Aquel día hubo un gran banquete donde también participaron los niños junto
con los demás invitados y se celebró entre todos la mejora del príncipe del
Bosque Negro.
A la hora de la cena se repartió la tarta que habían cocinado Elrohir y Elladan y Legolas puso el dibujo que le había regalado Arwen en el cabecero de su cama.
Los peces que habían pescado aquel día en el río se habían terminado pero Glorfindel le regaló a Legolas un recipiente de cristal donde había metido algunos de ellos vivos y de colores, que solo se encontraban en la parte baja del río, en unas grutas cerca de la cascada y poco a poco y con el amor de todos Legolas pudo volver a salir de casa.
Y todo volvió a ser como antes.
-¿Qué vamos a hacer hoy?- dijo Elladan sentado en la mesa, cuando el sol empezaba a aparecer en el horizonte, en frente de su plato.
Legolas se adelanto: -Yo prefiero no dar ideas...
Glorfindel rió desde uno de los cabeceros.
Elroyënath tuvo una idea: -¿Qué os parece si vamos a dar un paseo a caballo?
-¡Vale!
-¡Sí! ¡Yo también quiero!
-Me tendréis que dejar un caballo...
-¡No te preocupes Legolas, mi papá tiene muchos!
Arwen fue la única que no respondió.
-¿Qué pasa mi niña? ¿No te gusta montar a caballo?
Arwen puso cara triste y de preocupación: -No... es que... es que los caballos son muy altos...
Glorfindel sonrió: -¿Quieres montar conmigo?
-¡Vale!
-¿Vas a venir Elroyënath?- preguntó mirándole con sus ojos azules.
Los ojos grises de Elroyënath cayeron sobre él: -Sí, esta vez sí, hoy no tengo asuntos pendientes.
Y en cuanto terminaron de desayunar se dirigieron hacia los establos de la casa de Elrond.
Había allí más de cuarenta caballos, todos grandes y fuertes pero de absoluta belleza y elegancia, con sus crines peinadas y los cascos con herraduras de plata. Algunos pastaban la paja que tenían en el suelo limpio de la cuadra mientras otros sacaban la cabeza por encima de la barrera de oro, para observar a los visitantes que acababan de entrar.
Arwen, antes de salir de casa, había entrado en las cocinas y había cogido una manzana.
-¡Toma!- le acercó la manzana a un caballo blanco de crines de plata y este bajó la cabeza, cogiendo la manzana con cuidado y lamiendo la mano de la niña con la lengua.
Arwen rió: -¡Me haces cosquillas!
El caballo le acarició con el morro dándole las gracias y Arwen se abrazó a su cuello: -¡Sí! ¡Yo también te quiero mucho!
Glorfindel abrió sonriendo la puerta de la cuadra del caballo blanco y le puso una manta suave encima: -¿Quieres montar en este Arwen?
-¡Sí!
Glorfindel la cogió en brazos y la subió a la grupa, poniéndola encima de la manta, para luego subirse él de un salto. Ningún elfo hubiera molestado a un caballo colocándole riendas o silla, solo era digno montar a caballo si este dejaba que lo dominases y susurrándole al oído el entendería a donde querrías ir.
Elroyënath ayudó a subir a un caballo gris, casi tan gris como sus ojos, a Elrohir y a Legolas y abrió la puerta del caballo donde montó Elladan para después montar en un caballo negro, con una mancha en la frente de color blanco.
Cuando entonces estuvieron todos preparados salieron de las cuadras y por fin los caballos pudieron notar la luz del sol en sus crines.
Elrohir le dio fuerte a su caballo y salió galopando colina abajo con Legolas detrás, agarrado a su cintura. Elladan les siguió y atrás solo quedaron Glorfindel que montaba junto a Arwen y Elroyënath, que aún montando a caballo seguía tan serio y sumido en sus pensamientos como lo habría hecho su padre. Juntos un caballo negro y uno blanco.
Glorfindel intentó sacar una conversación: -¿Qué has hecho estos días que has estado tan ocupado?- le preguntó a Elroyënath.
-Bueno...-Elroyënath se detuvo un momento en su frase, mientras pensaba: -Solo cosas mías, ya sabes...
Arwen habló con voz sería, para darle importancia, desde el caballo de Glorfindel: -¡Glorfindel y yo sabemos que nos ocultas algo!
Glorfindel rió: -¡Yo no quería insinuar nada!
Elroyënath también rió ligeramente: -Ya lo se... es que esta enana...- se acercó al caballo banco y le dio un golpe con la mano a Arwen en la cabeza: -...¡lo saca todo de quicio!
-¡Feo!
Elroyënath rió por fin claramente: -¿Lo ves?
Glorfindel le puso la mano a Arwen en el hombro y la meneó un poquito: -¿Y qué es esa manía que te ha dado a ti de llamar a todo el mundo feo?
-¡Es que es verdad! ¡Yo soy la única guapa de la familia! ¡Lo dice papá!
Glorfindel miró sonriente a Elroyënath: -¡Y luego dices que les maltrato! ¡Tu padre les da mal ejemplo!
Elroyënath le miró despreocupado: -¡Bueno, papá es un caso a parte! La verdad... es que da sólo mal ejemplo cuando quiere.
La cara de Elroyënath empezó a cambiar poco a poco a un serio que rayaba la tristeza y Glorfindel decidió rápidamente cambiar de tema: -Em... bueno... ¿y que tal tu madre?
Pero la cara de Elroyënath cambió todavía a peor: -Mi madre tampoco me comprende... - y dio fuertemente en las ancas del caballo negro para que saliera al galope, lejos de Glorfindel y su conversación embarazosa.
Glorfindel no lo entendió muy bien: -Oye ¿tu sabes que le pasa a tu hermano?- le preguntó dudoso a la niña.
-Que nos oculta algo y no quiere decirlo...
Y Glorfindel frunció el entrecejo.
CARMENCHU!!!
A la hora de la cena se repartió la tarta que habían cocinado Elrohir y Elladan y Legolas puso el dibujo que le había regalado Arwen en el cabecero de su cama.
Los peces que habían pescado aquel día en el río se habían terminado pero Glorfindel le regaló a Legolas un recipiente de cristal donde había metido algunos de ellos vivos y de colores, que solo se encontraban en la parte baja del río, en unas grutas cerca de la cascada y poco a poco y con el amor de todos Legolas pudo volver a salir de casa.
Y todo volvió a ser como antes.
-¿Qué vamos a hacer hoy?- dijo Elladan sentado en la mesa, cuando el sol empezaba a aparecer en el horizonte, en frente de su plato.
Legolas se adelanto: -Yo prefiero no dar ideas...
Glorfindel rió desde uno de los cabeceros.
Elroyënath tuvo una idea: -¿Qué os parece si vamos a dar un paseo a caballo?
-¡Vale!
-¡Sí! ¡Yo también quiero!
-Me tendréis que dejar un caballo...
-¡No te preocupes Legolas, mi papá tiene muchos!
Arwen fue la única que no respondió.
-¿Qué pasa mi niña? ¿No te gusta montar a caballo?
Arwen puso cara triste y de preocupación: -No... es que... es que los caballos son muy altos...
Glorfindel sonrió: -¿Quieres montar conmigo?
-¡Vale!
-¿Vas a venir Elroyënath?- preguntó mirándole con sus ojos azules.
Los ojos grises de Elroyënath cayeron sobre él: -Sí, esta vez sí, hoy no tengo asuntos pendientes.
Y en cuanto terminaron de desayunar se dirigieron hacia los establos de la casa de Elrond.
Había allí más de cuarenta caballos, todos grandes y fuertes pero de absoluta belleza y elegancia, con sus crines peinadas y los cascos con herraduras de plata. Algunos pastaban la paja que tenían en el suelo limpio de la cuadra mientras otros sacaban la cabeza por encima de la barrera de oro, para observar a los visitantes que acababan de entrar.
Arwen, antes de salir de casa, había entrado en las cocinas y había cogido una manzana.
-¡Toma!- le acercó la manzana a un caballo blanco de crines de plata y este bajó la cabeza, cogiendo la manzana con cuidado y lamiendo la mano de la niña con la lengua.
Arwen rió: -¡Me haces cosquillas!
El caballo le acarició con el morro dándole las gracias y Arwen se abrazó a su cuello: -¡Sí! ¡Yo también te quiero mucho!
Glorfindel abrió sonriendo la puerta de la cuadra del caballo blanco y le puso una manta suave encima: -¿Quieres montar en este Arwen?
-¡Sí!
Glorfindel la cogió en brazos y la subió a la grupa, poniéndola encima de la manta, para luego subirse él de un salto. Ningún elfo hubiera molestado a un caballo colocándole riendas o silla, solo era digno montar a caballo si este dejaba que lo dominases y susurrándole al oído el entendería a donde querrías ir.
Elroyënath ayudó a subir a un caballo gris, casi tan gris como sus ojos, a Elrohir y a Legolas y abrió la puerta del caballo donde montó Elladan para después montar en un caballo negro, con una mancha en la frente de color blanco.
Cuando entonces estuvieron todos preparados salieron de las cuadras y por fin los caballos pudieron notar la luz del sol en sus crines.
Elrohir le dio fuerte a su caballo y salió galopando colina abajo con Legolas detrás, agarrado a su cintura. Elladan les siguió y atrás solo quedaron Glorfindel que montaba junto a Arwen y Elroyënath, que aún montando a caballo seguía tan serio y sumido en sus pensamientos como lo habría hecho su padre. Juntos un caballo negro y uno blanco.
Glorfindel intentó sacar una conversación: -¿Qué has hecho estos días que has estado tan ocupado?- le preguntó a Elroyënath.
-Bueno...-Elroyënath se detuvo un momento en su frase, mientras pensaba: -Solo cosas mías, ya sabes...
Arwen habló con voz sería, para darle importancia, desde el caballo de Glorfindel: -¡Glorfindel y yo sabemos que nos ocultas algo!
Glorfindel rió: -¡Yo no quería insinuar nada!
Elroyënath también rió ligeramente: -Ya lo se... es que esta enana...- se acercó al caballo banco y le dio un golpe con la mano a Arwen en la cabeza: -...¡lo saca todo de quicio!
-¡Feo!
Elroyënath rió por fin claramente: -¿Lo ves?
Glorfindel le puso la mano a Arwen en el hombro y la meneó un poquito: -¿Y qué es esa manía que te ha dado a ti de llamar a todo el mundo feo?
-¡Es que es verdad! ¡Yo soy la única guapa de la familia! ¡Lo dice papá!
Glorfindel miró sonriente a Elroyënath: -¡Y luego dices que les maltrato! ¡Tu padre les da mal ejemplo!
Elroyënath le miró despreocupado: -¡Bueno, papá es un caso a parte! La verdad... es que da sólo mal ejemplo cuando quiere.
La cara de Elroyënath empezó a cambiar poco a poco a un serio que rayaba la tristeza y Glorfindel decidió rápidamente cambiar de tema: -Em... bueno... ¿y que tal tu madre?
Pero la cara de Elroyënath cambió todavía a peor: -Mi madre tampoco me comprende... - y dio fuertemente en las ancas del caballo negro para que saliera al galope, lejos de Glorfindel y su conversación embarazosa.
Glorfindel no lo entendió muy bien: -Oye ¿tu sabes que le pasa a tu hermano?- le preguntó dudoso a la niña.
-Que nos oculta algo y no quiere decirlo...
Y Glorfindel frunció el entrecejo.
CARMENCHU!!!
