Blasting Again and Double!
Capítulo 1: Sorpresa en una noche oscura
Estaba lloviendo en el pueblo de Retroville. Era verano, recién comienzo de clases y era muy extraño que lloviera en ésta época. Bueno, por alguna razón estaba lloviendo, y llovía a torrentes inimaginables. Sólo habían pocas personas que el Retroville Boarding School, un internado de niñas, estaban contentas de ésta lluvia: 1. Las chicas que no querían hacer Educación Física y 2. Gina Mary. Ella, desde que había empezado las clases, había obligado a todo el mundo que la llamaran por su nombre completo, y no por el diminutivo que le acostumbraban llamar afuera: Ginny. Esto era por un secreto que ella tenía en su interior: Odió ése lugar desde el momento en que su padre le dijo que iría a él, y lo odió más cuando se encontró con un montón de niñitas con carácter falso al interior de él. Por eso esperaba ésta lluvia con impasiencia, pero lo que nunca pensó es que llegaría los primeros días de clases. Su alegría fue inmensa al darse cuenta que, a las 4 de la tarde de un día despejado, unas nubes que aparecieron de la nada empezaron a oscurecer el día, y hacer llover en cantidades sólo igualables para una noche de invierno lluvioso. Lo suficiente para cancelar las clases por el día y por mañana, ya que no estaban preparados para una lluvia de ésa magnitud, mucho menos en Verano.
Claro tampoco era el único colegio que estaba cerrado por una lluvia inesperada. Retroville Basic School estaba cerrado también, para inmensa alegría de la mayoría de sus alumnos, ya que todos querían ver la transmición de una película de terror que darían a la noche, (Bueno, todos menos Sheen, que sin importar los horarios de escuela, vería Ultralord aunque en otro canal dieran algo mejor) que, seguramente no podrían ver por los estrictos horarios que tenían para dormir. A las 9, no importaba si te habías sacado buena nota o si habías recién salvado al mundo. A eso le pasaba a Jimmy, hijo único de la familia Neutron, que después de varias negativas de su madre, decidió arreglar esto a su manera. Obviamente, él era el único que sabía porqué había llovido justo aquella noche, en Verano, en comienzos de clases,
Gina Mary no sabía porqué ése día. Tampoco le gustaban mucho las películas de terror, prefería armar sus propias historias. Aquella noche, eso sí, lo que quería no era armar una historia, lo que quería era irse de algún modo de allí. El plan: Saltar de la ventana de su metro cuadrado en el dormitorio común y luego caminar hasta la parte más cercana de la pared límite al camino. Ésa era la idea, pero todo sería mucho más fácil sin ningún profesor husmeando por allí. Y por eso soñaba con una noche lluviosa. Debe ser a la única persona que se le había cumplido su utopía de manera inesperada. A las 9 empezaría todo, para ella y para los niños que no tenían clases en Retroville.
Judy Neutron miraba la ventana, preguntándose porqué necesariamente había tenido que llover aquel día. En realidad, se preguntaba porqué había tenido que ser todo tan coincidente.
-Jimmy! – le gritó a su hijo desde la cocina - ¿No crees que es hora de ir a dormir? ¡Son casi las 9!
-Pero mamá – le replicó su pequeño hijo - ¡Mañana no hay clases! ¡Las suspendieron por la lluvia!
-Puedes perder el horario hijo – le contestó preocupada
-Ah... no te preocupes querida ¡Es sólo una noche! – le respondió Hugh Neutron, su marido – No va a perder el horario por quedarse viendo una película de terror, tú sabes que Jimmy es muy inteligente
Judy y Hugh Neutron conocen muy bien a su pequeño hijo. No es solamente por su alto IQ y su genialidad en física, sino que conocen perfectamente sus mañas, sus gustos, sus necesidades, e incluso, a veces sus deseos. Pero había algo que los diferenciaba a ambos. Judy es una madre estricta, la cual quiere mucho a su pequeño hijo, pero tiene en la mente y en su conciencia que a él le falta mucho por crecer y que tiene que aprender muchas cosas, ojalá siempre cuando ella le repite que no. Que ojalá siempre cuando ella le dijiera que no jugara con cohetes, no lo hiciera, ojalá que siempre cuando ella lo castigara por botar la chimenea por décima vez en el mes, nunca más aterrizara en el techo. Pero ella sabía que eso es imposible. Pero lo intentaba, y en el fondo de su corazón, cada castigo que le hacía le dolía más a ella que a su hijo. Hugh, en tanto, es más que nada una persona payasa, la cual vive contenta por la razón que sea. Él está muy orgulloso de su hijo, y siempre lo estará aunque traslade la casa al fondo del mar y él sea comido por un pez. Confía que a pesar de sus 10 años él es más maduro que el resto y que podrá enfrentar lo que sea que se le ponga al frente. Confía que su hijo siempre estará bien, porque él sabe cómo estarlo. Lo que sí, y aunque en sus palabras pareciera que no tiene ningún tipo de tacto, él es muy cuidadoso. Para empezar, sabe que al final de cuentas su señora tiene razón y que no debe meterse con lo que ella diga. Lo que sí, le gusta decir las cosas de frente, aunque su capacidad de dar vueltas y vueltas en el mismo tema es tremenda. Ninguno de los 2 está completamente en la razón sobre Jimmy, ni ninguno de los 2 está completamente equivocado sobre Jimmy. Por eso, Gina Mary suponía que la gente tenía que cuidar a sus hijos de a 2.
Miró por última vez (Ella creía) en Retroville Boarding School la foto de su familia completa. Su padre y su madre al lado de ella, la cual tenía apenas 6 años. Ella tiene 12 y por alguna razón, ya había repetido 2 cursos en su vida. Ella no era tonta, para nada, pero tenía serios problemas de adaptación, decían los psicólogos. Lo que ella decía, es que no era su culpa. Que ella quería irse. Ya eran las 9. Hora de levantar la ventana, hora de que empezaban las noticias.
-¿A qué hora empezará la película? – reclamaba muy enojado Jimmy, mientras pensaba – Me costó un mundo rearmar la máquina del clima en tan poco tiempo... si no pasan luego ésa película yo...
-Goddard! – gritó su mamá desde la cocina - ¡No entres todo mojado!
Goddard, el perro robot de Jimmy, había regresado de la lluvia. No tenía muy buen aspecto, porque no estaba hecho de algo realmente impermeable al agua. Aunque tenía mejor aspecto que las anteriores veces en que salía a correr bajo la lluvia, se sentía débil.
-Mamá! – gritó Jimmy desde dónde estaba el televisor, mientras su papá llegaba con un montón de palomitas - ¡Enchufa a Goddard! ¡Necesita electricidad!
-No Jimmy! – le replicó su mamá - ¡Está todo mojado!
-Bueno... algo que hacer que sea... – Jimmy se levantó no muy contento del sillón, dirigíendose con pasos pesados a la cocina, dónde su mamá terminaba de lavar los platos. Se acercó a su perro y lo subió a su habitación.
-Bien Goddard, no te muevas – Goddard ni siquiera movió la cola... estaba realmente muy cansado. Jimmy activó el secador de pelo de su baño. Cómo él tiene una gran cantidad de pelo, el secador de pelo que tenía era un poco más que industrial. Jimmy siempre se caracteriza por hacer sus inventos exagerados para lo que necesita. Lo bueno es que el secador secó a Goddard en unos pocos minutos – Ahora Goddard, te enchufaré en el baño, pero cuando estés completamente con la batería cargada no hagas escándalo. Si abres alguna llave será lo mismo que si vienes de la lluvia – Goddard estaba completamente fuera de contacto, así que no escuchó nada.
El viento soplaba fuerte, pero Gina Mary abrió con mucho cuidado la ventana. Miró hacia abajo y se aseguró que no pasara nadie por allí. El primer proyectil que bajó de su habitación fue su mochila. Estaba pesada cómo una piedra, pues se llevaba todo lo que podía con ella. Una compañera de cuarto tenía una pesadilla. Se movió bastante y luego se quedó quieta. Gina Mary continuó. El siguiente proyectil fue ella. Se lanzó desde el segundo piso hacia un montón de arbustos. La niña había resistido caídas peores, estaba bien. Recogió su humedesida mochila y salió cómo una bala hacia un toldo que estaba cerca. Lo usaban en los campeonatos, cerca de la cancha de basquetbol, la cual también servía de cancha de Voleybol. Allí se quedó un rato, mirando la situación
-Ésta película ha sido adaptada para que su contenido sea apto para todo público
-No... – Jimmy podría haber dicho algo peor si no fuera porque su mamá estaba sentado con él – Le cortaron las mejores partes
-Mejor así – opinó su papá – Te vas a morir de miedo igual, te asustabas con la Reina de Blancanieves
-Papá – Jimmy sintió cómo si eso hubiese sido una ofensa muy grande. Él había salvado al mundo muchas veces como para - ¿Asustarme con la Reina de Blancanieves?
-Y con Cruella de Vil te orinabas de miedo
-Yo no me orino de miedo con un personaje de películas – replicó inmediatamente Jimmy – Salvé al mundo de una invasión extraterrestre!
-Yo no sé – contestó su papá, tratando de tragarse la risa – Lo único que sé es que lo hacías
-Hijo... – trató de hablar su mamá – Aún estás a tiempo para ir a la cama...
-No mamá – contestó inmediatamente Jimmy. Su honor había sido dañado por ésas opiniones tan infantiles. Él ya tenía 10 años, era un niño, pero era grande – Le voy a demostrar a mi papá que no me asusto con ésas cosas...
-Está bien – contestó su mamá, sabiendo que no habría manera de convencer a Jimmy después de lo que le había costado hacer llover – Pero no me dejes el sillón mojado
-Mamá! – gritó Jimmy, mientras ambos padres estaban tratando de tragarse la risa
Gina Mary aún veía cómo llovía. Detrás de ella ya habían pasado algunos profesores, los cuales parecía que habían detectado una inundación en la picina del recinto. Justo en el momento necesario. Gina Mary corrió al lado contrario. Las gotas caían cómo taladros. Las nubes venían muy cargadas, y Gina Mary no podía resistir los golpes en la cabeza. Golpeaban como si fueran piedras, verdaderos proyectiles de hidrógeno con oxígeno. Pero no había nada que detuviera la fuga. Gina Mary llegó rápidamente (A pesar de todo) a la pared. Había que tomar vuelo, muchas de sus compañeras de curso la llamaban "mono" despectivamente, pero las gotas caían demasiado fuerte cómo hacerlo sin correr antes. De un solo salto logró franquear la pared y por fin estaba afuera. Corrió rápidamente hacia la ladera del cerro en que estaba el internado, abajo había un servicentro, allí podría cambiarse de ropa.
No demoró mucho en llegar al servicentro (Lo más difícil ya había pasado en realidad) y trató de pasar lo más inadvertida posible a los baños. Allí se sacó el uniforme mojado, y se cambió de ropa. Se puso unos jeans azules, zapatillas, una blusa y un chaleco. Aparte, solamente traía un chal del colegio, que era lo único impermeable que traía. Lo tuvo que llevar de todos modos. De nuevo empezó a caminar. Apenas traía unas monedas con los cuales pagar la ducha, pero el pueblo no estaba lejos. Ella sabía a dónde ir.
Jimmy y el Sr. Neutron miraban la televisión atentamente. En efecto, estaba editada, pero eso no le quitaba mucho terror. El Sr. Neutron en realidad, no estaba muy atento a la película, sino que estaba atento a su hijo. Estaba haciendo algo que jamás él admitiría que hizo: Estaba temblando cómo gelatina, y eso le divertía mucho al Sr. Neutron
Gina Mary estaba caminando en medio de un barrio lleno de jardines verdes y bien cuidados, además de solamente casas de 2 pisos. Parecía un verdadero condominio, sino fuera porque no había una entrada enrejada, ni el sector tenía nombre. Solamente lo llamaban por la calle. Miraba para todos lados tratando de recordar la casa, en medio de jardines medio inundados y de torrentes de agua que circulaban por las calles. Hacía tanto tiempo que no veía a sus tíos que encontrar la casa que jamás había visto era un poco difícil. Se sentó en unas jardineras a tratar de pensar
-Hey! ¡Tú!
Gina Mary se dio vuelta inmediatamente y muy asustada. Luego notó que solamente era una niña que le gritaba desde la ventana de la casa a la cual pertenecía la jardinera
-¿Estás perdida? – le gritó la niña, la cual tenía 2 moños rubios colgando de ambos lados de la cabeza, quienes se movían violentamente con el viento
-¡Busco la casa de Hugh y Judy Neutron! – le gritó Gina Mary, con la esperanza que le dijiera alguna pista - ¡¿Sabes dónde viven?!
-Sí – le respondió la chica - ¡Viven al frente!
-Gracias! – gritó Gina Mary, después de dar vuelta para mirar
Ya estaban en el momento cúlmine de la película. Hasta el señor Neutron se había olvidado completamente en la gelatina que se movía en el sillón, veía la película muy atento a lo que va a pasar.
Toc! Toc!
Ésa era la puerta
-Jimmy, abre – ordenó escuetamente su papá
-Sí – respondió Jimmy, parándose. Caminó un poco asustado a la puerta, no por lo que podría haber detrás de ella, sino que ésa sensación le había dejado la película. Pero él era muy orgulloso cómo para admitirlo. La puerta (Estaba muy ambientada) rechinó al abrirla. Un rayo pasó detrás del visitante, mostrando una sombra jorobada con unos ojos brillantes
-AAAAHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! – Jimmy salió cómo toda una bala al segundo piso, en busca de Goddard
-¿Qué sucede? – preguntó la persona que estaba en la puerta
-¿Ah? – dijo el Sr. Neutron. Había acabado de ponerle atención a lo que sucedía, ya que le habían puesto comerciales
-¿Tío Hugh?
-¿Quién eres?
-¿No se acuerda de mí? – dijo la persona tímidamente – Soy su sobrina, Ginny
-¿Ginny? – preguntó a sí mismo el Sr. Neutron, cómo tratando de recordar – Ah! ¡Ginny! Pasa! ¿Qué haces sola en una noche cómo ésta?
-¿Quién era el que acabó de salir corriendo? – preguntó preocupada la niña
-Ah... ése era Jimmy... Yo le dije que se asustaba hasta con la reina de Blancanieves, pero no me quizo creer...
Ginny no entendió muy bien ése comentario
En efecto, Jimmy había salido corriendo al segundo piso, hacia el baño dónde tenía enchufado a Goddard
-¡Goddard! – le gritó casi sin aliento al desenchufarlo - ¡Ven conmigo Goddard! ¡Tenemos una invasión!
Goddard despertó de un largo letargo, sin la batería completa, pero se movió rápidamente con su dueño, el cual bajó inmediatamente al primer piso, gritando cómo un loco
-¡Sal de allí monstruo, ser interdimensional, extraterrestre o lo que seas! ¡Que tengo un perro robot y no dudaré en usarlo!
-Heh... Jimmy!
-¿Sí papá?
-Te presento a tu prima, ella es Ginny Neutron
-¿Prima? – Jimmy no se podía convencer de lo que le decían - ¿Y el monstruo?
-¿Te asusté? – preguntó tímidamente Ginny – Bueno, ésos rayos asustan a cualquiera... aunque son hermosos
-¿Eras tú? – Jimmy se sintió desepcionado... pero de repente reaccionó - ¿Prima? Yo no sabía de ninguna prima
-Lo que pasa es que no nos vemos hace mucho tiempo Jimmy – explicó Ginny con toda calma – Deben haber sido hace unos 6 años a lo menos... no es necesario que te acuerdes...
-Por cierto Jimmy – interrumpió el sr. Neutron - ¿Te miraste los pantalones?
Jimmy se sintió deshorado. Le ordenó a Goddard que se enchufara y subió al baño con la autoestima por el suelo
-¿Por qué tenía que mirarse los pantalones? – preguntó Ginny, ésta vez sin comprender ni medio
-Lo que pasa es que tu tía Judy se compró un nuevo libro sobre cómo educar a tu hijo genio – explicó el sr. Neutron – Y por ahí salía que podías hacerle tomaduras de pelo... Planeé toda la semana esto... aunque hay que admitir que no abría sido tan divertido si no hubieses llegado tú
-¿A qué se refiere?
-Hey! – gritó Jimmy del baño - ¡No mojé los pantalones!
Allí el Sr. Neutron no pudo aguantarse la risa. Se reía a carcajadas, tan fuerte que llegaba a tapiar los ruidos de las gotas que venían del techo.
-Papá! Eres un maldito! – Al gritar eso, otra carcajada se inició, pero ésta vez con voz de mujer – Mamá ¿Tú también?
Ginny no entendía mucho. Pensaba encontrarse con alguien parecido a su padre, pero, nunca con su negativo exacto.
-Bueno, vas a ir a la habitación de huespedes... – trató de decir el Sr. Neutron, después de que pudo morderse su risa – Y supongo que te prestaré alguna polera de pijama... Ay... vaya manera de empezar un Martes...
Ya eran las 12 de la noche en Retroville.
