Capitulo 8: La Transmutación del los Espíritus.
Traize había hecho el desayuno, y aunque parecía tener muy buen humor, y paciencia (se necesitaba para cultivar sus rosas) no la tenía cuando el hacía cosas que decía no eran lo suficientemente apreciadas. Así que cuando cocinaba, o hacía cualquier cosa en casa, los chicos se reprimían de ensuciar, o de dejar que la comida se enfriara. Subió a ver los chicos para despertarlos. Bueno, los que había allí arriba, Wufei estaba cuidando de Hilde, Sally limpiaba casi obsesivamente cada vez que algo pasaba, Own cuidaba de Blancarenas, y Duo estaba con el mago. Se sorprendió de ver a Relena durmiendo sola en el cuarto de hombres. La despertó. Ella se restregó los ojos, regalona de todos como era, se comportaba aún como una niña, a pesar de ser casi una mujer. La hizo bajar, y se dirigió al cuarto de las chicas, cosa que casi nunca hacía. Para él, las cosas en bien simples, era un lugar prohibido. Siempre habían tenido división, aún cuando ocuparan un solo cuarto para todo, lo habían dividido con una cortina. Tocó la puerta, dos veces, y entró. Encontró el hermoso cuadro que sospechaba, dos seres jóvenes, perfectos y hermosos, durmiendo ante la luz del sol. Una sola carne, una sola cama. Desnudos, los cubría una manta que parecía estar demás. Él lucía feliz, ella se abrazaba a él.
Salió de la habitación. Supuso que pronto nacería otro asesino. Les pediría que se casaren... Si sobrevivían.
Subió al observatorio de Duo. Con dificultad, es cierto, porque Duo ya era mas delgado que él, y allí ya pasaba con cuidado Duo. Lo encontró vestido, eso si, durmiendo con el mago. No pudo subir, así que les gritó desde donde estaba.
-Hey! Chicos! Despertad y bajad a desayunar.
Heero suspiró hondo, y abrió los ojos. Se incorporó algo bruscamente, pese a lo cual Duo siguió durmiendo.
-¿Sucede algo, Traize?
-Si, se enfría el desayuno.
-¿Y Trowa, ha llegado?
-Si te refieres al cirquero, está durmiendo desde casi media noche, en realidad no sé cómo Blancarenas puede dormir con ésos ronquidos.
-Es una buena pregunta. -En ese momento, Duo abrió los ojos.
-Ya es de día. -Dijo con los ojos más dolorosos.
-Si, Duo. Amaneció hace ya rato. -Heero se quedó prendado de los ojos, la nariz, la boca. Ladeó un poco su cabeza, algo imperceptiblemente, algo inconscientemente, para beber.
-Chicos, que el desayuno se enfría, y los dioses salen a mediodía. -Traize desapareció tras la pequeña apertura.
-Ya vamos. Oye Heero... ¿Te volveré a ver?
-No lo sé. Yo armé todo este embrollo, yo y mi ambición. -Heero perdió la mirada dulce, y la volvió de hielo. -Al menos mi madre ya no será humillada, y no tendrá que lavar ajeno. Pero es probable que me pidan mi vida a cambio. Es un precio alto. -Una sonrisa puso fin a su idea.
-Heero... Yo... Si tu no vuelves, moriré.
-Entonces acompáñame. Nada en mi vida ha sido como conocerte. Eras sombra, como los de tu raza. Pero te presentía, sentía en mi latir tu existencia. Sin embargo, creo que si no podemos estar juntos en esta vida, lo estaremos en alguna otra. Creo que es demasiado pedirte, por tan poco que te he dado, pero si he de morir, lo haría feliz en tus brazos.
Todo esto lo dijo con voz seria, sin inflexión en ella, sin expresión en su rostro, sin empuñar las manos. Duo no sabía qué decir (para variar). -Bueno, vamos a desayunar.
-Vamos. -Heero se puso en pie, se estiró, y tomó de la mano a Duo, que hizo lo mismo, pero con sus gestos de gatito regalón. Y bajaron a desayunar.
Los día son realmente inútiles sin voluntad de seguir, pese a todo.
Cuando Zechs abrió los ojos, lo hizo con los sentidos tan activados que no pudo evitar una excitación. Contra su piel, las sábanas rendían tributo a sus ejercicios matutinos. Contra su piel, la piel de Noein, la mujer que amaba, que parecía hincharse, e ir en su busca a su vez. Sintió bajar a Duo, sintió su risa pasar del observatorio hacia abajo con aquel mago que recién nacía. Iba a ser muy poderoso, pero la muerte esperaba tras su hombro. Sus pasos anunciaban un alivio. Movió el hombro suave y delicado y lo besó.
-Amor mío, Noein, despierta, por favor. Debemos bajar, que ya amaneció hace rato.
Ella abrió los ojos, como recién tomando conciencia de donde estaba.
-Vamos, que se hace tarde. Al parecer, nadie ha venido a despertarnos.
Se vistieron y bajaron. Con los otros.
Durante la noche, Sally habia improvisado una mesa en medio de la sala, donde Traize había puesto mesa para diez. Se sintió feliz al ver cuanta gente había, pese a ser la última mañana en esa morada. Todo transcurría como si fuera cosa de todos los días. Wufei roncaba al lado de Hilde, lo meció suavemente, indicando que ya iban a desayunar.
El cambio de lugares dentro de la casa, lo mantenían con una ensalada. Aún no sabía qué iba a pasar con él, Hilde, Zechs, y Noein. La costumbre era que se tenían que ir de la casa, al tener ya pareja, cada cual debe hacer su nido. Pero ellos no tenían futuro, ni donde establecerse. Pero al mirar el rostro de Traize, supo que su destino estaba decidido, y sólo agachó la cabeza.
Hacía ya tiempo que había decidido obedecerle.
Duo y Heero aparecieron por la sala al tiempo que Wufei tomaba a su hijo en brazos, y despertaba a Hilde para comer. Own también se levantó de su silla, donde había estado mirando a Blancarenas, para compartir el último gesto de quien era su jefe, por ser el de mas edad y experiencia. Era cierto que de haber estado en condiciones normales, todos habrían sido brillantes en la escuela militar, pero aquí sus extremados talentos sólo servían para la sobre vivencia. No habían terminado de acomodarse en la mesa, cuando Zechs y Noein bajaron al mismo ritual de siempre.
-Demos gracias a Dios -Traize iniciaba la oración de siempre antes de comer. -por nuestros alimentos, y por permitirnos compartirlos con tan agradable compañía, y pidamos a Dios que ningun niño sufra hambre ni guerra, ni persecución por su raza, ni deba trabajar para gente abusadora. Tomo este pan, fruto del trabajo que se ofrece en sacrificio para nuestro alimento y comprensión de nuestro propio espíritu, y lo parto para compartirlo con igualdad en esta mesa. -Tomo el pan, lo partió en dos, y lo pasó a su izquierda y su derecha, quienes tomaron esas mitades, a su vez, sacando un pedazo, y pasando a quien estaba a su lado. -Tomo este agua, fruto del regalo de los dioses para nuestra subsistencia, y la agradezco y reparto. Y repartió el agua entre los vasos que había sobre la mesa. -Podéis empezar a comer.
Los chicos comieron, no en silencio, había una atmósfera extrañamente alegre, pese a saber que era el último día de aquella existencia tan pacífica.
Cuando terminaron de comer, se pusieron en pie, y se fueron, sencillamente. Sally hizo un último hechizo sobre la puerta, y las hadas le pidieron permiso para quedarse allí. Quedaban pocas, ella sólo asintió. Alcanzó a los demás, sonriendo. Zechs abrazaba por la cintura a Noein, la llevaba así. Hilde llevaba su niño en brazos, Wufei la sostenía. Se había demorado en sacar telas, las pocas que quedaban. Relena caminaba sola, al centro, extrañamente cabizbaja. Sally caminaba como siempre al lado de Traize, no habían dejado de estar siempre juntos, pese a no haber una conección entre ellos, ni como pareja, ni como familia. Se habían mantenido así casi por instinto, sabían que los chicos los necesitaban, así como se fue armando el grupo. Pero los chicos mayores ya estaban junto a otra persona. Solo quedaba la pequeña Relena, mas no se sentían preocupados. Ella parecía jugar con algo entre sus manos, algo pequeño, que nadie más había visto. Duo y Heero caminaban adelante, junto con Wufei se turnaban para arrastrar la carreta donde iba Blancarenas. Trowa sólo caminaba tras él, cabizbajo.
Relena había encontrado el día anterior un hermosos anillo, en el suelo del bosque. Le había parecido ver un brillo, y llegó hasta donde estaba. Se lo había guardado, quería mostrárselo primero a su hermano, pero al llegar a casa, y abrazarlo, había notado que su olor era muy diferente, que sus músculos pendían una luz extraña, y hermosa. Tibia. Pero la luz los alejaba. Cuando se acercó a hablarle de esa extraña sensación a Noein, había visto una luz muy similar saliendo de los poros de su cuerpo. Sólo veía cosas extraordinarias en los demás cuando lo tenía puesto, Se lo quitó antes que lo notaran, que notaran que ése lugar ya estaba muerto, ellos eran los agentes de putrefacción, y que debían irse para no volver. Se despidió de la casa, y preguntó a las hadas del bosque si querían ése lugar, después de todo, era un lugar mágico.
Por fin llegaron a la zona del bosque donde el Dios ya les esperaba en las alturas, era un claro sin árboles, donde en el cielo nublado se podían ver las escamas del Dios que bailaba en las alturas. Al centro había una roca, vestigio que ése había sido lugar de adoración durante mucho tiempo. Allí Heero hizo aparecer más flores, y recostaron a Blancarenas sobre éstas. Own con Sally se tomaron de las manos junto con Heero, que fue admitido. Los tres miraron la cielo, los demás se alejaron. Relena se puso el anillo, y cerró los ojos, los escuchaba recitar, quería saber de sus oraciones. Sus botas élficas en un momento le empezaron a pedir que bailara, a los elfos no les gustan mucho los geniecillos ni los hechiceros, así que se las quiso quitar. Pero no pudo.
No describiré el ritual que sigue, por la prohibición existente acerca de relatar a los no iniciados a este mundo la existencia de parámetros desconocidos. Pero puedo decir que los tres, Heero, Sally y Own, presentían una cuarta fuerza humana, y que les resultaba absolutamente necesarias. Les estaban faltando elementos, lo sabían, pero preferían sustituirlo con magia, o al menos lo intentaban. No había tiempo. Un brillo especial estaba empezando a llegarles, la niebla brillante del Dios Dragón Nival, protector de la naturaleza. Percibieron el brillo de Relena al llegar este directamente a ella. Se soltaron las manos con sorpresa, en ese mismo momento, la chica se estaba iniciando sola... No la podían detener... Tendrían que crearle un estado de suspensión... Sin el libro...
Heero sin saber porqué miró a Trowa, que abría su bolso hecho de cuero de animal mítico. Trowa caminó hasta ellos, pasando por Relena, que en ese momento de acuerdo con la tradición, flotaba envuelta en una niebla blanca y luminosa, cruzada por ases, se podía ver paseándose en la parte de afuera de la niebla que la envolvía como un capullo, como una crisálida, al Uoroboros, la serpiente emplumada (o dragón) que se come su propia cola, símbolo de la unión eterna e indivisible entre el hombre y la naturaleza, el principio, y fin, muerte y nacimiento. Ella en esos momentos estaba muerta, y debía estar muy asustada, a juzgar por la temperatura del ambiente. Se estaban dejando de sentir los dedos. Nadie le había explicado lo que iba a pasarle. Porque nadie sabía que le iba a pasar. Trowa sacó un libro, cubierto con cuero, con siete sellos. Sacó la cuchilla, y la enseña del Rey. Own les hizo un gesto a Sally y a Heero, la primera para que viera a Relena, el segundo para que viera a Trowa.
Heero se sentía nervioso, hacía mucho que no oficiaba como sacerdote, se había preocupado solo de su poder, caminó temblando al chico que le ofrecía la cuchilla... Tomó el libro, no tenían sacrificio. Lo lamentaba por Duo, pero el deber llamaba. Tomó el libro, lo abrió, abrió los siete sellos uno por uno, y recitó las páginas precedentes a la iniciación. Trowa fue cubierto de una niebla, los profanos no podían conocer la tradición de manera casual. Relena pareció revestirse aún mas de niebla, y Heero se alejó, recitando. Sally sólo podía observar. A Relena le rodearon aún más las nieblas, de manera de hacerse invisible al resto, y con ellas envolvió al mago.
Heero había cerrado los ojos. Los abrió para ver sucesivamente el nacimiento de Relena, su posterior adopción, la morir sus padres, cuando sus padres adoptivos mueren también, el encuentro con Noein, con su hermano. Cuando Zechs había encontrado a Traize, y con él a Sally. Cuando Own se retiró al bosque. Cuando encontraron a Wufei, con la medio humana. Cuando encontraron a Duo. Vio cuando hubieron de correr a esconderse en el bosque. Cuando encontró su anillo. Y comprendió la esencia paradojal de su vida. Ella era la bruja del Bosque, era una bruja de Sand. A Own sus poderes se le agotarían luego.
La niebla se hizo más intensa, como viento, y ya no vio más. Sabía que las hojas del otoño y las arenas rojas del desierto, pese a estar en primavera, y en el bosque, la estarían vistiendo. Siguió recitando, como su nombre. El bosque exigía un sacrificio de una doncella noble, y a Own le había tocado tomar el lugar de Relena mientras esta crecía. Ahora ya no era necesario. Del viento sugió para él una pequeña y graciosa Magical Sand. La voz de Heero recitando la tradición la había guiado. Se posó sobre el suelo.
¿Sabéis como visten las brujas de Sand? Estoy segura que las habréis visto, puesto que suelen pasear con sus amigas las noches de aquelarre, que el bosque les da libre para que conozcan el mundo. También se les llama Magical Sand, o en total español, brujas de la arenas, o del desierto, a veces duendes de arena. Son en principio sacerdotisas, vigilantes del dios dragón de las entrañas de la tierra, al cual invocan y encierran, para mantener el equilibrio del bosque. El anillo Faerie se produce sólo para un ser, nunca puede ser transmitido, y para el ser que tiene la visión y el poder de hablar con las hadas. Visten de rojo, con bordes blancos. La falda es como una sola campana, sin puntas, bueno, la de Relena era así, cuando ya son mayores, aparecen seis puntas en la falda con campanas, lo mismo que las botas, son rojas, y tienen campanitas en los tobillos. La blusa es una, cerrada, sobre esta llevan una chaquetilla, con bordes blancos también. La capa tiene tres puntas desde el principio, con tres campanillas en sus extremos. Ellas llevan el pelo suelto sobre los hombros, y siempre sonríen. También se caracterizan por el gorro, que es en punta, y cae hacia un lado. Algunas lo adornan con lunas, soles y estrellas, según lo que posteriormente estudien, igual que la capa. El gorro tiene campanilla, también. Ah, y el cierre de las botas tenia unos pequeños adornos, muy pequeños, en forma de pelotitas.
Así vieron todos a Relena, cuando la niebla desapareció, y ella se posó sobre la hierba humedecida por el rocío. Heero levantó su vista cansada. Trowa fue el primero en verle a él, y no a Relena, pues en él también se había hecho un cambio. Sus ropas habían cambiado a azul. Era un celestial, en vez de hechicero negro. Para serlo, se ha de ser extremadamente puro. Miró a Quatre, que ya respiraba normalmente. Con dos transmutaciones, el dios había elegido darles su energía sin un sacrificio... Se volteó hacia Quatre, y dio vuelta algunas hojas del libro. No se dio cuenta cuando el cirquero se acercó a Quatre. Sally tampoco lo pudo detener. Sencillamente se arrojó enviado por la pasión a abrazar a Quatre, y comprendieron de golpe que en realidad era el sitial de la víctima de los Druidas. El rayo calló sobre ellos, Own dejó allí su magia latiendo.
Heero tomó el signo del Rey, y los puso en el pecho de Quatre. Tomó la cuchilla, de algo que le sirviera ser celestial, pero una mano lo detuvo. Quatre respiraba, Trowa también. Recordó tener el libro, lo abrió, y dijo las sentencias, hechizos o frases correctas. La luz se esparció entre todos ellos una vez más...
Quatre abrió los ojos, tomó el signo del Rey, y recordó lo ocurrido durante su tiempo como Blancarenas. Recordó todo. Se puso el signo al cuello, y vio al necromancer ahora celestial, feliz, con una mirada de alivio, y felicidad que no puso evitar sonreír. El cayó, de rodillas, el cansancio, le hacía temblar. Uno de los chicos de la casa de los asesinos, y por lo tanto, uno de ellos, le recordaba como alguien muy desordenado, alegre, y ruidoso, corrió gritando su nombre, alcanzándolo, gracias a las botas élficas, antes que cayera por completo. Atrás suyo le sonrió una chica que también se desplomó, tenía el rostro amable, y el pelo moreno. Esta vez fue un hombre el que la alcanzó. Tenía el pelo corto, y era el mayor de los asesinos. Vio a los demás aproximarse muy lento, tanto hacia Relena como hacia él. Miró a Trowa, el chico de sus sueños, estaba simplemente dormido. Había sentido su beso en el umbral de la muerte, y sentía el deseo de volver para estar con él. Trowa despertó, y le miró muy dulcemente. Pese a no haber estado ni él ni Heero Yui presentes en ese año, parecían haberse esforzado mucho.
Estaban a medio camino de todo, del pueblo, de la ex casa, de la cueva del dragón. Y no tenían donde ir. Se terminaron de aproximar todos a la roca sagrada, mientras el cielo se despejaba y salía el sol más hermoso que hubieran visto nunca. Wufei se acercó abrazando a Hilde, que traía su niño en brazos. Y Zechs a Noein, mirando ambos a Relena.
Sintieron una trompeta. y Trowa se puso en pie algo pálido.
-¡La función! Tenía una función de circo.
Lo miraron preguntándose a qué se refería... ¿Qué habría más importante que llevar a Quatre junto a su pueblo?
-Estará allí la reina... ¿No es así? -Sally entendió el mensaje.
-no sólo eso, soy el encargado de entregarle el cetro... -Lo sacó del bolso. Era bonito.
-...
-...
-...
-...
-Si lo haces, Quatre perderá el derecho a gobernar...
-¡Maldita sea! ¡Será a mediodía! ¡Qué hacemos aquí! -Duo fue el primero en reaccionar, soltando a Heero, que de paso cayó al suelo. -¡Si no, la misión y todo habrá sido en vano!
Traize: ¬¬U -Primera vez que Duo se toma algo en serio. -_- Pero no te preocupes. ^ ^ gracias a las botas élficas llegaremos a tiempo. Vamos, chicos, entonces... ¡A correr! ¡A correr como nunca en su vida!
-Yo no lo necesito. -Dijo Relena. Extrajo de no sé donde una varita, la hizo girar, y se volvió escoba. Montó en ella, y se elevó.
Todos: O.oU... Y tan tontita que parecía...
Heero: (Aún desde el suelo, aunque levantándose) Pero y Hilde, ella no podrá correr a nuestra velocidad...
Traize: (quien por cierto sostiene a Own) entonces la llevaremos en la carreta, junto contigo y esta sacerdotisa, que habéis gastado todas vuestras energías, y no podéis ni caminar.
Duo: Pero está vieja, y rota...
Relena: (bajando de su paseo): ¡Repara lo usado! (N/A: Ya se que no es así, traten de imaginar una hechizo como los de Orphen, ya les di demasiados conjuros reales)
La carreta por cierto, apareció nueva. Duo subió a Heero, mientras recuperaba sus fuerzas, Quatre probó caminar, le pasaron las botas élficas que usaba cuando se llamaba Blancarenas, y pudo correr bastante bien. A Trowa le ofrecieron otras. Hilde subió también, con el bebé. Sally y Own se acomodaron también. Wufei y Zechs se pusieron para tirarla. El segundo trompetazo de los tres, sonó en la corte.
Noein su puso por delante de todos, con los brazos abiertos, y bajó uno al tiempo que dijo: -¡Fuera!
Corrieron durante un rato de modo que se les agotó el aire de los pulmones, y la poca comida ingerida les hizo sentir debilidad y mareos, pero llegaron a tiempo. Entraron a la sala donde estaba todo el pueblo ya congregado, para sentir la tercera trompeta antes que la reina entrara con su hijo en brazos.
Entraron apresuradamente al lugar. De lejos Trowa sintió como Catherine lo llamaba, reprendiéndolo por llegar tan tarde, y no estar listo.
-Disculpa, hermana, pero te digo que es así como el destino lo ha querido. Esta será la función mas esperada y recordada por los tiempos venideros.
Llevó a los chicos a los camarines, mientras se producía el discurso, y se vistieron mejor. En medio del discurso de agradecimiento de la reina, Wufei apareció del brazo con Hilde, a sentarse en los asientos delanteros, con su niño en brazos. Ella se estuvo cortando un poco. Estaba pálida, mejor dicho.
Porque la función mas temida por ella había llegado.
//// ¿Qué les parece? La serie acabará en el próximo capítulo. ¿Qué hará Dorothy. ahora que se ve acorralada? que tipo de función piensa presentar Trowa? ¿Montará un numerito con Quatre? Y Own... ya ha agotado sus pocos poderes... Y hay una nueva bruja... ¿Tendrá que pelear contra Relena para conservar su puesto? ¿Se retirará, sabiendo que será desterrada? ¿Dónde se irá Sally? ¿Y Heero, ya que el dios le dio otro chance? ya, me dejo, espero sus críticas a jakito_kun@hotmail.com ////
