Nota previa: Para entender de mejor forma esta historia es recomendable leer primero el one short de "Es una promesa". Arigatou
Promesas pasadas
Por Kary
Capitulo XXV:
Del ayer y del hoy
Te conozco de otra vida
Hoy saldrás por la ventana
Como un puñal rasgando las tinieblas
Si te llevo es para que me lleves
Sin hablar, sólo roces
Quiero ver tus ojos rojos
Contaré hasta tres y llamaré a tu puerta
Yo te llevo para que me lleves
(Quizás, quizás no te vi, quizás)
Yo te llevo para que me lleves
De una vida a otra vida
De una vida a otra vida
Para que me lleves
Gustavo Cerati.
œœœœœœ
Es extraño, pero cuando uno es feliz el tiempo pasa tan rápido que es difícil notarlo. Si uno es feliz, vive dentro de su mundo como si estuviese encerrado en una burbuja de cristal, ¿saben?… de esas que son más fáciles de romper porque están hechas de sueños e ilusiones pero que nadie rompe por miedo a lastimarse o lastimar con los vidrios que quedan.
Cuando uno es feliz las estaciones pasan volando y te sorprende darte cuenta de que nada de lo que pasa alrededor te afecta demasiado, porque lo bueno siempre borra lo malo.
Con Diciembre llegó el cumpleaños de Megumi, una epidemia de resfriados y una de las nevadas más fuertes que se había registrado en la historia de Japón. Kaoru y Misao habían quedado encerradas en la universidad con cientos de estudiantes más por más de quince horas cuando la nieve había tapiado las entradas y salidas normales y también las de emergencia, quedando todos completamente incomunicados con el mundo cuando las líneas telefónicas murieron. Kaoru había entrado en un estado de pánico al pensar que Ayame y Suzume estaban con resfriado en la clínica del Doctor Guensai, pero Misao la había tranquilizado con que las clínicas y los hospitales serían los primeros lugares en recibir ayuda si es que habían quedado enterrados bajo la fría nieve. De todos modos la angustia de la pelinegra no se había reducido al pensar en su querido pelirrojo enfermo, así que cuando por fin pudo salir de la universidad lo primero que hizo fue llamarlo y enterarse de que había estado toda la tarde durmiendo por los antibióticos y no se había enterado de nada.
Megumi y Sanosuke habían quedado incomunicados y encerrados en la floristería o lo que es igual en la casa de las Kamiya por más de dieciocho horas, hasta que Kaoru logró (amenazando a uno de los hombres que manejaba la máquina para quitar la nieve) que quitaran la nieve de la puerta principal de su casa para poder entrar.
Ella se preparó cien por ciento para la histeria de su hermana mayor, para sus gritos y su mal humor por estar encerrada en el día de su cumpleaños, pero fue todo lo contrario: Megumi la había saludado alegremente y había estado más feliz de lo usual y si Kaoru no se equivocaba, más feliz de lo había estado en mucho tiempo. Quizás era porque su novio había estado con ella toda la tarde y Kaoru no creía que habían estado precisamente jugando cartas las dieciocho horas completas. Y si, ya todos sabían que eran novios aunque ninguno había dicho nada a nadie y seguían peleando a cada rato por cualquier tontería, pero con verlos era suficiente para saber que algo había cambiado, las miradas eran diferentes… sin todos esos miedos y barreras, además no era raro verlos agarrados de las manos, saliendo juntos, susurrándose cosas o verlos besarse.
El cabeza de pollo había logrado ablandar el carácter de la zorra…
Con el frío y el año nuevo también llegaron las celebraciones de bônen-kai, donde todos hacían fiestas para olvidar los problemas y preocupaciones del año que estaba por terminar. EL ôsôji fue exhaustivo para Kaoru ya que se dedicó a limpiar su casa y la de Kenshin hasta el último rincón, Megumi ayudó a Sanosuke y Yahiko con la suya y terminó necesitando un inhalador especial para el ataque de asma que le dio.
Kami… se notaba que esa casa no había sido limpiada por nadie en meses.
A vísperas del ômisoka, no era raro ver decoradas las entradas de las casas con el kadomatsu y el matsukasari, que eran decoraciones hechas de pino o pino y bambú. El kadomatsu se ponía para atraer la buena suerte a la casa. También era típico ver un Shimenawa en las entradas de las casas, era una cuerda sagrada hecha de paja del que se colgaban tiras de papel en zig-zag, y que prevenía que los malos espíritus penetraran en las casas. (Año nuevo)
El año nuevo se celebró para todos en casa de Tomoe Himura, incluyendo a las hermanas Kamiya, a Sanosuke y a Yahiko y por su puesto a Kenshin con su padre. Aoshi también había sido invitado pero él había recibido una llamada de sus padres y había viajado a Europa para pasar las festividades con ellos, Misao se había lamentado por eso toda la noche y la semana que siguió, hasta que Aoshi volvió más seco que de costumbre.
Kaoru había sonreído tontamente toda la noche mientras hablaba con Tomoe sobre bebés y pañales, mientras la mujer mayor acariciaba su vientre abultado de tres meses.
Todos escucharon juntos las 108 campanadas de los templos (joya no kane) que eran 8 veces en el Año Viejo y 100 veces en el Año Nuevo, por los 108 pecados del hombre en la tradición budista y luego de las comidas tradicionales cada quien fue a su casa.
El catorce de enero cantaron junto a los vecinos y familiares en el patio de la casa de Tae, y comieron bolas de arroz mientras quemaban en una gran fogata los viejos adornos de año nuevo para atraer la suerte.
La primavera derritió el hielo del invierno y llegó llena de flores, el 3 de febrero se celebró el Setsubum, con este mes y estas celebraciones la floristería comenzó a recobrar el reconocimiento que había tenido en los años en que el señor y la señora Kamiya aun vivían, nadie supo como o cuando paso pero sin haber recibido ningún tipo de préstamo para hacer publicidad, de repente los pedidos se hicieron tan frecuentes y tan grandes que era difícil abarcarlos todos, las entradas comenzaron a crecer y Megumi pudo darse el lujo de contratar un nuevo repartidor además de Sanosuke.
Kaoru tuvo la impresión de que el nuevo éxito de la tienda era gracias a su tío Okina, ya que el anciano desde el regreso de su viaje no había dejado de hablarle a toda persona que veía sobre la tienda de sus sobrinas, y no es que él conociera a tres tontos, no, el hombre se conocía a casi todo el Japón y tenía contacto con empresas importantes, así que ahora la floristería tenía varios contratos para realizar los arreglos florales de las fiestas que organizaban estas empresas.
A mediados de febrero Sanosuke consiguió un trabajo en una compañía de electrodomésticos como gerente digital, y en la semana en que estuvo trabajando allí ganó más de lo que ganaba en dos meses en la floristería, pero tenía que estar prácticamente quince horas encerrado en una oficina así que no llegó ni al mes en el empleo. Kaoru le había dicho que era un idiota y Megumi le había dicho que era un idiota con una suerte que desperdiciaba pero que sino era feliz allí, irse había sido lo mejor que podría haber hecho.
El doce de marzo fue el cumpleaños de Kenshin, pero el pelirrojo lo pasó fuera de la ciudad por una reunión de negocios, Kaoru pasó tres horas pegada al teléfono hablando con él y cuando la cuenta de teléfono llegó Megumi le prohibió hablar por tres semanas hasta recuperar el dinero perdido.
Al ser el último año universitario de Kaoru y de Megumi las responsabilidades habían aumentado alarmantemente y aunque sonara desagradecido, ambas habrían deseado seguir con el ritmo lento y ocioso de la floristería para poder ocuparse de las otras mil responsabilidades que tenían. Sanosuke se encargaba de buscar a Ayame y Suzume al colegio y Misao preparaba los almuerzos cuando tenía tiempo.
Y los meses pasaron rápidamente, entre risas y sustos, entre besos y caricias…
El veinte de abril Megumi y Sanosuke terminaron oficialmente después de una de las peleas más colosales entre los dos, las ardillas y los insectos habían salido asustados por los gritos… quince minutos más tarde estaban abrazándose y besándose entre murmullos llorosos de perdón y nadie los volvió a ver hasta el día siguiente.
A finales de mayo Misao entró en un estado de depresión tan grande que incluso dejó de comer por días, la razón: Aoshi Shinomori. El joven abogado había dejado de pasar a buscarla por la universidad paulatinamente, ya no recibía las llamadas que ella le hacía ni pasaba a visitarla a su casa. Cuando Aoshi le contestó el teléfono a Sanosuke y no a ella Misao entendió la dura verdad: Aoshi la estaba evitando. El porque, sinceramente ella no lo sabía pero lo único que entendía era que si seguía así iba a terminar ahogándose en la regadera.
Aunque había amenazado a Kenshin con decirle a Kaoru la verdad sobre su identidad y a Sanosuke con que iba a poner veneno en su comida, no había podido sacar nada de ninguno de los dos. Ese mismo día Aoshi había aparecido como por arte de magia en la floristería, y todo lo que ella había planeado decirle se borró con solo mirarlo.
- Hola Misao- dijo él cuando llegó. Estaba vestido en su traje formal de siempre, y hablaba tan fríamente como ella estaba acostumbrada a escucharlo ¿Cómo podía llegar así como si nada y saludarla tan formalmente luego de evitarla por semanas? Misao no supo con seguridad si quería golpearlo o abrazarlo. Al final no escogió ninguna de las dos opciones.
- Hola, Aoshi-sama- saludo Misao sintiéndose tonta de repente, ella y Aoshi no eran nada, simplemente amigos y 'amigos' era incluso una palabra grande, ella no tenía porque enfadarse si él decidía dejar de verla – Hace tiempo que no lo veía- dijo ella suavemente, doblando unos papeles de regalos sobre el mostrador que ya estaban doblados. Estaba sola en la floristería y no tenía a donde correr o a quien pedirle auxilio.
- Si, había estado ocupado- dijo él mirándola y ambos quedaron en silencio… El porque había decidido estacionarse frente a la tienda de las muchachas no lo sabía, el porque había decidido bajar sabiendo que Misao estaría allí tampoco lo sabía… así que ahora se sentía como un completo idiota.
- Ahh, si, Himura me dijo que habías viajado a ver a tus padres- dijo Misao apoyándose del mostrador, agradecida de que estuviese allí porque sino no tendría donde apoyarse y se caería como tonta.
- Hai- dijo él simplemente – Tenía unos asuntos pendientes, aun tengo que solucionar varias cosas-
- Oh, ya veo- dijo Misao y se quedó callada, el silencio incomodo se situó nuevamente entre ellos dos. ¿Qué sentido tenía si se quedaban callados? Si ella también se quedaba callada no llegaría a nada, conocía a Aoshi lo suficiente como para saber que él no comenzaba conversaciones por más importantes que estas fuesen – Entonces ¿se va a ir pronto?- preguntó ella, era raro pero ese cambio de 'tu' a 'usted' resultaba aliviar las cosas.
- Si, tengo… tengo que ver a alguien en Europa así que me marcho mañana-
- ¿A alguien?- pregunto Misao curiosamente - ¿A su madre? ¿A su padre?-
- Iie- dijo Aoshi negando con la cabeza- A mi prometida-
Misao pasó las dos semanas siguientes llorando y caminando por los pasillos de la universidad y las calles como zombi, con los ojos tristes y el ánimo por los suelos. Sanosuke trató de consolarla diciéndole que ese compromiso no tenía ningún valor para Aoshi porque estaba hecho antes de que él incluso naciera, pero Misao solo se sintió más deprimida. Kaoru trató de alegrarla saliendo de compras con ella ahora que podían darse más lujos, Megumi intento desde el sarcasmo hasta palabras atípicamente dulces para consolarla, Kenshin le obsequió entradas para un concierto al que ella quería ir a ver pero al cual no fue y regaló las boletos. Al final todos acordaron que era mejor dejar que el tiempo curara a la muchacha.
Mayo también fue un mes lleno de cumpleaños, el de Sano, el de Ayame y el de Tsubame.
Sanosuke había planeado irse a un bar con Kenshin para mortificación del pelirrojo, pero sus planes se vieron frustrados cuando Megumi organizó una pequeña reunión en el restaurante de Tae, Katsuhiro Tsukioka llegó con Kenshin y con amigos de Sano que nadie conocía, algunos que Megumi ni siquiera quería conocer. Sano terminó ebrio y el pelirrojo tuvo que llevarlo hasta su casa a rastras mientras él le cantaba "Fell In Love With A Girl" a una muy avergonzada Megumi.
Cuando el mes de junio llegó Kaoru entró en un colapso nervioso de 'ni me toques ni me mires', solo quedaban dos meses para su graduación y sus actividades se habían multiplicado de tal forma que se sentía ahogada por todo y por todos, también en un esfuerzo por relajarse había decidido retomar sus ejercicios y sus clases de kendo pero todo le había salido al revés ya que los campeonatos habían iniciado y ella era la responsable de entrenar a su grupo. El poco tiempo del que disponía y tener a un mocoso como Yahiko detrás de sus orejas gritándole a cada segundo para entrenar no mejoraba las cosas…
- Todo va a salir bien Yahiko-chan- Kaoru enroscó su dedo en el cable del teléfono, mientras suspiraba a los gritos del niño al otro lado de la línea- De acuerdo, de acuerdo Yahiko, ya deja de preocuparte- hizo una pausa y rodó los ojos al comentario del niño- Sino estas preocupado ¿Por qué demonios me sigues llamando? Esta es la tercera vez que lo haces- Yahiko le gritó algo de cerciorarse de que ella no iba a quedarse dormida y a faltar, luego le dijo algo de bruja y fea y le colgó.
Kaoru suspiro y colgó el teléfono, luego se estiró en el sofá grande y negro, murmuró algo incoherente y volvió a suspirar mirando al techo; estar en casa de Kenshin siempre la tranquilizaba.
Había decidido ir temprano y pasar en día con él hasta la hora del torneo, así no tendría que soportar a Yahiko con sus nervios que eran peores que los de ella, aunque el niño no había dejado de torturarla por teléfono. Oyó el sonido amortiguado de la regadera y pensó que Kenshin ya tenía mucho tiempo allí y que estaba comenzando a aburrirse, tal vez debía echar un vistazo…
- Kaoru eres una pervertida- se dijo sonriendo tontamente y parándose del sofá. Caminó por la sala hasta la habitación del pelirrojo, observando las cambios que el apartamento había adquirido en un año… un año… dentro de poco cumpliría un año de haber conocido al pelirrojo y un año de estar junto a él, todo se sentía como si hubiese pasado en un abrir y cerrar de ojos y al mismo tiempo sentía como si estuviese con él desde hace muchos años.
Kaoru se acostó en la enorme cama de sabanas blancas con un suave ¡plof! Y suspiró viendo la foto de ella y el pelirrojo abrazados que estaba sobre la mesita de noche a un costado de la cama, hacia meses que sus visiones y sueños la habían abandonado y ella se alegraba porque si hubiese tenido que soportar su horario y las locuras de su mente se habría vuelto loca en verdad, y es que tan repentinamente como habían aparecido habían desaparecieron.
El agua de la regadera siguió sonando y Kaoru sonrió suavemente abrazando la almohada impregnada del olor masculino de Kenshin, era lindo estar enamorada, todos los problemas quedaban a un lado cuando pensaba y estaba con su pelirrojo.
Le había asustado entender que Kenshin se había convertido en una necesidad primordial para ella, pero lo había aceptado porque la llenaba de felicidad. Estar sin Kenshin era algo que no cabía en su mente, era algo por lo que nunca quería pasar.
Kaoru observó la habitación y frunció el ceño al verla tan desordenada, Kenshin solía ser muy ordenado pero después de todo era hombre…
- ¡Mou que desastre!- murmuró levantando la ropa del piso, hizo una mueca y la llevó hasta la lavadora poniéndole algo de jabón y encendiéndola. Luego recogió la ropa que estaba limpia pero desordenada en la cama y la dobló una por una pulcramente hasta formar una montaña de ropa. El closet de Kenshin era amplio y empotrado en la pared, con puertas blancas de madera que se abrían fácilmente, al abrirlas el aroma de Kenshin se extendió fuertemente por la habitación y Kaoru sonrió comenzando a acomodar la ropa en sus respectivas gavetas, obviando la de la ropa interior que causó cierta perturbación en la pelinegra.
El sonido del agua de la regadera dejo de escucharse aunque Kenshin aun no había salido del baño, Kaoru suspiró nuevamente algo aburrida hasta ver algo en el fondo del closet.
Su curiosidad no era algo con lo que ella podía luchar, nunca lo había podido hacer y ahora no era la excepción así que se agacho y sacó el objeto del armario. Sentándose en la alfombra Kaoru observó la funda blanca que cubría lo que claramente se sentía como una espada, pesaba lo mismo que una y su forma era igual, ella la desenvolvió y se encontró con un katana con una funda negra y elegante, casi nueva.
'No pensé que Kenshin tuviera una espada' pensó ella desenfundándola y sorprendiéndose cuando se encontró con el brillo de una espada con el filo invertido… un sentido tan viejo y nostálgico la invadió por completo al verla fijamente, se veía muy vieja pero muy bien conservada y Kaoru no pudo evitar acariciarla con su dedo mientras pensamientos que nunca tenían concordancia pasaban por su mente.
- ¿Qué haces?- la voz curiosa de Kenshin la sacó de su letargo y Kaoru saltó culpablemente.
- Nada- dijo ella viéndolo desde su posición en el piso, pero pronto la culpabilidad abandono su mente siendo reemplazada por otros pensamientos más… agradables. Kenshin llevaba puesto un pantalón negro de deporte y una camisa blanca que dejaba al descubierto bastante de piel, su cabello húmedo y enredado caía libremente sobre sus hombros hasta un poco más abajo. Kaoru agitó la cabeza antes de comenzar a babear.
- Solo estaba viendo la espada ¿no te molesta ne?- preguntó ella viéndolo.
Kenshin negó con la cabeza y se sentó en cuclillas a su lado observando la espada también – Claro que no me molesta-
- No sabía que tenías una- dijo ella declarando sus pensamientos previos.
Kenshin se encogió de hombros – Nunca me lo preguntaste. Me la regaló mi padre cuando era pequeño, creo que la consiguió en una subasta o algo así no estoy seguro. La use varias veces en algunas competencias en las que me permitían utilizarla-
- Hai, veo que es especial ¿nunca le has cambiado el filo?- preguntó ella alzando la espada para verla mejor, pesaba mucho más que las espadas modernas y el metal estaba lleno de cortes y rayones que relataban los secretos de antiguas peleas.
- No, siempre a estado así pero debe tener varios cientos de años- dijo Kenshin viéndola y sintiendo la nostalgia que la espada siempre le producía.
- Bueno podemos llevarla hoy al torneo, estoy segura que Koe-sensei podrá decirnos de que época es exactamente sin tener que desmontarla- dijo ella guardándola en su funda negra y luego envolviéndola en la manta blanca.
- ¿Para que quieres saber de que época es?- preguntó Kenshin medio confundido
- Simple curiosidad- respondió ella poniendo la espada sobre la cama para no olvidarla.
- Bueno, si eso te hace feliz- dijo Kenshin encogiéndose de hombros, Kaoru sonrió ampliamente y lo abrazó felizmente.
- Me estaba aburriendo sin ti- le dijo ella respirando su olor a jabón y su colonia masculina.
Kenshin le sonrió y la besó suavemente en la frente – Podrías haberme acompañado- dijo Kenshin en broma y Kaoru lo golpeo festivamente sonrojada hasta las orejas.
- ¡Hentai!-
Kenshin rió divertido un rato hasta que Kaoru comenzó a peinar su cabello como solo ella lo hacía, suavemente desenredaba sin dolor cada hebra roja mientras zumbaba alguna melodía que Kenshin se sabía de memoria pero que nunca recordaba, él solía entrar en un estado de relajación completo que lavaba todo su ser y que lo dejaba tranquilo por el resto del día.
- Tú cabello ha crecido mucho- dijo Kaoru pasando el cepillo por el largo cabello escarlata completamente desenredado. Ambos estaban sentados en la cama enorme y suave, ella detrás de él.
- ¿Crees que debo cortármelo?- preguntó él ausentemente.
Kaoru no abandono la caricia que le estaba regalando cuando respondió – A mi me gusta como lo tienes, pero si te hace feliz cortártelo a mi me gustará-
Kenshin sonrió suavemente y ambos se quedaron callados cómodamente por un rato.
- ¿Estas nerviosa?- preguntó Kenshin cuando ella dejó de peinarlo y amarró su cabello con una colita fina y negra.
- Algo- respondió ella, Kenshin se volteó a verla y ambos quedaron sentados frente a frente sobre la cama – Pero sé que todo va a salir bien, los muchachos han practicado mucho, sobretodo Yahiko aunque anda con los nervios de punta ¿Puedes creer que me ha llamado más de cinco veces? ¡Mou y todo lo que hace es quejarse!- dijo ella indignada, Kenshin sonrió ligeramente.
- Solo está nervioso, es el primer torneo serio en el que participa ¿no?- preguntó Kenshin y Kaoru asintió con la cabeza – Deberíamos irnos ya-
- Hai- respondió ella pero cuando se paró Kenshin hizo lo mismo y ambos se desequilibraron en la cama enredándose y cayendo juntos hacía el suelo, Kaoru se rió alegremente cuando Kenshin se golpeó contra el suelo quedando ella sobre él con sus piernas enredadas entre si.
- Creo que solemos quedar mucho en esta posición- dijo ella sonriendo con inocencia.
- Bueno a mi no me importaría quedarme así para siempre- dijo Kenshin con voz ronca, apretando sus brazos en la cintura de la muchacha y atrayéndola hacía él.
Kaoru suspiro en el beso cuando Kenshin mordió suavemente su labio inferior y exploró con su lengua su boca caliente y húmeda, ella a cambio dio un golpecito con su lengua al colmillo del pelirrojo y él chupo sensualmente de la herida hasta que la falta de aire los hizo romper la conexión.
El teléfono comenzó a sonar…
Kaoru besó una vez más sus labios e hizo un sendero de besos suaves hasta llegar a su barbilla la cual mordisqueo sensualmente, con su posición dominante ella tenía esa facilidad. Kenshin murmuró su nombre acariciando suavemente su espalda por dentro de la camisa ajustada, tocando tanta piel como le era posible hasta llegar a la tira de su sujetador.
El teléfono siguió sonando y la contestadora con la voz de Kenshin hizo eco en el apartamento.
Kaoru volvió a besarlo con fuerza mientras acariciaba su cabello, su respiración se hizo pesada cuando Kenshin desabrochó su sostén.
- Kenshin- murmuró ella suavemente, sin poder pensar en nada… solo sintiendo…
- Kaoru…-
- ¡Vieja bruja sé que estas allí! ¡Kaoru mueve tú enorme trasero en este instante! ¡Hace más de dos minuto que debías estar aquí! ¡Y tú Kenshin deja de distraerla!- la voz chillona de Yahiko resonó en todo el lugar tan fuerte que las orejas de ambos jóvenes dolieron.
Kaoru suspiró frustradamente y Kenshin rodó los ojos algo molesto por la interrupción. Que manera de matar la pasión…
................
El tumulto de gente sorprendió a Kaoru cuando ella y Kenshin llegaron al dojo Shiru, lugar donde se celebraría el decimonoveno torneo anual de kendo en la categoría juvenil. Las personas se agrupaban en las gradas de espectadores y en las entradas haciendo la movilización bastante difícil, pero Kaoru pudo divisar a Sanosuke sentado en una de las gradas más altas con Megumi a un lado y Misao al otro, el cabeza de pollo y la comadreja parecían estar peleando por algo mientras que la zorra bostezaba aburrida. Kenshin se dirigió hacia ellos luego de despedirse de su novia y está fue a los vestidores de donde diferentes murmullos llegaban.
Yahiko la recibió con un grito histérico, el pobre niño a penas podía hablar de los nervios y Kaoru tuvo que utilizar una gran fuerza de voluntad para no reírse, la mayoría de sus jóvenes estudiantes estaban en un estado parecido al del niño de cabello castaño y Kaoru pasó los próximos veinte minutos dándoles consejos y ánimos aunque las mariposas también habían comenzado a volar dentro de su estómago. Su grupo de estudiantes estaba conformado por niños de diez a catorce años aunque en esta competencia solo participarían los mayores de doce, todos estaban vestidos en hakamas de un azul oscuro a excepción de ella que como sensei vestía con un hakama blanco, cada uno de sus estudiantes tenían sobre su espalda una cinta gruesa de color blanco que los identificaba.
Cuando llamaron a los equipos para dar inicio a la competencia Kaoru estaba terminando de dirigir las respiraciones, ellos salieron de los vestuarios para ser recibidos por la bulla de la multitud que ya estaba sentada en sus respectivas gradas. Kaoru buscó con la mirada a Kenshin y no fue difícil ya que su cabellera roja resaltaba enormemente entre las personas, a su lado estaban sus hermanas, Sanosuke, Tsubama, Tae y el Doctor Guensai con sus dos hermanas pequeñas, ella les envió un saludo con la mano que fue correspondido efusivamente por todos.
Una molestia detrás de su cuello hizo a Kaoru voltear rápidamente, sus sentidos en alerta sin darse cuenta… pero solo se encontró con el rostro sonriente de Enishi Yukishiro, su cuerpo se relajó inmediatamente y una sonrisa amable agració sus labios.
- Me asustaste Enishi- dijo ella viéndolo, su cabello seguía igual de plateado y corto, sus ojos igual de brillantes y su sonrisa igual de encantadora – Hacía meses que no te veía ¿Dónde has estado?-
- Por ahí- dijo él despreocupadamente – Tuve que volver a Kyoto a dejar a Aoi con mis abuelos por un tiempo mientras estaba de viaje, pero mañana voy a buscarlo-
- Me alegro, ya debe estar grande- dijo Kaoru alegremente.
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- ¡¿Qué demonios hace Enishi hablando con Kaoru?!- le preguntó Kenshin aterradamente a un Sanosuke que se quejaba del ruido de las personas.
- ¿Hu?- Sanosuke lo miró confundido y Kenshin apuntó al muchacho de cabello canoso que estaba al parecer hablando con una Kaoru que les estaba dando la espalda a ellos – Ah si ¿Acaso no lo sabias Kenshin? Enishi y Jou-chan fueron novios- dijo Sano tranquilamente, como si le dijera la hora pero para Kenshin fue como si le predijera su muerte. Si Enishi lo reconocía todo estaría perdido para él…
Pero tal vez esa fuese la mejor forma de que Kaoru supiera la verdad, ya que él se había dado cuenta después de tantos meses que era imposible que él lo hiciera, y es que el universo se había puesto de acuerdo para que pasara algo cada vez que tomaba fuerzas para decirle la verdad.
Tal vez la mejor forma era que Enishi lo delatara…
Kaoru volteo a señalarlo y Kenshin se agachó bruscamente hasta quedar ocultó por las demás personas, bajo la mirada confundida de todos sus amigos.
Tal vez no era la mejor forma…
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Kaoru buscó extrañada a su novio entre la multitud, habría jurado verlo al lado de Sanosuke y de Tae pero ahora no veía ni rastros de él, bueno a lo mejor había ido al baño o algo así y ella no se había dado cuenta.
- ¿Y entonces? ¿Cuál es el gran tipo con el que aun sales?- preguntó Enishi cruzándose de brazos al ver la cara confundida de la muchacha.
Kaoru volteó a verlo con el ceño fruncido y lo labios apretados -¡Mou Enishi! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no lo llames tipo?! ¡Él tiene nombre y es Ken-!
- ¡¡BUSU ven que nos están llamando!!- el grito de Yahiko resonó grandemente y algunas personas buscaron a ver a la "busu". Kaoru enrojeció y dejó ver la vena irritada en su frente.
- ¡¡Mocoso Yahiko!!- gritó ella corriendo hacía donde estaba el niño. Enishi la vio y sonrió… la había extrañado el tiempo que estuvo sin verla… el espíritu de Kaoru era tan fuerte que llenaba de vida el lugar.
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Kenshin sonrió a la algarabía de las personas cuando el estudiante del dojo Shiru, instruido por Kaoru ganó el primer combate de la tarde contra otro dojo cercano.
El pelirrojo observó el rostro sonriente de Enishi a varias gradas bajo él y de repente se sintió… ¿molesto? ¿celoso?
Si.
De repente sentía una aversión mucho mayor hacía el muchacho, mucho más allá de la que siempre le había tenido. ¿Por qué nunca había sabido que él fue novio de Kaoru?
Obviamente Kaoru había tenido alguno que otro novio antes que él (el solo pensarlo le trajo una oleada de celos) pero… ¿Enishi? Kami ¡¿Enishi?!
Jamás había visto una foto de él en casa de Kaoru, ni ella alguna vez le había comentado algo de él, bueno, no es como si él hubiese preguntado mucho. El tema de ex- novios/novias no era algo sobre lo que le gustaba hablar.
- ¡¡Vamos Yahiko tú puedes!!- el grito alegre de Misao sacó al pelirrojo de sus pensamientos trayéndolo a la realidad donde el hermano menor de Sanosuke estaba preparándose para su combate. Yahiko lucía un poco más pálido de lo normal pero aun así se veía confiado y altanero como siempre.
- ¡Mocoso! ¡Dale una paliza a ese mocoso!- gritó Sanosuke ondeando su mano en lo alto para llamar la atención del niño, pero Yahiko se veía tan concentrado esperando el momento de embestir contra su rival que no le hizo caso, además que el niño con el que iba a combatir parecía diez años mayor que él, era enorme y grueso.
Los tres árbitros que estaban en la pista esperaron a que las personas bajaran el tono de voz y el shushin que era un hombre pequeño y calvo habló con una voz tan fuerte que contrastaba por completo con su físico. (arbitro jefe)
- Da inicio la segunda ronda, el Dojo Shiru con su representante en la liga de menores Mioyin Yahiko contra el Dojo Ku con su representante Akitsuna Hiruma, ambos de trece años de edad- el shushin hizo una pausa y miró a los dos niños- Este combate tiene una duración de tres minutos y será un sanbon shoubu, ahora ¡comiencen!- (partida a 3 puntos)
Kaoru observó atentamente a su estudiante estando segura que daría el primer golpe pero el niño del Dojo Ku atacó primero.
- ¡MEN!- gritó y ambos fukushin levantaron sus banderas rojas, señal de que le otorgaban el yuukou datotsu a Akitsuna Hiruma, que llevaba sobre su espalda la cinta roja. (Sub-árbitros) (Puntos validos)
Yahiko parpadeó confundido y aturdido sintiendo la cabeza dar vueltas cuando el primer golpe de la shinai de su oponente hizo un violento contacto con esa parte de su cuerpo. Escuchó algunas voces gritar y trató de despabilarse antes de que lo volviera a golpear y él perdiera su combate.
- ¡DOU!- gritó Yahiko cuando golpeó en el costado derecho a su oponente. Los tres árbitros levantaron sus banderas blancas esta vez y Yahiko sonrió retomando la confianza.
El último golpe era el decisivo y quedaba solo un minuto.
- ¡KOTE!- gritó Yahiko y solo uno de los árbitros levantó su bandera blanca, los próximos minutos los tres árbitros discutieron si darle o no el punto al Dojo Shiru, pero como no llegaron a ningún acuerdo se decidió omitirlo.
- ¡KOTE!- volvió a gritar Yahiko segundos después de reiniciar el combate y esta vez los tres árbitros levantaron sus banderas blancas. Las personas gritaron alegremente en especial Misao y Sanosuke que agitaron sus manos felizmente y Yahiko luego del protocolo usual salió corriendo hacia Kaoru que le dio un abrazo de oso. Yahiko se retorció apenado.
Dos horas después las personas abandonaban el dojo Shiru bajo un atardecer cálido y agradable, comentando lo que había sido el torneo amistoso entre los dojos, del grupo de Kaoru cinco de los siete estudiantes habían ganado su combate y Kaoru se sentía tan orgullosa que brillaba por si sola.
- ¡Yahiko felicitaciones! ¡Sabía que ibas a ganar!- dijo alegremente Misao cuando llegó a donde estaba el niño junto a Kaoru, él ya se había cambiado su kimono pero ella no.
- ¡Eso era obvio! ¡Estas hablando con el GRAN Yahiko Mioyin!- dijo el niño arrogantemente dejando relucir la medalla de oro en su cuello.
- Pues yo tenía mis dudas enano- dijo Sanosuke llegando a donde estaba con Megumi agarrado de la mano.
Yahiko frunció el ceño y cuando abrió la boca para decir algo Sano lo abrazó por el cuello y lo agitó alegremente.
- ¡Pero lo lograste! ¡Ese es mi hermano! ¡Le diste su paliza a ese mocoso!-
- ¡Suéltame Sano! ¡Suéltame!- gritaba Yahiko molesto aunque en sus ojos había un brillo de orgullo
- Creo que Yahiko se merece que celebremos su victoria- dijo Kenshin sonriendo alegremente, pero viendo a los lados, no quería arriesgarse a que Enishi lo viera.
- ¡Si!- grito Yahiko
- Bueno podemos ir al Akabeko- dijo Megumi agitando su cabellera- Y claro que Sanosuke va a pagar por todos-
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué yo?!- gritó Sanosuke asustado
- ¿Acaso no vas a celebrar la victoria de tú único hermano menor? ¡Que vergüenza Sanosuke!- dijo Megumi en ese tono que lograba perturbar la conciencia del muchacho castaño
- Yare, yare… vamos antes de que me arrepienta- dijo Sanosuke bajando los hombros, Megumi le guiño un ojo a Yahiko y siguió a su novio mientras el niño los seguía felizmente.
- ¿Y ustedes no vienen?- le preguntó Misao a su hermana que no se había movido
- Si, ahora vamos, tengo que cambiarme primero- respondió Kaoru señalando su vestimenta.
- De acuerdo, nos vemos mas tarde. Adiós- gritó Misao agitando la mano
- Parece que Misao se siente mejor- dijo Kenshin observando a la muchacha que desapareció por la puerta principal del dojo
- Si, bueno eso parece- dijo Kaoru suspirando, solo quedaban ellos dos en el dojo hasta que Kaoru vio a un anciano que caminaba con paso lento- ¡oh Koe-sensei!- gritó Kaoru y el anciano se volvió a verla
- Kaoru-chan, felicitaciones por tú grupo- dijo el hombre, tenía una voz rasposa y baja
- Arigatou Koe-sensei- dijo Kaoru inclinándose levemente- Onegai sensei, si yo le enseño una espada antigua usted cree que puede decirme de que época es aproximadamente- preguntó Kaoru, el anciano la vio y vio al joven que estaba a su lado y asintió con la cabeza.
- ¿Crees que puedas ir a buscarla Kenshin? Esta en el asiento trasero del automóvil- le dijo Kaoru y el pelirrojo asintió con la cabeza yendo a buscarla, al él no le importaba mucho saber de que época era su katana, pero si Kaoru quería saberlo ¿Por qué negárselo?
- Domo arigatou sensei- dijo nuevamente Kaoru cuando Kenshin desapareció por la puerta enorme.
- No es problema Kaoru-chan- dijo el sensei amablemente.
Kaoru le sonrió un poco sintiendo de repente un frío correrle por la espalda, tal vez era porque el dojo estaba muy solo o porque estaba anocheciendo.
- Tantos meses…-
O tal vez era porque había un hombre con una voz bastante escalofriante a sus espaldas.
Kaoru se volteó rápidamente hacía la voz y vio que cerrando la puerta suavemente estaba un hombre muy alto y delgado, tenía un pantalón negro muy ancho y una camisa negra también muy holgada, su piel era amarilla como la cera y Kaoru pensó que se desmayaría en cualquier momento, sino fuera porque ella de repente tenía un miedo increíble se le habría acercado a preguntarle si estaba bien. Tenía el cabello plateado, pero no era para nada igual al de Enishi, el de Enishi era brillante y suave, el de este hombre se veía opaco y seco, tenía los ojos negros pero brillaban tanto que Kaoru no pudo dejar de asustarse aun más.
- ¿Qué es lo que se le ofrece señor?- preguntó amablemente el sensei, sin darse cuenta de la tensión que sentía Kaoru en ese instante.
- Tantos años…- dijo el hombre sin hacerle caso al anciano y de repente clavó sus ojos brillantes en Kaoru, y allí ella lo supo… esa mirada ella la conocía… esa mirada la había seguido por meses, la había atormentado y asustado muchas veces cuando estaba sola, también cuando estaba acompañada, cuando caminaba por la calle y cuando iba de compras.
- Sensei… no- dijo Kaoru suavemente temiendo hablar muy fuerte pero el anciano pareció no escucharla y se acercó al hombre, este sacó una espada que tenía en su espalda y con la vaina lo empujó hasta la pared dejándolo completamente inconsciente. Kaoru gritó y corrió hacía el pobre hombre asustada, pero se dio cuenta que solo tenía un golpe en la cabeza y que aun respiraba.
- Tanto tiempo…- dijo esta vez el hombre y Kaoru lo sintió cerca de su oreja, totalmente paralizada cerró los ojos sin entender nada.
- ¿Quién es usted?- preguntó suavemente aun con los ojos cerrados.
- ¿Yo?- preguntó con una voz irónica, luego soltó una fría carcajada- Yo soy su mayor pesadilla… y también la tuya…-
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- ¡Kenshin! ¿Qué haces aquí?-
Kenshin maldijo mentalmente al escuchar la voz en sus espaldas, terminó de sacar su katana, cerró la puerta del automóvil y se volteó a ver a Enishi Yukishiro con la mejor expresión que podía poner.
- Hola Enishi- lo saludó Kenshin amablemente como siempre.
- Nunca pensé ver al gran Battousai Himura en un lugar como este- dijo Enishi alzando una ceja.
- Tampoco me imaginé verte aquí- dijo Kenshin ladeando la cabeza y esperando que Kaoru no se apareciera justo en ese instante.
- Si bueno, vine a ver a una vieja amiga, pero no creo que quieras saber quien es- soltó una carcajada
Kenshin no dijo nada pero sintió el estómago revolverse.
- Ella es una muchacha muy linda- continuó Enishi desprovisto del mal humor de Kenshin, y de sus celos claro- Si la hubieras conocido jamás le hubieses negado el préstamo, tal vez la viste adentro, Kaoru Kamiya resalta en todas partes ¿sabes?-
'Coincido en que nunca le hubiese negado nada' se dijo Kenshin a si mismo -hu… si me lo imagino-
Las luces de la calle se prendieron con un zumbido ligero y Enishi miró su reloj.
- Ya es tarde, nos vemos mañana en la oficina ¿no?-
- Hai, Adiós Enishi- se despidió Kenshin y cuando el muchacho se fue Kenshin soltó un suspiro cansado. Iba a terminar muriéndose por tanto estrés…
................
La cabeza de Kaoru dio contra la pared con fuerza y el ruido retumbó en el dojo vacío como un eco potente, ella dio un suave quejido de dolor y quedó sentada en el piso completamente asustada ¿Qué hacía? Ella nunca había estado en una situación así, con un maniático que la apuntaba con una espada, completamente sola y desprotegida… y Kenshin que no llegaba… en el fondo no quería que volviese y que estuviese en peligro.
- Han sido tantos años buscando una forma de vengarme, tanto pensar y pensar- los ojos del hombre brillaron maniáticamente y Kaoru sintió que ya había visto mucho antes esos ojos.
- Yo lo conozco- murmuró ella- no se de donde pero lo conozco-
El hombre la miró fijamente y sonrió con desprecio –Es posible- dijo.
- ¿Kaoru?- la voz confundida de Kenshin hizo eco en el lugar y las dos únicas personas que se encontraban allí se voltearon a verlo, Kaoru lo miró asustadamente pero el hombre sonrió.
Kenshin miró a su novia entre el susto y la confusión, hacía unos minutos la había dejado hablando con el sensei y ahora estaba contra una pared encogida como una niña pequeña y llena de miedo.
- Jinei…- pronunció Kenshin con lentitud al ver al hombre frente de su novia, apuntándola con una katana que brillaba terriblemente.
- Me alegro que llegaras- dijo él hombre y Kaoru miró a Kenshin aterrada.
- ¿Qué pasa Kenshin?- le preguntó ella pero Kenshin la ignor
- ¿Qué quieres Jinei?- le preguntó estrechando la mirada, de repente se sentía más sobre protector de lo normal al ver en ese estado vulnerable a Kaoru.
- Solo quiero divertirme ¡Te he buscado por años!- gritó Jinei desquiciadamente y Kaoru cerró los ojos al sentido de recuerdo que golpeó su mente.
- Bueno, pero primero déjala ir a ella, no tiene nada que ver en esto Jinei- dijo Kenshin cuidadosamente.
La mente de Kaoru nado en la confusión ¿de que hablaban?
- ¿Kenshin?- preguntó ella nuevamente.
- Esta bien Kaoru, todo va a estar bien- le dijo suavemente, pero no sonrió como ella habría querido que lo hiciera, su sonrisa siempre la tranquilizaba.
Jinei alejó la katana de Kaoru y la apuntó hacía Kenshin, que dejó caer la funda blanca de su espada y la puso en una posición extraña.
- Esta vez no me vas a ganar… está vez la victoria, la fama y las compañías Hiten Mitsurugi serán mías - dijo suavemente el hombre sonriendo- Formaran parte de mi imperio… Battousai Himura-
Y el tiempo se congeló en la mente de Kaoru, de hecho todo comenzó a pasar tan despacio que ella tuvo miedo de estar volviéndose tonta… ¿había dicho Battousai? ¿Le había dicho Battousai a su Kenshin? Estaba hablando de las compañías más importantes de todo el país…
Sus ojos se agrandaron enormemente y volaron directo a Kenshin que parecía completamente imperturbable, de repente la mente de Kaoru no viajaba tan lento, todo lo contrario viajaba a mil por hora registrando todo recuerdo y pensamiento que le ayudará a entender lo que estaba pasando pero era difícil… no le entraba en la cabeza…
Kenshin era Battousai…
- ¿Lo recuerdas? Me ganaste en todas las competencias de secundaria y por eso ganaste ese nombre… Battousai Himura, el Gran Battousai rico y poderoso… pero ahora las cosas serán diferentes- dijo él hombre
- Cállate- le espetó Kenshin sin atreverse a mirar a Kaoru –Estas desquiciado, ¿Cómo puedes lastimar a otras personas por un estúpido rencor infantil?-
- ¿Le llamas rencor infantil a la humillación que pase por años? No juegues conmigo Battousai, esto va más allá, aunque tú no lo recuerdes yo si lo hago- dijo Jinei y se lanzó al ataque, Kenshin desenfundó la espada y se defendió lo mejor que pudo sintiendo la misma tristeza que lo invadía cada vez que luchaba con esa espada de doble filo.
Kaoru los miró fijamente sin saber que hacer aunque gritar, llorar o morirse allí mismo parecía una buena opción, pero no podía pensar en nada más.
Y la pelea… Kami ella ya había visto esta pelea…
Koe-sensei se despertó repentinamente llevándose una mano a la cabeza, llamó a Kaoru varias veces pero la pelinegra no reaccionó a su llamado, con su paso lento y cuidadoso el anciano abandonó el lugar silenciosamente.
Kenshin empujó con su espada a Jinei y trató de controlarse, sentía la mirada asustada de Kaoru y eso lo descontrolaba, quería que ella se calmará… quería que lo escuchara…
Jinei volvió al ataque rodeando al pelirrojo y enviando su espada filosa directamente al cuello del pelirrojo pero Kenshin logró esquivarlo a último momento haciendo que la punta de la espada rozara ligeramente con su mejilla izquierda.
Kaoru se llevo una mano a la boca cuando la sangre corrió por la mejilla de Kenshin… por su mejilla…
Ambos hombres lucharon haciendo chocar sus espadas en el aire provocando un sonido fuerte cuando los hierros hicieron contacto entre si y Kaoru no pudo dejar de asombrarse por la agilidad y la destreza que demostraba Kenshin al manejar la espada, tampoco pudo dejar de asombrarse al darse cuenta que esos movimientos no eran nuevos para ella, porque ella ya los había visto.
- ¡Ya basta!- gritó Kenshin y con un fuerte golpe de su espada lo envió a la otra esquina de la enorme habitación donde los gritos alegres de las personas aun permanecían en el aire. Jinei quedó medio inconsciente en el suelo y el silencio lleno el lugar cuando Kenshin enfundó su espada y se volvió a ver a la pelinegra.
- Lo siento, lo siento mucho Kaoru. Creéme que jamás quise mentirte ni esconderlo de ti- dijo Kenshin suavemente, viéndola con tanto amor que todo en la mente de Kaoru explotó y las imágenes y los recuerdos regresaron a ella desde lo más profundo de su alma a una velocidad abrumadora que la dejó sin respiración.
Él le había dicho eso mismo hacía mucho tiempo, en otra época cuando ella era solo una muchacha de diecisiete años y defendía el honor de su dojo, él le había dicho eso cuando ella había averiguado que él era un asesino… que él era Hitokiri Battousai…
Y desde allí siempre habían estado juntos… porque a ella no le importaba su pasado…
Lo recordaba… cada instante… ella no podía estar loca, ahora lo veía todo con claridad, ellos habían reencarnado de verdad.
Y las imágenes corrieron en la mente de Kaoru, los instantes pequeños se mezclaron con los bonitos y los tristes recuerdos, las palabras y los sentimientos se apresuraron en su pecho como un volcán en erupción y Kaoru se llevó las manos a la boca asustada.
Regresaron a su mente los kimonos en sus telas… las expresiones… los colores y las formas… las frases y los lugares, las personas que había conocido y hoy conocía…
Y Kenshin, Kenshin regresó completamente desde su alma, con sus disculpas y sus pecados, con su tristeza y su dolor regresó a la mente de Kaoru tal y como había sido…
Y la sangre, la muerte, la soledad… llegaron a ella tan real que podía tocarlas y sentirlas sin esfuerzo alguno.
El odio y la desolación trajeron al rencor y los recuerdos que no quería recibir invadieron su mente sin compasión. Y tanto odio la abrumó de pies a cabeza, sintiéndolo en cada fibra de su ser…
Así como su amor… su amor la desequilibró por completo y sintió el nudo en la garganta explotarle con un fuerte sollozo.
Era real, todo era real, tan real como que él estaba frente a ella hablándole y diciéndole cosas que ella no entendía, cosas que no quería entender.
Y de repente sintió un pánico que le heló las venas por completo y la hizo levantarse de golpe del piso.
- ¿Kaoru?- dijo la voz preocupada de Kenshin, su mano rozó su brazo y Kaoru se apartó con miedo… era real… él estaba aquí y ahora y también estaba allí en su mente con su otra vida y su otro mundo…
Y el pánico se mezcló con la confusión y el miedo dejando a Kaoru como una recién nacida, temerosa y vulnerable a todo.
- ¿Kaoru estas bien?- preguntó Kenshin completamente preocupado, parecía verlo y al mismo tiempo no lo veía ¿estaba en un estado de shock? Parecía tenerle miedo a él y eso lo estaba asustando más allá de la muerte.
Kaoru lo miró por un segundo aterrada sin saber que hacer.
- Adiós- dijo suavemente y corrió.
Corrió tan rápido que no sintió a las personas que derribó a su paso, corrió tan rápido que los sonidos de la calle se mezclaron con los sonidos de sus recuerdos y corrió tan rápido que no se dio cuenta de los automóviles que chocaron por evitar atropellarla.
Kenshin corrió también…
Las sirenas de la policía simplemente hicieron eco en la calle en la que el pelirrojo estaba parado cuando la observó correr, la noche ya había llegado y las estrellas alumbraban el cielo oscuro.
De esa forma no tenía pensado que pasarían las cosas.
Kenshin se sentó en la acera fría y llevándose las manos a la cabeza rogó que ella lo perdonara… aunque sabía que eso sería casi imposible.
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Las reglas del Kendo son bastantes y sería muy largo explicarlas pero espero que no haberlos confundido.
Hoy por hoy en Japón solo pocas familias mantienen la tradición de los matrimonios arreglados, la mayoría de las personas se casan por su voluntad pero aun existen acuerdos tanto por dinero como por tradiciones familiares.
Notas de la autora:
De acuerdo fueron varias semanas de ausencia pero aquí estoy finalmente con el penúltimo capitulo de esta historia, me costó bastante ya que he pasado por muchas cosas que me han tenido bloqueada y deprimida (una de ellas que no quede en la universidad que quería) pero aquí esta y espero que lo disfruten.
No me culpen por la forma en que pasaron las cosas así estaban planeadas desde un principio, era inevitable que Kaoru no se enterara de la verdad y puedo decir que estoy satisfecha por la forma en que todo surgió, aunque no dejan de darme tristeza los personajes
Espero no haberlos defraudado ya que se que todos han estado esperando por este capitulo prácticamente desde que inició esta historia.
El próximo capitulo es el último así que esperó que me dejen sus mensajes para saber su opinión que en estos momentos es muy valiosa para mi, así como me gustaría saber sus dudas si es que las tiene.
Y-Yukiko-Y: jeje no, no será tan triste. Que bien que te gusto el S/M, la semana pasada volví a leer el capitulo y me di cuenta que si estaba un poco más violento de lo que había pensado pero así y todo me gusto
Si bueno de Magdalia se sabrá en el próximo capitulo, y con respecto a como Kaoru se enteró de la verdad, bueno… agradable no fue :P Y lo de Misao y Aoshi… mm… no tengo comentarios…
Ai8: Que bien que te gustó el S/M, en realidad tenía dudas de que gustara esa escena. Si bueno en un principio las cosas entre K/K iban a ser un poco más hot pero…
gaby (hyatt): Bueno dudo que se dejen de boberías en realidad :p y sip, es la canción de esa novela ¿linda no?
Megu-chan1: jeje me alegro que te haya gustado esa escena, de verdad gracias.
Bizcochia U-u: Oh bueno si ellos tendrán algo en el próximo capitulo, pero… no aviso que no será un final muy rosa.
Boricua 2004: Bueno después de este capitulo te imaginaras porque no será un final de hadas :P pero tranquila, no son tan mala tampoco.
Ady: Bueno aquí esta ¡gracias!
Sakura: bueno si me tarde más de lo normal pero espero haberlo recuperado con la extensión.
Demi-san: ¡Yo tampoco!
Justary: jeje muchas gracias en verdad.
Sumire-chan: jaja si bueno Sayo es especial para Sano aunque no queramos. Lo que va a sentir Kaoru es extraño, no todos los días recuerdas tu pasado y te das cuenta de que ahora es tú presete y que te ha engañado por meses, siendo Kaoru yo estaría muy confundida.
DanielaHimura: jeje bueno seguro ya lo leíste todo ¡gracias!
Serenity: gracias!! Espero que te haya gustado el capitulo!!
Megumi014: Sip, me alegro que esa parte te gustara
ARLINE: Bueno pues lemon en esta historia no, tal vez haga algún one-short relacionado pero lo que es Promesas Pasadas termina en el próximo capitulo.
Marie Shinomori: lo sientoooo, de verdad lo lamento, no será un final de hadas pero tampoco será un final muy triste, solo lo normal que puede pasar entre ellos.
Anikasama: Bueno aquí esta ¡espero que lo disfrutes!
Megumi Sagara: Hola!! Gracias, de verdad que me halagas mucho y me alegra que te haya gustado mi forma de escribir. Y claro que me gustaría que me ayudaras con mis errores que en realidad me vuelven loca, ya te agregue a mi msn y espero que hablemos pronto :p
Gracias a todos!!!!
Kary
Ja ne
