La nueva maldición
Paseó una cuantas veces por la casa, se sentía un poco solitario ese lugar puesto que Kasumi hacia poco que se había casado con el Dr. Tofu y Nabiki había marchado a una universidad en Tokio. Decidió por fin quedarse en la cocina, pero allí estaba ella. Parada al lado de la heladera, sólo llevaba una camisa grande que apenas le tapaba los muslos. Pese a que no tenían ningún problema su cara estaba muy conflictuada.
-Akane
Ella no respondió y él se asustó. Se aproximó más y volvió a llamarla:
-Akane
-Uh?... ah, eres t
-Qué te pasa?
-Nada... es solo que... tenemos un problema
-Un problema?- su rostro mostró una notable confusión.
-Tsk.... es muy difícil de explicar- posó sus manos en la nuca y se armó una pequeña coleta; siempre hacia eso cuando estaba nerviosa. -Pues... -Ranma...yo...pues...tengo mis dudas... pero hace bastante que no...- tragó saliva.
-Ugh, no entiendo
-Que hace bastante que no me viene la regla...
-Qué me estas queriendo decir?- retrocedió unos pasos con temor
-Bueno, nosotros en el tiempo hemos...tu sabes
-Si, lo sé perfectamente
-Tengo miedo, mucho miedo.
Ranma corrió a abrazarla, para protegerla, aunque él internamente estaba tan aterrado como ella. Pasó su mano por sus cabellos, mientras ella se refugiaba en su pecho. Pero de pronto lo sintió mojado. La separó un poco y notó que estaba llorando.
-No te preocupe, ya verás que todo va estar bien.
-Pero sí...
-Sería mejor que fueras al medico... digo, no?
-Es una buena salida, mañana pediré un turno...pero si lo estoy, si estoy embarazada, que haré? -Yo me haré cargo de ti, obviamente...pero no llores más, sea lo que sea yo estaré contigo.
-Gracias- abrazó más a él y así estuvieron un largo, tratando de reconfortándose uno al otro de quizás muy posible.
Por la mañana, Akane, con voz temblorosa telefoneó a una clínica cerca y realizó una cita. Fue a ella con el animo por el piso y los nervios hechos añicos.
-Señorita Tendo, su turno- le anunció con voz dulce la recepcionista.
-Si- respondió ella con su voz totalmente apagada del miedo. Sentía que sus latidos retumbaban por toda la sala de espera. A su lado, su prometido que le miraba con sus expectantes ojos azule. Avanzó con cautela y se introdujo en el consultorio. Permaneció de pie hasta que el especialista le indicó que se recostará para comenzar la revisión. Pasados unos minutos en silencio, el hombre puso una cara extraña de desolación y la miró.
-Dime, Akane, has tenido relaciones últimamente?
-Pues sí, por qué?
Él se sacó los guantes y se pasó una mano secándose el sudor de los nervios que le producía esa situación.
-Pues...niña... estas encinta.
Akane entró en shok y se levantó. Acomodó sus ropas y salió de allí a toda velocidad.
