Bueno, aquí ya les traigo el tercer capitulo, espero lo disfruten. No dejen
de mandar sus reviews, please.
Nuevemte, lo de siempre. Todos los personajes son propiedad de Rowling y yo
no gano nada con esto.
**************************************************************************** ***************************************************************** CAPITULO III. TESTAMENTO Y HEREDEROS
El sol estaba tan insoportable como los días anteriores de ese verano. Harry estaba totalmente listo para salir del número 4 de Privet Drive. Asi que decidio bajar sus cosas hasta el recibidor y las coloco en la puerta de la alacena donde paso casi 10 años de su vida antes de que su primo Duddley le "cediera" una habitación decente.
Así, espero en la cocina, donde, desde lo ocurrido el día anterior, tratando de ayudar a su tía antes de irse.
-En serio, no necesito ayuda-. Grito tía Petunia después de que Harry le ofreció su ayuda por doceava vez.
Cuando Harry le iba a contestar, se oyó el sonido del timbre. Tía Petunia salio a abrir mientras Harry esperaba en la cocina.
-¡Han venido por ti! Apresurate-.
Harry oyó a tía Petunia y se dirigió al recibidor, donde una sonriente profesora McGonagall charlaba con tía Petunia.
-¿Esta listo, señor Potter?-. Pregunto amablemente.
-Si, claro.
-Entonces, tome sus pertenecias y póngalas en la cajuela del taxi.
-¿Viajaremos en un taxi?
-Claro, ¿no pensaría que iríamos en escobas, verdad?
-No. Levaré mis cosas entonces-. Harry tomo su baúl y lo arrastro hasta el taxi, donde el conductor le ayudo a subirlo. Regreso a la casa por una caja donde venía el resto de sus pertenencias, pero mientras salia a dejarlas, oyó la charla de las dos mujeres.
-Petunia, nunca entendí porque lo hiciste, eras muy buena.
-No se por que, tenía miedo, no quería morir como.-. Tía Petunía sollozo un nombre que Harry no entendió, así que dejo el resto de sus cosas en la cajuela del taxi y regreso con McGonagall.
-Bien Harry, espero que cumplas lo que prometiste ayer, ¿de acuedo?-. Pregunto tía Petunia a su sobrino, en un tono maternal que Harry solo había oído cuando se dirigía a Duddley y el dic anterior a él.
-Claro, lo haré. Hasta luego tía Petunia-. Recordó que su tía le hizo prometer que se cuidaría, al momento en que salía de la casa.
-Hasta luego Harry, Minerva.
-Nos veremos Petunia, y piensa en eso.
-Esta bien, lo haré, por favor, cuídense-. Y acto seguido abrazo a Harry y a la profesora McGonagall. Se despidieron, y los dos últimos subieron al taxi.
-Al número 11 de Gimmauld Place, por favor-. Se dirigió McGonagall al conductor.
Durante el recorrido hasta el número 11 de Grimmauld Place, el taxi quedo en silencio. Harry se preguntaba por qué McGonagall dio esa dirección, porque si lo quería llevar a los cuarteles de la orden, el número no era 11, sino 12. Estuvo pensando en eso cuando llegaron, y recordó que si Dumbledore no decía directamente la dirección a alguien, esta no aparecería. Bajaron en el numero 11 y caminaron hasta el 12 y entraron a la casa. Harry comenzó a recordar a Sirius, los momentos que pasaron allí, juntos, que aunque fueron pocos, los disfrutaron.
Dejaron las cosas de Harry en el recibidor y McGonagall llevó a Harry hasta la biblioteca de la casa (Harry solo había estado ahí cuando ayudo a la limpieza de la casa hace un año), donde ya se encontraban Remus, Tonks, Arabella Figg, Moody, Snape, Mundungus Fletcher, el señor y la señora Weasley, los gemelos, Dumbledore, un chico que reconoció como Bill Weasley y una hermosa mujer de cabellos rubios.
-Hola Haggy, ¿me recuerdas?-. Pregunto la joven.
-¿Fleur?
-Clago, ¿Cómo has estado?-. Y Fleur le estrecho la mano a Harry y le beso la mejilla. Harry noto como Hill lo observaba, y la cara comenzaba a tornársele roja.
-Ya habrá tiempo para saludarse, por favor Harry, Fleur, tomen asiento.-. La voz de McGonagall tenía un tono serio. -Como sabrán-comenzó- estamos aquí para dar el pésame a Harry Potter, por la perdida de Sirius Black, el es de los primeros de la Orden y una de las personas mas queridas por Harry que han muerto desde el regreso de lord Voldemort-. Se detuvo un momento al observar las caras de la mayoría, que parecían asustados, a diferencia de Dumbledore, Harry, Remus y Moody. En ese momento, Dumbledore se puso de pie y dio un abrazo a Harry, los demás le siguieron, e incluso el mismo el Snape dio el pésame a Harry. Cuando hubieron pasado todos, la profesora McGonagall continuo.
-Ahora bien, sabemos, gracias al banco de Gringgots, que el difunto Sirius dejo un testamento, hecho dos semanas antes de morir, y en el se decía que solo los presentes estuvieran aquí al momento de leerlo. Profesor Dumbledore-. En ese instante, Dumbledore se puso nuevamente de pie, saco un pergamino y lo examino. Harry pensó que Sirius temía que algo le pasara, por lo que hizo su testamento. Dumbledore comenzó a leer:
Se que al estar leyendo este pergamino, yo ya estaré muerto, y cualquiera que haya sido la causa de mi muerte, debo confesar que siempre estuve preparado para morir, mas nunca desee hacerlo, y menos ahora que estamos en guerra. Espero que se cumpla lo establecido en esta nota, y pido que muero en batalla, no sea mi muerte motivo de angustia, sino símbolo de fortaleza y valentía para que inspire a otros (HARRY PENSO AL OIR ESTO QUE AUNQUE LOS TIEMPOS ESTIVIERAN DIFICILES, SIRIUS NO PERDIA OPORTUNIDAD PARA FANFARRONEAR). Mis posesiones quedaran como sigue:
1)Mi casa, y por ende, todo lo que ella se contenga, deberá pasar a manos de mi ahijado, Harry Potter (HARRY SE SORPRENDIO AL OIR ESTO, PERO DUMBLEDORE CONTINUO LEYENDO). 2)El contenido monetario de mi bóveda será:
-una mitad será repartida en partes iguales entre mi ahijado, Harry Potter, y mi mejor amigo, Remus Lupin.
-la otra mitad será para los Weasleys (y no acpeto un no como respuesta, esta es mi voluntad. 3)Los libros contenidos en la bóveda se deberán entregar a Hogwarts, a excepción de tres libros cuyo forro es dorado con letras plateadas, que serán entregado a mi ahijado, Harry Potter. 4)A Severus Snape, le pido una disculpa por todas las malades que le hice pasar (aclaro que no lo hago por quedar bien con Snivellus, sino para tener mi conciencia limpia). 5)Al resto de los presentes, les agradezco haber perdido su tiempo por oir este testamento.
-Bien, este ha sido el testamento de Siruis Black- dijo Dumbledore-, lo cual me lleva a tratar un asunto que no tenía previsto. Harry.
-Dígame, profesor Dumbledore-. Contesto Harry.
-Me pregunto si tu casa podría continuar como el cuartel de la Orden del Fénix.
-¿Mi casa?
-Si, Harry, tu casa. En el testamento se especifica que la casa pasa a ser tuya-. Indico Remus a Harry.
-Esta bien, profesor.
Todos se retiraron y en la habitación solo quedaron Harry, Fleur y la profesora McGonagall.
-Harry, la carta de Gringgots que te pedí no abrieras, seguramente tendrá el testamento junto con los papeles de la casa y la bóveda. Debes guardarlos, ya que los duendes del banco soy muy astutos al quitar pertenencias cuando uno no tiene papeles-. Y dicho esto, McGonagall salio de la biblioteca, dejando a Harry y a Fleur solos.
-Vaya Haggy, si que has crecido, estas mas alto y mas guapo-. Dijo Fleur, y noto que Harry se sonrojo ante su ultimo comentario.
-Este. si, gracias. Y tu igual, has mejorado tu pronunciación.
-Gracias a ti también Harry, últimamente se ha hablado mucho de ti, eres nuestra esperanza.
-¿Esperanza? ¿a que te refieres?
-Olvidalo, nos veremos por aquí. Hasta luego-. Dio la mano a Harry y le volvio a besar, solo que esta vez casi lo besa en la boca. En la entrada de la biblioteca, un joven pelirrojo observaba la escena, con la cara del color de sus cabellos.
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Espero les haya gustado, no dejen de mandar sus reviews. Mientras mas reviez me manden, mas rapido subire los capitulos (tambien aunque no los manden, los seguire subiendo, aproximadamente cada tercer día).
Nos vemos.
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El sol estaba tan insoportable como los días anteriores de ese verano. Harry estaba totalmente listo para salir del número 4 de Privet Drive. Asi que decidio bajar sus cosas hasta el recibidor y las coloco en la puerta de la alacena donde paso casi 10 años de su vida antes de que su primo Duddley le "cediera" una habitación decente.
Así, espero en la cocina, donde, desde lo ocurrido el día anterior, tratando de ayudar a su tía antes de irse.
-En serio, no necesito ayuda-. Grito tía Petunia después de que Harry le ofreció su ayuda por doceava vez.
Cuando Harry le iba a contestar, se oyó el sonido del timbre. Tía Petunia salio a abrir mientras Harry esperaba en la cocina.
-¡Han venido por ti! Apresurate-.
Harry oyó a tía Petunia y se dirigió al recibidor, donde una sonriente profesora McGonagall charlaba con tía Petunia.
-¿Esta listo, señor Potter?-. Pregunto amablemente.
-Si, claro.
-Entonces, tome sus pertenecias y póngalas en la cajuela del taxi.
-¿Viajaremos en un taxi?
-Claro, ¿no pensaría que iríamos en escobas, verdad?
-No. Levaré mis cosas entonces-. Harry tomo su baúl y lo arrastro hasta el taxi, donde el conductor le ayudo a subirlo. Regreso a la casa por una caja donde venía el resto de sus pertenencias, pero mientras salia a dejarlas, oyó la charla de las dos mujeres.
-Petunia, nunca entendí porque lo hiciste, eras muy buena.
-No se por que, tenía miedo, no quería morir como.-. Tía Petunía sollozo un nombre que Harry no entendió, así que dejo el resto de sus cosas en la cajuela del taxi y regreso con McGonagall.
-Bien Harry, espero que cumplas lo que prometiste ayer, ¿de acuedo?-. Pregunto tía Petunia a su sobrino, en un tono maternal que Harry solo había oído cuando se dirigía a Duddley y el dic anterior a él.
-Claro, lo haré. Hasta luego tía Petunia-. Recordó que su tía le hizo prometer que se cuidaría, al momento en que salía de la casa.
-Hasta luego Harry, Minerva.
-Nos veremos Petunia, y piensa en eso.
-Esta bien, lo haré, por favor, cuídense-. Y acto seguido abrazo a Harry y a la profesora McGonagall. Se despidieron, y los dos últimos subieron al taxi.
-Al número 11 de Gimmauld Place, por favor-. Se dirigió McGonagall al conductor.
Durante el recorrido hasta el número 11 de Grimmauld Place, el taxi quedo en silencio. Harry se preguntaba por qué McGonagall dio esa dirección, porque si lo quería llevar a los cuarteles de la orden, el número no era 11, sino 12. Estuvo pensando en eso cuando llegaron, y recordó que si Dumbledore no decía directamente la dirección a alguien, esta no aparecería. Bajaron en el numero 11 y caminaron hasta el 12 y entraron a la casa. Harry comenzó a recordar a Sirius, los momentos que pasaron allí, juntos, que aunque fueron pocos, los disfrutaron.
Dejaron las cosas de Harry en el recibidor y McGonagall llevó a Harry hasta la biblioteca de la casa (Harry solo había estado ahí cuando ayudo a la limpieza de la casa hace un año), donde ya se encontraban Remus, Tonks, Arabella Figg, Moody, Snape, Mundungus Fletcher, el señor y la señora Weasley, los gemelos, Dumbledore, un chico que reconoció como Bill Weasley y una hermosa mujer de cabellos rubios.
-Hola Haggy, ¿me recuerdas?-. Pregunto la joven.
-¿Fleur?
-Clago, ¿Cómo has estado?-. Y Fleur le estrecho la mano a Harry y le beso la mejilla. Harry noto como Hill lo observaba, y la cara comenzaba a tornársele roja.
-Ya habrá tiempo para saludarse, por favor Harry, Fleur, tomen asiento.-. La voz de McGonagall tenía un tono serio. -Como sabrán-comenzó- estamos aquí para dar el pésame a Harry Potter, por la perdida de Sirius Black, el es de los primeros de la Orden y una de las personas mas queridas por Harry que han muerto desde el regreso de lord Voldemort-. Se detuvo un momento al observar las caras de la mayoría, que parecían asustados, a diferencia de Dumbledore, Harry, Remus y Moody. En ese momento, Dumbledore se puso de pie y dio un abrazo a Harry, los demás le siguieron, e incluso el mismo el Snape dio el pésame a Harry. Cuando hubieron pasado todos, la profesora McGonagall continuo.
-Ahora bien, sabemos, gracias al banco de Gringgots, que el difunto Sirius dejo un testamento, hecho dos semanas antes de morir, y en el se decía que solo los presentes estuvieran aquí al momento de leerlo. Profesor Dumbledore-. En ese instante, Dumbledore se puso nuevamente de pie, saco un pergamino y lo examino. Harry pensó que Sirius temía que algo le pasara, por lo que hizo su testamento. Dumbledore comenzó a leer:
Se que al estar leyendo este pergamino, yo ya estaré muerto, y cualquiera que haya sido la causa de mi muerte, debo confesar que siempre estuve preparado para morir, mas nunca desee hacerlo, y menos ahora que estamos en guerra. Espero que se cumpla lo establecido en esta nota, y pido que muero en batalla, no sea mi muerte motivo de angustia, sino símbolo de fortaleza y valentía para que inspire a otros (HARRY PENSO AL OIR ESTO QUE AUNQUE LOS TIEMPOS ESTIVIERAN DIFICILES, SIRIUS NO PERDIA OPORTUNIDAD PARA FANFARRONEAR). Mis posesiones quedaran como sigue:
1)Mi casa, y por ende, todo lo que ella se contenga, deberá pasar a manos de mi ahijado, Harry Potter (HARRY SE SORPRENDIO AL OIR ESTO, PERO DUMBLEDORE CONTINUO LEYENDO). 2)El contenido monetario de mi bóveda será:
-una mitad será repartida en partes iguales entre mi ahijado, Harry Potter, y mi mejor amigo, Remus Lupin.
-la otra mitad será para los Weasleys (y no acpeto un no como respuesta, esta es mi voluntad. 3)Los libros contenidos en la bóveda se deberán entregar a Hogwarts, a excepción de tres libros cuyo forro es dorado con letras plateadas, que serán entregado a mi ahijado, Harry Potter. 4)A Severus Snape, le pido una disculpa por todas las malades que le hice pasar (aclaro que no lo hago por quedar bien con Snivellus, sino para tener mi conciencia limpia). 5)Al resto de los presentes, les agradezco haber perdido su tiempo por oir este testamento.
-Bien, este ha sido el testamento de Siruis Black- dijo Dumbledore-, lo cual me lleva a tratar un asunto que no tenía previsto. Harry.
-Dígame, profesor Dumbledore-. Contesto Harry.
-Me pregunto si tu casa podría continuar como el cuartel de la Orden del Fénix.
-¿Mi casa?
-Si, Harry, tu casa. En el testamento se especifica que la casa pasa a ser tuya-. Indico Remus a Harry.
-Esta bien, profesor.
Todos se retiraron y en la habitación solo quedaron Harry, Fleur y la profesora McGonagall.
-Harry, la carta de Gringgots que te pedí no abrieras, seguramente tendrá el testamento junto con los papeles de la casa y la bóveda. Debes guardarlos, ya que los duendes del banco soy muy astutos al quitar pertenencias cuando uno no tiene papeles-. Y dicho esto, McGonagall salio de la biblioteca, dejando a Harry y a Fleur solos.
-Vaya Haggy, si que has crecido, estas mas alto y mas guapo-. Dijo Fleur, y noto que Harry se sonrojo ante su ultimo comentario.
-Este. si, gracias. Y tu igual, has mejorado tu pronunciación.
-Gracias a ti también Harry, últimamente se ha hablado mucho de ti, eres nuestra esperanza.
-¿Esperanza? ¿a que te refieres?
-Olvidalo, nos veremos por aquí. Hasta luego-. Dio la mano a Harry y le volvio a besar, solo que esta vez casi lo besa en la boca. En la entrada de la biblioteca, un joven pelirrojo observaba la escena, con la cara del color de sus cabellos.
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Espero les haya gustado, no dejen de mandar sus reviews. Mientras mas reviez me manden, mas rapido subire los capitulos (tambien aunque no los manden, los seguire subiendo, aproximadamente cada tercer día).
Nos vemos.
