-Creo que llamaré a Legolas, ¿qué te parece?- dijo Elrond un tanto serio
desde la mesa de su despacho.
-¿Para qué?
-Bueno, a parte de hacerme ese favor que necesito, sería una buena oportunidad para volverle a ver
-Elrond yo...
-¿Cuántos años habrán pasado desde que no le vemos...? Unos... cientos tal vez... desde que no era más que un adolescente. Habrá crecido mucho, será un hombre ya, parecido a su padre seguramente...
-Elrond, no apruebo lo que estás pensando en hacer.
-No me importa tu opinión Glorfindel, ya te lo dije y no me gusta repetir las cosas.
-¿Entonces por qué me preguntas? ¡No te entiendo! ¡No os entiendo a ninguno!
-Mira Glorfindel, yo sólo quería saber si a ti te parecía bien que viniera Legolas.- Elrond reprimía demasiado sus ganas de gritar.
-¡Pues no! ¡No me parece bien!
-Pues yo tampoco te entiendo... Pensaba que erais muy amigos, desde aquella vez que vino cuando era aún un niño.
-¡Por eso mismo no me parece justo que él se manche las manos de sangre para matar a un hombre por que tú lo quieras! Y menos si ese hombre es el heredero de Isildur y es amigo de tu hija...
Elrond se acercó un poco a Glorfindel: -¿Perdona? Creo que no he oído bien...
-Has oído perfectamente señor de Rivendel, se pasean por las calles de la ciudad hablando animadamente ¿acaso te molesta?
-Muchas cosas me molestan Glorfindel...
-¡Aragorn no es tan odioso como piensas!
-No... claro que no... es un asesino.- los ojos de Elrond brillaron intensamente.
-Elrond por favor, todos sentimos muchísimo la muerte de Elroyënath pero ¡¿acaso tú no mataste gente en las innumerables batallas en las que has luchado?! ¿Y no piensas que detrás de aquella muerte hubo gente que lloró esa perdida? ¡¿Puedes devolver la vida?! ¡No! Ni siquiera tú, señor de Rivendel puedes. ¡Pues no te apresures en dar la muerte!
Elrond se sentó en la silla de su escritorio apoyando la frente en una mano: -Por favor Glorfindel déjame solo... estoy arto de discutir por todo...
-¡Namarië!- y Glorfindel cerró la puerta fuertemente tras de sí cuando salió de la habitación.
Y Legolas llegó unos días después, tras recibir una carta importante de Elrond, desde Rivendel.
____________________________________________________________________________ _____________________________________
Arwen se asomó por detrás de una puerta dorada hacia el pasillo, Legolas pasaba por allí.
-¡Legolas! ¡Ven, ayúdame!
-¿Qué?- Legolas se volvió hacia el pelo ambarino de Arwen.
Arwen le hizo señas con la mano para que se acercara.
Legolas se dirigió hacia ella y cuando estuvo cerca de Arwen ella le hizo pasar hacia la habitación cerrando después la puerta.
-Mira.- le susurró señalando a alguien que se había dormido, apoyando la cabeza en los brazos, encima de una mesa.
-Esta muy cansado, pero yo no puedo llevarle hasta una cama. ¿Me ayudas...?
Legolas se acercó despacio hacia aquel que dormía mitad en la silla donde estaba sentado mitad en la mesa. Le apartó el pelo oscuro de la cara y descubrió entre ellos una oreja y se echó rápidamente hacia atrás, viendo que no eran puntiagudas.
-¡Esto no es un elfo!
-¡No chilles que le vas a despertar...!- dijo ella bajo: -No, no es un elfo, es un hombre, ya sabes, prisionero de guerra y todo eso...
-¿Entonces no debería ser un esclavo...?
Arwen suspiró: -¡Ay! ¡Si es que todos sois iguales! Vale... no me ayudes, ya lo haré yo sola.
La mujer se acercó a Aragorn e intentó moverle.
Legolas sonrió: -Anda quita blandurria...
Arwen soltó al hombre y se cruzó de brazos mirándole con el ceño fruncido mientras Legolas levantaba arduamente a Aragorn, intentando no despertarle.
-Eres una floja...- y le sacó la lengua, seguían después de todo comportándose como niños: -No pesa tanto...
Después se dio cuenta de que no era verdad y de que en realidad pesaba bastante más que un elfo, con diferencia, pero prefirió no decir nada.
Le llevó con la ayuda de Arwen hasta una habitación contigua y le acostaron en una cama para que descansara, porque estaba realmente agotado.
-¿Cómo es que tiene tanto sueño...?- preguntó Legolas tocándose la nuca dolorida por el peso de Aragorn.
-Me dijo antes de dormirse que hacía mucho que no había podido descansar bien... no se.
-Bueno, yo me lo figuro...
-¿El qué?
-Si él hubiera matado a mi hijo y me hubiera a demás faltado al respeto yo también le encerraría en una celda como hizo tu padre...
A Arwen le cambió la cara rápidamente rozando un gesto melancólico: -Por favor no me recuerdes a Elroyënath...
Legolas se dio cuenta de lo que acababa de hacer e intentó recapacitar, le puso rápidamente la mano en el hombro: -Lo... lo siento... yo...
-No pasa nada, solo no me lo recuerdes... gracias por ayudarme.
-De nada... Por cierto, mi hermana te envía recuerdos, dice que está deseando verte.
Arwen volvió a entristecerse y Legolas prefirió no volver a hablar para no volver a equivocarse en sus conversaciones.
Después de un rato Arwen salió lentamente de la habitación y Legolas creyó ver que sus ojos grises se había vuelto vidriosos.
CARMENCHU!!!
-¿Para qué?
-Bueno, a parte de hacerme ese favor que necesito, sería una buena oportunidad para volverle a ver
-Elrond yo...
-¿Cuántos años habrán pasado desde que no le vemos...? Unos... cientos tal vez... desde que no era más que un adolescente. Habrá crecido mucho, será un hombre ya, parecido a su padre seguramente...
-Elrond, no apruebo lo que estás pensando en hacer.
-No me importa tu opinión Glorfindel, ya te lo dije y no me gusta repetir las cosas.
-¿Entonces por qué me preguntas? ¡No te entiendo! ¡No os entiendo a ninguno!
-Mira Glorfindel, yo sólo quería saber si a ti te parecía bien que viniera Legolas.- Elrond reprimía demasiado sus ganas de gritar.
-¡Pues no! ¡No me parece bien!
-Pues yo tampoco te entiendo... Pensaba que erais muy amigos, desde aquella vez que vino cuando era aún un niño.
-¡Por eso mismo no me parece justo que él se manche las manos de sangre para matar a un hombre por que tú lo quieras! Y menos si ese hombre es el heredero de Isildur y es amigo de tu hija...
Elrond se acercó un poco a Glorfindel: -¿Perdona? Creo que no he oído bien...
-Has oído perfectamente señor de Rivendel, se pasean por las calles de la ciudad hablando animadamente ¿acaso te molesta?
-Muchas cosas me molestan Glorfindel...
-¡Aragorn no es tan odioso como piensas!
-No... claro que no... es un asesino.- los ojos de Elrond brillaron intensamente.
-Elrond por favor, todos sentimos muchísimo la muerte de Elroyënath pero ¡¿acaso tú no mataste gente en las innumerables batallas en las que has luchado?! ¿Y no piensas que detrás de aquella muerte hubo gente que lloró esa perdida? ¡¿Puedes devolver la vida?! ¡No! Ni siquiera tú, señor de Rivendel puedes. ¡Pues no te apresures en dar la muerte!
Elrond se sentó en la silla de su escritorio apoyando la frente en una mano: -Por favor Glorfindel déjame solo... estoy arto de discutir por todo...
-¡Namarië!- y Glorfindel cerró la puerta fuertemente tras de sí cuando salió de la habitación.
Y Legolas llegó unos días después, tras recibir una carta importante de Elrond, desde Rivendel.
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Arwen se asomó por detrás de una puerta dorada hacia el pasillo, Legolas pasaba por allí.
-¡Legolas! ¡Ven, ayúdame!
-¿Qué?- Legolas se volvió hacia el pelo ambarino de Arwen.
Arwen le hizo señas con la mano para que se acercara.
Legolas se dirigió hacia ella y cuando estuvo cerca de Arwen ella le hizo pasar hacia la habitación cerrando después la puerta.
-Mira.- le susurró señalando a alguien que se había dormido, apoyando la cabeza en los brazos, encima de una mesa.
-Esta muy cansado, pero yo no puedo llevarle hasta una cama. ¿Me ayudas...?
Legolas se acercó despacio hacia aquel que dormía mitad en la silla donde estaba sentado mitad en la mesa. Le apartó el pelo oscuro de la cara y descubrió entre ellos una oreja y se echó rápidamente hacia atrás, viendo que no eran puntiagudas.
-¡Esto no es un elfo!
-¡No chilles que le vas a despertar...!- dijo ella bajo: -No, no es un elfo, es un hombre, ya sabes, prisionero de guerra y todo eso...
-¿Entonces no debería ser un esclavo...?
Arwen suspiró: -¡Ay! ¡Si es que todos sois iguales! Vale... no me ayudes, ya lo haré yo sola.
La mujer se acercó a Aragorn e intentó moverle.
Legolas sonrió: -Anda quita blandurria...
Arwen soltó al hombre y se cruzó de brazos mirándole con el ceño fruncido mientras Legolas levantaba arduamente a Aragorn, intentando no despertarle.
-Eres una floja...- y le sacó la lengua, seguían después de todo comportándose como niños: -No pesa tanto...
Después se dio cuenta de que no era verdad y de que en realidad pesaba bastante más que un elfo, con diferencia, pero prefirió no decir nada.
Le llevó con la ayuda de Arwen hasta una habitación contigua y le acostaron en una cama para que descansara, porque estaba realmente agotado.
-¿Cómo es que tiene tanto sueño...?- preguntó Legolas tocándose la nuca dolorida por el peso de Aragorn.
-Me dijo antes de dormirse que hacía mucho que no había podido descansar bien... no se.
-Bueno, yo me lo figuro...
-¿El qué?
-Si él hubiera matado a mi hijo y me hubiera a demás faltado al respeto yo también le encerraría en una celda como hizo tu padre...
A Arwen le cambió la cara rápidamente rozando un gesto melancólico: -Por favor no me recuerdes a Elroyënath...
Legolas se dio cuenta de lo que acababa de hacer e intentó recapacitar, le puso rápidamente la mano en el hombro: -Lo... lo siento... yo...
-No pasa nada, solo no me lo recuerdes... gracias por ayudarme.
-De nada... Por cierto, mi hermana te envía recuerdos, dice que está deseando verte.
Arwen volvió a entristecerse y Legolas prefirió no volver a hablar para no volver a equivocarse en sus conversaciones.
Después de un rato Arwen salió lentamente de la habitación y Legolas creyó ver que sus ojos grises se había vuelto vidriosos.
CARMENCHU!!!
