Blancarenas

Capitulo 7: Las Horas Mas Oscuras de la Noche, es También Donde las Estrellas se Ven mas Claras.

Heero miro al chico por el cual rezaba todos los días. Estaba desmayado, inconsciente. Le tomo, y vio que su alma aún luchaba en su cuerpo. Echó el hechizo de congelar funciones vitales, para mantenerle y crearle un coma. Sus colores volvieron levemente. Lo tomó en brazos, y lo cargó hasta la cabaña, que tenia un hechizo simple de puerta, pero bastante poderoso. Heero gasto buena parte de su energía en sacarlo. Entró, y tendió su cuerpo sobre la mesa. Trowa entró con la chica tras de él. La dejó sobre la cama que se encontraba en la planta baja, la misma donde había pasado Quatre su primera noche.

-Rápido, dame los instrumentos.

-Si. -Trowa se palpo la ropa, y palideció. -Los deje en casa. En la tienda. Como iba solamente a dar auxilio a la chica, y después nos vinimos tras su pista...

Heero se puso en pie, y se giro a mirarlo. El rostro de Trowa pareció palidecer más.

-Ya sabes dónde está el caballo.

Trowa asintió, y salió corriendo. No se atrevería a no volver? Al instante volvió, y miro recién el cuerpo que Heero había tendido en la mesa. Le acaricio los cabellos, el rostro, los labios. Parecía muy conmovido.

-Volveré a salvarlo. Cuídalo hasta entonces Heero.

Salió corriendo por segunda vez, Heero puso los ojos en blanco.

-Y que es lo que he estado haciendo? Condenado chiquillo. Veamos, ya esta bien, habría que pedir protección a las hadas del bosque, si aun siguen vivas con los Goleb Duhr, aquellas moles que cuidan de las mas débiles. En caso contrario, se llenaria de Banshees, cosa muy desagradable. Harían mas difícil el trabajo del Dragon Nival. -Con flores de terciopelo rodeándolo, estará bien. -hizo un movimiento, saco su corta espada, e hizo un circulo como cortándolo alrededor, y las flores aparecieron rebasando la mesa donde estaba Quatre. -Y esa chica, mh, habrá que atenderla. -Sintió el  niño llorar afuera, y lo trajo al interior. La chica pareció despertar. Había un lugar como una silla hendida, perfecto como cuna. Bueno, no seria un Argusthat, pero al menos serviria. Dejó el niño allí, y lo acerco a la madre. Le hizo un hechizo de recuperar el cansancio. Ella tomó al niño. Heero fue por agua para que se lavase. Se sentó de espaldas a ella a cuidar a Quatre. Sentía chapotear el agua, y usar la tela blanca que había. Frente a la cama había un espejo. Miro hacia arriba, y fue a ver si le encontraba algo de ropa blanca. Encontró unas prendas, y se las llevo, a ella y unas telas sin ocupar para el bebé, que estaba cubierto con una blusa y cueros.

-Gracias. Eres un asesino?

-No, solo vine por él -apunto a Quatre. -Vine a buscarlo, pero veo que llegaron antes.

La reina se acicaló muy bonita, estaba muy feliz, pensando que ahora Quatre no se salvaría. Además, ese día su hijo seria presentado al reino como príncipe, era el sexto día. La nodriza se lo tenia listo al final del pasillo. Su rostro lucía radiante, era un día muy feliz. Casi tan feliz como el de su matrimonio, cuando al fin pudo salir de la casa de sus padres. El sacerdote tomo de sus brazos al niño, y lo elevo al sol, implorando al dios una plegaria que ella no podía entender, pero que todos inclinaban la cabeza, excepto ella y su señor.

Traize se detuvo, un pájaro negro volaba entre los árboles secos que estaban floreciendo. Sally se detuvo a su lado.

-Debemos volver a la cabaña. Alguien ha deshecho el hechizo de la puerta.

Corrieron a su casa lo mas rápido que podían. Llegaron cerca del medio día, el fuego permanecía encendido, pero la escoba estaba tirada en el suelo. Temblaron, hasta Relena ese día había salido, con Duo y Wufei habían ido a entrenar. Zechs y Noein habían salido a buscar setas... Hombre, estaban en edad. Desenvainaron, y caminaron sin hacer ruido. Al entrar, vieron la mesa llena y rebosante de flores, un hombre sentado frente a esta, rezando, y sobre la cama a una chica durmiendo, con un bebe en brazos. Envainaron sus espadas, y entraron. Heero los miró como saludo.

-Cómo te atreves a entrar en morada ajena? -Traize avanzo hasta el con actitud furiosa, sin quitarse las botas. Sally se las desabrochó en la puerta. Eran botas élficas, no se podía entrar asi como asi en un lugar como aquel.

-Estaba la puerta abierta. -Sonrió Heero.

-Cuanto tiempo, necromancer. No me reconoces, demonio de pacotilla?

-Eh? Sally Po? Cuantas lunas sin verte!

-Si, muchas. Nunca pensé en reencontrarme contigo en estas circunstancias.

-Nada dichosas por lo demás. -Entonces los recién llegados notaron a Blancarenas en medio de las flores. -Lo encontré así, llegué un poco tarde.

-cómo encontraste la casa?

-Yo no lo hice, fue ella -hizo un gesto hacia Hilde -es medio asesina, mi compañero la encontró pariendo en el bosque, y le ayudó. Cuando bajo a buscarle abrigo, ella desapareció, y le seguimos el rastro sin pensar. El es el príncipe Quatre, solo cuando el llegue de vuelta, podremos despertarlo.

-Mh, la medio asesina que encontró Wufei.

-El hijo es tres cuartos, se ve por la luna al final de su espalda, es hijo de Wufei. -Sally lo tomo, y lo volvió a dejar. -La ropa la tomaste de nosotros.

-No suelo viajar con ropa de chica en mi bolso.

Sally lo miro, tenia el mismo aire de arrogante que inventan los demasiado tímidos cuando no deben. El chico había crecido mucho en porte, y magia. Pero le faltaba un poder, que pronto llegaría.

-Los chicos no saben quien es Blancarenas en verdad. Lo sabes tú?

-Yo le puse ese nombre. La reina quiso matarlo. Ya lo he impedido dos veces.

-Bien. La chica se queda con nosotros, en cuanto llegue tu amigo, tomas a ese chico, y haces muy lejos de aquí el ritual, en lo profundo del bosque.

-Así hay que hacerlo. La era de los dioses y dragones ya se esta terminando.

-Es cierto. Iré a buscar a la bruja de Own. -Traize se puso en pie, y salió corriendo.

-Ella me ayudara a mantenerlo con vida antes que llegue Trowa.

-Eso espero. Tu amigo llegara el próximo amanecer. Ella vendrá antes que el sol termine de caer. Entonces podrás descansar. Lo necesitas. -Le sirvió algo de leche.

-Gracias.

Trowa había corrido lo mas que pudo a caballo, había ayudado en un parto, viajado todo un día y dos noches, y ya bien entrada la noche llego a la ciudad, que aun celebraba el nacimiento del niño. Fue al circo, y entro despacio a su tienda. Se imaginaba lo que su ausencia podía provocar. Tomo algo de agua, y los artefactos mágicos. Se aseguro que estuvieran allí, también algo de ropa, y salió de nuevo, amparado por la oscuridad.

Le esperaban otras diez horas de viaje.

Llegando el tardecer, Traize llego acompañando a la bruja de Own, con todo sus aparatos. Vio a Heero, y supo quien era, pero el chico tenia una mirada luminiscente.

-No pareces necromancer. -Le dijo como saludo.

-No lo soy por voluntad. Me gusta viajar. Soy un montero. -Le respondió Heero.

-Y te gusta hacerle bien a las personas.

-No se porque lo hice. Sencillamente ha sido el destino lo que me ha llevado a esto.

-Deberás recuperar energía si quieres sobrevivir al ritual de mañana. -Ella repuso dejando su bolso con hiervas fantásticas y misteriosas.

Heero asintió, y se levanto de la silla. Quatre había vuelto a perder color. Le acarició el rostro. -Hice todo cuanto pude.

-Lo se, ahora haz algo por ti.

-Ven por aquí, pasa a lavarte, preparare algo de comer, ninguno hemos tomado alimento.

Heero se lavó, y se cambió ropa. Volvio sintiéndose un poco mejor. Hilde volvia a amamantar al bebé. La bruja recitaba hechizos, renovando el de Heero, que habia perdido fuerza. Traize se quito las botas y se puso a cocinar, mientras Sally fue por pañales para el bebé. En eso se sintieron unas voces. Entraron Zechs, y Noein, con comida, pero sucios. Fueron a lavarse ellos también. Heero tomó unas mantas, y se echo en el piso de la cabaña. Entraron los medianos, y se les explico la situación. Noein miro a Heero durmiendo.

-Pero si no parece mayor que Duo y Relena.

-No lo es, pero es un hombre muy poderoso, tiene el poder de hacer milagros.

-La comida esta lista. -Zechs levanto la olla, pero la volvio a dejar sobre el fogón .-Pero la mase esta ocupada. -Sally tomo unos platos, y los repartieron comieron con cucharas sobre sus rodillas. Encendieron algo ruidosamente las luces. Comieron bien, eso si. Heero al despertar preguntó si se podia ver el techo, era luna nueva.

-Claro, pero aún no es hora. Descansa otro rato, te avisaré. Si quieres, hazte una cama con esas tablas. Mas alla hay un colchón de virutas.

Heero estaba en esa faena, cuando llegaron algo ruidosamente dos chicos peleando. Hasta la bruja se distrajo, el niño dejo de chupar, y a Heero le entró risa. Seguro ese era el aire de desorden  y alegria que parecia bajar por las escaleras, y bailar por la casa.

-Hola, llegaaamoooos!!! -Grito Duo.

-Ya, este insoportable se la paso molestando todo el dia. -Wufei lo apuntaba con rabia.

-No es cierto! Solo lo dice porque le mojamos al perder.

-Hermaaanoo!! Relena se abalanzo bailando a los brazos de Zechs, Noein miro como diciendo yo estuve el dia con él.

Heero se habia quedado de una pieza cuando le vio entrar. Pero se agachó a seguir armando su camastro, tratando de disimular la emoción de encontrarlo, el temblor que se extendía por todo su cuerpo. Vaya explosión de los astros.

-Vayan a lavarse, y vienen a comer, que se enfría.

-Sii!! Duo y Relena se pusieron como en guardia, con el dorso de la mano contra la sien, y salieron corriendo. Wufei también.

-No me ha reconocido. -Hilde tenia los ojos llenos de lagrimas, y temblaba.

-Como si has estado cabizbaja. -La reprendió Heero.

Los chicos volvieron, Heero ayudaba a secar platos en la cocina. Ya los demás estaban al tanto de lo que le sucedía, les daba risa ver a un poderoso mago sufrir como chiquillo que era. Temblaba como una hoja cuando Duo hablaba.

Entraron los chicos de nuevo, y solo entonces se dieron cuenta de Blancarenas.

-¿Que ha pasado? ¿Porque hay tanta gente en casa? -Preguntaba Relena.

-Vine por Blancarenas, sabia que estaba entre ustedes. La segui a ella. -Indico a Hilde.

-Hilde! -Gritó Wufei. -Oh, dios, Hilde, amor mío, ¿Estás bien?

-Wufei me recuerdas... -Hilde empezo a llorar otra vez. -estoy tan feliz.... Mira, este es nuestro hijo. -Indico al pequeño que dormia entre las mantas, a su lado.

-Oh, dios mio... -Lo levanto en vilo. El bebe se despertó, y comenzo a moverse, abrió sus ojos, iguales a los de Wufei, pero del color de los de Hilde. A Wufei se le llenaron los ojos de lágrimas. Lo atrajo hacia su seno, y lo abrazó. -Oh, dios mío.

Duo estaba sin habla. Reconoció en los ojos azules de Heero los ojos del chico con quien habia bailado, y había estado soñando, pero ahora parecia mas adulto. Heero lo miro de vuelta, y ambos se sonrojaron.

-Ya es casi medianoche. -Anunció Traize. -Los que ya comieron a dormir, los que no han comido a comer, y después a la cama, el necromancer siga hasta le segunda escalera, allí hay un lugar aislado para su ritual.

-Gracias. -Pronuncio Heero, y subio hasta allá. Pero que sentido tenía, si esa noche cundía el miedo y la desesperanza. No sabia si Trowa habia traicionado, y Duo estaba cerca, pero le daba miedo acercarse. Hablarle. Le molestaba que ya todos se hubieran dado cuenta.

Duo subió algo trabajosamente, cuando hizo el observatorio media menos, y pesaba menos también. Siempre le habia gustado ver amancer una noche de luna nueva en especial, y era esa. Tras de él, vinieron unas mantas.Las acomodó para el, y le paso otras a un Heero perplejo.

-Vaya coincidencia, ¿No, amigo? siempre lo veia en el pueblo, y me daban ganas de acercarme a usted. Solía pasar las noches como esta viendo las estrellas. Hasta que un día decidí acercarme, y sacarle a bailar.

Heero respiraba con dificultad. ¿Qué era lo que estaba diciéndole? ¿Se estaba confesando?

-Yo solía vigilar a las personas, y le veia pasar a usted, con su sonrisa iluminaba todo. Yo creo que desde que lo vi deje de ser necromancer. Cuando me saco a bailar, fue...

-Para mi fue como un sueño hecho realidad. Durante ese baile, llegó un cazador famoso, corriamos riesgos, y nos escondimos acá. Yo no podía salir, junto con Relena, por ser los mas jóvenes. Ya sabe usted que nuestra raza esta a punto de extinguirse.

-Sí, algo sé. Fuí al festival para verle otra vez, pero usted no estaba.

-A mi no me dejaron ir.

-Pero recé tanto durante mi viaje para volverle a ver que... -Heero se preguntó qué diablos estaba diciendo, esa clase de cosas no se dicen así...

-Yo tambien rezaba, y miraba las estrellas. Sabe, Heero, yo...

Sus rostros se acercaron, y se dieron un beso. Sus cuerpos se necesitaban, aquel era uno de esos encuentros que no se pueden olvidar.

Duo sintio los labios delgados y dulces que tenia Heero, este, por el contrario, sintio sobre los suyos unos carnosos y apasionados. Se separaron, para besarse con los ojos. Duo se arrojó a sus brazos. Heero ya habia acomoado las mantas. Se tendio hacia atrás, acariciando el rostro de Duo y su larga cabellera, de espaldas sobre el piso, mirando el fabuloso techo de estrellas. Duo se aferro a él con todo el deseo de saberse amado, el baile se lo habia dicho. Su elemento era el viento, le mandaba besos y caricias, y el viento le traía sus respuestas. Pero aquel día de sueño acabaría a la mañana siguiente, y el necromancer ahora mago, debía descansar. Se acomodó a su lado como pudo, y lo hizo dormir entre caricias.

Trowa llego agotado al amanecer. Traize y Sally habian estado turnándose junto con Zechs, y Noein para cuidar a Blancarenas, y a Hilde, con el niño los estaba viendo Wufei. Lo hicieron tenderse en el camastro que habia hecho Heero. Durmió durante mucho tiempo. Como Heero y Duo, que durmieron abrazados.

La reina esa noche notó que sus planes no andaban, algo no andaba bien, ese chico parecía estar protegido por un dios. Un presentimiento la llenó de noche oscura. Fue al lugar donde habia dejado el hígado que supuestamente era de Quatre, y lo encontró intacto. Fua al templo donde sus supuestos restos estaban, y los huesos aun conservaban la carne.

Tenian los restos del Dios, un dios habia dado su vida por Quatre, y ella ya tenia en su pecho la marca de los malditos.

Corrió a su cuarto, estaba muy agitada. Pero no debo llorar, se decia, él no va a venir ahora. No puede venir ahora. Se calmó, al dia siguiente habria una celebración, verian la actuación de un circo, y ella debía estar presente. Nada pasaría. Además, el signo del rey se lo habia dejado al necromancer... Ay, no, ese era el peor error que habia cometido.

Ya estaba hecho: Dentro de poco, moriría.

Pero le quedaba una cosa. Morir como quien era, como Dorothy Cataluña.

Ya era medio dia cuando Heero abrio los ojos, y se encontro durmiendo al lado de Duo. Lo abrazo, sintiendo su aroma, dando gracias que una vez podia sentirlo cerca. Al menos una vez mas.

////////Aquí acaba este capitulo. Si, se me puso muy Mary Suess. Esto es lo que hace estar enamorado. Y tener una pareja que se rie al ver como aparecen tras de mi las florecitas y rosas cuando me dice cuanto me quiere. Bien, estoy mas mareada que si hubiera bebido mas de la cuenta, pero no he tomado mas que agua. Mi mail, por si quieren dar reclamos, es jakito_kun@hotmail.com aunque atenganse a las consecuencias, me gusta que critiquen, pero en serio. En todo caso, gracias y muchas gracias por el apoyo, este fic si que es complicado, esta es una remasterización. Un beso, y un hechizo de buena alegría en vuestros corazones. ///////

Ah... Traducciones:

Goleb Duhr son unas moles de piedra que protegen a las hadas que están débiles.

Banshees son las hadas muertas, en realidad sus fantasmas, que destryen el nosque de pena y rabia, y atacan a seres vivos en forma de venganza.

El Dragon Nival es uno de los protectores de la naturaleza, como este es de nieve trae escarcha, rocío, y nieve, por supuesto. Es el espíritu protector de los bosques.

El ciervo blanco, que mata Heero en el primer capítulo, es otro dios protector de la naturaleza, pero mas bien es la esencia de un ser, como de un rey. Algo así como la leyenda del lobo blanco de los aborígenes norteamericanos, pero en versión europea.

Argusthat: Es la cuna de los reyes y los dioses.

Botas élficas: Permiten aumentar 10 veces la velocidad, y como su nombre lo dice, los elfos son quienes las fabrican. aparte, permiten caminar sin aplastar las plantas ni dejar huellas, ni hacer ruido. Y no me pregunten cómo las consiguieron (lo digo mas tarde)

Ah, no pueden entrar con zapatos puestos, primero deben sacudirse, es un uso frecuente, ya casi no se usa, pero muchos de ustedes se limpian los pies antes de entrar a un lugar, es un gesto de sacralización del hogar, no manches el piso donde duermes con barro de otros lugares. Los japoneses no sólo lo hacen por higene, ellos al trabajar del arroz llegan embarrados, y deben lavarse antes de entrar. A esto se le vuelve rito.