En Una Noche Como Esta
Escrito por Natalia
Estaba nevando.
Anna se acurrucó en el sillón del comedor, mirando nubes de color blanco caer
del oscuro cielo de seda. Un fuerte viento sacudió el panel de las ventanas, y
se abrió. Se paró para cerrarla y de paso prender la estufa, cuya perilla movió
a la región de "cálido".
Estiró sus brazos y luego bostezó. La fiesta de Navidad organizada por Ryu en
uno de sus ex-lugares favoritos seguro que ya estaba en su mayor esplendor. Ella
había rechazado la invitación diciendo que se sentía mal por culpa de un
resfriado, porque en realidad no quería ir.
Además, se preguntó, ¿por qué todo el alboroto? ¿Por qué es que durante la
Navidad supuestamente debes vestirte de color rojo y verde? ¿Por qué metes
pinos en cuartos y los adornas con objetos que, casi siempre, si los tocas se
rompen? ¿Por qué envuelves regales y comes pavo y cantas canciones de
esperanza, amor y felicidad? Estupido, de verdad - ¿cuál era el punto de todo
eso? ¿Por qué molestarse? Su familia no se había molestado. Ni siquiera se
habían molestado en celebrar alguna de las festividades tradicionales japonesas
como Tanabata, creyendo que una porquería alrededor de las líneas mucha
felicidad destruiría el equilibrio del ki de la. Se encogió de hombros
mentalmente - no importa lo que Yoh pensase, de verdad no era importante.
No era importante el hecho de que estaba sola en la noche de Navidad, mirando
como la nieve caía afuera de la ventana. Claro que no. Si. Si, tuvo razón al
no haber asistido a esa fiesta. De todas formas solo se habría parado en una
esquina tratando de ignorar las tontas voces en su cabeza que pedían atención.
Después de todo, ¿Cuál era el punto? No era que su presencia habría agregado
algo de felicidad a la atmósfera. En cambio, con Yoh - no importa si lo único
que hacia era comer, comer y comer un poco más – todos estaban más felices
si el estaba presente. Iluminaba cada lugar que iba mejor que cualquier tipo de
velas.
Anna cerró los ojos.
----
Anna fue abruptamente despertada de sus pensamientos por un insistente golpeteo
en la puerta. 'Golpeteo' es poco decir – creo que era como si toda la pensión
se fuera a caer abajo. El golpeteo fue seguro por diferentes gritos: "¡A-NNI-TAAA!
¡DEJAME ENTRAARR! ¡¡ME ESTOY CONGELANDDOO!!"
-Yoh, se dio cuenta enseguida. Después de todo, ni se acordó de llevar la
llave. El pobre tenía suerte de que se haya quedado en casa, o mañana tendrían
de descongelar a un shaman de nieve. Rápidamente se puso de pie y abrió la
puerta temblando mientras aire frío entraba a la casa.
Un objeto mediano, marrón cubierto de nieve se golpeó de cara contra el piso.
Tiene una vaga semejanza con el congelado shaman. Sin creerlo, Anna cerró la
puerta y se limpió los copos de nieve que tenía en sus manos. Con el calor de
la casa lo copos ya habían comenzado a derretirse, dejando pequeños charcos de
agua sobre el piso de madera. Alguien limpiaría los pesos mañana.
Yoh no se había movido ni un poquito. Anna, tan sutil como siempre, lo pateó.
"Oi."
Suspirando, Anna lo levantó como puedo y lo arrastró hasta la estufa de la habitación más cercana que era la suya.
---
"Perdón por eso," el shaman dijo, después de que su piel
recuperase su color habitual. Anna notó que sus cachetes estaban colorados y
sus ojos extrañamente brillantes.
"Estás borracho," dijo sin ninguna expresión.
"No..."
"Si lo estás."
"No," Yoh insistió, frunciendo el ceño. "Mala."
Giró sus ojos. "¿Cuánto es dos más dos?"
Yoh lo pensó por mucho tiempo. "Veintidós."
"...Vete a tu habitación."
"¡Oyeee!" Yoh se quejó. "¡No es justo! Ambos sabemos que el
futon es lo suficiente grande - ouch." Su nariz había sido bendecida con
un golpe irritable.
"Oh, está bien, será a tu manera. No esperarás que un pobre hombre
adolorido camine hasta su habitación que está en el piso de arriba, ¿no?"
Anna lo miró fijo a los ojos, los cuales brillaban con contenida risa, y luego
esquivó la mirada. Nunca estaba segura de como es que Yoh lo lograba. Sólo
podía con ella.
"Haz lo que quieras," dijo cortadamente.
---
Y como Yoh era tan únicamente Yoh, cinco minutes más tarde había logrado
poner su cabeza sobre la falda de Anna sin recibir mas que una pequeña patada
en la pierna. Anna, por su parte, solamente colocó su mano sobre el cabello
marrón del muchacho y no dijo nada. Nunca necesitaba decir nada cuando estaba
contenta, Yoh lo sabía.
"Na," le dijo suavemente. "Anna."
"Mm."
"No estás enferma. ¿Por qué no fuiste a la fiesta?"
Se encogió de hombros. "No me sentía con ganas de ir."
"Nunca tienes ganas." Había una evidente nota de reproche en esa baja
voz.
"No veo que importe." Escondió la mirada, sin querer encontrarse con
los claros ojos negros de su prometido. Esperaba que esto pasase - sabía que
Yoh haría algo con el solo propósito de preguntarle por qué no había ido a
una estupida fiesta de Navidad. Sólo que ne pensaba que llegaría al hecho de
enfermarse, pero así eran el tipo de cosas que Yoh hacía. El tipo de cosas
idiotas que hacían que su corazón doliera por preocupación, incluso ahora.
Un suspiro. "Se...que no te interesan mucho las fiestas de todos modos.
Pero todos estaban preocupados. Y Philika me reto por, como ella dijo, 'dejarte
congelar en esa fría pensión suya'."
Una pequeña ceja se levantó. "La pensión está completamente bien."
"Ese no es el punto," Yoh dijo duramente. "El punto es que te vas
a pudrir si insistes en seguir este acto de Llanera Solitaria cada vez que surge
una fiesta. No hay dulces para las niñas malas."
Ella lo miró. "No hagas que te vuelva a golpear."
"Es en serio," el joven continuó. "No es saludable estar
tanto tiempo solo."
Justo cuando iba a protestar, una larga mano tocó su rostro. "¿No era por
eso que quería que fueras conmigo?"
Anna tragó el nudo que se había formando en su garganta. "Lo
siento."
"¡Deberías estarlo!" su prometido le respondió, feliz nuevamente.
"Pero no importa – ¡te guarde algo!"
Antes de que pudiera preguntar que era ese 'algo', un pequeño objeto aterrizó
sobre su cabeza, e Yoh la había acostado para darle un apasionado beso. Cuando
se separaron para tomar aire, el objeto se cayo, rodando hasta el pecho de Yoh.
Eran dos cerezas unidas rodeadas por brillantes hojas verdes puntiagudas.
"..." dijo Anna.
"Un muérdago," Yoh le informó, sus ojos brillando pícaramente.
"Vos no fuiste hasta el, entonces deje que el venga hacia ti."
"..." contestó Anna.
"Y vamos a ir a la fiesta de Fin de Año. Para que sepas."
Anna por fin encontró su vos. "Dame una buena razón por la que no te deba
echar ahora."
"Porque tu no recibirías nada y yo tampoco recibiría nada y después los
dos vamos a estar de mal humor por la mañana. Son tres."
A pesar de que Anna nunca se recuperó de su asombro, la cama albergó a dos
personas esa noche.
Y, como se dice, una Feliz Navidad fue disfrutada por todos.
---------------------------
Notas de la Autora:
Se que al principio invente lo de la familia de Anna, pero si la chica tiene esa personalidad de algún lado debe salir. Igual al final terminó siendo romántico, que es lo que todos queríamos, ¿verdad?
Cuando Yoh, al final, dice "…tu no recibirías nada y yo tampoco recibiría nada…" se refiere a tener sexo. No lo continué porque 1) soy muy mala escribiendo escenas de sexo y 2) no está permitido subirlas en
Ya se que ha Yoh siempre que escribo un fanfic lo hago super OOC, pero creo que en el fondo el está enamorado de Anna y viceversa, y como acá está un topo alegre por el alcohol me deje llevar por la emoción y… ya vieron el resultado.
Bueno basta de charlas y a mandar reviews.
