Capítulo III

La alegría del ojiverde fue indescriptible, ya que tenía a su entera disposición todos los recuerdos de Dumbledore, sin censura y sin tener que estar escondiéndose para investigar. Alzó su varita y la sustancia plateada comenzó a dar vueltas y mas vueltas a una velocidad fuera de lo común, para luego detenerse con un movimiento brusco. Poco a poco fue apareciendo en el tazón la figura de su padre y de Sirius, ambos jóvenes, en una escoba voladora. Volaban en forma de círculos por encima del tazón, para luego aterrizar.

Harry y sus amigos se inclinaron un poco mas sobre el tazón, tratando de ver mejor, y sucedió lo que tenía que suceder.

Harry lo sintió por cuarta vez, y juraría que casi se había acostumbrado a ello, sin embargo, para sus amigos era algo nuevo.

-¿Qué está pasando?- exclamó Ron preocupado. De pronto estaban todos en el campo de Quidditch¸ al parecer era el comienzo de un partido entre Ravenclaw y Gryffindor. Los jugadores estaban ya alineados, y el silbatazo de la señora Hooch no se hizo esperar. El partido comenzó.

Un cazador de Ravenclaw había logrado tomar la Quaffle¸  pero aparentemente era solo un despiste, ya que de pronto salió James Potter, el padre de Harry, de entre los demás de su equipo e hizo una maniobra para que el cazador cayera y soltara la pelota.

Ésta fue cayendo hasta casi rozar el suelo, pero un cazador del equipo de Gryffindor la logró tomar antes de que esto sucediera.

-Vamos- dijo Harry a sus amigos. Se encaminaron a las gradas, sin embargo, las de Gryffindor estaban totalmente ocupadas. En las de Slytherin no había gente, así que, muy a su pesar, se sentaron en esas. A su lado había dos personas, un muchacho rubio platino que fácilmente podría pasar por Draco, y uno flacucho y de cabello negro que tenía principios de grasa. El flacucho leía un libro y estaba totalmente ausente de lo que ocurría a su alrededor, mientras que el rubio platino ponía perfecta atención en el juego.

-Mira eso Snape, debemos tratar de contraatacar en esa jugada. Si Jefferson pudiera volar ladeado hacia la derecha nos sería mas fácil....- decía el chico rubio, mas para sí mismo que para Snape.

-Claro Malfoy, como digas- afirmó Severus, el cual no había movido un solo milímetro su vista. Harry arrugó la nariz en señal de asco.

-De entre todas las personas que estudian en Hogwarts, en la casa de Slytherin, ¿Teníamos que venir a sentarnos justo al lado de éstos dos?- preguntó a sus amigos, los cuales se encogieron de hombros.

-Tu solo presta atención al juego- aclaró Hermione. Pero Harry no le hizo caso. Le extrañaba que Malfoy y Severus estuvieran mirando un partido de Quidditch juntos. Harry se había enterado por Dumbledore que cuando ambos salieron de la escuela, se odiaban a muerte. O al menos eso querían representar ante todos. Tal vez no fuera cierto. Tal vez solo lo hacían ver así para que no los relacionaran a ambos con los Mortífagos.  De cualquier modo, Harry sentía que algo no andaba bien.

Dumbledore estaba sentado en otras gradas, mirando el juego, con cierto brillo de alegría en los ojos, como Harry nunca lo había visto. El juego iba bastante bien para los Gryffindor, ya que habían alcanzado una puntuación de 70 a favor ellos, mientras que Ravenclaw iba apenas en 30.

-Harry...- susurró Hermione, señalando a los chicos Slytherin. El muchacho volteó y se encontró con una sonrisa siniestra en el rostro de Malfoy.

-Está tramando algo- dijo Ron.

En ese momento, uno de los golpeadores de Ravenclaw apuntó la bludger justo al lugar en donde se encontraba James, que no era otro sino enfrente de las gradas Slytherin. Malfoy se había percatado de esto, pero no le avisó a Severus, y mientras Malfoy se salvaba de ser golpeado, escondiéndose debajo de las gradas, Severus recibió un fuerte impacto en la nariz, provocando una hemorragia muy seria.

-¡Cuidado con esa pelota!- gritó James, mientras se retorcía de risa. Subió y continuó el juego, y nadie le dio importancia al hecho, excepto un Snape totalmente furioso. "Estúpido Potter..." dijo entre dientes la víctima. Malfoy salió de entre las gradas con su eterna sonrisa siniestra.

-Pero Snape....- Dijo falsamente –Potter solo estaba aquí, el no lanzó la pelota...- por sus palabras parecía querer disuadir a Severus de que Potter era inocente, sin embargo, el tono de su voz demostraba lo contrario.

-¿Ahora lo vas a defender?- preguntó Snape venenoso. Malfoy se encogió de hombros.

-Será mejor que vayamos a la Sala Común, estoy cansado-

-Tu ve a la Sala Común, yo iré a la enfermería- y dicho esto, ambos bajaron y cada uno se dirigió hasta su destino.

El trío se quedó mirando el partido hasta el último minuto, en donde Gryffindor salió victorioso con 170 puntos, mientras que Ravenclaw había alcanzado los 70. El festejo estaba en pleno con los alumnos de Gryffindor, mientras que Ravenclaw les daba la mano amistosamente. James bajó de su escoba y fue corriendo en dirección opuesta de donde estaba la multitud. Ahí se encontró con otros tres muchachos. Harry los reconoció como los Merodeadores.

-¿En que año crees que estén?- preguntó Harry a Ron.

-Es fácil averiguarlo. El que parece ser Remus trae un libro, si logramos ver cual es, sabremos en que año van- dijo Hermione, y los chicos se encaminaron hacia donde estaban los merodeadores.

-Buena jugada James, seguro que a Snivellus le quedará la cicatriz por al menos un millón de años- exclamó Sirius entre risas.

-No es para tanto, solamente se le rompió la nariz, nada grave- James hablaba con falsa modestia. Harry se quedó parado a un lado de él, mirándolo con ojos ansiosos, mientras que Hermione veía el libro que Remus había estado leyendo.

-Están en tercero- afirmó ella.

-Me lo imaginé, aún se llaman por sus nombres de pila-  Harry se fijó en el muchacho bajito que estaba un poco aparte. Sabía muy bien quien era, y lo odiaba con todo el alma, pero si quería investigar mas sobre su padre, tendría que acostumbrarse e él, ¿no es así?.

En ese momento salieron del castillo todo el grupito Slytherin, es decir, Malfoy seguido por Crabbe y Goyle, junto con otras dos muchachas, una de ellas Harry la reconoció como Narcisa, la madre de Draco, y la otra no pudo apreciar bien quien era. Narcisa iba muy pegada a Malfoy, el cual ni se daba por enterado.

-Veo que ganaste- dijo Malfoy con una falsa sonrisa al llegar a donde estaba Potter.

-Y eso no es nada comparado con lo que voy a hacer con tu equipo en el próximo partido, Malfoy- declaró James.

-Si, claro, es lo que siempre dicen, pero luego salen llorando-

-Como quieras Malfoy- dijo Sirius, y los Merodeadores comenzaron a alejarse del lugar, pero Lucius continuó hablando.

-Si, creo que alguna apuesta para el próximo partido estaría bien-

-¿A que te refieres?- preguntó James. Se veía algo de duda en sus ojos.

-No tengas miedo Potter, no es nada importante, pero el que gane podrá quedarse con la sangre-sucia del Colegio. Tu sabes a quien me refiero. No es que me sea importante, pero al menos es guapa, lo cual puede inferirse como que se puede pasar un rato agradable con ella, ¿no lo crees?- Malfoy había bajado el tono de su voz, el cual se había convertido casi en un susurro, provocando que al trío se le pusiera la carne de gallina, después de todo, sabían de lo que era capaz ese muchacho.

-¡Aléjate de ella!- exclamó James totalmente furibundo. Se acercó a Malfoy peligrosamente y lo tomó por la túnica, para luego estamparlo en un árbol cercano, que no era otro que el Sauce Boxeador. Éste se enojó por recibir el impacto de un muchacho, y comenzó a mecer sus ramas tratando de quitar lo que había a su alrededor, y Crabbe y Goyle salieron con algo mas que unos ojos morados, mientras que Malfoy terminó en la enfermería totalmente inconsciente.

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Al salir del recuerdo, los tres chicos estaban totalmente cansados, como si hubieran estado haciendo alguna actividad dura todo el día y no hubieran parado si no hasta ese momento. Ginny entró justo cuando habían cerrado el escondite del "pensadero" de Harry.

-¿Qué hacen?- preguntó con aspecto aburrido.

-Nada- argumentó Harry, mientras respiraba con agitación.

-Esta bien, ¿Qué me esconden?- volvió a preguntar mas firmemente.

-¿Esconderte? ¿Por qué habríamos de esconderte algo?-

-Ush, ustedes los grandes piensan que los menores somos tontos ¿no es así? Pues bien. Se que Harry esconde un pensadero en algún lugar de aquí- exclamó Ginny, recorriendo la habitación con sus ojos.

-¿Cómo sabes que es de él?- preguntó Ron tontamente.

-En realidad no sabía, me lo acabas de confirmar, y aparte vi el pensadero hace cinco minutos que entré aquí. Al parecer han estado de viaje por mas de dos horas- La joven Weasley disfrutaba viendo como sufrían sus compañeros.

-Ginny, ¿No sabes si alguien mas nos vio?- preguntó Hermione sensatamente.

-No, todo mundo esta afuera, yo entré por un libro para leer, esto está muy aburrido-

-Bien- dijo Harry –Solo por favor, no vayas a decir nada- casi se pone de rodillas, pero la muchacha lo miró seriamente.

-No te preocupes, no diré nada- dijo ella sentándose en un sillón cercano –con una condición....- El trío ya se lo esperaba. –Que me digan de que se trata-

-Gin, es algo difícil de explicar... Al menos para mí...- trató de razonar Harry.

-De acuerdo, como quieran- Ginny estaba enfadada, y se dirigió a las habitaciones de las chicas de sexto. El trío no dijo nada hasta que hubo desaparecido.

-¿Viste la expresión de Malfoy? Me pareció algo extraño, como si hubiera sido él quien planeó eso- dijo Harry. Se habían sentado a discutir los sucesos recientemente presenciados.

-Harry, no quieras exculpar a tu padre, sabemos de sobra que él y Snape eran enemigos...- Hermione hablaba suavemente.

-Si, Mione, lo se, pero también me pareció extraña la conducta de Malfoy. No me puedes negar eso- Harry se defendía a capa y espada.

-Tal vez Malfoy sabía lo de la broma y llevó a Snape al partido solo con ese propósito- dijo Ron.

-No, no lo creo, no es posible que Malfoy quiera dañar a su propia casa, no le encuentro sentido- contrapuso Hermione.

-Tampoco yo- afirmó Harry . Ron se encogió de hombros. Necesitaban saber mas.

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Bueno, es todo por el momento, espero que lo disfruten y agradezco sus comentarios.

Chao