Hola¡¡¡¡¡ Ya estoy aquí, espero no haberme retrasado mucho, pero tuve que
hacerle arreglos a éste capítulo de última hora.
Respuestas a los reviews:
* ginny142003: Ey¡¡ A mí me encanta Ágatha Christie, y nadie me quita de la cabeza la teoría de que Roeling ha leído más de un libro de ella. Cho y Harry... bueno, de momento la boda sigue, pero tu tranquila que el secreto que se descubre en éste capítulo cambiará el rumbo de la historia...
* Phoebe: Gracias por tu opinión y por decirme que escribo bien, cuando no me venga la inspiración te llamo y me anima¡¡¡ Lo de Harry y Ginny saldrá más adelante, de momento no tengo previsto decirlo, aunque aquí se desvela algo interesante...
* Irene : Pues sí, tienes razón, eres una impaciente¡¡¡ Las parejas están rotas, pero la causa se desvelará por el capítulo cinco o seis más o menos. Gracias y Besitos¡¡¡
* ^nan^ : A mí Cho también me cae fatal, pero es un instrumento bastante útil en mi fic, aunque tranquila, solo la utilizo, nada más. De Draco/Herm nada¡¡¡¡ Eso otras historias, aquí en todo caso Herm/Ron, claro, si es que no hay nadie en medio... Nos vemos en el Messenger niña¡¡¡ Besos¡¡¡
* magda: Venga, aquí tienes la continuación¡¡¡ No te preocupes porque aún queda trama y secretos por descubrir... Besitos¡¡¡
* MEIKO: La pava, tenía que aparecer la capulla¡¡¡ Tu te quejas de que hago daño a Ron/Herm, cuando eres la primera que defiende la pareja Draco/Herm¡¡¡¡ Es que no hay quién te entienda¡¡¡ Venga, ya tienes aquí el nuevo capítulo maldita Cactus¡¡ Te quiero¡¡¡ Por cierto, que pronto termino "La Carta Esférica" pero... ¿me lo podrías dejar más tiempo? Es que me lo voy a leer de neuvo, ya sabes que Arturo Pérez Reverte me puede el cabroncete... Te veo mañana¡¡
* mep1: ¿En serio hay tanto suspenso? Bueno eso me gusta¡¡¡ El por qué de las peleas amorosas aún no las voy a decir, y Ginny regresa en éste capítulo, con Jimmy y con un secreto por descubrir... espero dejarte con más intriga¡¡¡ Jajajaja (risa malavada). Gracias por todo¡¡
* kmila: Hola musa¡¡¡ Bueno, tu concéntrate en tus fic (por cierto, leedlos todos que son buenísimos) que la inspiración me llega al hablar contigo¡¡¡¡ Venga, espero que te guste este capítulo¡¡¡
* gin_ynia : Ron y Herm es una pareja secundaria en éste fic, pero tenía ganas de escribir sobre ellos, lo siento. Lo que pasó entre Harry & Ginny... queda, al menos espérate dos capítulo, pero creo que con éste vas a tener más dudas que antes. Por cierto, Cho desaparecerá, PERO de momento se dará una vueltecita por aquí y por allá...
Y nada más¡¡¡ Espero que os guste mucho y que disfrutéis tanto como yo lo hago escribiéndolo.
Si queréis algo, dejad reviews o escribidme a mi email: Shashira_total@hotmail.com
Sed buenos¡¡¡¡ Besos¡¡¡¡
**************************************************************************** **************************************************
Capítulo 4 de: Olvidarte
Se había levantado temprano, muy temprano, pero no tenía sueño. Lo único que hacía era darle vueltas y vueltas a la cabeza. No podía evitarlo.
Estaban sentados en la cafetería del aeropuerto, desayunando chocolate con tostadas, aunque Ginny apenas había probado bocado, realmente solo lo hacía por acompañar a Jimmy, que la observaba en silencio, estudiándola con aquellos ojos tan singulares. Ora azules, ora verdes. Bonitos colores, se dijo, pero también demasiados recuerdos.
El azul la transportaba hasta su niñez, esa niñez dulce y tranquila en "La Madriguera" junto a todos sus hermanos. Le venían a la mente los gritos de los alborotadores gemelos, los achuchones de Bill, los besos de Charlie, el interés de Percy por sus estudios, ese afán protector de Ron. Ron... había sido siempre la niña del pelirrojo, aunque todos sus hermanos la mimaban, éste no podía ocultar el favoritismo hacia Ginny. Recordó que al cumplir ocho años, Fred y George le echaron un hechizo a Sandy, la muñeca que contaba cuentos que le regalaron sus padres. Cuando los gemelos la hechizaron, Sandy solo contaba escenas subiditas de tono que tenía como protagonista a Tedd, el oso de peluche de Ron. La señora Weasley destruyó la muñeca, y Ginny no paró de llorar en horas. Entonces Ron fue con polvos flú hasta el callejón Diagon, y sin que nadie se enterase, se gastó todos sus ahorros en comprarle otra Sandy a Ginny.
Aún sentía el tacto suave del papel en el que iba envuelta la caja, y la ilusión que le recorrió todo el cuerpo al verla de nuevo. Con su carita rosada, sus trenzas rubias y aquella túnica amarilla que tanto le gustaba a la pelirroja. Le dio las gracias sin atender demasiado a su hermano y cuando levantó la mirada, observó con detenimiento esos hermosos ojos azules que había frente a ella, y supo que siempre estaría segura al lado de Ron.
El verde eran tiempos más recientes, recuerdos más nítidos, tal vez más dolorosos. Cuando llegó a Nueva York sola, podía palpar la ausencia de Harry. Era una sensación extraña, lo buscaba por cada calle, cada esquina, con la esperanza de que algún día apareciera en la puerta de su apartamento y todo fuera como antes. Miraba las fotografías en la que salían juntos una y otra vez. Intentaba, en vano, diferenciar su aroma entre las cuatro paredes de su piso, hasta que un día se dio cuenta de que Harry solo estaría a su lado en aquella mancha de tinta en un marco.
Una y otra vez evocaba tiempos pasados, dónde un chico de pelo negro y revuelto la miraba como si fuera lo más valioso de su existencia. Y lo era, Ginny sabía que lo era. Pero ella había roto toda aquella magia un veinte de Enero, cuando le comunicó que se iba a Estados Unidos y que el compromiso quedaba anulado. Su rostro lleno de tristeza, perplejo ante lo que la chica le decía, pero Ginny no hizo nada por aclararlo, aunque en el interior sabía perfectamente el por qué de su decisión...
Una señorita con voz robótica llamó para que todos los pasajeros con destino a Londres embarcaran. La pelirroja volvió a la realidad. Jimmy la miraba fijamente, con su vaso de chocolate caliente aún en las manos, le sonrió y ella se la correspondió.
- Es nuestro vuelo - le dijo la pelirroja,
él solo asintió alegre.
Se levantaron de sus sillas y cogidos de la mano fueron hasta la puerta que la azafata había anunciado segundos antes.
Al poco tiempo de despegar el avión Jimmy había quedado dormido, apoyada la cabeza en Ginny. La gorra blanca de baloncesto que llevaba se le calló en el regazo, ella la recogió y le besó el cabello, acariciándole un poco las puntas, hasta que el chico se removió en señal de reprobación y desistió. Por el otro lado tenía la ventanilla, por la que veía nubes blancas como si fueran algodón. Jimmy decía que eran de caramelo, como siempre tan goloso, sentía adoración por lo dulces, en especial por el chocolate.
Una chica rubia y amable le preguntó que si quería algo de tomar y ella pidió un zumo de naranja. A los pocos minutos se lo trajo. Movió el vaso en pequeños círculos antes de beber y volver a mirar por la ventanilla. Suspiró.
Iba de regreso a casa, iba a volver de nuevo a Inglaterra, y allí estaría... abrió los ojos con sorpresa, y fue entonces, solo entonces, cuando Ginny sitió algo que no había padecido en mucho tiempo. Miedo.
* * * * * *
Tamborileaba en el volante del coche una canción muggle que sonaba en la radio. Llovía. El viento, furioso, hacía que las gotas chocaran de manera violenta en los cristales del viejo Ford gris metalizado de Hermione. Tenía la vista perdida, aunque de vez en cuando se distraía observando el parabrisas del coche, como si fuera al ritmo de la música.
- Maldita caravana - dijo enfadada, frunciendo el ceño a la vez que daba un golpe desesperando al volante.
No le gustaba esperar, no tenía paciencia para ello, nunca había poseído esa virtud. Hizo sonar el claxon y la fila interminable de coches avanzó unos pocos de metros. Miró el reloj de su muñeca izquierda, marcaban las once. Aún le quedaba un buen trecho para llegar a Gatwick, y si aquello no cambiaba, no llegaría a tiempo.
Cambió de emisora la radio, hasta que dio con una canción que conocía perfectamente: Sacrifice de Elton John. Solo escuchar la dulce voz del cantante hizo que su cuerpo se estremeciera, al igual que años atrás los había hecho, pero había estado acompañada por Ron.
Se imaginó de nuevo su piel llena de pequeñas pecas, moteada y blanquecina. Una vez ella tuvo deseos de contarlas una a una, de besarlas poquito a poco como si la vida dependiera de ello. Porque realmente su vida dependía de ello, de si estaba o no a su lado.
Lo sentía latir bajo ella cuando hacían el amor, recorriendo con sus manos el pecho lleno de sudor, buscando sedienta los labios húmedos de él. Intentando desentrañar con cada caricia, con el contacto de la carne, el misterio que escondía en cada mancha bendita. Aún se veía atrapada entre sus brazos, con aliento del pelirrojo en el cuello, susurrándole palabras que no escuchaba. Inspirándole sentimientos que jamás contaría.
En su cabeza oía los gemidos de ambos que rompían el silencio. Los de ella callados por sus besos, los de él perdidos en el tiempo.
- Pero lo estropeaste todo, maldito cabezota - dijo en voz alta, con una mezcla de tristeza y melancolía - Lo tiraste todo por la borda. Como un barco hundido. Y yo el marinero a la deriva.
El claxon proveniente del coche de atrás la trajo a la realidad. Bajo la fuerte lluvia pudo vislumbrar que no quedaba ningún automóvil delante de ella. El reloj marcaban las doce menos cuarto de la noche. Arrancando de nuevo el Ford dejo vagar sus pensamientos un poco más, hasta llegar al desvió hacia el aeropuerto.
" Y lo peor de todo" se dijo, maldiciéndose a sí misma, "es que aún quiero contarte una a una las pecas".
* * * * * * *
Veía a todo el mundo dándose abrazos, reencontrándose con familiares y conocidos, con sus seres queridos. Era una bonita estampa, pensó. Personas llorando, gritando, riendo. Muchas sensaciones podían ser experimentadas entre las cuatro paredes de un aeropuerto. Sin embargo, Ginny se sentía relativamente sola.
Percibió que su mano derecha era oprimida y se encontró con el rostro dulce de Jimmy.
Pasara lo que pasara nunca perdía esa serenidad, tan impresa en él como podía estarlo la tinta en una hoja de papel. La pelirroja más de una vez había perdidos los nervios en su presencia, o llorado angustiada cuando sentía un vacío interno. Entonces Jimmy la observaba desde una distancia de pocos metros, en silencio se acercaba hasta ella y le tocaba el rostro.
El sentir su mano en su piel, aquella sensación de que todo marchaba bien le daba una seguridad y una tranquilidad que no eran descriptibles. Le enjugaba las lágrimas tomándose su tiempo, como midiendo la distancia entre uno y otro movimiento, y finalmente sonreía. Sonreía esbozando en sus labios una sinceridad que ella había perdido hacía mucho tiempo. Expresaba tanto en tan poco... No quería nada a cambio, solo que la pelirroja no estuviera triste y ella lograba sobreponerse a los problemas, porque Jimmy estaba ahí, siempre lo estaba.
Ginny divisó unos cómodos sillones apartados de la multitud y del gentío que se había formado en la salida.
- Vamos a sentarnos mientras esperamos a Hermione -
le dijo, y Jimmy la siguió, ambos con el equipaje a
cuestas.
Compraron algo de comer en una de las muchas máquinas que poblaban el aeropuerto y tomaron asiento uno al lado del otro en los mullidos sillones oscuros. Jimmy se apoyó en el brazo, quedando poco a poco adormilado. Ginny lo observaba tiernamente, cada gesto, cada movimiento, sus labios perfilados... y esos ojos ahora cerrados. En esos momentos, pensó, daban ganas de abrazarlo y tenerlo siempre así.
Miró el reloj, Hermione se retrasaba ¿dónde se habría metido?
* * * * * * *
Corría todo lo que sus piernas lograban dar de sí. El cabello castaño quedó en poco tiempo pegado al rostro y, agobiada, intentaba apartárselo de los ojos, sin mucho éxito. ¿Por qué tenía que llover en el peor momento? Siempre sucedía lo mismo, el agua acababa siempre arruinando las mejores situaciones.
De repente escuchó un claxon y al mirar a su izquierda observó que una masa se paraba a poco centímetro de ella. Era un coche oscuro y del interior gritaba un hombre.
- ¿Pero señora es que no ha visto el coche?
A Hermione le hervía la sangre. Señora, señora... SEÑORA¡¡¡¡¡ Le dio un golpe seco al capó del coche y se fue acercando hasta la ventanilla, donde un hombre de mediana edad lucía confuso.
- Señorita, es señorita maldito imbécil sin escrúpulos¡¡¡ - dio un grito exasperada, con el dedo índice levantado amenazante ante la perplejidad del ocupante del coche - Todos iguales, cortados por el mismo patrón. Seréis idiotas¡¡¡¡
Y siguió su camino, echando a correr en cuanto se calmó lo suficiente como para poder hacerlo, dejando atrás a un conductor impresionado por la sensibilidad de algunas mujeres respecto a su edad.
Al llegar a la entrada del aeropuerto se sacudió un poco, observando todo a su alrededor, buscando entre la multitud alguna cabellera pelirroja.
Y la vio. Estaba sentada en un sillón, de espaldas, su cabello llamaba la atención, recogido con pinzas y entre algunos mechones rebeldes pudo verle el cuello lleno de pecas, pecas como las de Ron.
Se fue acercando poco a poco hasta quedar a poca distancia.
- Ginny... - ella se volvió y le sonrió. Se levantó y ambas se fundieron en un abrazo. La pelirroja la estudió de arriba abajo, sin borrar la sonrisa de sus labios.
- Estás mojada¡¡¡ - Hermione rió, dejándose arrastrar hasta quedar frente al sillón ocupado por Jimmy - Se quedó dormido.
- Qué lindo se ve¡¡¡¡ - le dijo observándolo minuciosamente. En esos momentos el chico hizo un gesto brusco y la gorra se calló al suelo, dejando al descubierto un cabello pelirrojo y muy revuelto - Puro Weasley. Esas pecas y ese pelo son inconfundibles, aunque... - Hermione hizo una pausa. El niño se estaba despertando, dejando ver unos enormes ojos verdes - Se parece mucho, muchísimo a Harry - suspiró- Si él supiera que...
- No. El nunca sabrá - dijo Ginny tajante - Nunca.
Respuestas a los reviews:
* ginny142003: Ey¡¡ A mí me encanta Ágatha Christie, y nadie me quita de la cabeza la teoría de que Roeling ha leído más de un libro de ella. Cho y Harry... bueno, de momento la boda sigue, pero tu tranquila que el secreto que se descubre en éste capítulo cambiará el rumbo de la historia...
* Phoebe: Gracias por tu opinión y por decirme que escribo bien, cuando no me venga la inspiración te llamo y me anima¡¡¡ Lo de Harry y Ginny saldrá más adelante, de momento no tengo previsto decirlo, aunque aquí se desvela algo interesante...
* Irene : Pues sí, tienes razón, eres una impaciente¡¡¡ Las parejas están rotas, pero la causa se desvelará por el capítulo cinco o seis más o menos. Gracias y Besitos¡¡¡
* ^nan^ : A mí Cho también me cae fatal, pero es un instrumento bastante útil en mi fic, aunque tranquila, solo la utilizo, nada más. De Draco/Herm nada¡¡¡¡ Eso otras historias, aquí en todo caso Herm/Ron, claro, si es que no hay nadie en medio... Nos vemos en el Messenger niña¡¡¡ Besos¡¡¡
* magda: Venga, aquí tienes la continuación¡¡¡ No te preocupes porque aún queda trama y secretos por descubrir... Besitos¡¡¡
* MEIKO: La pava, tenía que aparecer la capulla¡¡¡ Tu te quejas de que hago daño a Ron/Herm, cuando eres la primera que defiende la pareja Draco/Herm¡¡¡¡ Es que no hay quién te entienda¡¡¡ Venga, ya tienes aquí el nuevo capítulo maldita Cactus¡¡ Te quiero¡¡¡ Por cierto, que pronto termino "La Carta Esférica" pero... ¿me lo podrías dejar más tiempo? Es que me lo voy a leer de neuvo, ya sabes que Arturo Pérez Reverte me puede el cabroncete... Te veo mañana¡¡
* mep1: ¿En serio hay tanto suspenso? Bueno eso me gusta¡¡¡ El por qué de las peleas amorosas aún no las voy a decir, y Ginny regresa en éste capítulo, con Jimmy y con un secreto por descubrir... espero dejarte con más intriga¡¡¡ Jajajaja (risa malavada). Gracias por todo¡¡
* kmila: Hola musa¡¡¡ Bueno, tu concéntrate en tus fic (por cierto, leedlos todos que son buenísimos) que la inspiración me llega al hablar contigo¡¡¡¡ Venga, espero que te guste este capítulo¡¡¡
* gin_ynia : Ron y Herm es una pareja secundaria en éste fic, pero tenía ganas de escribir sobre ellos, lo siento. Lo que pasó entre Harry & Ginny... queda, al menos espérate dos capítulo, pero creo que con éste vas a tener más dudas que antes. Por cierto, Cho desaparecerá, PERO de momento se dará una vueltecita por aquí y por allá...
Y nada más¡¡¡ Espero que os guste mucho y que disfrutéis tanto como yo lo hago escribiéndolo.
Si queréis algo, dejad reviews o escribidme a mi email: Shashira_total@hotmail.com
Sed buenos¡¡¡¡ Besos¡¡¡¡
**************************************************************************** **************************************************
Capítulo 4 de: Olvidarte
Se había levantado temprano, muy temprano, pero no tenía sueño. Lo único que hacía era darle vueltas y vueltas a la cabeza. No podía evitarlo.
Estaban sentados en la cafetería del aeropuerto, desayunando chocolate con tostadas, aunque Ginny apenas había probado bocado, realmente solo lo hacía por acompañar a Jimmy, que la observaba en silencio, estudiándola con aquellos ojos tan singulares. Ora azules, ora verdes. Bonitos colores, se dijo, pero también demasiados recuerdos.
El azul la transportaba hasta su niñez, esa niñez dulce y tranquila en "La Madriguera" junto a todos sus hermanos. Le venían a la mente los gritos de los alborotadores gemelos, los achuchones de Bill, los besos de Charlie, el interés de Percy por sus estudios, ese afán protector de Ron. Ron... había sido siempre la niña del pelirrojo, aunque todos sus hermanos la mimaban, éste no podía ocultar el favoritismo hacia Ginny. Recordó que al cumplir ocho años, Fred y George le echaron un hechizo a Sandy, la muñeca que contaba cuentos que le regalaron sus padres. Cuando los gemelos la hechizaron, Sandy solo contaba escenas subiditas de tono que tenía como protagonista a Tedd, el oso de peluche de Ron. La señora Weasley destruyó la muñeca, y Ginny no paró de llorar en horas. Entonces Ron fue con polvos flú hasta el callejón Diagon, y sin que nadie se enterase, se gastó todos sus ahorros en comprarle otra Sandy a Ginny.
Aún sentía el tacto suave del papel en el que iba envuelta la caja, y la ilusión que le recorrió todo el cuerpo al verla de nuevo. Con su carita rosada, sus trenzas rubias y aquella túnica amarilla que tanto le gustaba a la pelirroja. Le dio las gracias sin atender demasiado a su hermano y cuando levantó la mirada, observó con detenimiento esos hermosos ojos azules que había frente a ella, y supo que siempre estaría segura al lado de Ron.
El verde eran tiempos más recientes, recuerdos más nítidos, tal vez más dolorosos. Cuando llegó a Nueva York sola, podía palpar la ausencia de Harry. Era una sensación extraña, lo buscaba por cada calle, cada esquina, con la esperanza de que algún día apareciera en la puerta de su apartamento y todo fuera como antes. Miraba las fotografías en la que salían juntos una y otra vez. Intentaba, en vano, diferenciar su aroma entre las cuatro paredes de su piso, hasta que un día se dio cuenta de que Harry solo estaría a su lado en aquella mancha de tinta en un marco.
Una y otra vez evocaba tiempos pasados, dónde un chico de pelo negro y revuelto la miraba como si fuera lo más valioso de su existencia. Y lo era, Ginny sabía que lo era. Pero ella había roto toda aquella magia un veinte de Enero, cuando le comunicó que se iba a Estados Unidos y que el compromiso quedaba anulado. Su rostro lleno de tristeza, perplejo ante lo que la chica le decía, pero Ginny no hizo nada por aclararlo, aunque en el interior sabía perfectamente el por qué de su decisión...
Una señorita con voz robótica llamó para que todos los pasajeros con destino a Londres embarcaran. La pelirroja volvió a la realidad. Jimmy la miraba fijamente, con su vaso de chocolate caliente aún en las manos, le sonrió y ella se la correspondió.
- Es nuestro vuelo - le dijo la pelirroja,
él solo asintió alegre.
Se levantaron de sus sillas y cogidos de la mano fueron hasta la puerta que la azafata había anunciado segundos antes.
Al poco tiempo de despegar el avión Jimmy había quedado dormido, apoyada la cabeza en Ginny. La gorra blanca de baloncesto que llevaba se le calló en el regazo, ella la recogió y le besó el cabello, acariciándole un poco las puntas, hasta que el chico se removió en señal de reprobación y desistió. Por el otro lado tenía la ventanilla, por la que veía nubes blancas como si fueran algodón. Jimmy decía que eran de caramelo, como siempre tan goloso, sentía adoración por lo dulces, en especial por el chocolate.
Una chica rubia y amable le preguntó que si quería algo de tomar y ella pidió un zumo de naranja. A los pocos minutos se lo trajo. Movió el vaso en pequeños círculos antes de beber y volver a mirar por la ventanilla. Suspiró.
Iba de regreso a casa, iba a volver de nuevo a Inglaterra, y allí estaría... abrió los ojos con sorpresa, y fue entonces, solo entonces, cuando Ginny sitió algo que no había padecido en mucho tiempo. Miedo.
* * * * * *
Tamborileaba en el volante del coche una canción muggle que sonaba en la radio. Llovía. El viento, furioso, hacía que las gotas chocaran de manera violenta en los cristales del viejo Ford gris metalizado de Hermione. Tenía la vista perdida, aunque de vez en cuando se distraía observando el parabrisas del coche, como si fuera al ritmo de la música.
- Maldita caravana - dijo enfadada, frunciendo el ceño a la vez que daba un golpe desesperando al volante.
No le gustaba esperar, no tenía paciencia para ello, nunca había poseído esa virtud. Hizo sonar el claxon y la fila interminable de coches avanzó unos pocos de metros. Miró el reloj de su muñeca izquierda, marcaban las once. Aún le quedaba un buen trecho para llegar a Gatwick, y si aquello no cambiaba, no llegaría a tiempo.
Cambió de emisora la radio, hasta que dio con una canción que conocía perfectamente: Sacrifice de Elton John. Solo escuchar la dulce voz del cantante hizo que su cuerpo se estremeciera, al igual que años atrás los había hecho, pero había estado acompañada por Ron.
Se imaginó de nuevo su piel llena de pequeñas pecas, moteada y blanquecina. Una vez ella tuvo deseos de contarlas una a una, de besarlas poquito a poco como si la vida dependiera de ello. Porque realmente su vida dependía de ello, de si estaba o no a su lado.
Lo sentía latir bajo ella cuando hacían el amor, recorriendo con sus manos el pecho lleno de sudor, buscando sedienta los labios húmedos de él. Intentando desentrañar con cada caricia, con el contacto de la carne, el misterio que escondía en cada mancha bendita. Aún se veía atrapada entre sus brazos, con aliento del pelirrojo en el cuello, susurrándole palabras que no escuchaba. Inspirándole sentimientos que jamás contaría.
En su cabeza oía los gemidos de ambos que rompían el silencio. Los de ella callados por sus besos, los de él perdidos en el tiempo.
- Pero lo estropeaste todo, maldito cabezota - dijo en voz alta, con una mezcla de tristeza y melancolía - Lo tiraste todo por la borda. Como un barco hundido. Y yo el marinero a la deriva.
El claxon proveniente del coche de atrás la trajo a la realidad. Bajo la fuerte lluvia pudo vislumbrar que no quedaba ningún automóvil delante de ella. El reloj marcaban las doce menos cuarto de la noche. Arrancando de nuevo el Ford dejo vagar sus pensamientos un poco más, hasta llegar al desvió hacia el aeropuerto.
" Y lo peor de todo" se dijo, maldiciéndose a sí misma, "es que aún quiero contarte una a una las pecas".
* * * * * * *
Veía a todo el mundo dándose abrazos, reencontrándose con familiares y conocidos, con sus seres queridos. Era una bonita estampa, pensó. Personas llorando, gritando, riendo. Muchas sensaciones podían ser experimentadas entre las cuatro paredes de un aeropuerto. Sin embargo, Ginny se sentía relativamente sola.
Percibió que su mano derecha era oprimida y se encontró con el rostro dulce de Jimmy.
Pasara lo que pasara nunca perdía esa serenidad, tan impresa en él como podía estarlo la tinta en una hoja de papel. La pelirroja más de una vez había perdidos los nervios en su presencia, o llorado angustiada cuando sentía un vacío interno. Entonces Jimmy la observaba desde una distancia de pocos metros, en silencio se acercaba hasta ella y le tocaba el rostro.
El sentir su mano en su piel, aquella sensación de que todo marchaba bien le daba una seguridad y una tranquilidad que no eran descriptibles. Le enjugaba las lágrimas tomándose su tiempo, como midiendo la distancia entre uno y otro movimiento, y finalmente sonreía. Sonreía esbozando en sus labios una sinceridad que ella había perdido hacía mucho tiempo. Expresaba tanto en tan poco... No quería nada a cambio, solo que la pelirroja no estuviera triste y ella lograba sobreponerse a los problemas, porque Jimmy estaba ahí, siempre lo estaba.
Ginny divisó unos cómodos sillones apartados de la multitud y del gentío que se había formado en la salida.
- Vamos a sentarnos mientras esperamos a Hermione -
le dijo, y Jimmy la siguió, ambos con el equipaje a
cuestas.
Compraron algo de comer en una de las muchas máquinas que poblaban el aeropuerto y tomaron asiento uno al lado del otro en los mullidos sillones oscuros. Jimmy se apoyó en el brazo, quedando poco a poco adormilado. Ginny lo observaba tiernamente, cada gesto, cada movimiento, sus labios perfilados... y esos ojos ahora cerrados. En esos momentos, pensó, daban ganas de abrazarlo y tenerlo siempre así.
Miró el reloj, Hermione se retrasaba ¿dónde se habría metido?
* * * * * * *
Corría todo lo que sus piernas lograban dar de sí. El cabello castaño quedó en poco tiempo pegado al rostro y, agobiada, intentaba apartárselo de los ojos, sin mucho éxito. ¿Por qué tenía que llover en el peor momento? Siempre sucedía lo mismo, el agua acababa siempre arruinando las mejores situaciones.
De repente escuchó un claxon y al mirar a su izquierda observó que una masa se paraba a poco centímetro de ella. Era un coche oscuro y del interior gritaba un hombre.
- ¿Pero señora es que no ha visto el coche?
A Hermione le hervía la sangre. Señora, señora... SEÑORA¡¡¡¡¡ Le dio un golpe seco al capó del coche y se fue acercando hasta la ventanilla, donde un hombre de mediana edad lucía confuso.
- Señorita, es señorita maldito imbécil sin escrúpulos¡¡¡ - dio un grito exasperada, con el dedo índice levantado amenazante ante la perplejidad del ocupante del coche - Todos iguales, cortados por el mismo patrón. Seréis idiotas¡¡¡¡
Y siguió su camino, echando a correr en cuanto se calmó lo suficiente como para poder hacerlo, dejando atrás a un conductor impresionado por la sensibilidad de algunas mujeres respecto a su edad.
Al llegar a la entrada del aeropuerto se sacudió un poco, observando todo a su alrededor, buscando entre la multitud alguna cabellera pelirroja.
Y la vio. Estaba sentada en un sillón, de espaldas, su cabello llamaba la atención, recogido con pinzas y entre algunos mechones rebeldes pudo verle el cuello lleno de pecas, pecas como las de Ron.
Se fue acercando poco a poco hasta quedar a poca distancia.
- Ginny... - ella se volvió y le sonrió. Se levantó y ambas se fundieron en un abrazo. La pelirroja la estudió de arriba abajo, sin borrar la sonrisa de sus labios.
- Estás mojada¡¡¡ - Hermione rió, dejándose arrastrar hasta quedar frente al sillón ocupado por Jimmy - Se quedó dormido.
- Qué lindo se ve¡¡¡¡ - le dijo observándolo minuciosamente. En esos momentos el chico hizo un gesto brusco y la gorra se calló al suelo, dejando al descubierto un cabello pelirrojo y muy revuelto - Puro Weasley. Esas pecas y ese pelo son inconfundibles, aunque... - Hermione hizo una pausa. El niño se estaba despertando, dejando ver unos enormes ojos verdes - Se parece mucho, muchísimo a Harry - suspiró- Si él supiera que...
- No. El nunca sabrá - dijo Ginny tajante - Nunca.
