Nota previa: Para entender de mejor forma esta historia es recomendable leer primero el one short de "Es una promesa". Arigatou

Promesas pasadas

Por Kary

Capitulo XXIII:

Nuevas etapas

Kaoru caminó con paso lento por la calle frente al Akabeko llegando a su casa después de una larga mañana de trámites, se había levantado temprano para ir a los mil bancos que tenía que ir y pagar las mil y una deudas que tenía pendientes, luego había ido a la universidad para preguntar la hora exacta del examen de Misao y cuando había podido ver el reloj se encontró que eran más de las doce del medio día.

- Que tarde se me hizo- murmuro Kaoru para si misma, esperando a que el semáforo para que ella pudiese pasar cambiase de color. No le gustaba salir a pie, pero Sanosuke iba a necesitar su automóvil para hacer las entregas de los pedidos. El semáforo cambio su color y ella camino sin preocupaciones, pero de repente noto algo raro en el ambiente… no sabía como explicarlo era simplemente raro. Sentía como aquella vez que Yahiko había ido corriendo gritando sobre su cita con Kenshin… como si todos la mirasen mucho de repente…  

- ¡Kaoru-chan! ¡Kaoru-chan!- grito una voz conocida y Kaoru se paró en mitad de la cera esperando a que su Tía Tae llegase hasta ella

- Obaasan ¿Qué pasa?- le pregunto Kaoru a su Tía cuando esta llego a ella respirando agitadamente

- ¡Oh Kaoru-chan!- exclamó con emoción Tae- ¿Por qué no me lo habías dicho? ¡Estoy tan contenta por ti! ¿Quién iba a imaginárselo? ¡Es todo tan bonito!

- ¿De que hablas?- pregunto Kaoru extrañada, viendo a Tae que hablaba con emoción y sin detenerse

- ¿Cómo que de que hablo Kaoru-chan? ¡De lo mismo que todos hablan!- dijo frunciendo el ceño pero sin perder su felicidad - ¡Del articulo de hoy! ¡De ese…!

- Oh espera- dijo Kaoru escuchando su celular sonar, lo busco en su cartera de color anaranjado entre algunos papeles, su labial y su polvo. Tae hizo una mueca de impaciencia esperando para poder contarle a su sobrina lo que sabía- Moshi, moshi, habla Kaoru- dijo la pelinegra contestando su celular

- Hey Jou-chan ¿Dónde estas?- la voz de Sano se escucho por el otro lado de la línea

- Voy llegando a casa ¿Qué quieres?- pregunto Kaoru sintiéndose de mal humor, ya… ¿Por qué todos la miraban como pez en pecera? Y Su tía Tae que decía cosas que ella no podía entender – Obaasan espera- dijo Kaoru 

- ¿Quién esta allí?- pregunto Sano

- Mi obaasan que quiere decirme algo- dijo Kaoru frunciendo el ceño -¿Puedes decirme que quieres Sanosuke?-

- ¡Hai!- grito la voz de Sano y Kaoru hizo una mueca de dolor al volumen de su voz -¡Ven a la casa rápido, es importante que vengas ahora mismo! ¡Corre!

- ¿Qué paso?- pregunto Kaoru nerviosamente ¿Acaso algo malo había pasado?

- ¡Solo ven rápido! dijo Sanosuke y luego colgó. Kaoru vio fijamente el celular antes de caer en pánico

- ¡Ahora escúchame Kaoru-chan!- dijo exaltada  la mujer cuando vio a la pelinegra colgar

- ¡Lo siento Obaasan tengo que irme rápido! ¡Nos vemos!- dijo Kaoru comenzando a correr a su casa sin dejar que su tía pudiese decir algo. Tae solo se encogió de hombros y entro a su restaurante hablando emocionada con algunas de sus clientas que veían el retrato de Kenshin y Kaoru en el periódico. 

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Kaoru corrió hasta su casa imaginando desde un incendio hasta una inundación, aunque ambas eran de un 99.9% imposibles se sentía sumamente nerviosa y su estrés aumento cuando vio la floristería cerrada.

Abrió la puerta esperando encontrarse con una escena terrible con todas sus hermanas pero fue todo lo contrario.

- ¡Kao-nee, Kao- nee! ¡Konichiwa!- chilló alegremente Susume cuando vio entrar a su hermana mayor

- ¿Qué paso?- pregunto Kaoru viendo a la pequeña niña hiperactiva que no la dejaba caminar

- ¿hu? Susume no sabe- dijo la pequeña. Ayame que estaba sentada en el sofá con un libro de osos y hormigas la vio fijamente.

- ¿Ayame-chan?- pregunto Kaoru extrañada, ¿desde cuando su pequeña hermana no salía corriendo a saludarla?

- Konichiwa Kao-nee- dijo la niña sonriendo, Kaoru la saludo y camino de aprisa a la cocina.

Allí estaban Megumi y Sanosuke sentados en la mesa con caras de aburrimiento.

- ¡¿Qué paso?!- pregunto como por quincuagésima vez Kaoru exaltada. Megumi la miró aburrida.

- Nada- respondi

- ¿Por qué esta cerrada la tienda?- pregunto Kaoru a punto de tirarles su cartera- ¡¿Por qué demonios me llamaste de esa forma cabeza de pollo?!

- ¿De que forma?- preguntó Sano tratando de parecer desinteresado. Cuando Kaoru le había dicho que estaba hablando con su tía, a él le había dado un ataque y había dicho lo primero que se le había venido a la cabeza, sabía que Tae tenía la boca muy grande y de seguro le diría todo… solo que ahora estaba metido en un aprieto…

- ¡Casi me causas un ataque cardíaco con tu 'Corre. ¡Ven rápido!' ¡Y ahora no dices nada!- grito Kaoru respirando pesadamente.

- Oh basta ya tanuki, ve a dormir o has otra cosa- dijo Megumi sin mirarla, enroscando un mechón de su pelo en un dedo

Kaoru se les quedo viendo alzando una ceja extrañada… algo estaba pasando y no se lo iban a decir…

Y como Megumi eran una piedra cuando se trataba de hablar y Sanosuke estaba a su lado, ella estaba segura que no le iban a decir absolutamente nada así que se dio media vuelta y se fue.

Megumi y Sano suspiraron idénticamente cuando Kaoru dejó la cocina, mentir cuando la culpa era tan fuerte no era nada fácil. Ya habían tirado los periódicos que hablaban sobre ella y Kenshin y esperaban que la noticia no hubiese llegado a periódicos ni que nadie saliera ha contárselo a Kaoru. Claro, tendrían que encerrarla dentro de la casa y dejarla incomunicada para que eso no pasara…

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El día en que Kaoru y Megumi reiniciaron sus clases en la universidad fue el mismo día en que Misao presento su examen de admisión. Kenshin no podía decir quien estaba más nervioso, si ella o el mismo Aoshi, aunque éste último no decía nada lo único que había hecho en toda la mañana había sido mirar el reloj y mover el pie molestamente, claro símbolo de su nerviosismo.

Kenshin había tratado de no reírse mucho aunque no era fácil, ver en ese plan al impertérrito Aoshi Shinomori no era cosa de todos los días. Él mismo tenia que admitir que se encontraba algo nervioso por la joven Kamiya, después de todo ¿Quién iba a soportarla si no entraba en una universidad? No… por el resguardo de la salud mental de todos Misao tenía que pasar ese examen.

Aunque la semana siguiente no fue menos estresante mientras esperaban los resultados de las pruebas, Misao no había hecho otra cosa que llorar por los rincones murmurando las cosas en las que se había equivocado o en las que podría haber dado una mejor respuesta, sus nervios no habían sido normales así que la noche anterior a la entrega de los resultados Megumi había administrado algo de tranquilizante en su comida cuando la muchacha les había comentado sus planes de acampar frente a la universidad. La pobre Misao había dormido hasta la tarde del día siguiente y cuando despertó sus gritos hicieron llorar a tres niños, derrumbar cuatro cuadros y dejar sordas a todas las habitantes de la casa. Sin contar que había pasado todo lo que le quedaba de tarde llorando porque ya no podía ir a ver sus resultados.

Megumi había estado más atareada de lo normal con el comienzo del octavo semestre de medicina, sencillamente era terrible, su horario apestaba y sus profesores parecían creer que cada uno de ellos era el único que les impartía clase por la manera en que los llenaban de trabajo. Por suerte Megumi había hecho amistad con un muchacho que iba en su clase y era sumamente inteligente.

Ella había podido respirar con más tranquilidad cuando él se había ofrecido ha ayudarla con varias cosas pero su humor se había puesto muy sucio ya que Sanosuke lo único que hacía era criticarla por esto y por aquello mientras ella trataba de ignorarlo lo mejor posible. Lo cual no había logrado hacer con mucho éxito.

-"Ese cuatro ojos parece idiota"- solía murmurar Sanosuke con los dientes apretados cada vez que el muchacho se despedía de Megumi cortésmente a la entrada de la floristería.

Daisuke Ishimi era según Megumi un muchacho cualquiera, tenía unos lentes pequeños que le daban aspecto intelectual y tras ellos unos ojos oscuros pero brillantes, su cabello era liso, corto y negro, su ropa siempre estaba bien puesta y pulcra, era educado, era estudioso, era puntual y respetuoso; incluso se ofrecía ha cargar sus libros cuando la acompañaba a su casa.

Perfecto, perfecto pero aburrido. Si bien podía tener una conversación interesante sobre moléculas y átomos (en la que nadie les habría entendido) con él, una conversación sobre el clima duraba medio segundo y en una opinión en la que no estaban de acuerdo Daisuke siempre terminaba dándole la razón. Pero era simpático eso no podía negarlo.  

El día antes de la entrega de los exámenes, Misao se había puesto tan insoportable que Megumi había salido a la farmacia más cercana para comprar un sedante y dárselo "solo si era muy necesario", en aquel lugar la estudiante de medicina se había encontrado con el joven Ishimi y este amablemente se había ofrecido ha acompañarla, Megumi había rechazado su propuesta porque estaba a cinco casas de la suya, pero el muchacho no parecía escuchar.

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- Ishimi-san gracias por su compañía, espero no haberlo infortunado- dijo Megumi inclinándose levemente más por cortesía que por agradecimiento cuando ambos llegaron a la puerta de la floristería.

- No hay problema Kamiya-san- dijo el muchacho acomodándose los lentes y sonriendo brillantemente- Es un honor para mí-

- Arigatou- dijo Megumi despidiéndose, iba ha darse la vuelta para entrar a la floristería cuando algo la empujo bestialmente por la espalda empujándola hacía delante y haciéndola caer directamente a los brazos de Daisuke Ishimi. El muchacho se sonrojo hasta las orejas por la cercanía y Megumi musito palabras bastante indecentes bajo su respiración tratando de ponerse en pie y conservar algo de dignidad.  

- ¡Oh pero si aquí están la zorra y el cuatro ojos!- dijo la voz burlona de Sanosuke a sus espaldas y obviamente el causante de su caída

- ¡Idiota!- grito Megumi parándose y enfrentándolo velozmente, Ishimi miró cuidadosamente a Sanosuke por encima del hombro de la muchacha y éste le dirigió una mirada arrogante.

- Creí que dijiste que ibas a la farmacia- le comentó secamente Sanosuke

- A eso fui- le respondió Megumi agitando la bolsa blanca de papel que tenía dentro el frasco de sedante- ¿Y de todos modos que diablos te importa a ti lo que hago o dejo de hacer?

- En realidad nada- dijo Sanosuke encogiéndose de hombros y sacando un cigarro de su bolsillo

- ¡Te he dicho mil veces que no hagas eso frente a mi!- grito Megumi molesta cuando vio a Sanosuke prender el cigarro y botar el humo

- Oh cierra la boca kitsune- dijo Sano viéndola despectivamente.

Megumi hirvió internamente, preparando sus pulmones para un gran sermón cuando sintió la mano tímida de Daisuke Ishimi en su hombro… se había olvidado por completo del pobre muchacho.

- ¡Oh! Gomen nasai Ishimi-san- se disculpo Megumi inmediatamente, sonrojándose levemente al inclinarse – Gracias por acompañarme nuevamente-

Escucho un resoplido por parte de Sanosuke pero lo ignoro por completo.

- No fue nada Kamiya-san ¿pero está segura que puede confiar en este hombre?- dijo viendo a Sanosuke que sonrió arrogantemente, hizo un ruido con la garganta y volvió a fijarse en su compañera de clase- No se ve alguien en quien se pueda confiar-   

- No tiene de que preocuparse- dijo Megumi frunciendo el ceño cuando Sanosuke soltó una breve carcajada y agitó el cigarrillo dejando caer las cenizas – Es un pobre muchacho, un caso serio pero puedo tratarlo, son solo gajes del oficio pero por favor disculpe las molestias-

Sanosuke frunció el ceño irritablemente.

- Bueno, si usted lo dice- dijo el muchacho desconfiadamente- Nos vemos mañana Kamiya-san-

- Hai. Sayonara- dijo tiesamente Megumi con una mueca que intentaba ser una sonrisa cortes, así permaneció hasta que Daisuke Ishimi desapareció al doblar la calle.

- ja pobre idiota ¿Quién se cree? Decir que no soy confiable, pues puede irse a la ¡oye!- gritó exaltado cuando una Megumi muy enfurecida le quito el cigarro de los dedos -¡¿Qué te pasa?!-

- Tienes la más mínima idea de la vergüenza que acabo de pasar por tu culpa- dijo fríamente pero con los ojos brillantes de la rabia, Sano tragó pesadamente y vio como algunas personas los miraban ya que aun permanecían en la calle -¡¿Tienes una idea?!- grito Megumi apretando en puño y blandiendo el cigarro en la otra mano con una furia contenida

- humm… deberías calmarte kitsune, tanta rabia no le hace bien a tu hígado- dijo Sano festivamente

Megumi soltó un gruñido que más bien era un grito ahogado y lo quemo en el brazo con el cigarro - ¡Tú eres quien le hace daño a mi hígado! ¡A MI vida!- gritó y entró como bólido a su tienda como si nada.

Sano chilló dolorosamente y los ojos se le llenaron de lagrimas ¡Ella lo había quemado con su propio cigarro! Sano vio la quemada que tenia en el brazo por varios minutos como si no entendiera nada, había cenizas que se confundían con la piel quemada y algo color blanco estaba comenzando a formarse… el estómago se le revolvió.

- ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Te volviste loca?!- gritó Sanosuke entrando a la tienda luego de haberse recuperado de la impresión que le había dado la acción de la mujer zorro.

- Cierra la boca y siéntate aquí- le ordenó Megumi señalando una silla que estaba detrás del mostrador, sobre el mismo estaba el maletín de primeros auxilios y un recipiente de madera con agua

- No- dijo Sano

- ¿No?- preguntó Megumi alzando una ceja- Bueno entonces que eso se te infecte, después no vengas llorando si tu piel comienza a pudrirse-

- Yare… yare, pero solo porque tú fuiste quien me hirió y es tu deber curarme- dijo Sano sentándose obedientemente en la silla, intimidado por la declaración de la casi doctora.

Megumi sonrió arrogantemente.

Busco entre el maletín de primeros auxilios y sacó algo de algodón para luego hundirlo en el agua, suspiró… Ahora le tocaba lidiar con un niño grande que fingía ser un bravucón pero que tenía rato con los ojos llorosos.

Tal vez había sido muy agresiva pero ¡es que él era un cretino TAN grande! Se lo tenía merecido… pensó rencorosamente, pero todo eso se desvaneció cuando lo oyó lloriquear al presionar el algodón con agua sobre la pequeña herida en su brazo musculoso.

- No seas llorón- dijo ella en un tono que usaría con un niño y que se oía muy atípico de sus labios – Si te mueves no podré limpiarlo bien Sanosuke-

- Eres una idiota- murmuró Sanosuke rencorosamente y Megumi rodó los ojos- Y deberías disculparte-

- ¿Perdón?- pregunto Megumi alzando una ceja y volviendo a mojar el algodón para presionarlo nuevamente sobre la herida, Sano hizo una mueca de dolor – Tú eres quien tiene que disculparse, por tu culpa pase una de las peores vergüenzas que he tenido-

- jaja, vergüenza te debería andar por la calle con ese idiota- dijo él rencorosamente

- Cállate- dijo simplemente ella, siguió remojando la herida hasta que estuvo completamente limpia, era una tontería pero de cierta manera se sentía culpable así que no podía hacer menos que tratar de que no le doliera tanto, aunque lo mas probable es que en menos de cinco minutos ya ni se acordara de que tenía una tonta quemada de cigarrillo. Secó con un paño blanco el brazo del muchacho y comenzó a aplicarle un gel verdoso sobre la herida y así se quedo más tiempo del necesario dándole una caricia que ninguno de los dos notaba.

- Listo- dijo ella cuando finalmente notó que tenía rato aplicándole un gel que ya era prácticamente inexistente.

Y ambos guardaron silencio mientras Megumi guardaba las cosas nuevamente en el botiquín de primeros auxilios. Al final ella agarró el cuenco con agua y camino hasta detenerse a su lado, con una mano femenina y delicada acarició su cabello suavemente provocando que Sano abriera los ojos con susto y confusión.

- No seas tonto- murmuro ella suavemente y comenzó a alejarse. No hacían faltas más palabras, con eso él lo entendía todo y ella decía todo lo que quería decir.

Sanosuke la jaló de la manga de su suéter blanco (comenzaban a enfriarse los días) y le planto un beso casto en los labios aturdiéndola por completo. Ella se fue caminando como autómata y él se quedó mirando fijamente un globo rojo sin verlo en realidad.     

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Por su parte Kaoru había perdido seis clases completas en lo que llevaba de primera semana de estudios sentada en uno de los bancos de la universidad pensando en que podía hacer para solucionar sus problemas psicológicos, como ellas misma los llamaba.

Cuando tuvo un sueño de un barco y piratas que involucraban a Kenshin con una espada y a ella con un kimono se decidió a entrar a la biblioteca de filosofía, teología y psicología para tratar de entender lo que pasaba en su mente.

De la sección de filosofía había concluido que el ser era materia, de que era y no era a la vez y que no existía una verdad absoluta más que la que ella misma creía. De la facultad de teología entendió que la mayoría de las religiones explican a la reencarnación como la necesidad del alma de cumplir nuevas experiencias pero que nunca se ha demostrado un caso de este género, y en psicología concluyó que simplemente tenía un trauma infantil que se materializaba mediante sueños ilógicos y que si seguía así terminaría loca.

Conclusión: Absolutamente ninguna.

Podría llamar al anciano Anshin del templo en Nagasaki para que le explicara mejor las cosas pero ¿para que? De todas formas ella no creía en esos asuntos de la reencarnación y como su cumpleaños estaba próximo a venir seguramente el anciano la tendría horas pegada al teléfono mientras relataba sus historias de lo "tonta e ingenua" que era cuando pequeña.

 Podía contárselo también a Kenshin, ahora le tenía mucha más confianza como para contarle ese tipo de cosas pero… él estaba tan ocupado en su mundo, un mundo desconocido para ella porque si bien conocía a su familia no sabía donde trabajaba o lo que hacía para vivir. Nunca le había dado un teléfono de oficina para llamarlo, era él quien la llamaba normalmente.

Y eso era tan molesto.

Tendría que hablar seriamente con el pelirrojo sobre eso. Pero nunca se acordaba de decírselo; la  constante sensación de que la observaban fijamente siempre causaba que todo lo importante se borrara de su mente como si nunca hubiese estado allí en primer lugar.

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¡Plopf! ¡Plopf!

- ¡¡Omedetou* Misao-chan!!- Varias serpentinas y papelillo seguido de gritos alegres y aplausos invadieron la casa Kamiya una noche temprana. (*Felicitaciones)

- ¡No puedo creer que la pequeña Misao ya este en la universidad!- lloró alegremente Okon abrazando a una alegre Misao.

- ¡Si hace poco aun no podía pararse por si sola!- dijo entre lagrimas Omasu abrazándolas también, Misao rió ligeramente apenada del comportamiento de sus primas.

- Misao fue muy afortunada de quedar en el tercer puesto de ingreso a la Universidad de Tokio- dijo Kaoru a nadie en especial pero con un tono de gran orgullo.

- Eso es verdad- dijo el doctor Gensai simpáticamente ondeando un abanico rojo en el aire- Ahora que recuerdo Megumi-chan también quedó en un muy buen puesto cuando presentó su examen de admisión-

- Claro, es algo de familia- dijo arrogantemente Megumi agitando suavemente su cabello oscuro- Aunque como en toda familia existe una oveja negra ¿ne Kaoru-chan?-

- ¡¿Qué quieres decir con eso?!- gritó enfadada Kaoru, sus mejillas enrojeciendo fuertemente cuando todos rieron. Era verdad, ella no había quedado entre las cinco mejores pero tampoco había quedado de última cuando presentó su examen.

- Yare, Yare Kaoru no te enfades- dijo sonriendo suavemente Kenshin, aun con la risa alegre en los ojos.

Kaoru murmuro algo y bebió de su jugo de frutas. Ella, Kenshin, Megumi, el Doctor Gensai, Magdalia, Yahiko, Tsubame y sus primas estaban festejando alegremente en la sala de la casa las buenas noticias de Misao. Había una pancarta grande que decía en letras de colores "Felicidades Misao" con un dibujo de una comadreja, había varios regalos sobre la mesita de la sala donde todos estaban reunidos.

- ¿Dónde esta Tae-san Tsubame-chan?- pregunto curiosamente el doctor Gensai, la niña dejó de reírse de las bufonadas de sus primas que estaba asfixiando a Misao para contestarle al anciano.

- Tuvo que viajar a Kyoto por asuntos de negocios- explico la Tsubame amablemente- Por eso estoy en casa de Omasu-chan y Okon-chan-

- Ya veo- dijo pensativamente Kaoru- Ahora que recuerdo obaasan quería decirme algo hace algunos días, bueno será otra vez-

- ¿Y donde esta Sanosuke-kun?- pregunto Magdalia mirando hacía los lados en busca del muchacho

- ¿Que importa? Estamos mejor sin él- respondió Megumi en un tono aburrido pero con una ceja alzada.

- Creo que está con Aoshi-sama- dijo Misao alejándose de sus primas que ahora lloraban abrazadas de la emoción- Él aun no ha llegado pero me dijo que vendría-

Todos dejaron que Misao siguiera hablando sola cuando su parloteo cambio a aguas conocidas para todos "¡Porque Aoshi-sama me dijo! ¡Por que Aoshi-sama piensa!" y cada uno volvió a sus diversas conversaciones.

- Ayer me encontré con Miyu-san- dijo Magdalia rechazándo una de las galletas dulces que Gensai-sensei había llevado como obsequio y que le ofrecía- No, gracias. Se veía algo triste-

- ¡Oh si! Yo también la vi- dijo Misao saliendo de su transe- Me dijo que había terminado con su novio porque la había engañado o le había mentido, algo así-

- Pobrecita- dijo Okon tristemente y luego su expresión cambio a furia- ¡Esos hombres no tienen perdón! ¡Deberían hervirlos en aceite y luego quemarlos al sol!

Tanto Kenshin como Yahiko y el doctor Gensai hicieron muecas de dolor y trataron de parecer desinteresados.

- Que drástica Okon-chan- dijo Megumi con expresión aburrida, pero en un segundo sus ojos brillaron malévolamente - Demo ya tendrá lo que se merece. Las mentiras tienen patas cortas y nunca traen nada bueno, quien miente siempre tendrá que atenerse a las consecuentes ¿ne Ken-san?-

EL pelirrojo sudó de repente, Megumi era mala. Desde que se había enterado de la verdad no había dejado de torturarlo haciendo comentarios ácidos, sarcásticos y con una doble intención cuando estaba Kaoru presente. No le había dicho nada, pero sus miradas acusatorias eran suficientes para que su estómago se revolviese de la culpa y el miedo… por lo menos Misao no se metía con él.

Todos miraron a Kenshin luego del comentario de Megumi, Misao solo bajo la mirada tratando de no reírse mucho…

 - ¿Kenshin? ¿Por qué le preguntas a Kenshin, onee-san?- pregunto Kaoru confundida

- Bueno porque…- respondió Megumi con una mirada mala que le envió un escalofrío al pelirrojo.

¡Ding Dong!

¡Salvado!… pensó Kenshin mostrando una mueca tonta y parándose de inmediato -¡Yo voy!-

Cuando el pelirrojo abrió la puerta casi se cayó de espaldas, un Sanosuke muy alegre entró estrepitosamente sin verlo, cargando varias botellas de refresco, algunas de sake y diversas bolsas de frituras. Detrás de él entró Aoshi Shinomori con su expresión severa.

- ¡¡Ohaiyo yaa!!- saludo alegremente Sanosuke. Magdalia se apresuro hasta él y lo ayudo con las cosas que tenía – ¿Y donde esta la comadreja?- preguntó el buscándola con la mirada

- ¡No me llames comadreja!- grito Misao.

Magdalia se rió ligeramente cuando Sanosuke abrazó a la muchacha pasando uno de sus brazos por el cuello y le revolvió el cabello como si fuera una niña… o más específicamente como un niño, Misao chillaba y reía a la vez. Parecían hermanos. Todos ellos parecían una gran familia muy unida, con sus problemas y diferencias pero llenos de cariño. Y ella extrañaba tanto tener una familia.

Cargó ella sola los recipientes de refresco con algo de dificultad hasta la cocina, viendo como Sanosuke entraba en una discusión con Megumi porque sabe quien cosa. Ellos eran tan extraños, tan diferentes y tan iguales a la vez… como las dos caras de una moneda.

Megumi era su prima querida, en la que siempre había confiado para todo, la que siempre le había ayudado con sus problemas, Megumi era la que se preocupaba por su salud y la acompañaba por los momentos duros que tenía que pasar. Si, era sumamente ácida y antipática pero era una de las mejores personas que había conocido en su vida… y tan frágil… su hostilidad y su apatía no eran más que una mascara que se ponía día a día para protegerse de los miedos que tenía en su interior.

Sanosuke era especial, Magdalia disfrutaba de su compañía como lo hacía con muy pocas personas. Él era solo un niño inmaduro que aun no sabía lo que quería hacer con su vida, que tenía demasiados planes pero temor de cumplirlos, que tenía muchos sentimientos escondidos con miedo de salir a la luz. Era un muchacho bueno que se preocupaba por los demás, se había preocupado por ella sin conocerla y le había ofrecido su amistad cuando más lo necesitaba y eso ella siempre se lo agradecería. Le había enseñado a no tomar las cosas tan enserio.

Y también le había enseñado sin proponérselo que los sueños son solo eso y que la realidad es más dura de lo que uno siempre se imagina, y cuando entendió eso ella le puso un alto a los sentimientos que habían comenzado ha nadar en su cuerpo desde que lo había conocido.

Ver la luz que se prendía en sus ojos cuando veía a Megumi había sido la clave, había sido el alerta que el cielo le había mandado para que no se hiciese ilusiones vanas.

Y ella simplemente lo aceptó y siguió sonriendo con gentileza a todo lo que pasara a su alrededor mientras su corazón se oprimía con amargura.

Su vida se estaba derrumbando lentamente y no quería llevarse a su familia también a aquel abismo en el que caía con una lentitud agonizante. Así que sonreía cuando veía a Sanosuke mirar a su prima con ese amor que no se atrevía a demostrar, sonreía cuando los veía abrazarse con las miradas aunque se estuviesen insultando con los labios, y sonreía también cuando el doctor negaba con la cabeza y le entregaba los resultados de sus análisis, también sonreía cuando su prima lloraba de impotencia o cuando pensaba que tal vez nunca tendría su propia familia.

Se estaba convirtiendo en una buena actriz, esa forma de cambiar las lágrimas y el llanto por sonrisas no lo podía hacer cualquiera.

- ¿Magdalia estas bien?- le pregunto Megumi cuando la vio parada y taciturna en la puerta de la cocina, alejada de los gritos de Misao y Sanosuke mientras peleaban, con un color rosado en la frente y las mejillas.

- Hai, estoy bien prima- respondió ella sonriendo suavemente. Siempre y a pesar de todo tenía que sonreír porque no sabía si esa sería su última sonrisa.

- ¿Qué haces ahí?- pregunto Sano viéndola por primera vez, y dejando a Misao peleando sola fue hasta la castaña y la jalo suavemente por un brazo - ¡Es hora de celebrar! ¡La comadreja será pronto un ser útil para la sociedad!-

- ¿Miren quien lo dice? El hombre más productivo del Japón- dijo sarcásticamente Misao

- ¡Oi cállate comadreja! ¡" le diré a Aoshi lo que estabas cantando esta mañana en el desayuno!

- ¡Iie!- grito ella desesperadamente viendo a Sano con una mirada desesperada, luego vio a Aoshi que la miraba con una ceja alzada y sus mejillas se pusieron tan rojas como el vino -¡Deja de decir incoherencias cabeza de pollo!

Todos rieron cuando ambos comenzaron a pelear nuevamente y Magdalia también trató de reír…

Pero esta vez sus ojos se cerraron contra su voluntad, el piso se sacudió con fuerza, la tos dolorosa y raspante desgarró su garganta y las voces se alejaron con rapidez… oyó el lejano e inconfundible llamado de Megumi y luego… la oscuridad la consumió lentamente abriéndole sus fríos brazos…

Y ella ya no pudo sonreír…

En Japón las personas suelen ser extremadamente educadas, no les gusta incomodar a los demás y suelen dar las gracias repetidamente, por eso no se extrañen del comportamiento de Megumi ^_^

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Notas de la autora:

Antes que nada quiero dedicarle este capitulo a mi querida amiga Rayen por todo el apoyo que me ha brindado desde siempre en todos los aspectos que alguien puede pedir y por ser tan linda conmigo ¡Gracias Rayen-chan no tienes idea lo mucho que te aprecio y te agradezco que siempre estés para escucharme!

Ahora si, lamento la tardanza (si sé que lo repito mucho… alguien ya me lo hecho en cara ¬¬) pero es que debido a todo lo que ha estado pasando en mi país mi examen de admisión para la universidad se postergo una semana más de lo que había estado planeado desde un principio, lo que logró solo aumentar mis nervios que se manifestaron alegremente invadiendo el refrigerador a la media noche, gracias a eso ahora tengo tres kilos de más y una repulsión a las naranjas, el queso belga y el maní  ¬_¬ pero ahora que todo ha vuelto a la misma rutina ya se me puede considerar un ser humano normal, para los que quieran saber como me fue en el examen les recomiendo que ni me lo pregunten si quieren verme cuerda y en todos mis sentidos ^_^ por lo menos hasta finales de abril en que presento mi próximo examen y mis nervios volverán a jugar cruelmente conmigo…

Y como verán la última escena fue algo triste y un poco dramática, pero no me culpen es la primera que escribo en esta historia y en realidad salió sola mientras escuchaba "forever love" espero que puedan entender un poco más lo sentimientos de Magdalia y que no la odien porque en realidad ella pasa sobre sus sentimientos por ver a los demás felices.

 

gaby (hyatt): Oh si eso se sabrá pronto no te preocupes, aunque tal vez no a todos les guste ^_^

Chi2: perdón por la demora, que bien que te gusto, aunque no fue mucho :P

Bizcochia: Hoola!! Jeje gracias amiga!! Me reí con eso de chocoholica :p

Kirara26: jaja si que suertuda Misao. Pues gracias, una de mis adicciones es la lectura (si a veces soy un ratón de biblioteca ¬_¬) creo que para hacer una historia basada en otra cultura hace falta la investigación y me gusta agregar datos interesantes tanto para mi como para todos, y si la religión Shinto esta basada en la reencarnación. Que lindo Notaro ^-^

Megumi014: Gracias!! Pues algo tarde pero ya actualice…

Roxy: si bueno sabes que eso me gusta ._.

AsUmi: jaja será que no lo explique bien? :p pues no es nada serio… una situación rara en verdad. Si claro que es obvia la reacción de Megumi, tal vez sea ella quien termine de contárselo a Kaoru ^^   

Justary: bueno pues no escribiré el lemon que había planeado desde un principio porque quedaría muy fuera de lugar pero tal vez escriba algo un poco picante antes de terminarla , además la nueva historia que voy a escribir esta catalogada en R :P

Kaoru86 Kamiya: jaja pues no te alejas mucho de la realidad y gracias!!

Doremi: gracias!! No, no voy a abandonar la historia ya que no falta mucho para que termine y me alegra que te guste.

Sumire-chan: muchas gracias. Hoy mismo te agregue a mi msn, perdón por no hacerlo antes es que con todo lo que he pasado se me olvido por completo. Me alegra que te guste mi historia ^^ me hace feliz!

Ai8: Bueno no tan pronto pero ya actualice, espero que te guste…

Fanática Dragón: gracias, gracias, pues ando bloqueada con el fic de Slayers, pero apenas me desocupe de este vuelto con Una nueva vida.

Megumi Sagara: jeje pobre Sayo. Pues el capitulo siguiente es definitivo para la pareja M/S

Ella-shin: Aquí esta!! Perdón por la espera

Lunascorpio: Me alegra que hayas captado el sentido que quiero darle a la relación de Megumi y Sano. Gracias por tu apoyo!!

Y-Yukiko-Y: Gracias, gracias, gracias!!! Yo también espero haber salido bien. Si Sano y Megumi son lindos :P

Gracias a todos!!!! Y no olviden dejarme sus mensajes!!!

Kary

Ja ne

PD: Para quien crea que el comportamiento de Misao es raro, les digo que esta basado en el mío propio hace algunos días ¬_¬ sin comentarios…