fuera mi enemigo. -¡Como te atreves, maldito viejo descerebrado! – saltó sobre su padre para tumbarlo al suelo quedando sobre su padre – Maldito cabrón te avisé – dijo cogiéndolo del cuello para estrangularlo. -¡Millardo!, por todos los Dioses, suelta a papa – gritaba a punto de llorar, agarrándolo de uno de los brazos para que lo soltara pero era inútil – vas a matarlo. -¡Apártate! – le gritó a su hermana al empujarla y tirarla al suelo. -¡Suéltalo! – gritaron los hombres de Peacecraf al acercarse a separar a padre e hijo.
Entre forcejeo y forcejeo, los hombres de Peacecraf pudieron separar a Millardo antes de que acabase con su padre. Sujetando fuertemente a Millardo para que no lo intentase de nuevo y diese tiempo a que Peacecraf- sama se repusiera. -Cof, cof, Maldito desgraciado – intentaba hablar, mientras miraba con odio a su hijo - cómo te has atrevido, esto lo pagaras caro – se acercó hasta quedar a su altura – si no es por las buenas, será por las malas – le dio un puñetazo a su hijo en el estómago haciendo que se le cortara la respiración. Se giro y de entre las pieles donde estaba antes sentado sacó una vasija que contenía un líquido transparente. En cuanto lo tuvo entre sus manos se dirigió a su hijo que estaba fuertemente sujetado por sus dos hombres de confianza. Relena lloraba junto a Noin que miraba sorprendido lo que hacía su Jefe sin poder hacer nada por ayudar a Millardo. Una vez Peacecraf estuvo frente a su hijo le sonrió. -Se que tenías agallas Millardo pero hasta el punto de enfrentarte a mi, me pillado desprevenido de una forma o otra vas a obedecerme sino ya sabes lo que les pasa a los traidores. -Me da igual lo que digas, viejo loco, estoy harto de hacer lo que quieras. -Lo harás te por seguro que lo harás, soy el Jefe del Clan. -Eso tiene solución – miró enfrentándolo. -Eso lo veremos – se acercó a su hijo para sujetar su cabeza por los pelos y tirársela para atrás, cogiéndole de la barbilla para forzarle a abrir la boca. -Cof, cof, que es eso, cof, maldito seas, vas a envenenarme, viejo loco. -Tranquilo, no es veneno por ahora – dijo burlón – me cansé de tú juego hijo, ahora se hará a mi manera. Hana coge todas sus cosas y cárgalas en un tigris, Relena recoge tú también marcháis en un rato. -Olvídalo viejo no voy a permitir.. arghhh! Que me has dado, maldito te... te... -Tranquilo es solo un narcótico que te hará dormir hasta mañana, así no causarás más problemas. Ryota te irás con ellos hasta el poblado una vez allí encierra a mi hijo para que no moleste, cuando yo llegue ya me encargaré de él, mantenlo vigilado en todo momento. Noin ahora está bajo mi mando, ¿sabes lo que significa?, espero que no se te ocurra traicionarme también porque contigo no seré tan benevolente. -Sí, Peacecraf-sama, lo sé y le juro lealtad. -Bien, tú irás ahora mismo a ver al Jefe Nazca y le diras... -No te... saldrás... con... la tuya... – intentó decir Millardo pero antes de que pudiera terminar cayó inconsciente. -Bien ahora muévanse – gritó Peacecraf-sama – no quiero errores, quien falle lo pagara con su vida. -Sí, señor – gritaron todos al unísono. -Tú – dijo Peacecraf a la sombra – te quedarás aquí, necesitaré tu apoyo, ahora más que nunca. -Sí señor lo que Ud. diga.
Noin se dirigía hacia la cabaña del Jefe Nazca tenía un recado que dar al Jefe del poblado de Los Lagos, estaba muy nerviosa, sabia que el enfrentamiento entre los Clanes sería inminente, antes estaba dispuesta a pelear por el amor que creía que tenía a Millardo pero las cosas habían cambiado radicalmente. A pesar que sabía que las posibilidades de establecer una relación sólida y estable con Millardo eran nulas, siempre le había quedado la esperanza de poder servirle hasta el fin de sus días, pero ahora ya no podría ser así. Ella era una guerrera del Clan Peacecraf y había recibido una orden directa del Jefe del Clan, ahora tendría que servirlo a él, ya no podía ayudar al heredero del Clan en nada sino su vida correría peligro de muerte. La noticia de que Millardo se volvió contra su padre por culpa de su amante de Los Lagos, no la sorprendió del todo, ella ya sospechaba sobre los sentimientos del rubio hacia su supuesto enemigo, ya que normalmente Millardo repetía los encuentros con antiguos amantes a excepción de ella (solo por intereses) y por el joven del Clan de Los Lagos que a pesar de engañarlo con otros amantes siempre volvía a él. Y ahora tenía que hacer lo que le habían ordenado sin tan siquiera poder alarmar al Jefe Nazca como Millardo quería. Estaba atada de pies y manos, si desobedecía a parte de morir ella también podría morir Millardo y eso no lo iba a permitir.
-Jefe Nazca – se oyó la voz de un vigilante de la cabaña, al entrar al encuentro de su Jefe del Clan – la guerrera Noin del Clan Peacecraf quiere hablar con Ud. -¿La guerrera Noin?, hazla pasar – dijo sorprendido.
En la cabaña se encontraba hablando a la espera de la cena el Jefe Nazca, Yuiren, Yune, Duo y el Jefe Yuki. -Pasa Noin, ¿se puede saber a que es tú visita? – preguntó interesado Nazca. -Jefe Nazca, me manda Peacecraf-sama para pedirle un favor, debido a que ha surgido un imprevisto. -¿Un imprevisto?, de que se trata habla, no te preocupes puedes pedirme lo que sea, si está en mi mano – miró a la joven notándola demasiado nerviosa. -Pues verá Jefe Nazca, se trata de Millardo, no se que le ha pasado pero ha caído enfermo de repente. -¿Enfermo? – preguntó sorprendido y preocupado Duo. -Sí, ha tenido una fiebre muy alta pero pudimos bajársela por suerte, ahora está dormido le han dado un calmante para que pueda dormir bien. -Nos podrías hacer avisado muchacha, nuestro Shaman es muy bueno para ese tipo de males. -No, no ha sido necesario Peacecraf-sama se ocupó de eso. -Y bien cual es el favor que tu Jefe quiere pedirme. -Como el Festival no a acabado aún, Peacecraf-sama se siente en la obligación de quedarse aquí por eso ha decidido que uno de sus hombres acompañe a Millardo-san y a Relena-san a su poblado y le pide si por favor no le importaría dejar que Duo-san acompañe a Millardo-san para que una vez se reponga de su enfermedad puedan pasar tiempo juntos y así acordar como se realizará la boda. Millardo-san pidió a su padre que sería él quien se encargue de todo y eso iba hacer esta tarde, ya que tenía previsto venir a hablar con Duo-san pero enfermó de golpe. -Entiendo su posición Noin pero el Jefe Peacecraf tiene que entender que como hijo de anfitrión del Festival del Sol no deje marchar a Duo así como así. Además, está la boda de su hermano. -Lo entiendo Jefe Nazca pero Millardo insistió mucho en ser él quien se ocupara de la boda y como la boda se realizará después del Festival, Peacecraf pensó que a Duo no le importaría pasar un tiempo con su futuro marido y así concretar entre los dos todos los detalle. -Pero Duo no puede. -No te preocupes padre – interrumpió Duo con voz triste – no pasa nada, además no estoy con ánimos de participar en el Festival. Y sobre la boda de Q-chan, él lo entenderá -Pero hijo – dijo preocupada Yuiren a ver el rostro de tristeza de su hijo – a ti siempre te ha encantado las fiestas, sobretodo estabas muy ilusionado con este Festival. -Sí, madre lo se, pero han cambiado muchas cosa en muy poco tiempo, necesito tiempo para pensar y la fiesta no me apetece demasiado, creo que un cambio de aires me sentaría bien. -Estás seguro Duo – preguntó preocupado a su hijo – sabes lo que haces. -Sí padre, se lo que hago, además debo cuidar a mi futuro esposo – sonrió tristemente – Noin ¿cuando tenéis planeado partir a vuestro Clan? -Dentro de una hora más o menos. -¿Tan pronto? – preguntó sorprendida Yuiren. -Sí, Peacecraf-sama no quiere que Millardo empeore, se ha mandado un mensaje a nuestro poblado para que nuestro Shaman prepare lo necesario para que lo atiendan e cuanto lleguen. -Bien, entonces me apresuraré a preparar mis cosas para poder irnos cuanto antes, antes de marchar iré a hablar con Q-chan – dijo Duo poniéndose de pie para dirigirse a su habitación. -Bueno, si mi hijo Duo está de acuerdo no puedo negarme, haré que uno de mis hombres le acompañe. -No hay problema con eso, no creo que Peacecraf-sama le moleste. Iré ha avisar a Peacecraf-sama que todo estará listo en un momento – dijo para luego salir de la cabaña rumbo a la del Clan Peacecraf. -Esto no me gusta – comento el Jefe Yuki – puede que se trate de una trampa, parece que quiere poner en seguro a sus hijos para poder atacar con más facilidad. -Podría ser así, pero entonces él también hubiese podido marcharse y no lo ha hecho, es muy extraño – habló Nazca. -No estoy tranquila – hizo saber Yuiren a su marido y a su amigo – mi Duo puede ponerse en peligro, estará bajo las manos de su enemigo. -Tranquila no creo que intenten nada por ahora contra Duo, aún no está casado en Millardo, no creo que se arriesgue a que le acusen de secuestro, no creo que se conforme con eso, él viene a por mi y estando yo y él en el mismo lugar no desaprovechará la oportunidad de acabar conmigo adelantándose ha hacer algo a mis hijos dándome la ventaja de prevenirme ante un ataque, querrá pillarme desprevenido. -Y lo dices tan tranquilo cariño – dijo preocupada Yuiren. -Tranquila estaremos prevenidos y no dejaré que le hagan daño a ninguno de nuestros hijos – dijo abrazando a su mujer. -Iré a poner al corriente a mi hijo y Touya-san – se levantó Yuki – haré que vigilen al grupo que vaya al poblado Peacecraf y si ven algo sospechoso irán a rescatar a Duo. -Gracias amigo, no sabes cuanto te agradezco tu ayuda – se levantó para abrazar a su amigo. -No tienes porque dármelas hombre, además pronto seremos familia. -Sí tienes razón Yuki. -Iré ha hablar con Duo antes de que se vaya – anunció Yuiren – Yune ve ha avisar a tus hermanos antes de que se vaya. -Sí madre, iré enseguida.
-Duo cariño, ¿estás bien? – preguntó preocupada a su hijo. -Sí... mama, estoy bien. -Es por ese chico, ¿verdad?. -¿Ese chico? ¿qué chico? – preguntó nervioso a su madre. -Hay mi pequeño – dijo Yuiren acercándose hacia él para hacer que dejara de hacer su equipaje al cogerle de las manos – soy tu madre cariño, y aunque parezca que no me entero de lo que os pasa estoy al corriente de todo. -¿De todo? – dijo preocupado. -Sí cariño, se que has sufrido un gran desengaño con Heero-san, y créeme yo también me sorprendí cuando me enteré como te trato, iba a recriminarle por lo que hizo pero pensé que eso te haría sentir peor. -Creo que si madre, me siento como una basura – se abrazó a su madre para romper a llorar. -Ssshhhh! Tranquilo cariño, el amor a veces es cruel pero con el tiempo a todos nos ponen en nuestro lugar, no se los motivos por como actuó así, parecía un chico responsable. -Papa... papa ¿lo sabe? – dijo preocupado. -No exactamente, sabe que os ha pasado algo y que os queréis pero no el porque de vuestra ruptura, pero tranquilo no se enterará si no quieres. -No, snif, snif, no quiero que lo sepa. No quiero que piense que soy un chico fácil que con palabras bonitas lo pueden engañar. -Eso no es verdad mi amor, no quiero que pienses así. Lo mejor es olvidar todo esto y si crees que alejándote de aquí lo consigues todos lo entenderemos, sobretodo Quatre y Trowa. -Eso espero snif. -Estás seguro que quieres irte con Millardo-san. -Si madre, esta mañana cuando la ceremonia del amanecer, cuando vi a Millardo lo vi muy cambiado, no se, pero sentí que él no me haría daño, creo que tampoco está muy conforme con nuestro compromiso, Estoy seguro que si estoy cerca de él no dejará que me hagan daño. -Eso espero, cariño. Ahora apresúrate que Yune fue a buscar a Quatre para que pudieras despedirte de él. -Gracias mama – sonrió secándose las lágrimas. -No tienes que dármelas, soy como tú madre te quiero y para mi eres uno más de mis hijos. -Gracias en serio – se abrazó a ella.
Cerca de la cabaña del Jefe Nazca un joven acababa de llegar de su ronda de reconocimiento, pese a estar en medio de unas fiestas de celebración, no le impidió realizar sus tareas. En cuanto llegó a la cabaña asignada para su familia, se dispuso a descansar un rato antes de dirigirse a cenar. En cuanto entro pudo ver a sus padres conversando junto a varios hombres de su Clan. Estaba cansado así que pasó por su lado ni tan siquiera para saludar y se dirigió a la zona de descanso de la cabaña habitación, no pasaron ni diez minutos cuando una silueta se acercó para comprobar si estaba dormido.
-Heero cariño, estás dormido. -¿Qué quieres mama? Estoy cansado necesito dormir un rato – dijo molesto. -Lo se cariño pero tú novia a venido a buscarte, dice que necesita hablar contigo un momento. -Dile que estoy dormido. -Ya se lo dije, pero insiste, perece que ocurre algo con su gente. -Maldita sea – maldijo al levantarse para ir a ver a su supuesta novia – de acuerdo dile que ahora salgo. -Bien cariño, ahora la aviso.
A los pocos minutos. -¿Qué ocurre Relena? Estaba dormido llevo gran parte del día ocupado y necesito descansar. -Lo siento Heero, es que... – intentó calmarse y controlar su llanto delante de Heero. -¿A ocurrido algo? – dijo preocupado al percatarse de los rastros de lágrimas en el rostro de Relena y al notar su nerviosismo. -He venido a despedirme. -¿Despedirte? Pero si el festival no ha acabado. -Lo se, mi padre a ordenado que Millardo y yo regresemos a nuestro poblado, lo más seguro que el prometido de Millardo también venga con nosotros. -¿¡QUUEE!? – exclamó sorprendido. Porque se marchan y porque Duo van con vosotros. -Millardo se ha puesto enfermo de pronto y mi padre quiere que su prometido esté con él para curarle, al fin y al cabo se casarán pronto. -¿Y por eso estás así? – intentó averiguar más de lo sucedido, no estaba convencido que esa fuera la excusa de su nerviosismo, aquello parecía más una huída que otra cosa. -Es que, no quiero irme, snif – dijo lanzándose a sus brazos – no quiero estar lejos de ti además para se enfadó con Millardo. -¿Se han enfadado? ¿porque? – preguntó intrigado. -No lo se, por un amante o algo así, snif, está muy enfadado con él y por eso lo paga conmigo no quiere que yo sea feliz contigo. -Relena cálmate – dijo alejándola de su cuerpo – Si Millardo tiene un amante, ¿porque quiere a Duo?. -Mi padre lo obligó. -¿Lo obligó? -Creo que sí, pero no estoy seguro, solo quiero estar contigo. -Está bien, ven entra – arrastró a la chica hacia el interior de la cabaña – espérame aquí, voy por mis cosas. -¿Tus cosas? – dijo extrañada. -Sí, me voy contigo, si tu padre te obliga a ir a tu poblado yo iré contigo. -¿¡En serio?! – dijo sorprendida. -Hn. – afirmó con la cabeza. -¿Que significa esto? – preguntó enfadado el guerrero Touya a su hijo al haber escuchado esa conversación. -Exactamente eso – respondió Heero. -Pero hijo – dijo preocupada su madre – no puedes irte ahora. -Me voy madre, lo siento pero tengo que hacerlo. -Pero se puede saber que estas diciendo. Es más importante tu nueva novia que tu deber con tu Clan, maldita sea Heero eres el encargado de la seguridad de Clan Heavyarms. -Lo siento pero esto es importante encárgate tú – le dijo seriamente mientras se dirigía a recoger sus cosas. -¡Si sales fuera de esta cabaña... – gritó colérico – date por desterrado y considérate un traidor a tu pueblo. -¡Touya! – gritó asustada su esposa – es tú hijo, no hablarás en serio. -Cállate mujer, estoy hablando muy en serio, yo no crié a cobardes que ante el peligro huyen. -Piensa lo que quieras padre – se dirigió a su padre llevando con él sus cosas – ya te he dicho que esto es importante para mí. Si así lo quieres así se hará. Madre lo siento – se acercó a ella y la beso en la cara – apoya a papa – le susurró al oído. -¿Pero hijo y tú? -Tranquila, todo irá bien, estaré bien. -Heero – susurró sorprendida Relena, jamás pensó que Heero se comportaría así por ella (y que equivocada esta, jeje). -Vámonos Relena, tenemos que marcharnos ya.
Heero estaba decidido a marcharse, en su mente habían innumerables preguntas que se acumulaban sin saber si encontraría la respuesta: ¿cómo Nazca había permitido que Duo se fuera con el enemigo?¿Duo estaría conforme a marcharse con Millardo?¿qué planes tenía Millardo para Duo? ¿podría impedir que Duo sintiera algo por Millardo?¿Millardo quería a Duo?, no podía dejar de pensar en ello, cuanto encontraba la respuesta de una de sus preguntas surgían diez más.
-Heero, siento que hayas acabado así con tú familia, no era mi intención – dijo preocupada Relena. -Tranquila no fue por tu culpa, lo que he hecho a sido porque tenía que hacerlo. -Estoy tan contenta que quieras venir conmigo – dijo abrazándole. -Hn. -Están acabando de preparar el transporte para llevar a Millardo, con le calmante que le dieron no podrá montar así que lo llevarán tumbado. -Hn. Démonos prisa o tu padre se enfadará. -Si, claro, vamos.
Por otro lado.
-¡Q-chan! – se oyó a una joven gritando cerca del cerro donde días atrás compartieron el amanecer Wufei y Hilde. ¡Q-chan!. -Yune, estoy aquí, ¿qué pasa?¿por qué corres de esta manera? -Q-chan, Trowa-san, gracias a los Dioses que os encuentro, hahahah, llevo rato buscándoos, haha -Tranquila respira – comentó Trowa al ver lo apurada que estaba la hermana de su prometido – Hilde... Hilde no aparece, he estado buscándola y no la encuentro, padre me mando ir a buscarla y a vosotros también y no la encuentro. -¿Has buscado en el lago? – preguntó a su hermana pero al verla asentir - ¿Y en el poblado, junto las hogueras o donde están los animales? -Si la he buscado por todos los sitios incluso fui a buscarla a la cabaña de aquellos chicos que os ayudaron, pero ellos también han desaparecido. -¿Quuueee? – dijo preocupado Trowa - ¿También han desaparecido? -Por Amoth Trowa se han llevado a mi hermana – dijo preocupado Quatre. -Hay que mantener la calma – intentó tranquilizar a los hermanos – para que venias a buscarnos. -Es que... Duo se va con Millardo a su poblado. -¿¡Quuueee?! – exclamaron los dos a la vez – es que todo el mundo se ha vuelto loco – comentó Trowa – regresemos rápido hay que avisar a tu padre que Hilde ha desaparecido. -Si, rápido, puede que alguien la haya visto.
Al llegar a la cabaña deL Jefe Nazca Yune contó a su padre la desaparición de Hilde y el Jefe Nazca contó lo ocurrido con Millardo y su repentina enfermedad. Duo estaba ya listo para partir, esperaba fuera de la cabaña a que llegasen sus hermanos para despedirse de ellos, para evitar más preocupación a Duo se decidió no decir nada de la repentina desaparición de Hilde. -Duo-chan, estás seguro de lo haces – preguntó preocupado Quatre a su hermano. -Sí, Q-chan, lo único que me entristece es no poder estar mañana para tu boda, no sabes como lo siento, pero prefiero no asistir, el volverlo a ver me hace más daño que cualquier otra cosa, le amo demasiado para estar cerca de él, por ahora prefiero estar alejado, ¿lo entiendes verdad?¿no te enfadas conmigo? -Oh Duo – lo abrazó fuertemente – claro que no me enfado no digas tonterías, eres mi hermano y te comprendo, no me sentía contento si te sintieras obligado a acudir a mi boda por eso, si quieres podemos retrasar la boda. -Ni hablar de eso – dijo molesto – tú te casas mañana o sino seré yo quien se enfade, quiero que seas feliz y con Trowa estoy seguro que lo serás. -Yo... -No digas nada, Q-chan te quiero – dijo dándole un beso en la frente. Ya sabes lo que prometiste, tienes que ser feliz. -Trowa – se dirigió al joven de ojos verdes – cuídalo por mi ¿quieres?. -Eso ni se pregunta – abrazó a su prometido - ¿estas bien? Siento mucho el comportamiento de mi primo, si no os hubiera dejado solos en el lago... -No te preocupes por eso, Trowa, no fue culpa tuya, pasó lo que tenía que pasar. -Pero... -Tranquilo – le sonrió – con el tiempo todo quedará olvidado. -¿Seguro? – preguntó incrédulo. -Seguro – se auto convenció - ¿Y Hilde? -Esto... está con Wufei-san, ya sabes, no podía dejarlos solos, me ha dicho que no te preocupes por ella, que te quiere y que nos veremos pronto. -Jaja., esta chica, aunque no lo acepte, está loquita por Wufei, jeje. -Si, si, jeje – se rieron intentando disimular. -Bueno me voy, supongo que estarán esperándome, padre, madre, Yune cuídate mucho y no te fíes de los chicos eh?, Q-chan, te deseo toda la felicidad del mundo y seguro que mañana estarás espléndido en el día de tu boda, cuídate, Trowa, cuídalo ¿vale? , Jefe Yuki ha sido un placer volverlo a ver, aunque fue hace mucho tiempo, jejeje. -Nos veremos pronto, hijo, en cuanto acabe el Festival te iremos a ver, ¿de acuerdo?. -De acuerdo papa, nos vemos, hasta pronto – y se dirigió hacia la cabaña de los Peacecraf.
Gran parte de los miembros del Clan Peacecraf estaba afuera de la cabaña esperando la llegada de Duo y de Relena que se retrasaba. Duo junto con Mitsu, uno de los hombres de su Clan, se acercaron para saludar al Jefe del Clan. -Veo que has vuelto jovencito – dijo aparentemente tranquilo el Jefe Peacecraf – no hacía falta que trajeras a uno de tus hombres, pero ya que está aquí, ya no hay problema, como te habrá comentado Noin, mi hijo Millardo se ha puesto enfermo y he convenido que regrese a nuestro poblado. -Sí, lo se, ¿puedo verle?. -Sí, claro está allí junto a ese carro tu y él iréis allí mas cómodos, si quieres puedes dejar tus cosas en el carro y subir ya, no tardaréis en partir, solo falta Relena. -Bien iré con Millardo, Mitsu si quieres nos puedes seguir con tu tigris. -Sí Duo-san.
Al acercarse a la especie de carro Duo pudo ver el rostro dormido de Millardo, no parecía enfermo pero si profundamente dormido, se subió junto a él procurando no destaparle, Duo procuró taparlo con las mantas y de paso taparse a él también, el viaje sería un poco largo y era inútil parase todo el viaje despierto, lo único que conseguía era deprimirse más, así que decidió dormirse para pasar el tiempo más rápido. Junto con sus cosas había traído un poco de comida, ya que no había cenado aún, a pesar de ello no tenía mucho apetito y rápidamente quedó dormido junto a Millardo. Poco después, apareció Relena con Heero el cual no se percató de la presencia de Duo hasta que se fijo que uno de los hombres del Clan de Los Lagos vigilaba un carromato que al parecer ocupaban dos personas, al acercase para comprobar de quien se trataba, su sangre se heló, allí descansaban los cuerpos de dos jóvenes aparentemente tranquilos, Duo descansaba sobre el hombro de Millardo cubiertos bajo varias pieles gruesas. Todas sus dudas volvieron a asaltarle, ver a Duo junto a Millardo le dolía el alma, lo estaba arriesgando podo por ese trenzado y parecía que ese chico como venganza por su trato se entregaba a otro hombre aún sabiendo que nunca sería feliz. Se odiaba, cada vez más, no podía soportarlo más tenía que hacérselo saber, no soportaría otra prueba de entre de Duo hacia Millardo, él seria nuevamente suyo y nadie lo iba a impedir, por ahora esperaría a que se alejasen del poblado después se lo contaría todo.
Trowa no salía de su asombro, eso no se lo esperaba, como podía haber caído tan bajo su primo, eso se lo iba ha hacer pagar muy caro, corrió cuanto pudieron sus piernas para dirigirse hacia la cabaña donde se encontraban los Peacecraf, tenía que detener la locura de su primo, no se creía que renunciase a todo por esa Relena. Tenía que darle una explicación y no le permitiría ninguna excusa, solamente la verdad. Al llegar a la cabaña, ya no había nadie, la caravana ya había partido y se maldijo por llegar tarde, pero pudo escuchar como dos hombres hablaban sobre que un traidor del Heavyarms se les había unido a ellos por la hija del Peacecraf-sama. Por ello tuvieron que parar en los establos del poblado para recoger su tigris y sus pocas pertenencias que allí guardaba. Sin pensarlo más tiempo. Trowa se dirigió al establo, a poco metros de allí, pudo ver la caravana detenida y Heero preparando a Zero para el viaje.
-Maldito desgraciado hahahah, como has podido traicionar a tu gente – se acercó colérico a Heero apretando los puños para contenerse. -Ya te has enterado primito – dijo burlón. -¿Se pude saber que haces? -Me voy, no lo ves. -En serio te vas, vas a dejarnos cuando más te necesitamos. -Cierra la boca, no estamos solos – dijo seriamente mirando a su primo a los ojos. -Ahora te preocupa, seguramente, les informarás de nuestra estrategia, eres un traidor. -Vigila tu lengua Trowa si no quieres perderla – le amenazó. -¿Ocurre algo cariño? – se acercó Relena al notar como discutían acaloradamente. -Lárgate bruja – insultó Trowa a la joven. -Vigila tu lengua Trowa, te lo advierto – se encaró Heero. -Que vas hacer matarme – le amenazó -Trowa no lo hagas más difícil -¿Difícil?, maldito bastardo has sido tú quien lo a puesto difícil. -Lárgate Trowa antes de que digamos cosas de las cuales luego nos arrepintamos. -Solo te diré una cosa, si por tu culpa le pasa algo a Quatre o su familia, juro que te mataré con mis propias manos Heero, para mi Quatre es lo más importante, así que no le causes más dolor de lo que ya le has causado, me refiero a Duo. Si no tienes las pelotas para protegerlo del Clan Peacecraf no crees más problemas uniéndote a ellos. -Tranquilo primo no dañaré más a tu rubio. -Plasss!!! – se oyó el puñetazo de Trowa al golpear a Heero – vigila tu también tu lengua maldito, desde ahora yo ya no tengo primo me oíste, no sabes cuanto me arrepiento de haber venido aquí contigo. -No te preocupes, se como te sientes y no te atormentaré más con mi presencia – dijo limpiándose la sangre del labio con su mano – solo una única cosa más. Espero que tu valentía contra mi la mantengas cuando yo no esté, te hará falta. -Me amenazas desgraciado – le sujeto del cuello. -No solo espero que así sea, las apariencias engañan – se soltó del agarre de Trowa. -No puedo creerlo Heero, no te reconozco. -Hn. -Dime que lo que estás haciendo es por Duo y no por esa Relena. -Tu que crees – dijo subiéndose a Zero de un salto para poder dirigirse con los demás que esperaba su incorporación. -Tú sabrás lo que haces, solo espero que todo salga bien, odiaría tener que enfrentarme a ti. -Lo mismo digo, bueno me voy, cuidaros – se giró para marcharse. -Ah! otra cosa Heero, Hilde y los nómadas han desaparecido, creo que se la han llevado. -¿Se la han llevado? – se detuvo para mirar a su primo. -Sí, la última vez la vimos fue en la cocina, si vas al poblado Peacecraf, puede que la veas allí con sus captores, solo te pido una cosa, evita que le hagan daño, al menos hasta que demos con ella y podamos rescatarla. -Eso está hecho – le dijo manteniendo la sangre fría – me voy, me están esperando. -Adiós Heero – se despidió regresando a la cabaña del Jefe Nazca, había que inicia la búsqueda de Hilde cuanto antes, ya habían perdido mucho tiempo.
-¿Todo va bien? – preguntó Relena al ver como se acercaba Heero hacia ellos. -Sí, ya podemos irnos.
Así la caravana se puso en marcha hacia el poblado Peacecraf, en absoluto silencio. Habían tres hombres del Clan Peacecraf que encabezaban la caravana seguidos por el tigris de Relena que iba junto la carreta donde dormían Millardo y Duo, y en el otro extremo encargado de la protección de Duo estaba el hombre asignado por el Jefe Nazca, Mitsu y cerrando el grupo estaba Heero que durante todo el viaje no despegó la vista de Duo en ningún momento cosa de la cual Relena se percató y no le gustó demasiado.
De nuevo en la cabaña del Jefe Nazca.
-Tenemos que organizar una partida de reconocimiento – anunció Trowa preocupado. -Mi hijo tiene razón Nazca – comentó Yuki – puede que ya nos lleven varias horas de ventaja. -Sí lo se – comentó Nazca – Mis hombre se dirigirán hacia los lagos, Yuki tus hombres que vallan hacia el Este, yo y un grupo iremos hacia el Norte, partiremos ahora mismo y nos volveremos a encontrar antes del alba aquí de nuevo, que cada grupo se lleve como mínimo un suzako, si hay alguna novedad ellos serán los mensajeros. -Padre quiero acompañarte – anunció Quatre – iré con los hombres a los lagos conozco bien la zona. -No Quatre – dijo Nazca – puede ser peligroso, tu te quedarás aquí, con tu madre y tu hermana a la espera de noticias. -Pero yo quiero ayudar... -Quatre – interrumpió Trowa - tu padre tiene razón, puede que hallan hombres del Clan del Norte por ahí y no quiero arriesgarte. -Pero quiero buscar a Hilde. -Tranquilo hijo mío nosotros nos encargaremos de eso además tu tienes que descansar, mañana es tu día y tienes que verte bien, ¿o quieres ir a tu boda con hojeras y muerto de sueño? -No padre – dijo avergonzado y sonrojado. -Jefe Nazca – se dirigió Trowa a su futuro suegro – sobre la boda... no creo que sea muy apropiado realizarla, con el asunto de Duo y ahora Hilde. -¿Has cambiado de opinión, jovencito?¿no te quieres casar con mi hijo? – simuló enfado. -No... no es eso – dijo nervioso y rojo como un tomate – claro que quiero casarme, eso no lo dude pero preferiría aplazar la boda, se lo importante que es para Quatre sus hermanos y se que no sería feliz del todo por la ausencia de dos de sus hermanos. -Me alegra que pienses en mi hijo, Trowa, pero eso lo tiene que decidir Quatre no yo. – dijo mirando a su hijo. -Yo padre si que quiero casarme pero... -No te preocupes Quatre – se acercó al rubio para abrazarlo – lo entiendo podemos aplazarlo hasta que encontremos a Hilde. -¿No te importa? – le sonrió. -Claro que no, tu familia es también la mía. Yo también estoy preocupado por Hilde. -De acuerdo me quedaré aquí, ir con cuidado – le beso tiernamente en los labios. -Tranquilo lo tendré – le acarició el rostro.
Así partieron todos los hombres en busca de la hija mayor del Jefe Nazca.
Lejos de allí, cerca de la frontera entre el territorio de Los Lagos y el territorio Peacecraf se podía ver a dos hombres montados en dos rápidos tigris que corrían entre la vegetación, desde que habían salido del poblado del Jefe Nazca no habían parado aún, estaban cansados y hambriento pero la premura por llegar pronto junto a sus hombres había evitado el parar para descansar. Uno de ellos llevaba un bulto entre sus brazos, una persona dormida, durante el tiempo que llevaban de viaje no se despertó pero ahora parecía dar indicios de querer despertarse. Ya faltaba muy poco para llegar a su destino. Hilde empezó a agitarse entre los brazos de Wufei, en cuanto recobro el conocimiento se sentía desorientada y notaba un ligero dolor en la nuca, pudo sentí como era sujetada fuertemente por unos brazos fuerte y que donde se encontraba parecía que se movía con agilidad y rapidez. Intentó abrir los ojos pero solo podía ver oscuridad, se forzó para ver algo más viendo al principio sombras difusas, un rato después pudo ver el rostro de la persona que la sujetaba para que no se cayese con el movimiento, al reconocerlo se irguió de manera rápida haciendo que el muchacho se sorprendiera y aflojara el abrazo haciendo que Hilde sintiese la sensación de caerse que instintivamente se sujeto al cuello del moreno.
-Tranquila princesa, no dejaré que te caigas – le sonrió intentando no asustar a la joven. -Wu... Wufei, ¿qué ha pasado?¿dónde estoy? – preguntó preocupada. -Me he visto obligado a llevarte conmigo – dijo serio sin apartar la mirada del camino. -¿Quee?, ¿como has podido?, mi padre me estará buscando. -Lo se, en cuanto lleguemos a nuestro destino, enviaré un suzako para avisar a tu padre que estas conmigo y que estás bien. -¿Y de paso le pedirás la rendición a cambio de mi libertad?. -Mira que eres testaruda – desvió su mirada del camino para mirarla – ya te he dicho que no me interesa enfrentarme a tu padre. Estoy haciendo todo esto para evitar la pelea y sobretodo por ti. -Como quieres que te crea. -Ya no intento que me creas, eres tan cabezota que me llevaría una eternidad convencerte – le sonrió – tu sola te darás cuenta, en cuanto lleguemos con mis hombres te darás cuenta. -¿Vas a llevarme con tus hombres? – preguntó asustada – no me entregarás a ellos para... -¿Se puede saber que para por tu retorcida mente, jovencita?, me crees capaz de compartirte con mis hombres. -No me extrañaría soy unos bárbaros – dijo molesta. -Jajaja, eso si que tiene gracia, no se que han contado de nosotros, pero me lo imagino, pero estate tranquila, si ese es tu temor, no dejaré que nadie te toque. -¿Y tú? – dijo nerviosa y completamente roja - ¿quién me asegura que no te aprovecharás de mi. -Te doy mi palabra – dijo serio – que no te pondré un dedo encima si tú no quieres. -... -Que no dices nada, sabes que te pones preciosa cuando te sonrojas. -No creeré tus mentiras Wufei – dijo enfadada rompiendo el contacto de sus miradas, haciéndose la ofendida. -No son mentiras y lo sabes bien – a apretó más entre sus brazos – ahora descansa, pronto llegaremos, toma – le dijo después de meter su mano en una de sus bolsas sacando un trozo de pan con carne curada – debes tener hambre, come sin miedo. -Gracias – dijo tímidamente cogiendo el pan y la carne – tú no comes. -Comeré cuando lleguemos. -¡Wufei-sama! – gritó Tiang-li – ya llegamos – dijo señalando un campamento a unos kilómetros más o menos, donde se podían ver varias hogueras encendidas junto a una docena de cabañas improvisadas. También se podía apreciar diversas siluetas de hombres y un corral improvisado donde descansaban docenas de tigris. Wufei desvió la vista hacia donde Tiang-li señalaba para comprobar efectivamente que sus hombres aguardaban esperando su llegada. El moreno pudo sentir como Hilde se tensaba entre sus brazos, estaba asustado y él lo sabía. -Bien Tiang-li adelántate para avisarles de nuestra llegada – le dijo sonriendo al hombretón, estaba contento por poder volver a estar con los suyos – tranquila Hilde no pasará nada, no se separaré de ti – intentó tranquilizar a la chica, aunque sin mucho éxito. -¡Yyyyyyyyjjjjjjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaa! – gritó eufórico Tiang-li, obligando a correr más rápido al pobre tigris saliendo disparado. -Parece que está contento por regresar – dijo sorprendido Hilde al ver el comportamiento del hombretón. -Sí, jajaja, no hay nada mejor que volver a casa, con los suyos – rió Wufei. -Sí, tienes razón – dijo triste. -No te preocupes, está también será tu casa además te prometo que volverás con tu familia – le acarició la cara.
A los pocos minutos llegaron junto al campamento, siendo recibidos por gritos de alegría y de sorpresa. -Bienvenido Wufei-sama – le dijeron sus hombres al ver a su Jefe – Bienvenido. -¿Cómo ha ido todo, Wufei-sama? – preguntó uno. -¿Hay muchas cosas interesantes? – preguntó otro. -¿Hay chicas bonitas?, ¿Cuándo atacaremos? – preguntó otro. -¡Vaya Wufei-sama! Veo que ya has hecho tu adquisición, jeje – comentó uno de ellos al percatarse de la muchacha que sujetaba Wufei en sus brazos. -Eh, eh, pero que es eso. ¿Dónde están los modales, chicos? – dijo sonriendo – haber uno a uno. Lo primero de todo... – dijo bajando del tigris para luego ayudar a Hilde a bajar, que se pegó a él al ver todas las miradas puestas en ella -... ella es Hilde, mi futura esposa... -¿¡QUUUUUEEEEE!? – dijeron todos sorprendidos, incluso Hilde le miró sorprendida. -...por eso quiero que la respetéis y la tratéis con respeto que se merece, segundo todo ha ido muy bien y sí hay chicas y chicos preciosos, jeje y lo más importante, partiremos mañana por la mañana hacia el poblado de Los Lagos... -Yyyyyyyyyyyjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaa¡¡¡¡¡ - gritaron y aullaron de alegría todos su hombre. Hilde de asustó al comprendes lo que significaba eso y miró con preocupación a Wufei que sonreía al ver la alegría de sus hombres. -Ey, ey, un momento chicos, iremos hacia allí pero no para atacarlos sino para ayudarles ante un posible ataque por parte del Clan Peacecraf. -¿¡QUE?!, ¿¡Porque!?,¿desde cuando nos cambiamos de bando?¿qué hay de nuestra recompensa? – se oyeron las preguntas de sus hombres. -Tranquilos, primero vamos a cenar, ¿habéis cenado ya?. -No Wufei-sama – comentó uno – estábamos preparando la comida ahora. -Bien primero cenaremos y después os contaré todos los detalles, así que en macha – ordenó. -Sí, Wufei-sama – dijeron todos poniéndose a acabar de preparar la cena. -Wufei – dijo tímidamente Hilde acercándose a él mientras se dirigían hacia el centro del campamento para esterar la cena. -Sí, Hilde – le sonrió. -Entonces... lo que me digites... es verdad. -Ya te lo dije – se paró para acariciarle el rostro para luego sujetarle la barbilla – te quiero y haré lo posible para que podamos estar juntos – le sonrió para luego besarle dulcemente. -Uuuuuuuuhhhhhhh! – se oyó como los hombres Wufei se burlaban por la escena romántica que habían protagonizado su Jefe. -Ejem, ejem – carraspeó Wufei sonrojado por verse descubierto ante sus hombres – que estáis mirando, a vuestro trabajo – dijo fingiendo enfado.
Así paso la cena y entre charla y charla, Wufei puso al corriente a sus hombres y sobre los planes que tenía planeado para detener la locura de Peacecraf. Al principio los miembros del Clan del Norte fueron reticentes a seguir los planes de su Jefe pero gracias a la intervención de Tiang-li, alegando las mismas alegaciones que utilizó para convencer a Wufei para que se decidiera por ayudar a su chica, al final todos estuvieron de acuerdo. Después de detallar los preparativos para el regreso al poblado del Jefe Nazca y sabiendo todos los detalles del plan y quien era en realidad Hilde, decidieron ir todos a descansar. Se había hecho muy tarde, en cuanto amaneciese partirían todos hacia el poblado de Hilde. Antes de acostarse Wufei escribió un mensaje y junto a su suzako más veloz lo mandó hacia el poblado del Jefe Nazca, en apenas hora y media el mensaje llegaría a su destino. Se preparó un acabaña para que la futura pareja pudiese descansar tranquila y sin interrupciones, al principio Hilde quiso oponerse a quedarse a solas con Wufei pero lo pensó mejor. Compartir cabaña con Wufei, con la promesa que le había hecho de no tocarla o compartir la cabaña con Wufei y no se sabe con cuantos más de esos hombres que la hacían cohibirse. Sin duda preferiría compartirla con Wufei a solas. Hilde se dirigió a la cabaña asignada, era más o menos grande, parecía agradable, lo único que no le gustó fue que solo había un lecho para dormir, uno confortable a simple vista y enorme. No tubo más remedio que resignarse y acostarse vestida a un lado del lecho, a la espera de la llegada de Wufei. Al poco rato Wufei llegó, encontrándose a Hilde dormida en una esquina de la cama, al verla tan acurrucada y alejada del resto de la cama se imaginó que tendría miedo de compartir la cama con él, cosa que le causó mucha gracia. Se desvistió intentando no despertarla, estaba contento de poder tenerla con él, parecía que poco a poco las cosas parecían mejorar. Una vez metido dentro de las confortables pieles se giró para ver a Hilde, se encontraba de espalda a él con su largo pelo esparcido por la cama, se acercó a ella para poder verla más de cerca, había prometido no aprovecharse de ella y lo iba a cumplir, esta vez quería que esta relación funcionase. Al acercarse pudo percibir el olor a flores de su cabello, al mirarla comprobó que se había acostado vestida cosa que le izo gracia, se acercó más ella y sin darse cuenta ya tenía varias hebras de su cabello en su mano acariciándolas y oliendo su fragancia.
-Wufei, cálmate – se recriminó alejándose de ella para recostarse boca arriba – lo prometiste.
Y tras un suspiro de frustación de se giró para poder dormir. Hilde al notar como acariciaban su pelo se despertó y al notar quien era se asustó por miedo a lo que podía pasar pero al notar como se alejo de ella y al oír el comentario de Wufei no pudo contener una sonrisa. -"Me respeta" – pensó contenta – "cumplirá su promesa. Buenas noches mi amor" – y se volvió a dormir.
Continuará...
Este es otro de mis capítulos, espero que les haya gustado. Este capítulo se lo dedico a Quatre, mujer anímate, todas te apoyamos, también quiero dedicárselo a Terry, chica me asustaste por lo que digites, piensa que el suicidio no es una solución, lo se por experiencia, en mi familia a ocurrido. También quiero dedicárselo a Carmín, para que se mejore pronto, a Maria Rukawa, tu y tu hijo Gabriel siempre está en mis oraciones, a mi fantástica amiga Uru, a mi queridísimo y atractivo Duo, ummmm, a Cristal y Maryluz mis escritoras preferidas, a Haschariel (lamento no mencionar a todos/as, sois muchos, jeje).Un saludo a todas las escritoras/es y lectores/as, hasta pronto. Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia. Advertencias: Escenas: Cómicas, Angs., Lemon Yaoi., según capítulos. Época: La historia transcurre en la prehistoria, antes de cualquier época de civilización moderna.
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