-Elrond...
Glorfindel se había subido a una barca y se había desplazado hasta el barco donde mandaba Elrond, bajó por los camarotes y encontró al señor de Rivendel en una sala, con vidrieras de colores, como los pasillos de su casa.
-Lo siento...- la voz de Glorfindel sonaba demasiado profunda para ser la suya.
Elrond le miró sin comprender pero con temor: -¿Qué a pasado?
Glorfindel bajó la vista, demasiado dolorido para mostrar sus ojos a Elrond: -Tu hijo a muerto...
Elrond abrió muy ampliamente los ojos: -¡¿Qué?! ¡¿Qué estas diciendo?!
-Elroyënath ha caído en la batalla.
-No...-Elrond se acercó a él y le agarró fuertemente por los hombros, sacudiéndole e intentando que le mirara: -¡Dime que no es verdad!
Glorfindel no pudo pronunciar palabra.
Elrond le soltó mientras perdía las fuerzas por culpa de la angustia y se dejó caer en un sillón cercano, donde se le oyó sollozar.
Glorfindel también tenía ganas de llorar, pero para Elrond tenía que haber sido especialmente dolorosa aquella noticia.
Se acercó al señor de Rivendel que se cubría los ojos con las manos, con su espalda arqueada y que daba movimientos espasmódicos a cada sollozo, y le puso la mano en el hombro, como si de aquella manera pudiera calmar su tristeza.
-Su recuerdo perdurará por siempre entre nosotros, fue muy valiente.
¿Por qué le había mandado a la batalla? Se preguntaba Elrond en cada segundo de su existencia. Por su culpa su hijo había muerto.
Ni siquiera se acordaba de todo el porqué del comienzo de la batalla que se alzaba en la costa, entre los riscos de los arrecifes, entre barco y playa.
Sauron empezaba a emprender su fuerza, él lo sabía. Sí, realmente había sido esa la razón. Los territorios de un lugar seguro donde refugiarse de la sombra que empezaba a cernir lentamente, Mordor sobre la Tierra Media, los territorios por los cuales elfos y hombres enfrentaban sus fuerzas unos contra otros, aquellos que una vez fueron una alianza luchando entre sí.
-¿Quién...?- le preguntó en un susurro a Glorfindel a través de sus manos y sus lagrimas: -¿Quién le arrebató la vida...? Quiero verle... vivo.
____________________________________________________________________________ _____________________________________
Los golpes de metal de las espadas al chocar unas contra otras habían ya cesado en los arrecifes, los hombres se había dispersado por tierra y los elfos volvían a sus casas en los barcos de oro. Las velas desplegadas al viento en dirección a una ría, por donde se adentrarían en tierra hasta casi la altura de Lothlorien, por el río grande. Verdaderamente nadie había ganado aquella batalla.
Pero un hombre aún se encontraba entre los finos cabellos de los elfos, que destacaba por su cordura y poca elegancia. Allí, atado al mástil, de rodillas en el suelo dorado del barco, con los brazos a la espalda rodeando el tronco, se hallaba Aragorn.
Se despertó poco a poco de su inconsciencia y cuando abrió los ojos vio las botas de Glorfindel ante el suelo que miraba.
Intentó erguirse y ponerse de pie aún estando atado y vislumbró al fin los penetrantes ojos de Glorfindel.
Glorfindel se acercó a él y paso sus manos a la parte trasera de su cabeza para quitarle la mordaza que oprimía la comisura de la boca del hombre, todavía joven.
Aragorn intentó oponerse a que Glorfindel lo tocara pero una vez después de ver sus ojos no pudo resistirse, al igual que si una magia le hubiera hechizado.
-Elrond quiere verte.- le dijo sereno, con su voz cristalina, y en sus labios la sonrisa que habitualmente se hallaba cuando estaba en Rivendel, se había perdido.
Una ira repentina y fuerte invadió a Aragorn: -¡Pues tendrás que matarme para llevar mi cuerpo ante él!
Glorfindel no quería perder el tiempo, aquella era siempre la postura de venganza y odio que adquirían los hombres cuando habían sido capturados en batallas como esas, creyéndose dignos de superar todas las torturas con honor, pero siempre rindiéndose al más mínimo sufrimiento.
El capitán chasqueó sus dedos y varios guardias obedecieron su orden, agarrando a Aragorn por las axilas y el pelo, después de haberle soltado del mástil. Condujeron con ardua tarea al hombre que forcejeaba con delirio en sus brazos hacía los camarotes y le llevaron ante el señor de Rivendel.
Glorfindel quedó solo en la cubierta solitaria del barco. La mayoría de los soldados habían muerto en la batalla y los arqueros que disparaban desde el barco remaban ahora en la parte honda del barco profundo y dorado.
La brisa acarició su rostro, la brisa marina por un lado y ya terrenal por otro, mientras los barcos se adentraban en la ría. Arrecifes parecidos a aquellos donde habían muerto tantas gentes, tantos de sus soldados y tantos de los de Aragorn, se alzaban a ambos lados de la hilera de barcos que subía por el último tramo del río, cuando desembocaba en el mar.
Miró hacia el horizonte lejano y azul que alzaban las olas de océano ante sus ojos, ahora volvía a casa, pero ya nada volvería a ser igual después de la muerte de Elroyënath.
Arwen había crecido y sus otros dos hermanos eran ahora valientes generales que guiaban cada uno su barco, de vuelta por el río hacia Lothlorien, y luego de allí a su casa.
Glorfindel recordó los cuentos que algunas noches le contaba a Arwen, cuando aún dormía con su oso, ahora una mujer. Él seguía allí después de tanto tiempo mientras su corazón le pedía viajar al otro lado del océano, ahora que podía, y huir del sólo sufrimiento que encontraba en la Tierra Media.
Lagrimas recorrieron lentamente sus mejillas, deseando que todo fuera como hacía un tiempo, antes de que el dolor les atrapara a todos. Cuando en Rivendel pescaban juntos, con los hijos de Elrond, cuando montaban a caballo por la pradera, cuando reían mientras cenaban e incluso antes, cuando todavía Lithriel estaba a su lado. Sin embargo ya todo había cambiado y Elrond ya sólo tenía tres hijos, hijos que después de la muerte de su hermano mayor no volvería a ser iguales, reconfigurando así todo el marco de su vida y de la de los demás.
CARMENCHU!!!
P.D. esto va a ver que mejorarlo un pokito... sigue estando triste... esk con la depresión que tengo.... snif... snif..... we... que sepais que la historia de "lo que de verdad pasó entre Aragorn y Arwen" es casi igual esta parte... pero vista desde el punto de vista de Aragorn... si.,.. me repito... ya lo se.... CARMENCHU CRUEL!!! CRUEL!!!
Glorfindel se había subido a una barca y se había desplazado hasta el barco donde mandaba Elrond, bajó por los camarotes y encontró al señor de Rivendel en una sala, con vidrieras de colores, como los pasillos de su casa.
-Lo siento...- la voz de Glorfindel sonaba demasiado profunda para ser la suya.
Elrond le miró sin comprender pero con temor: -¿Qué a pasado?
Glorfindel bajó la vista, demasiado dolorido para mostrar sus ojos a Elrond: -Tu hijo a muerto...
Elrond abrió muy ampliamente los ojos: -¡¿Qué?! ¡¿Qué estas diciendo?!
-Elroyënath ha caído en la batalla.
-No...-Elrond se acercó a él y le agarró fuertemente por los hombros, sacudiéndole e intentando que le mirara: -¡Dime que no es verdad!
Glorfindel no pudo pronunciar palabra.
Elrond le soltó mientras perdía las fuerzas por culpa de la angustia y se dejó caer en un sillón cercano, donde se le oyó sollozar.
Glorfindel también tenía ganas de llorar, pero para Elrond tenía que haber sido especialmente dolorosa aquella noticia.
Se acercó al señor de Rivendel que se cubría los ojos con las manos, con su espalda arqueada y que daba movimientos espasmódicos a cada sollozo, y le puso la mano en el hombro, como si de aquella manera pudiera calmar su tristeza.
-Su recuerdo perdurará por siempre entre nosotros, fue muy valiente.
¿Por qué le había mandado a la batalla? Se preguntaba Elrond en cada segundo de su existencia. Por su culpa su hijo había muerto.
Ni siquiera se acordaba de todo el porqué del comienzo de la batalla que se alzaba en la costa, entre los riscos de los arrecifes, entre barco y playa.
Sauron empezaba a emprender su fuerza, él lo sabía. Sí, realmente había sido esa la razón. Los territorios de un lugar seguro donde refugiarse de la sombra que empezaba a cernir lentamente, Mordor sobre la Tierra Media, los territorios por los cuales elfos y hombres enfrentaban sus fuerzas unos contra otros, aquellos que una vez fueron una alianza luchando entre sí.
-¿Quién...?- le preguntó en un susurro a Glorfindel a través de sus manos y sus lagrimas: -¿Quién le arrebató la vida...? Quiero verle... vivo.
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Los golpes de metal de las espadas al chocar unas contra otras habían ya cesado en los arrecifes, los hombres se había dispersado por tierra y los elfos volvían a sus casas en los barcos de oro. Las velas desplegadas al viento en dirección a una ría, por donde se adentrarían en tierra hasta casi la altura de Lothlorien, por el río grande. Verdaderamente nadie había ganado aquella batalla.
Pero un hombre aún se encontraba entre los finos cabellos de los elfos, que destacaba por su cordura y poca elegancia. Allí, atado al mástil, de rodillas en el suelo dorado del barco, con los brazos a la espalda rodeando el tronco, se hallaba Aragorn.
Se despertó poco a poco de su inconsciencia y cuando abrió los ojos vio las botas de Glorfindel ante el suelo que miraba.
Intentó erguirse y ponerse de pie aún estando atado y vislumbró al fin los penetrantes ojos de Glorfindel.
Glorfindel se acercó a él y paso sus manos a la parte trasera de su cabeza para quitarle la mordaza que oprimía la comisura de la boca del hombre, todavía joven.
Aragorn intentó oponerse a que Glorfindel lo tocara pero una vez después de ver sus ojos no pudo resistirse, al igual que si una magia le hubiera hechizado.
-Elrond quiere verte.- le dijo sereno, con su voz cristalina, y en sus labios la sonrisa que habitualmente se hallaba cuando estaba en Rivendel, se había perdido.
Una ira repentina y fuerte invadió a Aragorn: -¡Pues tendrás que matarme para llevar mi cuerpo ante él!
Glorfindel no quería perder el tiempo, aquella era siempre la postura de venganza y odio que adquirían los hombres cuando habían sido capturados en batallas como esas, creyéndose dignos de superar todas las torturas con honor, pero siempre rindiéndose al más mínimo sufrimiento.
El capitán chasqueó sus dedos y varios guardias obedecieron su orden, agarrando a Aragorn por las axilas y el pelo, después de haberle soltado del mástil. Condujeron con ardua tarea al hombre que forcejeaba con delirio en sus brazos hacía los camarotes y le llevaron ante el señor de Rivendel.
Glorfindel quedó solo en la cubierta solitaria del barco. La mayoría de los soldados habían muerto en la batalla y los arqueros que disparaban desde el barco remaban ahora en la parte honda del barco profundo y dorado.
La brisa acarició su rostro, la brisa marina por un lado y ya terrenal por otro, mientras los barcos se adentraban en la ría. Arrecifes parecidos a aquellos donde habían muerto tantas gentes, tantos de sus soldados y tantos de los de Aragorn, se alzaban a ambos lados de la hilera de barcos que subía por el último tramo del río, cuando desembocaba en el mar.
Miró hacia el horizonte lejano y azul que alzaban las olas de océano ante sus ojos, ahora volvía a casa, pero ya nada volvería a ser igual después de la muerte de Elroyënath.
Arwen había crecido y sus otros dos hermanos eran ahora valientes generales que guiaban cada uno su barco, de vuelta por el río hacia Lothlorien, y luego de allí a su casa.
Glorfindel recordó los cuentos que algunas noches le contaba a Arwen, cuando aún dormía con su oso, ahora una mujer. Él seguía allí después de tanto tiempo mientras su corazón le pedía viajar al otro lado del océano, ahora que podía, y huir del sólo sufrimiento que encontraba en la Tierra Media.
Lagrimas recorrieron lentamente sus mejillas, deseando que todo fuera como hacía un tiempo, antes de que el dolor les atrapara a todos. Cuando en Rivendel pescaban juntos, con los hijos de Elrond, cuando montaban a caballo por la pradera, cuando reían mientras cenaban e incluso antes, cuando todavía Lithriel estaba a su lado. Sin embargo ya todo había cambiado y Elrond ya sólo tenía tres hijos, hijos que después de la muerte de su hermano mayor no volvería a ser iguales, reconfigurando así todo el marco de su vida y de la de los demás.
CARMENCHU!!!
P.D. esto va a ver que mejorarlo un pokito... sigue estando triste... esk con la depresión que tengo.... snif... snif..... we... que sepais que la historia de "lo que de verdad pasó entre Aragorn y Arwen" es casi igual esta parte... pero vista desde el punto de vista de Aragorn... si.,.. me repito... ya lo se.... CARMENCHU CRUEL!!! CRUEL!!!
