Capítulo.1
El regreso a casa después del 5º curso en Hogwarts
Harry estaba muy abstraído en el viaje en tren ese año... realmente no estaba allí porque estaba pensando en Sirius y en que ya nunca lo volvería a tener cerca ni podría hablar con él nunca más pero, a parte de toda esa tristeza y melancolía que inundaba su joven corazón había algo... o mejor dicho alguien que le extraía toda esas sensaciones oscuras que tenía. Solo por ella Harry notaba que en su vida todavía existía la luz porque se había dado cuenta de que sentía algo por Ginny desde que ella entró en Hogwarts. Esa chiquilla tímida y callada que cada vez que él pasaba por su lado o le dirigía la palabra se sonrojaba.
Pero Harry no quería que la dañaran por su culpa. Entonces para intentar sacarla de su cabeza, sus ojos se fijaron en Cho que en esos instantes cruzaba por delante del compartimiento que él estaba ocupando con sus amigos. Pero Cho tenía novio. Y también la había puesto en peligro y su antiguo novio Cedric acabó muriendo por su culpa. Al año siguiente, en 5º, intentó consolar a Cho, pero ella no era como él había pensado y terminó liándose con Michael Corner de Ravenclaw y, que para colmo era el ex de Ginny. Eso significaba que ella también había intentado olvidarle y que otro ocupara su corazón, pero le había salido tan mal como a Harry y al final de 5º curso los dos estaban solteros y sin compromiso. En el tren, cuando Ron se enteró de la reciente soltería de su hermana menor le dijo:
-Bien hecho, Ginny. La próxima vez a ver si eliges a alguien mejor.
Y al decir eso, Ginny lanzó una furtiva y extraña mirada a Harry que el muchacho percibió enseguida.
-Pues mira, he elegido a Dean Thomas, ¿qué te parece? –contestó Ginny vagamente.
-¿C"MO? –gritó Ron al tiempo que tiraba el tablero de ajedrez. Crookshanks salió de disparado detrás de las piezas y Hedwig y Pigwidgeon se pusieron a gorjear y a ulular, muy enojados.
Después de esto ya nadie más nombró la vida sentimental de nadie en el resto del viaje y aunque Ron lo intentó no sacó nada en claro.
Cuando el tren empezó a reducir la velocidad al aproximarse a la estación de King's Cross, Harry pensó que nunca había lamentado tanto que llegara ese momento. Hasta se preguntó qué pasaría si se negaba a apearse y seguía tercamente allí sentado hasta el uno de septiembre, fecha en que regresaría a Hogwarts. Sin embargo, cuando por fin el tren se detuvo resoplando, Harry cogió la jaula de Hedwig y se preparó para bajar el baúl, como siempre.
Pero cuando el revisor indicó a Harry, Ron y Hermione que ya podían atravesar la barrera mágica que había entre el andén número nueve y diez, Harry se llevó una sorpresa: al otro lado había un grupo de gente esperándolo para recibirlo.
Allí estaban un montón de integrantes de la Orden del Fénix entre ellos Ojoloco Moody, Lupin, Tonks y parte de la familia Weasley. Ellos le sonrieron cuando lo vieron aparecer y él les devolvió la sonrisa... eso sí que no se lo esperaba. Después de explicar por que estaban allí se dirigieron hacia los Dursleys con intención de amenazarlos y de advertirles de que a Harry no le ocurriese nada ese verano. Harry no los acompaño... se quedó alejado y Ginny era la única que le hacía compañía en ese momento pues hasta Ron y Hermione estaban Escuchando que era lo que decían sus tíos.
Harry estaba otra vez pensando en Sirius y en que le hubiera encantado que estuviera allí en esos momentos. Ginny miraba a Harry fijamente y notó como se le empezaban a enrojecer los ojos color esmeralda y eso para ella ya fue demasiado, no sabía como demostrarle a Harry que no estaba sólo y que no tenía sentido hundirse en una depresión si ella estaba allí para darle toda su vida y todas las alegrías que él por desgracia todavía no había llegado a conocer.
Al despedirse de Harry en la estación de King's Cross hasta el comienzo del próximo curso (para él 6º y para Ginny 5º en Hogwarts) ella le beso en la mejilla más dulce y tiernamente de lo que nunca nadie le había besado antes y rozando su mejilla contra la del muchacho más de lo que era normal y mientras Harry olía el pelo color fuego de Ginny la estrecho entre sus brazos para que ese beso se prolongara un poquito más mientras una lágrima resbalaba por su mejilla, ella al notar el gesto de Harry le empezó a acariciar el cuello, la nuca, los hombros y la espalda; los demás no notaron nada pero en el momento de separarse los dos jóvenes estaban sonrojados y no se separaban demasiado el uno del otro. Ginny miró a Harry y con el dedo índice limpió el surco que había dejado la lágrima en su dulce rostro; a Harry se le encogió el corazón, lo suyo no podía ser... y aunque pareciera un sentimiento egoísta no lo pretendía en absoluto pero, por otra parte, le había encantado ese momento especial que acababa de tener con Ginny. Pero él solo quería protegerla contra lo que le pudiese pasar si Voldemort se enteraba de sus sentimientos hacia ella. Ese sentimiento era... amor. Y sabía que aunque lo deseara con todas sus fuerzas no la podría olvidar jamás, y eso era lo que más miedo le daba.
Harry salió de sus ensoñaciones y se despidió de los demás Weasley, de Hermione y de los miembros de la Orden. Pero antes de irse al encuentro de los Dursley volvió a intercambiar profundas miradas con Ginny, la observó detenidamente para memorizarla... se la veía tan triste y tan indefensa... después de eso se alejó por el andén hasta que se perdió entre la gente de la estación. Ginny que no se lo podía creer no sabía que significado había tenido para ellos ese beso acompañado del abrazo. Estaba deseando ir a ver a Harry y tenía que hablar con Hermione o con Tonks de inmediato.
Harry llegó abstraído y deprimido al encuentro con los Dursley, pero ellos, para variar de todo lo que le ocurriera a Harry no les importaba nada. Aunque acababan de ser amenazados por Ojoloco Moody y por las demás personas de la Orden que estaban en ese momento sobre el andén y eso le hizo notar algo diferente en la mirada de tía Petunia parecía que lo miraba con una nueva luz. Cuando Harry subió al coche de sus tíos de camino a Privet Drive lo que más ansiaba era que el verano pasara lo más rápido posible o mejor pensado, él deseaba estar otra vez de vuelta en el tren de camino a Hogwarts para comenzar su 6º año en la escuela de magia y brujería.
Cuando llegaron a su casa Harry como de costumbre subió su baúl hasta su habitación, dejó la jaula de Hedwig abierta encima de la cajonera y después de abrir la ventana de par en par se tumbó en su cama a pensar en todo lo que había sucedido ese curso, en Ginny y en su futuro próximo, quizás como auror.
Estaba deseando que llegase su reencuentro con Ginny, aunque no quisiera exponerla al peligro por estar juntos no se la podía sacar de la cabeza. El corazón se le aceleraba solo de pensar en ella y en lo guapa que era con esos cabellos rojos posados sobre sus hombros. Esa sonrisa que inundaba de luz su mundo y que escondía dos filas de perlas perfectas. Esa silueta tan dulcemente redondeada.
Harry estaba cansado y lo último que sus labios susurraron antes de quedarse dormido fue:"Ginny".
A la hora de la cena, tía Petunia subió con una bandeja con un plato de sopa de fideos, pan y u vaso de agua. Pero en vez de pasarlo a través de la gatera, tía Petunia entró en la habitación del muchacho. Lo encontró dormido, hecho un ovillo y lo más curioso y más triste es que tenía surcos de lágrimas en sus mejillas.
Tía Petunia dejó la bandeja encima del escritorio y la acercó a la cama y se sentó en ella para observar al muchacho; como cuando alguien vela a un enfermo en un hospital.
Tía Petunia posó suavemente una de sus huesudas manos sobre el hombro izquierdo del joven. Harry abrió los ojos y al ver esa extraña escena se incorporó hasta quedar sentado sobre su cama mirando extrañado a su tía y limpiándose frenéticamente la cara con el dorso de sus manos.
-¿Qué haces aquí? –le dijo Harry mirándola sumamente desconcertado.
-Traerte la cena, la he dejado sobre la mesa –dijo señalando con un nudoso dedo la bandeja que descansaba allí. Harry miró hacia allí, vio su cena y volvió a mirar a su tía.
-¿Porqué has llorado? –le preguntó ella a bocajarro, eso dejó a Harry uso segundos flipando- ya sé que nunca me he preocupado demasiado de si eras feliz o no, pero después de la amenaza de ese siniestro ser con ese ojo... -Harry notó el escalofrío que recorrió a su tía de la cabeza a los pies.
-Da lo mismo si ahora empiezas a comportarte como una verdadera tía conmigo o no, y no iba a decir nada a nadie –su tía lo miró como diciendo "¡Joder para una vez que me preocupo!"-.
-En realidad yo siempre me he preocupado un poco por ti –Harry la miró con el ceño fruncido- ¿¡o te crees que vives aquí porque tío Vernon te recogió del felpudo la noche en que te dejaron delante de nuestra casa!? Te recogí yo y te curé esa curiosa herida en forma de rayo de tu frente. Después escuché en las noticias de la mañana que había habido un asesinato en una casa de un pueblecito cercano a Bristol en el que habían encontrado una pareja de jóvenes recién casados muertos en el 1er piso, pero que ninguno de ellos tenía ninguna señal ni de arma blanca, ni pistola. La casa se hallaba medio derruida y eso era muy raro porque no se había detectado ningún terremoto, ni ninguna causa meteorológica, ni bomba o explosión alguna para acabar en aquel estado.
-¿La muerte de mis padres salió anunciada en las noticias? –dijo Harry asombrado.
-Sí –respondió ella-. Pero no dieron ningún dato que pudiera hacer pensar en el mundo mágico.
-Ohh, ya veo –Harry agachó la mirada pensando en sus padres y todo lo que tuvieron que sufrir por él.
Maldiciéndose por ser el elegido para acabar con Voldemort y tener que causar tanto mal a los suyos. Tía Petunia percibió los pensamientos del muchacho con tan solo mirarle a la cara. El chico estaba muy concentrado y su mirada parecía perdida. Su semblante había palidecido un poco.
De repente Harry notó una mano posada sobre su hombro y cuando miro a su tía vio que en sus ojos se reflejaba un cariño puro y sin máscaras. Se observaron fijamente a los ojos y sin tener que cruzar una palabra tía Petunia y Harry se fundieron en un tierno abrazo, cuando Harry apoyo su cabeza en el hombro de su tía lloró pero no sabía el porque de su llanto. Mientras tanto su tía le acariciaba el cabello y lo mecía entre sus brazos.
Sonó el reloj de cuco del salón dando las doce de la noche. Tía Petunia se despidió de Harry con un dulce beso en la mejilla, cosa que imitó el muchacho.
Cuando su tía salió de su habitación, Harry se acercó a su mesa y cenó.
Después de darle unos trozos de pan empapados en sopa y un poco de agua a Hedwig, Harry volvió a tumbarse en su cama y se quedó dormido casi al instante.
