¡Hola a todos! Por fin el último capítulo. Nada de comentarios todavía, solo lean y opinen. No olviden leer las mensajes de abajo por favor. :D
Muchas gracias a
Malu Snape Rickman
Amsp14
Zeisse
MARISSA
Eve (MissSnape... como decían tus mails :D)
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Nayade
Daneva Snape
Nabiki
Aiko
Iris
Tania Chang
Kasiope
Por todos sus RR y buenos comentarios. Ustedes me ayudaron a salir adelante con la historia. ¡Tres veces gracias!
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Capítulo XI "Despedidas"
Alanis miraba al profesor Snape, expectante. El nudo que en un principio se había formado en su garganta parecía ahora una gran bola que bajaba y subía por su esófago, haciendo que deseara devolver lo que tenía en el estómago. Lo único que impedía el temible accidente era el hecho de que no había cosa que desechar. Severus se sentó tranquilamente en una silla que había a un lado, casi ceremoniosamente, y le devolvió la mirada a la muchacha con una frialdad que no se le notaba ni siquiera en sus años de Hogwarts.
-Alanis... Creo que nos hemos precipitado...-comenzó, pero el sonido de la puerta abriéndose estrepitosamente provocó que sus últimas palabras quedaran en su pensamiento.
-¡Alanis! ¡Que gusto verte despierta de nuevo muchacha!- Sirius había entrado acompañado de Remus, el cual caminaba como si se le dificultara un poco. Llegaron y el último se sentó a los pies de ella, con aspecto cansado.
-¿Estas bien?- le preguntó, preocupada.
-No es nada. Un hechizo muy fuerte me dio y me afectó mas de la cuenta.- sonrió –Pero Severus preparó una poción que me ayudaría a superarlo. Ahora solo falta esperar. Tarda mas de lo que se supone que debería, por mi condición-
-Lo siento tanto...- murmuró ella, de verdad arrepentida.
-Tu tranquila, nada pasa aquí. Son gajes del oficio y es bueno tener algo de acción de vez en cuando- Le susurró, al momento que le daba unas palmadas en el hombro. Severus hizo un movimiento brusco, que terminó por tirar un jarrón de agua al suelo y romperse en mil pedazos.
El profesor de pociones no se inmutó, mas bien reparó el florero y lo puso nuevamente sobre la mesa. Salió sin decir palabra, dejando extrañados a los presentes.
-¿Qué se trae éste?- preguntó Sirius con veneno.
-No lo se, desde que sucedió lo del ataque lo he visto medio raro. Mas ido que de costumbre, cosa que nunca creí posible- contestó Remus, mientras se frotaba la barbilla. Luego fijó su atención en la muchacha que seguía en su convalecencia.
Pasaron toda la tarde tratando de distraerla, Sirius le contaba historias graciosas de cuando cursaba Hogwarts y Remus le hacía demasiadas atenciones, cosa que no pasó desapercibida para nadie. A eso de las ocho Sirius alegó que tenía cosas importantes que hacer y salió de la enfermería, no sin antes adoptar su forma de perro.
-¿Por qué lo hace? No hay nadie que pueda denunciarlo- Alanis tomaba un poco de chocolate que la enfermera le había dado a regañadientes.
-Es mas rápido si es perro. Creo que lo hace mas por costumbre que por otra cosa. Anda tan feliz que no cabe en si de gusto- replicó alegremente.
-¿Y eso por que?-
-Bueno, durante la refriega pudimos atrapar a Peter- Una vaga sonrisa se dibujó en sus labios –Sirius tuvo un juicio y... ¡Fue puesto en libertad!-
Alanis le miraba con ojos como platos. Era la mejor noticia que había recibido en mucho tiempo. Tal vez por que era la primer noticia que había recibido en mucho tiempo. Sorbió un poco de chocolate y se recostó en su cama plácidamente.
-¿Qué hacía Severus aquí?- preguntó por fin el hombre lobo, frunciendo el ceño ligeramente. La pelirroja rió por dentro, ya que conocía perfectamente los sentimientos de Remus, y aunque ella no le había dado motivos para que el se hiciera ilusiones, la protegía y la trataba de una manera especial.
-No lo se-
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Los días se sucedieron y Alanis salió del "hospital" sin un solo rasguño. Había perdido mucho poder, lo sabía de antemano, y no iba a recuperarlo si no hasta dentro de mucho tiempo, por lo que todavía se sentía un poco mareada, y en ocasiones se desmayaba. Pero era tan normal en ella que nadie le dio importancia.
Desde su última conversación, no volvió a ver a Severus hasta una tarde. Pero habría jurado que cuando hablaba con Remus había visto una sombra tras la puerta. Se rió aún mas al comprobar que la sombra se movía incómoda ante las preguntas que le hacía Remus acerca de la persona del profesor de pociones.
Salió a los jardines a disfrutar la hermosa tarde de verano, que moría en una lluvia de colores que oscilaban desde el púrpura hasta el anaranjado, dando al cielo un aspecto especialmente bello.
Se sentó en el césped, a orillas del gran lago y cerró los ojos, oliendo el aroma del aire vespertino, sintiendo la brisa en sus mejillas.
-Esperaba encontrarte aquí- le dijo una voz a sus espaldas.
-¡Remus! Pensé que ya habías partido, como el resto de los profesores- exclamó la muchacha, señalándole el lugar a su lado, para que tomara asiento.
-Si, pero tenía algo importante que hacer antes de irme- contestó él, restándole importancia al asunto. Parecía afligido.
-¿Y eso era?- la muchacha sabía la respuesta de antemano. No sabía como enfrentar al licántropo y comenzó a preocuparse. Era uno de sus mejores amigos, no quería herirlo de esa manera. Pero no había otra salida.
-Solo quería asegurarme... – Tomó la mano de la muchacha y la colocó entre las suyas, a la altura de su pecho. – ....de que estarías bien- La miraba intensamente, como queriendo ver algo en sus pensamientos.
-Lo estaré- le sonreía dulcemente. El la miró de esa manera por unos segundos mas, y luego le soltó delicadamente, al momento que volvía a su posición anterior.
-Me lo imaginaba-
-¿El que?- preguntó la chica intrigadísima.
-Sirius me aseguró que yo tenía esperanza. Quizá fue por eso que me negué a ver la realidad. Pero ahora lo se por que lo leí en tus ojos- El se levantó, pero ella le detuvo, mirándole a los ojos.
-Remus, se cuanto te cuesta aceptarlo, pero así tenía que ser. Mi corazón tiene dueño ya y le amo. No puedo dejar de hacerlo. No quise nunca darte alas-
-Tu no me las diste, fui yo.- le sonrió. Alanis podría asegurar que sus ojos estaban vidriosos, pero no hizo ademán de sentirse mal –Que tengas un buen viaje. Nos volveremos a ver, en un futuro cercano, espero. Te extrañaré mucho amiga mía- y se encaminó al castillo. La pelirroja le volvió a sonreír dulcemente mientras le enviaba un beso que contenía todo el amor que la amistad podría brindarle. Luego volvió su vista al lago y al calamar gigante que agitaba sus aletas como buscando presa alguna.
Jamás en su vida aprendería a ser correcta, y mucho menos en las ocasiones formales, así que se deshizo de su túnica y quedó solamente con su pantalón y blusa. Se metió al lago y comenzó a nadar.
-Veo que no ha perdido sus costumbres de niña- dijo otra voz a sus espaldas. Esta vez, fría como el hielo. La chica le miró y se sumergió para luego salir en la orilla. Aplicó un hechizo secador y volvió a ponerse la túnica. En el momento que hizo eso volvió a marearse, pero se mantuvo en pie, como si nada hubiera sucedido. La voz de su interlocutor no le gustaba nada, y, sin leer su mente, pudo adivinar sus intenciones.
-Señorita Skinner- le dio la espalda para poder hablarle francamente –Debo decirle que lo que sucedió el otro día...- se detuvo. ¡Como dolía! -.... fue algo que no esperaba. No creo que sea conveniente que nos sigamos viendo.- Se alejó de ella, pero ésta se lo impidió al poner una mano sobre su hombro.
-Severus, ¿Por qué me haces esto?- le preguntó. Sintió como caía cada trozo de corazón al caerse.
-No debiste rechazar a Remus. Es una buena opción para ti. Yo no lo soy- Ahora había vuelto su cabeza, y no parecía darse cuenta del desliz al tutearla nuevamente.
-No escojo las opciones por que sean buenas o no ¡Maldición! ¡Te escogí a ti por que te amo!- gritó la muchacha. No notó las lágrimas de rabia, odio y tristeza que caían libremente en sus mejillas. El la miró, pero no dijo nada. Dio media vuelta y se alejó de ella.
Alanis volteó la vista al lago, tomó una piedra del suelo y la arrojó con todas las fuerzas que le fue posible. La piedra en lugar de caer en el lago regresó de su vuelo y fue a estamparse con la parte trasera de la cabeza de Snape.
-¡¿Piensa matarme?!- le gritó con ira. La muchacha no se inmutó. No esperaba que sucediera aquello, pero tampoco pensaba en volverse y disculparse. Solo miró el lago.
El atardecer había dejado de ser bello.
-No puedo depender de si el me ama o no para ser feliz. Que equivocada estaba con respecto a su persona. ¡Si seré idiota!- Cerró los ojos con fuerza, mientras apretaba otra piedrecilla en su mano. La dejó caer al tiempo que ella hacía lo mismo con su cuerpo. Y lloró. Lloró como no lo había hecho jamás en su vida. Lloró como ni siquiera Voldemort la había hecho llorar. Y es por que sabía que su decisión de amar a Severus Snape le costaba.
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Cerró la última maleta y la entregó al elfo, y al punto éste salió de su habitación. Dio un último vistazo. Se veía algo diferente ahora que la había dejado completamente desnuda, pero no quería quedarse todo el verano en Hogwarts. Necesitaba conseguir un trabajo, volver a comenzar. Al marcharse con su tío a la escuela había tenido que renunciar a toda su vida. Ahora era tiempo de empezarla de nuevo. Solo que esta vez llevaba un peso en el corazón y una buena carga en su cuerpo.
Salió y se encontró con la profesora McGonagall, quien la esperaba justo al lado de la puerta.
-La escoltaré a su carruaje señorita. Dumbledore la espera ahí. Dice que pasará las vacaciones con usted puesto que no pudo hacer otros planes por lo sucedido- dijo su maestra, guiñándole el ojo. Alanis conocía demasiado bien a su tío, sabía de sobra que no había hecho planes para estar con ella y se lo agradeció en el fondo. Necesitaba a alguien que la consolara. No pensaba decirle nada, pero aún así se sentía segura con él.
No cruzaron palabra si no hasta que llegaron junto al carruaje, donde el profesor esperaba ya dentro y preparado.
-Usted me escoltó desde el primer día que puse el pie aquí y es bueno que usted me escolte en mi salida. Le agradezco todo lo que ha hecho por mi. Se que no fui buena alumna y creo que no obtuve la mayoría de las aprobaciones como maestra, dado que casi nunca pude ejercer, pero aún así le estaré eternamente agradecida- Y antes de que alguien dijera "esta boca es mía", Alanis abrazó a la estricta profesora, que le respondió el abrazo algo cohibida. Subió al carruaje y éste comenzó a avanzar. En su desaliento quiso volver la vista una última vez, y pudo apreciar el recorte de una figura negra a las entradas de la escuela.
Volvió sus ojos nuevamente hacia el carro. Era hora de comenzar con el cambio
FIN
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¡WOW! Mi primer fic terminado que no es de un solo capítulo. Me siento satisfecha conmigo misma. Quiero hacer constar que no iba a salir este capítulo tan pronto, de hecho creí que hasta mediados de octubre iba a publicar el último (Muajajajajaja no se crean, iba a ser a mediados de diciembre) capítulo, pero en un arranque de felicidad por algo muy bueno que me sucedió justo hoy, decidí que publicaría por fin el final.
Por cierto, ¡No me maten! ¡No me odien! Se que la mayoría de ustedes querían que terminaran juntos, pero no lo hice así. (Den gracias que no maté a nadie). Mis disculpas a Malu Snape Rickman por no hacerlo. ¡Esperen! No los dejé juntos por que quería publicar un mini capítulo tiempo después (Poco tiempo, no se preocupen), algo azucarado y necesitaba trama para estos dos, por eso lo hice. A los que les gustó que no quedaran juntos, ¡PERFECTO! Pero si no les gustó la idea, ¡NO SE PREOCUPEN! En MUY poco tiempo publicaré el mini capítulo prometido. Es mas, si bien me va, será en unos días.
Solo espero que les vaya a gustar tanto como este.
Muchas gracias todas las personas que hicieron posible que el fic continuara y también a las personas que me estuvieron alentando en todo momento. Casi si pudiera, los abrazaría por el gusto que me dio que leyeran el fic. Espero pronto terminar ya bien con esto.
¡GRACIAS Y HASTA LA PR"XIMA!
