Capítulo 3
Clase de pociones del infierno
Dumbledore hizo un anuncio en el desayuno, que un hombre lobo rabioso aparentemente había sido visto en el bosque prohibido y que por ello había pedido la ayuda de Remus Lupin, que estaría buscando a la bestia junto con Hagrid. Puesto que Lupin ya era un hombre lobo, no podía ser transformado por un mordisco, pero Dumbledore advirtió a todos con una expresión sombría, que no se acercaran al bosque prohibido y no dejaran la seguridad de la escuela, especialmente en luna llena.
Harry tuvo que admitir que la excusa era bastante buena. De esta manera, no habría agitación o preguntas en cuanto a por qué estaba aquí el antiguo profesor. Sirius parecería un perro normal de todas formas y no levantaría ninguna sospecha.
Sus preocupaciones disminuyeron un poco mientras comía. Estaba seguro de que sería informado sobre los nuevos planes de la orden, incluso si no pudiera asistir a la reunión. Él tenía una fuerte conexión a Voldemort después de todo incluso había luchado con él en varias ocasiones.
Su buen humor se desvaneció sin embargo, mientras se dirigía la próxima clase junto con sus amigos. Pociones con Snape.
Ron y él habían conseguido acabar sus deberes la noche anterior, no sin algunos problemas y una letra, que había estado creciendo más y más hacia el final de la redacción. Si era honesto consigo mismo, no estaría sorprendido de conseguir una mala calificación, sólo por la terrible caligrafía. Snape era un fanático estirado amante del orden, y las redacciones que no estaban escritos con cuidado raramente conseguían notas decentes. Hermione había predicho, cuando había visto su trabajo, que podían incluso conseguir un rotundo suspenso por él, conociendo los modos de Snape.
Ron y él sólo se habían encogido de hombros ante sus preocupaciones. Habían terminado por escribir una redacción bastante decente al final, creían, tanto como era posible para un tema tan aburrido, y no había nada que reprocharles, excepto por la ligera trampa con la longitud.
De acuerdo. Si Harry era honesto, tanto Ron como él había estado tan cansados y hambrientos para empollar durante otra hora sobre la redacción. No era la primera vez que habían hecho algo así, y ni él ni Ron tenían las ambiciones de Hermione de ser la mejor en cada asignatura y conseguir buenas notas en todas partes. No les afectaban las malas notas que pudieran conseguir en pociones. Podían vivir perfectamente con un cuatro o un cinco por esta redacción.
Cuando entraron en la clase, Snape no estaba por ninguna parte. Harry se sentó en su lugar acostumbrado, así como los otros estudiantes se dirigían decididamente hacia los suyos. Incluso aunque era altamente inusual que Snape llegara tarde a clase, nadie era lo suficiente suicida como para no estar sentado ordenadamente en su pupitre, cuando él entrara. Su humor había estado decididamente empeorando últimamente.
Harry acababa de sentarse, cuando el profesor prácticamente irrumpió en la habitación como una sombra gigante y amenazadora. Harry a veces se preguntaba cómo el hombre había conseguido adquirir este rasgo. A veces le recordaba a Harry un Dementor humano. Harry se estremeció ligeramente ante el pensamiento de esas terribles criaturas. Pero no había forma de que un Dementor pudiera ser capaz de mostrar un rostro tan amargado y odioso, como el que Snape estaba exhibiendo en ese mismo momento.
"Los deberes sobre mi escritorio, ahora mismo," gruñó, mientras caminaba junto a las mesas de los estudiantes hacia su escritorio. E instantáneamente, los estudiantes se levantaron intimidados de sus bancos, para depositar sus redacciones sobre la mesa de Snape.
"¿No da gusto verle esta mañana?" susurró Ron detrás de la palma de su mano. Harry rió.
"Veinte puntos menos para Gryffindor por hablar en clase sin que le pregunten," la voz de Snape atravesó la clase inmediatamente.
Harry dirigió a Ron una sonrisa exasperada, a la que Ron respondió con un encogimiento de hombros y girando los ojos.
Llevaron sus redacciones al escritorio de Sanpe después que todos los demás lo hicieran, casi arrojándolos encima de los que ya se encontraban allí. Sin embargo, cuando volvieron a sus lugares, fueron recibidos por una mirada de reproche de Hermione.
"Estaréis elaborando la poción invisible, que estuvimos estudiando en teoría la semana pasada." Snape recorrió rápidamente su clase con la mirada y su expresión se oscureció aún más, si eso fuera incluso remotamente posible.
Harry estaba acostumbrado a las normalmente frías miradas de Snape. Si alguna vez mostraba alguna emoción en absoluto, era usualmente rabia u odio. Pero ahora, Harry podría jurar que vio aborrecimiento no disimulado en esos ojos negros. "Y quiero que hagáis esta poción de memoria. Es hora de que aprendáis a prestar atención en clase."
Todos los estudiantes estaban mirando fijamente a su profesor con un horror incrédulo. De acuerdo. Todos excepto Hermione y Harry creyó oír un aterrorizado aullido desde la dirección de Neville. Elaborar una poción de memoria sobre la que sólo habían leído una vez, era no sólo imposible, sino sencillamente peligroso. Al menos tendría que darles tiempo para estudiar los ingredientes una vez más. De otra forma los riesgos eran enormes. Todo el mundo sabía eso y Harry no podía creer que el Director estuviera de acuerdo con lo que el maestro de pociones pedía ahora de ellos.
"Ejem... ¿Profesor?" intervino Malfoy con vacilación.
"Veinte puntos menos para Slytherin," le cortó Snape con dureza. Malfoy saltó un poco en su asiento, mirando conmocionado al profesor.
Harry estaba seguro que el ruido sordo que creía haber oído, era su mandíbula, mientras golpeaba el suelo. Nunca antes había Snape quitado puntos a su propia casa por hacer preguntas sin permiso. Al contrario. Y se lo había hecho a Draco Malfoy, el chico dorado de Slytherin, que normalmente podía salir impune de todo en pociones.
Cuando Harry vio a todo el mundo boquiabierto mirando con incredulidad al profesor, supuso que los otros estaban tan sorprendidos como él. Snape apartó su atención de los estudiantes y agarró la primera redacción de encima del montón, mientras extendía la mano por una pluma y una botella con – como todos sabían – tinta roja dentro. Desenrolló el pergamino en sus manos, pero antes de empezar a leer, sus ojos volvieron a los todavía helados estudiantes.
"Si recuerdo correctamente, estamos aquí estudiando pociones, y no transfiguración. Tanto como daría la bienvenida a que algunos de vosotros transformaran a sus vecinos en los ingredientes de la poción, eso sólo me obligaría a tratar con algunos padres histéricos."
Cogiendo la no tan sutil indirecta, los estudiantes empezaron a levantarse de sus asientos y a dirigirse a las estanterías en la pared lateral donde estaban almacenados los ingredientes estándar. Harry sin embargo, tenía la mirada fija con curiosidad sobre el pergamino en la mano de Snape. Ya que él había entregado su redacción después de todos los demás, podía estar bastante seguro que era su trabajo el que Snape estaba leyendo ahora. Juzgando por el humor de Snape hoy, la predicción de Hermione de una mala nota se estaba volviendo más y más probable.
Snape bajó la mirada contrariado hacia el comienzo, antes de desenrollar completamente el pergamino y, con ojos fruncidos, escribió algo al final.
"¡Potter!"
Inmediatamente todos los estudiantes se detuvieron donde estaban y volvieron su interés hacia Harry. Snape levantó el pergamino en el aire delante de su cara.
"Suspendido y deducción de veinte puntos por un trabajo no razonado," comentó secamente.
Por segunda vez en cinco minutos, Harry se encontró sin palabras. Ron sin embargo se enfadó más por el asunto. "¡No puede hacer eso! Ni siquiera leyó la redacción. ¡Y veinte puntos es demasiado, de todas formas!"
Snape obsequió a Ron con una mirada, como si el chico no fuera nada más que un insecto especialmente desagradable. A modo de demostración, extendió la mano por el siguiente pergamino, comprobando brevemente el nombre, antes de garabatear algo al final con su tinta roja.
"Ron Weasley; suspendido y deducción de cuarenta puntos por un trabajo no razonado." Esta vez, Ron se tragó una respuesta indignada y miró fijamente al profesor, tan pasmado como Harry.
"Y si no queréis perder más puntos, sugiero que os levantéis de vuestros asientos y empecéis a elaborar la poción."
Cuando llegaron a las estanterías, ambos estaban literalmente echando humo, y el rostro de Ron parecía como si hubiera entrado en competición con su pelo, tan enrojecido estaba.
"Os lo advertí," siseó Hermione, cuando se aproximaron a ella.
"Srta. Granger," la voz de Snape surcó de nuevo la habitación. Como antes, todo el mundo detuvo sus acciones y miraron a Hermione. Pero en las caras donde antes había habido curiosidad, ahora sólo estaban llenas de compasión. Al menos por parte de los Gryffindors. Los Slytherins estaban observándola con reprimida curiosidad.
Hermoine se mordió el labio inferior con nerviosismo y encontró la mirada del profesor. Snape estab sosteniendo dos pergaminos ahora, y Hermione exhaló con alivio. Su redacción era perfecta como todo su trabajo, incluso si no conseguía ningún punto debido al humor en que estaba Snape. Pero eso era algo a lo que sin duda se había acostumbrado mientras tanto, desde que los Gryffindors raramente conseguían algún reconocimiento en pociones, no importa lo bueno que fuera su trabajo. Pero al menos él no parecía haberla oído hablar, lo que ya era una cosa buena.
"Creo, Srta. Granger, que pedí una redacción de la longitud del pergamino que entregué. Así que ¿puede decirme por qué el suyo tiene dos pergaminos de longitud? Siempre pretende ser tan inteligente. ¿Por qué, entonces, no es capaz de diferenciar entre uno y dos pergaminos? Suspendida y deducción de cincuenta puntos para Gryffindor."
La boca de Hermione se abrió y cerró un par de veces, como un pez fuera del agua, jadeando por oxígeno, pero ningún sonido salió de su garganta. Sus ojos estaban completamente abiertos en incrédula conmoción y Harry verdaderamente temió que se desmayaría en cualquier momento.
Finalmente fue capaz de vocalizar algo, que sólo como un "¿qué?" aullado, antes de que su boca se cerrara en una apretada línea y sus ojos se endurecieran.
"Pero eso... eso es injusto," protestó finalmente.
Snape no permitió que su furioso arrebato le afectara y sólo se burló de ella. "Otros cincuenta puntos menos para Gryffindor."
Ese anuncio robó todo argumento posterior a Hermione, y esta vez, Harry estuvo seguro de que se desmayaría en ese mismo momento. No podría haber parecido más anonadada si alguien le hubiese dicho que la tierra era plana, que todos los libros del mundo habían sido destruidos y ella fuera la última de la clase. Se quedó allí de pie, temblando ligeramente de ira por esa monumental injusticia y no puedo quitarle los ojos de encima al maestro de pociones que ya estaba estudiando el siguiente pergamino.
La mayoría de los estudiantes volvieron al trabajo, recogiendo ingredientes. Snape estaba de peor humor que nunca y todo el mundo intentó hacer lo mejor que pudo para parecer invisible. Ni siquiera los Slytherins estaban a salvo hoy, si Snape se fijaba en ellos.
Harry y Ron se adelantaron y agarraron a la todavía atontada Hermione por los brazos, tirando de ella hacia los estantes. "No te exaltes por eso, Mione," susurró Ron.
El pelirrojo había intentado hablar tan bajito, que Snape no le oyera, pero tan pronto como las palabras hubieron abandonado su boca, un enorme estruendo sacudió la habitación entera.
Los ya nerviosos estudiantes saltaron hacia atrás y unas cuantas chicas gritaron por la sorpresa.
Todos los ojos se dirigieron al origen del ruido.
Snape estaba todavía sentado en su silla, los ojos bajos, de manera que su largo cabello le ocultaba el rostro pero su escritorio estaba volcado sobre un costado, pergaminos, plumas y el tintero desparramados por el suelo de piedra delante del escritorio. El tintero estaba volcado y su rojo contenido estaba extendiéndose lentamente sobre uno de las redacciones.
Despacio, como a cámara lenta, Snape levantó la cabeza y sus ojos ardían de puro odio.
Cuidadosa y amenazadoramente empujó la silla. Sus ojos estaban entrecerrados y las ventanas de su nariz se dilataron, mientras intentaba controlarse.
"Todos los trabajos suspendidos y cien puntos menos para amabas casas, Gryffindor y Slytherin. Clase terminada."
Nadie vaciló ni por un segundo en apresurarse a su pupitre a recoger sus cosas y abandonar la habitación tan rápido como fuera posible. Y nadie se atrevió a hacer el menor sonido de protesta.
Sólo después de haberse alejado unos metros del lugar del horror, Harry se atrevió a respirar libremente de nuevo.
"Jesús bendito," gimió Hermione y se dejó caer de espaldas contra la pared de ladrillos de corredor. "Eso fue... eso fue..."
"Eso fue la peor clase de pociones de la historia," acabó la frase Ron.
"¿Qué demonios le pasa a Snape? Siempre ha sido un imbécil desagradable, pero esto..." dijo Harry.
"No puede hacer esto. Mi redacción era perfecta," se quejó de nuevo Hermione.
"Finalmente Snape ha perdido la cabeza," decidió Ron.
"Y no vamos a simplemente aceptarlo. Venga, vamos a hablar con el Director," dijo Harry.
