Shaman King.
1 es 1 ÷ 2 = La mitad
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NOTAS:
Me disculpo. El capítulo quedó largo, por lo que no contestaré los R/Rs, ¡Pero por Bakura que los contesto en el próximo capítulo! PERD"N. T T ¡Los quiero, gente besha!
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Capítulo 7: ¡Te quiero, te quiero! ¡HIP!
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Falsa seguridad. Mucho poder corriendo en sus venas. Demasiado vacío reflejado en sus ojos. Extraña sangre acumulada en sus heladas manos.
Miró a su alrededor para asegurarse de que él no estuviera aquí; y tampoco alguna de ellas, no quería que lo vieran en ése momento de gran debilidad.
Suspiró, sintiendo como sus rodillas dejaban de sostener su peso, al dejarse caer al suelo. Maldita soledad, se sentía tan mal. Era una agonía perpetua, al ver cómo su mente y su poder habían llegado a alcanzar tales niveles de desarrollo, mientras que su corazón, poco a poco se achicaba y congelaba, a causa de todas las traiciones y miedos.
Cerró los ojos con fuerza tratando de ahuyentar las imágenes de los semblantes asustados de todos.
Solamente cuatro personas habían logrado capturar algo de su corazón: Uno se había puesto helado con el tiempo, al punto de que sólo reconocía el odio en sus grises pupilas. Otro, hace mucho tiempo que estaba enterrado bajo tierra. Una tercera, había perdido total intereses en él, y se había dejado abrazar por el poder. Sólo una le quedaba, sólo una luz. Y no podía dejar que se perdiera.
Aunque en el futuro, esos mismos ojos verdes lo miraran con el rencor más profundo, que su mente hubiera registrado. ¡No podía dejar que se perdiera! ¡No quería!
… Aunque…
Estaba SOLO. Tal vez, ése siempre sería su destino.
Yoh Asakura despertó en ése momento, tomando mucho aire, como si durante unos minutos se hubiera olvidado de respirar.
Se sentó en la cama sintiendo su corazón más acelerado que nunca, y a su mente mareada.
-Hao…- Dejó escapar a la vez que se llevaba una de sus manos a la frente.
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-¡Bueno!- Sonrió Ryu- Supongo que ya nos vamos.
No podían ser más de las 7 de la mañana de aquel día de verano. A pesar de que era la despedida de 3 de sus mejores amigos, Yoh no podía dejar de mostrar un rostro de sonámbulo, como si no hubiese dormido en toda la noche, ni siquiera los flashes continuos de la cámara de Manta, le quitaban el sueño.
-¿Se encuentra bien, joven Yoh?- Le preguntó por lo bajo Amidamaru.
-¡Sí, Amidamaru!- Se llevó su mano derecha hasta la nuca sonriendo- Sólo tengo sueño.
-Fue un placer quedarnos en ésta casa.- Ahora Fausto se dirigía a Anna- Mi querida Eliza también está muy agradecida; puedo decir que volveremos pronto.
-Claro,- le respondió la Itako con el mismo semblante de siempre- tú eres el único que es bienvenido aquí; el resto, es un grupo de haraganes, que no hacen más que aprovecharse.
-¡Oye, pue'!- Se oyó la voz en son de protesta de Chocolove- ¡Quiérenos un poquito más!
-¡Ya bembón!- Lo hizo callar Horo Horo, para impedir que el moreno siguiera hablando cosas, que luego lo llevarían a una vuelta por el espacio.
El shaman del hielo trataba de despegarse de su cuello a su queridísima hermana, que no hacía más que llorarle a todo pulmón en el oído, mientras que lo abrazaba cada vez más fuerte.
-¡Hermanooooooo!- Lloró por quien sabe cuanta vez la peliazul.
-¡Ya, Pilika! Anoche hablamos de esto, y prometiste no ponerte así. Ya te dije que regresaré incluso antes de Ryu y Fausto.
-¡Pero eso no quiere decir que no te voy a extrañar!- A pesar de que no lo había dejado de abrazar, su pequeña hermana, al menos esta vez, no le gritó en su oído.
-Si quieres, yo supliré a Horo Horo, mientras esté fuera.- Intervino Hao, saliendo de quien sabe donde, tratando de despegar un poco a la Ainu del shaman, para poder hablar con él una última vez.
-¡¡¿¿TÚ??!!- Le respondieron a coro las voces asombradas de ambos hermanos del Norte.
Hao sonrió de medio lado, tratando de parecer amable, aunque a Horo Horo le supo más a una sonrisa irónica.
-Pilika, necesito hablar un momento con tu hermano, ¿me lo prestas?- Preguntó, mientras hacía mecer su corta cabellera.
-¡Peroooo…!
-¡Ya vuelvo, hermana!- Y en menos de un segundo, Horo Horo estaba libre de su abrazo.
-¡Jumh!- Resoplaron 2 voces en la estancia, viendo como Hao se llevaba a Horo Horo para hablar: una era Pilika; la de Ren, a penas y fue escuchada por Basón.
Luego de estar un poco más lejos del grupo, el shaman del fuego empezó la conversación.
-Sólo te quiero recordar, que no debes estar nervioso por nada.
-¡Pero,- Empezó el Ainu- tú ya sabes que me da no-sé-qu saber que no estaré aquí para ti!
Hao suspiró, antes de tomarlo por los hombros, y mirarlo fijamente a los ojos.
-No pierdas tu lealtad entonces, porque yo confío en ti. Sé que volverás, y sé que me ayudarás. Disfruta éste corto viaje, que te ayudará a ti.
Horo Horo se quedó observando las oscuras pupilas del gemelo de Yoh, durante no menos de 5 segundos, para después sonreírle irradiando confianza.
-¡Tienes razón!- Les respondió- Sólo aclaro algunas cosas, y volveré.
-No olvides tu campo de plantas…
-¡Ah!- Sonrió apenado- ¡Sí, sí!
-Además, a Yoh se le ocurrió una muy estúpida forma de ayudarnos a todos, pero puede que funcione.
-¿De qué me hablas, Hao?- Preguntó curioso el Ainu.
-Te lo explicaré a tu regreso, porque ya te estás yendo, y además, el enano cabezón se gastará el rollo de su cámara sólo en nuestra conversación.
Ante la declaración, Manta salió detrás de Horo Horo con una mano rascándose el cuello, y con la otra sosteniendo la cámara.
-Eh… Ryu me mandó a avisarte que ya se están yendo, Horo Horo.- Le dijo sonriendo Oyamana.
-Claro.- Le respondió, antes de voltearse a Hao, nuevamente- ¡Nos vemos luego, Hao!
Y a penas dio dos pasos más cerca de la puerta, se topó con la dorada mirada de Ren, que lo observaba de lejos.
-Volveré pronto.- Fue lo único que se le ocurrió decir al peliazul como despedida, a lo que el Tao sólo respondió con una afirmación con la cabeza.
Y justo cuando se acercaba a despedirse de Yoh, Chocolove y Anna, su hermana se le volvió a subir al cuello.
-¡Ya, Pilka!- Gritó sin contenerse, a la vez que Manta sacaba una fotografía.
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Justo después de montarse en la motocicleta de Ryu, (lo cual fue un poco bochornoso para Horo Horo, puesto que le tocó sentarse en el compartimiento pequeño de al lado, con todo el equipaje), el shaman del hielo se descubrió extrañamente triste y emocionado.
Estaba seguro que la causa de la tristeza se resumía a tres simples letras: R-e-n.
Recordar como esos ojitos de hielo dorado lo miraban con lo que parecía ser un dejo de depresión, lo hacía sentirse peor que un gusano.
¿¡Pero qué estaba diciendo!? ¡Si se estaba yendo de la residencia por él! ¡Porque se sentía deprimido sólo por verlo en los pasillos, y que ni siquiera se dignara a mirarlo! El que debía sentirse como gusano confundido era el Tao.
Suspiró tristemente, dejando a su semblante ser libre para expresar lo que sentía. No, sabía que Ren estaba tan confundido como él. Éste asunto era de los dos, ¡y él se daba a la fuga!
Ryu, a pesar de ir manejando, logró capturar como la cara de Horo Horo se hacía cada vez más sombría, son un dejo de melancolía y tristeza.
"¡Uy! Que mala mezcla para un viaje" No pudo evitar pensar el shaman con la espada de madera.
Al compañero de Tokagueroh, casi se le aguaron los ojitos al ver como Kororo aparecía de repente, y abrazaba (como podía) a su humano acompañante, tratando de darle ánimo; el del hielo, sólo atinó a abrazar a su espíritu.
¡Ya estaba decidido! Ryu puso su vista al frente, tratando de no volver a distraerse mientras conducía. En el próximo semáforo en rojo, hablaría con su amigo a una gran velocidad, para ver qué era lo que le pasaba, y tal vez, convencerlo de que diera vuelta atrás.
-¿Para qué vienes con nosotros si quieres quedarte allá?- La voz de Fausto VIII, abrazado al conductor de la moto, se sintió tan amable como siempre, sin embargo, sorprendió tanto a Horo Horo como a Ryu que se hubiera dado cuenta de la situación.
-¿Eh?- Casi le gritó el shaman del hielo apretando más a Kororo en su pecho- ¿Qué quieres decir?
-¿Qué para qué viniste?- Repitió con calma el médico.
Ryu suspiró. Sabía que Fausto podía ser despistado, desdeñoso y frío, cuando él quería; y otras veces, podía estar muy conciente de su alrededor.
Tenía cierta semejanza con Don Yoh.
-Porque, necesito buscar las tierras para mi campo de plantas.- Respondió el Ainu cerrando los ojos, tratando de parecer alegre.- ¡Me gusta mucho sembrar! Ayuda bastante a relajarse.
-Pero bien puedes hacerlo aquí en Japón. Incluso, en el patio de la casa.- Parecía que Fausto no dejaría el tema quieto, y Horo Horo pudo distinguir un brillo extraño en sus ojos, que pocas veces había visto: decisión. Parecía tener la convicción de ayudarlo.
-Pero, es que…- Horo Horo, al no tener más argumentos qué usar, bajó la cabeza, para concentrarse en su espíritu, quien le sonrió en forma de apoyo.
-Me parece tonto que te vayas de allá.- Siguió Fausto, justo cuando una señal de alto se encendió, haciendo que Ryu parara su recorrido momentáneamente- Tú corazón está allá, todo lo que más quieres. ¿Para qué venirte? ¿Sólo para sembrar? Que tonto eres.
-¡Oye!- Trató de defenderse el del hielo con sus mejillas sonrojadas- ¿Cómo que mi corazón está allá?
Cuando Fausto lo miró directamente a los ojos, como estudiándoselos, no pudo dejar de sentir un escalofrío en su espinal dorsal; sobretodo, porque la mirada del doctor, era casi de fastidio, como si lo estuviera aconsejando por compromiso.
-Si mi querida Eliza estuviera viva, ni por la pelea más grande que tuviésemos, yo la dejaría sola, porque la amo, y pensaría en arreglar la situación.
Y como para darle un gran toque final a la voz calmada de Fausto, Ryu volvió a arrancar su motocicleta, cada vez más interesado en la conversación que sus pasajeros estaban teniendo.
Ahora el Ainu se sonrojó más, mientras que se sentía aún más cobarde que al principio.
El médico psicópata tenía razón: ¿Dejaría las cosas así como así? ¿En serio se alejaría de Ren?
"Me parece tonto que vayas. Tu corazón está all Las palabras dichas hace unos segundos por Fausto, resonaron en su cabeza, con eco incluido.
Lo estaba dejando todo, (excepto a Kororo): a Ren, a su hermana, a Hao, al resto de sus amigos, y su equipo. ¡Su corazón estaba allá! ¡Claro! ¡Por fin lo comprendía! Lo que él más quería estaba en la misma residencia que dejaba, sólo que debía pensar para ganárselo.
Poco a poco su semblante fue cambiando a uno decidido, para luego pasar a liberar a Kororo del abrazo, y sonreír. Ryu también lo imitó en lo último, dándole las gracias silenciosas a Fausto por haber ayudado con sus palabras al pequeño shaman del Norte.
-Ryu, Fausto- empezó Horo Horo, mientras que tomaba su bolsa de ropa entre sus manos-, no dejaré todo lo que quiero allá atrás.
-¡Que bueno!- No pudo evitar decir Ryu- Porque no me gustaba pensar que dejaría mi motocicleta en el aeropuerto hasta que regresáramos.
-¡Kukuruku!- Dejó salir Kororo con gran ánimo, mientras mecía de un lado a otro su ramita.
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Mientras veía a su objetivo tan pensativo, recargado al barandal del pasillo de los cuartos, Hao se preguntaba cómo demonios se había dejado convencer para algo así.
De acuerdo, él desde el principio estuvo conciente de que la idea hubiera sido buena si tuvieran entre los 4 a los 10 años, ¡Pero ya tenían 15 santo cielo! Yoh se pasaba de ridículo a veces.
"Pare revivir infancia." Había dicho su gemelo, y luego "Tal vez, le saques provecho a esto"
Y éste era uno de los 2 provechos que encontró: Ayudar a Horo Horo, hablando con Ren, simulando ser Yoh.
Que fácil sonaba, ¿verdad?
Poner el semblante despreocupado de su hermano no era problema; bloquear su aura particular era pan comido, incluso en su condición; pero eso de quitarse lo sarcástico, cínico e irónico que tenía, era todo un sacrificio. Incluso suavizar la voz, no le era un inconveniente.
Pero, él no soportaba la risita de su hermano, y estaba clarito que debía imitarlas, como mínimo (para una actuación creyente) 5 veces por minuto.
Mientras tanto, Yoh jugaba en algún lugar de la casa, simulando ser él. ¡Y vaya que se sorprendió al ver a su hermanito con su mueca burlona en el semblante! Pero casi se cae para atrás, al verse con ojos despreocupados, y casi dormidos (O drogados, como a veces Hao los denominaba, para que Yoh saltara en su asiento despertándose un poco), que pertenecían a su hermano.
Puso la sonrisa más despreocupada y animosa que encontró en su repertorio, y casi saltando como un niño de la pradera, llegó al lado del Tao.
-¿Qué haces, Ren?- Le preguntó colocándose a su lado.
Otro detallito que lo distinguía del menor Askaura: Yoh llamaba a todos por su nombre, él prefería darle pequeños apelativos ("Tiburón", "Cabeza de púa", "chinito mal humorado"), o llamarlos por sus apellidos simplemente.
-¿Parece que hago algo, Yoh?- A pesar de que la frase pudo haber sonado cortante, salió de su garganta en un tono neutro.
-Jijijiji.- Sonrió hipócritamente mientras que pensaba algo así como: "Cierto, me olvidé que ni pensar puedes"- Entonces, ¿en qué piensas?
-En nada en especial.- Respondió de la misma forma el chinito.
Para el momento Hao no sabía si reírse, dejar de fingir, o seguir tratando de aconsejar al Tao siendo Yoh; rápidamente, se decidió por la última.
-Horo Horo, Fausto y Ryu se fueron. ¡Es una lástima! Harán falta aquí.
-Eso me tiene sin cuidado.- Ren cerró los ojos.
Hao por un momento se maravilló de lo relajado que se sentía el chino, cuando estaba cerca de Yoh, sobretodo en contraste de cómo estaba, si él era el que le hablaba.
Ignoró la ya conocida punzada de soledad en su estómago, mientras que pensaba algo que sonó como: "No debí dejar que el Ainu se fuera."
-No mientas, Ren.- Trató se sonreír calmadamente, como bien sabía que habría hecho Yoh.- Por lo menos no a mí. Horo Horo regresará pronto, no te preocupes. Pero debes luchar, o por lo menos ponerle las cosas en claro.- Tomó aire, al ver el sorprendido y sonrojado semblante del chino.- Ahora Horo Horo se siente con alas puestas, pero no sabe a donde volar, porque todavía tiene esperanzas de que algo pase…
-Yoh, no digas est…- Pero fue rápidamente interrumpido con Hao, quien tratando de ser Yoh, agrandó su sonrisa. Si con esto no demostraba que le importaba el Ainu, no podía concebir otra forma.
-No me engañas. ¡Jijiji! Él te quiere, y tú lo quieres. Piensa bien las cosas, y aprovecha estos momentos. No lo dejes perder, porque puede que alguien más note la gran persona que es.
-¿Alguien cómo Hao?- Le dijo libremente el Tao, con un dejo de burla y rencor en su voz.
-¡Jijijijiijiji! No, mi hermano no creo que lo quiera así; no te confundas. Pero sí otra persona.- Siguió sonriendo satisfecho de que el rostro de Ren reflejara pensamientos mezclados.- ¡Me goy!
Y así dio media vuelta, para buscar a Yoh, ya que ya había hecho el acto caritativo que quería hacer hoy.
¡Y reírse a cada rato le resultaba tan molesto! Ni siquiera el continuo flash de la cámara de Manta le sacaba tanto de quicio.
-"Que raro eres, hermanito".
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Yoh se paseaba por su residencia, con la muy mala imitación de una sonrisa irónica en el rostro.
¡Esto de ser Hao le daba mucha gracia! Asustar a Tamao nunca fue tan fácil como ahora.
-Jijijiji- Dejó escapar sabiendo muy bien, que nadie se encontraba para escucharlo: debía simular que era Hao.
Antes de que pasaran 2 segundos, escuchó unos pasos que venían desde la cocina, por lo que rápidamente endureció su rostro, y le puso hielo y desafío a sus ojos, (siempre procurar opacar su aura, para que no los diferenciaran); una perfecta mueca irónica se asomó en sus labios.
¡Debía dejar de pensar que era divertido o lo descubrirían!
Para su sorpresa el que vio salir de la cocina no era más ni menos que Lyserg, quien no tardó en mirarlo con odio, nada más lo vio. Aunque le sorprendió un poco la magnitud del sentimiento negativo que su amigo le sentía a su hermano, ya se lo esperaba la reacción.
Y ahora que era Hao, debía tomar ciertas cartas en el asunto, que sabía que su gemelo jamás tomaría, porque prefería que estas cosas salieran solas.
Sonrió más cínicamente, haciendo el extraño ademán que tenía su hermano mayor de querer mover su cabellera, a pesar de que sabía que la llevaba corta.
-¿Cómo estás, inglecita?
"No te rías. No te rías. No te rías. No te rías. No te rías. No te rías. No te rías…" Se repetía mentalmente: ¡no podía dejar que unos 'jiji' arruinaran su actuación!
-Hao.- Gruñó Lyserg, poniéndose inmediatamente a la defensiva, como si esperara que de un momento a otro, Hao lo fuera a morder, o algo así.
-Tenemos que hablar muy seriamente.- Trató de que su semblante jamás retratara de que se trataba del gemelo menor- Ve al comedor en 5 minutos, por favor.
-¡Tú y yo no tenemos nada que qué hablar!- Casi le gritó Lyserg, dejando ver sus caninos.
-Ya lo creo que sí.- Respondió, mostrando un brillo divertido y sarcástico en sus globos oculares.- Pero si no quieres reunirte, bien podemos hablar aquí mismo, o en presencia de todos.- Lyserg gruñó, pero antes de que pudiera decir algo, Yoh, avanzó rápidamente a la puerta de uno de los baños- Debo buscar algo, pero si no vas, me quedará muy claro lo cobarde que eres.
Y sin decir más se retiró, haciéndose una imagen mental del semblante de Lyserg, y cuando cerró la puerta del baño atrás de sí, no pudo reprimir una carcajada atrabancada en su garganta.
"Que raro eres, hermanito" Escuchó en su mente, sabiendo muy bien, que era Hao el que se comunicaba con él.
"¡Hao! ¿Adivina qué hice para ti?"
"¿Qué? Mira que ser tú ya me cansó, actuamos normalmente, ¿dónde estás? Necesitamos cambiarnos la ropa"
"¡Pues es una sorpresa la que te tengo! Pero, puedes venir lo más rápido que puedas hasta el cuarto de baño que está al frente del comedor. De hecho, necesito que vengas."
"¡Que no me grites mentalmente!" Y luego de ése grito, Yoh quedó casi mareado.
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Cuando Yoh le explicó la situación, la primera reacción que tuvo Hao fue ahorcarlo, pero ya que Amidamaru no le permitió continuar, no tuvo más remedio que cambiar de ropas con su gemelo, y dirigirse hasta el comedor, encontrándose ahí a Lyserg, mirándolo con el mismo odio de siempre.
"Es que me las pagarás, Yoh" Le dijo, por última vez Hao, sintiéndose algo nervioso.
-¿Y bien?- Le preguntó el inglés una vez se hubo sentado en la mesa, junto al frente de él.- ¿Qué se supone que debemos hablar aquí?
Hao suspiró mientras que cerraba los ojos, sólo por unos segundos. Ya sabía que algún día debía hablar directamente con Lyserg, de hecho, esperaba que ése día llegase pronto, pero no provocado por su baka hermano.
Abrió los ojos sintiéndose más confiado: Pensar en su hermano, por alguna razón, lo animaba; y si ya le había servido la situación el bandeja de plata, ¿quién era él para rechazarla?
-Debo hablar contigo, y me parece que el tema está muy claro.- Le respondió Hao, siendo cuidadoso de que no le saliera un tono de voz muy burlesco.
Las mejillas del inglés, a penas y se tornaron rosa.
-¡Déjate de tonterías!
-No es una tontería;- Ahora Hao parecía muy serio- necesito que entiendas…
-¿Qué quieres qué entienda? ¿Tus causas? ¿Tus motivos de tanta masacre? ¿Tus argumentos de perdón?
-No tanto así, pero algo por el estilo. También, lo que yo quiero que entiendas es que…
-¡Tú eres el que no entiendes!- Le gritó Lyserg haciendo el ademán de querer levantarse del suelo, teniendo miedo de abordar completamente le tema del que Hao quería hablar, por lo que prefirió, llevar la conversación, al otro extremo- ¡¡Tú has matado personas sin compasión alguna!! ¡¡Por algo que estaba muy errado. Por algo muy egoísta!!
La sonrisa que Hao lució en su rostro no era para nada angelical.
-Tú también estuviste a punto de matar a alguien importante... Y sin compasión, sin mal no recuerdo.
-¿De qué estás hablando?- Le reclamó el inglés viéndolo confundido.
-¡Oh, la niña linda no lo recuerda!- Su mirada brilló en ese momento- En una oportunidad, estuviste a punto de matar a Horo Horo. Uno de tus amigos... ¿Qué puede ser peor?
-¡¡Eso fue muy diferente!!- Bramó Lyserg, sintiendo como el mar de rabia hacia el gemelo de Yoh, le iba a quemar las venas- ¡¡Todos estábamos en peligro!!
-¿Ah, sí?- Ahora Hao sonaba bastante cínico.- ¿Por Boris? ¡Ni siquiera sabías que pasaba! Estuviste a punto de cortarlo en pedacitos. Y eso, sólo por poner un ejemplo, que te duele...- Lyserg dejó escapar un prolongado gruñido.- Sin mal no recuerdo, también estuviste a punto de matar a otros shamanes egipcios, antes de llegar a la Aldea Apache.
-¡Ya te dije que es diferente! ¡¡Yo peleaba por la justicia!!- El semblante de Lyserg pareció un tanto frustrado- ... Sólo que no era la forma correcta.
-¿Y tú qué crees que yo hacía?- Hao dejó escapar la pregunta con un dejo de reto en cada palabra- Yo también peleaba por lo que me parecía justo; y aunque me cueste admitirlo, el baka de Yoh tuvo la razón al final.
-¡Tú peleabas por tus propios intereses!- Le dijo el de cabello verde con rabia contenida.
-Oh, no. Estás equivocado.
Justo cuando dijo eso, Lyserg se percató de algo importante, durante toda la guerra de argumentos que había tenido con Hao, su semblante nunca fue agresivo, como en el pasado lo había visto. ¿Eso quería decir que estaba cambiando?
-¿A qué te refieres?- Preguntó el inglés, bajando físicamente la guardia. Si Hao no tenía intenciones (al menos visibles) de atacarlo, no caería en ninguna provocación.
-Pues, yo pensé que eso era justicia.- El rostro del mayor Asakura era serio - Quería un mundo lleno de shamanes fuertes, para conservarlo; me gusta mucho la naturaleza, y detesto como los humanos comunes la destruyen, sólo porque no quieren complicarse las vidas; puede que por esto me lleve tan bien con el Ainu. Pero, eso no tiene importancia ahora.- Tomó aire - Muchos me traicionaron, destruyeron lo que yo quería. Sí, puede que tú lo veas como una venganza perversa - Rió sin sentimiento- Pero, yo lo veía como una justicia.
Lyserg, a pesar de estar bastante impresionado, no tardó en hablar, con la voz quebradiza.
-Eso no impidió que matases a gente inocente. Como mis...- Hao lo interrumpió, antes de que pudiera terminar su oración.
-Como tus padres, ya lo sé, por eso me odias tanto. De acuerdo, te lo pondré de esta manera, para que lo entiendas mejor... Cuando Yoh no quiso unirse a los Soldados X, ¿Ellos no trataron de matarlo? A pesar de que tú bien sabías que él nunca uniría sus fuerzas conmigo, a no ser a la fuerza, (válgame la redundancia). ¡Pero no importa! Ustedes consideraban que quien no estuviera con ustedes, quien no portara el ridículo uniforme blanco, sería el malo.
Lyserg tenía ganas de retrucar aquello, mas sabía que no tenía ningún tipo de argumentos. Era la verdad.
-Bueno,...- Siguió el mayor Asakura- No te diré que en mi caso era lo mismo. Yo sabía lo que hacía, es sólo que me parecían inservibles, si ya iba a construir un mundo de shamanes fuertes ¿para qué iba yo a querer tenerlos vivos, si después de todo morirían?
El inglés dejó escapar otro gruñido.
-Además, tú no sólo peleabas contra todo el mal que yo había hecho al mundo... Tú peleabas por el mal que yo te había hecho. Son dos cosas un tanto separadas.- Sonrió- Tú peleabas por tu justicia, y yo por la mía. Ambos nos equivocamos, y gracias al distraído, pero no tonto, de mi hermano, aquí estamos.
A pesar de que Lyserg aún sentía ira dentro de sí, no dijo nada, simplemente se sentó de nuevo con tranquilidad, mientras que repasaba mentalmente las palabras de Hao.
-Después de todo, no somos tan distintos, ¿verdad, inglecita?- Ante esto el cuerpo del nombrado se tensó, y parte del rostro se le oscureció- Sólo espero que puedas comprender mis razones, puesto que ya me cansé de tanto odio contenido para mí, cuando vivimos en la misma casa, y además...- Suspiró- Bueno, ya tú conoces ese "además".
Ahora Lyserg sí se sonrojó.
-Aún así, no esperes que te perdone tan fácilmente.- Dijo en voz baja.
-¡Oh! Pero, ¿quién dijo que yo buscaba tu perdón por mis pecados?- Hao casi rió- ¿Qué quieres? ¿Qué me encierre en una armadura con espinas para purificarme? ¡Lo siento! No soy sufrido.
-¡No te burles de Jeanne! Ella también ayudó a tu destrucción en primer lugar, y luego se unió a Yoh.
-Cuando ya no le quedó más remedio.- Aclaró el mayor Asakura.- Como te dije, no quiero tu perdón por todo; sólo quiero que entiendas, y descanses un poco. Ya me cansé de verte como un mártir, no va con tu personalidad real.
Lyserg bajó la cabeza, para luego subirla rápidamente. No se dejaría ni intimidar, ni influenciar por Hao.
-Me retiro.- El de cabello castaño, con total solemnidad se levantó de la mesa, y con paso seguro, se dirigió a la puerta. Antes de salir, no dudó en decir algo más - Piensa en lo que te he dicho, no me mires con tanto odio; una vez que lo hayas entendido, te pediré perdón por el daño que te causé... No es fácil hacer esto, por lo tanto, no seas tan diminuto, y aunque sea piénsalo.
El castaño se retiró del salón, dejando a Lyserg con la boca seca, el estómago contraído, y el corazón desbocado por la furia.
-… ¿Qué lo piense…?- Morphine apareció al frente de su amo, pero éste si quiera la miró, estaba muy perdido en sus pensamientos.
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La noche había cubierto con su manto, todo el cielo de Japón, por lo que en el cuarto del mayor Asakura se prendieron las luces internas para iluminarlo.
Ya habían pasado muchas horas desde su conversación con Lyserg, y desde que le contó todo (con "pelos, detalles, pelusas y comas" como había exigido que le contaran) a Yoh, Hao se encontraba extrañamente tranquilo, y contento mirándose al espejo.
-Grr…- Dejó escapar luego de un rato de estar midiéndose el cabello, para luego pasar su vista hasta sus orejas (sin zarcillos), y sus pantalones (son correa de estrellas): verdaderamente, tenía que recuperar su estilo. Y tenía que hacerlo ya.
No se quejaba de los pantalones y camisas sin abrochar de su gemelo, pero quería una capa, ¡se iba a volver loco si no tenía una capa!
No, sabía que su prioridad era el cabello. Y después de muchos minutos estrujándose las neuronas pensando en cómo hacer para que creciera, recordó una magia que a veces Opacho usaba, con su propio cabello.
La imagen del enanito moreno, no dejó más que un hueco en la calma que antes Hao tenía; pero desechó rápido las imágenes de la batalla en donde fue abandonado, para pasar a poner sus manos sobre su cuero cabelludo.
-Esto funcionará.- Y concentrándose muy bien, sus manos empezaron a brillar de un color rojo intenso, hasta que poco a poco, el color se extendió por toda su cabeza. Luego de unos minutos cesó.- Supongo que si me crece 4 centímetros diarios, tendré el cabello largo en poco tiempo.
De la nada, Manta entró a su habitación, seguido de Yoh, y sin nada mejor que hacer, Hao posó para la cámara con los dedos en forma de V.
Yoh iba a decir algo, pero se vio interrumpido, por de sonido de una motocicleta que se detenía justo en frente de la casa.
Moske y Amidamaru se hicieron presente en la habitación, mostrando su semblante extrañado, ¿qué ese no era la motocicleta de Ryu?
Ambos gemelos y Manta se precipitaron hasta la puerta, donde esperaron unos minutos, antes de que el que llegara abriera la puerta con total confianza.
Y cuando Horo Horo cerró la puerta principal a su espalda, tratando de hacer el menor ruido posible, jamás de los jamases se imaginó tener justo al frente a Hao, Yoh, Manta, y sus respectivos espíritus flotando tras ellos.
-¡Aah!- Casi gritó el shaman del Norte, pero rápidamente cubrió su boca con su mano derecha.- ¿Qué hacen ahí paradotes? ¡Me dieron un buen susto!
-¡Jijiji!- Le sonrió Yoh, con los ojos cerrados- ¡Vaya, Horo Horo! Cuando dijiste que regresarías antes, no esperaba que fuera tan pronto.
-¡Ay, no seas tonto Yoh!- Se exasperó Horo Horo, dejando ver su estado claramente, a lo que Manta sólo respondió con una fotografía, y Hao, se burló de él abiertamente.
-¡Jajajajaja! ¡Que pinta traes!
El shaman del hielo frunció el entre cejo. Sí bueno, puede que tuviera todas sus piernas y zapatos manchados de barro, además de la chaqueta sucia, sus manos llenas de pequeños raspones, y su cara verdaderamente inmunda. ¡Pero no era para que se rieran de él! ¡Y menos que le tomaran una foto!
-¡Desconsiderados!- Les rugió, mientras que se quitaba los zapatos, y se dirigía al baño para, obviamente, bañarse.- ¿Creen que aprender la motocicleta de Ryu en un día es fácil?
-¡Jajajaja!- Para Manta sí le era muy gracioso.
Luego de que Horo Horo se diera un buen baño, y pusiera a lavar la ropa, todos se sorprendieron, de que ningún otro habitante de la residencia se diera cuenta de que el shaman del Norte había vuelto.
Y lo mejor, Kororo no había sido su único acompañante al volver.
-¿Sake?- Preguntó Manta extrañado, mientras que observaba con detenimiento la botella de líquido blanco semi-transparente.
-¡A sí es, Manta!- Le sonrió Horo Horo con todos los dientes- Al principio lo compré por si me hacía heridas muy fuertes que necesitaran limpieza, pero ya que no me pasó nada, pues ¡la traje!
-¿Y por qué no entraste en una farmacia, Horo Horo?- Preguntó Yoh, con un tonito que decía que pronto se dormiría.
-Ehh…- Las mejillas del Ainu se tornaron carmesí- ¡Bueno! Sí pensé en el hecho de que ya que me devolvía, nos la podíamos tomar.
-¿Por qué te devolviste?- Preguntó Hao sin rodeos, al tiempo que abría la botella, y ponía un poco de contenido en 4 vasos pequeños.
El shaman del Norte sonrió:
-Porque me di cuenta, de que no podía dejar lo que yo más quería aquí.
Todos sonrieron entendiendo a lo que el compañero de Kororo se refería; e Yoh alzó su vaso:
-¡Por tu regreso, Horo Horo!
-¡A tu salud!- Y así bebieron el primer vaso de la noche.
Y luego de casi una hora, ya habían brindado por absolutamente todas las cosas que les venían a la mente: empezaron con que por fin Hao habló con Lyserg, y terminaron brindando porque "Manta es chiquito pero potente".
Pronto, el alcohol se les subió a las mejillas, y estuvieron medio borrachos, y aún le quedaban 2 rondas más en la botella.
-Ahora por…. Por…- Empezó Horo Horo.
-¡Por mi hermanito y Anna!
-¡Eeh! ¡Salud!
-¡Hip!- Empezó a hipiar Manta.- ¡Son tan ¡HIP! divertidos chicos!- Tomó una fotografía, en la cual no dudaron en posar.
-Me hace falta Ren,…- Dijo Horo Horo- ¡Pero también Chocolove! Se perdi¡HIP!eron de esto.
-¡Jajajajaa! Sí.- Yoh sonrió, con un semblante exageradamente despreocupado, incluso para él; ahora sí parecía drogado- ¡Pondré música! ¡HIP!
Y a penas se levantó del suelo de donde estaba tumbado, y se volvió a caer, se arrastró hasta el tocadiscos que tenía, y puso ahí, el primer disco que encontró.
-¿Qué es eso que pones? ¡HIP!- Le preguntó Hao- Mira que estos diminutos seres- Señaló a Horo Horo y a Manta con el dedo- ¡HIP! Ya se emborracharon.
-¡HIP! ¡Oye!- Reclamaron los mencionados.
Pero Yoh sólo sonrió, y dejó el disco rodar, mientras que se acomodaba entre sus amigos, quienes se abrazaron entre todos, empezando a cantar la extraña canción, que hablaba de cariño.
-¡Te quiero, te quiero, te quie¡HIP!! ¡Y no haaaaaaaaaaaa¡HIP!go otra cosa, que pesar en tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ¡HIP! ¡Te quieeeeeero! ¡TE QUIEEEEERO! ¡Hip!
Cada uno sabía que el todos tenían una persona a la cual dedicarse la canción (aunque, a pesar del escándalo, Anna, Tamao, Lyserg y Ren no se enteraban), pero no por eso, dejaban de posar a la cámara, que de vez en cuando soltaba flashes instantáneos.
-¡Y también los quiero a ustedes, chicos! ¡HIP!- Les dijo Yoh antes de caer al suelo, totalmente dormido.
-¡Aaaaaaaaaaaay!- Y luego, casi todos siguieron su ejemplo.
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Notas:
Salió malo, exageradamente largo, y bueno… ¡MALO!
He de decir, para acortar esto, que la plática entre Hao y Lyserg la tengo escrita desde hace años luz, (antes, incluso, de empezar a escribir 0,5); y que lamento muchísimo lo malo que haya quedado el capítulo.
Fausto ayudó a Horo, y éste se devuelve [xD ¿Creyeron que lo alejaría de Ren?], además de que Yoh y Hao cambiaron. Síe, eso fue lo más importante. ¿El título? ¡Lógico! Porque lo emborraché. Quería hacerlo mucho más gracioso, pero iba a quedar MÁS largo aún, por eso, preferí que no. n nUU Sorry. xD Sobretodo, a Horo manejando la moto.
Aah! La canción que quise poner es la del grupo "Los hombre G", y se llama: Te quiero. [Por el tiempo en que creé la historia, la tenía pegada, por eso…]
Con lo de Hao y Lyserg: Bueno, el enfoque de Hao, es una manera de mi forma de pensar, ¿cómo perdonar o querer algo que no entiendo? A mi parecer, Lyserg primero debe ENTENDER a Hao, luego, ver si lo perdona.
Disculpen que no responda los R/Rs, ¡es que imagínense el largo! x x ¡27 páginas! ¡Diox! No me quiero imaginar su suplicio leyendo esto. Pero al menos no me tardé tanto, ne?
Para lo que gusten, incluso, insultarme por escribir tan mal (xD Eso sí, eh? especificando qué no gustó) -- zelshamada(arroba)hotmail.com
Ya saben, sin el "arroba".
¡GRACIAS POR LEER TAN PÉSIMO CAPÍTULO!
¡No te pierdas!
Zelshamada.
