¡No me tardé tanto esta vez! Muajajajajaja Si, se que antes me llevaba mucho tiempo subir los capítulos, pero esta vez ya no. Al menos en este capítulo, con los demás no les prometo lo mismo. Les cuento que me fui de vacaciones a la playa y me la pasé de lo lindo ahí, sufriendo a puro sol, mar y arena. No vivo nada cerca de la playa, por eso trato de disfrutarla a lo grande cuando voy, por lo que me tuve que desconectar completamente del hecho de que tenía capítulos pendientes, si no, no me iba a divertir todo lo que mi doctor me recomendó.
Pero en fin, regresé y les tengo su capítulo, y antes que nada, quiero agradecer a las personas que me dejaron sus comentarios, de verdad que hacen que me sienta mejor conmigo misma, al menos se que no ando tan perdida como creía. Solo espero que sigan siendo buenos y me sigan alentando con la historia. =D. Ahora, a contestarles:
Barbi: Muchas gracias por el cumplido, que bueno que te esté agradando mi fic. ¡¡Si!! Aunque no lo crean, Snape estaba enamorado. En primera como que se sentía atraído por Lily, pero era solo amistad lo que sentía por ella, sabía perfectamente que Lily era de James. Pero aún así, Snape estaba enamorado de alguien mas. O al menos en sus años de Hogwarts se enamoró de alguien mas. Conforma siga escribiendo iré poniendo mas acerca de todo eso, darles mas datos... Todo eso. Por el momento lo que te puedo dejar es solamente este capítulo que espero que te guste.
Idrl Balck: Jajajaja que risa. Lo de Lady Evans es un caso aparte, no se si lo vaya a juntar con la historia. Todo depende de cómo vea el asunto. En cuanto a Harry y Snape... Es que la verdad Harry no es como James, y a él no le gusta bromear tan feo con la gente. Pienso que como James vivió siempre en la comodidad y con todo lo que quería, no sabía nada de sufrir, pero Harry si sabe lo que es eso, por lo tanto, su grado de madurez psicológica está un poco mas alta de lo que Severus hubiera esperado. Tal vez lo odie, pero lo hace por que ve en el a alguien mas. Cuando aprenda a ver a la verdadera persona entonces tendrá que decidir si odia a Harry o no. De acuerdo, creo que hasta yo misma me confundí con la explicación. Como sea, muchas gracias por tus comentarios, ojalá te siga agradando la historia.
Amsp14: Bueno, aunque nadie quiera admitirlo, Snape es humano y tiene sentimientos. Ya sean malos o buenos, pero no por ello dejan de serlo. De Voldemort no se puede decir lo mismo por que tiempo atrás dejó de ser completamente humano. Ahora, si lo relacionamos con Malfoy, el también tiene sentimientos, pero los suyos están encaminados al mal. Claro que las cosas entre Harry y Severus tienen que mejorar, pero eso es algo que no se va a dar de un día a otro, creo que necesitaré de tiempo para arreglarlo.
Por cierto, he leído tus fics y me han gustado mucho. Yo hace poco comencé a escribir un Snape-Tonks. No lo he publicado puesto que no está terminado, pero aún así me gustaría hacerlo algún día, aunque eso será después de que termine éste, que es el que tiene prioridad por el momento. Como sea, espero que te siga gustando el capítulo y muchas gracias por tus comentarios. =D
Connie Eressea: La verdad es que por unos momentos si pensé abandonar el fic, por que la inspiración se me había ido, pero luego comencé a re-leer los pocos RR que tenía y me puse a pensar que aunque una sola persona me dejara comentarios estaba bien, por que así al menos alguien se preocupaba en leer el fic y estaría interesado en que continuara, por lo que me pelee con "inspiración" para que me ayudara a continuar la historia, y pues aquí sigo.
La chica con la que estaba Snape no era Lily. Como dije antes, él sentía algo por ella, pero aún así no había nada entre ellos dos. La niña que estaba con Snape es otra muchacha que muy probablemente salga mas adelante en el fic y se sabrá quien es ella y que hace en la vida de Snape, aunque como es obvio, NO están juntos. En cuanto a Snape con linterna... Bueno... Lo que pasa es que para los castigos normalmente les confiscaban la varita mágica... por eso.... Al menos en ese caso... Yo en inglés no he leído ninguno... Bueno si, uno, pero era de James y Lily, y aparte había una traducción, por eso no batallé tanto, pero tengo que comenzar de nuevo... Es que he perdido la práctica... Como sea, ya no te entretengo mas, que lo disfrutes.
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Capítulo V "Tormento en sueños"
En punto a las siete, Harry estaba ya parado enfrente de la puerta del despacho de Snape, preparándose psicológicamente para pasar los próximos siglos navideños limpiando algo singularmente asqueroso para pura gracia del profesor. ¿Cuándo había sido diferente?. Tenía que admitirlo, se había pasado. El ir a decirle a Snape como se sentía no había sido lo mas inteligente, pero esa vez se había excedido, es decir, poco a poco las piedras de culpa se habían ido juntando y llenando el vacío que había dentro de el, y en ese momento pareció que Snape puso la última piedra, desgraciadamente, el vacío parecía ser mas denso. Dentro de poco ya no sería nada mas que alguien maniatado por el Ministerio de Magia, de lo contrario, podrían tomárselo contra Dumbledore, y ya había hecho demasiado por él, según su opinión. Aspiró profundamente y soltó el aire. Todo estaba bien, solo serían unas pocas horas de trabajo con su profesor mas odiado, nada que temer.
Tocó la puerta y ésta se abrió por si sola, para dar paso al despacho. Era un lugar algo pequeño, totalmente a oscuras, iluminado solamente por unas pocas velas colocadas estratégicamente para dejar ver solamente ciertas áreas del lugar.
El profesor estaba detrás de su escritorio, pluma en mano y pergaminos, listo para revisar, podría pensarse, sin embargo, había terminado ya con todo, y estaba a punto de retirarse cuando recordó el castigo de Potter.
-Donde lo vea señor Potter- exclamó Snape. Harry se adelantó unos escasos centímetros, tratando de esquivar por todos los medios los inquisitivos ojos de Snape.
-¿Y bien?- preguntó Harry descaradamente. Gran error.
-¡Silencio señor Potter! Yo soy quien habla y hace las preguntas aquí. Contésteme con sinceridad, de lo contrario haré que tome una poción de la verdad, tengo suficientes para que dure mas de una vida sin que pueda decir una sola mentira. Dígame, ¿Qué hacía usted en Hogsmeade con sus amigos?- Severus se había levantado de su escritorio y se paseaba por el despacho, de espaldas a él.
Harry permaneció tenazmente en silencio por unos momentos, hasta que la presión del ambiente hizo que comenzara a toser, al menos para poder opacar la voz en su cabeza que le incitaba a contestar.
-¡Potter! ¡Le hice una pregunta, de lo contrario se quedará a escribir ensayos sobre pociones toda la noche!- bramó Snape, ya fuera de sí, sin embargo, el chico persistió en su silencio. Se sentía en esas cámaras de tortura de las cuales había leído alguna vez cuando Hermione lo obligaba a abrir libros. Los que preguntaban eran hombres crueles, viles y fríos, quienes no tenían compasión alguna por los torturados, quienes con su último aliento de vida decidían si decir la verdad o no, defendiendo cada quien su causa.
-Bien, hasta que decida hablar, ahí tiene unos cuantos volúmenes sobre pociones, los pergaminos están por allá, puede comenzar ya. Si decide permanecer en silencio entonces tendrá que quedarse hasta las cuatro haciendo el ensayo, el cual revisaré, y si encuentro algún tipo de error en él tendrá que volver a escribirlo- Y dicho esto, se introdujo en sus habitaciones, dejando a Harry con la boca abierta.
"¡¿Un ensayo?! ¡Un maldito ensayo durante toda la noche! ¿Por qué no podían ser los baños?". Al menos en eso ya tenía experiencia, y acababa temprano. Se sentó en el escritorio del viejo profesor y abrió el primer libro. Parecía tener mas de tres mil hojas, todas amarillentas y con cierto aroma agrio que le molestaba. Comenzó a leer.
Las llamas de las velas bailaban provocando que en ciertos momentos aparecieran figuras danzantes en la pared, cosa que comenzó a distraer a Harry, quien se quedó observando por un buen rato las sombras, hasta que un ruido en las habitaciones del profesor lo hizo volver a la realidad.
-¿Profesor?- preguntó Harry dudoso. Quería entrar a ver que había sido, pero temía encontrarse a un profesor convertido en un ogro. Sonrió al ver la imagen de Snape como tal. El silencio volvió a reinar el lugar. -¿Profesor Snape?-
Se levantó de su asiento y con paso vacilante se fue acercando a la puerta que dividía las habitaciones con el despacho. Tocó con discreción y no obtuvo respuesta, así que decidió abrir por completo la puerta, encontrándose con una escena desconcertante.
Severus Snape, inteligente profesor de pociones, hombre capaz de mantener a raya a varios magos a la vez, estaba tumbado cuan largo era en el suelo, con una horrible herida en la cabeza. Había botellas rotas a su alrededor y un frasco con un líquido negro viscoso se había derramado por el suelo, alcanzando a tocar las manos del hombre, las cuales comenzaron a abrirse con horribles llagas, y la sangre manaba a chorros, mezclándose con la poción negra.
Harry estaba paralizado, no sabía que hacer. Por un lado, podría dejar ahí al profesor Snape y buscar a Dumbledore, después de todo, nada era su culpa. Pero su conciencia le recordó que no siempre iba a buscar a Dumbledore cuando mas lo necesitaba, y que muchas veces hacía las cosas por cuenta de él.
-No puedo salvarlo yo, ni siquiera se que es lo que le pasa...- exclamó Harry para sí mismo.
"Oh, si, claro que puedes, no es mucho, solamente colócalo en su cama y limpia sus heridas, no es nada complicado". Su voz interna había aparecido de nuevo.
-Claro que no, además, es una de esas oportunidades únicas en la vida, no creo que se esté muriendo...- "Bueno, no es por nada, pero la herida en la cabeza y las llagas en las manos tratan de decirme que si es algo serio". –Estúpida conciencia, ojalá que algún día te fueras- murmuró Harry.
Se acercó al profesor y apuntó su varita al desastre, arreglándolo todo en menos de un minuto. Después de eso, lanzó un hechizo burbuja, en la cual quedó encerrado Snape a salvo de cualquier cosa que lo hubiera atacado en ese momento. El mismo se introdujo en la burbuja y se acercó al profesor, todavía no muy convencido de ayudarlo. "Solo hazlo, el jamás se tiene que enterar si tanto quieres". Su conciencia parecía gritarle.
Alargó su mano para quitar la cosa negra de alrededor, pero una mano dura fuerte y fría lo tomó por la muñeca, obligándole a alejarse un poco.
-No seas.... inepto.....- dijo apenas Snape. Luego de ello volvió a cerrar los ojos. Volvía a caer inconsciente. Harry se asustó al principio, pero luego comprendió. La cosa negra era lo que le estaba provocando las llagas al profesor. "Ahora si, ve por Dumbledore" le dictó su conciencia.
-Claro, cuando ves que estabas equivocado...- Se dirigió a la chimenea, y como lo había visto hacer en tercer grado, tomó un puñado de polvos que había encima de la chimenea y lo lanzó a las llamas. -¡Profesor Dumbledore!- exclamó con fuerza. La cabeza de McGonagall apareció en las llamas, para disgusto y susto de Harry.
-¿Qué ocurre Potter? ¿A que se debe el escándalo?- exclamó ella con el ceño fruncido.
-Es el profesor Snape, algo lo atacó, esta inconsciente...- Pero apenas había dicho esto, McGonagall y Dumbledore salieron de la chimenea, sacudiéndose el polvo y las cenizas, para luego dirigirse con paso decidido a las habitaciones del maestro de pociones. Harry se quedó afuera, esperando a que salieran los demás.
Pasó media hora y salió Dumbledore con aspecto cansado, pero una sonrisa en el rostro. McGonagall lo seguía.
-Esta bien- dijo por fin. Harry suspiró. "¡Oye! ¿Desde cuando te preocupas por el?" pensó. –Tengo entendido que estás cumpliendo un castigo aquí, ¿No es así?- agregó Dumbledore. El chico asintió. –Bien, entonces creo que por esta ocasión lo cambiaré. Tu castigo será cuidar del profesor Snape esta noche, en lo que se recupera- y salió de las mazmorras, dejando a Harry asimilando apenas la información.
Se introdujo en la habitación, donde estaba ya el profesor Snape recostado en la cama, cubierto con las cobijas completamente y los ojos cerrados. Al menos estaba dormido, tal vez así no sería tan fuerte la carga. Se sentó en una silla y comenzó a tamborilear nerviosamente los dedos. Su mirada recorría la habitación, sorprendiéndose por que nunca se preocupó en saber como vivían los demás. Por primera vez se planteo la cuestión de cómo se sentiría ser un profesor. Tal vez tedioso. No se creía capaz de soportar a tanto muchacho de su edad, y mucho menos en una de las materias mas difíciles. Pero Snape era diferente, es decir, por lo que sabía, el siempre había sido muy bueno en pociones, tal vez si no fuera tan entrometido, nunca hubieran pasado los problemas entre su padre y él.
"Cosas del destino, supongo". Comenzó a subir un pie a la silla, pero inmediatamente el supuesto dormido abrió los ojos.
-Ni se le ocurra, señor Potter- murmuró. Harry casi se atraganta. ¿Cómo es posible que estando convaleciente se pueda tener ganas de odiar a alguien? Bajó inmediatamente el pié y se sentó correctamente. El estar ahí le comenzaba a dar escalofríos. Snape lo miraba, como buscando algún desperfecto y poder reñirlo a gusto. Por fin volvió a cerrar los ojos.
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-¡Estúpido Potter! ¡No tienes que molestar a todo mundo! ¿Por qué no mejor te biodegradas?- Severus sacó su varita y apuntó al muchacho de gafas y cabellos desordenados, quien reía sin parar.
-Es una simple bromita Severus, no creo que a ella le importe mucho, para mañana no tendrá nada- exclamó Sirius, eterno compañero de James, quien estaba siempre al lado de éste último.
Una muchachita de la misma edad de Severus, de cabellos castaños, estaba en el suelo, con un aleta de sirena, con una lágrima recorriendo su mejilla. Snape la miró y luego se volvió hacia James, quien apenas parecía entender el furia del muchacho Slytherin.
Justo cuando iba a levantar la varita en dirección a James, la mano de la muchacha se asió de sus túnicas, impidiéndole el ataque. Lo miró.
-No lo hagas, no vale la pena, ¿O te gusta pelear con la basura?- Severus comprendió. James y Sirius alcanzaron a correr antes de que volviera a intentar atacarlos.
-¿Estás bien?- preguntó Snape con desgana, mientras guardaba su varita.
-Pasando por alto el hecho de que no puedo caminar, creo que estoy bien- murmuró la muchacha, señalando la aleta que traía en el lugar donde deberían estar los pies. Era de color verde, y en algunas partes las escamas tomaban un color plateado, en donde le daba el brillo del sol. Severus no sabía que hacer. Por un lado, podía irse sin atender a la chica, después de todo, era un Slytherin, y ella sabía que en la casa de las serpientes cada quien se rasca con sus propias uñas. Jamás se había sabido de una que hubiera ayudado a otra.
-Solo necesito que me lleves a la enfermería, son solo dos habitaciones enfrente, por favor- Parecía que le había leído sus pensamientos. Severus traía prisa. Lo había mandado buscar Dumbledore por el pleito de la mañana, y ya iba tarde. Trató de pensar en una solución lo mas rápido posible. –Si no quieres no- murmuró la chica. Se recostó en la pared y volteó a verlo. –Pero aún así, gracias por defenderme, se que no fue tu intención, pero gracias- y le sonrió.
Severus se sintió extraño, ya que jamás le había sonreído nadie por decisión propia, nadie excepto Evans. La niña en la que siempre pensaba desde que viera sus cabellos rojos en el Expreso de Hogwarts, sin embargo, todo estaba perdido. El era un Slytherin. Los Slytherin jamás se asocian con Gryffindors, y mucho menos con los sangre-sucias, por los cuales se debía sentir especial odio. Pero simplemente el no había podido, y se había hecho amigo de ella, claro está, a escondidas de todo mundo. Y ella lo entendía y lo ayudaba. Pero ya estaba apartada para otro.
Para el estúpido que le encantaba hacer sufrir a las mujeres.
-¿Severus?- preguntó la chica de cabellos castaños con aleta. Snape la miró como perdido en sus pensamientos, y sin mas preámbulos, la levantó del suelo, y en brazos, la llevó hasta la enfermería. Se sentía completamente idiota por cooperar con alguien mas, pero a ella le hubiera gustado que fuera así. –Gracias- le murmuró la castaña cuando la depositó en la cama. Pero el no la escuchó.
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Harry se percató de que el profesor estaba mas que dormido cuando había comenzado a hablar en sueños. Lo que mas se podía apreciar en sus conversaciones era la frase "estúpido Potter", lo había repetido tanto que al muchacho ya le parecía normal, aunque al principio provocó que la ira naciera en él. Poco a poco fue también dormitando, y ya estaba a punto de caer bajo el influjo del sueño cuando un destello en el guardarropa del profesor provocó que la atención de Harry se fijara en éste. Se acercó poco a poco y entreabrió la puerta, buscando el objeto de su dedicación cuando se encontró con un pensadero, tal y como el de Dumbledore, solo que esta vez perteneciente a alguien mas.
Introdujo su mano y justo iba a tocarlo ya cuando una mano terriblemente fría hizo contacto con la parte trasera de su cuello, y lo jaló de nuevo a la silla en donde estaba sentado en un principio.
Luego de ello, el profesor volvió a recostarse con trabajos en la cama. Ni siquiera se tomó la libertad de mirarlo.
-Puede irse señor Potter- murmuró por fin, tras un lapso de silencio.
-El director me dio órdenes para que lo cuidara- contestó Harry mordazmente.
-Y desde luego que está desobedeciendo, ya que en lugar de estar ayudando, provoca el tener que cuidarlo a usted- Severus se había vuelto y ahora lo miraba fijamente.
-Lo siento- murmuró el aludido.
-Puede irse señor Potter- repitió Severus.
-No, no puedo, Dumbledore me pidió que lo cuidara-
Snape lo miró y volvió a quedarse dormido. Cualquier cosa que le hubieran hecho, provocó que perdiera mas poder del que en un principio se pensaba, ya que ni si quiera tenía fuerzas para insultar a Harry, por mucho que lo quisiera.
De pronto, Snape comenzó a hablar nuevamente en sueños, pero esta vez no tenía nada que ver con Potter. Por lo que se pudo sacar en blanco, hablaba del "Diamante del escorpión". Aparentemente era un recuerdo, ya que decía que no lo había encontrado, y al instante comenzaba a gritar, como si lo estuvieran torturando.
Los gritos eran terribles, desgarradores, llenaban la habitación oscura hasta el último rincón, mientras que Severus Snape se retorcía en su propia cama, como si en ese momento estuviera ocurriendo. De pronto, simplemente, se levantó de golpe, respirando agitadamente.
El muchacho lo veía con sorpresa, y a la vez, expectante. Severus reaccionó.
-¡Creí haberle dicho que saliera de aquí Potter!- gritó. Ya estaba un poco mas recuperado. Harry se acercó prudentemente a la puerta.
-Pero Dumbledore me ordeno...- Comenzó a explicarse Harry.
-¡Bien, vaya con Dumbledore y dígale que lo he corrido de mis habitaciones por su falta de madurez!-
Harry estaba enojado. Después de haber estado pendiente de su salud, ¿así era como pagaba? Ahora entendía mas o menos el por que nunca lo había visto en compañía de amigos, a diferencia de todo el resto de profesores del lugar.
-No me pienso ir- Harry se había asustado a sí mismo. Sabía que no traería nada bueno el contrariar a Snape, y mas cuando estaba de un humor de todos los perros. El mencionado profesor lo miró amenazante, para luego tomar la varita entre sus manos y apuntar al muchacho. Luego de ello, recapacitó un poco y bajó la varita. Harry se fue acercando poco a poco nuevamente, hasta que por fin alcanzó la silla en donde se había sentado en un principio. Así comenzó una guerra con las miradas. Snape volvió a recostarse y cerrar los ojos.
Por fin, el reloj dio las cuatro de la mañana. El Gryffindor suspiró aliviado. El castigo estaba cumplido, todo había acabado.
Se escucharon pasos y luego alguien que tocaba la puerta del despacho. El muchacho corrió a abrirla, para encontrarse con la figura de Albus Dumbledore, director de Hogwarts.
-¿Cómo está?- preguntó.
-Se ha quedado dormido- Contestó Harry. Luego de ello, describió exactamente lo que había escuchado de los sueños de Snape, eludiendo la parte en la que hablaba de su padre. El anciano parecía complacido, y le indicó que fuera a anunciarle al profesor que volvería a sus habitaciones, que ya era hora. Harry accedió y fue al lado del lecho del convaleciente, a quien encontró despierto y vigilante.
-El castigo acabó, ¿Puedo retirarme ya, profesor?-
-Es lo que le he indicado desde hace tiempo- contestó Snape con frialdad. No le importó, ya había acabado el castigo y podía volver con sus amigos, ¿Qué mas daba los insultos que le decía Snape? Salió de la habitación, pero antes de alejarse completamente del lugar, pudo escuchar con perfecta claridad la mención nostálgica del nombre de una mujer por parte del huraño profesor de pociones.
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Es todo por el momento, espero que haya sido de su agrado. Por favor les pido que me tengan paciencia, una de las personas mas difíciles de escribir es Snape, por que no se tiene datos personales de el por lo que es un personaje muy "misterioso". ¡Es horriblemente difícil tratar de encontrarle su personalidad! Creo que moriré en el intento, pero al menos ahora saben por que me tardo tanto en subirlos: ¡POR QUE SEVERUS ME SACA DE QUICIO!
Ok. Después de este lapsus irritantus se da por terminado el capítulo, ¡Hasta la próxima! =D
