CAPÍTULO 14: EL MUNDO ESTÁ LLENO DE GRIS

No había nadie en la biblioteca cuando Harry y Draco llegaron la siguiente mañana. Incluso la señora Pince estaba ausente. Se quedaron parados en las puertas, mirando alrededor.

- Entonces,¿por dónde comenzamos?- preguntó Harry.

-No estoy seguro- contestó Draco-. Intentemos en la sección de biología.

Se dirigieron en esa dirección.

Veinte minutos más tarde, aún no habían encontrado nada... bien, no realmente nada, pero nada sobre magos embarazados. Comenzaron a caminar arriba y abajo a lo largo de los pasillos para ver si podían encontrar los libros que buscaban.

-¡Sí!- exclamó Draco.

-¿Encontraste algo?- preguntó Harry mientras se apresuraba hacia el rubio.

-Encontré varios libros- dijo Draco, sujetando varios de ellos-. 'Que Esperar Cuando Estás Esperando (y un mago)', 'Sí, Estás Embarazado', 'Encantamientos y Pociones Para el Mago Embarazado', y 'Mago y Niño, de la Concepción a la Graduación'. Hay más pero creo que éstos bastarán para empezar.

-Veremos si alguno dice como averiguar si estoy embarazado- comentó Harry. Se sentaron en una de las mesas y cada uno abrió un libro.

-Escucha esto- dijo Draco, después de un rato-. El mago embarazado sufre de los mismos problemas relacionados con el embarazo que cualquier bruja, pero comienzan antes y pueden ser más intensos debido al flujo de hormonas femeninas asociadas con el embarazo, puesto que un mago normalmente no produce dichas hormonas'.

-¿Qué problemas?- preguntó Harry-. ¿Dice qué problemas?

-Oh, lo general- Draco sonrió-. Náuseas matutinas, retención de agua, tetillas sensibles, piel llena de manchas, depresión emocional- miro a Harry-. ¿Estás seguro que quieres pasar por esto?

-No fue mi idea, ¿recuerdas?- Harry el ceño, Draco sólo se encogió de hombros-. ¿Dice cómo saber si estoy embarazado?

Draco dio vuelta a algunas páginas más.

-Dice que hay un encantamiento- contestó-, pero tienes que esperar por lo menos una semana a partir de la fecha de la...concepción para utilizarlo.

-Así que será antes del día de Año Nuevo- musitó Harry-. Qué manera de celebrar.

-También significa que estarás embarazado durante el verano y después de que nuestro séptimo año comience- agregó Draco.

-Como con todo lo demás, tu padre tiene una sincronización pésima- dijo Harry.

-Así parece- convino Draco-. Llevemos estos a nuestras habitaciones.

Después de pasar por la cocina y pedir a Dobby que les llevara la comida, se dirigieron hacia su habitación. No se encontraron con nadie, afortunadamente, así que no necesitaron explicar por qué estaban juntos.

-¿Tu tía lanzará el encantamiento?- preguntó Harry, mientras entraban en la habitación y el retrato se cerraba detrás de ellos.

-Estoy seguro que lo hará- afirmó Draco-. Merlín sabe lo que ella planea hacer con el cuarto de niños. Y sabes que tendrá que seleccionar a la niñera.

-¿Qué niñera?- preguntó Harry.

-La niñera del bebé- contestó Draco, como declarando un hecho.

-¿Para qué necesitamos niñera?- preguntó Harry.

-Harry, alguien tiene que ocuparse del bebé mientras estamos en el colegio y después del colegio, cuando estemos en el trabajo- explicó Draco.

-No quiero a ninguna niñera criando a mi...nuestro niño- dijo Harry-. Crecí sin padres. No haré eso a un hijo mío.

-Eso está más allá de ti- Draco se encogió de hombros-. Estoy seguro que si le dices a tía Moria qué clase de niñera quieres, puede encontrar una perfecta. Oh, y un profesor particular también. Algunos de los mejores tienen listas de espera- Harry miro fijamente Draco-. Siempre se me olvida que creciste en el mundo muggle- comentó el rubio.

-Ah, la vida de los ricos ociosos- suspiró Harry pesadamente.

-No te rías- sonrió Draco- Por lo que dice mi padre, los Potters tenían muy buena posición.

-La familia la tenía, si las cámaras acorazadas son un indicativo- dijo Harry.

-¿Cuántas?- preguntó Draco.

-Diez de última cuenta- Harry se encogió de hombros- pero he obtenido indicios de Dumbledore y Gringotts de que hay más. Está mi cámara acorazada, cámaras acorazadas personales de mamá y papá, cinco cámaras acorazadas de la familia y dos cámaras acorazadas de negocios.

-¿Aún no has visto el interior de ellas?

-No todavía- dijo Harry-. No tendré acceso a la mayoría de ellas hasta que cumpla diecisiete. No podía decir a la gente con la que he estado viviendo sobre ellas. Si supieran que tenía dinero, habrían hecho cualquier cosa poner sus manos sobre el.

Dieron vuelta al oír un sonido proveniente de la cocina. Cuando entraron, vieron a Dobby poniendo una bandeja llena de alimentos en la barra. Había bastante alimento como para un pequeño banquete.

-Señor Harry Potter, Dobby está trayendo la comida para Harry Potter- informó Dobby.

-Gracias, Dobby- dijo Harry-. Sólo déjalo en la mesa.

-¿Señor Harry Potter, necesita cualquier cosa de Dobby?- preguntó el elfo doméstico. Apenas entonces, vio a Draco parado cerca de Harry y jadeó-. ¿Señor Harry Potter, está todo bien?- preguntó, viendo a Draco cautelosamente.

-Estoy muy bien- aseguró Harry al elfo-. Draco vive aquí también. No me lastimará.

Dobby no estaba seguro sobre eso pero no dijo nada.

-Prometo que no lastimaré a Harry- aseguró Draco. Dobby entonces lo miró, y asintiendo finalmente, desapareció.

-Ese es un elfo extraño- dijo Draco.

-Debías haber visto la cara de tu padre cuando lo engañé liberando a Dobby- Harry se echó a reír-. No era nada agradable de ver.

-¿No estaba contento?

-Me habría lanzado una maldición, quizá algo peor, si Dobby no le hubiera enviado volando por el pasillo- comentó Harry-. Él aterrizó sobre su espalda a mitad de pasillo y siguió deslizándose unos cuantos pies. Es innecesario decir que no estaba feliz cuando se levantó y salió. Dijo que mis padres eran unos tontos entrometidos y yo era igual.

-Padre tiene ese don para lo dramático- dijo Draco-. Comamos, después estudiaremos un rato. Mañana es Navidad y me niego a abrir un libro en todo el día- Cogieron sus libros y se sentaron para comer.

Había nevado durante la noche y la mañana de Navidad, y los terrenos de la escuela parecían una tarjeta de Navidad muggle. Harry fue el primero en despertar. Trepando fuera de la cama, se puso una de sus túnicas y luego caminó hacia la ventana y miró fuera. El blanco puro daba a todo una imagen inocente. Sabía, sin embargo, lo que estaba oculto debajo de la nieve y que podría reaparecer tan rápido como la nieve se derrite en un día soleado. Con un suspiro, dio vuelta y se dirigió al cuarto de baño a prepararse.

Cuando salió del cuarto de baño, apenas cubierto por una toalla, Draco empezaba a despertar. Harry lo miró divertido mientras el rubio casi caía de la cama intentando salir de debajo de las mantas. Sus risas ahogadas le consiguieron una mirada de furia de su marido.

-Me alegra que pienses que esto es malditamente divertido- gruñó Draco.

-Como si tú no te hubieras reído hasta con el trasero si hubiera sido yo- replicó Harry, levantando una ceja.

-Eso es diferente- dijo Draco. Finalmente logró desenredarse.

-Está bien- dijo Harry con voz cansina-. ¿Cuándo llegarán Moria y tu padre?

-Al mediodía y el banquete de Navidad es a la una- informó Draco-. Abriremos nuestros regalos después del banquete, durante el té de las seis. ¿Qué hora es?

-Poco más de las ocho- contestó Harry. Dumbledore dijo que habrá un pequeño desayuno en el Gran Comedor a las ocho y media.

Fue entonces que Draco realmente observó a Harry y vio lo que usaba, o más bien, lo qué no usaba. Su color cambió a un rosa brillante mientras luchaba por apartar los ojos. Bajó con dificultad de la cama y se dirigió hacia el cuarto de baño, mascullando algo sobre tomar una ducha, una ducha fría. Harry lo miró, sacudiendo su cabeza; después dio la vuelta para vestirse.

El desayuno fue un evento feliz. Sonidos felices venían de la mayoría de los allí reunidos, con la notable excepción de Severus, quien, sin embargo, reprimió sus habituales expresiones y sonrisas de desprecio. Habría un montón de tiempo para eso después de las vacaciones. La mayoría de los niños habían abierto sus regalos y los compartían con generosidad. La comida fue sencilla, ahorrando para el enorme banquete que sería presentado para el almuerzo.

Harry y Draco se sentaban en un extremo de la mesa cerca de los profesores. La Profesora McGonagall, que se sentaba al lado de Harry, notó una definida carencia de hostilidad entre los dos adolescentes.

-Usted y el señor Malfoy parecen llevarse bien- comentó al joven.

-Supongo que sí- Harry se encogió de hombros. Debería levemente... no mentir, sino mal informar para impedir que su Jefa de Casa descubriera lo qué sucedía realmente. Bajó la voz- Ha estado soltando indirectas sobre no querer seguir los pasos de su padre- comentó. Eso no era enteramente falso- . Pensé que si él y yo pudiéramos tener cierta clase de entendimiento, lo ayudaría a decidir en nuestro favor.

-Sólo tenga cuidado- advirtió McGonagall.

-Lo tendré- la aseguró Harry-. El profesor Dumbledore y yo hemos hablado. Sabe lo que estoy haciendo- Tampoco era una mentira exactamente. La profesora asintió.

-Si él es sincero, sería una gran ventaja- comentó, luego suspiró-. Ya estoy cansada de perder niños por ese loco.

-Terminará pronto- dijo Harry.

-Estás convirtiéndote en todo hombre- dijo, dándole una sonrisa.

-Gracias- musitó él, en voz baja-, por todo- con eso, volvieron a su desayuno.

Después de desayunar, Harry y Draco pasaron algún tiempo con los otros estudiantes. Los más jóvenes estaban impacientes por demostrar a los muchachos mayores lo que habían recibido para Navidad. Incluso los que estaban sin la familia, recibieron un montón de regalos. Dumbledore y los profesores se cercioraron de eso.

Era un poco después de las once cuando Harry y Draco hicieron su camino a su habitación. Moria y Lucius los encontrarían allí antes del banquete. Después de eso, junto con Severus, volverían a los cuartos a abrir la larga pila de regalos que rodeaban su árbol.

Harry estaba guardando el último de sus libros cuando, exactamente al mediodía, se escucharon golpes en el retrato. Draco abrió y admitió a su padre y tía. Moria abrazó a ambos muchachos mientras que entraba en el cuarto.

-Feliz Navidad- sonrió.

-Feliz Navidad - repitieron los muchachos.

-Draco, Harry- saludó Lucius con un pequeño cabeceo.

-Feliz Navidad, padre- dijo Draco.

-Señor Malfoy- dijo Harry, devolviendo el cabeceo del hombre más viejo.

-Pienso que puedes llamarme Lucius- dijo el hombre-. Después de todo, eres mi yerno.

-De acuerdo- Harry se encogió de hombros, no sucumbiendo al impulso de decir al hombre exactamente lo que pensaba de su suegro. Draco notó esto y le dio una pequeña sonrisa.

-¿Y cómo están yendo las cosas con ambos?- se interesó Moria.

-Todo bien- replicó Draco, mientras invitaba a los adultos a sentarse en el sofá. Se sentaron mientras Draco y Harry tomaron asiento al otro lado de ellos-. Nadie ha dicho nada, así que es seguro asumir que sigue siendo un secreto.

-Aunque después de que la escuela comience otra vez, no sé cuánto tiempo durará eso- comentó Harry-. Una vez que todos se den cuenta que no estamos en los dormitorios, van a comenzar a hacer preguntas. No pueden acertar sobre la unión, pero descubrirán que estamos viviendo juntos y querrán saber por qué.

-Entonces sugiero que comencéis a trabajar en una buena historia para contarles- dijo Lucius.

-Cualquier historia que contemos no importará mucho si Harry está embarazado- declaró Draco.

-¿Si?- inquirió Lucius.

-Todavía faltan algunos días antes de que cualquier encantamiento de prueba del embarazo pueda ser hecho- sonrió Moria-. Aunque tengo fe en las habilidades de hacer pociones de Severus.

-Él estará satisfecho al enterarse de eso- sonrió Draco. Luego se puso serio-. Lo qué quería decir es que una vez que Harry comience a mostrar señales del embarazo, no importará qué historia contemos. La gente va a exigir saber qué está sucediendo con el niño que vivió.

-Y, por alguna razón, ninguno de tus asuntos parece ser una respuesta aceptable- agregó Harry. Miró intencionadamente a Lucius-. Por alguna razón, todo tipo de gente piensa que tienen algo que decir en mi vida, que pueden manosear con ella, haciendo lo que quieran y al diablo con lo que yo pueda querer.

-Para bien o mal, el niño que vivió pertenece al mundo mágico- dijo Lucius.

-Pero Harry, no- dijo Moria-. Desafortunadamente, hasta que se decida la batalla, de una forma u otra, tu vida no es tuya propia- Harry frunció el ceño-. No digo esto para trastornarte, Harry- indicó-, sino para prepararte. Como sabes, la gente cuenta con ciertas cosas de ti. Estar casado con Draco y tener a su niño no está entre esas cosas. Habrá repercusiones y debes estar preparado para ellas.

-¿Crees que no sé eso?- silbó Harry-. Durante mi segundo año, la gente descubrió que sé hablar parsel. A partir de ahí, me convertí en el heredero de Slytherin y el próximo Señor Oscuro. Mi tercer año tuve que ocuparme de las repercusiones de tener un padrino acusado de asesino y fugado de Azkaban, que todos pensaban había escapado para matarme. Y sin olvidarse de su mejor amigo, que justo sucedía que era un hombre lobo. Mi cuarto año, Moody quién no era Moody, metió mi nombre en el torneo de los tres magos. Perdí bastantes amigos por eso. Gracias a Crouch, un muchacho fue asesinado y Voldemort regresó. La gente no quiso creer eso. Preferían creer que tenía algo que ver con la muerte de Cedric, que yo era mentalmente inestable. Era más fácil que creer que sus peores pesadillas habían regresado. Ni siquiera discutiremos el año pasado, cuando casi perdí a una persona que significa más que cualquier cosa para mí. Por lo menos la gente ahora me cree, aunque todavía me consideren ligeramente loco.

Se detuvo y respiró profundamente, calmándose antes de continuar.

-Esta unión fue sólo el último eslabón en una larga lista de cosas que no están bajo mi control- dijo, en voz baja-. Mi vida nunca será mía, no importa qué suceda en el futuro. He aceptado eso, en su mayor parte, pero no significa que me tenga que gustar.

Durante mucho tiempo, nadie dijo una palabra. Draco finalmente rompió el silencio.

-Sabes, realmente debes aprender a no mantener tus sentimientos ocultos- comentó, haciendo lo posible para no sonreír-. Deberías decirnos cómo te sientes realmente- eso consiguió una risa ahogada de los adultos y una mueca avergonzada de Harry.

-Lo siento- se disculpó el adolescente de pelo oscuro-. No quería estropear el día.

Lucius rechazo con la mano la disculpa.

-No es ningún crimen decir lo que sientes- sentenció-. Por lo menos no entre la familia. Ocultarlos de otros, sin embargo, es una necesidad. El conocimiento les da demasiada poder sobre ti.

-¿Incluso ante ti?- preguntó Harry.

-Eres familia- dijo Lucius-. Soy un bastardo manipulador, estate seguro, pero intentaré refrenarme de interferir contigo y Draco por el tiempo que sea.

-Y dicen que las mujeres son las emocionales- se burló Moria con voz cansina-. Casi es hora del banquete. ¿Por qué no nos dirigimos hacia el Gran Comedor?

El banquete fue maravilloso. Pavo y ganso y todas sus guarniciones llenaron la mesa. La gente estaba sorprendida de ver a Lucius Malfoy asistiendo, especialmente cuando entró, no solamente acompañado por Draco sino también por Harry, pero nadie hizo ningún comentario. El discurso de Dumbledore fue agradecidamente corto y todos comenzaron a comer.

La luna estaba alta en el cielo cuando Harry se sentó en el asiento de la ventana. Había sido un día largo y, aunque no había sucedido nada realmente malo, estaba alegre de que hubiera terminado. Draco y él habían recibido un gran número de regalos. Harry incluso había recibido uno de Severus, que lo había sorprendido. Y por lo que se veía en el rostro del Profesor de Pociones, el libro que había recibido de Harry también fue una sorpresa para él.

Frotó su estómago. Moria volvería en dos días para realizar la prueba del embarazo, aunque él sabía que no necesitaba hacerla. Sabía que estaba embarazado y que lo había estado por las últimas veinticuatro horas. No había dicho nada a Draco sobre ello. No pensaba que el otro muchacho lo creería.

Había una vida que crecía dentro de él, un hijo o hija. Un hijo o una hija que le pertenecía a él y a Draco. Un nieto para Lucius Malfoy que el hombre estaba tan impaciente para tener, por las razones que fueran. Eso hizo que una sonrisa cruzara la cara de Harry. Cualquier plan que Lucius tuviera, tenía sólo un cincuenta por ciento de probabilidades de tener éxito, estaban seguros de eso. Había también muchas variables para que el hombre explicara, dos de las cuales eran Sirius y Remus. Harry decidió que les escribiría después de que la escuela se reanudara. Estaba seguro que Dumbledore no le importaría si vinieran a visitarle por un rato.

-Harry.

Se dio la vuelta y vio a Draco parado allí. Era obvio que había despertado y solo venía buscando a Harry.

-Deberías estar dormido- musitó Harry.

-Y tú- señaló Draco-. Desperté cuando te busqué y no estabas allí.

-Lo siento- se disculpó Harry-. Es que tenía muchas cosas en la cabeza.

-He decidido algo- le informó Draco, sentándose en el asiento al lado de Harry.

-¿Oh?- preguntó Harry-. ¿Qué sería eso?

-Después de que nos graduemos, nos marcharemos.

-¿Y adónde iríamos?

-Realmente, no lo he decidido- comentó-. Lejos de Gran Bretaña, eso seguro. Quizá al continente. Podríamos ir al lejano este o quizá incluso América. Una vez que nos vayamos, estaremos lejos de todos los que quieren tener una opinión en nuestras vidas.

-Es un sueño agradable- Harry se rió entre dientes.

-Lo sé- suspiró Draco. Estiró los brazos y jaló a Harry hacia él, envolviendo los brazos alrededor del otro adolescente-. Pasará un buen tiempo antes que podamos tomar cualquier decisión sobre nuestras vidas. Algo me dice que incluso cuando seamos tan viejos como Dumbledore, alguien querrá decirnos qué hacer.

Durante mucho tiempo, se sentaron allí mirando la luna, ninguno de los dos diciendo palabra alguna.

Continuará...

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