Lo de Adentro
Escrito por Natalia
Yoh examinaba los chocolates de la vidriera con extremo cuidado, ansiosamente mordiendo su labio inferior mientras intentaba – sin éxito – realizar su elección. Mañana era el Día de San Valentín – el primero que Anna y él celebrarían juntos – y parecía terriblemente importante que su regalo sea especial.
Algo que le recordara a ella.
Los chocolates de menta habían sido descartados sin pensarlo dos veces. Eran demasiado dulces, demasiado ordinarios y demasiado… obvios. No, para sus sombras y silencios, penas y personalidad de muchas caras… necesitaba algo más misterioso.
Chocolate amargo.
De alguna manera el pensamiento era decadente, haciendo la compra un poco más divertida, aunque no la hiciera más fácil. Frunció el ceño, paseando lentamente frente al mostrador, observando cada nueva posibilidad con desdén. Las trufas eran demasiado pero demasiado femeninas, y las barras de chocolate muy simples; los besos de chocolate eran trillados y empalagosos.
"¿Puedo ayudarlo?"
Atrapado en la acción de mirar el mostrador, Yoh sólo pudo sonreír a la joven vendedora. "Este," titubeó, sonrojado, "Estoy buscando chocolates para regalar en el White Day."
La chica asintió con la cabeza alentadoramente. "¿Algo en particular?"
Yoh dudó por un momento, luego dijo, "Algo que sea inusual, pero que te sorprenda con lo diferente que es lo de adentro con lo de afuera – como una persona que a primera vista parece tal cosa y luego es otra."
Moviendo la cabeza a un costado, la vendedora lo consideró. "¿Chocolate de menta o amargo?"
"Amargo." Parándose nerviosamente de un pie a otro, Yoh esperó el consejo de la chica.
"Creo que tengo exactamente lo que buscas."
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La caja de regalo era un cuadrado perfecto, y estaba atada con un moño rosa-chocolate. Hizo un ruido interesante cuando Anna lo sacó de su casillero – más bien como a bolitas que a confituras – lo que declaraba que quien le había entregado el chocolate era Yoh. Curiosa, desajustó el moño de seda y abrió la caja, sonriendo un poco cuando encontró la nota adentro. Me recuerdan a ti, se leía en la bien escrita carta, aunque el nombre en japonés signifique 'educado'. Girando los ojos ante su cargada, removió la carta de la caja para revelar algo así como bolitas de chocolate blanco. Bolitas, pensó nuevamente, girando una entre dos dedos y mirándola sospechosamente. ¿Por qué le recuerdan a mí?
Aún estaba preguntándose, después de diez chocolates más tarde, cuando se encontró con él en la puerta de entrada del colegio. Caminaron tres cuadras – Yoh escuchando música y hablando de vez en cuando y Anna escuchándolo pacientemente – antes de que le preguntará finalmente: "¿Por qué?"
Su rostro cayó en desilusión, sin necesitar explicación de que ella estaba hablando de los chocolates. "¿No te gustaron?"
"Claro que si," respondió, "pero... ¿por qué te recuerdan a mí?"
Los ojos de Yoh brillaron mientras se acercaba para susurrarle su explicación, y rió encantado cuando vio su cara sonrojada con vergüenza.
"Yo no soy así," murmuró, frunciendo el ceño en manera de reproche. Yoh sólo sonrió, la respuesta sin ofenderlo ni molestándolo en lo más mínimo. Ella suspiró, aún sonrojada, y le ofreció su mano para que él la tomara durante el resto del camino.
Y si su agarre fue un poco más apretado que el usual, él no lo comentó.
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Notas de la Autora:
Las bolitas de chocolate consisten en una capa externa de chocolate rodeando una dura coraza de azúcar llena de almíbar saborizado. El chocolate amargo de afuera es rico, pero tiene un sabor más fuerte que el chocolate de leche. Sin embargo, una vez que se muerde a través de la dura capa de azúcar su sabor es sorpresivamente – incluso asombrosamente – dulce.
En si esta historia iba a ser para el Día de San Valentín, pero como en Japón sólo las chicas regalan chocolates decidí hacerlo para el White Day. El White Day se celebra el 14 de mayo y es una tradición exclusiva de Japón. Ya que (a diferencia de occidente) sólo las mujeres regalan chocolates en San Valentín, los comerciantes aprovecharon el eterno sentimiento de obligación y reciprocidad de los japoneses para crear un día en que los hombres pudieran devolverles el favor. Así en 1960 una empresa de malvaviscos creó el White Day, donde los chicos le debían regalar a la chica que más les gusta un chocolate de color blanco (de ahí que se llame White Day y no Black Day). Actualmente, no sólo se regalan chocolates sino que se entregan flores, ositos, caramelos, carteritas, galletitas, etc pero si es blanco es mejor.
Estos reviews que contestaré a continuación son algunos que me quedaron colgados del fic Desafiando las Leyes del Corazón:
Yami Bakura: Jamás me canso de leer tus halagos, así que espero que los sigas escribiendo. Me levantan mucho el autoestima.
anna: ¡Muchas gracias!
Si les gustó, ¡quiero que me manden reviews! Y ya que estamos, recibir chocolates no me vendría mal…
