Mto: Disculpen por no escribir en MUCHO tiempo. Pero tranquilos aquí tienen el capítulo cinco.

Yami-Areliss: Que bueno que te gusta me parece genial cada review que me dejan pero más si es de gente mueva.

Gabe Logan: En serio perdón por durar tanto en escribir espero que al final siempre leas este capítulo.

Capitulo Cinco: Memorias de un niño

El calor era insoportable, pero aun así un niño esperaba bajo aquel radiante sol. El ser pequeño nunca le había hecho impedimento para lograr lo que quería.

De vez en cuando alguna que otra gota de sudor bajaba por su frente y sin embargo su rostro seguía mostrando la misma determinación que hace tres horas.

El calor aumentaba, y a pesar de todo su mirada proyectaba la madurez con que había asimilado el problema.

Por fin, después de cuatro horas y media de espera; la razón de su estancia en aquel lugar había llegado. Si su vista no le fallaba este era el fin de aquella dura tarea.

-¡HOLA, Seth!-dijo Atemú con aires de felicidad.

-Y a que se debe este inoportuno retrazo, Atemú.-le respondió frunciendo el ceño.

-No me dirás que me buscas.

-La verdad no lo buscaba. Porque ya sabía donde estaba usted. Y su alteza nos prohibió ir a ese lugar. ¿Lo recuerda?

-Tal vez... -respondió de manera vaga el joven príncipe.

-Me va a decir que me quede parado en este lugar. ¿Por ninguna razón? Ya que mis advertencias no son nada para sus oídos. ¿Y que mi gran sacrificio de salvarle un castigo ha sido en vano?

-Ni siquiera entiendo por que estabas allí parado.

-¿Que no lo entiendes? Tu padre te busca. ¿Que haría yo si él preguntara a donde se abría ido usted muy irresponsablemente? No peor yo su leal siervo sin una respuesta mi señor.

-Ahí lo tienes Seth la próxima vez que quisiera salvar TU vida. Créeme que te llamaré.-dijo de manera pícara, Atemú despidiéndose de Seth.

-¿A donde vas?

-Pues a donde yo quiera.- y después de decir esto salió corriendo.

No obstante antes de que Seth saliera corriendo detrás de él Jono y Teana se encontraron con el.

-Jono no me digas que también estas detrás de esto... Pero antes dime: ¿quién es ella?

-Esa "ella" tiene nombre y ese es Teana –respondió ella molesta de que la ignoraran dos veces en día.

-Disculpa...-respondió Seth de mala manera.-¿Quien eres?

-Ya te lo dije soy Teana, princesa de Egipto Alto.

-¿Estas de visita?

-No...Pues entonces estoy aquí para contar granos de arena. ¿TU QUE CREES?

-Pues yo creo que este sirviente desobediente tiene la culpa de esto.-dijo Seth empujando a Jono.

-Deja de fastidiar Seth, yo nada más cumplía con mi trabajo.-dijo este levantándose del suelo.

Pero antes de que Jono pudiera desquitarse el grito de Atemú fue oído por todos, pero este no venía solo sino que a su vez era acompañado por otros. Todos corrieron a buscarlo. Al final lo encontraron cruzando los límites que su padre le había impuesto.

Atemú no respondía solo se queda observando de manera incrédula. Hacía algo desconocido.

-¿Atemú estas herido?

-No...-respondió en un tono apenas audible.

-¿Que pasa?-respondió asustado Jono.

El pequeño señalo a lo que no habían prestado atención y es que frente a todos a solo apenas unos cuantos metros quedaba lo que antes era una cuidad lo que antes tenía vida.

Pero aun peor que eso, quedaban los cuerpos de los que antes propiciaban aquella vida.

Y es que debió ser duro para alguien de tan corta edad presenciar aquella masacre, de su gente contra su gente.

Ya que cuando llegaron los demás todo había terminado. Y el único que presencio aquello desde el principio fue Atemú.

Ahora si apenas podía hablar no entendía que estaba pasando. Atemú solo miraba, en parte se sentía culpable toda esas personas muriendo y a salvo sin poder hacer nada.

Pero si hubiera hecho algo, ¿que hubiera hecho? De pronto se sentía muy pequeño.

El primero en atreverse a hablar fue Seth. El cual rompió el silencio establecido por todos.

-Olviden todo lo que vieron...

-Pero Seth que no ves que esto es importante.-dijo Jono

-Este lugar es horrible jamás debí haber venido.-dijo Teana.

-Ella tiene razón nosotros tampoco, sino fuera por Atemú estaríamos todos dentro del palacio sin ningún problema. Propongo que no le digamos a nadie lo que hemos visto y sé que el príncipe opina igual que yo. -dijo Seth.

-MENTIRA, yo sé que tendrá una mejor idea. ¿Verdad Atemú? -dijo Jono.

-No me cuestiones, debes aprender que a pesar de todo siempre seguirás siendo un sirviente nada más. Por lo tanto seguirás obedeciendo mis ordenes a menos que logres ser algo más que lo que eres ahora. -dijo Seth.

-Jamás te haré casó Seth al único que obedezco es al Dios mismo.

-Ni para eso sirves porque sino fuera por ti no estaríamos en este problema.

-Callados los dos. Este no es problema nuestro. Es de ellos que ellos decidan que hacer.-dijo Atemú

-Hagamos un pacto. Nunca diremos esto a alguien a menos que la situación lo amerite, de acuerdo.-dijo Teana.

-Estoy de acuerdo.-dijo Atemú.

-Yo también-dijo Jono.

-Si es lo correcto...-dijo Seth.

Esa noche Atemú llegó a su cuarto pero no podía olvidar todo lo que había pasado. Las imágenes venían a su mente tan claras como todo sonido que hubiera presenciado en ese momento. Era como si estuviera viviendo aquello de nuevo.

Recordaba todo perfectamente. Recordaba el sonido las lanzas antes de llegar al objetivo.

Recordaba la dirección que tomaba la sangre después de a aquel hombre le rompieran la cabeza a la mitad o las gritos de suplica y auxilio al ver como una madre era quemada viva solo para proteger a su hijo.

Jamás, jamás en su vida había tenido una madre. Nunca se había imaginado el amor que ellas guardaban a sus hijos.

Lo más cercano al amor que había tenido era su padre, pero al ver su mano vendada. Se confundió más que antes. Luego se pregunto si su madre lo había querido igual. Pero tal vez nunca sabría aquello.

Una lagrima calló. Y al mismo tiempo un apequeña criatura de color marrón lamió su manita.

El pequeño muy sorprendido acaricio a la pequeña criatura. Pero al mismo tiempo estaba muy feliz de haber encontrado al Kaa que lo protegería.

Su Kaa era una bolita de pelos marrón con unos grandes ojos cafés. Que le hicieron olvidar todas las escenas vistas esta tarde.

Inclusive estaba agradecido y con la persona menos esperada. Siempre la había culpado por dejarlo solo pero ahora era diferente. Poco a poco empezó a comprender como funcionaba el amor.

-Gracias, mamá- dijo Atemú acariciando a su nuevo amigo.