La Ardiente Llama del Amor.
Capítulo Final: Una confesión inesperada.
—Zoe ¿Quieres... quieres ser mi novia?
—Takuya... lo siento, pero no quiero lastimarte —dice en un tono serio—. La verdad, me gusta otra persona.
—"Jamás imaginé que esto fuera a suceder" —piensa el chico de cabello castaño con profundo dolor.
—¿Te encuentras bien? —pregunta tiernamente la rubia.
—Sí, prefiero que seas feliz aunque no sea a mi lado —una lágrima resbala por la mejilla del chico.
—¡Takuya por favor perdóname! —grita ella— ¡Por favor Takuya!
Las palabras resonaron como un eco que raspaba las entrañas.
"¡Takuya!".
"¡Perdóname Takuya!".
"¡Takuya!".
"¡Takuya ya es hora...!".
"¡Takuya despierta, tu almuerzo está listo!".
—¿Mamá eres tú? —grita alarmado al despertar.
—Sí, hijo te preparé unos hot cakes—grita su madre.
El adormilado chico se talla los ojos y da un gran suspiro.
—¡Menos mal que solo fue un sueño! —susurra.
A duras penas el chico se viste. Al parecer había amanecido algo desanimado.
No sé qué vaya a suceder.
Me siento un poco extraño.
No quiero quedar como un tonto frente a Zoe.
No, ya lo he decidido, tengo que decirle. No debo dejar que nada me desanime.
Siento tan raro cuando la miro a los ojos y que ella me mira también. No sé como explicarlo, es una sensación extraña.
De tan solo recordarlo mi corazón se agita.
Mientras camino por un túnel oscuro y comienzo a extrañarte siento como el camino se va alargando más y más.
Pero ni la oscuridad ni la soledad me impedirán estar a tu lado.
Luego, pienso en los momentos que pasamos juntos y alcanzo a ver esa luz al final, logro ver la salida, donde estás tú esperándome con una sonrisa.
—¿Hoy vas a salir con Zoe verdad?
—Sí mamá, ¿puedes prepararnos unos cuantos bocadillos?
Tan sólo quiero ser feliz a tu lado, en un lugar donde podamos ser libres. Por favor llévame allí, quiero estar contigo, quiero que estemos los dos juntos.
Bueno, lo mejor será que deje de fantasear, ya he llegado a tu casa.
—¡Takuya, por fin llegaste! —me dices mientras vienes bajando por las escaleras.
Adoro el sonido de tu voz, es tan fino, es como un canto angelical.
—Siento haber llegado tarde —te digo tratando de disculparme.
—No te preocupes —tus palabras me alivian—. También hace poco me alisté.
Cada vez que trato de volar, caigo. Sin mis alas me siento tan poca cosa, creo que te necesito.
Y cada vez que te veo en mis sueños, veo tu rostro, que me persigue.
—¿Estás lista?
—Sí —me regalas una sonrisa.
—Sólo que tardaremos en llegar —te digo un poco apenado—, el camino es muy largo.
—No importa, contigo es imposible que me aburra.
—Entonces, ¡en marcha!
Quédate a mi lado. No te alejes, no te vayas nunca, quiero estar contigo.
—¿En qué nos iremos —me preguntas mientras estoy observando tu rostro.
—Eh... en autobús ¿no te incomoda?
—¿Por qué la pregunta?
—No, yo solo decía.
Hemos subido al autobús.
Sin ti soy como un ciego que camina en oscuridad, pero contigo el sendero se ilumina y puedo ver claramente.
Vamos, volemos juntos. Volemos como las aves.
Vamos, volemos lejos. Volemos a un lugar donde seamos libres para demostrar nuestro amor.
Emprendamos un viaje sin retorno. Volemos eternamente, escalemos el cielo.
Sólo quiero estar contigo, para siempre.
—Mmmm...
Oh, ya te has quedado dormida, tal vez te desvelaste anoche.
Será mejor que descanses, vamos recuéstate en mi hombro.
—¡Zoe no te vayas, regresa!
—¡No me dejes solo, aquí en esta oscuridad!
—¡Takuya!
—¡Takuya despierta!
—¿Ehhh?
—Despierta te quedaste dormido tú también. Ya hemos llegado al lugar en donde me dijiste.
—¿Me quedé dormido? —te pregunto una vez que recupero la cordura.
—Recojamos nuestras cosas —me dices con tu bella sonrisa—. Tenemos qué bajar del autobús.
En cuanto bajamos del autobús comienzo a observar el lugar para ver qué rumbo tomar.
—¿Y bien? —me preguntas.
—Ehm...
—No me digas que no sabes por dónde ir.
—Este...
—Eres un tontito —me dices pegándome en la espalda suavemente.
—Bueno, pues, tomemos este camino.
—Sí mi general, usted manda.
Los dos reímos por la voz tan cómica que hiciste. Después seguimos nuestro camino.
Hay tantas cosas que quiero decirte...
¿Podrías escucharme? ¿Podrías escuchar mi voz?
Lo que quiero decirte es que te amo...
Pronto comienzo a ver aquel lugar lleno de pasto y algunas mesas para tomar el refrigerio.
El lugar estaba lleno de flores y aves, tal y como me lo habían descrito días atrás.
—Bueno... aquí es, este es el lugar.
—¿En serio? ¡Qué padre! ¡Está hermoso!
—Me alegro de que te guste.
¡Estoy muy feliz por eso!
—¡En marcha! Tenemos qué preparar todo —me dices.
—¿Qué te parece si comemos en este lugar? —te pregunto.
—Sí, así podremos comer bajo la sombra y mirar a las aves.
Sé que te encantan los animales.
Aun recuerdo nuestra niñez. Nos conocimos cuando tú, los otros chicos y yo abordábamos el Trailmon e íbamos rumbo al digimundo.
Al principio me parecías algo presumida y muy escandalosa. Ja, ja, no dejabas que nadie se acercara a ti ni que te tocara. Pero ahora has madurado un poco.
Ahora abrazarte y tocarte es como un sueño hecho realidad.
—Te ayudo.
—¡No, yo puedo sola, Takuya!
—Pero los platos se te pueden caer.
—No te preocupes, yo soy tan fuerte como un hombre.
—Está bien.
Tus piel es tan suave. Estrechar tus manos me hace delirar.
—¡Ouch, se me rompió una uña! —gritas de repente.
—No que eras tan fuerte como un hombre —te regaño—. Los hombre no nos preocupamos por las uñas.
—Sí, pero yo dije que era tan fuerte como un hombre; mas no que era uno de ustedes.
—Ahora sí déjame ayudarte.
—Muy bien, coloca esa manta allí.
—¿Ya podemos comer Zoe?
—Sí, todo está listo.
—¡Perfecto!
—Mira, prueba este pedazo de pastel que preparé solo para ti.
Me das una cucharada de este y lo pruebo.
—Mmm... ¡Sabe delicioso!
—¿En serio? ¡Gracias!
—No sabía que supieras cocinar así.
—Lo que pasa es que últimamente he estado mejorando mis técnicas de cocina y como mi madre sabe cocinar mucho más rico que yo me ha enseñado.
—¿En serio? Tienes que invitarme a tu casa a comer algún día.
—Hecho, le avisaré a mi madre en cuanto llegue allá.
El canto de las aves y el cielo azul le da un tono especial a esta tarde.
—La tarde es maravillosa —me dices mientras observas arriba el cielo.
—¡Toda la comida estuvo deliciosa!
—Sí, tu mamá también es muy buena cocinera.
Hemos recogido todo.
Nos quedamos tirados en el pasto observando el cielo y aprovechando que ya hay un poco más de sombra.
—¡Genial! —gritas cuando te levantas de repente—. Nunca había pasado un día en el campo así: alejado de los ruidos, del smog y de todo eso.
—Entonces... ¿Hice bien en traerte aquí?
—¡Por supuesto! Nunca nadie había hecho esto antes, te sacaste un diez.
¡Qué bueno que te gustó!
¡Estoy tan contento!
Ahora nos sentamos bajo un árbol.
—¿Crees que les guste el pan a los pájaros?
—Si tienen mucha hambre sí.
—Está bien, les lanzaré unos pedazos.
Eres tan buena.
—Ya ves, hasta a las ardillas les gustó.
—Comen de una manera graciosa.
—Sí, tienes razón.
Una vez que los pedazos de pan se acaban paso mi mano por detrás de tu cuello y te abrazo.
Me respondes con una sonrisa y estrechas mi mano.
El sol ha comenzado a bajar un poco.
Por favor, déjame estar a tu lado.
No me impidas tocarte, no me impidas estar contigo.
Sabes que sin ti la vida no es la misma.
Solo contigo puedo ser feliz, solo contigo puedo vivir.
Tú me haces sentirme sano aunque esté enfermo.
Sin ti un hermoso sueño puede convertirse en una horrible pesadilla.
Por favor déjame sentir tu piel, déjame estar cerca de ti.
No me alejes de ti.
Sabes que te amo, entonces...
Déjame estar contigo.
Tú llenaste mis noches de luz.
Tú llenaste mis pulmones de aire puro.
Tú me enseñaste a ver las cosas buenas de la vida.
Y ahora me has enseñado a quererte.
Ahora soy feliz a tu lado.
Solo espero que tú puedas ser feliz conmigo.
"Takuya"
"Hey, Takuya"
—No me digas que de nuevo me quedé dormido.
—Sí, los dos nos quedamos dormidos —dices—. Y ya son las ocho, tenemos qué regresar o nuestros padres van a estar muy preocupados.
—¡¡¿Qué? ¿las ocho?!!.
—Sí, las ocho, vamos, tenemos qué recoger todo, pronto el sol se pondrá.
A decir verdad, el cielo es muy hermoso y ha comenzado a enrojecerse.
Sí, pronto el sol se meterá entre las nubes, la noche llegará y cada uno de nosotros nos iremos a nuestras casas, mientras el día finaliza. ¡Demonios! No pude decirle nada a Zoe.
—¡Maldición!
—¿Qué Takuya?.
—Oh, no, nada.
—El cielo está muy bonito ¿verdad?
—Sí, tienes razón Zoe.
—Me encantan las puestas de sol ¿a ti no?
—Sí, también. Son muy hermosas.
Poco a poco vienes acercándote a mi y pones una sonrisa hermosa.
—A decir verdad Takuya. Aprovechando este atardecer tan bello quería decirte que...
¿Eeh?
—Quería decirte que me gustas mucho, que me encantas.
¿Qué? ¿Acaso estaré soñando todavía?
Bajas tu cabeza y pones una expresión triste.
—No, espera... —te digo mientras te adelantas en el camino.
Sigues caminando hasta que te detienes cuando hablo.
Te tomo entre mis brazos, mientras tú te sonrojas levemente.
—De hecho tú también me gustas mucho Zoe —te digo—. Para eso te había traído aquí, para decírtelo.
—¿En serio Takuya?.
—Sí, esto es completamente serio, no es broma.
Con mis dedos toco tu barbilla y levanto tu cabeza.
—Mírame a los ojos... Zoe... ¿Quieres... quieres ser mi novia?
Sorpresivamente, juntas tus labios con los míos haciendo de ese instante un momento mágico.
Te sigo en tus movimientos, mientras que usando el lenguaje de nuestros labios nos decimos cuanto nos queremos.
Nos separamos...
—Entonces ¿es cierto que me quieres? —me preguntas.
—Sí, mucho.
—¿Mucho poco o mucho mucho?
—Mucho, mucho, mucho.
—¿En serio?
—Sí.
—¿De aquí a donde?
—Mmmm... De aquí a...
El sol pronto se mete ante el crepúsculo y nosotros nos damos otro beso en señal de nuestro amor.
Es un día tan feliz que ni siquiera la regañiza de nuestros padres podrá opacar aquélla atmósfera de encanto.
FIN.
By: Joe and Celebi, the time travelers.
Bueno, ¡¡¡al final terminé este fic!!! Ojalá les haya gustado. Bueno, tal vez nos veamos (o nos leamos) pronto en otra historia. Mil gracias a todos por sus reviews, me sirvieron de mucho.
Hasta la vista!
