4.- Nuevas relaciones
Haldir miro las estrellas con melancolia, las palabras de Elladan aun se encontraban muy presentes en su mente. Darle celos a Glorfindel? Podria funcionar acaso? Tal vez lo heriria....y si no fuera por saber que su amor se encontrara con alguien mas tal vez seria por que su orgullo se sentiria herido por que su amante acudiera con otro elfo por lo que el no podia darle.....cualquier cosa serviria con tal de que el aprendiera que no se juega con los sentimientos de los demas...y menos con los de un guardian de Lothlorien.
El elfo loriende apreto los puños con frustración, ese elfo arrogante....como se atrevia.... sin duda la venganza seria dulce. Haldir camino con paso seguro de vuelta al palacio listo para ir a sus aposentos, esta noche no aceptaria al elfo noldo en su cama ni aunque su vida dependiera de ello.
"aiya, guerrero de Lothlorien"- saludo con voz melodiosa un elfo con el que Haldir casi choca en su furia.
"mi señor...no me habia dado cuenta de su presencia"- se excuso Haldir, reprendiendose a si mismo por su descuido.
"veo que tu mente se encuentra asaltada por tus propios problemas, guardian"- comento con sabia melancolia el señor de Imladris mientras le hacia señas al elfo loriende para que lo siguiera de vuelta a los jardines.
"asi es, mi señor"- respondio Haldir bajando la mirada con tristeza
"debe atribularte mucho si ha conseguido que el orgulloso guardian de Lothlorien baje la vista al recordarlo"- Elrond miro a Haldir quien volteo a verlo sorprendido de el comentario de el señor de Imladris
"no demasiado, mi señor. Solo fue un error pasajero"- respondio Haldir retomando su porte orgulloso.
"mucho mejor, guardian"- respondio Elrond con una sonrisa -"ahora dime, guerrero de Lothlorien. Que es lo que te molesta?"- insistio el elfo de cabellos oscuros mientras invitaba a Haldir a sentarse a su lado en una banca de mármol gris.
"es solo herida de amor, mi señor"- respondio Haldir esta vez sin bajar su mirada
"ya veo...siempre tiene que ser amor...es de esperarse" – Haldir miro con desconcierto el gesto de desilusion del señor de Imladris
"pero eso ya esta en el pasado"- agrego Haldir, mientras Elrond lo miraba sorprendido y una sonrisa se asomaba a su bello rostro
"condenado aquel que atormenta con pesares el corazon de un ser tan hermoso"- susurro Elrond mas para si que para su compañero.
Haldir permanecio en silencio contemplando a Isil atravesar los cielos con multitud de hijas de Varda jugueteando a su paso. Elrond se limitaba a seguir con su mirada el suave ir y venir de los petalos de jazmines que el viento conseguia arrancar.
"Haldir"- susurro Elrond después de varios minutos que mas parecieron largas eras.
"si, mi señor?"- pregunto Haldir con curiosidad de que el señor elfo lo hubiese llamado por su nombre
"tu corazon pertenece a alguien?"- la pregunta fue mas un susurro que una oración directa, los ojos del galadrim se abrieron desmesuradamente y abrio la boca para responder, pero las palabras de Elladan en su mente lo detuvieron por un momento.
"si, mi señor"- respondio el galadrim imposibilitado de mentirle al magnifico ser que lo miraba con tanta tristeza en su rostro – "pero ruego a los valar porque me ayuden a recuperarlo"- agrego
"eso es suficiente"- declaro el señor de Imladris acercándose al elfo de lorien y depositando un suave beso en sus labios. Haldir abrio los ojos desconcertado pero el dulce sabor de los labios del elfo frente a el lo atrayeron como miel a las moscas. En pocos segundos se encontro a si mismo respondiendo con fuerza al beso de su señor.
Elrond se acerco mas a Haldir profundizando el contacto de sus labios, pronto sus brazos se aferraron al cuello del elfo de cabellos de plata, mientras que los de el aprisionaban la cintura del señor elfo, ambos perdidos en las nuevas sensaciones que se producían uno al otro.
En la entrada de los jardines un elfo rubio miraba la escena con un peso oprimiendo su pecho que pronto se transformo en furia desmedida al reconocer a ambos elfos como su amante y su señor. El elfo noldo apresuro su paso de vuelta al palacio mientras en el jardín ambos amantes aun se besaban bañados por la dulce luz de Isil.
