Hola! Ya he vuelto con un nuevo capítulo. Es que me puse a escribir y no pude parar :P. Antes de nada agradecer a todos los que leen este fic. Una vez más digo que ninguno de los personajes de J.K Rowling es mío, ojalá, pero qué se le va a hacer, no se puede tener todo en esta vida. Por último comentar algo: me haría mucha ilusión pasar de los 20 reviews para el próximo capítulo (tengo 17, no falta tanto : (  ) así que me gustaría que todos los que pudierais me dejarais reviews, no lleva mucho tiempo! solo hay que darle a submit review al acabar de leer y dejar algún comentario sobre lo que os parece la historia. De verdad que cualquier pequeño comentario alegra el día y anima para seguir con la historia ^^. Os lo agradeceré muchísimo. Más nada, espero que os guste el capítulo. Contesto Reviews:

Zeisse: Hola!! Cuanto tiempo. Espero que ya te hayas leído los otros capítulos y que te hayan gustado. Ya me contaras ; D.

Sara Fénix Black: Hola. Perdona si Sirius no ha salido demasiado en estos capítulos, pero antes de que salga realmente a escena tenían que ocurrir ciertas cosas. A partir de ahora irá tomando cada vez más protagonismo (yo tb adoro a Sirius ^^). Por ahora en este capítulo tienes un pequeño aperitivo, conversación Harry-Sirius!! Ya me dirás que te parece. BSS

Barbi_black: Muchas gracias por tu review. Me animas un montón! En cuanto a lo de la pista… lee un poco más abajo y encontrarás la respuesta ^^. Me alegro de que también te gustase la actualización de mi otra historia (la verdad es que cuando la escribí estaba un poco empanada y no sabía muy bien lo que había escrito) Espero que te guste el nuevo chap. Un besazo.

Nada más que decir, os dejo con el 5º capítulo de "ángeles entre nosotros"

Capítulo 5- La muerte es el fin, o no.

Sirius no supo cuanto tiempo permanecieron allí, viendo como Dumbledore y Molly se deshacían en lágrimas. Nunca hubiera imaginado ver a Dumbledore, "la mano que mueve los hilos" en tal estado de desesperación. La verdad era que desde que Harry le había contado lo que había visto en la mente del director, este había dejado de ser para él "el director", para convertirse en alguien más allegado de lo que las continuas visitas a su despacho durante sus años de estudiante habían conseguido. Hasta aquel día Albus Dumbledore siempre había sido la roca firme en la que todos podían confiar, y a la que todos contaban sus problemas. Él, sin embargo, nunca hablaba de sí mismo, era como si no tuviera pasado, y ahora lo habían descubierto y había resultado ser tan terrible, tan humano, como el de los demás.

Remus había intentado consolar a Molly poniéndole una mano en el hombro en señal de apoyo, pero ni él ni Sirius habían sabido qué hacer con Dumbledore, porque algo les decía que en aquellos momentos necesitaba sentirse aislado, que nadie le recordase que en el mundo había más gente. Quería estar solo con su dolor. Sirius recordaba lo que era aquello. Después de que Lily y James murieran, durante sus primeros días en Azkaban, no había querido saber nada de nadie; ni siquiera le preocupaba que estuviera allí encerrado injustamente. Le costó días, incluso semanas, hacerse a la idea de que ya no estaban en el mundo de los vivos, de que ya no podría reírse de la severidad de Lily cuando preparaban alguna broma, o del brillo de los ojos de James cuando miraba a Harry. Solo pensaba en que los mejores años de su vida se habían acabado en el momento en que ellos habían abandonado este mundo. Y ese profundo dolor todavía permanecía en el fondo de su corazón, tan solo amortiguado por la certeza de tener a Harry y de haber recuperado a su amigo Remus.

Finalmente, después de un buen rato, Dumbledore pareció recuperar la compostura. Tendió la mano y acarició la fría piedra de la lápida, contorneando con las yemas de sus largos dedos cada letra del epitafio. De pronto, su mano se detuvo, temblorosa.

-Profesor Dumbledore?- preguntó Sirius. El director pareció ignorarle y empezó a balbucear palabras inconexas a las que intentaba encontrar sentido- ¿Albus?

-Amados padres...- dijo el anciano finalmente- ¿No es lo que pone aquí? Amados padres!!

-Sí, eso es lo que pone- confirmó Remus, quien todavía estrechaba a Molly en un abrazo fraternal.

-Eso significa...- murmuró Sirius.

-Que tenían un hijo!- gritó Dumbledore- Y su nombre no está en la lápida. Eso significa que sobrevivió!!

-¿Y qué habrá sido de él?- preguntó Molly- Pobre criatura, dónde estará...

Albus Dumbledore pareció llenarse de una energía renovada. Sus ojos azules parecieron recuperar algo del brillo perdido durante las últimas horas. De un salto, se levantó y echó a andar hacia las puertas del cementerio.

-Profesor... ¿adonde va?- preguntó Remus intentando seguirle.

-Tenemos que encontrarlo. Estoy seguro de que Voldemort ya sabe de su existencia- sus acompañantes lo alcanzaron.

-¿Y qué le hace pensar eso?- preguntó Molly.

-No lo pienso, estoy seguro de que a su nieto era a quien buscaba desde un principio. Ya escuchasteis a aquella señora contar la muerte de...- su rostro se contrajo en una mueca de dolor y necesitó inspirar profundo antes de terminar la frase-... Ananke y Dred. Solo un Adava Kedavra pudo causar esos efectos. Ese desgraciado de Tom fue capaz de matar a su propio hijo, y a Ananke- los ojos del anciano refulgieron con la furia que solo en extrañas ocasiones dejaban entrever.

-¿Pero por qué querría matar Voldemort a su propio hijo?- dijo Remus, ignorando la mueca de dolor que asomó a la cara de Molly.

-¿Por qué no iba a querer hacerlo? Su gran heredero resultó ser un traidor a su causa, que no solo se negó a unírsele sino que se enamoró de la hija de su principal enemigo y se lo ocultó para que no pudiera alcanzarla. Tom ha matado por motivos menos importantes. Pero eso no importa. Lo más urgente ahora mismo es encontrar a mi nieto y apartarlo de Voldemort. Tenemos que avisar a la Orden, al Ministerio, tenemos que investigar todo orfanato del mundo mágico e incluso muggle.

Los cuatro continuaron el descenso de la colina en la que se alzaba el cementerio, en dirección a la barriada. Cuando llegaron a la calle en la que se habían aparecido en un principio ya empezaba a anochecer. Sin embargo, no les fue difícil ver que la señora que les había contado lo del matrimonio Grey los observaba por encima de su seto, estirando el cuello (realmente era parecida a Petunia Dursley). Esta vez fue Sirius el que se aproximó a ella.

-¿Los han encontrado?

-Sí, gracias por la información que nos ha dado. Nos ha sido de gran ayuda- dijo él con una de sus mejores sonrisas, a las que la señora respondió colocándose el pelo coquetamente- Sin embargo- añadió como quien no quiere la cosa- Nos ha extrañado algo. El matrimonio Grey al parecer tenía descendencia.

-Ah, sí- replicó la señora con afectación, mostrando la misma cara de circunstancias que unas horas antes- Lo recuerdo bien. No es que conociera muy bien a aquellas personas, porque vivían unas calles más allá, pero recuerdo que tenían un hijo, su pelo era muy negro, como el azabache, pero nunca lo llegué a ver lo suficientemente cerca como para poder acordarme de su cara.

-¿Y no sabe qué fue de él después de que sus padres...?

-No. Fue extraño- explicó- porque nadie supo a ciencia cierta lo que fue de aquel muchacho, desapareció poco después del entierro. Los únicos que quizás podían saber algo eran los Smith, sus vecinos; eran los mejores amigos de los Grey. Pero se mudaron poco después de aquel suceso, fue demasiado terrible para ellos- terminó enjugándose una lágrima imaginaria.

Sirius regresó con los demás sin demasiada información. Decidieron acercarse hasta la antigua casa del matrimonio Grey, pero pese a las investigaciones que llevaron a cabo, regresaron a Hogwarts sin más información de la que ya sabían.

************

Harry, Hermione, Ron, Ginny y Neville permanecían en la sala común de Gryffindor después de haber regresado de Hogsmeade. Habían permanecido allí hasta poco después de la hora de comer, y habían estado hablando con el nuevo camarero, Dan, que había resultado ser un hombre muy divertido. Había estudiado en Beauxbeatons y se pasó el rato contándoles anécdotas del colegio y de Madame Maxime que les habían hecho reír hasta las lágrimas. Harry y los otros le habían estado hablando del Torneo de los Tres Magos que había tenido lugar en Hogwarts hacía casi dos años y, extrañamente, cuando habían mencionado a Fleur Delacour, Dan se había puesto nervioso y había estado a punto de tirar un vaso que estaba limpiando.

Finalmente se lo habían pasado tan bien que habían llegado a olvidarse del misterio de la hija de Dumbledore, pero ahora, en la sala común, la diversión se había disipado y volvían a darle vueltas al tema. Y fue precisamente en aquellos instantes cuando Sirius y Remus entraron por el retrato.

-¡Sirius!- gritó Harry contento de ver a su padrino. Desde que había regresado de su "viaje" a través del velo, no habían tenido demasiado tiempo para estar a solas, excepto aquella noche en la enfermería.

-Hola chicos ¿Qué tal habéis pasado el día?

-Genial- dijo Ron con una gran sonrisa, pero pronto recordó por qué habían sido "desterrados" a Hogsmeade y decidió fingir enfado- No ha estado mal- se corrigió.

-Así que no ha sido tan horrible después de todo- comentó benévolamente Remus con media sonrisa- ¿Qué habéis hecho?

-Aquí los que tienen algo que contar sois vosotros- dijo Ron cogiendo a los dos adultos de las mangas de la túnica y arrastrándolos a sentarse en los sofás- ¿No tenéis nada que contar?

-¿Respecto a qué?- preguntó Sirius intentado parecer inocente.

-No te hagas el loco Sirius- pidió Harry.

-No sé si podremos contároslo- replicó Remus.

-Si no llega a ser por Harry- insistió Ginny- No os habríais enterado de lo de la hija del profesor Dumbledore.

-Sí, por favor- rogó Hermione y Harry puso una cara de cordero degollado que su padrino no fue capaz de ignorar.

-Está bien- cedió el animago, y poco después también Remus accedió- ¿Qué queréis saber?

-¿Cómo se llama?- preguntó tímidamente Neville.

-Ananke- respondió Remus.

-Qué nombre más bonito- dijo Ginny entusiasmada- Y mi madre era amiga suya ¿verdad?

-Sí, eran grandes amigas- continuó Sirius- Las mejores amigas.

-Guay!- también se entusiasmó Ron- Hasta ahora no conocíamos a ninguna amiga de la infancia de nuestra madre. Será genial preguntarle cómo era nuestra madre de joven.

-Ron...

-Y también podrá hablarnos de tu padre, Neville.

-Ron... me temo que eso no va a poder ser- comentó apenado Sirius. Los cinco adolescentes observaron al animago con los ojos muy abiertos- Ananke Dumbledore murió hace 15 años; lo hemos descubierto hoy.

Aquellas palabras flotaron en el aire durante unos instantes como nubes de tormenta y toda la emoción que les había embargado hasta el momento se disipó como por arte de magia (N/A: ejem, ejem).

-¿Cómo?- preguntó Harry en un susurro.

-Creemos que los mató Voldemort- respondió Remus. Ante el nombre del Señor Tenebroso, todos menos Harry se estremecieron en mayor o menor medida.

-¿Los mató?- preguntó Hemione- ¿A quienes?

-A Ananke y a su marido, Mordred...

-Qué nombre más oscuro- dijo Ron arrugando la nariz en un gesto de desagrado.

-...Era hijo de Voldemort- finalizó Sirius. El terror se dibujó en el rostro de los chicos.

-¿Mató a su propio hijo?- dijo Ginny horrorizada, llevándose las manos a la boca.

-Un momento- interrumpió Hermione- Mordred Riddle, M.R!- y en ese momento todos recordaron al joven moreno de expresión fría que en la foto de el grupo de fiestas y eventos miraba de reojo a Ananke Dumbledore.

La conversación que habían mantenido había dejado a los jóvenes muy impresionados. Todos sintieron lástima por el profesor Dumbledore, que debía estar sufriendo mucho. Pero también les inundó otro sentimiento, el temor; si en los últimos tiempos habían aprendido a perderle en parte el miedo a Voldemort, éste había regresado de nuevo al enterarse de aquello. Alguien que era capaz de asesinar a su propio hijo no era lo suficiente humano como para sentir dolor, y eso era algo aún más temible que su gran poder. Harry se levantó de repente de su sofá y subió a su habitación en silencio, sin mirar a nadie. Todos se miraron sorprendidos ante su actitud y Sirius se levantó poco después para seguirle.

**********

El profesor Dumbledore estaba en su despacho, sentado en su silla y acariciando las suaves plumas de Fawkes por inercia. Su mirada se perdía en el vacío y de vez en cuando una silenciosa lágrima resbalaba por su rostro. Todavía no había asimilado del todo que Ananke estaba muerta. Hasta aquel día aunque no veía a su hija tenía la esperanza de volver a encontrarla en un futuro, pero aquella tarde la esperanza se había esfumado. Sentía por primera vez en mucho tiempo que iba a derrumbarse, pero se obligó a sí mismo a no desfallecer, ahora tenía algo importante que hacer. Tenía que encontrar a su nieto. Estaba en peligro y tenía que protegerlo.

La puerta de su despacho se abrió y por ella entró Minerva McGonagall, que observó al hombre ante ella con mirada compasiva.

-Me acabo de enterar, Molly me lo ha contado antes de irse a casa. ¿Cómo estás?

-Si te digo la verdad, mal.

-No puedes rendirte, y menos en estos momentos.

-No te preocupes Minerva, no voy a dejar que esto acabe conmigo. Tengo un nieto que buscar.

-Albus... ¿Has pensado en la posibilidad de que se haya unido a Voldemort?- preguntó la profesora con pesar. Era doloroso proponerle aquello al anciano, pero había que considerar todos los caminos posibles. Dumbledore pareció meditar sus palabras por unos instantes.

-No lo creo- dijo finalmente- Me niego a aceptarlo. Además, de ser así Severus me habría dicho algo. Un nieto no es algo que Tom ocultaría, sobretodo si también es mi nieto, lo usaría contra mí.

-¿Entonces, qué vamos a hacer?

-He convocado a Severus, Sirius, Tonks y Remus a una reunión dentro de un rato. Necesito que tú también estés presente.

-Aquí estaré, no te preocupes.

-Y ahora Minerva, si no te importa...

-Tranquilo, lo entiendo.

Y Minerva McGonagall abandonó el despacho dejando a Dumbledore sumido en sus pensamientos.

************

Cuando Sirius entró en el cuarto de Harry se encontró a su ahijado sentado en el alféizar de la ventana, abrazado a sus rodillas y mirando hacia el oscuro exterior. Aunque notó como daba un pequeño salto al notar el chirrido de la puerta, intentó disimularlo y fingió creerse solo en la habitación. El animago camino hasta él y se sentó en lo que quedaba libre del alféizar.

Durante unos instantes mantuvieron un juego de miradas; Harry jugaba a no mirarle y Sirius a intentar que lo hiciera, manteniendo su vista fija en el chico. Finalmente ganó Sirius y en los ojos esmeralda del último de los Potter pudo ver rabia y tristeza.

-¿Estás bien?

-Sí- contestó el chico encogiéndose de hombros-

-And the Oscar goes to...

-¬¬

-Puedes intentar asesinarme con la mirada todo lo que quieras, pero eso no cambiará el hecho de que lo que hemos estado hablando ahí abajo te ha afectado.

-¿Y qué?- Harry no estaba acostumbrado a aquellas charlas tipo padre-hijo. Hasta el momento, aunque la relación con su padrino siempre había sido buena, no habían estado el suficiente tiempo juntos como para llegar a tal nivel de conversación.

-A veces hablar ayuda, claro que si no quieres conmigo, quizás quieras hacerlo con Ron o Hermione, o incluso Moony- dijo Sirius con un deje de tristeza. Durante un tiempo ambos permanecieron callados, y Sirius interpretando aquello como un signo de que Harry no quería hablar con él se levantó para irse.

-Espera Sirius, no te vayas- pidió el joven agarrando a su padrino de la manga de la túnica- Es que...- Sirius tomó asiento de nuevo y tras unos instantes de tenso silencio los ojos de Harry brillaron de furia- ¿¡Cómo pudo!? Cómo fue capaz de matar a su propio hijo. Qué clase de...

-La peor Harry, es la peor clase de hombre. El saber que Voldemort mató a su propio hijo es algo terrible, pero ya sabíamos lo cruel y retorcido que era. No debería afectarte tanto.

-No es solo eso, es que... últimamente he sido muy desagradable con el profesor Dumbledore, desde lo que pasó en el Ministerio.

-Y te sientes culpable- el chico asintió.

-Yo también he estado molesto con él. Tenías motivos para sentirte enfadado con él. Albus es un gran mago y lo mejor de todo, un gran hombre, pero es humano y a veces cae en el error de creerse infalible. Sin quererlo te hizo daño y tú reaccionaste como era lógico. No debes sentirte culpable por estar enfadado con motivo.

-¿Tú crees?

-Estoy convencido.

Harry meditó durante unos instantes lo que Sirius le había dicho y finalmente el nudo que sentía en la garganta desapareció. El animago puso la sonrisa pícara que le caracterizaba.

-Desde luego enano, tienes que ser más positivo. Dentro de poco te sentirás culpable del calentamiento global.

-¿Y desde cuando sabes tú de cosas muggles?- preguntó Harry sorprendido, a lo que su padrino respondió con gesto aburrido.

-No sabes lo que da de si un año encerrado con un elfo doméstico loco.

*************

Una vez todos estuvieron reunidos en el despacho de Dumbledore, la reunión dio comienzo. Todos mostraron sus condolencias al director, pero éste prefirió cambiar de tema lo antes posible.

-Estamos aquí porque hemos descubierto que a quien Voldemort busca no es a mi hija, sino a mi nieto- por aquel entonces todos estaban al corriente de lo sucedido a lo largo del día, así que todos asintieron- Os he reunido porque tenemos que pensar como vamos a acuar a partir de ahora.

-Lo más lógico después de que un niño se quede huérfano- comentó Tonks- es llevarlo a un orfanato.

-Ya investigamos eso- dijo Remus- pero nadie en el barrio de Brighton donde vivían sabe que fue del niño- Severus Snape levantó una ceja sorprendido, aunque nadie lo notó.

-Pero en algún lugar deben estar sus datos- dijo McGonagall- Si como descubristeis Dred trabajaba como guardia de seguridad para una empresa muggle, tiene que haber algún registro de él y su familia.

-Esperad un momento...- siseó Snape

-Tendremos que ponernos en marcha entonces- decía Sirius.

-¡Escuchad!- pidió el profesor levantando el tono de voz y consiguiendo que todas las miradas se girasen hacia él (Sirius como siempre le dirigió una mirada de odio)- ¿Dijisteis en Brighton? ¿Qué barrio?

-Soreham creo- respondió Dumbledore. Ante esta respuesta Snape se puso más pálido de lo normal, si aquello era posible- ¿Qué ocurre Severus?

-Todo lo que estáis diciendo sigue un patrón- (N/A: Severus Grissom al ataque!!)- El barrio de Soreham, el centro de datos muggle...

-¿Qué quieres decir Snivellus?

-Lo que quiero decir, Blackie, es que todos esos sitios fueron atacados por los mortífagos. El centro de datos es donde yo me enfrenté a esos enmascarados. Y todos esos lugares, además de la posible conexión con el nieto del profesor Dumbledore tienen algo en común; todos fueron defendidos por esos misteriosos aliados.

-Pero Severus- intervino Remus- Esas personas han estado luchando contra Voldemort. Lo lógico es que si los mortífagos atacan algo, ellos lo defiendan.

-Pero la noche en la que yo fui enviado con los demás al centro de datos, el Señor Tenebroso había puesto otras iniciativas en marcha, y sin embargo, fue nuestra misión la que boicotearon.

-Puede que sea simple casualidad- dijo McGonagall.

-Pero es posible que esos enmascarados sepan algo- terció el director.

En ese momento, un fogonazo se dio en la chimenea y Fawkes apareció, llevando un pergamino entre sus garras, que tendió a Dumbledore. Este lo desplegó y lo leyó con premura y al acabar se levantó de golpe.

-¿Qué ocurre profesor?- preguntó Remus.

-Después de que Voldemort fallase en su ataque al centro de datos muggle aposté allí una guardia. Si había enviado a sus mejores mortífagos era importante, así que era probable que volviese. Esta nota es de Moody; los mortífagos han vuelto, y están luchando contra los enmascarados.

-Vamos- replicó Snape.

-No Severus, si te ven los mortífagos- el profesor una vez más se vio obligado a permanecer en el castillo, ante el personal regocijo de Sirius, que ahora veía giradas las tornas con respecto a lo que había pasado el año anterior. Dumbledore, Sirius y Remus fueron al centro de datos.

-Yo voy corriendo al Ministerio- dijo Tonks- quizás llegue a tiempo con refuerzos y podamos ayudar.

********

Cuando los tres magos se aparecieron en el centro de datos muggle se encontraron con un cuadro de película. Si Voldemort había enviado en su primer ataque 8 mortífagos, aquella vez eran 15; Tom Riddle debía estar desesperado.

En el suelo yacían seis mortífagos y los nueve restantes presentaban batalla. Pero algo también era distinto en el bando de los enmascarados; en aquella ocasión tan solo estaban 3. Sus gabardinas negras ondeaban con sus ágiles movimientos al luchar. Lossus se las estaba viendo con dos mortífagos a la vez, Clutch con tres y Celesti con otros dos. A lo lejos Dumbledore y los dos merodeadores, acompañados de Moody, vieron como los dos mortífagos restantes se acercaban por la espalda a Celesti.

-Vamos allá- masculló Moody- EXPELIARMUS- el hechizo de ojoloco combinado con el de Sirius lanzó a los dos mortífagos por los aires, haciendo que cayeran a tres metros de distancia. Celesti se giró hacia los recién llegados y después de observarlos (o eso parecía porque no lo veían con la máscara) volvió a la lucha.

Los cuatro magos de la Orden se unieron a la batalla liberando a los enmascarados de parte de la carga. Dumbledore no tuvo dificultad en deshacerse del mortífago que se le enfrentó, en parte también porque el mago oscuro se asustó un poco al ver con quien se las veías. Poco después del director, todos los demás acabaron con "sus mortífagos" y la pelea terminó.

Celesti se aproximó a uno de ellos varita en mano.

-Espera!- pidió Dumbledore al prever que iba a utilizar el obliviate- Los enviaremos al Ministerio. Ellos se encargarán de enviarlos a Azkaban.

-Azkaban está corrupta- farfulló Clutch- no tardarán en salir de ahí. Los dementores solo esperan a que el Señor Tenebroso así se lo diga- su voz era ronca y profunda.

-Pues se buscará otro medio- insistió el director de Hogwarts- pero la lucha no habrá servido de nada si se los devolvéis a Voldemort- los otros dos enmascarados se observaron en silencio durante un rato y finalmente Celesti retrocedió.

-Gracias- dijo el anciano, ante lo que Lossus hizo un amago de reverencia, al tiempo que sus compañeros se ponían a su lado.

-Esperad!- dijo una vez más Dumbledore- Hay algo que queremos hablar con vosotros- Celesti y Clutch hicieron signos de impacientarse, pero Lossus puso una mano en el hombro de sus compañeros para tranquilizarlos. Después se volvió hacia los cuatro magos de la Orden y permaneció atento.

-Antes de nada- comenzó Dumbledore- Aunque no sabemos quienes sois, debemos daros las gracias. Estáis ayudando mucho al mundo mágico con vuestra labor y a la Orden.

-No lo hacemos por la Orden- masculló Clutch.

-Eso no importa- continuó el director- En realidad, lo que queríamos era pedir una vez más vuestra ayuda. Mi hija se llamaba Ananke y su marido Dred, creemos que los conocíais- ante estas palabras el grupo se tensó y aunque hubiesen querido no habrían podido negar que aquellos nombres les eran conocidos.

-Murieron hace mucho- dijo finalmente Lossus- El descanso de los muertos no debe ser perturbado.

-Lo entiendo- continuó Dumbledore lo más calmadamente que pudo, mientras Sirius, Remus y Moody contenían las respiración detrás de él- Pero no es de ellos de quien quiero hablaros, sino de su hijo, mi nieto. Sé que conocisteis a mi hija y necesito que me deis alguna información sobre el paradero de mi nieto, necesito encontrarlo.

-¿Para qué?- preguntó Lossus.

-Voldemort va tras él y si lo encuentra... será su fin.

Los tres enmascarados permanecieron en silencio, sin decir nada, mientras los magos de la Orden contenían la respiración, esperando una respuesta. Finalmente Celesti levantó la varita, al mismo tiempo que los otros dos.

-No existe tal niño- y con un movimiento de varita los enmascarados desaparecieron, dejando a los otros cuatro sumidos en un grave estado de confusión.

-Mienten- dijo finalmente Sirius- Estoy seguro de que saben algo.

-Opino lo mismo que tú- afirmó Dumbledore, intentando ocultar la rabia que sentía- pero por alguna razón no han querido decírnoslo. Será mejor que llevemos a estos al Ministerio antes de que despierten- añadió refiriéndose a los mortífagos.

-Yo me encargo- se ofreció Moody- vosotros id a descansar.

Y el grupo de la Orden se separó. La plaza del centro de datos recuperó su tranquilidad habitual.

**********

-Estoy seguro de que saben algo- decía Snape en el despacho del director después de escuchar lo ocurrido.

-No me digas Snivellus.

-Sirius, Severus, por favor- pidió Dumbledore- no estamos para estas escenas. Deberíais aprender...

Pero las palabras del anciano se vieron interrumpidas por un fogonazo en la chimenea que, por segunda vez en la noche, dio paso a Fawkes portando otro pergamino.

-¿Moody diciendo que todo va bien?- indagó Remus, pero el semblante serio del director captó la atención de todos.

-Es de Moody sí, pero dice que han atacado al Ministerio- explicó- Los mortífagos han capturado a Tonks y a dos personas más.

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Y aquí se queda por hoy ^^!! ¿Qué os ha parecido? ¿Cómo quedó la conversación Harry-Sirius? ¿Demasiado forzada? Ya me diréis. Desde ahora empieza el juego de verdad. En el próximo capítulo… ¿Quiénes son los enmascarados? Si queréis descubrir quienes son al menos dos de ellos, no os lo perdáis!! Ya sabéis, comentarios, dudas… serán bien recibidos. REVIEWS PLEASE (quiero pasar de los 20 porfis *_*) BSS.