Mi ángel de la guardia
Por Candymaru
Worales! Hallo de nuevo, tomodachis! =p Así que hubo gente que leyó mi fic después de todo... ^_^ Me siento feliz. Igual, muchas gracias a todos! En este "capítulo" (que en realidad no es capítulo, sino más bien "episodio") Nuestro amigo ainu conocerá a los demás! Ahhhhh... Y sí, quizás un poco de shonen-ai... Pero nada más un poquito, ne? (Paciencia, que de a poco se va avanzando XD) Weno, eso es todo... Chibi-Candy mejor vuelve a escribir!
Cap+ítulo dedicado a mi amigo Horito-chan... ABRAZO!!!!
+++Shaman King pertenece al maestro Hiroyuki Takei & asociados+++
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Y de alguna manera aún desconocida para mí, pasaron las 3 semanas restantes de vacaciones... Durante este período, creo que no todo ha sido tan malo... Al principio me sentí extremadamente solo y abandonado, y volvía ebrio a mi departamento cada noche... Pero creo que ya me acostumbré, y hasta me siento feliz en este lugar, aunque claro, extraño de sobremanera a Pilika. Sino fuera por sus cartas, me sentiría muy intranquilo, y de seguro no podría dormir pensando por las noches en como estaba ella en esos momentos.
Vivo en un apartamento en los suburbios de la capital. No es el lugar soñado que todos anhelan tener, es cierto, pero... Es más acogedor que las calles. Es un sucio edificio abandonado, en el que varias personas han tomado posesión de algunas habitaciones, por un precio ínfimo y unas cuantas lavadas de platos. Yo vivo en la habitación 307... En el fondo de un largo y oscuro pasillo, en el que las ratas corrían de un lado para el otro, saltando engreídas. Al frente mío vive un hombre bastante peculiar... Siempre se viste de negro, con largas cadenas colgándole de los pantalones... Ah! Y solo sale por las noches. Suelo verlo salir cuando vuelvo del trabajo en la tienda de víveres del señor Yamamoto (Una persona bastante abusiva, pero que al fin y al cabo da buen salario) A mi derecha vive una mujer bastante... No sé como decirlo sin que suene agresivo... Creo que suelta... Sí, suelta es la palabra. Al igual que Pilika, Yuri -porque así es como se llama aquella mujer- trabaja también explotando su cuerpo (no me gusta la palabra "Prostituta", porque suena bastante despectivo, y decirlo me suena como un insulto a la imagen de mi hermana). El asunto es que esta mujer es realmente insoportable. Verla me enferma, y me hace querer gritarle, e incluso abofetearle. Cuando no tiene "trabajo", simplemente sale a la calle y toma al primer hombre que ve al salir. Es horrible... Y definitivamente es una persona completamente diferente a mi querida hermana. Pilika hizo lo que hizo por una buena causa... Pero Yuri solo lo hace por la satisfacción que su trabajo le causa. Realmente no entiendo como puede haber gente así.
También, dentro de aquel edificio vivían otras personas: Una madre soltera con sus 4 hijos; Un hombre que decía ser un iluminado... Uno de esos típicos farsantes que te leen las palmas de las manos y ven tu suerte en naipes; También varios mendigos... Jóvenes y ancianos. Y también estaba el casero, el señor Sakurai. Es una buena persona, aunque está arrugado como una pasa. Pilika se reiría a carcajadas si lo viera... Realmente, era una pasa con cuerpo.
Y así es como ahora vivo en aquel edificio... No era de lo más lujoso, pero está bien. De cierta forma, me hace sentirme como parte de una comunidad... Sí, quizás incluso hasta como una familia.
Pero ya es el primer día de clases... Mi escuela es bastante grande y bonita, con todas sus ventanas relucientes al sol y sus murallas inmaculadamente blancas. Para llegar a ella debía atravesar media ciudad, pero valía la pena... No era muy cara, y parecía ser un bonito lugar. En la mañana, llegué justo a tiempo para el toque de timbre... Estaba nervioso, y sentía como mis entrañas se revolvían de miedo, vaya Dios a saber por qué. El señor Silver (Nuestro maestro), me hizo pasar ante todos, llamándome por mi nombre poco usado... Horokeu Usui... Entonces di un paso, otro paso, y otro, hasta llegar al lado del escritorio de nuestro maestro. Un gran murmullo invadió el aula, y me sentía el centro de todas las miradas, la mayoría desaprobatorias. Me sentía como un bicho raro expuesto en un zoológico, o en un circo de esos que solían ir a nuestra aldea de vez en cuando. Entonces decidí tragarme mi miedo, y me convencí de que todo iba a salir perfecto. Miré a los alumnos, todos bien ordenados y arreglados... La mayoría tenía miradas severas, exceptuando algunos que dormían encima del pupitre, otros que miraban como volaban las moscas... Entonces vi que un chico, de más o menos mi edad, me saludaba con la mano. Parecía buena persona... Era de pelo café, ojos de sueño y audífonos naranjos. Tenía una buena aura, como suele decir el señor Sakurai. Entonces yo también le sonreí. Atrás suyo había un chico moreno, un chico muy pequeño, con una gran cabeza, al que le colgaban las piernas desde su asiento (Pilika también hubiera reído a carcajadas si lo hubiera visto) y otro de pelo verde. El primero jugaba con lo que parecía ser soldaditos de plástico, mientras que el otro se encontraba absorto en un grueso, grueso libro. También había una chica de pelo rosado que parecía extremadamente tímida. A su lado había una chica rubia, de expresión seria. Me pareció ciertamente bonita, aunque de solo verla me dio escalofríos... No me gustaba su expresión, ni la severidad con la que le arrebató los audífonos al chico que anteriormente me había saludado... El verla me hacía sentir inseguro. Y entonces miré hacia el lado izquierdo de la rubia, al pupitre que daba junto a la ventana. Y lo que vi por unos instantes me quitó el aliento...
Allí se hallaba sentado un chico... Pálido, de cabellos que variaban entre azul y violáceo, y unos magníficos ojos dorados, que ahora miraban hacia fuera, por la ventana. Entonces sentí que aquel chico irradiaba algo... majestuosidad, si pudiera describirlo en una palabra. Como aquellos enormes témpanos de la antártica, que se alzan sobre la superficie del gélido océano. Inconscientemente, y por algunos instantes, deseé con todas mis fuerzas que sus ojos se dirigieran hacia mí... Que me bendijera con su mirada... Fue solo un instante en el que deseé eso, pero el pensamiento me dejó un tanto desconcertado
-Señor Usui, puede sentarse atrás del señor Tao- La voz del profesor me hizo volver a la realidad, mientras apuntaba con su mano hacia el chico al que me había quedado observando. Vaya coincidencia, pensé sorprendido, mientras me dirigía atrás del chico, mientras que este farfullaba algo que me sonó como "Bien, por lo menos Chocolove ya no dará la lata con sus bromas estúpidas". Pero luego recordé que no existía ni la suerte ni las coincidencias, y la sensación de sorpresa se fue al instante.
-Saquen sus libros de geometría, y ubiquen la página 404, por favor- El maestro sonrió a sus alumnos, mientras él mismo sacaba un libro, el que abrió al instante -Bien, alguien recuerda el teorema de Pitágoras?-
Bien, aquí empezaba todo. Aquí empezaba el por qué, en primer lugar, me encontraba aquí. Era por esto que había conseguido un empleo de media tarde, y era por eso que había pasado todas sus noches estudiando fórmulas, gramática y datos geográficos. Avancé hacia mi puesto, saqué mis lápices, mi cuaderno y mi libro. Creo que tendré que esforzarme mucho, pero de seguro lo lograré.
Porque algún día de estos, nadaré junto a Pilika en nuestra piscina de monedas... Y todas serán de oro.
++++++
Las clases pasaron asombrosamente rápido... Al principio temía aburrirme o quedarme dormido, pero las clases eran bastante didácticas, y pronto me hallé incapaz de pensar en otra cosa que no fuera lo que el profesor decía. Aunque habían cosas que definitivamente no entendía, pronto me encontré inmerso en un mar de números y letras, las que llenaban mi cerebro, haciendo que por unos momentos olvidara que vivo en un mugroso departamento, que mi hermana vendió su cuerpo y su inocencia por mí, y que yo solo soy un maldito pueblerino del norte.
A la hora del almuerzo, el chico que anteriormente me había saludado vino hacia mi pupitre y me saludó con rostro alegre
-Yoh Asakura, mucho gusto!- Me dijo con naturalidad, extendiéndome la mano -Mucho gusto, Horokeu-
Entonces yo también sonreí... -Mucho gusto, Yoh- dije estrechando su mano -Y no me digas Horokeu... Suena muy formal. Dime Horo-Horo-
La sonrisa del chico se hizo (si es que eso era posible) más risueña que antes -Entonces, mucho gusto Horo-Horo. Ven a sentarte con nosotros, si gustas-
La idea me puso muy contento -Ah, claro que sí!- Respondí, mientras tomaba mi lata de cola (que era mi almuerzo y cena) y mi bolso
-Oigan todos... Conozcan a Horo-Horo!- Dijo Yoh, mientras yo lo seguía hacia el patio. Los chicos a los que Yoh les había gritado estaban bajo la sombra de un gran cerezo. Allí se hallaban la chica de pelo rosa, el chico moreno,el enano cabezón y el de pelo verde (quien aún seguía leyendo), la rubia y él. El chico de los ojos dorados.
-Asiento, Horo-Horo!- Yoh me tiró de la manga, indicándome que me sentara -Te presentaré a los demás! Ella es Anna Kyouyama- Dijo apuntando con un ademán educado hacia su derecha, en donde se encontraba la "escalofriante".
-Y soy su prometida- Agregó la chica, con un tono monótono, mientras apuntaba hacia Yoh, quien solo rió con sonrisa derrotada -Nuestros padres arreglaron nuestro matrimonio-
-Mucho gusto- Sonreí incómodo. Ella solo dijo , mientras volvía su atención hacia su té
-Él- Yoh dirigió ahora su mano hacia el chico de pelo verde -Él es Lyserg Diethel-
-Hola, un placer- Me saludó el chico, despegando su vista del libro, y haciendo una inclinación de saludo -Espero que nos llevemos bien-
Yo también me incliné. Temía que si no lo hacía, no lo saludaría como debía ser. Se veía que era un joven muy educado.
-Ah, sí... El es Manta Oyamada- Siguió presentando Yoh, esta vez al "enano cabezón"
-Mucho gusto- Sonrió este, mientras agitaba su mano, igual de pequeña que su cuerpo. Tuve que tragarme las ganas de reír a carcajadas. Espero que no lo haya notado.
-Ella- Prosiguió Yoh, sin perder la sonrisa -Es Tamao Tamamura-
Recordé yo, a la vez que la chica me saludaba, sonrosándose un poco al ser señalada por Yoh. Obviamente, la chica se hallaba enamorada de él
-Ah! Este- Ahora su mano se dirigió hacia el chico moreno -Él es Chocolove-
-Hola, mi cuate!- Saludó al instante el chico, parándose y saludándome con efusividad -Espero que tenga mejor sentido del humor que el chiquito cabeza de tiburón, pue´!-
Al momento después, el chico yacía noqueado en el suelo... ¿Quién había sido? Él
-Ajaaaaa...- Yoh sonrió apenado frente a la situación que se acababa de presentar -Y él, él es Len Tao-
Así que Len era su nombre? Me pareció un bonito nombre, no sé por qué... Y su apellido, creo que debe ser chino...
-Hola- Dijo saludando apenas con la mano, mientras tomaba un líquido que al instante pude identificar como leche. Qué raro... No mucha gente de nuestra edad sigue tomando leche... Debía ser un chico ciertamente saludable, entonces... Me pareció ciertamente tierno, y no pude evitar es esbozar una pequeña sonrisa
-Hola- Le devolví el saludo, tratando de parecer amable, no sé por qué
-Y esos somos todos!- Finalizó Yoh, ahorra abriendo su caja con el almuerzo -Ahhh! Onigiri!-
-Espero que nos llevemos bien- Sonreí, mientras abría mi lata de cola
Me siento feliz... La felicidad hace latir mi corazón muy rápido, dando una tonada muy alegre...
En verdad me siento feliz
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Weeeeeee!!! Finished, Finished, Finished!!! Espero que les haya gustado... Como ya verán, no el el típico fic en que todo es igual... Espero que eso no les incomode (^^U) Pero verán... Yo no soy de esas personas que aman escribir sobre miel, mariposas y flores... Tanto dulce me hostiga, y definitivamente me parecería muy irreal que todos fueran felices, porque todos sabemos que la vida no es color de rosa.
Ahhh, ahhh... Ya se habrán dado cuenta que va a ser LenxHoro? Los homofóbicos creo que querrán irse...
Bueno, estén todos atentos al próximo capítulo... Ya va a empezar la acción!!!
Sayonara to all my pretty tomodachis!
°~(´´´-._.-*:-:*:-:*:R::ÿ::ü::ü::r::ö:: :N::ö:: :R::ë::n::*:-:*-:*-._.- ´´´)~°
Worales! Hallo de nuevo, tomodachis! =p Así que hubo gente que leyó mi fic después de todo... ^_^ Me siento feliz. Igual, muchas gracias a todos! En este "capítulo" (que en realidad no es capítulo, sino más bien "episodio") Nuestro amigo ainu conocerá a los demás! Ahhhhh... Y sí, quizás un poco de shonen-ai... Pero nada más un poquito, ne? (Paciencia, que de a poco se va avanzando XD) Weno, eso es todo... Chibi-Candy mejor vuelve a escribir!
Cap+ítulo dedicado a mi amigo Horito-chan... ABRAZO!!!!
+++Shaman King pertenece al maestro Hiroyuki Takei & asociados+++
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Y de alguna manera aún desconocida para mí, pasaron las 3 semanas restantes de vacaciones... Durante este período, creo que no todo ha sido tan malo... Al principio me sentí extremadamente solo y abandonado, y volvía ebrio a mi departamento cada noche... Pero creo que ya me acostumbré, y hasta me siento feliz en este lugar, aunque claro, extraño de sobremanera a Pilika. Sino fuera por sus cartas, me sentiría muy intranquilo, y de seguro no podría dormir pensando por las noches en como estaba ella en esos momentos.
Vivo en un apartamento en los suburbios de la capital. No es el lugar soñado que todos anhelan tener, es cierto, pero... Es más acogedor que las calles. Es un sucio edificio abandonado, en el que varias personas han tomado posesión de algunas habitaciones, por un precio ínfimo y unas cuantas lavadas de platos. Yo vivo en la habitación 307... En el fondo de un largo y oscuro pasillo, en el que las ratas corrían de un lado para el otro, saltando engreídas. Al frente mío vive un hombre bastante peculiar... Siempre se viste de negro, con largas cadenas colgándole de los pantalones... Ah! Y solo sale por las noches. Suelo verlo salir cuando vuelvo del trabajo en la tienda de víveres del señor Yamamoto (Una persona bastante abusiva, pero que al fin y al cabo da buen salario) A mi derecha vive una mujer bastante... No sé como decirlo sin que suene agresivo... Creo que suelta... Sí, suelta es la palabra. Al igual que Pilika, Yuri -porque así es como se llama aquella mujer- trabaja también explotando su cuerpo (no me gusta la palabra "Prostituta", porque suena bastante despectivo, y decirlo me suena como un insulto a la imagen de mi hermana). El asunto es que esta mujer es realmente insoportable. Verla me enferma, y me hace querer gritarle, e incluso abofetearle. Cuando no tiene "trabajo", simplemente sale a la calle y toma al primer hombre que ve al salir. Es horrible... Y definitivamente es una persona completamente diferente a mi querida hermana. Pilika hizo lo que hizo por una buena causa... Pero Yuri solo lo hace por la satisfacción que su trabajo le causa. Realmente no entiendo como puede haber gente así.
También, dentro de aquel edificio vivían otras personas: Una madre soltera con sus 4 hijos; Un hombre que decía ser un iluminado... Uno de esos típicos farsantes que te leen las palmas de las manos y ven tu suerte en naipes; También varios mendigos... Jóvenes y ancianos. Y también estaba el casero, el señor Sakurai. Es una buena persona, aunque está arrugado como una pasa. Pilika se reiría a carcajadas si lo viera... Realmente, era una pasa con cuerpo.
Y así es como ahora vivo en aquel edificio... No era de lo más lujoso, pero está bien. De cierta forma, me hace sentirme como parte de una comunidad... Sí, quizás incluso hasta como una familia.
Pero ya es el primer día de clases... Mi escuela es bastante grande y bonita, con todas sus ventanas relucientes al sol y sus murallas inmaculadamente blancas. Para llegar a ella debía atravesar media ciudad, pero valía la pena... No era muy cara, y parecía ser un bonito lugar. En la mañana, llegué justo a tiempo para el toque de timbre... Estaba nervioso, y sentía como mis entrañas se revolvían de miedo, vaya Dios a saber por qué. El señor Silver (Nuestro maestro), me hizo pasar ante todos, llamándome por mi nombre poco usado... Horokeu Usui... Entonces di un paso, otro paso, y otro, hasta llegar al lado del escritorio de nuestro maestro. Un gran murmullo invadió el aula, y me sentía el centro de todas las miradas, la mayoría desaprobatorias. Me sentía como un bicho raro expuesto en un zoológico, o en un circo de esos que solían ir a nuestra aldea de vez en cuando. Entonces decidí tragarme mi miedo, y me convencí de que todo iba a salir perfecto. Miré a los alumnos, todos bien ordenados y arreglados... La mayoría tenía miradas severas, exceptuando algunos que dormían encima del pupitre, otros que miraban como volaban las moscas... Entonces vi que un chico, de más o menos mi edad, me saludaba con la mano. Parecía buena persona... Era de pelo café, ojos de sueño y audífonos naranjos. Tenía una buena aura, como suele decir el señor Sakurai. Entonces yo también le sonreí. Atrás suyo había un chico moreno, un chico muy pequeño, con una gran cabeza, al que le colgaban las piernas desde su asiento (Pilika también hubiera reído a carcajadas si lo hubiera visto) y otro de pelo verde. El primero jugaba con lo que parecía ser soldaditos de plástico, mientras que el otro se encontraba absorto en un grueso, grueso libro. También había una chica de pelo rosado que parecía extremadamente tímida. A su lado había una chica rubia, de expresión seria. Me pareció ciertamente bonita, aunque de solo verla me dio escalofríos... No me gustaba su expresión, ni la severidad con la que le arrebató los audífonos al chico que anteriormente me había saludado... El verla me hacía sentir inseguro. Y entonces miré hacia el lado izquierdo de la rubia, al pupitre que daba junto a la ventana. Y lo que vi por unos instantes me quitó el aliento...
Allí se hallaba sentado un chico... Pálido, de cabellos que variaban entre azul y violáceo, y unos magníficos ojos dorados, que ahora miraban hacia fuera, por la ventana. Entonces sentí que aquel chico irradiaba algo... majestuosidad, si pudiera describirlo en una palabra. Como aquellos enormes témpanos de la antártica, que se alzan sobre la superficie del gélido océano. Inconscientemente, y por algunos instantes, deseé con todas mis fuerzas que sus ojos se dirigieran hacia mí... Que me bendijera con su mirada... Fue solo un instante en el que deseé eso, pero el pensamiento me dejó un tanto desconcertado
-Señor Usui, puede sentarse atrás del señor Tao- La voz del profesor me hizo volver a la realidad, mientras apuntaba con su mano hacia el chico al que me había quedado observando. Vaya coincidencia, pensé sorprendido, mientras me dirigía atrás del chico, mientras que este farfullaba algo que me sonó como "Bien, por lo menos Chocolove ya no dará la lata con sus bromas estúpidas". Pero luego recordé que no existía ni la suerte ni las coincidencias, y la sensación de sorpresa se fue al instante.
-Saquen sus libros de geometría, y ubiquen la página 404, por favor- El maestro sonrió a sus alumnos, mientras él mismo sacaba un libro, el que abrió al instante -Bien, alguien recuerda el teorema de Pitágoras?-
Bien, aquí empezaba todo. Aquí empezaba el por qué, en primer lugar, me encontraba aquí. Era por esto que había conseguido un empleo de media tarde, y era por eso que había pasado todas sus noches estudiando fórmulas, gramática y datos geográficos. Avancé hacia mi puesto, saqué mis lápices, mi cuaderno y mi libro. Creo que tendré que esforzarme mucho, pero de seguro lo lograré.
Porque algún día de estos, nadaré junto a Pilika en nuestra piscina de monedas... Y todas serán de oro.
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Las clases pasaron asombrosamente rápido... Al principio temía aburrirme o quedarme dormido, pero las clases eran bastante didácticas, y pronto me hallé incapaz de pensar en otra cosa que no fuera lo que el profesor decía. Aunque habían cosas que definitivamente no entendía, pronto me encontré inmerso en un mar de números y letras, las que llenaban mi cerebro, haciendo que por unos momentos olvidara que vivo en un mugroso departamento, que mi hermana vendió su cuerpo y su inocencia por mí, y que yo solo soy un maldito pueblerino del norte.
A la hora del almuerzo, el chico que anteriormente me había saludado vino hacia mi pupitre y me saludó con rostro alegre
-Yoh Asakura, mucho gusto!- Me dijo con naturalidad, extendiéndome la mano -Mucho gusto, Horokeu-
Entonces yo también sonreí... -Mucho gusto, Yoh- dije estrechando su mano -Y no me digas Horokeu... Suena muy formal. Dime Horo-Horo-
La sonrisa del chico se hizo (si es que eso era posible) más risueña que antes -Entonces, mucho gusto Horo-Horo. Ven a sentarte con nosotros, si gustas-
La idea me puso muy contento -Ah, claro que sí!- Respondí, mientras tomaba mi lata de cola (que era mi almuerzo y cena) y mi bolso
-Oigan todos... Conozcan a Horo-Horo!- Dijo Yoh, mientras yo lo seguía hacia el patio. Los chicos a los que Yoh les había gritado estaban bajo la sombra de un gran cerezo. Allí se hallaban la chica de pelo rosa, el chico moreno,el enano cabezón y el de pelo verde (quien aún seguía leyendo), la rubia y él. El chico de los ojos dorados.
-Asiento, Horo-Horo!- Yoh me tiró de la manga, indicándome que me sentara -Te presentaré a los demás! Ella es Anna Kyouyama- Dijo apuntando con un ademán educado hacia su derecha, en donde se encontraba la "escalofriante".
-Y soy su prometida- Agregó la chica, con un tono monótono, mientras apuntaba hacia Yoh, quien solo rió con sonrisa derrotada -Nuestros padres arreglaron nuestro matrimonio-
-Mucho gusto- Sonreí incómodo. Ella solo dijo , mientras volvía su atención hacia su té
-Él- Yoh dirigió ahora su mano hacia el chico de pelo verde -Él es Lyserg Diethel-
-Hola, un placer- Me saludó el chico, despegando su vista del libro, y haciendo una inclinación de saludo -Espero que nos llevemos bien-
Yo también me incliné. Temía que si no lo hacía, no lo saludaría como debía ser. Se veía que era un joven muy educado.
-Ah, sí... El es Manta Oyamada- Siguió presentando Yoh, esta vez al "enano cabezón"
-Mucho gusto- Sonrió este, mientras agitaba su mano, igual de pequeña que su cuerpo. Tuve que tragarme las ganas de reír a carcajadas. Espero que no lo haya notado.
-Ella- Prosiguió Yoh, sin perder la sonrisa -Es Tamao Tamamura-
Recordé yo, a la vez que la chica me saludaba, sonrosándose un poco al ser señalada por Yoh. Obviamente, la chica se hallaba enamorada de él
-Ah! Este- Ahora su mano se dirigió hacia el chico moreno -Él es Chocolove-
-Hola, mi cuate!- Saludó al instante el chico, parándose y saludándome con efusividad -Espero que tenga mejor sentido del humor que el chiquito cabeza de tiburón, pue´!-
Al momento después, el chico yacía noqueado en el suelo... ¿Quién había sido? Él
-Ajaaaaa...- Yoh sonrió apenado frente a la situación que se acababa de presentar -Y él, él es Len Tao-
Así que Len era su nombre? Me pareció un bonito nombre, no sé por qué... Y su apellido, creo que debe ser chino...
-Hola- Dijo saludando apenas con la mano, mientras tomaba un líquido que al instante pude identificar como leche. Qué raro... No mucha gente de nuestra edad sigue tomando leche... Debía ser un chico ciertamente saludable, entonces... Me pareció ciertamente tierno, y no pude evitar es esbozar una pequeña sonrisa
-Hola- Le devolví el saludo, tratando de parecer amable, no sé por qué
-Y esos somos todos!- Finalizó Yoh, ahorra abriendo su caja con el almuerzo -Ahhh! Onigiri!-
-Espero que nos llevemos bien- Sonreí, mientras abría mi lata de cola
Me siento feliz... La felicidad hace latir mi corazón muy rápido, dando una tonada muy alegre...
En verdad me siento feliz
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Ahhh, ahhh... Ya se habrán dado cuenta que va a ser LenxHoro? Los homofóbicos creo que querrán irse...
Bueno, estén todos atentos al próximo capítulo... Ya va a empezar la acción!!!
Sayonara to all my pretty tomodachis!
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