Hola!! Al final no conseguí subir el nuevo capítulo hasta hoy, lo siento mucho. Como siempre, pero más que la última vez, muchas gracias a los que leen este fic. Muchas gracias por los reviews, me ayudan mucho a decidir ciertos puntos de la historia. Una vez más, ninguno de los personajes de Harry Potter son míos, son de J.K Rowling (que penita penaTT).
Beka de Kerry: Holas! Me alegro de que Snape te empiece a caer bien, reconozco que yo pasé por lo mismo en su momento. En cuanto a Mike, no sé si después de este capítulo seguirá cayéndote igual de bien, pero ya me dirás. Espero que te guste y que no me mates después de este capítulo.
Sara Fénix Black: Holas!! Creo que de esta sí que matas a Mike, definitivamente. En cuanto a Sirius, ya verás, pero creo que esta vez se queda solito (pero prometo que es la última, de verdad de la buena). Me alegro de que te guste lo de Snape, a mí también, me encanta sacarle la fibra sensible. Y en cuanto a Dumbledore TT sí que eres dura de pelar, la verdad es que solo queda que Norah le dé una paliza (¿buena idea? No sé, no sé) Bueno, aquí te dejo el décimo capítulo, espero que te guste.
Kala: Hola. Gracias por tu review. Ojalá te siga gustando la historia (y sigas enviando reviews!!) BSS.
Kat: Que bien que te hayas animado a leer este fic y que no haya confirmado lo que pensabas (dale las gracias a tu hermano de mi parte!) Espero que el siguiente capítulo no te defraude y siguas disfrutando. Un besazo.
Zeisse: Pues la verdad, sí que tengo pensado que algún día Dumby pueda explicarse, pero por ahora lo voy a hacer sufrir un poco (jisjis, zoy mala) BSS
Barbiblack: Al fin una creyente!! He conseguido conmover a alguien con el sufrimiento del pobre Dumby. En cuanto a lo de Mike, creo que esta no va a ser la única vez que pienses que es un payaso. ;) Ya me dirás. BSS.
Clau de Snape: Qué bien que te haya gustado. Y me alegro de que Dumby te de pena (eso significa que el drama se me da algo bien no?) Te puedo prometer que Sev no se va a enamorar de Norah, son demasiado parecidos desde mi punto de vista y además no es eso lo que tengo pensado para Severus (jisjis, para eso tendrás que esperar a la continuación) En cuanto a Mike, solo te pido que no me pegues después de leer el capi (no te digo más que lo destrozo). BSS
Ana María (amsp14): Holas!! Siento haberte desilusionado con lo de Snape, pero prometo esforzarme para que la pareja Sirius Norah te guste . Además, Snape va a encontrar a su media naranja, como ya dije. En cuanto a Norah-Dumby, síp, creo que está muy resentida con su abuelo y ese resentimiento le va a traer algunas complicaciones, pero esperemos que todo se arregle al final . Un besazo.
GaRrY: Me alegro de que vayas a seguir leyendo. Espero que no te aburras de la historia. Ya me dirás ; ) BSS.
Y ya se acabó. Ya contesté a todos los reviews. En serio, muchas gracias a todos. En fin, aquí os dejo con el décimo capítulo de ángeles entre nosotros. Dios mío, el número 10, nunca creí que llegaría hasta aquí, se me ha pasado volando. Ojalá dure muchos más y os siga gustando. Un besazo enorme a todos.
Capítulo 10- El ataque al Ministerio
Cuando Norah llegó al vestíbulo los demás la estaban esperando. Moody, Tonks y Kingsley iban enfundados en sus uniformes de aurores. Remus llevaba una túnica pardusca raída, como todas las que tenía. Samara, Dan y Mike ya llevaban las gabardinas, sombreros de ala ancha y máscaras puestas. Con ellos estaban Sirius y Molly.
-Has tardado- comentó Molly- ¿Qué ha pasado?
Después de la discusión con Dumbledore Norah había ido corriendo a su habitación y había golpeado la pared con los puños hasta desgarrarse los nudillos. ¿Cómo se atrevía "ese" a siquiera insinuarle lo que tenía que hacer? Estar segura... ahora pensaba en su seguridad, cuando hacía 15 años... Pero no iba a permitir que le amargase la existencia. Más le valía alejarse lo máximo posible de ella o se iba a enterar.
-Nada importante- replicó ella manteniendo una máscara indescifrable en su rostro- no encontraba la máscara. Ya podemos marcharnos.
Todos se prepararon para ponerse en marcha. Sirius abrazó a su amigo Remus.
-Ten cuidado Moony.
-Padfoot, cualquiera diría que estás preocupado- bromeó el licántropo.
-Sólo por si no vuelves. Necesito que me ayudes con el boggart que se ha escondido debajo de mi cama.
Mientras tanto Molly se acercó a Norah y la envolvió en un abrazo maternal, que la joven agradeció interiormente. Finalmente todos se dirigieron a la puerta, Norah iba cerrando la comitiva. Poco antes de salir por la gran puerta que daba a los jardines, un brazo la retuvo, y al girarse se encontró con los ojos azules de Sirius, que la miraban intensamente.
-Ten mucho cuidado- dijo- Si descubren quien eres...
-Lo sé- respondió ella sonriendo- Ojalá pudieras venir. Tenía ganas de ver al famoso Sirius Black en acción- bromeó.
-Tendrás oportunidad, tenlo por seguro- bromeó a su vez él. Ambos rieron- Respecto a lo de antes...- dijo Sirius recuperando la compostura.
-¿Nos vemos a la vuelta?
-Sí- respondió. Ella le dedicó una de aquellas sonrisas que tanto le gustaban antes de colocarse la máscara de dos caras, para volver a convertirse en Celesti y echar a caminar hacia la salida.
Minerva McGonagall asomó al despacho de Albus Dumbledore tiempo después de ver como su nieta Norah lo abandonada sulfurada. Al entrar en la estancia vio con pesar al anciano, siempre vital, encorvado en su sillón, con las manos en la cara, ocultando su rostro.
-Albus...- lo llamó la profesora de Transformaciones- ¿estás bien?
El hombre no contestó, por lo que Minerva se acercó a él y le puso una mano en el hombro. Finalmente él dejó de ocultar la cara; la jefa de Gryffindor se sorprendió al ver por sus ojos rojos que el director había estado llorando.
-No ha ido demasiado bien ¿no?
-Ha sido un desastre- respondió mientras se frotaba los ojos con desesperación- Ni siquiera me ha dado tiempo a explicarme. Me odia tanto que todo lo que le pueda decir solo servirá para ponerla más en mi contra- y a continuación pasó a contarle lo ocurrido a la mujer, que escuchó toda la historia en silencio, concentrada en cada palabra de su amigo.
-Incluso teniendo en cuenta el temperamento de Norah- replicó McGonagall- me temo que pese a tus grandes poderes e inteligencia, la delicadeza nunca ha sido lo tuyo. Sabiendo lo que siente respecto a ti, cómo se te ocurre abordarla de esa manera tan brusca. Deberías tener más en cuenta su estado de ánimo.
-Pero es que la situación es frustrante- exclamó Dumbledore alzando la voz, desesperado, y paseándose nervioso por la habitación- No entiendo qué hice que tan grave es. Entendería que me odiase por lo que ocurrió con Ananke hace 25 años, pero ni siquiera me ha dado tiempo a explicarle. Después de lo que ocurrió aquel día intenté encontrarlos durante muchísimos años y no conseguí ninguna pista de su paradero. Además- añadió dejándose caer derrotado sobre su sofá- Algo que dijo me ha hecho creer que ese no es su único motivo.
-¿Pero qué puede ser lo que le has hecho?- dijo McGonagall- Desde la discusión con Ananke tú no te has acercado lo más mínimo a ella. Es más, ni siquiera conocías su existencia.
-Yo tampoco me imagino qué puede ser.
En aquel momento alguien tocó a la puerta del despacho. Ante las indicaciones del director, la puerta se abrió dando paso a Sirius Black, que todavía estaba ceñudo por tener que quedarse en el castillo una vez más.
-Ya se han marchado- dijo lacónicamente.
-¿Cómo iban todos?
-Bien- respondió extrañado Sirius a la pregunta de Dumbledore- Aunque creo que su pregunta no es generalizada.
-¿Cómo iba Norah?- preguntó finalmente.
-Parecía enfadada ¿qué ocurrió?
Minerva McGonagall procedió a contarle lo mismo que había oído de los propios labios del director. A medida que iba escuchando la historia, Sirius se iba mostrando cada vez más interesado; intentó ocultar su sorpresa al darse cuenta de que Dumbledore había estado llorando. Finalmente decidió olvidar su enfado por el momento, se veía a leguas que su viejo amigo (porque a pesar de todo lo era, incluso más, era como el padre que siempre había querido tener) no estaba bien, y en el fondo comprendía sus motivos para pedirle que se quedara, aunque no los compartiera.
-Yo tampoco entiendo nada la verdad- dijo el animago cuando terminó de oír toda la historia- Tiene que ser algo muy horrible lo que le hizo, o lo que piensa que le hizo. Norah es una persona muy agradable; es muy distante por lo general, pero cuando se quita la máscara se muestra comprensiva, razonable... y encantadora (N/A: que se te ve el plumero ¬¬) Sin embargo, sólo con mencionarle a usted, sus ojos se vuelven fríos, casi amenazadores.
-No sé que hacer- suspiró Dumbledore.
-Tienes que tener paciencia Albus- le aconsejó McGonagall- Demuestra la inteligencia que te caracteriza. Si sabes que Norah no te escuchará porque no confía en ti, haz que cambie de opinión.
-¿Cómo?
-Como siempre te has ganado la confianza de todo el mundo- añadió Sirius- Con actos.
Los dos mayores observaron al animago extrañados- ¿Qué?- preguntó él confuso.
-Lo que has dicho es muy sabio- dijo finalmente McGonagall, con una sonrisa de aprobación.
-No sé si daros las gracias u ofenderme- replicó ceñudo el animago.
-Gracias por la ayuda, a los dos- dijo Dumbledore.
-Tienes que tener paciencia con ella, eso es todo- pidió Sirius- Aunque no quiera aceptarlo se parece bastante a ti. Al final verá la verdad. No te preocupes.
Después de despedirse, Sirius abandonó el despacho de Dumbledore. Pensó en ir a la sala común de Gryffindor, pero finalmente decidió que iría a la torre de Astronomía. Necesitaba pensar.
En las últimas horas habían ocurrido demasiadas cosas. Aquella tarde se había sentido más cerca de Norah de lo que nunca había estado con ninguna persona. A través de todo aquel velo de misterio y agresividad podía ver que tenía miedo, y que sufría. Todavía recordaba como temblaba mientras lloraba sobre su pecho en la sala común; y el olor de su pelo, a margaritas y lavanda.
Quería ayudarla, y aunque ella no quisiese oírlo, sabía que la solución pasaba por enfrentarse con su abuelo, hablar con él de lo ocurrido, fuese lo que fuese. Podía ver que el pasado le pesaba como una gran losa; porque reconocía aquel tipo de dolor, el que él todavía acarreaba, y que ella le había ayudado a empezar a superar aquella noche, en el mismo lugar donde ahora se encontraba.
Sentado en el alfeizar de una de las ventanas, dónde había encontrado a Norah aquella noche, observó el cielo y las estrellas. Sus ojos se dirigieron a la estrella Sirio, aquella que le daba nombre, brillando como ninguna sobre el cielo negro... Celesti. Allí, ante aquella visión, Sirius Black lanzó una promesa al viento.
-Voy a hacer todo lo posible para que no vuelvas a sufrir Norah. Voy a luchar para que puedas seguir adelante.
El grupo procedente de Hogwarts se apareció delante del Ministerio. Tuvieron que caminar un rato para acceder por una entrada secreta que les protegería de miradas indiscretas. Remus, que iba junto a Norah, se le quedó mirando.
-¿Qué?- preguntó ella divertida ante el ceño fruncido de concentración del mago.
-Nada- sonrió él- Bueno, solo es que hace tiempo que me preguntaba algo.
-¿El qué?
-Verás, cuando te estábamos buscando, pensábamos que Ananke y Dred habían tenido un hijo, porque una vecina del barrio nos lo dijo. ¿Cómo...?
-Bueno- rió Norah a través de su máscara- A lo mejor es porque de pequeña siempre llevaba el pelo muy corto. A mi padre le gustaba como me quedaba. No me lo dejé crecer hasta los 14 años.
-SI me permites decírtelo- comentó el licántropo- Te queda muy bien el pelo largo.
-Gracias . Pero espera un momento ¿Por qué creísteis lo que decía una mujer, acaso Dumbledore...?
-Ya hemos llegado- interrumpió Tonks.
Delante de la fuente de oro se encontraron con Fudge y sus aurores. Tonks y Kingsley se cuadraron en su presencia, para guardar las apariencias. Aunque pertenecían a la Orden del Fénix, era importante que Fudge no lo averiguase. Sabían que Fudge no estaba aliado con Voldemort, pero era mejor tener a alguien de confianza en el Ministerio que informase de los pasos del ministro, que no era alguien muy dado a la lógica, como la mayoría de los políticos. Por eso, Tonks y Kingsley, aurores en activo, debían parecer ajenos a la Orden. Para Fudge, ellos dos habían venido a acompañar a los aliados de Dumbledore.
Se veía que el Ministro no estaba contento con su presencia. Después de lo ocurrido a finales del curso anterior, cuando reconoció el regreso de el-que-no-debe-ser-nombrado, su autoridad en el Ministerio se había visto comprometida, pues algunas personas habían pedido su dimisión por haber ocultado la información durante tanto tiempo. Como consecuencia de esto, su odio hacia Dumbledore había aumentado, ya que lo culpaba de poner a todo el mundo en su contra, y, en contra de lo que pudiese parecer, no había mejorado después de que sus hombres lo hubiesen salvado de las manos de Voldemort. Sin embargo, se veía obligado a aceptar su colaboración, debido a las exigencias de una gran parte del Wizengamot (N/A: no estoy segura de que se escriba así).
El rostro ceñudo del Ministro de Magia se acentuó cuando vio a los enmascarados.
-¿Quiénes son ellos?- preguntó.
-Unos colaboradores- replicó escuetamente Moody- Si se quiere dirigir a ellos puede llamarlos Clutch, Lossus, Celesti y Fairy.
-No estoy de acuerdo con que oculten su identidad. Me parece inapropiado ¿Qué pretenden ocultar?
-Algo que a usted no le incumbe. Si no los acepta, nos vamos todos, y no querrá que el Wizengamot se entere de que no ha querido colaborar con Dumbledore- masculló el antiguo auror.
-Son muy buenos magos, se lo aseguro- añadió Remus intentando suavizar las cosas.
-Como quieran- admitió finalmente el Ministro, y señalando a un hombre de gran tamaño, casi comparable al de Dan, añadió- Este es Somersby, el capitán de los aurores. Estará a cargo de la misión. Él les dirá como colocarse. Sigan sus indicaciones.
Y haciendo una elegante onda con su capa, Fudge abandonó el lugar. Somersby resultó ser un individuo medianamente competente y aunque miraba con un poco de recelo a los enmascarados, no mostró desagrado por la ayuda brindada por la Orden. El Ministerio había puesto, además de Kingsley y Tonks (y Samara, aunque no lo sabían) a diez aurores más a cargo de la misión. Todos se dirigieron a la planta del departamento de Misterios y una vez allí se dividieron en grupos. Dos de los aurores se apostaron a la entrada del Departamento de Misterios, ocultos bajo capas de invisibilidad. Los 8 aurores restantes se dividieron en dos grupos, uno vigilaría la sala de las 9 puertas y otros cuatro la sala de las profecías, a través de la que se podía acceder al cuarto donde se guardaba la información que buscaba Voldemort. Kingsley, Tonks, Moody y Remus formaban un cuarto grupo, que con el formado por los enmascarados, vigilarían los pasillos circundantes a la sala donde se guardaba la información, para protegerse de posibles emboscadas.
Aquellos túneles y pasillos estaban construidos de forma sinuosa y complicada, para confundir a posibles intrusos, por lo que los enmascarados tenían que ir con cuidado para no perderse ellos mismos. Sin embargo, gracias a los conocimientos de Samara del lugar, la tarea resultaba más fácil.
Los cuatro enmascarados vigilaban aquella zona de los túneles que daban al departamento de Misterios, ocultos gracias a un hechizo de confusión, como el que Moody había utilizado con Harry un año antes (N/A: no le pongo nombre porque no me acuerdo de cómo se llamaba, sorry). Todo parecía estar en calma.
-Celesti, ¿estás bien?- preguntó Samara finalmente.
-Sí, ¿por qué?
-Antes cuando llegaste tarde al vestíbulo te noté extraña. Discutiste con él ¿no?
-Para nada, solo le dejé las cosas claras.
-Y seguramente no fue de una forma delicada- comentó Dan.
-¿Por qué habría de serlo?
-Celesti- suspiró Dan- Deberías intentar escucharle. Después de todo es tu familia, la única que te queda.
-Te equivocas- replicó de forma gélida- La única familia que tenía murió hace 15 años, y desde entonces me quedé sola. No me pidáis que confíe en él, porque eso jamás ocurrirá.
-Pues entonces- intervino Mike- quizás tampoco deberías confiar en Black.
-¿Qué pinta en esto Sirius?- preguntó Samara confusa.
-¿Por qué dices eso?- preguntó Norah a Mike- Sirius me ha demostrado que puedo confiar en él.
-A eso me refiero precisamente.
-Eh!! Vosotros dos- gritó Fairy fuera de sí- ¿Podéis explicarme de qué narices estáis hablando?
-Cuando esta tarde fui a buscar a Celesti para la reunión- explicó Mike- estaba con Black...
-A punto de besarnos- confesó Norah.
-Besaros?? Tú con Sirius??- exclamó Samara- Pero eso es genial!! Es muy guapo, y gracioso, y guapo... y he dicho que es guapo??
-No, eso es nuevo- rió Dan- Pero por qué Clutch no está de acuerdo- añadió girándose hacia el de la máscara con tres muescas blancas.
-¿No os parece sospechoso que Black se muestre tan interesado en ella?
-No sé si te habrás fijado- rió su amigo- pero ella no es precisamente fea.
-Gracias Lossus.
-De nada.
-No me entendéis. Pero miradlo de esta forma- insistió Mike- ¿Y si Dumbledore ha pedido a Sirius que se gane la confianza de Celesti para así poder acceder a ella?
-No lo creo- negó Samara- Y aunque así fuera, una cosa es ganarte la confianza de alguien, y otra muy distinta es intentar besarla si no sientes nada por ella. Sirius no me parece de esos.
-Estoy de acuerdo- confirmó Dan.
-Decid lo que queráis- suspiró Mike, antes de girarse a Norah- Pero ten cuidado ¿me lo prometes? No quiero que te hagan daño.
-Te lo prometo. Pero no creo que las cosas sean como tu las pintas. Tienes que aprender a ser menos protector- dijo Norah, dándole palmadas en la espalda a Clutch. Después de esta conversación todos volvieron a sus tareas. Norah creía estar segura de que Sirius nunca haría algo así, pero no pudo evitar preguntarse... ¿y si estaba equivocada?
Hacia las 10 de la noche unas sombras aparecieron en la fuente de oro. Sigilosamente bajaron hasta la entrada del departamento de Misterios y entraron por la puerta; si hubiesen estado más atentos, habrían visto que detrás de ellos dos figuras invisibles también entraron. Una vez los mortífagos se encontraron en la sala circular de las 9 puertas, se dispusieron a buscar la que les llevaría a los secretos de Hogwarts.
Tan concentrados estaban en realizar los conjuros adecuados que no se dieron cuenta de que poco a poco estaban siendo rodeados. Para cuando lo notaron ya era demasiado tarde. Antes de que pudieran reaccionar una voz grave gritó.
-QUEDAIS DETENIDOS
Los mortífagos pronto se vieron rodeados por una multitud de aurores, pero ellos no iban a amilanarse ante unos perdedores, y la batalla empezó. A los aurores no les estaba permitido utilizar las maldiciones imperdonables, por lo que estaban en una ligera desventaja; no obstante estaban bien entrenados y luchaban con fuerza y valor. Pronto llegaron los refuerzos de Hogwarts, desde los pasillos y túneles en los que estaban apostados.
Hechizos blancos y hechizos negros comenzaron a volar por los aires. Contrincantes de ambos bandos se enzarzaron en una lucha encarnizada ya no solo por los secretos de Hogwarts, sino por salir de allí con vida.
Severus Snape no estaba seguro de cómo actuar. Había intentado sutilmente conseguir que Voldemort renunciase a enviarlo a la misión, pero el Señor Tenebroso había insistido en que necesitaba a alguien de su confianza allí, lo que no dejaba de ser irónico. Ahora se enfrentaba a una doble dificultad; no podía mantenerse al margen de la pelea porque descubriría su tapadera, pero al luchar tampoco estaba a salvo; con su máscara de mortífago nadie podía saber quién era realmente, y tampoco quería lastimar a ningún auror, o peor, a algún miembro de la Orden del Fénix. Tenía que ir con mucho cuidado.
Sin embargo, para suerte de Severus, la cosa se le puso relativamente fácil. Entre la marabunta de magos cruzando hechizos y maldiciones vio surgir de repente una gabardina negra y una máscara de dos caras. Celesti se puso ante el, separados por un metro de distancia y sin alzar la varita hizo una leve inclinación. Severus supo entonces que lo había reconocido y bajo su máscara de mortífago sonrió, ahora las cosas serían más facil.
Con la rapidez de un duelista experimentado que lo caracterizaba, Severus alzó la varita- EXPELIARMUS- Pero Celesti hizo un elegante movimiento con la varita creando un escudo que la protegió del ataque del profesor de pociones. Ambos contrincantes se sonrieron bajo sus máscaras y empezaron a cruzar hechizos con rapidez.
Primero Celesti lanzó un rictus sempra que Snape esquivo con soltura, pero la enmascarada reaccionó pronto con un expeliarmus que hizo volar un par de metros al "mortífago". No obstante Severus se levantó con prontitud y respondió con un rigor mortis que Celesti esquivó por poco.
Mientras tanto, Remus ya había derribado a tres mortífagos, Clutch a dos y los demás a otros tantos cada uno, y los súbditos de Voldemort empezaban a retirarse acobardados, excepto aquellos que por haber perdido sus varitas estaban siendo detenidos por los aurores. Era hora de decidir como iba a salir Snape de allí. Los aurores de Fudge no sabían que él era un espía, por lo que si intentaba escapar y lo reconocían estaría en un grave problema. Pero Celesti pareció decidir por él, en un movimiento brusco se lanzó contra él y cruzó su varita con la suya a modo de espada medieval. Los ojos oscuros de su máscara dejaron translucir su mirada azul que dirigió a Snape.
-Lánzame un expeliarmus que me empuje contra los aurores y desaparécete.
-¿Estás segura?
-Pero ten cuidado con la fuerza, no quiero devolver la comida.
-De acuerdo. Nos vemos en unas horas. EXPELIARMUS.
Tal como habían planeado, Celesti se vio lanzada contra los aurores del Ministerio que cayeron al suelo bajo su peso. Aunque esta oportunidad fue aprovechada por algún mortífago para escapar, Severus Snape pudo escabullirse sin resultar sospechoso o ser descubierto.
Unas horas después la expedición que había partido hacia el Ministerio regresó al colegio de Hogwarts, todo sanos y salvos, a excepción de Kingsley, a quien habían tenido que trasladar a San Mugo por una herida en la cabeza. Tonks se había tenido que quedar en el Ministerio y Moody fue a hablar con Dumbledore. El resto se dirigieron a la sala común de Gryffindor.
-¿Son cosas mías o cada vez los mortífagos son más intútiles?
-Baja modesto que sube Mike- murmuró Samara.
-La verdad es que esta vez no han presentado demasiada batalla, excepto el tipo con el que se peleó Norah- comentó Remus extrañado.
-A lo mejor es que Celesti empieza a perder aptitudes- bromeó Samara, mientras entraban por el retrato de la señora gorda.
-Era Severus- explicó la aludida.
-¿Snape? ¿Cómo lo sabías?- preguntó Remus.
-A lo mejor es que su olor la alertó.
-Se ve que le adoras- rió Norah ante el comentario de Sirius, que los estaba esperando sentado en un sillón, charlando con Harry (N/A: me duele el alma al tener que escribir estas cosas, pero como siempre digo ES SIRIUS, no yo, quien hace los comentarios hirientes : ( sorry a todas las amantes de Snape). Mike, que hasta el momento se había mostrado jovial, se volvió ceñudo ante la presencia del animago, y la candidez con la que Norah le saludaba.
-Por lo que parece os ha ido bien.
-Comme si, comme ça. Han escapado varios- dijo Dan- ¿Y por aquí qué tal todo?
-Nos atacó Voldemort pero le echamos a tomatazos, después regresó Grindewald y le lanzamos bombas fétidas y por último se pasaron por aquí los dementores buscando sus dientes.
-En resumen- aclaró Harry- Tranquilo como una balsa de aceite. Y ahora que todo ha acabado, Sirius ¿puedo irme a dormir?
-Padfoot- bromeó Remus- No me digas que tenías miedo de quedarte solito.
-Moony, querido amigo, como no dejes de decir sandeces voy a encerrarte en el baño de Myrtle la llorona- respondió sarcástico el animago, retomando después la seriedad- No quería que Harry volviese a "conectar" con Snivellus esta noche. Siempre que lo ha hecho ha sido durante situaciones tensas, y era probable que hoy volviese a sueceder.
Los recién llegados tomaron asiento. Los enmascarados se mostraron muy interesados en aquel asunto.
-¿Contactas con Severus?- preguntó Dan- ¿Desde cuando?
-Desde que el curso pasado me dio clases de oclumancia- respondió pesaroso Harry.
-Es algo muy extraño- comentó Samara- aunque hay casos documentados en el pasado de sucesos similares, son muy escasos.
-A mí no me parece tan extraño- declaró Norah, consiguiendo que todas las miradas se girasen hacia ella- Yo también he leído sobre eso, y en todos los casos, la conexión se ha producido entre personas similares.
Harry palideció ante aquellas palabras y si la boca de Sirius hubiese podido abrirse más, habría llegado hasta el suelo- ¿Insinúas que me parezco a Snape?- preguntó tembloroso el adolescente.
-Está claro que no en la personalidad, pero sí en otras cosas. Por ejemplo, ninguno de los dos ha tenido una infancia fácil, en vuestras respectivas casas no habéis encontrado el cariño y afecto que buscabais. Por otro lado, a ambos os precede la fama a la hora de enfrentaros al mundo y los dos os veis obligados muchas veces a mostrar una cara al mundo que no es la real.
Harry trató de digerir aquellas palabras. Después de lo que Norah había dicho, los demás, excepto Sirius que permanecía ceñudo, habían asentido en mayor o menor medida, como si lo que la joven decía pareciese lógico. ÉL NO SE PARECÍA A SNAPE.
-Creo que me voy a acostar- comentó, y sin decir nada más se dirigió a las escaleras que llevaban a su cuarto. Su cuerpo le llevaba automáticamente, arrastrando lo pies, mientras su mente todavía daba vueltas a aquel tema. Recordaba los gritos que había escuchado cuando entró en la mente de su profesor de pociones, y a aquel chico acurrucado en un rincón con las manos sobre las orejas intentando no escuchar las voces. Parecía increíble que aquel niño en teoría indefenso hubiese llegado a convertirse en el hombre cruel y mezquino del presente. Luego estaba lo de ocultar su verdadera cara al mundo; si lo pensaba bien, dejando de lado absolutamente todos los prejuicios, recuerdos y el asco que sentía hacia Snape, tenía que reconocer, aunque aquello le daba indigestión, que en múltiples ocasiones había salido con vida de las situaciones gracias a su ayuda. A pesar del gran odio que le inspiraba, siempre le ayudaba, bueno, en parte, porque solo lo suficiente para que no acabase en la tumba.
Harry llegó a su cuarto y sin saber como se acostó y se acurrucó entre sus sábanas. Decidió olvidar todo aquel asunto lo más pronto posible. Al poco rato se durmió; sin embargo, aunque no quisiera admitirlo, la conversación con Norah había hecho que algo cambiase en su interior. No es que apreciase al profesor de pociones (más bien todo lo contrario), sino es que por primera vez en 5 años se había parado a pensar en que podía haber una razón para la actitud de aquel hombre, que realmente era posible que debajo de toda aquella crueldad y sarcasmo se escondiera una persona de verdad. O eso esperaba, porque si se suponía que era similar a él ¿en qué lugar lo dejaba aquello?
Después de que Harry se retirara, poco a poco la conversación había ido decayendo y al poco rato Mike se fue a la cama, no sin antes dirigirle una mirada desconfiada a Sirius, que no pasó inadvertida para Norah. Unos minutos después Samara se levantó de golpe.
-¡Qué hambre tengo!- exclamó- ¿A qué vosotros dos también?- dijo dirigiéndose a Dan y Remus.
-No demasiada en realidad- dijo Remus. Dan solo observaba confuso a su amiga, que le dirigió una mirada significativa mientras entre dientes le decía a Remus.
-Claro que tienes hambre, pero si me lo has dicho antes- con esto Dan pareció entender, pero Remus seguía en la inopia (N/A: claro, aún no pudo hablar con Sirius, no se entera de nada. Pobrecito Moony). Así que con un bufido de exasperación Samara lo agarró del brazo para arrastrarlo fuera de la sala común, seguidos de Dan que se rascaba incómodo la cabeza.
Norah y Sirius habían permanecido callados durante todo aquel rato, atónitos por lo absurdo de la situación. Ahora se habían quedado solos, así que se observaron, incómodos, hasta que Norah decidió romper el hielo.
-Esa es Sam, señoras y señores. La sutilidad es lo suyo.
-Ya veo- murmuró Sirius obnubilado.
-¿Te ha molestado lo de antes?- preguntó Norah sin rodeos.
-¿El qué? ¿Lo de Snape? No te preocupes.
-No lo he dicho por fastidiar. Es solo que todas las pistas indican que esa es la respuesta a la conexión de Severus y Harry. No pretendía molestarte.
Sirius habló despacio- No me molestó, en serio. Por mucho que odie a Snape, si realmente esa es la razón, no puedo enfadarme por ello.
-¿Y entonces por qué has estado así desde entonces?
-¿Así como?
-Taciturno. Callado.
-Solo pensaba.
-¿En qué?- Aquello era desesperante, no podía decirle que llevaba toda la tarde dándole vueltas a la cabeza sobre como conseguir saber lo que sentía por él. Porque aunque él se había dado cuenta de lo que sentía por Norah, nadie le aseguraba que ella le correspondiese y después de 12 años encerrado en Azkaban, sin contacto con nadie que le demostrase afecto, y 3 más de fugitivo, no estaba seguro de poder soportar una decepción como aquella.
-Sirius- insistió Norah.
-Pensaba en que me habría gustado estar allí esta noche- mintió Sirius, aunque no del todo.
-Entiendo como te sientes. Te prometo que para la próxima misión tendremos lista tu máscara. Ya verás, te encantará, las máscaras no solo nos ocultan, sino que incluso asustan a los mortífagos. Los amedrenta un poco, lo que nos da una ventaja. En cuanto esté listo Dumbledore no podrá poner ninguna excusa más para impedirte ir- añadió, como escupiendo el nombre de su abuelo. Sirius pensó entonces que aquel era un buen momento para tratar con ella el tema de la discusión de su abuelo. Después de pelear habría liberado toda la energía acumulada durante aquellos días y estaría más receptiva (N/A: que ingenuidad hay por el mundo --)
-Sí. Será genial- entonces clavó su mirada en los ojos azules de Norah- Hablando de Dumbledore, yo... Norah... Yo... no quiero inmiscuirme en tu vida, pero creo que...
-Qué crees- dijo ella cortante; su mirada alegre e incluso íntima, había sido sustituida una vez más por aquella fría, amenazante. Toda la alegría que la había embargado durante toda la tarde pareció esfumarse. Mike tenía razón, Dumbledore había convencido a Sirius para que se ganase su confianza y así ganar puntos para él con su nieta. Aquella tarde habían estado a punto de besarse y lo primero que le decía cuando se quedaban a solas era que estaba pensando en su abuelo. Además de indignante era repugnante.
"Definitivamente, esto no ha sido una buena idea" Pensaba Sirius. Pero ahora no le quedaba otra opción que seguir adelante- Me he enterado de lo que pasó esta tarde antes de que os marcharais. Tu abuelo ("por ahí no")... Albus, lo está pasando fatal. Si tan solo quisieras escucharle.
No pudo decir nada más, porque Norah se levantó de golpe y se dirigió a las escaleras que llevaban a su cuarto- No te vayas- pidió Sirius, golpeándose mentalmente por ser tan poco delicado, pero aquellas palabras solo consiguieron que Norah se diese la vuelta llena de ira hacia él.
-No puedo creer lo que acaba de pasar- lágrimas de rabia asomaron a sus ojos, dejando a Sirius sorprendido y apenado- Mike tenía razón, tú solo querías convencerme de que le diese una oportunidad a "ese". Yo creí... creí que...
-Norah espera, escúchame un momento.
-NO QUIERO.
-No seas terca, por favor.
-De ahora en adelante Sirius Black, mantente lo más alejado de mí que puedas. No sé como pude confiar en ti. Tendría que haber escuchado a Mike desde un principio.
Y sin dar tiempo a más, Norah subió corriendo a su habitación. Lo último que oyó Sirius fue el portazo cuando la joven se encerró en su cuarto. Sirius observó las escaleras por las que había desaparecido Norah unos instantes antes, sin saber qué había ocurrido realmente en aquella habitación. Después, como un autómata, se dirigió a la ventana, y se golpeó contra el alfeizar "tonto, tonto, tonto, tonto".
-Pero qué he hecho.
En el castillo de Lord Voldemort, los mortífagos que habían regresado estaban siendo interrogados por el Señor Tenebroso.
-Sois unos inútiles- siseó- No podéis ni conseguir las cosas más simples.
-Pero mi señor, los aurores no estaban solos- suplicaba Pettegrew- Lupin estaba con ellos, y los enmascarados también.
-Vaya, así que esos misteriosos magos se ha unido al viejo chocho. Tendré que ocuparme de ellos también. Snape! Qué hay de mi nieta, necesito que la saques del castillo.
-Mi señor, no puedo hacerlo- pidió el "mortífago"- Dumbledore la tiene muy vigilada y si hago el más mínimo movimiento descubrirá mi tapadera.
-Tienes razón- admitió el señor Tenebroso- Sin embargo, no me gusta que pongas en duda mis decisiones. CRUCIO
Como muchas otras veces, Severus Snape se retorció de dolor bajo los efectos de la maldición lanzada por Voldemort, mientras intentaba con todas sus fuerzas cerrar su mente al Señor Tenebroso, para que así no descubriera que realmente era a él a quien estaba espiando. Finalmente, después de unos minutos de tortura, Voldemort decidió que ya era suficiente y mandó a todos sus mortífagos retirarse. Solo Bellatrix Lestrange permaneció con él.
-Mi señor- susurró la mujer, dirigíéndose a Voldemort, que estaba en su trono acariciando a Nagini- Todavía no entiendo por qué no me ha dejado ir a la misión, así como a Avery o a Nott. Son de los más cualificados, y sin embargo, ha enviado a algunos de los más débiles al Ministerio, solo Snape y Rokwood eran de los eficientes.
-Mi querida Bellatrix, a veces tu ineptitud te impide ver la brillantez de mis planes. Toda esta misión ha sido una trampa. Estoy segura de que en las filas de los mortífagos hay algún traidor. Lo ocurrido hoy me lo ha confirmado.
-¿El qué?
-Tú, al igual que casi todos los mortífagos, os habéis enterado de la misión poco antes de que ocurriese- explico con mueca demente Voldemort, regocijándose en su crueldad- Sin embargo, uno de vosotros lo sabía de antemano, porque yo se lo dije, porque me interesaba que lo supiese. Y mis sospechas se han confirmado, hay un espía entre nosotros, y ahora que lo he descubierto, juro por la sangre más pura que será sacrificado de la forma más dolorosa.
Lo dejo aquí por hoy, por favor, pedradas no. Ya me siento yo suficientemente mala por lo que he hecho. No odiéis a Norah porfis, es que la pobre en realidad está traumada, pero prometo que en el próximo capítulo, si no se soluciona, al menos recapacitará. Es que es muy terca. En cuanto a Mike, incluso yo le estoy cogiendo tirria, así que algo de manía sí que le podéis coger . Espero que os haya gustado el capítulo y que no haya quedado demasiado absurdo (sé que siempre dudo mucho, pero es que de verdad no estoy segura de cómo ha quedado). Bueno, os dejo por hoy, prometo no tardar demasiado en actualizar para que el enfado no dure demasiado . BSS a todos.
Narúa Black
