Ola!!!! Siento la tardanza, d veras… xo he empezado a currar y… T-T estoy hecha polvo y casi sin tiempo! -
Bueno… supongo k estáis impacientes x leer… ' o eso espero XD
En fin… reviews:
Essy: Primita!!!! XDDD x fin… ¬¬ ya era hora, no crees??? N fin… ja parlarem -
Carrie: T-T siento la espera…
Isabel P.C: emocionada Muxas gracias!!!!! -
Diana-Lily-Potter: Ola! Cierto, lo habíamos arreglado; - ' s k stoy muy despistada últimamente… sorry. Espero k te guste, muxos bsos!!!
Kala: si, Harry está mejorando… - spero k te guste!
Marla: Ola!!!! -pues… gracias y espero k te guste el nuevo capi -
RoHermione: Ola! H/H??? … pues… no lo creo.. en realidad me gusta el Hr/R… y en cuanto a Harry… bueno… no creo k tenga la cabeza xa chicas, no crees???
Ithae: Ola!!! K tal wapisima???!!! Em sap greu haver trigal tant de temps!!! … T-T spero k t'agradi el capi - Molts ptons!!!!
Sacralo: T-T spero k tb te guste este capi… y es un poco más largo… T---------T y siento haber tardado! -
Jessytonks: Ola!!! Me exabas d -?? XDDD pos ya estoy akí d nuevo!!! XDDD si k parece la d X-Men! XDDD me alegra k te gustara el capi! -espero k disfrutes d este tb ;)
Lilyan Black: si k lo sigo, trankila - spero k te agrade -
Lucy: Gracias!!!! -muxas gracias, sigue leyendo (y dejando reviews! XDDD)
Flor: Ola!!! - si soy d Catalunya… Barcelona xa ser exactos… oye… tu has escrito algun Harry/Draco??? … s k me suena xo no se… bueno, spero k sias leyendo - bsos!!!
Superhyoga: Ola!!! Gracias x las sugerencias - xo… n serio k no creo k Harry tenga la cabeza xa chicas… no después d todo lo k ha pasado, no?? Bueno, muxos bsos!!!!
Pekenyita: Ola!!!!!!!!!! K tal??? - si XDDD x fi he actualitzat!!!!!!!!!!!! XDDDDDDDDDDDD ja era hora, no?? X cert, kina noticia polenta et van donar??? O-O … m'alegro k t'agrades la part del Harry i el Remus no les tenia totes amb mi… si! - la peli em va encantar!!! I estic d'acord amb tu… i al Remus li sobrava el bigoti!!!! - - molts petons!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Gandulfo: Gracias - muxos gracias!!!!
GaRrY: :S no me mates… siento no actualizar rápido… xo ahora tengo menos tiempo k antes! - … bsos
Lucumbus: Ola!!!!!!!!!! K tal?? E! jo… k no tinc temps… :S xo haches capi és llarg! … l k no se molt bé es com ho continuaré.. :S xo ja se macudirà alguna cosa! XDDD moles ptons!!!!
Sin preámbulos… Enjoy it!
Regreso a HogwartsAl cabo de un rato en el que ambos se sintieron en paz consigo mismos, ninguno de los dos habló; pero Harry necesitaba preguntar, necesitaba saber.
–Remus.
–¿Si, Harry? –reaccionó el nombrado.
–¿Qué era ese arco?
–¿Qué arco? –por supuesto Remus sabía a que se refería; pero no quería hablar de eso… el recuerdo era aun demasiado doloroso.
Y Harry lo sintió de nuevo.
–Lo sabes perfectamente –contestó el muchacho.
–Te agradecería que no volvieras a hacer eso –le dijo refiriéndose a lo de que le leyera la mente.
–Contéstame, por favor.
Se aguantaron la mirada; aunque Remus sabía que no era lo más inteligente ahora que Harry podía leer la mente; pero pensó que total, Harry podía leer la mente sin mantener contacto visual. Por lo que no perdía nada.
–¿Qué era ese arco? ¿Por qué no me dejaste ir tras Sirius cuando cayó a través de él?
Suspiró.
–Lo que yo se sobre el arco es poca cosa; aunque no creo que puedas encontrar algún experto en él –hizo una pausa–. Es algo parecido al arco del Hades de la mitología muggle; por lo que se denomina de la misma forma: Arco del Hades. Es una puerta que conecta el mundo de los vivos con el mundo de los muertos.
–Entonces puede atravesarse –dijo más que preguntó–. Si hay una entrada hay una salida.
–No siempre.
–Si se puede entrar significa que también se puede salir.
–A veces no se puede.
Harry lo miró derrotado. –¿Por qué? –preguntó en un susurro.
–Esa puerta –siguió Remus– sólo puede ser traspasada una vez. S"LO UNA.
–¿Pero cual es el problema?
–Sólo puedes atravesarla cuando estás muerto.
–¡Pero Sirius no lo estaba!
–Pero lo estuvo en el momento de atravesarla.
–Eso no lo puedes saber –dijo apretando los dientes.
Remus le sostuvo la mirada firmemente. Se acercó a él y lo cogió por la barbilla.
–Sirius no hubiera querido que te arriesgaras por él.
–Me da igual.
–Y mucho menos que te sacrificaras por él.
Harry cayó y se miró el puño derecho, que apretaba con fuerza la sábana. A él tanto le daba lo que Sirius quisiera o dejara de querer.
Quería decirle a Remus que lo que quisiera Sirius en ese momento era lo último que le preocupaba.
–Se que nada de lo que te diga va a poder cambiar tu forma de pensar –explicó Remus–, pero quiero que entiendas que Sirius fue para salvarte a ti, no para que te acabaras sacrificando por él.
Harry siguió mirando su mano; la cual había dejado de apretar la sábana.
Era el culpable; dijeran lo que dijeran los otros; dijera lo que dijera Remus, era su culpa, ¡Maldita sea! ¡Era él quien había caído en l atrampa! ¡El había sido tan idiota de creer que lo que había visto era real! Era él quien había querido jugar a hacer de héroe.
Con la cabeza baja cerró los ojos fuertemente para que las lágrimas que pugnaban por salir no lo consiguieran; aliviado de que nadie pudiera verlo; aliviado de que Remus no pudiera mirarle a la cara.
–Nadie te culpa, Harry –dijo intuyendo lo que el chico podía estar pensando.
No recibió respuesta.
–Yo no te culpo –agregó.
Harry levantó la mirada.
Las ganas de impedir que ese chico sufriera le invadieron.
Harry estaba llorando.
–Pero fue mi culpa –dijo con voz trémula.
Eran lágrimas silenciosas las que recorrían el camino de su cara; saliendo de esos ojos verdes tan parecidos a los de su madre; recorriendo esas mejillas que se habían vuelto pálidas tras el último mes sin ver la luz del sol; y que mediante la barbilla caían a su regazo, cubierto con la sábana que volvía a estar presa de su puño.
–Harry, no lo fue.
–Si; si que lo fue –dijo–. Fui yo; fui yo quien creyó que Sirius estaba preso de Voldemort.
–Sirius hubiera hecho lo mismo por ti.
–Hermione me avisó –siguió con su tono de voz casi indiferente.
–¿De que? –preguntó Remus mientras pensaba en como acabar con esa línea de pensamientos.
–De que me gusta jugar a hacer de héroe.
–Harry, a ti no te gusta jugar a hacer de héroe –se apresuró a añadir.
–Y de que Voldemort sabe que me gusta jugar a hacer de héroe –continuó, aparentemente, sin haber escuchado lo que el licántropo le dijo.
Remus le miró seriamente.
–Escúchame, Harry –dijo mientras apoyaba ambas manos en la cama y mantenía su cara muy cerca de la del chico; en actitud autoritaria–. Querer salvar a la gente que quieres no es jugar a hacer el héroe –tras una pausa añadió–; simplemente es preocuparse por los que te rodean, ¿entendido?
Tras unos segundos el muchacho asintió con la cabeza.
–Y ahora descansa, lo necesitas –dijo mientras lo "ayudaba" a tumbarse de nuevo en la cama y lo tapaba con la sábana.
–¿Te vas? –preguntó Harry.
–Si, pero volveré más tarde.
–¿No puedes quedarte? –no sabía porqué, pero la presencia de Remus lo reconfortaba y tranquilizaba ahora.
–Lo siento Harry, pero no puedo; necesitas estar solo. Volveré en unas horas; no quitaré los hechizos, y ahora descansa.
Harry volvió a asentir.
El silencio volvió a envolverle cuando Remus desapareció por la puerta; un silencio tranquilo y con mucha paz que lo instó a cerrar los ojos de nuevo.
Cuando Remus salió se dirigió directamente a las chimeneas.
Sabía que los Weasley y Hermione estarían en alguna sala esperando alguna noticia por su parte sobre Harry. Pero no estaba seguro de ser la persona idónea para contar todo lo que Harry le había confiado (porque eso había hecho el chico: Confiar en él); y algo de lo que había averiguado entre líneas.
Sólo Harry podía decidir a quien explicarlo y cuando explicarlo.
Cogió Polvos Flu y los arrojó a las llamas mientras con voz clara decía: 'Hogwarts'.
Mientras e licántropo se iba, Harry seguía sin poder dormirse.
Estaba cansado, cierto.
Y ahora se encontraba tranquilo, si; y ¿Por qué no decirlo? Se encontraba seguro.
Pero no quería dormirse; pese a que todo le invitaba a hacerlo.
Estaba protegido de la mente de los demás… pero no de la suya.
Nada le impedía volver a tener pesadillas.
Nada le impedía volver a ver a Sirius morir… verlo cayendo de nuevo a través de ese velo… con una expresión de sorpresa en el rostro… ver como se doblaba y se desplomaba en la otra banda del arco.
Se giró y quedó tumbado de lado en la cama.
Los ojos se le cerraban; y cada vez tenía más problemas para tratar de abrirlos.
Bostezó. Se frotó los ojos y se acomodó mejor en la cama.
Volvió a bostezar.
Sus ojos se cerraron; pero esta vez no batalló para abrirlos, y nuevamente, se dejó abrazar por Morfeo y su música.
'Presión bien, temperatura bajando; la fiebre ha remitido' hubo una pausa. 'El cansancio sigue; tendré que informar para que le preparen alguna poción para recuperar fuerzas'.
Abrió los ojos con cansancio.
¿Qué era toda esa charla?
Miró hacia el lugar del que venía la "voz" y vio a una enfermera.
'Si todo bien' dijo.
Harry abrió los ojos de golpe. ¡La chica no había movido los labios!
¡Oh! No… se llevo el brazo a los ojos.
¡Se le olvidó cerrar la mente antes de dormirse!
–Buenas tardes –le dijo la chica dulcemente–; ¿Cómo te encuentras?
Harry pensó en volver a contestar con su: 'bien'; pero pensó que a una enfermera no podría engañarla…
–Bien –contestó con voz ronca–; estoy bien.
La enfermera apuntó un par de cosas más en su carpeta y antes de marchar le dijo:
–¡Ah! Hay una chica esperando fuera para verte; ¿la hago pasar?
–¿Quién es? –preguntó sin ocurrírsele quien diablos podía estar ahí fuera esperando para verle a él.
Hermione y Ginny estarían esperando junto al resto de la familia de la pelirroja a que Dumbledore les diera permiso; y dudaba de que el anciano ya lo hubiera hecho.
Y en cuanto a la señora Weasley… bien, seamos sinceros, la enfermera había dicho: "Una chica"… y bueno, sinceramente… con todos los respetos pero la señora Weasley ya no pertenecía a esa categoría.
–Pues no lo se –dijo llevándose un dedo a los labios–. Pero me gustaron los pendientes que llevaba –y sonrió–; muy originales y divertidos.
Harry se quedó sorprendido.
Definitivamente no se trataba de ninguna de las tres personas en las que había pensado; ya que no se las imaginaba llevando pendientes llamativos… pero entonces… ¿Quién?
–¿Quieres que entre? –volvió a preguntar educadamente la chica.
–¿Qué? ¡¿Eh?! Si, claro –añadió pensando que de ese modo sus dudas se resolverían.
Seguía pensando en alguien que pudiera encajar en la descripción de "pendientes originales" cuando la respuesta entró por la puerta; cayendo en la obviedad del asunto.
–Hola, Harry. ¿Qué tal el verano? –preguntó Luna Lovegood mirando fijamente con sus ojos tan abiertos al chico.
Volvía a llevar sus pendientes de zanahoria.
Y se preguntó si la enfermera se estaba burlando de ella… o por el contrario era cierto que le gustaban esos pendientes.
Si que eran originales.
En cuanto a divertidos… bueno… esa palabra tiene un montón de matices distintos.
–¿Qué haces aquí? –preguntó el moreno con incredulidad.
La chica se encogió de hombros.
–¿No es obvio? –preguntó–. Venir a verte.
–Pero… ¿por que?
Otro encogimiento de hombros como respuesta.
–Acabo de llegar de viaje –explicó–; Suecia es muy bonito. Había mucha nieve –comentó como si fuera algo raro.
Harry no sabía que decir; la situación le parecía cada vez más rara.
–¿Cómo te sientes? –volvió a preguntarle ella mientras se acercaba más a la cama.
–No lo se.
–Te sientes confuso –dijo ella–; puede que incluso enfadado con Black porque te dejara.
–¿Cómo puedes saber que… –pero Lovegood no le dejó acabar de formular la pregunta.
–Porqué así me sentí yo cuando mi madre murió.
Harry siguió observándola… era cierto… Luna había perdido a su madre cuando era pequeña… de todos (exceptuando a Remus, quizás), Luna era la única persona que podía comprenderlo y saber como se encontraba… como se sentía.
Harry desvió la mirada.
Abrió y cerró la boca un par de veces pero no dijo nada.
–¿Hay algo que quieras preguntarme? –le cuestionó ella quizá intuyendo como se debía sentir Harry.
–Si.
Luna entrecerró los ojos brevemente para entonces volver a abrirlos mucho.
–¿Cómo… –suspiró– ¿Cómo lo…
–¿Cómo lo superé? –inquirió tras ver que el chico no se decidía.
Asintió lentamente.
Se le notaba el cuerpo angustiado; expectante.
–No lo hice.
Desilusión. Desmoronamiento. El chico se desinfló.
–Lo seguirás recordando –dijo–. Y un día, dentro de un tiempo; cuando menos te lo esperes y sin darte cuenta… dejarás de ver su muerte.
Ante la mirada de extrañeza de Harry, continuó.
–En vez de recordarle muriendo; le recordarás vivo. Contigo.
Harry se quedó en silencio asimilando las palabras de su amiga.
–¿Sabes lo que me resulta curioso? –le preguntó ella de golpe.
–¿El que?
–Que no me hayas leído la mente para saber todas esas respuestas; y que me las hayas preguntado directamente.
Harry se sorprendió.
Cierto de nuevo. ¿Por qué no podía leerle la mente a la chica? … ¿En realidad quería leérsela?
–Supongo que en realidad eso quiere decir que no querías leérmela.
–¿Cómo sabes que puedo leer la mente, de todas maneras?
–Vi a Ginny antes de entrar –dijo con su tono de "¿No es obvio?"
–Sigo sin entender porque has venido. Aunque entiendas como me siento no tenías porque venir.
–Lo se –dijo lacónicamente–; pero quería venir.
Silencio.
–Bueno; me voy a leer unos textos con un espejo.
Harry miró perplejo como salía; y antes de que lo hiciera se concentró deseando poder leerle la mente.
'Esa revista sobre el cantante de pop muggle convertido en momia es muy interesante'
Parpadeó descolocado y perplejo de nuevo; y paró de leerle la mente.
Aunque le cayera simpática, no podía dejar de pensar que era algo rarita.
Se tumbó y por algún rato dejó pasar el tiempo.
Lo que había dicho Luna le retumbaba en la mente: 'Puede que incluso enfadado con Black porque te dejara' … ¿era eso lo que sintió todo este mes? … era cierto que había gritado de frustración pensando que Sirius le había abandonado… pero… de ahí a decir que lo odiaba o que estaba enfadado con él… había demasiada diferencia… ¿verdad?
Se tapó la cara con las manos.
No quería pensar.
No quería sentir.
Quería… quería morir.
¿Era cierto lo que decían? Eso de que todos los que desean morir son unos cobardes.
…
No estaba seguro de nada.
Harry estuvo dos días más ingresado en el hospital hasta que fue dado de alta.
Dumbledore decidió no enviarlo de vuelta con los Dursley; Harry necesitaba tranquilidad. Aunque bien sabía que tampoco la encontraría con los Weasley ni con Hermione ni con Remus…
–Harry, ¿Qué te parece quedarte en Hogwarts?
–¿? –fue más o menos lo que Harry expresó en voz cuando el director se lo propuso.
–Necesitas un lugar tranquilo para descansar; y que además esté protegido –explicó el hombre mientras el chico le miraba cada vez con los ojos más abiertos.
–¿Y? –Harry seguía sin entender porqué precisamente Hogwarts.
Vale, cierto que si el director hubiera dicho cualquier otro sitio también le hubiera mirado de la misma manera… incluso si ese lugar hubiera sido Privet Drive; que es lo que en el fondo él estaba esperando.
–Piénsatelo, si lo necesitas –le dijo–. Pero considero que Hogwarts es la mejor opción que tienes ahora mismo.
–¿Por qué? –preguntó confuso– ¿Por qué no me hace volver a Privet Drive?
La mente del chico era un absoluto caos. Miles de ideas y pensamientos que se cruzaban y mezclaban.
–Se supone que allí estoy seguro de Voldemort, ¿no? –preguntó–. Que allí no puede tocarme, ¿cierto?
No es que intentara volver a Privet Drive; ni loco. Sólo que no alcanzaba a entender las razones del director.
Y por una vez, quería entenderlas.
O al menos saberlas.
–Creo que en estos momentos Voldemort es de tus últimos problemas.
Harry se sonrojó un poco.
–¿Y que hay de esa parte de la profecía que hablaba de la sangre? –soltó; porque le había quedado claro que esa parte era importante. MUY importante–. ¿No se supone también que DEBO estar con mi tía?
El anciano le sonrió dulcemente.
–Supones demasiado, Harry –le dijo tranquilamente.
Harry entrecerró los ojos peligrosamente.
¿Acaso Dumbledore se estaba burlando de él?
–¡Oh! Y no me burlo de ti, si es lo que estás pensando –añadió inmediatamente sin borrar esa sonrisa. ¡Esa sonrisa como si le estuviera hablando a un niño pequeño!
¡Maldita sea!
¡Él no era un crío! Ya lo había probado un sin fin de veces.
Y además… si esperaban que derrotara a Voldemort bien deberían dejar de tratarle como a tal…
¡Oh, por Merlín! ¡No estaba hecho de cristal!
Harry se inclinó hacia atrás en clara señal de amenaza.
–¿Me ha leído la mente, señor? –preguntó tan calmado como fue posible.
–No –contestó con una sonrisa diferente.
Una sonrisa que parecía indicar cierto ¿orgullo? por los poderes que el joven estaba desarrollando.
–Pero tal vez es obvio lo que estás pensando, ¿no crees?
Se encogió de hombros.
–Tal vez –accedió.
Silencio.
–Sigo sin entender porqué Hogwarts –reiteró el chico.
–Es el sitio más seguro que existe –defendió Albus.
Harry le miró con una cara que claramente quería decir que no; que no se lo tragaba.
Desde que él había llegado a Hogwarts; éste había dejado de ser un lugar seguro.
Y tenía la impresión que este año aun sería más peligroso.
Y el siguiente (si sobrevivía a este) aun mucho más.
–De acuerdo que hay peligros –concedió–; especialmente para ti. Pero… por esa razón sigue siendo el lugar más seguro.
–Está bien –claudicó.
–Bien –se levantó–; iremos directamente a Hogwarts –explicó–; Remus irá a recoger tus pertenencias a Privet Drive y te las llevará a Hogwarts.
Dumbledore observó al joven que seguía sentado aparentemente pensando en ese sofá.
–¿Algo que añadir? –le preguntó viendo que el joven no parecía muy convencido.
–¿Cómo iremos hasta Hogwarts?
–Un traslador nos llevará hasta Hogsmeade dado que aun no tienes edad para aparecerte –hizo una pausa–; no tengo muy claro que parte de Hogsmeade –añadió–; pero lo más seguro son las tres escobas o el cabeza de puerco; ¿Qué prefieres?
–Las tres escobas está bien –dijo pensando la cantidad de gente rara que había visto en el cabeza de puerco el curso anterior.
–Bien.
–¿Por qué no tomamos un traslador directo a Hogwarts?
–Porqué creo que podría ser peligroso, ¿entendido?
Asintió con la cabeza.
–¿Y de Hogsmeade a Hogwarts?
–En carruaje –contestó como si fuera lo más obvio del mundo–. No pretenderías hacer caminar a un hombre mayor, ¿cierto, Harry? –añadió con una sonrisa.
El chico se quedó sin saber que decir. No había esoerado esa respuesta del director de la escuela; ni mucho menos.
–Volveré en unos minutos, Harry –dijo; procura no salir de la habitación ientras preparo nuestro traslador.
Y diciendo esto se fue de la sala.
Harry se tumbó en el sofá; Dumbledore no le había prohibido abandonar la habitación, pero de todas formas parecía sugerirle que no la abandonara… ¿Por qué? Estaba en San Mungo, ¡se suponía que no podía pasarle nada! ¿Cierto?
…
Oh, si… Hogwarts es el lugar más seguro del mundo.
¿Para quién? … ¡¿Para los fantasmas o que?! … ¡Merlín!
Se dedicó a observar el sitio en el que se encontraba ahora.
Tampoco que hubiera mucho que mirar…
Hacía dos horas le habían dado el "alta", pero eso no había significado poder abandonar el hospital, ¡ni mucho menos!
Lo habían trasladado a esta nueva sala; ya que al parecer nadie tenía muy claro que iba a ser de él en el mes que quedaba hasta la vuelta a Hogwarts.
Por eso había estado dos horas en esa habitación; para esperar a que alguien lo decidiera.
Aunque, ciertamente, él esperaba ser enviado de vuelta a Privet Drive inmediatamente; pero la perspectiva de ir a Hogwarts era mejor; MUCHO mejor.
Se recostó más cómodamente en ese sofá rojo (que a fin de cuentas era lo único de color que había allí).
Había un par de mesas, algunas sillas… y poco más.
¡Eso si! … ¡La habitación volvía a ser blanca!
¡Ah! También había un par de plantas (muy pequeñas) en la habitación que daban "un toque de vida" como se solía decir.
No había ventanas. Sólo una especie de lámpara en el techo que a juzgar por su aspecto se podría decir que funcionaba con aceite; aunque lo más probable era que estuviera directamente encantada.
–Hogwarts –musitó; y una sonrisa entre feliz y trriste se instaló en su rostro.
Quería abandonar a los Dursley (¿Y quien no?) y a ser posible con la certeza de no regresar allí nunca más.
¿Entonces?
Siempre hay un pero, ¿cierto?
Cierto.
¿Y este es?
Pero… pero volver a Hogwarts significaba volver a enfrentar la muerte de Sirius.
Los lugares que frecuentaba.
Los lugares donde lo había visto.
Los lugares donde se había escondido.
Los lugares a los que ya no volvería…
Suspiró y se pasó la mano por la cara.
Iba a ser un curso largo.
Y con ese pensamiento en la mente y con la luz cada vez haciéndose más tenue a través de sus párpados se durmió.
Bostezó y perezosamente abrió los ojos mientras se despejaba.
Veía borroso.
Alguien le había quitado los anteojos y había clocado una manta sobre él.
Alargó la mano y tanteó en busca de una mesa o algo en donde sus gafas pudieran estar colocadas.
Entrecerró los ojos y se llevó la otra mano para tapárselos mientras daba con los anteojos y se los colocaba.
La luz de la sala había vuelto a la "normalidad"; si es que tenía alguna…
Se incorporó un poco y vio que en un sillón individual a menos de un metro de él se encontraba Albus Dumbledore sentado tranquilamente y leyendo un libro.
–Buenos días de nuevo, Harry –le dijo sonriendo y levantando su mirada azul del libro.
–Profesor, ¿Qué? –empezó el chico; aunque no hizo falta que continuara, cualquiera podría haber deducido que pensaba.
–Parecías tan tranquilo mientras dormías que me pareció una lástima tener que despertarte –explicó–; de modo que me puse a leer este libro tan interesante mientras recuperabas fuerzas –dijo al tiempo que con un movimiento de su varita el libro desaparecía.
–Lamento haber –Dumbledore le interrumpió.
–No ha sido ninguna molestia –le cortó–; no me has molestado en absoluto, Harry.
El chico desvió la mirada. Y dumbledore entendió por el gesto que el muchacho no l ecreía.
–Harry –le llamó el director.
Pero él no contestó.
–Harry –volvió a llamarle.
–Sólo doy problemas –dijo.
Dumbledore había arrancado una respuesta del chico. No la que le hubiera gustado conseguir… pero mejor eso que nada, ¿cierto?
… ¿O no? …
Dumbledore observó al niño. Cierto que ya era un adolescente muy maduro para su edad… pero en algunos aspectos seguía siendo un niño.
Meditó la respuesta y dijo:
–Aun y todos los problemas que según tú causas o das; parece que sigue habiendo gente que quiere estar contigo.
–¿Por qué? –preguntó como si lo más lógico fuera precisamente lo contrario de lo que decían.
–Porqué te quieren, Harry –dijo; así de simple. Porqué te quieren.
Harry le miró y con una mueca que asemejaba una sonrisa triste soltó:
–¿Por qué quieren a Harry o al niño que vivió?
–La gente que conoce a Harry quiere a Harry –se apresuró a decir de manera serena y muy seguro de él mismo y de la respuesta.
–Claro –dijo no muy convencido tras unos segundos.
–Creo que es momento de partir –habló de nuevo la voz del director, dando con esto por finalizada la "conversación".
–Si, señor –accedió el chico siendo consciente de que no tenía otra opción.
Apartó la manta y se sentó.
–Toma –Dumbledore le tendió su varita de vuelta.
Harry la cogió y al momento sintió esa calidez alrededor de la mano que sólo su propia varita era capaz de hacerle sentir.
Se levantó y se la guardó en el bolsillo del pantalón.
–Bueno, Harry –explicó mientras se sacaba algo de debajo de la túnica y lo hacía levitar con su propia varita–; ya sabes como funciona, a la que diga tres, tocas el pisapapeles.
Cabeceó en señal de asentimiento.
–Uno –empezó a contar el anciano–, dos y tres.
A la que dijo tres ambos tocaron el traslador; el que con la ya conocida "enganchada de ombligo" los transportó inmediatamente a las tres escobas, Hogsmeade.
Nada más llegar al establecimiento se escuchó una explosión. Y al cabo de unos segundos voces que gritaban "Mortífagos" y "El-que-no-debe-ser-nombrado".
Dumbledore miró al muchacho; quien le miraba con cara de: "Es por mi, ¿lo ves?"
El joven ya había sacado su varita.
Dumbledore le observó. Esta vez no permitiría que Harry luchara.
–Harry, quiero que cuando yo salga cuentes hasta treinta –explicó; y ante la mirada perpleja que recibió continuó–; y quiero que salgas y llegues a Hogwarts por alguna de las entradas secretas que conoces, ¿entendido?
–Pero –trató de protestar.
–¿Entendido, jovencito? –el tono del director no dejaba sitio a negativas ni peros.
–Si, señor –aceptó.
–Bien –dijo y poniendo una mano sobre la cabeza de Harry añadió:–. Cualquier problema, concéntrate en mi.
Cabeceó entre cansado de todo y asentimiento.
Observó como Dumbledore salía del establecimiento y empezó a contar.
Uno. 'Qué tontería' pensó.
Dos.
Tres. Gritos.
Cuatro.
Cinco. Explosión.
Seis. Más gritos.
Siete. Paredes desmoronándose.
Ocho. Alguien gritando el nombre de un ser querido.
Nueve. Cerró los ojos tratando de no pensar, de no sentir.
Diez.
Once.
Doce. Otra explosión.
Trece. Acelera la velocidad de la cuenta.
Catorce. Gritos de maldiciones.
Quince. Gritos de contramaldiciones.
Dieciséis. Los primeros aurores llegan.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve. Gente entrando en el establecimiento. Se aparta rápidamente para evitar ser aplastado.
Veinte. Magos tratando de ocultarse de los death eathers.
Veintiuno. Magos huyendo.
Veintidós.
Veintitrés. Otra explosión. Esta vez más fuerte.
Veinticuatro. Respiración acelerada por la adrenalina que fluye.
Veinticinco.
Veintiséis.
Veintisiete. Una explosión muy cercana.
Veintiocho. ¡A la mierda!
Salió de las tres escobas a toda velocidad.
Miró a derecha e izquierda; como si eso se tratara de una vulgar carretera muggle que tuviera que cruzar.
Rápidamente se dirigió a Honeydukes. La entrada más cercana para acceder al castillo.
Entró en la tienda casi sin percatarse de que estaba extrañamente vacía y silenciosa.
Bajó las escaleras hacia el sótano, abrió la trampilla.
Y como pudo gritó:
–¡Impedimenta!
Al tirarse hacia atrás cayó de culo al suelo y se arrastró tratando de alejarse.
–¡Desmaius!
No esperó a ver si el hechizo afectó en el death eather; se levantó y salió corriendo escaleras arriba.
Porqué estaba seguro que en estos momentos no podría usar ese pasillo.
Si había un death eather, podía haber más.
Seguro que había más.
Subió por las escaleras pero no pudo hacer mucho más.
Dos death eathers y el mismísimo Lord Voldemort le barraban el paso.
Tragó saliva.
–Bien hecho, Wormtail –murmuró el Lord oscuro con su voz de serpiente.
Harry miró con odio a la figura bajita y regordeta que estaba parada al lado de su amo.
Lo único que hizo el traidor fue temblar y mirar aterrorizado tanto al chico como al Lord oscuro.
–Bien, Harry –escupió las palabras–. Volvemos a encontrarnos… después de que destruyeras mi profecía.
El otro death eather tembló sutilmente; pero Harry lo notó. Y el odio le invadió.
Seguramente Bellatrix Lestrange había sufrido algún tipo de tortura por perder la profecía.
La respiración de Harry se aceleró un poco.
Tal vez era el momento de pedir ayuda… ¿cierto?
De modo que se concentró en el director; y le pasó la imagen que estaba viendo. Los ojos rojos de lord Voldemort que lo miraban dispuestos a matarlo MUY lentamente.
Poco a poco, sin que se notara fue arrastrando los pies de tal manera que pudiera salir tan rápido escaleras abajo como le fuera posible.
Clavó sus ojos directamente en los de la asesina de su padrino.
Lestrange le sonrió burlona a su mirada de odio.
Harry entrecerró los ojos. Se concentró y… envió una descarga de imágenes agradables para él pero no demasiado para ella.
Su señor torturándola.
Su señor a punto de eliminarla.
Su señor dejándola morir.
Su señor diciéndole que ya no la necesitaba.
Su señor dejándola atrás.
Su señor diciéndole que nunca había necesitado sus servicios.
Su señor…
–¡No! ¡Basta! –gritó la death eather cayendo de rodillas al suelo, cerrando los ojos y llevándose las manos a la cabeza.
Voldemort y Wormtail observaron a Lestrange retorcerse por el suelo.
El Lord parecía disfrutar del espectáculo.
Harry no perdió el tiempo; ya que cuando el lord volvió a posar sus ojos en el lugar donde el chico se había encontrado con que ya no estaba allí.
El Lord se enfadó; y gruñó como muestra de ello.
Cuando el joven había enviado las imágenes hacia la mujer, no esperaba que éstas le proporcionaran una oportunidad para escapar.
Pero lo habían hecho.
Y no lo desaprovecharía.
En el momento que vio como las miradas de los presentes se apartaban de él, una voz en su cabeza le había dicho 'Ahora'.
Y él la había obedecido.
Se acabó de girar tan rápido como pudo y bajó los escalones de dos en dos. Se coló por la trampilla y la cerró; murmurando unas palabras para cerrarla (aunque fuera momentáneamente; ya que si Voldemort quería seguirlo, abrir esa trampilla no le supondría un esfuerzo).
Miró un momento al death eather que permanecía desmayado en el suelo.
–Mobili corpus.
'Bien' pensó. Siempre podía usarlo como escudo ante cualquier cosa que le enviaran por detrás.
Corrió en dirección al castillo. Tan veloz como sus piernas le permitían; mientras el death eather levitaba a su lado sin llegar a separarse de él.
Como deseó tener su firebolt en esos momentos. Con su fiel escoba podría haber llegado a Hogwarts en pocos minutos.
Llevaba poco recorrido cuando retumbó en el pasillo el estruendo producido al Voldemort hacer saltar la trampilla.
Una risa estridente que llegaba a sus oídos y se perdía por el eco del pasillo.
Oía pasos retumbar; aunque tal vez fueran los suyos propios; no estaba muy seguro de eso.
Oía gritos. No podía distinguir lo que decían; tampoco se concentraba en ellos.
Allí estaba la salida de la bruja jorobaza.
Subió a trompicones i casi tropezando los escalones.
Abrió la salida, esperó a que el death eather saliera y cerró.
Ya está. Lo había logrado… ahora estaba en lugar seguro, ¿cierto?
…
Había llegado a Hogwarts de nuevo.
- espero k os haya gustado… k tal si me lo comentáis con un review??? XD bsos!
