Hola!! Ya estoy de vuelta con el nuevo capi. Antes de nada advertir que no estoy segura de que haya quedado bien porque yo, con mi buena suerte, me he puesto enferma en vacaciones, y digamos que las dos neuronas de mi cabeza no conectaban muy bien XD.
En este capítulo se descubren ciertos secretos de Dumbledore. Resulta que el vejete no es tan santo como parecía ^^. Espero que os guste. Como siempre, los personajes de J.K Rowling no son míos (snif snif) sino, como ya dije, de J.K Rowling, y no escribo esto con afán de lucro. Bueno, pos nada más.
Contesto Reviews:
Barbi_black: Siento no poder responder a tu pregunta por el momento, pero te aseguro que todo llegará. Es que si te lo cuento estropeo parte de la historia : P. Espero que te guste el capítulo y gracias por el review!!
Khye: Me alegro de que te gustara el capítulo. Sorry pero en este capi no se da demasiada información sobre los ángeles, pero tranquila, que pronto se averiguará más.
Sara Fénix Black: Hola!! Gracias por el review. Respecto a lo de Snape, no le pueden decir nada a Samara porque nadie, y menos un auror, puede saber que Snape es un mortífago, aún más, un mortífago infiltrado. Por eso evita nombrarle. Después de todo, Severus Snape en teoría es un "tranquilo" y "querido" profesor de escuela.
Ana Black: Jaja... Es cierto. Sí que vi la peli de The Ring. Pero no me di cuenta de que era de ese personaje cuando le puse nombre a la amiga de Tonks. Simplemente se me ocurrió (ya me parecía raro que se me ocurriera a mí solita un nombre tan chulo : ()
La última cosa, ya lo veréis comentado en el capítulo, pero varias os referís a los enmascarados como "los ángeles". Pero ¿quién ha dicho que todos lo sean? Jis jis, soy mala. Bueno, os dejo, ahora sí, con el tercer capítulo de "Ángeles entre nosotros".
Capítulo 3- la clase de oclumancia
Harry se dirigía hacia el despacho de Albus Dumbledore, para tener su primera lección de oclumancia con él. Estaba nervioso; desde lo que había ocurrido a finales de curso, no había vuelto a estar a solas con el director, y cuando entró en su despacho la tensión se notaba en el ambiente. Aunque Dumbledore intentaba parecer tranquilo el Gryffindor pudo notar que él estaba igual o más nervioso que él. A Harry le invadió la nostalgia, porque nunca pensó que se sentiría tan distante de Dumbledore; hasta hacía poco él había sido la figura que aportaba algo de equilibrio a su vida. No importaba qué pasase, los misterios que lo rodeasen, Dumbledore siempre estaría allí con la respuesta; pero a finales de curso se había dado cuenta de que era como los demás, un humano, con sus defectos y virtudes. Y eso lo enfureció, porque se suponía que el debería poder protegerlo contra todo y no era así, porque él menos que nadie debería mostrarse débil y lo hizo, porque se equivocó.
-Bien Harry, ¿qué te parece si empezamos?- dijo Dumbledore sacándolo de sus cavilaciones. Él se limitó a asentir- Entonces, concéntrate. Aunque ya sé que es difícil quiero que cierres los ojos e intentes vaciar tu mente de todo pensamiento. Olvida todo lo que te rodea y piensa en la más pura nada. Relájate...
Y Harry vació su cabeza de toda preocupación. El dolor por perder a Sirius, las preocupaciones por lo que estaba haciendo Voldemort, el resentimiento con el director... todo se evaporó de su cabeza como el agua de un charco. A lo lejos, como un eco, pudo oír a Dumbledore pronunciar "legeremens" y una serie de imágenes llegaron a su mente: el odio de sus tíos, los abusos de su primo, Sirius cayendo por el velo ¡No! No quería revivir aquello de nuevo. Sirius había vuelto, estaba allí de nuevo, no quería recordar lo que había sentido al perderlo.
Con sudor frío recorriendo su frente y toda su espalda, notó como su rodilla tocaba el suelo. Al abrir los ojos vio a Dumbledore agachado frente a él, mirándole a través de sus gafas de medialuna de forma afable. Le tendió una mano y le ayudó a levantarse.
-Muy bien Harry- le dijo- aunque al principio he podido contigo, al llegar a la imagen de la sala del velo me has obligado a detenerme. Ahora tienes que llegar a ser capaz de hacer lo mismo en cualquier momento, aunque parezca un recuerdo irrelevante. ¿Estás listo para otro intento?
El joven asintió.
Durante más de dos horas intentaron una y otra vez el mismo hechizo, con resultados parecidos. Pero poco a poco Harry iba notando como cada vez era más consciente de lo que ocurría a su alrededor. Cada vez el despacho del director desaparecía menos de su vista cuando él intentaba entrar en su mente.
-Un último intento y lo dejamos por hoy- dijo por fin Dumbledore.
-De acuerdo.
-LEGEREMENS
Antes de que una imagen nítida se formase en la mente de Harry, este se concentró en los ojos azules de Dumbledore, que le miraban fijamente, y lo que iba a ser un recuerdo con su primo Dudley se esfumó, para dar paso a unas escenas totalmente distintas: una cena en el Gran Comedor, una reunión con Fudge... y se detuvo en una muy diferente; estaba de nuevo en el despacho del director, y ante él había una mujer joven, de unos 25 años rubia, con unos ojos azules que se le hacían familiares. Gritaba y lloraba... "Cómo has podido hacerme esto" "Nunca creí que tú actuarías así" "No volverás a verme" "Adiós... pap
Finalmente Dumbledore consiguió romper el contacto; Harry cayó al suelo y el director se apoyó cansadamente en su mesa. Ambos jadeaban por el esfuerzo.
-¿Qué era eso?- preguntó Harry.
-Era... no importa- respondió el nervioso- El caso es que estás empezando a controlar tu mente muy bien. Parece que después de todo las lecciones con el profesor Snape sirvieron de algo. ¿Te encuentras bien?
-Solo un poco cansado- respondió el chico.
-¿Te duele la cicatriz?
-Un poco.
-Bien, entonces pásate por la enfermería y pídele a Poppy una poción para dormir sin soñar. Y como siempre, vacía tu mente antes de dormir. Creo que es todo por hoy.
Harry quería preguntarle a Dumbledore sobre aquella imagen de la mujer, pero después de aquel último intento se había mostrado inquieto, casi asustado, y Harry supo que aunque lo hiciera no le respondería. Así que resignado salió del despacho.
Caminando por los pasillos en dirección a la enfermería daba vueltas y más vueltas a la imagen. Aquella mujer le resultaba familiar, sus ojos aunque lloraban eran desafiantes... y entonces calló en la cuenta. Eran los ojos de Dumbledore!! Y recordó, la última frase que escuchó... "Adiós papá"... ¿Era posible que el director hubiese tenido una hija? Pero entonces ¿dónde estaba? ¿Por qué nunca había oído hablar de ella? Y qué cosa tan terrible había ocurrido para que aquella mujer no quisiera ver más a su padre...
*************
Severus Snape, todavía conmocionado, se apareció en el centro de operaciones de los mortífagos. Allí ya se encontraba Nott, hablando con Voldemort.
-Mi Señor...- hizo una reverencia.
-Snape, ya era hora- siseó el Señor Tenebroso- Veo que al menos esta vez no todos han vuelto sin memoria. Aquí Nott me ha estado hablando de esos 4 individuos que osan oponerse a mi poder.
-Sí, mi señor, yo también vi que eran cuatro. Pero no pude identificarlos.
-Yo tampoco mi señor- admitió Nott.
-¿Por qué?- mascullo lord Voldemort.
-Verá, mi señor...- se apresuró a responder Nott- iban disfrazados, cubiertos por máscaras y sombreros. Sería imposible reconocerlos.
-CRUCIO- gritó el que no debe ser nombrado al mismo tiempo que el mortífago caía al suelo retorciéndose de dolor- ¿Y tú Snape?- dijo girándose hacia él- Has tardado más en regresar, ¿has descubierto algo más?
-Mi señor- explicó el espía, escogiendo las palabras con cuidado- Me he retrasado más intentando capturar a mi oponente, pero finalmente ha escapado. Poco más puedo decirle, solo sé que son realmente poderosos. Pero no creo que tengan ninguna vinculación con el ministerio.
Voldemort apretó con fuerza su varita, intentando decidir que hacer, finalmente una sonrisa cruel asomó a su boca- CRUCIO- Snape sintió como cientos de cuchillas se clavaban en su piel, revolviendo hasta lo más profundo de su ser. Cuando el dolor cesó, el hombre de piel cetrina levantó con dificultad la cabeza, para mirar a los ojos rojos de su señor. Ya sabía lo que venía ahora. Vació su mente de todo contenido, intentando que solo permanecieran pensamientos previamente preparados para la ocasión. Sintió como un aura fría y oscura atravesaba su alma de parte a parte, buscando, husmeando. Finalmente la sensación cesó.
-Bien Snape, puedes retirarte. Por esta vez perdonaré tu ineptitud. Con todo el tiempo que tuviste pudiste haber descubierto algo más. La próxima vez no seré tan benévolo, teniendo en cuenta la escasa información y que además incumplisteis la misión que os había encomendado.
Severus Snape se levantó, no sin dificultad y tras una reverencia a Lord Voldemort salió de la estancia, cojeando, mientras con una mueca irónica pensaba que si había tenido más tiempo que Nott era porque éste había salido con el rabo entre las piernas en cuanto tuvo ocasión.
Pero aquello era lo de menos... Clutch, Fairy, Celesti y Lossus. ¿Quiénes eran? ¿Cuál era su propósito? Y lo más importante ¿qué había impulsado a la tal Celesti a dejarlo marchar? Era como si supiera que no le iba a contar nada a Voldemort... No creo que se lo cuente a personas inapropiadas... ¿Qué habría querido decir con eso? ¿Acaso sabía quien era él?
Fuese lo que fuese, tenía que hablar con Dumbledore cuanto antes.
**********
-¿Dumbledore con una hija?- gritó Hermione escandalizada ante las palabras de Harry- No me lo creo.
-Pero aquel recuerdo estaba allí, en su mente... Yo lo vi- insistió el chico Potter- Además, aquella mujer se le parecía. Neville, ¿nunca le has oído hablar a tu abuela sobre eso?
-Mi abuela nunca habla de otras familias. Dice que eso es ser chismoso, y que para eso ya tenemos a Rita Skeeter.
-¿Y su cara no la habías visto antes?- preguntó Ginny.
-Al principio me resultó familiar, pero después me di cuenta de que solo lo era porque se parecía mucho a Dumbledore.
-Guifá unga lemos guisto fofe aun esfa egafafa gon su fage- sugirió Ron, con media rana de chocolate en la boca.
-¬¬ Traga antes de hablar Ron- replicó Hermione.
En ese momento el agujero de entrada de la sala común se abrió y por él entraron Remus Lupin y Sirius Black. Venían cargados con todo tipo de bollos y chocolatinas, además de frutas, pasteles y bebidas.
-O_O ¿De dónde venís?- preguntó Ron mirando fijamente a la comida.
-^^ Nos dimos un paseo por las cocinas antes de venir aquí- explicó Sirius, mientras Remus lo miraba de reojo entornando los ojos y poniendo cara de "no tiene remedio".
Para la seguridad de Harry, Dumbledore había decidido que era mejor que Harry tuviese protección en la torre, así que Sirius dormiría en la torre, y Remus... bueno, alguien tenía que vigilar a Sirius. Así, los dos últimos merodeadores (N/A: la rata ya no lo es. Muerte a la rata!!!!) se habían instalado en la torre de Gryffindor, lo que había despertado la envidia de los gemelos cuando se habían enterado.
-¿Qué tal tu clase de oclumancia Harry?- preguntó Lupin.
-Bien, profesor Lupin.
-Llámale Remus, Harry- replicó Sirius- Para sentirse viejo ya tiene las canas.
- ¬¬ Gracias Padfoot.
-^^ A tu servicio.
-Precisamente- interrumpió Hermione- Estábamos hablando de lo que ocurrió en su clase de oclumancia.
Los demás jóvenes se giraron con los ojos abiertos hacia la chica. ¿Sería apropiado contárselo a ellos?
-Bueno- se justificó ella- Necesitamos alguien mayor para preguntar y a menos que queráis hablar con la madre de Ron...
-¿De qué estáis hablando?- preguntó Sirius- ¿Qué ha pasado?
Harry dudó durante unos instantes. Pero al final cedió; después de todo, quien mejor que los merodeadores para ayudarles a averiguar algo.
-Durante la sesión, al final de todo- explicó el niño que vivió- me metí en la mente de Dumbledore- los dos adultos iban a interrumpirle, pero Harry se apuró a continuar- Y vi a una mujer, estaba discutiendo con el profesor y... le llamó papá.
Los merodeadores se miraron con ojos desorbitados, en silencio, como intentando asegurarse de que habían oído bien.
-¿Dumbledore tiene una hija?- habló por fin Sirius.
-Nosotros reaccionamos igual- dijo Hermione- Según Harry, el director se peleó con su hija y ella dijo que jamás volvería a verle.
-Y nos preguntábamos- continuó Ron- si podíais ayudarnos a averiguar algo más acerca de ella.
Remus Lupin y Sirius Black permanecieron callados durante un rato, tratando de asimilar todo aquello. De pronto, los ojos dorados de Lupin se abrieron hasta casi salir de sus cuencas y apresurado agarró a Sirius por la manga y tiró de él hacia la salida, haciendo que toda a comida que cargaba el animago cayese al suelo..
-Lo siento chicos- dijo- pero eso tendrá que esperar, tenemos que ir a hablar con el director.
Sirius todavía estaba siendo arrastrado por su amigo hacia fuera cuando con un esfuerzo asomó por la puerta y miró hacia donde estaba el grupo.
-Pero siempre podéis buscar en los anuarios o en la sala de trofeos. Seguramente estudió aquí- les guiñó un ojo y se marchó.
Los niños estuvieron un rato mirando a la puerta sin comprender lo que acababa de pasar.
-¿A qué habrá venido eso?- dijo finalmente Ron.
-No lo sé- murmuró Neville- pero al menos nos han dado una pista.
-¿¡No lo entendéis!?- gritó finalmente Hermione haciendo que todos saltasen en sus asientos- ¡¡Su hija!! Eso es lo que Voldemort ha encontrado para usar contra Dumbledore. Seguro que está buscando a su hija, si es que no la tiene ya.
-¡Y se han marchado sin dejar que les acompañáramos!- refunfuñó Ginny.
-Bueno...- dijo Harry- como ha dicho Neville, al menos nos han dado una pista para buscar.
Instantes después la torre de Gryffindor quedaba vacía al dirigirse sus ocupantes a cumplir una misión: descubrir a la hija de Albus Dumbledore.
****************
Severus Snape entró cojeando en el despacho de Albus Dumbledore. El crucio al que lo había sometido Voldemort había dejado todo su cuerpo dolorido. El director estaba sentado en su sillón, mirando por la ventana distraídamente, inmerso en sus propios pensamientos. El profesor de pociones tosió para hacer notar su presencia y el anciano se giró hacia él.
-Severus ¿pero qué te ha pasado?- preguntó sorprendido al ver el aspecto demacrado del hombre ante él.
-Nada importante- replicó de forma seria- Vengo a informar.
-Deberías ir a la enfermería antes.
-No- cortó secamente- Esto es más importante.
Dumbledore lo observó fijamente durante unos instantes y finalmente su rostro se suavizó- Está bien- dijo invitándole con una mano a tomar asiento- Cuéntame.
El hombre moreno se sentó ante el director, conteniendo un gesto de dolor al hacerlo.
-Esta noche Voldemort nos ha encomendado una misión. Quería que fuésemos a un edificio muggle, un lugar donde los muggles guardan información.
-¿Qué tipo de información?
-Sobre las direcciones, trabajos, historiales médicos de los muggles.
-¿Qué interés podría tener Voldemort en buscar a un muggle?
-No lo sé. Ni siquiera puedo decirle a que muggle estaba buscando. Solo le dio esa información a Nott. Desde que esos individuos actúan se ha vuelto muy paranoico.
-¿Y qué pasó en ese edificio?- apremió Dumbledore.
-Aparecieron. Eran cuatro...
-Déjame adivinar... Gabardinas negras, sombreros de ala ancha y máscaras- el profesor de pociones observó confuso a Dumbledore.
-¿Cómo lo sabe?
-Ellos ayudaron a salir del velo a Sirius.
-¿Cómo? Yo creí que la magia de ese velo solo podía ser controlada por ángeles.
-Veo que no soy el único que lee historia antigua de la magia- comentó satisfecho el director.
-¿Es posible que sean ángeles esos individuos?
-No lo sé Severus.
-Se extinguieron hace milenios y ahora, de repente, cuatro ángeles??- murmuró incrédulo Snape.
-No creo que todos lo sean en realidad- expuso el anciano- Su sangre se ha perdido a lo largo de las generaciones, de modo que es prácticamente imposible que nazca un ángel, cuanto más cuatro. De todos modos, para sacar a Sirius del velo solo se necesitaba a uno.
-No importa que sean ángeles o no, lo cierto es que son muy poderosos.
-¿Te enfrentaste a ellos?- preguntó el director impresionado.
-Sí, y nos vencieron sin dificultad.
-¿Y cómo no te borraron la memoria?
-Eso es lo más extraño. Uno de ellos, al que llamaban Celesti...
-¿Celesti?
-Sí, escuché sus nombres. Uno de ellos, el de la máscara negra con tres muescas blancas se llama Clutch, otro con una máscara blanca Fairy, el de la máscara negra con una banda blanca Lossus y el de la máscara que representa dos caras Celesti. Fairy y Celesti son mujeres y los otros dos hombres. A Celesti es a quien yo me enfrenté.
-¿Y qué pasó?
-Cuando ya me había vencido, no quiso lanzarme el obliviate. Es como si supiese que no iba a contarle nada a Voldemort.
-Extraño... Tendremos que seguir investigando. Tonks me ha contado...
Pero Dumbledore se vio interrumpido por el sonido de la puerta al abrirse. Por ella entraron Remus Lupin seguido de Sirius Black. Parecían alterados.
-Esta es una reunión privada Black- masculló Snape, recuperando la frialdad que lo caracterizaba y que se veía apagada cuando estaba a solas con el director.
-¬¬ Cállate Snivellus.
-No empecéis a discutir, por favor- pidió el anciano.
-Sentimos interrumpiros profesor Dumbledore- se disculpó Remus intentando suavizar la situación- Pero era urgente que hablásemos con usted.
-Harry nos ha contado lo de su sesión de oclumancia- continuó Sirius, cortando al fin la mirada asesina que había estado intercambiando con Snape hasta el momento.
-¿Le ha ocurrido algo?- preguntó el director haciéndose el loco.
-A Harry no- dijo Remus- Pero nos ha contado que se introdujo sin querer en su mente.
-¿Qué?- exclamó Snape.
-Y que le vio discutir... con su hija.
Los dos merodeadores observaron expectantes al director, esperando su reacción, mientras Snape abría los ojos incrédulo ante lo que oía. Dumbledore durante unos instantes permaneció impasible, intentando demostrar indiferencia, pero finalmente el sentimiento le pudo. Sus ojos perdieron brillo y se hundieron de tristeza y su figura siempre alta pareció encorvarse. Parecía que el anciano hubiese ganado 20 años de golpe.
-Profesor...- lo llamó Snape.
-Hace más de 25 años de aquello- dijo finalmente.
El hombre se hundió en su sillón, juntando las yemas de los dedos, preparado para contar una historia que hacía años que no recordaba en voz alta.
-Poca gente sabe que tuve una hija- empezó- Hace muchos años conocí a una mujer maravillosa, la más hermosa que haya visto nunca, y me enamoré. No llegamos a casarnos. Pensábamos hacerlo cuando ella hubiera dado a luz, pero murió durante el parto... Tuvimos una preciosa niña, Ananke. La crié yo solo y cuando llegó el momento fue a Hogwarts. Siempre nos llevamos muy bien, hasta que decidió casarse. Hace 25 años vino aquí, a mi despacho, y me dijo que iba a casarse. Yo me alegré muchísimo, pero cuando me dijo quién era él... Reaccioné mal. Dije cosas que no pensaba y conseguí que se fugara. Escapó al mundo muggle y no volví a saber más de ella- los ojos del director se volvieron todavía más tristes.
-¿Con quién se casó su hija?- preguntó Lupin.
Durante un tiempo el anciano permaneció en silencio y finalmente, con un suspiro, reveló el nombre- Se llamaba Mordred. Era el hijo de Lord Voldemort.
El impacto que aquellas palabras tuvieron en los tres hombres que escuchaban el relato fue inmediato. Todos se quedaron atónitos y sus caras perdieron color. Era increíble pensar que el Señor Tenebroso hubiera llegado a tener un hijo.
-Mordred fue criado por su padre después de matar a su madre. Voldemort intentó educarlo de forma que se convirtiese en su mano derecha, en el heredero de su imperio. Pero su hijo no era como él. Tal como el propio Voldemort llegó a decir, heredó demasiada sangre de su madre. Se opuso a su padre. Sin embargo, cuando Ananke me dijo que se iba a casar con él, yo me enfurecí. Realmente sabía que Mordred no era un mortífago, y que no seguía a su padre, pero al casarse con él Ananke se estaba poniendo en un peligro todavía mayor al que ya se había expuesto siendo mi hija. En ese momento me puse furioso. Para cuando reaccioné ya se había marchado.
-Profesor Dumbledore- dijo Remus lo más delicadamente que pudo- Creemos que Voldemort quiere usar a su hija contra usted. Debe estar buscándola y si la encuentra...
-Yo la llevo buscando 25 años y creedme que no he sido capaz de encontrarla- replicó el anciano frotándose los ojos. Parecía más viejo y cansado que nunca. Todo brillo había desaparecido de sus ojos y su energía sin límites se había agotado.
-Pero tiene que hacer algo. ¿No se da cuenta? El ataque de esta noche seguramente estaba destinado a buscar a su hija. Es más, es posible que los ataques que fallaron hasta el momento tuvieran el mismo objetivo. No puede quedarse de brazos cruzados. Nosotros le ayudaremos- dijo de repente Snape, haciendo que los otros dos lo mirasen extrañados- Si toda la Orden busca a Ananke la acabaremos encontrando. Quizás antes que Voldemort.
-Aunque me salga una úlcera por esto- murmuró Sirius- Snape tiene razón, profesor, tiene que haber alguien, cualquiera, que tenga la más mínima idea de dónde podría estar.
-Sí profesor- corroboró Remus- Alguna antigua amiga de escuela. Conocidos muggles... cualquiera!
Un brillo de esperanza pareció llegar al corazón de Albus Dumbledore, que pareció recuperar su energía, a verse apoyado. Hasta entonces había buscado a Ananke solo, sin aceptar la ayuda que incluso la profesora McGonagall le había ofrecido. Recordó de pronto que en ciertos casos de nada servía la magia, de modo que no importaba cuan gran mago fuera. Si la Orden le ayudaba, entonces cabría la posibilidad de recuperar a su hija, y entonces se disculparía ante ella y ante Mordred, su por hoy marido seguramente. Si le ayudaban, especialmente si ella le ayudaba...
-Sí- respondió finalmente Dumbledore- Hay alguien que puede saber algo.
**************
El silencio que, en verano, reinaba en los pasillos del castillo del colegio Hogwarts se vio roto por el sonido de pasos amortiguados. Cinco figuras caminaban por la planta baja intentando hacer el menor ruido posible. Al ser verano no podían quitarle puntos a su casa, pero era mejor evitar sermones, sobretodo si Filch los atrapaba.
Los cinco amigos habían decidido finalmente no llevar la capa de Harry, ya que no podrían taparse todos, así que qué más daba. Iluminando el camino con una linterna llegaron finalmente a una sala. Era la sala de los trofeos, en la que se guardaban todos los premios que los alumnos de Hogwarts habían ido consiguiendo a lo largo de la historia del colegio, además de fotos que recordaban a las distintas generaciones.
-Ya estamos aquí- dijo Ron- ¿Por dónde empezamos?
-Estaría bien empezar por los trofeos- sugirió Hermione- Solo hay que buscar algo que lleve el apellido Dumbledore.
Los cinco adolescentes se separaron y empezaron a escudriñar las distintas vitrinas de trofeos en busca de algo. Pero después de casi una hora ninguno había encontrado un premio que llevase el nombre de algún familiar del director. Ron y Neville, cansados, se habían sentado en el suelo dándose por vencidos. Pero los otros tres continuaban.
Harry caminaba distraídamente entre las vitrinas y finalmente llegó a una pared llena de retratos. En todas ellas grupos de alumnos le saludaban alegres, algunos con caras triunfantes. El joven pasaba de unas a otras sin fijarse demasiado. Y entonces la vio. En una foto aparecía un grupo de cinco personas, tres chicas y dos chicos, todos ellos sonriendo y saludando a la cámara. En el medio de todos ellos una chica rubia de pelo liso y largo reía abrazada a otra joven. Sus ojos eran azules claros y su mirada era afable, incluso infantil. Era ella, la hija de Dumbledore.
-Aquí!!- exclamó- ¡la he encontrado!
Sus amigos corrieron hasta él y Harry les señaló cual era la foto. Uno tras otro, los chicos fueron reconociendo en aquella joven la mirada jovial del profesor Dumbledore.
-Increíble- murmuró Hermione.
-Se le parece...- decía Neville.
-¿Qué opinas Ron?- preguntó Harry a su amigo. Pero el pelirrojo no estaba observando a la joven rubia. Su mirada estaba fija en la chica a la que la hija del director abrazaba. Se trataba de una muchacha regordeta, de pelo rojo como el fuego, que saludaba amablemente a la cámara mientras reía con sus compañeros. Ron, al igual que Ginny, miraban aquella foto como si se tratase de una aparición. Finalmente, el chico abrió la boca, intentando decir algo.
-Ma... Mamá!
**************
Y aquí lo dejo por este capítulo ¿qué os ha parecido? Yo no estoy muy segura de cómo ha quedado, pero prometo que el próximo mejorará. Por otro lado estoy contenta porque siempre se me hace muy difícil escribir sobre los niños (es decir, Harry&Co) y creo que lo he conseguido!! En el próximo capítulo... ¿Qué tendrá que ver Molly Weasley con la hija de Dumbledore? ¿Sabrá algo de su paradero? Como siempre tomatazos, amenazas de muerte, comentarios, preguntas, felicitaciones... son bien recibidas. Palabras mágicas: REVIEWS PLEASE!!!!
