-¡Legolas! ¿Cómo estas?

-¡Glorfindel!

Los dos se dieron un fuerte abrazo.

-¿Como es que no has venido antes a verme? Ya pensaba que te había pasado algo...

-Bueno... he tenido cosas que hacer y... Elrond y yo nos hemos enfadado... - hizo una mueca: -¡Pero se le pasará!

-¡Si es que no se os puede dejar solos a ninguno de los dos! ¡Que sois como niños pequeños!

Glorfindel rió: -¡Mira quien fue a hablar! ¡El torpe que se calló al río!

Legolas se cruzó de brazos haciendo que estaba enfadado él también: -Vas a hacer que me surja un complejo...

Glorfindel le dio con la mano en la cabeza: -¡Anda, anda, que quejica te has vuelto!- rió y empezaron a caminar por el pasillo mientras charlaban.

-¿Qué tal en tu casa?

-Muy bien, por ahora todo muy bien.

-¿Y tu hermana, como esta? ¡Hace mucho que no viene a visitarnos!

-Esta hecha una vaga...

Glorfindel rió: -Arwen decía lo mismo de su padre.

-Elrond... esta muy mal...

Las caras de los habían cambiado de repente.

-Sí, lo se... Yo debería ayudarle pero no soy capaz de entablar una conversación con él en la que no se enfade.

-Nunca le había visto peor... Le ha tenido que impactar mucho la muerte de Elroyënath, yo también le voy a echar de menos...

-Todos lo haremos...

-Elrohir y Elladan tampoco están muy bien.

Glorfindel movió la cabeza de arriba abajo despacio: -Sí, realmente le esta costando mucho asumir su perdida a esta familia, es un duro golpe en tan poco tiempo...

Legolas saltó de repente: -¿Y que hace ese hombre en esta casa?

-¿Aragorn...? Bueno, creo que Elrond te llamó por él.

-¿Y que quiere que haga?

-Creo que eso será mejor que él te lo diga.

No hablaron más y pasearon en silencio.

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Legolas se encontraba de pie, en frente de la mirada severa de Elrond y la voz de este sonaba ligeramente carrasposa, dándole un aspecto aún más serio.

-¿Que querías...?- preguntó Legolas encontrándose incomodo.

-Te he llamado porque pienso que querrás saber la razón por la que te he mandado venir hasta aquí desde tu casa.

-Sí, Glorfindel me dijo que tenía que ver sobre el hombre al que albergas en tu casa...

Elrond se incorporó rápidamente ante la mención de Legolas: -¿Como sabes que aquí hay un hombre?

Legolas se llevó la mano detrás de la cabeza intentando buscar una buena respuesta: -Bueno... Él se quedó dormido y Arwen me dijo que la ayudara a acostarle en una cama...

-¡¿La hizo algo?!

-¡No, no! No... estaba dormido... Arwen no parecía estar a disgusto con él...

Elrond se pasó la mano por los ojos cansados e intentó disimular su innegable expresión de odio repentino.

-Bueno Legolas, tú estas aquí para matar a ese hombre.- la voz de Elrond volvió a sonar ronca.

-¿Qué?

-Esta condenado a muerte y dentro de poco se efectuará su sentencia.

-Pero yo...

-Tienes un gran dominio con el arco y me gustaría que intentaras que la flecha se clavara en su corazón, intentando que sufra lo menos posible. Quiero matarle pero no hacerle sufrir hasta su último respiro. ¿Has entendido?

-Elrond yo no quiero matar a nadie.

Elrond se levantó de la silla y golpeó fuertemente la mesa con la mano: -¡Pero sin embargo él lo hizo sin escrúpulos y mató a mi hijo!

-¡Era una guerra...!

-¡Pero mi hijo no volverá a la vida aunque no lo hubiese sido! ¡Y es mortal! ¡Unos años más, otros menos! ¡¿Qué más da?!

-No eres el único que hecha de menos a Elroyënath, Elrond... Pero no por eso te prometo que te valla a ayudar.

Legolas salió del despacho del señor de Rivendel, dando un portazo parecido al que había dado Glorfindel, unos días atrás.

Glorfindel estaba cerca de la chimenea del despacho: -No le eches la culpa a los demás de tu error Elrond. Se perfectamente que tú le mandaste a la batalla cuando Elroyënath debería haberse quedado en su barco. Y se que te arrepientes.

-¡Glorfindel, no quiero hablar contigo!

-¡Recapacita y crece! ¡Legolas era más maduro que tú incluso cuando sólo me llegaba a las rodillas! ¡Deja este maldito asunto!

Elrond negó su presencia y fue hacia la puerta sin contestarle, abriéndola lentamente. Legolas aún estaba al otro lado, cruzado de brazos, intentando serenarse después de la conversación que había tenido con Elrond y notó una mano en su hombro cuando se giró para mirarle de frente.

-Dile a mi hija que quiero hablar con ella, por favor.

Prefirió no discutir y resignado, Legolas desapareció por el pasillo.

Estaba enfadado y preocupado a la vez. No le gustaba la idea de que sólo le hubieran llamado desde tan lejos para matar a un hombre, y un hombre que él no quería matar.

Giró sin darse cuenta, casi inconscientemente, por uno de los corredores hasta llegar subiendo unas escaleras doradas a uno con cristaleras de colores sobrenaturales y el techo más alto de lo normal.

Llamó a una puerta dorada suavemente pero nervioso: -Arwen, soy Legolas, tengo que hablar contigo.

Nadie respondió al otro lado de la puerta. Volvió a llamar más calmado: -Arwen, tu padre quiere hablar contigo.

Nadie abrió la puerta y volvió a llamar insistentemente: -¿Arwen...? ¿Estas ahí?- silencio.

Legolas resopló y abrió la puerta, las ventanas estaban abiertas y no había fuego en la chimenea, las colchas intactas y la habitación vacía. Pero supo, instintivamente y casi de inmediato donde podría encontrar a Arwen.

Salió de la habitación y cerró la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido y se dirigió con paso arduo hasta la última habitación del pasillo, donde habían acostado a Aragorn la vez anterior, y la que antes había sido la habitación de Elroyënath.

CARMENCHU!!!

P.D.¡¿QUE HARÁN ARAGORN Y ARWEN?! ¡¿SOLITOS?! Vosotros siempre tan pervertidos.... que vergüenza... XP