El digivice de la amistad
Por: Lince
Capítulo 5: Los Digimons salvajes
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El duelo entre Rika y Juri acababa de comenzar. Había llegado el momento de verse a la cara, de arreglar las cosas. Cada Tamer tenía en sus manos las cartas que jugarían, y las dos se miraban inexpresivamente, como dos rivales.
Como dos extrañas.
–Que comience la fiesta. –susurró Katou.
–Bien dicho. –corroboró Rika.
El haber perdido el volado obligaba a Rika a mostrar su carta de digimon rookie: un Gabumon, Juri miró la carta unos momentos y comenzó a planear su propia jugada mientras la pelirroja se preguntaba a lo que iba a enfrentarse; al poco rato Juri volteó su carta y descubrió a un Patamon, Rika de inmediato pensó en la mejor forma de acabar con él, aunque por ahora dependía de las cartas opcionales porque le faltaba la carta de Garurumon para poder evolucionar al nivel que ella quería alcanzar. Se arriesgaría con el rookie, se dedicó a poner algunas cartas opcionales en el tablero y terminó su turno viendo de reojo que Juri colocaba cartas boca abajo en la zona de evolución y un par en la zona de cartas opcionales.
–Genial. –murmuró Rika algo molesta sabiendo que su digimon no tendría muchas oportunidades contra un digimon de mayor nivel.
En cuanto pasaron a la fase de evolución Juri reveló una carta de Angemon, el cual fue reforzado de inmediato por Katou, Rika reforzó de igual forma a su Gabumon, sin embargo Juri le sacaba aún así una ventaja de 10 puntos, y en la fase de batalla la pelirroja tuvo que resignarse a ver como su Digimon era destruido.
–¿Qué le pareció eso a la Reina Digimon? –pregunto Katou sonriendo desafiante.
–Nada mal. –susurró la pelirroja al mover la carta de su score y retrocediendo en su puntaje ante la sorpresa de quienes las miraban. –qué bueno ver que has aprendido algunas cosas. Así no me voy a aburrir tanto.
En el siguiente turno llegó la carta de Garurumon que la pelirroja necesitaba, Rika evolucionó a su Gabumon en un WereGarurumon y realizó un combo de dos cartas que acabó con el MagnaAngemon (que había evolucionado) de Juri en un dos por tres. La pelirroja pensó que eso le metería algo de miedo a Juri pero se equivocó. Katou permanecía impasible, sólo sonriendo y mirando el tablero.
¿Qué es lo que trama? se preguntó Rika perpleja.
Las jugadas de ambas se fueron sucediendo de esa forma, las dos fueron derrotando a los digimons de la otra y su score fue disminuyendo conforme las batallas se siguieron llevando a cabo. Pasaron de los primeros bloques de la línea azul, a los últimos, y continuaron disminuyendo. Ahora se encontraban sus cartas en la zona roja. Solo hacía falta una pelea más para decidir cuál de las dos pasaría a la siguiente ronda. La pelea podía decidirse incluso con la simple derrota de un digimon de nivel Champion, por lo que ambas chicas se detuvieron un momento a pensar. Rika se encontraba muy sorprendida por la seguridad con la que Juri se había conducido hasta ese punto, una confianza extraña e incluso intimidante, resopló cuando terminó de barajar su monte y tomó sus cartas de la zona de Online. Algo estaba dejando pasar por alto que Juri estaba aprovechando... miró sus propias cartas y luego a Katou... Entonces Rika se dio cuenta: Juri se estaba anticipando a sus jugadas, llegó a la enumeración de que las había aprendido después de todos sus juegos en clase; por eso sabía como hacerles frente. Rechinó los dientes unos segundos de coraje por no percatarse antes, pero luego esbozó una sonrisa maliciosa. No le habían dado el título de Reina Digimon nada más porque sí, y se lo enseñaría a Katou a la manera difícil. ¿Así que así quería jugar, eh? Juri no había pensado que Rika también conocía su estilo de juego, y pagaría caro ese error. La Reina Digimon no es alguien predecible y ya lo verían todos.
Nunca deben tomarme a la ligera, Juri... pensó Rika para sí misma. ...nunca...
Rika inspeccionó las cartas de su mano, eran buenas; pero ella quería una carta especial que le diera a Juri la lección que necesitaba aprender. Descartó 3 y pasó a tomar cartas de su monte. Los ojos se le iluminaron cuando vio la carta que estaba esperando; procedió a armar su jugada: Colocó una carta boca abajo sobre la carta de digimon rookie que tenía en el tablero (indicando que usaría a un digimon diferente), lanzó varias cartas sobre la zona de evolución, y una sola carta boca abajo en el hueco que quedaba en la zona de las cartas opcionales. La pelirroja miró de soslayo que Juri construía su propia estrategia, contó las cartas de la zona de evolución y del puerto de poder.
LadyDevimon... me lo suponía Reflexionó Rika. aunque no es tan poderosa como mi digimon, podría intentar elevar su ataque con alguna carta de poder explosivo, aunque no lo creo. Juri se irá por la diferencia de tipos y luego apoyará a su digimon con algún dispositivo, esa es su forma de atacar. Me pregunto... si se dará cuenta...
Después de esos pensamientos Rika le dio vuelta a su carta, descubriendo una tarjeta de Renamon y sonrió ligeramente al ver que la carta rookie de Juri efectivamente se utilizaría para posteriormente llamar a LadyDevimon. Pasaron a la fase de evolución, Rika elevó el nivel de Renamon hasta convertirla en Sakuyamon, mientras Juri volteaba su carta de LadyDevimon y arqueaba las cejas al percatarse de las características de ambas cartas.
–Eres tan predecible. –sonrió Juri. –Sabía que usarías tu carta de Renamon, y que la evolucionarías hasta la etapa mega; pero... ¿Lanzar una Sakuyamon tipo A? –comentó extrañada mientras Rika hacía un ademán de descuido. –Bueno... como lanzaste una carta A, el poder de mi LadyDevimon sube a 520 puntos, contra los 390 puntos de tu Sakuyamon. Es una pena que mi carta sea del tipo C porque obviamente te lleva la ventaja. ¿No te parece? Supongo que tenía que sucederte algún día... –terminó ella meneando la cabeza con decepción.
¿Cómo pudo Rika cometer un error de principiante?, esa fue la primer regla del juego que me enseñó a cuidar pensó Juri frunciendo el ceño y encogiéndose de hombros. Bueno, qué mal por ella. Ahora sólo necesito asegurar mi ventaja con una carta opcional y terminaré con este duelo de una sola vez Katou parecía realmente segura, aunque una pequeña duda comenzó a asaltarla de pronto. ¿Acaso Rika podía estar tramando algo?...
Cambiaron a la fase de batalla. Rika chasqueó la lengua mientras Juri la miraba expectante, esa tirada lo decidiría todo. Absolutamente todo. Tragó saliva y esperó a que la pelirroja descubriera sus cartas ¿Qué era lo que podía tener que le deshiciera la jugada¿Una carta poderosa¿Una carta device¿Una carta de efecto¿Qué?
Rika tomó aire y suspiró al acercar su mano al tablero de juego.
–Con esta carta opcional de Fuerza FX de ofensiva roja, cambio mi poder de ataque. –susurró al mostrarla. –El poder de Sakuyamon sube a 650 puntos. –Juri jadeó al ver la tarjeta. –Y con esta carta opcional aumento el poder de ataque de Sakuyamon a 750 puntos, enviando una carta a la zona de offline. –susurró Rika terminando de jugar su mano. –Termino mi turno.
Juri meneó la cabeza y abrió la boca en completo desconcierto. Esa tirada le sentó a Katou como una bofetada que la hizo reaccionar ¿Entiendes el significado Juri? Ella te está recordando algo importante con esa carta pensó la muchacha mientras esbozaba una sonrisa y miraba a Rika, quién le devolvió la sonrisa y se encogió de hombros como si dijera: "Lo siento pero tenía que hacerlo para que entendieras" Juri inspeccionó sus cartas y se dio cuenta de que ninguna la salvaría de ser derrotada, tenía una carta opcional que podía elevar bastante su nivel; pero aún así, Rika le sacaría una ventaja de 50 puntos. Era imposible que esa carta la derrotara de esa forma tan estúpida¿Cómo había podido pasarlo por alto? Se dio dos golpecitos en la frente, como reprendiéndose a sí misma y dejó sus cartas en la mesa sonriéndole a Rika como si sólo hubieran estado jugando una partida a la hora del descanso en la escuela, y no en un torneo lleno de gente y con un juez observándolas. Katou decidió terminar con esa pelea sin sentido, se aclaró la garganta y susurró.
–Yo... no tengo nada... Paso. –murmuró Juri mientras Rika arqueaba una ceja, seguía con su jugada y destruía a LadyDevimon dejando el score de Katou en cero.
El juez comenzó a hacer anotaciones en su libreta y se puso de pie.
–La participante número 67 ha ganado este encuentro y pasa a la siguiente ronda. –informó, para después hacer una inclinación con la cabeza y retirarse del lugar, dejándolas solas.
Las dos chicas se quedaron sentadas a la mesa y se miraron impacientes, sin duda estaban esperando a que una de las dos hablara y todo se arreglara, pero no era tan sencillo. Juri arqueó las cejas cuando se dio cuenta que Rika actuaría primero, y se sintió algo nerviosa, la pelirroja suspiró y movió su pierna varias veces como si tuviera un tic.
–La verdad por la victoria, Juri. –recordó Rika cruzándose de brazos. –¿Puedo saber por qué fue todo esto? –soltó Rika de repente.
Juri desvió la mirada y comenzó a recoger sus cartas.
–Fue una tontería. –susurró Katou. –yo... sentí celos cuando me enteré de lo que pasó el martes en el parque Chuo, pero está bien... fue su elección y tú eres mi amiga... Yo entiendo.
–¿Celos? –murmuró Rika sin comprender bien. –¿Por qué?
–Bueno, porque tú y Henry... –comenzó Juri bajando la vista, mientras Rika arqueaba las cejas y se ruborizaba. Parecía que ya estaba comenzando a entender lo que había pasado.
–Espera, Juri. –la cortó Rika como si lo entendiera ya todo. –¿Me estas tratando de decir que tú crees que Henry y yo somos novios o algo así? –preguntó, sonriendo incrédula mientras también comenzaba a recoger sus cartas del tablero.
–Pues... sí. –asintió Juri como si fuera obvio. –Henry me explicó que el martes se habían encontrado en el parque y que... ¿De veras no están saliendo? –susurró con más ánimo.
–No. –se sonrió Rika meneando la cabeza. –El martes no nos reunimos en el parque para declararnos nada Juri, no seas tan imaginativa. –hubo una pausa en las que las dos soltaron una risita. –Lo que pasó fue que tuvimos que reunirnos de emergencia porque nuestros digimons regresaron al mundo real y teníamos que encargarnos de su degeneración.
Juri abrió los ojos sorprendida y se cubrió la boca con las manos.
–¡No!
–¡Sí!
–¿Entonces era eso? –pronunció Katou comenzando a reírse. –no puedo creerlo¡Que estúpida!... –soltó golpeándose en la frente para luego mirar a su amiga con los ojos completamente abiertos y con una gran sonrisa. –¡No puedo creerlo!... ¿Y cómo están ellos¿Están bien? Cielos¡Increíble!, cómo me gustaría verlos... ha pasado tanto tiempo...
Rika terminó de recoger sus cosas y se levantó de su silla mientras le hacía una seña a Juri de que la siguiera.
–Vámonos de aquí. –murmuró Rika. –no me gusta ser el centro.
–Uh... claro.
Las dos caminaron un rato y se sentaron en una banca desocupada. Rika se cruzó de brazos y estiró los pies mientras Juri se retorcía las manos en el regazo.
–No puedo creer que nos enfadáramos por algo así. –susurró Juri. –Perdóname Rika... yo estuve actuando como una tonta, tú no eres culpable.
–¡Juri¡Eres mi mejor amiga¿Cómo no voy a perdonarte? –respondió la pelirroja encogiéndose de hombros. –Además, yo también tuve algo de culpa por haber andado de orgullosa y no aclarar las cosas antes. Creo que Renamon tenía razón. –murmuró resbalándose en la banca y quedando casi acostada. –Odio que Renamon tenga la razón, se va a burlar de mí en cuanto se entere.
Juri sonrió por el comentario, recordando lo seria que era Renamon, y comenzó a balancear sus pies.
–¿Sabes? Me alegra que tú ganaras, la verdad no sé qué habría pasado si hubieran sucedido las cosas de otra forma. –dijo Juri retorciéndose un mechón de su largo cabello.
–Probablemente seguiríamos molestas y diciéndonos comentarios sarcásticos hasta los 80 años. –terminó Rika sonriendo ligeramente. –Seríamos un par de viejitas gruñonas y que no se hablan. –comentó, mientras hacía la pantomima de llevar un bastón y zarandeándolo por los aires haciendo como que reñía a alguien.
Ambas soltaron una carcajada al imaginárselo. Después Rika abrió su bolsillo de cartas y revolvió en el hasta sacar una tarjeta que observó por unos momentos. Juri la miraba perpleja.
–Esta te pertenece. –pronunció Rika extendiendo la carta de Fuerza FX a una sorprendida Juri. –No quiero que me la vuelvas a regresar otra vez, o de lo contrario me veré obligada a golpearte por no haberla aprendido a usar adecuadamente después de todos estos años. –le sonrió.
–Rika... gracias... –susurró Juri, aceptando la tarjeta y abrazando a su amiga. –¿Sabes? No quiero pelear contigo nunca más.
–Ni yo. –admitió Rika. –Discúlpame por ser una amiga mediocre y no darme cuenta de que Henry te gusta. –sonrió la Tamer, guiñando un ojo. –De haberlo sabido antes, te lo habría encasquetado...
–¡E-eso no es necesario! –chilló Katou, resbalándose de la banca nerviosamente.
Rika se rió ante la reacción de su amiga, Juri se recargó en su asiento con la cara roja y miró la carta que tenía en las manos.
–Humillas feo a la gente cuando te enfadas. –susurró Juri soltando una risita en un intento de cambiar el tema de conversación.
–¿Tú crees? –preguntó Rika arqueando las cejas. –Según Renamon, soy una chica complicada.
–¿Complicada, tú? –inquirió Juri con sarcasmo. –No, que va. Si eres un libro abierto... –sonrió.
–¿Tú también¿Qué afán de restregarme en la cara que soy complicada?
–Bueno, Rika, es que a veces no se sabe lo que estás pensando.
–¿Y para qué necesitan saber en lo que estoy pensando? –preguntó Rika confundida.
–Pues... para entenderte.
–Yo no necesito eso. –resopló la pelirroja algo molesta.
–¿De veras? –preguntó Juri sin tomársela en serio. –Nunca asegures ese tipo de cosas. –sonrió Katou. –Siempre habrá alguien que hará el intento...
Rika se apartó el fleco dándose cuenta de que su amiga se refería a Takato, y se enderezó en la banca pensando que las palabras de Renamon y de Juri sonaban muy parecidas. Estaba comenzando a pensar que era una tonta por no saber cuáles eran sus sentimientos hacia el Tamer de goggles, pero es que aún no sabía exactamente qué era lo que sentía; ¿Cómo podía saberlo? Nunca había estado enamorada antes, hacía años creyó estar enamorada de Ryo, pero se había dado cuenta de que no era así. ¿Por qué era el amor algo tan complicado¿Qué más daba si no llegaba a saberlo en esos momentos¿En qué cambiarían las cosas si ella admitía que estaba enamorada de Matsuki? ... ¿Y si para Takato ella no era más que una amiga? La pelirroja al pensar en el rechazo y la vergüenza, sintió que el estómago se le revolvía de los nervios. Definitivamente era algo complicado¿Y Juri y Renamon querían que pasara por algo así¡Ni hablar¿Por qué someterse a semejante tortura? Sin embargo, Rika comenzó a pensar en lo dulce y amable que Takato siempre había sido con ella, en sus brillantes ojos color carmesí, y en su linda sonrisa que siempre le daba ánimo cuando lo necesitaba. Pensó en su ternura, en su valentía y en su determinación, en cómo Takato le había enseñado a no darse por vencida nunca y en cómo eso era algo que admiraba de él y que realmente valoraba, es un gran chico meditó. Rika sonrió recargándose en el banco y con las mejillas sonrosadas ante la mirada extrañada de Juri. Ahora lo entendía. La chica Nonaka sintió de pronto que su corazón comenzaba a palpitar velozmente y que estallaría si no hacía algo al respecto. Ya no podía evadir la verdad, ya no podía darle vueltas, ya no podía negarse, ya no podía callarlo. La pelirroja se cubrió la cara con las manos y tomó aire profundamente, bajó la cabeza y miró a Katou de soslayo.
–Juri... –comenzó Rika en un susurro muy bajo. –creo que me gusta Takato. –admitió.
–¡Lo sabía! –sonrió Juri, empujando por el costado a Rika, (que tenía la cara roja y que estaba tan tiesa que parecía que se caería de lado.) –¡Me preguntaba cuánto tiempo más podrías seguir negándotelo¡Rika, a veces te excedes!
–¿Q-qué? –balbuceó la pelirroja, sintiendo por primera vez en su vida que no podría poner una expresión ruda. –¿E-es que de verdad soy tan obvia?
–Mmmm... más o menos. –pensó Katou sonriendo de forma pícara. –Lo que pasa es que deberían verse Takato y tú, se la pasan coqueteando el uno con el otro todo el tiempo; pero ninguno se dice nada. –explicó Juri, mientras ahogaba una risa al ver que Rika enrojecía hasta las orejas por el comentario de que ella, la antigua "Reina de Hielo" hubiera sido descubierta coqueteando con el chico Matsuki. –Ustedes dos deberían hablar¿no te parece?
Rika negó frenéticamente con la cabeza al escuchar la proposición de su amiga.
–¡No¡No podría! –gimió ella. –Digo... ¿Qué se supone que le voy a decir¡No!... ¡qué locura! –Rika sintió que de pronto le temblaban las piernas, y le sudaban las manos. ¿Desde cuando se había vuelto tan nerviosa? Takato la había convertido en un manojo de nervios, y odiaba eso. Por un momento pensó en sí podría hablar con Matsuki, pero el simple pensamiento hizo que sintiera un vacío horrible en el estómago, así que sólo se dejó caer en la banca con la cara más pálida que nunca y suspirando ligeramente.
–¡Estás clavadísima con él! –sonrió Juri al ver el estado en el que se encontraba su amiga. –Y apostaría cualquier cosa a que Takato se siente igual respecto a ti.
–Pero... –objetó Rika.
–Pero nada... –la cortó Katou. –Te lo digo¡Los he visto! ... qué genial que él parezca corresponderte... –susurró Juri con la voz algo apagada.
–Juri... –murmuró Rika incorporándose y apoyando su mano en el hombro de su amiga, dándose cuenta de que Juri estaba perfectamente enterada de que el joven Wong no tenía sentimientos serios por ella. –Ya verás que él se dará cuenta... dale una oportunidad. Henry es igual de distraído que yo. Tal vez necesite un poco más de tiempo para recapacitar.
–Tal vez... –susurró Juri.
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–Bueno, Takato. ¿Cuál es tu problema?
Los ojos grises de Henry se clavaron en la mirada asombrada de Takato. El duelo entre ambos aún no había terminado. Los dos habían mantenido una pelea muy cerrada, demostrando un manejo hábil con sus cartas y con sus digimons; sin embargo, el juego había resultado ser muy tenso. Wong miraba fijamente a Matsuki todo el tiempo, y constantemente le hacía la misma pregunta¿Cuál es tu problema? Takato sólo parpadeaba y se encogía de hombros ante semejante inquisición. No sabía a lo que Henry se refería¿cómo hacerlo? Siempre se habían llevado muy bien, eran buenos amigos desde el día en que se conocieron, y no recordaba haber tenido nunca una pelea con él. ¿Entonces qué estaba pasando¿Por qué su amigo lo miraba de esa forma? Takato suspiró. Ahora comprendía un poco la situación en la que se encontraba Rika respecto a su problema con Juri.
–No sé de qué me hablas. –respondió Takato con sinceridad. –Yo no tengo ningún problema contigo.
Henry resopló, y tamborileó en la mesa con sus dedos varias veces, para después recargarse en el respaldo de la silla y fruncir el entrecejo.
–¿Por qué siempre lo arruinas todo? –murmuró Henry viendo la cara de desconcierto de su amigo. –¿Por qué siempre te entrometes?
–¿Pero qué rayos dices? –jadeó Takato sin comprender. –Nunca me he entrometido contigo.
–Por supuesto que sí. Últimamente no has hecho más que fastidiarme, Takato. ¿Para qué diablos entra a un torneo de cartas alguien como tú, si no es porque también yo decidí hacerlo?
–¡Tengo tanto derecho de estar aquí como lo tienes tú! –gruñó el Tamer de goggles apretando los dientes, y herido en su amor propio. –Puedo presentarme en un torneo si quiero. ¿Se puede saber cuál es tu condenado problema, Henry? –ladró, sintiendo cómo la sangre comenzaba a hervirle en la cabeza.
–Sí, claro. Como digas. –sonrió Henry sin prestarle mucha atención y escogiendo algunas cartas de su mano para colocarlas en el tablero.
–No deberías subestimarme, Henry. –dijo Takato, colocando algunas cartas en el puerto de poder.
En la fase de batalla, Henry miró las cartas que se estaban jugando y esbozó una sonrisa forzada.
–Vaya, Takato. Que buena jugada. ¿La quieres impresionar, no? Quieres mostrarle como triunfas de manera espectacular ¿cierto? –susurró Wong retrocediendo en su score, mientras Matsuki fruncía el ceño al no entender muy bien el comentario. –Siempre alardeas frente a ella de lo que no puedes... Te diré que todavía hace falta que me derrotes por completo. Debo decirte que yo estoy en el mismo juego que tú...
Takato levantó la vista rápidamente al escuchar las palabras de Henry y arqueó las cejas¿Se estaba refiriendo a lo que él creía? No. No podía ser... ¿O sí?
¿Acaso a Henry también le gustaba Rika?
Takato sacudió ligeramente su cabeza, obviamente muy sorprendido por lo que Henry le estaba diciendo¿quería decir que ahora se convertirían en rivales? Matsuki intentó tranquilizarse y mantenerse lo más neutral posible.
–Creo que has estado malinterpretando ciertos eventos. –susurró Takato con calma.
–Para nada. –gruñó Henry. –sólo te digo las cosas como son. No es justo que yo sea el que tiene que perder. ¿no te parece?
El Tamer de goggles suspiró y meneó la cabeza. Al parecer sí estaba refiriéndose a lo que él imaginaba.
–Me temo, Henry, que el hecho de que uno de los dos resulte perdedor, no lo determinamos nosotros... Ella es quién debe hacerlo. –susurró, algo sorprendido de estar entablando esa conversación con su mejor amigo. Porque si algo le quedaba claro a Takato era que Henry seguía siendo su mejor amigo, aunque este pareciera detestarlo en esos momentos, y el chico lo entendía a la perfección. Él, probablemente, también actuaría de la misma forma si se encontrara en el lugar de Henry, y quizá se comportaría peor, dado que aún era mucho más inmaduro que el joven Wong.
Henry, algo asombrado de que Takato se mantuviera tan sereno ante la perspectiva de que también pudiera resultar perdedor ante el juicio de la pelirroja, comenzó a sentirse un poco mejor; ya que eso quería decir que Takato aún no había tomado ninguna acción directa; eso quería decir que todavía tenía una oportunidad de que Rika lo eligiera a él; eso quería decir que se encontraban en igualdad de circunstancias, aunque bien sabía que aún así llevaba todas las de perder. Frunció el entrecejo y tomó una decisión. De ahora en adelante se conduciría con la mayor dignidad que le fuera posible. No se dejaría abatir, ni arruinaría su amistad con Takato por el simple hecho de ser rechazado por una chica, y menos si se tenía en cuenta de que esa chica había sido amiga de ambos desde niños... Aceptaría lo que viniera como un hombre, comenzando con su inminente derrota ante el Tamer de goggles en ese encuentro. Iba a perder, lo sabía, pero lo tomaría como una forma de aprender de sus errores. Miró unos momentos a Takato, que parecía algo inseguro de mostrar sus cartas y de terminar con el duelo, más Henry Resopló, y miró su propia mano.
–Takato... no importa lo que suceda. –murmuró Henry sonriendo ligeramente y animándolo a continuar. –eres mi amigo, y no permitiré que nada cambie eso. Termina la jugada, viejo. Ya no importa, en serio.
El Tamer de goggles lo miró fijamente unos instantes, admirado de su actitud, asintió con la cabeza lentamente, y volteó sus cartas.
–Fabuloso. –sonrió Henry al mirarlas. –Un... combo de 3 cartas... –se encogió de hombros. –He perdido.
–Lo siento, Henry. –murmuró Takato. –pero tengo que llegar a la final... Tengo que ganar este torneo. Espero me entiendas.
–Te entiendo, Takato. –pronunció Henry sinceramente. –A veces se debe perder para ganar más adelante. –sonrió ligeramente mientras recogía sus cartas. –Te has vuelto muy hábil. Bien hecho, de veras. –terminó, al levantarse de su asiento y estrecharle la mano firmemente para después alejarse del lugar. –¡Más te vale llegar a la final! –le gritó sonriente por sobre su hombro, antes de perderse entre la multitud.
Takato se recargó en su asiento sintiéndose como un completo cretino, pobre Henry pensó para sus adentros. Ni siquiera prestó mucha atención a las palabras del juez que lo acababa de declarar semifinalista y que le decía que tenía 15 minutos para tomar un descanso. Se levantó y vagó por un rato por el centro de convenciones, pensando, solo pensando. ¿por qué Henry tenía que hacerse pasar por héroe? Eso hacía que saborear su victoria se volviera algo bastante difícil, aunque se sentía más contento de que se hubiera levantado una tregua momentánea a las hostilidades por parte de Wong. Takato pensó en lo duro que había sido derrotar a su amigo cuando éste parecía haber estado tan decidido en ganar; pero por otro lado, eso acercaba más al Tamer de goggles a su meta: La etapa final. El duelo que con más ansias había estado esperando. El momento de pelear por aquello que se había propuesto conseguir...
–Ya estás más cerca, Takato. –susurró para sí mismo y dibujó una sonrisa esperanzada, mientras se metía las manos en los bolsillos y daba otro paseo antes de su siguiente duelo.
–¡Con permiso, con permiso! –murmuró Rika al abrirse paso por entre la gente. Juri la seguía de cerca, ambas se veían muy contentas porque la pelirroja recién acababa de derrotar a su oponente semifinalista, un tipo de aspecto hosco y que se especializaba en digimons tipo demonio. Ahora corrían por la sala buscando la mesa en donde se iba a jugar la final. Juri se reía con ganas mientras corría al ver que Rika se sonreía y besaba su deck antes de guardarlo en su bolsillo. –¡Woohooo¡Qué venga el finalista! –sonrió cuando llegó a la mesa, se sentó en su silla y observó el sitio vacío que se encontraba frente a ella. –Este es el último juego del día. –susurró.
Rika esperó por algunos minutos hasta que llegó el juez, y posteriormente se dedicó a armar un nuevo monte aprovechando la tardanza de su adversario. Barajó sus cartas un par de veces y luego se recargó en el respaldo de la silla, pateando el suelo con los talones mientras pensaba que ya tenía mucha hambre, al mismo tiempo que se preguntaba si tendría oportunidad de comprarse alguna golosina en una de las máquinas expendedoras. Rechazó la idea y decidió buscar en sus bolsillos para ver que podía encontrar, meneó la cabeza y suspiró al no dar con nada. Estaba comenzando a desesperarse, cuando llegó él.
–¡Perdón por la tardanza! –se excusó Matsuki jadeando. –¡Mi duelo semifinal se prolongó más de la cuenta! –explicó pasándose la mano por la nuca y sentándose en la silla vacía, ante la mirada atónita de Rika quién parecía haberse petrificado.
El juez sólo asintió con la cabeza y comenzó a tomar algunos apuntes mientras que Takato sonreía y arqueaba las cejas al notar la cara de aturdimiento de la pelirroja que se encontraba frente a él.
–Hey, Rika. ¿Estás bien? –preguntó Takato sonriendo amablemente.
–A-ajá. –balbuceó ella como única respuesta.
¡Oh, por Dios! Siento que mi corazón late muy rápido... ¿Por qué me haces esto, Goggles Pensó Rika mientras bajaba la mirada y observaba con falso interés las puntas de sus zapatos. Tragó saliva. ¿A dónde se había ido toda su confianza?
El juez levantó la vista cuando Takato terminó de barajar sus cartas y se acercó un poco más hacia la mesa para no perder detalle. Ambos Tamers se miraron por unos instantes, fue como si todo sonido hubiera desaparecido por completo y solo estuvieran ellos dos. Matsuki se aclaró la garganta.
–Te deseo buena suerte, Rika. –susurró el chico. –Realmente debo decirte que me siento muy emocionado de enfrentarte.
–Igual yo. –admitió la pelirroja sonriendo ligeramente.
El juez sacó una moneda de su bolsillo y la lanzó hacia el aire.
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–¿Cómo creen que esté avanzando el torneo? –preguntó Renamon dirigiéndose a Terriermon y a Guilmon. Los tres se encontraban en un callejón en la parte trasera del centro de convenciones y se sentían algo ansiosos por conocer el resultado, después de todo sus Tamers estaban participando en la competencia, y cada uno tenía un motivo importante para ganar. Los digimons suspiraron y se miraron con cansancio. Guilmon sacó uno de los panes que traía en una enorme mochila negra y lo devoró con rapidez.
–¿Renamon, pudiste hablar con Rika? –preguntó el dinosaurio con la boca llena de migajas.
La zorra sonrió y se acercó a Guilmon limpiando los rastros de pan suavemente con su pata.
–No mucho. –respondió Renamon. –Solo pude comentarle un par de cosas. Sabes que Rika tiene un carácter algo difícil y que no le gusta mostrar sus debilidades. –Guilmon comenzó a olfatear los dedos de la zorra y a lamer las migajas que su lengua podía encontrar, ocasionando que Renamon soltara una risita y lo empujara a un lado. –¡Oye, no hagas eso! –reclamó algo apenada. –me haces cosquillas.
–Oh, lo siento, Renamon. –resopló Guilmon parpadeando varias veces y acercando sus garras a la mochila para engullir otro pan.
–¿Y te dijo por qué se molestó Juri con ella? –preguntó Terriermon mientras se acercaba a la mochila repleta de pan y tomaba uno, para después guiñarle un ojo a Guilmon quien sonrió ligeramente, como si le hubiera dado permiso al pequeño digimon de coger uno de sus valiosos panes.
–¡Que va! Ni siquiera ella lo sabe. –dijo la zorra encogiéndose de hombros. –Rika me dijo que había decidido entrar en el torneo para averiguar qué era lo que pasaba con Juri y ver si se arreglaban las cosas. –¿Puedes creerlo? Ella podría haber hablado en cualquier momento con Juri pero prefirió hacerlo el día de hoy. Hay ocasiones en las que todavía no puedo comprenderla. –terminó Renamon sentándose junto a Guilmon y acariciando la barbilla del dinosaurio mientras le quitaba uno de los panes que tenía en las garras, mientras Guilmon solo parpadeaba y Terriermon soltaba una risita.
–Algo parecido me pasó con Henry. –comentó Terriermon. –Según él, iba a resolver algunos asuntos en éste torneo también. –dio una mordida a su pan y continuó. –Aunque ya le había dicho que no tenía caso, aún así decidió hacerlo. Es tan testarudo...
–Mmmm, yo creo que más bien, ellos tratan de probarse algo. –murmuró Guilmon, interrumpiendo su comida. –No sé cuáles sean exactamente los propósitos de sus camaradas, pero yo estoy seguro de que Takato se está preparando para algo importante.
–¿Tú crees? –inquirió Renamon esbozando una sonrisa.
El dinosaurio asintió con la cabeza y sonrió a modo de cómplice.
–Ay, por Dios. Ustedes dos son tan cursis. –se burló Terriermon saltando a la mochila del pan y tirándose un clavado adentro. –¡Hey, ya sé¡Juguemos al "digimon bufón"! –propuso, sacando la cabeza y pegando de saltos.
–¡Ay, no¡A eso no¿Por qué tenemos que hacer esa competencia tonta de chistes malos? –resopló Renamon cubriéndose la cara con una pata mientras Guilmon se reía.
–Nah. Lo que pasa es que te molesta perder por no saberte los chistes buenos. ¡Admítelo! –se carcajeó Terriermon saltando sobre el hombro de la zorra. –no sales del mismo chiste del Gatomon, ese ni da risa.
–Lo que pasa es que todavía no puedes entenderlo, Orejas. –se defendió Renamon.
–¡Deja mis orejas en paz! –chilló Terriermon.
Renamon y Terriermon comenzaron a discutir y a forcejear, mientras Guilmon sólo se reía.
–¡Aburrida!
–¡Simplón!
–¡Hey, esperen! Yo empiezo, me sé uno nuevo. –sonrió Guilmon levantando su pata para terminar con la discusión, mientras los otros dos digimons detenían su pelea con los ojos bien abiertos y lo miraban, confundidos. –Un Palmon, un Kabuterimon, y un Zudomon entran a un bar y...
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–Hola, Juri. –saludó Henry con cordialidad acercándose hacia donde se encontraba la chica que miraba atentamente la batalla entre Rika y Takato. –¿Cómo va el encuentro?
–Hola, Henry. –respondió Katou, ruborizándose ligeramente. –Están empatados, los dos están casi en ceros; y ya han agotado todo su repertorio de digimons, o al menos Rika lo ha hecho. Llevan una eternidad jugando, quién sabe cuanto más puedan aguantar así. Llegas a tiempo, quizá para ver la última jugada.
–Es una suerte. –pronunció el chico fijando su vista en sus amigos, quienes ya se veían algo agotados y que preparaban su tirada para la última fase de evolución. –Aquí termina todo.
–Juegas estupendamente bien, Goggles. –murmuró Rika apartándose el fleco de la cara. –Nunca lo hubiera imaginado.
–Tú eres la reina. –sonrió Takato guiñando un ojo. –Las damas primero.
Rika se sonrió y tomó cartas de la zona de online, suspiró al no encontrar la carta que esperaba y pensó por unos momentos, tomaría acciones desesperadas. Colocó cartas en la zona de evolución y en el puerto de poder, digievolucionando su carta de Renamon en una de Kyubimon, miró su mano y terminó su turno, esperando la jugada de Takato.
Me he quedado sin cartas. Ya no puedo evolucionar a Ultimate, y mucho menos a Mega. Debo jugármelo todo en las cartas opcionales meditó Rika para sí misma, más cuando vio que Takato descubría la carta de Growmon como última evolución, se animó un poco al darse cuenta de que Matsuki se encontraba en el mismo aprieto que ella. Ahora la batalla se decidiría con los digimons en etapa Champion.
Los dos Tamers hicieron uso de sus cartas opcionales: Fuerza FX, ataque metálico, niebla, taladro de metal, alas blancas, el escudo del valor... muchas de estas se fueron sucediendo con el fin de obtener una diferencia que terminara con el combate, sin embargo, la pelea parecía no tener fin. Rika tiró su última carta opcional y resopló, recargándose en el respaldo y tallándose los ojos con los dedos, acababa de pasar su propio límite como jugadora de cartas, sentía que ya no podía más.
–Tú turno, Goggles. –pronunció en un débil susurro.
Takato se encontraba igual de cansado, y ya no se le ocurría ningún método para ganar, miró su monte y le pareció que de pronto se volvían dos; sacudió la cabeza, había que seguir adelante. Acercó su mano a su mazo, tragó saliva y sacó una carta de la zona de Online, la volteó para verla y su corazón dio un brinco. No podía creerlo.
–¡Degeneración! –exclamó Matsuki mientras le mostraba a Rika la cara de la carta y la colocaba en el puerto de poder del tablero.
Rika parpadeó sorprendida y se enderezó en la silla como saliendo del sopor del duelo, la carta de Degeneración la obligaba a enviar su carta de digimon Champion a la zona de Offline y a de-evolucionar a Renamon. Takato ahora tenía la ventaja. La fase de batalla podía ahora llevarse a cabo, y ella sería quién perdería. Meneó la cabeza y sonrió divertida: Acababa de perder contra el Tamer al que menos podría odiar por haberse atrevido a semejante proeza.
–Paso. –murmuró Rika dejando sus cartas boca abajo sobre el tablero y posicionando la carta de su score en el número cero. –Se me terminaron las cartas opcionales. No tengo como defenderme... tú ganas, Takato.
El chico arqueó las cejas y se rascó la mejilla, no podía ser verdad lo que estaba pasando. ¡Acababa de ganar el torneo! El juez lo declaró ganador y le indicó que debía presentarse en 10 minutos al estrado que se ubicaba en el centro del edificio para la ceremonia de premiación. Takato no cabía en sí de gusto, miró a Rika mientras recogía sus cartas y le dedicó una sonrisa, ella se la devolvió, y soltando una carcajada se acercaron con Juri y con Henry quienes los felicitaron a ambos. Había resultado ser un torneo sumamente interesante después de todo. Caminaron con lentitud por entre la gente, mientras bromeaban y comentaban los pormenores de sus respectivas batallas. Henry se encontraba enfrascado en su charla con Juri, ya que le estaba contando cómo había derrotado a un Tamer que había estado a punto de derrotarlo con un poderoso Seraphimon y al parecer, Katou era la única que se mostraba lo suficientemente interesada como para escucharlo; por lo que Takato aprovechó para conversar un poco con la pelirroja que caminaba silenciosamente a su lado.
–Rika... ¿Por qué no usaste tus cartas device? –cuestionó el Tamer de Goggles de forma extrañada. –De haberlas usado me habrías vencido. ¿no?
Rika lo miró y guardó silencio un momento, como pensando en lo que iba a responder.
–Esa era la estrategia que tenía preparada para Ryo, Goggles. –respondió la pelirroja encogiéndose de hombros. –Tú no tienes tantas cartas device como él, por lo que emplearlas contigo me parecía algo injusto. Además... no sé, supongo que la gente se aburriría si siempre gano yo ¿no crees? –comentó sonriendo y guiñándole un ojo. Juri soltó una risita, y Rika se sonrojó al darse cuenta de que, de nuevo, estaba coqueteando con él.
–Sí, pero... –objetó Matsuki.
–¡Takato, ya deberías estar en lo de la premiación! –le recordó Henry, empujándolo por la espalda. –¡Date prisa, anda!
–¡Te veré en la tarima del vencedor, Goggles! –soltó Rika al perderlo de vista.
Takato llegó corriendo al estrado que tenía un enorme panel que mostraba el logotipo de Digimon y de la Toei Animation, y esperó a un costado, cerca de las escaleras, a que se escuchara su nombre por parte del anunciador, quién en esos momentos terminaba una broma, y cosechaba aplausos y risas por parte de los asistentes. El chico sonrió, sintiendo que no podía con tanta emoción.
–¡Pero, bueno, aquí llega a quién estábamos esperando¡Nuestro nuevo campeón! –pronunció el anunciador, un sujeto de enorme sonrisa que gesticulaba exageradamente y que jugueteaba con su micrófono. –¡Takato... Matsuki!
Takato se tropezó un poco y saltó los escalones que lo conducían a la tarima, caminó evitando ver hacia la audiencia, y pasó saliva cuando la luz de un enorme reflector lo iluminó por completo. Se quedó paralizado un instante, los oídos le zumbaban por el escándalo que armaban los asistentes, aunque sonrió un poco cuando logró distinguir a sus amigos muy cerca de él, animándolo y haciéndole señas.
–Dinos, Takato. –comenzó el anunciador. –¿Cómo sentiste este torneo¿Tuviste el reto que esperabas?
El chico pensó un momento.
–Yo diría que mucho más de lo que esperaba. –contestó nervioso.
–Claro, claro. –sonrió el anunciador palmeándole el hombro. –Pero dinos¿Qué tal fue derrotar a la campeona del año pasado¿Cómo se siente Takato Matsuki de haber sobrevivido ésta batalla final contra la Reina Digimon?
Takato pensó por unos segundos, y miró a Rika quién levantaba su pulgar al aire; el chico sonrió.
–Excelente. –contestó él. –...Ella es fantástica...
Takato bajó la vista y se sonrojó ligeramente, mientras que la pelirroja se ruborizaba y era continuamente empujada por Juri, quién le susurraba algo en el oído y ocasionaba que Rika se sonrojara aún más.
–¡Que traigan la medalla! –gritó el anunciador señalando a una orilla, mientras otro sujeto llegaba y le extendía un largo listón azul que llevaba prendido un círculo dorado en uno de los extremos. Takato inclinó la cabeza y pasaron con cuidado la medalla que quedó suspendida de su cuello, balanceándose y brillando de vez en cuando.
Takato sonreía de oreja a oreja cuando levantó la cabeza y mostró el símbolo que lo declaraba campeón, pero no sonreía por haber ganado, ni porque todos lo estuvieran ovacionando. No. Él sonreía porque ella lo aplaudía, porque ella se alegraba de su triunfo, porque ella compartía su felicidad a pesar de que el torneo era algo que siempre le había significado mucho. Sonreía porque ahora podía decirle aquellas palabras que saltaban en su pecho cada vez que la veía. Matsuki bajó del estrado y se encaminó con sus amigos quienes lo felicitaban y le daban palmadas en la espalda; Juri chillaba emocionada y lo felicitó varias veces, Henry le estrechó la mano sinceramente mientras admitía que realmente merecía ganar, y Rika lo abrazó completamente fuera de sí. Takato se sonrojó por la acción de la pelirroja, quién al darse cuenta de lo que hacía, también se ruborizó.
–Eeeeh... Bien hecho... Takato. –susurró algo apenada.
Todos soltaron una carcajada y se miraron por unos momentos. De nuevo volvían a ser amigos. Y eso los hacía sentirse a todos como los verdaderos ganadores del evento. Era como si se hubieran quitado un gran peso de encima. Salieron todos juntos del centro de convenciones, y corrieron eufóricos a la parte trasera del edificio para encontrarse con sus digimons y compartir los pormenores de todo el acontecimiento. Juri no cabía en sí de su emoción por volver a ver a los monstruos digitales, y casi estrangula a Guilmon cuando le dio un abrazo con demasiada fuerza, lo que ocasionó que todos se rieran. Rika, Juri y Renamon comenzaron a charlar animadamente, mientras Henry ponía al tanto de lo ocurrido a Terriermon. Takato palmeó la cabeza de su camarada y le guiñó un ojo al mostrarle la medalla que acababa de ganar. El dinosaurio sonrió y batió las orejas, entusiasmado.
–Díselo, Takato. –susurró Guilmon en el oído de su Tamer. –prometiste que se lo dirías si ganabas el torneo.
–Lo sé, compañero. –respondió el chico en un susurro igual de bajo que el de su amigo. –Voy a hacerlo.
Y armándose de valor, Takato separó a Rika de su plática con Juri y Renamon, y la llevó a un sitio un poco más alejado del resto del grupo. Al menos lo suficientemente alejado para que no los escucharan, sentía que sus mejillas ardían y que le temblaba absolutamente cada centímetro del cuerpo. Rika, por su parte, parecía algo aturdida. No podía creer lo que estaba sucediendo. Guardaron silencio por un momento y se miraron fijamente, hasta que Takato comenzó a abrir y cerrar la boca.
–Rika... entré al torneo porque quería decirte algo... –balbuceó. –Sólo si lograba ganar. Fue una promesa que me hice a mí mismo
–¿Sí¿De qué se... trata?... –respondió Rika en un susurro bajo.
–Rika... quería decirte que tú me...
–¡Chicos algo no está bien! –gritó Henry de pronto.
–¿Qué? –se giraron ambos al escuchar la voz de Wong. Luego jadearon y corrieron hacia donde se encontraban los digimons, que brillaban intensamente y gruñían como si hubiera un enemigo cerca.
–¿Renamon¡Renamon qué les sucede! –inquirió la pelirroja observando el pelaje de su camarada al erizarse por completo.
–¡Rika¡Aléjate! –gruñó la zorra cayendo de rodillas al suelo. –¡No puedo controlarlo!
La pelirroja meneó la cabeza incrédula al ver cómo su compañera aumentaba de tamaño y se quedaba a cuatro patas las cuales se encendieron con llamas azules, mientras 9 colas largas y doradas se abrían en abanico con flamas en las puntas. Esa sin duda alguna era la apariencia que adoptaba Kyubimon cuando pasaba de su etapa Rookie a Champion, pero era imposible; no había peligro cerca, y Rika no había cambiado ninguna carta. ¿Qué estaba sucediendo?
–Están... evolucionando. –susurró Rika. –¡Por qué!
–¡Takato! –chilló Guilmon mientras éste alcanzaba el tamaño de un edificio y digievolucionaba a Growmon, el enorme dinosaurio Champion del tipo virus y rugía con fiereza.
–¡Guilmon¡Qué diablos esta sucediendo! –jadeó el Tamer sin poder dar crédito a lo que veía.
–¡Ja, ja, ja! –soltó Gargomon dando vueltas a sus enormes ametralladoras y apuntando hacia los chicos que de pronto se quedaron de piedra.
–¡Rayos¡Sepárense! –gritó el Tamer de goggles.
Todos corrieron lo más rápido que pudieron, escuchando a las balas perforar el asfalto y el muro de una bodega cercana, se apartaron lo más que pudieron para analizar mejor la situación. Los digimons rugían feroces, y por lo pronto sólo se miraban los unos a los otros como si se acecharan mutuamente.
–Hay que hacer algo. –murmuró Henry. –Nuestro digimons han perdido la razón y aquí hay demasiada gente que puede resultar lastimada. –añadió, al ver de reojo que una multitud al notar a los monstruos, huía despavorida.
Los gritos de la gente al escapar, parecieron llamar la atención de los digimons quienes se giraron y se dispusieron a atacar.
–¡Alto, Growmon! –gritó Takato al levantar su digivice y hacer que una cuerda de luz se atara por el cuello del dinosaurio que rugió enfurecido. –¡No lastimes a nadie!
–¡Kyubimon!
–¡Gargomon!
Juri miraba como los Tamers se esforzaban en mantener sujetos a sus camaradas, mientras todo el mundo desalojaba la zona y los dejaban encargarse del asunto, así como hacía 6 años los habían dejado encargarse del temible Vikaralmon; sin embargo, cuando los chicos pensaron que por fin habían logrado someter a los monstruos digitales, estos parecieron incrementar su fuerza y forcejearon con sus Tamers hasta romper los lazos luminosos que los ataban y gruñeron salvajemente a sus captores. Growmon se acercó peligrosamente y Takato empuñó de nuevo su digivice mientras el dinosaurio blandía la cuchilla de su codo.
–¡Growmon!
Takato cerró los ojos al sentir que el ataque lo rozaba por la espalda, y que un hilo de sangre se deslizaba por un enorme rasguño vertical que comenzaba en su hombro y terminaba en su cintura.
–¡Takato! –jadearon Rika, Henry y Juri al mismo tiempo al ver que el Tamer caía al suelo y que su camisa comenzaba a teñirse de rojo.
Growmon comenzó a acercarse hacia donde se encontraban los Tamers; sin embargo, rugió cuando unas pequeñas balas repiquetearon en su nuca y se giró para enfrentarse a Gargomon que le apuntaba y se reía como loco, el dinosaurio gruñó y la tomó contra el digimon del tipo vacuna. Los dos se alejaron del lugar.
–¡Takato! –gimió Rika, inclinándose junto al chico de goggles. –Estó está mal, está mal... –sollozó manchándose las manos de sangre. –Takato...
–Solo fue... un roce, Rika... je... –sonrió el chico para no preocuparla. –...si... me hubiera dado de lleno, me habría hecho pedazos.
–¡No digas eso! –lo cortó la pelirroja, sintiendo que se le quebraba la voz. –No... lo hagas.
–Takato, tenemos que movernos. –informó Henry, temeroso. –¿Crees poder levantarte?
–Sí, estoy bien... puedo hacerlo.
Rika y Henry enderezaron a Takato con dificultad mientras Juri miraba por sobre sus cabezas y permanecía atenta a la situación. Avanzaron furtivamente buscando un refugio, cuando una figura enorme les salió al frente. Kyubimon los miraba con los ojos dilatados, y gruñía ferozmente mostrando los dientes afilados. Los Tamers retrocedieron un par de pasos, más la zorra los acechaba y comenzaba a cercarlos. Henry decidió salir en la protección de sus amigos y sujetó su digivice con fuerza.
–¡Apártate! –gritó el chico.
Henry soltó un grito desgarrador cuando Kyubimon saltó encima de él, derribándolo, y al sentir que las mandíbulas del digimon se cerraban en torno a su brazo.
–¡Ah¡Ra... yos! –gruñía mientras trataba de liberarse.
El digimon champion del tipo información comenzó a zarandear a Henry y a clavarle los dientes cada vez más profundamente, ante el terror de este y de sus amigos.
–¡Kyubimon, no¡Déjalo! –gritó Rika horrorizada, levantando su digivice y sujetando al digimon con un nuevo haz de luz.
–¡Aaaaaaaaaargh! –gritaba el chico sintiendo que el brazo podía zafársele en cualquier instante.
–¡KYUBIMON! –gritó la Tamer furiosa.
La zorra enorme soltó al chico, quién cayó al suelo como si fuera un muñeco de trapo, aulló con el hocico cubierto de sangre y sacudió la cabeza frenéticamente, como si un ruido horrible le estuviera perforando los oídos y la desorientara. Se alejó temerosa y le dirigió una mirada examinadora a su Tamer que la miró perpleja antes de que se perdiera de su vista. Rika se quedó inmóvil hasta que los gritos de Juri la devolvieron a la realidad.
–¡Henry! –gimió Juri inclinándose sobre el chico. –¡Henry!
Henry tenía los ojos muy abiertos y respiraba rápidamente mientras murmuraba cosas que no se alcanzaban a comprender muy bien. Growmon lanzó un ataque de flama extenuante que hizo saltar en pedazos la mitad de la calle en la que se encontraban, rápidamente corrieron a refugiarse tras un letrero publicitario, mientras la pelirroja veía preocupada el rastro de sangre que dejaba en el suelo la herida del chico Wong.
–Henry, está sangrando mucho. –dijo Katou nerviosamente mirando el brazo de su amigo. –Debemos presionarlo con algo. –susurró rebuscando en su mochila algo que pudiera ser útil.
Pero al chico no parecía importarle el terrible aspecto de su brazo, ni siquiera se percató de que la chica estaba comenzando a detener su hemorragia vendándolo con una pañoleta de color naranja que parecía pertenecerle.
–Estas evoluciones... sin duda alguna son el resultado de la carta que cambiamos. –reflexionó Henry.
–¿La carta roja? –soltó Rika. –¡Pero si se supone que todo estaba bajo control¡Tu mismo lo dijiste!
–¡Ya lo sé! –gritó Henry revolviéndose el cabello de desesperación. –Pero ¿Qué tal si lo que Takato dijo era verdad? Tal vez la luz blanca que rodeaba a nuestros digimons no se debía a una degeneración.
–¿A qué te refieres? –inquirió Rika arqueando una ceja. –¿Quieres decir que...
–¡Dios, cometí un error terrible!
–¿De que estás hablando, Henry? –balbuceó Takato.
–Yo programé esa carta para que los efectos en nuestros digimons fueran los contrarios a una degeneración. –explicó el chico Wong con una nota de pánico en la voz. –La función de la carta consistía en alimentar la información de nuestros digimons constantemente para evitar su desaparición. –pronunció frunciendo el entrecejo ligeramente. –Pero si no existe esa degeneración, la carta aún así obedece las instrucciones y eleva la cantidad de datos en nuestros camaradas. ¡Por eso los obliga a evolucionar!
–¿Qué dices? –habló Rika perpleja. –¿Pero qué es lo que va a suceder?
–Llegará un momento en que la cantidad de información sobrepasará los límites y los convertirá en salvajes, es lo que está sucediendo ahora.
Los digimons se detuvieron y volvieron a brillar intensamente mientras cambiaban de apariencia y revelaban su forma de Ultimates.
–¡Taomon! –jadeó Rika al ver a su camarada emprendiendo el vuelo y observarlos desde arriba.
–¡Rapidmon! –soltó Henry, apretando los dientes.
–¡War... Growmon! –Balbuceó Takato, recargando la cabeza en la pared y tratando de pensar en cómo solucionar la situación, que ahora parecía incontrolable.
–¡Juri! –siseó Rika repentinamente. –Tienes que irte de aquí.
–¿C-cómo? –trastabilló esta.
–Sí... –susurró Henry como cayendo en la cuenta de algo. –¡Debes ir por ayuda! –añadió, irguiéndose lentamente. –No duraremos mucho así.
–¡Pero, ustedes...!
–¡Házlo! –la cortó Rika, perdiendo la paciencia. –¡Vete, Juri¡o podrían lastimarte!
Katou asintió con la cabeza y se escabulló como pudo, esperando que todo pudiera solucionarse sin la necesidad de hacer algo descabellado. WarGrowmon notó a la chica desde su considerable altura, y trató de darle caza, más Rika se interpuso en su camino.
–Eso sí que no... –susurró la pelirroja en un intento kamikaze de llamar la atención del dinosaurio. –¡Por acá WarGrowmon!
El digimon la miró y se dirigió hacía Rika, que corrió inmediatamente en busca de algún tipo de escondite; pues realmente no había pensado en cómo debía librarse de él, cuando se lanzó de esa manera para servirle de carnada. Juri siguió corriendo en dirección contraria y se alejó del lugar con rapidez, mientras que Takato y Henry seguían la acción, corriendo tras ellos. Rika trataba de seguir el ritmo de su carrera, pero era imposible librarse de un perseguidor como WarGrowmon, que con unos cuantos pasos le dio alcance e inclinó su enorme cuerpo hacia ella velozmente.
–¡Ah! –soltó Rika cuando las tenazas de WarGrowmon la sujetaron por la cintura y la levantaron en el aire.
–¡Rika! –jadeó Takato cerrando los puños. –¡Rika! –tomó aire y se detuvo en su sitio, sintiéndose furioso. –¡WarGrowmon, suéltala!
El digimon se detuvo y por un momento pareció estar observando con detenimiento a la chica que lucía asustada por la expresión furiosa del Tamer de Goggles, y por encontrarse en la enorme mano de un digimon desquiciado que con sólo cerrar el puño podía partirla por la mitad. Más de improviso, WarGrowmon miró a su Tamer y abrió su mano metálica; Rika se resbaló de esta, sujetándose de inmediato a lo que pudo cuando se percató de la altura a la que se encontraba. Sintió su cuerpo balanceándose en el aire.
–¡Dios, Dios, Dios! –chillaba ella, aferrándose con todas sus fuerzas al enorme dedo metálico del digimon androide que había comenzado a sacudir la mano en un intento de zafarse de la pelirroja. La cara de la chica palideció cuando se encontró a si misma subiendo y bajando una cantidad alarmante de metros a una velocidad horrible; comenzó a marearse y a sentir nauseas, era como encontrarse en la máquina de un parque de diversiones que hubiera perdido el control por completo.
–¡Sujétate fuerte, Rika! –gritó Takato conmocionado mientras rebuscaba en su digivice algo que pudiera ayudarlo a arreglar la situación. El Tamer maldijo después de repiquetear varias veces los botones del artefacto. –¡No aparece nada¡La pantalla se ha apagado!
Henry incluso intentó cambiar algunas cartas, pero nada funcionó. Los digivices estaban desconectados de los digimons y no tenían a nadie a quién controlar.
–¡Los perdimos! –jadeó Henry. –Un salvaje no tiene porqué obedecer a un Tamer.
–¡No! –gritó Takato, apretando su digivice entre su puño. –¡WarGrowmon!
Rika, desde donde estaba, se encontraba iniciando un descenso vertiginoso desde casi la totalidad de la altura del dinosaurio rojo. Lo único que le pasaba por la cabeza en ese momento, era la idea de soltarse desde lo más bajo que pudiera, aunque su instinto de supervivencia le exigiera que continuara aferrándose con todas sus fuerzas, ante la posibilidad de una caída que sin duda la mataría. Jadeó al deslizarse unos centímetros hacia la punta.
–¡Ungh¡Ya... no... puedo...! –gimió la pelirroja mirando hacia abajo, al sentir que sus manos se resbalaban y se negaban a sujetarla por más tiempo. –¡TAKATO! –gritó al soltarse e iniciar una caída de unos 5 metros.
–¡RIKA! –bramó Takato sin podérselo creer. A su lado, Henry veía sorprendido que WarGrowmon se paralizaba como si hubiera escuchado un sonido que le espantara.
Rika comenzó a caer al suelo a gran velocidad, (aunque ella sentía que todo ocurría con una lentitud agobiante) escuchaba los gritos de sus amigos de forma apagada y lejana retumbando en un eco extraño que a ella le pareció antinatural. Apretó los dientes y cerró los ojos cuando impactó en el asfalto y escuchó crujir su pierna bajo el peso de su propio cuerpo. Abrió los ojos de inmediato, al sentir una punzada como una cuchillada recorriéndole la sinapsis nerviosa. Gritó de dolor y se estremeció cuando intentó incorporarse, por lo que ahí se quedó, inmóvil; jadeando lastimosamente y tosiendo débilmente a causa de la arena que se levantaba en una nube gris por sobre su cabeza. Sus ojos lagrimeaban a causa del polvo que había entrado en ellos, y de pronto se sintió terriblemente indefensa y asustada, ahí sin poderse mover y viendo manchas borrosas a su alrededor, jadeó cuando llegó a sus oídos el sonido de algo que se movía con mucha velocidad, acompañado de la acción de una enorme arma de fuego.
–¡FUEGO RAPID! –se escuchó.
Rika solo pudo oír a Takato y a Henry llamándola mientras todo se volvía negro.
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Continuará…
