Notas de la Autora:
En este fic los personajes están bastantes OOC, ya van a ver porque. Ah, también el final es un poco triste, pero igual romance tiene.
Les pido perdón de antemano ya que esto no está editado y puede ser que algunas partes no se entiendan, aunque no sé, ni siquiera lo volví a leer para ver como estaba. Soy una idiota, lo sé… UU
Y ahora, sin más preámbulos, pasemos al fic…
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Yo Digo, Tu Dices
"¿Está enfermo?"
Manta afirmó con la cabeza. "Se estaba sintiendo mal la otra semana cuando vos te fuiste a ver a tu familia."
"Ya veo." Frunció el ceño, una fina ceja arrugándose. El pequeño niño lo notó y escondió su sonrisa. "Yoh se agarra resfriados fácilmente. Según lo que me dijo puede ser que se lo haya agarrado cuando estaba salpicando en los charcos de agua."
Anna parpadeó. "'¿Salpicando'?"
"Si, así que no debe ser nada serio."
Sus ojos negros estaban nublados incluso cuando bufó. "Eso creo, pero-"
"Anna-san." Le dijo gentilmente. "Preocuparte no va a servir de nada." Hubo un abrupto cambio de tono. "Pero me dijo que le hiciera el favor de llevarle la tarea, y como tu vas para la casa, podrías dársela."
La expresión de Anna permaneció igual. "Y… ¿por qué no vas vos?"
"Porque me ahorrarías un viaje," le contestó el cabezón sudando."De todas maneras tu tienes que ir."
"Está bien." Tomando los papeles, y el equipaje de su reciente viaje, salió de la escuela. Recién llegaba de la tradicional visita anual a su familia y ni siquiera había tenido tiempo de pasar por la pensión, por lo que no sabía nada de lo que pasaba allí. En cambio, había ido directamente al colegio donde se encontró que su prometido no estaba presente.
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Después de unos momentos Horo Horo se encontró con Manta. "Ah, Manta. ¿Encontraste a alguien que le llevará la tarea a Yoh?"
"Si – y también su helado favorito."
Horo Horo levantó una ceja. "Creía que lo que más le gustaba era la torta."
"Creeme, va a apreciar este helado mucho más." Manta respondió con una sonrisa, y el ainu lo miró con signos de interrogación sobre la cabeza.
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Entonces el tonto de Yoh también se enferma, pensó Anna mientras caminaba hacia la pensión, hogar que compartía con su prometido. Ciertamente, no es imposible. Después de todo, a pesar de ser el shaman más poderoso, no era diferente de las demás personas
No estoy preocupada, se dijo a sí misma firmemente. Yoh estará completamente bien en un par de días, ¿no?
¿No?
Está bien, estaba preocupada. No era necesario negarlo. Lo que le molestaba era que estaba preocupada más de lo que lo hace un amigo. Todavía no estaba acostumbrada al sentimiento que sentía por el despreocupado shaman.
Ya ni se lo que pienso. Suspirando, siguió por su camino, acelerando el paso, e impaciente por ver a su prometido nuevamente.
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El sol se estaba poniendo cuando llegó a la pensión, arrojando rayos de color dorado sobre las recientes aparecidas sombras en la vereda.
El interior de la casa estaba en un estado deplorable. Cuando ella se había ido, la semana pasada, no estaba tan mal; no había ropa tirada desprolijamente sobre el suelo ni platos sin lavar apilados sobre la mesa de la cocina. Obviamente, cuando el gato no está en la casa los ratones se divierten, y en este caso también ensucian.
Con un suspiro, hizo de cuenta que se arremangaba las mangas que no tenía y empezó a lavar un plato que sostenía las sobras congeladas de lo que parecían ser fideos de hace tres días atrás. Lo juró, a veces no tengo ni idea del por qu
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Anna golpeo la puerta de la habitación de Yoh cuidadosamente; lo escuchó toser y decir ásperamente 'Entre' antes de girar el picaporte. Yoh estaba sentado en el futon, acomodándose su desprolijo cabello. Ojos afiebrados se iluminaron al verla. "Anna…"
"¿Ya te sientes mejor?" preguntó tímidamente, acercándose hacia la punta del futon.
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Yoh miró a la flaca figura simplemente vestida en su vestido negro, y sonrió. "Mucho. Estaré bien dentro de unos días. Gracias por haber limpiado – no tenías que hacerlo."
Ojos negros esquivaron su mirada. "Sólo porque estás enfermo, sino… ni se te ocurra llegarme a pedir que vuelva a repetir la acción de hoy."
Largó una risita ante la imagen mental de Anna vestida de sirvienta con un bonito delantal. "No me atrevería. ¿Cómo anda tu familia?"
Se encogió de hombros. "Bien."
"Que bueno." Hubo una pausa, luego le dio a su prometida otra sonrisa. "Gracias por preocuparte." Le dijo suavemente.
Anna saltó, el rojo coloreando sus mejillas. "¿Quién está preocupada?" dijo defensivamente. "Sólo vine a entregarte la tarea. Ah, y el enano cabezón dice que disfrutes tu helado. Yo te recomendaría que cuides tu dieta o te pondrás más enfermo."
Los labios de Yoh se doblaron hacia arriba. "Acercate un minuto" le dijo casualmente, ofreciéndole parte de su futon donde sentarse. Anna lo miró sospechosamente, pero le hizo caso.
"A ver, Anna, ¿en dónde crees que está mi helado?"
Anna lo miró sin creerlo. "Si no está en el freezer, ¿cómo demonios quieres que lo sepa?"
Una mirada de sus ojos marrones le respondió. "¿Qué pasa si te digo que está justo a mi lado?"
Anna se congeló mientras su cerebro digería esa oración.
"Piensa en ello," Yoh dijo, observando cuidadosamente el reloj en la pared. "El helado es frío. Pero también es dulce. Y se derrite una ves que lo sacas del freezer…suena exactamente igual a alguien que ambos conocemos, ¿no?" Fuera de la esquina de su ojo vio al delicado rostro como iba empezando a registrar odio, y su corazón se quejó de una extraña manera.
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En ese momento su puño estaba temblando. "Omae…" Cerró sus ojos y trató de respirar profundo, y en esa posición no vio una mano alcanzando su vestido. Ojos negros se abrieron; gritó mientras era tirada sobre las sábanas sin ceremonia.
"O-oi!" gritó furiosamente. "¡Déjame ir, Yoh!" Obviamente, fue ignorada. Yoh envolvió ambos brazos a su alrededor.
"Te juró, si no estuvieras enfermo, saldrías volando hasta Nerima - ¡Suéltame!"
"Te extrañé," una voz dijo contra su cabello. A está distancia, podía sentir el calor de la fiebre del cuerpo de Yoh a través de la yukata que escondía músculos y pálida piel. Aire caliente rozó contra su oreja, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no temblar. "Estoy feliz de que regresaste rápido. Si hubieses tardado un poco más te hubiera ido a buscar yo mismo."
Anna tragó el nudo que se le había formado de repente en la garganta. "Idiota," dijo un poco tímida. "Sólo fue una semana – no me fui por tanto tiempo."
"Fue demasiado." Yoh se volvió a sentar, flequillo oscuro cayendo sobre sus ojos; tuvo que pelear el sentimiento de volver a tirar encima de ella. "¿No somos prometidos? No me gusta estar lejos de ti. No me gusta estar alejado de la persona que me ama tanto como para confiar ciegamente en mí."
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Ella cerró sus ojos por segunda vez, tratando de recuperar el control mental. Las palabras de Yoh pegaban contra su mente con la fuerza de un tsunami, el cual traía felicidad mezclada con alivio y deseo que pintó sus cachetes de colorado nuevamente. Y pensar que ella lo trataba tan fría y secamente siempre. No era justo, no se entendía el hecho que después de todo lo que lo hizo sufrir el la aceptará así como así. ¿Por qué?
Dejó escapar un respiro que ni se había dado cuenta que sostenía. "Yoh, yo -"
"Shh." Largos dedos acariciaban su rostro suavemente, las caricias tan ligeras como el toque de las alas de una mariposa. "¿Te quedas en mi cuarto esta noche?" Había un pequeño toque de esperanza en su sonrisa.
"…Sólo porque estás enfermo."
"Entonces me tengo que enfermar más seguido."
"Inténtalo," contestó. No tenía motivo el negarlo ahora. No cuando ya lo había aceptado.
Y mientras se acurrucaba bajo las mantas al lado de Yoh, hubo, al fin, paz y felicidad. No importaba el no poder entender la preciosa cosa que compartían. Lo importante era que siempre quería estar al lado de esta persona. Lo importante era que estaba en casa.
"Anna?"
"¿Si?"
"Te amo."
"…Idiota."
Sintió que dos brazos la envolvían en ese familiar abrazo; enterró su cabeza en el pecho de su prometido con un suspiro. Algún día, se juró silenciosamente. Algún día, cuando repare todo el daño que te he hecho, te podré decir lo mismo.
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Notas de la Autora:
Me encantó. Tal vez hay partes que no se entiendan, pero espero que les haya gustado. Al final Anna no le dice que lo ama porque siente que no merece a Yoh. Que triste.
Bueno, si les gusto, quiero escuchar los comentarios, por favor. Esto es como en un restaurante: si les gusto el servicio dejan propina. Acá les cuesta más barato, sólo deben dejar reviews.
