Si, ya subí el capítulo, esta totalmente cursi, así que si no gustan de ello, mejor no lo lean. No se preocupen, el final del fic es trágico, así que no siempre habrá cosas cursis....

Se que no sucede mucho, pero lo quise poner por que suceden cosas que serán clave en la secuela (Que no es seguro que publique, pero aún así quiero que concuerde) Por lo que espero que tengan paciencia.

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Capítulo IX "Así paso"

Acordaron no decir nada, sería peligroso que todo mundo se enterara que Alanis estaba relacionada con Snape. Y mas si era justamente la persona a la que Voldemort estaba buscando. Pero eso no les importaba. Durante la semana ambos estaban demasiado ocupados para verse, y aunque no lo estuvieran, no podían, era algo sospechoso, así que el único momento que tenían eran los fines de semana, por las noches, cuando el la visitaba a ella en sus habitaciones o viceversa (No hacían nada, no mal piensen).

Ese sábado en la noche estaban ambos en las habitaciones de ella. Estaba Severus sentado en un sillón y ella estaba revisando unos ensayos, para variar. El trabajo de la semana se había hecho mas largo, por lo que ahora ni siquiera le había tocado el sábado libre. Para colmo había ido Hogsmeade durante el día, buscando unas cuantas cosas que escaseaban en sus habitaciones, por lo que no había podido ir a ver a Severus al punto de reunión. El se preocupó y fue a buscarla en sus habitaciones, en donde ella le recibió, pero no por ello dejó de cumplir con su trabajo, por lo que él se puso a leer uno de los libros sobre Aritmancia que había por ahí.

Por fin, después de la media noche, el sonido de la cabeza de ella al caer en la mesa sacó a Snape de su lectura.

-Alanis- murmuró, meciéndola suavemente para que despertara. –Alanis- susurró. Miró los ensayos. Le faltaba mas de la mitad. Ella abrió apenas los ojos. Le sonrió.

-Hola- dijo simplemente. –Creo que estoy demasiado cansada para continuar- puntualizó, mientras se levantaba y caminaba al dormitorio. Severus esperó afuera, sabiendo que la chica se estaba cambiando. Por fin salió, vestida con la túnica que era su pijama. –Lo siento Severus, hoy no puedo atenderte- le dijo. Él la miró.

-De acuerdo, entonces me retiro- declaró. La chica le sonrió con dificultad, mientras regresaba a sus habitaciones a dormir. Severus la miró desaparecer por la puerta y luego se marchó.

Al día siguiente ella despertó justo a tiempo para el desayuno, por lo que bajó corriendo, casi atropellando a la profesora McGonagall nuevamente.

-¡Señorita Skinner! ¿Qué ejemplo es ese para los alumnos?- exclamó una muy sorprendida profesora de transformaciones al ver a la muchacha, la cual se disculpó con el rostro mas rojo que un tomate y luego se dirigió a desayunar. Ese día, por azahares del destino estaba vacío el lugar al lado del antes mencionado profesor de pociones. Se sentó con toda ceremonia y saludó tranquilamente al profesor, quien le devolvió los buenos días con una mueca de aparente desagrado. La mayoría de la gente presente en el Gran Comedor percibió esa mueca, por lo que nadie se preocupaba mas acerca de la relación entre esos dos.

Sin embargo, y para mala suerte de Severus, Remus Lupin se encontraba justo al otro lado de la muchacha, y le estaba sacando plática, cosa que ella respondía sin inhibiciones, después de todo, debía fingir, no podía estar ocupándose de Snape en todo momento. Por fin ella se levantó de la mesa, no sin antes dejar una pequeña nota justo en el bolsillo del profesor vestido de negro, sin que nadie lo notara. Remus la siguió fuera del comedor, sacando de quicio a Snape.

-Bien Severus, creo que tenemos una junta en mi despacho a las tres- dijo Dumbledore. Éste asintió y luego se levantó de su asiento, y al meter la mano en su bolsillo se percató de un cuerpo extraño en él. Lo sacó y se encontró con la nota.

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Gran Lago

Hoy

15:00 hrs.

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Se sintió algo mal. Trataría de que la junta durara menos de lo pensado, ya que no le podía decir que no a ninguno de los dos. Si le decía a Dumbledore que en otra ocasión sería demasiado sospechoso, eso sin contar el que en primer lugar estaban las cosas en la guerra contra Voldemort. Por otro lado, no podía hablar con la muchacha antes de encontrarse con ella.

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La junta había durado mas de una hora. Y no era para menos, las cosas habían empeorado. Habían logrado detener varios ataques, pero Voldemort no confiaba ya en Severus. Al menos no tanto como en otros tiempos, y es que últimamente varios ataques habían fracasado. Por fin, él y Dumbledore acordaron que algunos deberían efectuarse, en los cuales no afectaran terceras personas. Serían cosas pequeñas, como robos, ya que no le daban mas trabajo al profesor de pociones.

Después de arreglar todo eso, Snape salió del despacho del director, preguntándose si cierta pelirroja estaría esperándolo en el lago. Tal vez no, ya era demasiado tarde, pero fue y se asomó a una de las ventanas del castillo. ¡Ahí estaba! Bajó rápidamente las escaleras y se dirigió a la muchacha.

-¿Se puede saber que hace aquí señorita Skinner?- preguntó con voz desagradable. Ella volteó a verlo seriamente. ¿Por qué se había retrasado?. La muchacha no respondió, trató de levantarse, pero al hacerlo una de sus piernas resbaló y estaba cayendo en dirección al agua cuando trató de sujetarse de la mano del profesor, quien terminó dentro del lago, totalmente empapado, al igual que ella. -¡Espero que esto tenga una explicación!- exclamó furioso Snape. Le ayudó a salir del agua y apareció unas frazadas, para que la muchacha se cubriera.

Justo estaba en eso cuando un flash hizo que ambos voltearan a ver a un muchachito de cuarto año, quien sostenía una cámara en sus manos.

-¡Veinte puntos menos para Gryffindor! ¡Castigo mañana en las mazmorras!- bramó Snape, mientras le quitaba la cámara al muchacho, quien estaba blanco de miedo. Tomó a Alanis de la mano y la llevó al castillo, aparentemente a la enfermería, pero justo cuando nadie veía, ambos se dirigieron a las mazmorras. Entraron.

-¿Por qué tardaste tanto?- preguntó la muchacha, escurriendo sus cabellos en el suelo, para gran desagrado del profesor.

-¿Qué crees que haces?- preguntó éste.

-Vamos, es solo agua, con un hechizo se seca- murmuró ella. Apuntó con su varita al suelo y éste quedó como nuevo. Luego la apuntó para sí y quedó totalmente seca. Snape había hecho eso desde un principio. Miró la cámara confiscada y la puso en el escritorio.

-¿Para que me llamaste?- preguntó de mal humor.

-Bueno, quería compensar el tiempo perdido anoche, pero veo que no estás de humor...-declaró ella, dirigiéndose a la puerta. Severus quedó ofuscado. ¿Por qué tenía que ser así? Tomó a la chica y la abrazó por la cintura. –Ni creas que con eso vas a contentarme- murmuró ella con el ceño fruncido, viendo hacia otra parte. Snape no dijo nada, simplemente le levantó el rostro delicadamente y le besó los labios. Luego de ello le besó la frente y posó su barbilla en la cabeza de ella, suavemente. Alanis recargó su cabeza en el pecho de él.

-¿Ya?- preguntó éste.

-No- dijo la chica, sonriendo y abrazando al profesor con fuerza. Después de un buen rato de estar así, ambos se sumieron en un beso, hasta que el se separó de ella.

-Toma- le dijo, dándole la cámara. –Devuélvesela al mocoso. No la necesito, pero no se la voy a dar yo- Alanis sonrió.

-Como quieras- dijo ella. Se guardó la cámara y volvió a sonreírle. Él se recargó en su escritorio. Hacía días que tenía ganas de hablar con él respecto a un tema en particular. Ese era el momento justo para hacerlo –Severus... Tu sabes que cuando acabe este año... Bueno, me iré a casa de mi tío... Y no se si volveré a Hogwarts...- ella lo miraba a los ojos. Snape comprendió.

-¿Entonces? Creo que lo mejor sería despedirnos...- dijo fríamente, volviéndose hacia otro lado. La chica suspiró.

-Significa que... bueno... lo de nosotros... ¿acabo?-

-Solo si tu quieres que acabe...- Ella negó con la cabeza. Se acercó a él y comenzaron a besarse, hasta que Severus comenzó a hacer mas profundo el beso. Las manos de el bajaron a las caderas de la muchacha, pero ésta no se detuvo.

Poco después Snape se dio cuenta que algo jugueteaba con uno de los botones de su túnica, para luego caer en la cuenta que era ella. Separó sus labios y tomó la muñeca de la muchacha, impidiéndole hace movimiento alguno con su mano. –No.- exclamó firmemente. Se apartó de ella y se colocó detrás del escritorio. Ella dio un respiro, exasperada.

-¿No quieres? ¿No puedes? ¿O sientes que no es lo correcto?- preguntó.

-Eres la sobrina de Dumbledore... No es correcto... –murmuró él, sentándose pesadamente detrás de su escritorio. Ella se acercó a él y se sentó a sus pies. Le tomó de las manos y lo miró a los ojos.

-¿Es todo lo que soy para ti? La sobrina de Dumbledore... O puedo ser Alanis Ayline Skinner... simplemente una chica...- Severus la tomó entre sus brazos y volvió a besarla en los labios. Por fin comenzaba a sentirse mas en confianza, y nuevamente estaban las manos de la chica jugando con los botones de su túnica, mientras que las manos de él bajaban poco a poco, recorriendo en le cuerpo de la chica. Se introdujeron en la blusa y él sintió el contacto con la suave piel de ella. Poco a poco fueron avanzando en su objetivo, mientras avanzaban a el dormitorio del profesor mas odiado por los alumnos y mas amado por una pelirroja.

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