Mi ángel de la guardia Por Candymaru

Bien... Recuerdan que dije que se venía un capi dramático? Así es... Y más aun, que me encuentro deprimida por cuestiones amorosas... Me siento muy mal para seguir hablando...

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Las gotas calientes caían sobre mi cuerpo, dándome una sensación de protección que muy pocas veces podía sentir, y que por alguna extraña razón he estado necesitando con urgencia durante algún tiempo...

La desesperación, la incertidumbre, la impotencia, la inseguridad... Tengo miedo, por mucho que me cueste admitirlo. Este nuevo mundo, esta nueva vida... Se abalanza sobre mí con una violencia inimaginable

Pero nunca he sido de las personas que huían de sus problemas. En el pasado, jamás. Si no había qué comer, mañana sería otro día. Si necesitábamos una frazada en una noche de invierno, no importaba... Luego llegaría la primavera, y el verano...

Pero ahora, todo era distinto. En ese entonces tenía a Pilika a mi lado, dulce e inocente, alegre y entusiasta. Nos teníamos mutuamente, éramos el pilar que sostenía la vida del otro... Pero ahora estamos separados.

Ella ya no está a mi lado para decirme que todo saldrá bien, y que mañana sería otro día.

Pero Bien, no por eso iba a ahogarme en la ducha, no? Ahora debo vestirme, y atender a la señorita Jun... Después de todo, ella casi nunca nos "visitaba"

Bien, aquí tengo ropas nuevas. Mejor me seco rápido y salgo a preparar algo, o por lo menos a ayudar con la cena... Quizás hoy, por algún milagro, Len llega temprano, y podríamos cenar todos juntos...

-Señorita Jun...?- Dije, saliendo de las duchas, y el vapor conmigo... Pero ¿Qué es ese olor que invadía la casa? ¿Y qué es ese sonido...?

-...Por qué, Padres? Por qué...?-

Licor... Y la suave voz de Jun gimiendo de angustia

-Señorita Jun!?- Corrí asombrado hacia ella, quien se hallaba en el sillón con una botella de quien-sabe-cual licor entre sus delgadas manos –Por Dios, Señorita...-

Al parecer, había llamado su atención, porque dirigió sus ojos hacia donde me encontraba, con su blanca piel empapada por una mezcla de rimel y lágrimas

-Horo...- Susurró con suavidad, que ni aun con licor y lágrimas se alteraba –Ven... Acompáñame...-

Al instante asentí, sentándome a su lado... Ni muy cerca ni muy lejos. Solo lo suficiente. -Ten...- Me dijo, extendiéndome una botella –Toma, por favor-

El tono desgarrador de sus palabras, la mirada de angustia en sus ojos... Al instante me hicieron obedecer, tomando la botella entre mis manos y tomando unos sorbitos.

Era bastante fuerte...

-Disculpe, señorita...- Dije, mirándola, buscando una respuesta en su rostro -¿Qué le sucede? ¿Por qué está así?-

-Ay, Horo-Horo...- Gimió ella, secándose las lágrimas –No te imaginas... No te imaginas...-

-Pero, señorita Jun...- Dije, destrozado por dentro al verla así... Jamás me ha gustado ver llorar a las personas que aprecio. Y la señorita Jun... Ha sido una especie de madre para mí. Siempre que la veía, tenía una sonrisa para mí...

-Es que, Horo-Horo... Ya no aguanto más...- Me dijo, tomando otro sorbo de su botella –Mi vida es un asco!-

-Pero, señorita...- Repliqué, sin entender del todo su excusa -Usted ha cumplido el sueño de su vida. Es famosa, poderosa, admirada... Usted es una triunfadora! Una modelo con futuro...-

Ella Solo se limitó a cerrar sus ojos con más fuerza, y luego mover la cabeza de lado a lado –No, Horo... Eres muy pequeño para entenderlo...- Dijo, mirándome con sus ojos verdes, melancólicos como siempre, como si cargaran con algo de lo que no se pueden desprender –No sabes que la gente piensa que debajo de cualquier modelo hay una puta sin sesos, que te desean, mas no te aman. Creen que por ser alguien "famoso –Y aquí hizo una mueca de amargura -Creen que por eso pueden meterse en tu vida y decir lo que quieran... –

Cierto... Jamás lo había pensado así. Quizás en realidad si soy pequeño para entenderlo... Entender que la vida, sea de quien sea, nunca es color de rosa...

-Ves?- Dijo, hipando, mientras se secaba los ojos con un gesto delicado (porque la delicadeza no la abandonaba, ebria o cuerda) –Para qué quiero esta vida, entonces? Ni siquiera se en donde está mi hermanito, ni lo que hace en el colegio, ni conozco a sus amigos... Len no merece esto! Él no merece que yo me pase 7 días a la semana fuera de casa, de pasarela en pasarela, mientras él está aquí, sin su hermana...-

Ah, con que era eso... Len.

-Señorita Jun...- Dije, tratando de consolarla –Len es una persona muy independiente, sabe? Él...- Y otro sorbo de licor- A veces me da la impresión de que no necesita a nadie...-

Al parecer mis palabras no lograron consolarla... Es más, ahora empezó a sollozar más fuerte aun, escondiendo su rostro entre sus manos

-Es obvio que es independiente! No le ha quedado otra, Horo-Horo! No tenía otra opción en donde vivíamos! No con esos...- Hizo una pausa, en que de forma casi desesperada dio unos sorbos de licor – Monstruos... Horo-Horo, no sabes cuanto sufrimos... Cuanto sufrió él!-

Bien, alo realmente no estaba bien, para nada. Cual es en realidad aquel tomento que la señorita llevaba consigo?

-Si necesita decirlo, señorita...- La tomé de un hombro, mientras ella seguía sollozando con fuerzas -Si necesita desahogarse... Sepa que estoy aquí para escucharla-

Ahora gemidos de dolor, hipidos y negras lágrimas –Horo-Horo... Ellos eran unos monstruos! Ambos! No te imaginas las cosas que tuvimos que sufrir, que tuvimos que soportar. Verás... Mi familia, los Tao, son la dinastía con más influencias de mi país. Vivíamos en un terreno de miles de kilómetros cuadrados, en donde todo era muy diferente al mundo exterior...- Y otro sorbo de la botella, mientras sus finos mechones de pelo se pegaban a su rostro con las lágrimas que en este habían –Allí vivíamos nosotros, Juntos... En, Ran y nosotros....-

-En y Ran... Eran sus padres?- Pregunté, mientras empezaba a sentirme un tanto mareado

-Padres?- Rió ella, con la botella en sus manos –No, Horo-Horo... Ellos no fueron padres para nosotros. Ran, mi supuesta madre...- Hizo una pausa, mirando a la nada, como recordando algo –Hermosa como ninguna, pero podrida por dentro. Fría y vanidosa, jamás se preocupó por nosotros. Aún recuerdo la mirada de asco que nos dirigía, y las palabras que siempre solía decirle a mi "padre"... "Dile a tus mocosos que no me toquen", decía mientras se miraba al espejo, o se arreglaba el cabello...-

-Vaya madre, entonces...- Dije yo, sintiéndome cada vez más mareado –Pero tu padre, Jun? Tu padre?-

-Mi padre? Él es el demonio...-

-Pero Jun, el demonio está en el infierno!- Reí yo, inconsciente de mis propias palabras –Eso es imposible...-

-Claro que vive en el infierno...-Dijo ella, tirando la botella ya vacía -Nuestra mansión era el infierno, y él el mismísimo Demonio! Siempre fue horrible, un monstruo... Inmisericordioso y sádico, aún recuerdo su cara extasiada al azotarnos, o al tirarnos contra la pared...-

-Vaya... Si que era muuuy malo!-

-Claro que sí! Pero en especial... Con mi hermanito...- Y nuevamente comenzó a llorar a mares, sin control alguno

-Qué? También le pegaba a mi Len?-

Alto... Dije MI LEN? Ya, ya... Qué importa, de todos modos...

-Ojalá solo hubiera sido eso, Horo-Horo! Ojalá!- hipó ella, viéndose realmente desesperada en su llanto –Ojalá hubiera sido yo, Horo, ojalá solo yo... Pero no! El bastardo tuvo que tomarlo a él! A él tuvo que corromper, a él tuvo que destruir!-

-De qué hablas, Jun? Qué le hizo, eh?- Pregunté yo, empezando a ver borroso, pero aun escuchando con claridad el llanto de ella

-En Tao, mi propio padre... Ese bastardo violaba sin compasión a mi hermano! Aún recuerdo sus gritos retumbando en la casa, sus heridas en su frágil cuerpo, las lágrimas de humillación cubriéndole su carita pequeñita...- Ahora empezó casi a gritar, tomándose la cabeza con las manos –AUN ESCUCHO SUS GRITOS, HORO-HORO! AUN LOS ESCUCHO, EN MIS SUEÑOS! AUN ESTÁN AHÍ!-

Ahora yo mismo sentí como las lágrimas llenaban mi propio rostro, no sabiendo qué decir, mientras veía a la pobre Jun gritando en agonía...

-Si tan solo hubiera sido yo, maldición!- Repetía una y otra vez, con las manos en la cabeza, desesperada, angustiada...

-Imagínate, Horo-Horo...- Dijo de repente, con el rostro horrorizado y el cabello revuelto... La elegancia se había ido, dando lugar a la desesperación –A sus 6 añitos, y durante muchos más... Manoseado, ultrajado... Le quitaron todo! Todo! Su inocencia, su libertad, sus ganas de vivir... Fue cuando tenía 16 años cuando decidí llevármelo lejos. Aquí comenzamos nuestra nueva vida, ambos trabajando, pero sintiendo por primera vez verdadera libertad y felicidad-

Ahora yo era el que lloraba sin control, derramando el poco licor que quedaba en mi botella –Pobre de ustedes, Jun... Pobres...-

De repente, la puerta se abrió la puerta del departamento...

-Jun, Horo-Horo...- Pronunció Len, con horror en sus ojos

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ADELANTE! MÁTENME! ._.U Nada me importaría menos...

~*Ryuuro No Ren*~