Nota previa: Para entender de mejor forma esta historia es recomendable leer primero el one short de "Es una promesa". Arigatou
Promesas pasadas
Por Kary
Capitulo IXX:
Como agua fría
El club nocturno parecía mucho más atestado de personas que antes, riendo, hablando o bailando al ritmo de la música y a Kenshin le costo mucho más llegar hasta donde estaban Sanosuke y Megumi hablando en susurros gritados, pero Kaoru no se veía por ningún lado, la busco meramente con la mirada pero era casi imposible por que todo estaba bastante oscuro y lleno de personas.
- ¿Dónde esta Kaoru?- les pregunto Kenshin, Megumi comenzó a reír tontamente y Sano también, la pelinegra señalo hacía la pista de baile
- Allí- dijo Megumi simplemente y Kenshin vio que Kaoru estaba bailando alegremente en la pista en un ritmo totalmente diferente al de la música que se escuchaba, reía escandalosamente junto a varias personas, más que todos hombres y en su mano tenía el vaso de vodka vació.
- ¡Oro! ¡Ella esta borracha!- dijo Kenshin con escepticismo viéndola sin reaccionar y con los ojos grandemente abiertos.
- Hai- dijo Sanosuke riendo
- ¡Pero ella no ha tomado nada en toda la noche!- dijo Kenshin aun sorprendido
- Tomo del vaso de Misao sin darse cuenta- dijo Megumi riendo y tapándose la boca en un gesto de falsa discreción
- ¡Allí no quedaban más de tres gotas!- grito Kenshin sin creerle
Megumi rió escandalosamente- ¡La tanuki no tiene mucha tolerancia al alcohol! ¡Una gota y ya se esta quitando la ropa!
- ¡Si, como tú!- le dijo Sano riendo. También se escucho un gritó de alegría proveniente de Kaoru… Si… tenía una tolerancia al alcohol, de hecho muy muy baja…
- ¡Eso te gustaría! ¿no?- le pregunto ella mordazmente y ambos comenzaron reír y a pelear. Kenshin rodó los ojos y camino hacía donde Kaoru estaba bailando.
- Kaoru- le dijo suavemente cuando llego hasta ella
- ¡¡Kenshin!!- exclamó Kaoru, sus ojos iluminándoseles, tomo al pelirrojo de la mano sin hacerle caso y mareadamente le hablo a los que estaban en el grupo- ¡El es Kenshin! ¡Mi novio! ¿No es lindo?- pregunto ella sonriendo y Kenshin se sonrojo un poco cuando todos rieron y cuando las muchachas que habían le sonrieron coquetamente
- Kaoru ¿Qué haces? No estas bien, bebiste mucho- Kenshin le dijo en el oído pero luego pensó mejor sus palabras- Bueno, bebiste
- ¡Yo no bebo Kenshin!- le dijo ella riendo tontamente y fingiendo enfado mientras agitaba el vaso vació
- ¿Y ese vaso?- pregunto él, y ella vio fijamente el cristal pensando si era real, Kenshin agito su cabeza- Bueno pero mejor salgamos de aquí- le dijo jalándola por la mano
- ¡Mou!- dijo ella inflando sus cachetes en la molestia. Los muchachos que estaban allí también lanzaron comentarios de molestia, Kenshin les envió una mirada glacial y letal, y ninguno de ellos dijo algo más.
- Vamos- repitió él en un tono molesto muy raro en el pelirrojo
- ¡Kenshin no te molestes!- dijo abrazándolo por el cuello y girando para que ella quedara frente a los muchachos y él de espaldas, Kaoru les hablo pensando que estaba susurrando cuando en realidad estaba gritando- ¡Kenshin es muy celoso, yo le digo siempre que no tiene que ponerse celoso y que no tiene que protegerme cada vez que algún enemigo venga por que yo soy fuerte, pero no, él siempre me cuida!- luego rió alegremente, Kenshin frunció el ceño a sus palabras ¿De que diablos estaba hablando? Sin decir nada tomo a la muchacha de la muñeca y comenzó a jalarla para salir del tumulto de gente que no dijo nada esta vez.
- ¡Adiós!- les grito Kaoru agitando la mano con el vaso que casi se le resbala
Kenshin pagó la cuenta que había hasta el momento, tratando de respirar y no perder la conciencia por la falta de aire, debido a que Kaoru lo tenía fuertemente abrazado por el cuello, les dijo a Megumi y Sanosuke que era hora de irse pero ellos no le hicieron caso ya que estaban completamente sumergidos en un pelea completamente fuera de lugar. Se los repitió y les dijo que ellos ya se iban, Sano hizo un gesto con la cabeza en señal de haberlo escuchado.
- ¿Dónde esta tu cartera Kaoru?- le pregunto Kenshin tratando de que le soltase el cuello que ya estaba rojo por la fuerza que ella había aplicado al abrazarlo.
- ¡Aquí!- grito ella emocionadamente agarrando dos pequeños bolsos negros, Kenshin asumió que el otro lo había dejado Misao y Kaoru volvió a adherírsele esta vez al brazo.
Cuando salieron de allí Kenshin sintió un mejor aire, lejos de aquel lugar con aromas tan raros y tan diferentes que luego de tanto oler se volvían desagradables, ahora no había nadie en la calle y Kenshin dudaba mucho que pasara algún taxi a esas horas, viendo su reloj el pelirrojo se dio cuenta que eran casi las dos de la madrugada y no entendía como había pasado tanto tiempo tan rápido. Kaoru caminaba a tropezones torpes y Kenshin se dio cuenta que tenía que ir más despacio si no quería que ella se cayera de bruces contra el frió pavimento y se rompiera la nariz. Kenshin decidió que era mejor ir hasta algún lugar donde hubiese una parada de taxi y esperar a alguno o en el peor de los casos llamar a Aoshi. Luego de varios minutos (en los que Kaoru se había pasado hablando sobre un kimono rosado y amarillo que estaba sucio) llegaron hasta un pequeño banquito verde que tenía cerca un cartel con la imagen de un taxi, Kenshin hizo que Kaoru se sentara allí y él se arrodillo enfrente.
- ¿Daijoubu ka?- le pregunto Kenshin con una sonrisa amable
- ¡Claro!- le respondió ella en un grito, luego se dio cuenta que estaba todo muy callado y no hacía falta gritar, pero igual grito al volver a hablar sin poder controlar su volumen de voz - ¿Por que no debería de estarlo? ¡Todo es perfecto en este mundo!
- Eso es bueno- le respondió Kenshin sonriéndole
- ¿Y sabes por que?- le pregunto ella acercando su rostro tanto al de él que sus narices se tocaban. Kenshin le pregunto el porque- Bueno, porque yo te amo ¡Y eres tan dulce! Aunque tu testarudez me exaspere yo todavía te amo y eres tan lindo Kenshin, eres la única persona que ha logrado que me sienta feliz en verdad y eres el único que ocupa mis pensamientos día y noche, noche y día. Contigo, siento que nada más me hace falta, ni siquiera el oxigeno, ni el sol… ni nada…
- Hu…- murmuro Kenshin sintiéndose completamente aturdido, no se había esperado esta declaración tan espontánea de Kaoru nunca, pero no podía decir que le disgustaba, todo lo contrario, su corazón había saltado de repente haciendo que toda la sangre le subiera súbitamente a la cabeza y se vio sonrojado como un adolescente ingenuo, como un muchacho pequeño con la garganta seca y la mente falta de ideas coherentes por la emoción
- ¡Eres lindo cuando te sonrojas!- dijo ella alegremente besándolo en la mejilla- ¿Y sabes que es lo mejor? ¡Que ahora tu rostro es igual a tu cabello!- y comenzó a reír alegremente, Kenshin le sonrió también pero Kaoru de pronto frunció el ceño - Y también tu rostro se parece a tu ropa ¿Por qué no la tienes puesta?
- ¿Qué ropa koi?- pregunto Kenshin frunciendo el ceño también
- El… la… hu, la camisa rosa que siempre usas- dijo ella riendo de repente- ¿no la recuerdas? Yo si, pero es extraño, es como si te la hubieses puesto hace mucho tiempo, pero yo no te conozco hace mucho tiempo ¡¿Y sabes que?! ¡No entiendo porque siento que te conozco desde hace tanto cuando en realidad llevamos pocos meses conociéndonos!- ella rió un poco y luego respiro hondo- ¿Tu no sientes lo mismo? ¿Tu no sientes que esto…- agarro su mano y la coloco sobre su corazón mientras ella hacía lo mismo poniendo la suya sobre su pecho palpitante- ya lo has sentido antes, con las misma intensidad? ¿Qué todo se repite? ¿Será que estoy volviéndome loca?
- Claro que no estas loca Kaoru- le dijo suavemente sonriendo- Tal vez algo borracha pero no loca
- ¡Mou Kenshin cuantas veces te tengo que decir que yo no bebo!- le dijo ella frunciendo el ceño molesta y tambaleándose en el banquito
- Yare, yare…- dijo él moviendo su cabeza y sentándose a su lado en el banquito cuando ella cerro los ojos y estuvo a punto de caerse hacía el – No estás loca, porque yo también siento lo mismo
- ¿En serio?- le pregunto ella apoyando su cabeza, que daba vueltas, sobre su hombro
- En serio- le respondió Kenshin acariciando su cabello que caía por su rostro desordenado
- ¿Y si los dos estamos locos?- pregunto ella riendo suavemente, cerrando los ojos cuando las imágenes frente a ella comenzaron a moverse y a distorsionarse
- Pues me asegurare de buscar un manicomio para los dos- respondió Kenshin medio sonriendo
- Eso no es divertido- murmuro ella pero aun así sonrió con cansancio, el sueño llegaba a ella – Kenshin…-
- ¿nani?- pregunto él comenzando a embelezarse con el ambiente de calma y silencio, con el aroma a jazmines tan característico de ella rodeándolo, y de repente se sentía tan embriagado por su aroma como ella lo estaba por el alcohol
- Creo que voy a vomitar – murmuro Kaoru
- ¡¿oro?!
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- ¡Eres un idiota!- grito en total histeria Megumi, incluso bajo el ruido infernal algunas personas voltearon a verla medio asombrados
- ¡Cállate zorra que la gente nos mira!- le grito el a su vez
- ¡¿Cómo demonios se te ocurre pedir dos botellas más de sake?! ¡¡Cuánto no tienes ni un solo yen en el bolsillo!!- le grito ella sin pena
- ¡Kenshin dijo que el iba a pagar!- le respondió Sanosuke cruzándose de brazos
- ¡Ken-san ya se fue estúpido!
- ¡¿Y por que no dijo nada?!
- ¡Dios! ¡Vino hasta aquí y se despidió!- grito ella buscando algo con la mirada- ¡Ahora yo voy a tener que pagar las botellas que tú te bebiste!
- ¡Si claro!- grito él con sarcasmo- ¿¡Por que tu tomaste agua no?!
- ¡Solo cállate!- le espeto ella tropezándose un poco con las sillas cuando busco algo en ellas- ¡¿Dónde esta mi cartera?!
- ¿Trajiste cartera?- le pregunto Sano
- ¡Claro!- grito Megumi agachándose un poco para ver debajo de una mesa cerca de la barra, ganándose algunos silbidos que ignoro, pero no encontró su bolso- ¡No esta!
- ¿Qué no esta?- pregunto Sano bostezando un poco y la vena en la cabeza de la muchacha salto
- ¡Mi bolso, idiota! ¡No esta!- grito pero luego cerro los ojos tratando de calmarse- Me robaron mi bolso, mi dinero, las llaves y mis papeles. Kami esto solo me pasa a mí
- ¡¿Cómo que perdiste tu bolso?!- pregunto Sanosuke alarmándose al entender
- ¡No lo perdí! ¡Me lo robaron!- le grito ella molesta
- ¿Y ahora como vamos a pagar?- le pregunto Sano en voz baja
- No se, no se- le respondió Megumi llevándose un dedo a la sien, el dolor de cabeza que le estaba creciendo no era normal y Sanosuke murmurando que ella era la culpable no ayudaba- Pero ten por seguro que no seré yo la que termine lavando los platos o barriendo el piso para pagar la cuenta
- Ni yo- respondió Sanosuke y sin previo a viso la agarro de la muñeca y comenzó a arrastrarla lejos de la gente
- ¿Qué demonios vas ha hacer?- le pregunto ella cuando llegaron a los pasillos que llevaban a los baños, allí el ruido era mucho menor y alguna que otra mujer caminaba hacía el tocador. Megumi se apoyo un poco contra la pared cuando tropezó con sus pies, las cosas se movían de lugar y los colores de pronto eran más fuertes y chillones ante sus ojos
- Salir de aquí- murmuro él viendo hacia los lados
- Sanosuke, no vamos a irnos de aquí sin pagar ¡eso es vergonzoso!- Megumi dijo indignada y mirando hacía los lados como esperando a que alguien saltara y los apuntara de repente
- ¿Y que quieres? ¿Arruinar tus perfectas manos?- dijo él y Megumi, aunque capto su ironía no pudo dejar de titubear ante su extraño y tal vez inconsciente cumplido
- No pero, no es lo correcto- dijo ella mirando como varias mujeres se acercaban.
Las cuatro muchachas que iban caminando y hablando sobre quien sabe que, pasaron al lado de la pareja que ante sus vistas se estaba besando apasionadamente, ellas soltaron risitas tontas hasta entrar al baño.
Megumi tenía los ojos abiertos como platos, Sanosuke estaba sobre ella apoyando los brazos a sus costados sobre la pared y su rostro estaba cerca del suyo, casi apoyado sobre su mejilla, pero no llegaban a tocarse. Megumi pensó que era algo tonto, que Sanosuke intentara esconderlos a ambos de cuatro niñas (por que estaba claro que ese era su plan) cuando ellas no implicaban ningún peligro, pero Megumi se abstuvo de decir cualquier cosa porque en el estado en que ella se encontraba, estaba segura de que podría decir algo que no quería.
Para su suerte Sano la volvió a agarrar de la muñeca sin decir palabra y comenzaron a escabullirse entre las personas. No podían salir por la entrada principal porque sería muy fácil verlos así que Sanosuke comenzó a buscar una salida de emergencia o algo parecido para poder salir, aunque no podía negar que se estaba divirtiendo ¡ver a la perfecta sabelotodo que nunca comete errores saliendo de un club nocturno sin pagar! ¡Ese era un acontecimiento irrepetible! Ahora tendría con que molestarla por un largo tiempo…
Sano encontró una salida de emergencia que estaba apartada de las personas y viendo hacía los lados la abrió jalando bruscamente a Megumi que hizo un sonido raro. El aire limpio lleno sus pulmones y el espectáculo de estrellas los alumbro.
- ¿Ves no fue tan difícil kitsune?- dijo él animadamente, Megumi iba a decir algo cuando un hombre salio por la misma puerta
- ¡Oigan ustedes dos!- grito el sujeto ondeando su mano
- ¡Kuso!- grito Sanosuke comenzando a correr y literalmente arrastrando a Megumi por las calles desoladas.
El hombre vio con confusión a los dos muchachos correr desquiciadamente, se encogió de hombros levemente y regreso al club, bueno… lo único que quería preguntarles era si ese brazalete de oro era suyo.
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Aoshi suspiro con cansancio cuando apago la luz del cuarto de Misao y vio a la aludida dormida sobre su futon.
Llegar a la casa había sido una larga travesía, Misao se había pasado los minutos del transcurso cantando cosas sobres pájaros y búhos y dos segundos antes de que Aoshi estacionara se había quedado dormida. Esto fue un gran contratiempo para Aoshi ¿Cómo podía abrir la puerta mientras cargaba a una adolescente dormida? Al final tuvo que equilibrar entre el peso muerto de Misao y las llaves, al poder entrar se quito los zapatos en la entrada y comenzó subir las escaleras, eso no había sido tanto problema a excepción por el peine que estaba en ellas y había estado a punto de hacer tropezar al muchacho. Para cuando llego al piso superior Misao había comenzado a despertarse pero estaba medio desorientada y apenas podía caminar por que aun estaba algo dormida.
- Aoshi-sama, quiero lavarme los dientes- había murmurado ella cuando pasaron por el baño, Misao no podía coordinar bien el cepillo de dientes, así que Aoshi con mucha calma y tranquilidad comenzó a ayudarla, guiándole el cepillo en la boca, Misao se había reído varias veces divertida de ver a Aoshi en un papel tan paternal, pero luego frunció el ceño.
Cuando Misao había terminado de lavarse el rostro y todo el poco maquillaje había desaparecido Aoshi la ayudo ha llegar hasta su habitación.
Misao no se molesto en quitarse la ropa y se acostó en su futón, pero luego de un segundo se levanto le dio un beso en la mejilla a Aoshi, le dio las gracias y se acostó nuevamente.
Aoshi se había quedado viéndola dormir sin darse cuenta del tiempo, viendo su figura y cada una de las curvas que estaban tal vez un poco menos desarrolladas que las de otras muchachas de su edad, su respiración que subía y bajaba lentamente en su pecho, sus mejillas que estaban algo rojas y su cabello negro que estaba desparramado por la almohada. Y algo completamente extraño paso.
Aoshi sonrió.
Sin motivo alguno, solo sonrió. Pero cuando se dio cuenta, otra vez la fría mascara de hielo tomo posesión de su rostro… estaba pensando en cosas que no tenía que pensar… estaba sintiendo cosas extrañas que no tenía que sentir.
Suspirando Aoshi había apagado la luz, la había visto una vez más dormir y luego había cerrado la puerta para poder ir a acostarse, y así ahuyentar cualquier idea extraña.
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¡Que noche! Megumi maldijo mentalmente cuando una ráfaga de frío la hizo temblar, primero había tenido que soportar los comentarios molestos de Sanosuke por su ropa, en sus arranques de protección paterna o lo que fuese, luego había tenido que pasar toda la noche a su lado porque… bueno no sabía el porque pero no había resultado muy satisfactorio en el fondo, había tenido que beber como nunca antes por andar apostando quien sabe que cosas con Sanosuke, Misao y Kaoru habían terminado ebrias y se habían ido llevándose el automóvil, le habían robado su bolso con su dinero y había tenido que salir sin pagar de un club nocturno, había perdido uno de sus brazaletes más bonitos y ahora estaba muerta del frío caminando por una calle desolada, desconocida, peligrosa y oscura en medio de la noche, mareada y con nauseas.
Sonaba mal ¿verdad? Pero podía verle el lado positivo, con Sanosuke y su aspecto de maleante era muy difícil que algún verdadero rufián se le acercara, y si alguno decidía molestarla de todas formas podía echarles al tonto cabeza de pollo y luego salir corriendo. No era una mala idea.
- ¿Sabes para donde es que vamos?- le pregunto Megumi a Sano, mientras los dos caminaban, no muy rápido por que podían caerse ni muy lento por que también podían caerse
- ¡Claro que se! Pase la mitad de mi infancia en esta ciudad, la conozco de punta a punta- dijo arrogantemente Sano y Megumi hizo una mueca entre ironía e incredulidad
- Si claro, por eso me parece haber visto ese mismo automóvil hace cinco minutos- dijo ella mordazmente señalando con su pulgar un Toyota color rojo, igual al que habían pasado hace poco. Sanosuke la ignoro.
Siguieron caminando en un silencio extraño por la calle vacía, Sanosuke había dicho que cuando vieran el mar estarían cerca, pero había un problema, era de noche y el mar no era más que parte de la oscuridad, pero por lo menos podrían oírlo.
- Habla de algo- dijo Sanosuke luego de unos minutos de silencio
- ¿De qué quieres que hable? ¿cerveza? ¿apuestas? ¿sexo? Creo que son los únicos temas que puedes manejar- dijo ella bastante ácidamente
- ¡Oye!- grito Sanosuke ofendido- ¿Qué entro en ti zorra? ¡Solo estaba tratando de ser amable!
- ¡Pues evita serlo! Estoy de mal humor y todo esto es por tu culpa y tu 'grandiosa' idea de diversión- dijo ella cruzándose de brazos para guardar calor
- Eres una vaca gorda- murmuro Sano con resentimiento
- Pero por lo menos tengo un cerebro útil para la sociedad- dijo ella levantando el mentón arrogantemente
- Oh si, habló la gran doctora- murmuro sarcásticamente él- Cuando tengas tu titulo y dejes de lamentarte por tener que diseccionar una rana me avisas
- jaja eres tan gracioso cabeza de pollo, mírame, apenas puedo contener la risa- dijo ella muy sarcásticamente mientras rodaba sus ojos
- Pobre del hombre que se casé contigo- murmuro Sanosuke metiendo las manos en sus bolsillos
- Solo cállate y apúrate, quiero llegar a la casa y dormir, ya no aguanto estos zapatos- dijo ella quitándoselos y mirando hacia cualquier otro lugar menos al muchacho a su lado que estaba mirándola como si estuviese loca, de pronto se había sentido mal… ¿en realidad él consideraba que el hombre que la eligiera sería tan desdichado? Esta bien, ella no era ninguna dulce mariposa pero ¿la idea de casarse con ella le repugnaba tanto? ¡Además! ¡A ella que le importaba lo que dijese Sanosuke! Ni que se fuese a casar con él…
- Quiero saber algo- dijo Sano luego de varios minutos en silencio, ella lo miró interrogativamente he hizo una mueca de dolor cuando piso una piedra mínima con sus pies descalzos- Quiero que me digas de una vez por todas ¿quien es Kanryu Takeda?
Megumi suspiro, otra vez el tema… pero se lo diría ¿Qué caso tenia ocultarlo? Solo no había querido decírselo porque no era su tema preferido, pero ya que, no tenía ganas de ponerse a pensar en cualquier tipo de consecuencias y estaba en un estado en el que no le importaba nada más que llegar a casa a dormir, pero aun así estaba segura de que si tuviera los cinco sentidos claros, no le diría nada.
- Paso hace mucho tiempo- comenzó Megumi lacónicamente y Sano sonrió un poco, había logrado lo que quería- Yo tenía dieciséis años la primera vez que mi padre me llevo a la clínica del Doctor Gensai sin ser paciente, mi sueño desde siempre había sido ser doctora y ese año mi padre decidió que podía conocer las responsabilidades de un doctor más de cerca. Todo era estupendo, sensei Gensai me llevo a cada consultorio a rayos x, a cirugía, incluso me llevo a la sección de terapia intensiva para que observara. Yo era muy curiosa, demasiado y estaba muy emocionada, quería conocerlo todo y verlo todo- Megumi hizo una pausa y cambio de manos el par de zapatos altos que se había quitado- ¿Has oído hablar sobre el Xytaroxin?- pregunto ella y Sanosuke negó con la cabeza completamente involucrado con cada palabra que decía Megumi- Me lo imaginaba, bueno no es muy conocida y la formula esta destruida.
- Ese año había llegado un doctor norteamericano que estaba involucrado en la investigación de esta droga, querían encontrar efectos positivos de su uso para la salud, pero el Xytaroxin era una droga tan peligrosa que solo dos personas en el mundo tenían su formula, no voy a entrar en detalles de donde salio o quien la descubrió pero era sumamente secreta. Y la investigación se estaba llevando acabo en la clínica de sensei Gensai…
Ambos caminaban, ella hablando, él escuchando. Sin pensar en el camino sin fijarse en más allá de sus pasos. Y Sanosuke escuchaba y adquiría toda la información para encontrar el punto rápidamente… pero no podía. Megumi había quedado dentro de sus recuerdos, todo estaba tan claro como aquel día…
- Había decidido recorrer sola la parte de odontología pero nunca llegue, en cambio entre a la sala donde se estaban haciendo las investigaciones de la droga, no había nadie, solo papeles, tubos de ensayo, microscopios y aparatos que hasta entonces no sabía que existían. Y cometí el mayor error de mi vida: leí todos los documentos que había en esa habitación. Desde los letreros y las pizarras hasta un largo informe donde describía la formula completa para hacer el Xytaroxin. Y llegaron tres hombres, los tres doctores se sorprendieron al verme, y enseguida dos de ellos comenzaron a preguntarme que había hecho, me di cuenta que uno de ellos era el norteamericano aunque hablaba en perfecto japonés. Me preguntaron si había leído la formula y les dije que si, me preguntaron si podía repetirla y les dije también que si, y en ese momento maldije mi memoria.
- ¡Que tonta!- la interrumpió Sano- ¡¿Cómo se te ocurre delatarte?!
- ¡¿Quieres callarte?!- le dijo ella irritada- Te estoy contando una de las cosas más importantes de mi vida
- Oh bueno, sigue- dijo Sanosuke temiendo que dejara de contarle
- Deacuerdo- dijo ella suspirando, recordando cada instante de ese momento que no fue hace mucho…
+.+.+.+.+.+.
La habitación estaba muy callada, los dos doctores de avanzada edad miraban a la adolescente de ojos color almendra y cabello negro fijamente, y la Megumi de solo dieciséis años los miraba a su vez nerviosa, seguro tendría serios problemas ahora. EL único sonido era la pequeña llama del moderno mechero que estaba prendida.
"Señores, que cosas pasan" dijo él doctor que no había dicho ninguna palabra antes en un tono alegre "Tanta seguridad, tanto secreto y una chiquilla entro aquí sin problema y hurgo en todas partes"
Megumi frunció el ceño ¿Quién se creía ese hombre para decirle chiquilla?
"No creo que sea mucho problema, ella no dirá ¿verdad?" pregunto el doctor norteamericano. Megumi no respondió.
"¿Cómo te llamas jovencita?" pregunto el otro doctor suavemente y en un tono que a Megumi le recordó a su abuelo
"Kamiya Megumi" respondió ella cruzando los brazos "¿Me puedo ir?"
"Cuando prometas que no dirás nada de esto a nadie, es un asunto secreto" dijo el doctor norteamericano
"Deacuerdo" dijo Megumi sintiéndose relevada de repente y caminando hacía la puerta, pero el doctor que era más joven y el que siempre había estado callado se le interpuso
"No tan rápido jovencita" dijo sonriendo y Megumi retrocedió pensando en que ahora tendría que escuchar una larga platica sobre no ser tan entrometida pero se equivoco, porque el hombre saco un arma"Quiero la formula"
Megumi abrió los ojos de par en par y retrocedió varios pasos, uno de los doctores que parecía en estado de shock puso una mano sobre su hombro para avisarle que se quedara quieta
"¿Qué dice Fujino-san?" pregunto el anciano torpemente
"Quiero la formula" repitió el hombre levantando el arma y apuntándolos.
Lo que siguió fue una larga discusión entre los tres hombres, los dos doctores negándose a dar la formula y el tercero apuntándolos con el arma y luego, el norteamericano empujo el mechero con el codo y este cayó sobre la pila de papeles comenzando a quemarlos
"¡Imbecil!" grito él hombre y lo próximo que Megumi escucho fue un disparo y un grito amortiguado, ella cerro los ojos fuertemente con susto y cuando los abrió vio al doctor tirado en el suelo, sangrando en el pecho y a los dos hombres restantes peleando por la tenencia del arma.
"¡Corre!" le grito el doctor y Megumi no dudo dos veces antes de abrir la puerta y correr por los pasillos. Escucho otro disparo. El corazón comenzó a golpearle en el pecho con dolor. Habían matado a dos hombres porque sabían la formula, habían matado a dos hombres frente a sus ojos y ahora, viendo hacía atrás, vio al sujeto perseguirla. ¡Iban a matarla a ella también!
No pudo pensar mucho porque algo la golpeo en la cabeza y todo fue negro.
+.+.+.+.+.+.
- Cuando desperté estaba en un lugar diferente, en un lugar que no conocía. Allí me llevaron hasta un hombre llamado Kanryu Takeda, un ser detestable, asqueroso- Sanosuke se dio cuenta que sus manos a pesar de sostener los zapatos estaban temblando y sintió de repente una rabia increíble subir hasta su pecho- Me explico todo lo que yo había leído sobre la droga, me dijo que yo era la última persona que sabía la formula y que no iba a regresar a casa hasta que se las dijera, el muy estúpido me dijo que la necesitaba para con ella y otra elaborar una droga más poderosa, mucho más potente, con el tiempo me entere que estaba en negocios turbios, el narcotráfico y todo eso.
- ¿Y le diste la formula?- pregunto ausentemente Sanosuke y vio que Megumi sonrió con sarcasmo
- Claro que no- respondió ella- Dije que no me acordaba como era, aunque me la sabía de memoria, pero de alguna u otra forma ellos sabían que mentía. Fueron los seis meses más traumantes de mi vida, sin poder comunicarme con mis padres, sin ver a mis hermanas, sin saber donde estaba y recibiendo las constantes amenazas y maltratos de Kanryu-
- ¡¿Te golpeo?! ¡Maldito!- grito Sanosuke y su voz hizo eco en la desolada calle, agarro a Megumi por los hombros y la agito violentamente- ¡¿Qué te hizo ese desgraciado?! ¡Te lastimo! ¡¡Lo voy a matar!!
Megumi se soltó de su agarre y sonrió un poco, a pesar de todo se esperaba esta reacción de parte de Sanosuke pero no podía negar que su preocupación la hacía sentir bien, protegida.
- Claro que no tonto, yo era muy importante y no podía correr riesgos de lastimarme, pero...- ella hizo una pausa y suspiro mirando hacia otro lado- Hay formas de herir más profundamente y más cueles que un golpe
- Oh...- murmuro Sanosuke sintiéndose tonto de repente- ¡Pero es lo mismo! ¡Exijo saberlo todo kitsune!
- No es para tanto- dijo Megumi frunciendo el ceño- Y deja de gritar porque en vez de terminar en la casa vamos a terminar en la estación policial
- Ya- murmuro Sano enfurruñándose y metiendo las manos en sus bolsillos- Sigue contándome
Megumi dudo un momento pero no tenía sentido dudar, así que agarro los zapatos que se habían caído y camino hacía la oscuridad para luego sentarse, se dio cuenta que era arena, estaban en la playa pero quien sabe en que parte. Sanosuke se sentó a su lado.
- En fin, luego de tantos meses encerrada en una habitación sin ventanas comencé a pensar que nunca saldría, que nunca vería el sol nuevamente y que nunca podría volver a ver mi familia, pero ¡sorpresa! Un día llego una comisión de la policía secreta e intercepto a Kanryu en donde estábamos, solo que él desapareció después de una masacre entre sus aliados y la policía. Me entere que todo ese tiempo había estado aquí en Nagasaki y regrese con mis padres, luego de tanta tortura mental podía estar casi tranquila, una patrulla vigilaba cada tres horas la casa y si te fijas bien aun lo hace, pero yo no estaba bien, todo ese tiempo viví cosas que me hicieron madurar a una velocidad increíble y aprendí mucho, cosas que hoy forman parte de mi y que me han marcado por siempre.
- Eso fue muy cruel- murmuro Sanosuke luego de varios minutos en silencio, esperando a que su mente procesara toda la información. Nunca había imaginado que Megumi hubiese pasado por eso, siempre había pensado que ella había llevado una vida arreglada, después de todo su familia siempre había tenido dinero y era ahora que no estaban muy bien, imaginaba que lo peor que le había pasado había sido reprobar un examen o bueno… la muerte de sus padres, pero nunca se imagino que alguien la había hecho sufrir de esa forma. Y la ira que se había apaciguado estalló en él como un volcán y tuvo que morderse la lengua para evitar gritar como histérico, ¡¿Cómo se había atrevido ese sujeto a lastimar a Megumi?! ¡¡De la forma que fuese!! ¡¡A su Megumi!! Ella podía ser todo lo molesta que quisiera y más allá de lo humanamente soportable ¡Pero nadie tenía derecho ha hacerle eso! Si algún día Sanosuke veía a ese tipo, el se encargaría de romper cada uno de los huesos de su cuerpo, muy lenta y dolorosamente con sus propias manos.
- Claro que fue cruel- dijo ella seriamente
- ¿Y aun recuerdas la tal formula?- pregunto Sano tratando de aliviar el tema, ella parecía muy vulnerable de repente, él nunca la había visto llorar y no quería que comenzara ahora
- Hai- dijo ella cerrando sus brazos sobre sus piernas para guardar calor ¡Que frío hacía!
- ¡Diablos tienes memoria de elefante!- dijo él riendo y Megumi le sonrió- ¿Y nunca nadie te ayudo cuando estabas allí?- pregunto él y se maldijo mentalmente cuando el ambiente pareció ponerse tenso de nuevo sobre ella
- Había una mujer- dijo Megumi frunciendo el ceño, como si le costará o le doliera recordar- pero ella ya esta muerta
Megumi no dijo nada más y Sanosuke tampoco pregunto nada.
Se sentía mejor, mucho mejor luego de haberle contado casi todo, no hacía falta contarle que esa mujer había sido la amante de Kanryu y que él la había matado cuando dejo de serle útil. Y ella... ella lo había amado tanto que murió complacida, no le importó perder lo más valioso que tenia a cambio de que él estuviese contento. Patético. Eso le había enseñado a Megumi lo ciega que una persona puede ser cuando se trata de amor. Él la había utilizado como un tapete, la había humillado sin cansancio y aun así ella nunca había dejado de amarlo.
Suspiro cansada... la vida en verdad tenía cada juego pesado, pero ella nunca formaría parte de ninguno...
- ¿Te estas durmiendo?- pregunto Sanosuke al verla cerrar los ojos
- ¿Por quien me tomas?- le espetó ella abriendo los ojos pero sintiéndose muy cansada- Yo no soy como tu, que puede dormir como morsa hasta en una caja, pero me duelen los pies y por tú culpa estamos perdidos en medio de la nada, tendremos que esperar hasta que aclare un poco o esperar a que algún taxi aparezca.
- Si claro mi culpa- dijo él sarcásticamente mientras bostezaba
Megumi cerró otra vez los ojos y se abrazo más fuerte, hacía un frío endemoniado. Algo rozo su brazo y ella abrió los ojos para ver a Sanosuke que le estaba ofreciendo su chaqueta, mirando despreocupadamente hacía otro lugar.
- Tómala- dijo secamente- Con esos trapos es obvio que te vas a helar
Megumi quiso hacer gala de arrogancia y negar el frío que le estaba helando los huesos, pero se sentía tan cansada y mareada que la acepto con un leve 'gracias' y se la puso recibiendo alegre el calor de la tela y el que Sanosuke le había dejado.
Maldito alcohol...
A los pocos minutos solo se oía el sonido de las olas rompiendo en la orilla del mar y las luces de las calles eran las únicas que alumbraban a los dos muchachos que bajo el silencio estaban comenzando a dormirse. Y sin darse cuenta acercándose en busca del calor corporal del otro, tanto que prácticamente estaban apoyados entre sí, casi dormidos.
- ¿Oye kitsune?- pregunto Sanosuke luchando contra el sueño cuando una pregunta se prendió en su cabeza
- mmm...- murmuro ella recostando su cabeza en el hombro del muchacho sin darse cuenta
Sanosuke que tenía los ojos cerrados tampoco le dio importancia.
-¿De quien era la carta que tenías hoy?- pregunto él ausentemente, tal vez podría obtener una respuesta con Megumi en ese estado tan ausente. No es que le importara demasiado si no le decía nada...
- No era una carta, eran solo unos resultados- respondió ella suavemente, sin saber lo que en realidad estaba haciendo
- ¿De que?- pregunto él frunciendo el ceño en su estado de somnolencia
- De los análisis- respondió ella en un murmullo- Los que confirman la enfermedad terminal de Magdalia.
Los ojos de Sanosuke se dispararon abiertos, y todo el sueño que tenía se disipo como si le hubiesen tirado un balde de agua helada.
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Notas de la autora:
Hola. Bueno en verdad siento la tardanza, pero este capitulo si esta aquí es por puro milagro, esta semana me han pasado mil cosas, pruebas, mi computadora murió oficialmente y tuve que reiniciarla por completo, por suerte la mayoría de los archivos los tenía guardados en otro lado pero todo lo demás desapareció, cuando iba a reconfigurar el internet ¡Ploft! Mi teléfono murió, así como así, y hoy mi mamá compro otro pero son veinticuatro horas de carga, así que hasta mañana no tendré internet, por suerte hoy tuve tiempo de venir a un ciber y aquí es donde estoy.
Espero que les guste el capitulo, tal vez estuvo un poco flojo pero la parte final ojalá les haya dejado aunque sea con algo de curiosidad.
Pues como ando algo apurada no puedo contestar los reviews pero lo hago en el próximo capitulo.
¡¡Y GRACIAS!! ¡Dios cada vez que veo la cantidad de contestaciones que recibo me siento feliz! Así que háganme feliz y déjenme un mensaje, diciéndome si les gusta como esta quedando.
