Nuevamente estoy aquí con un nuevo capitulo. Espero que les haya gustado el anterior. Les pido dejen sus reviews, please.

Nuevamente lo de siempre, todos los personajes perteneces a J. K. Rowling y no gano nada escribiendo esto (solo los reviews de los lectores).

Y aquí tienen el capitulo ocho. Disfrutenlo.

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CAPITULO VIII. LA SIGUIENTE VICTIMA DE DEFENSA CONTRA LAS ARTES OSCURAS.

Todo aquel que hubiera visto aquella escena, por más que intentará controlarse, terminaría con los ojos llenos de lágrimas. Un joven, de cabellos negros abrazaba a una chica de cabellera rubia, rodeados ambos por varios individuos con capa. Un chico pelirrojo tomaba del hombre al de cabellos negros.

-Harry -Albus Dumbledore, con lágrimas en los ojos, intentó separar al joven del cuerpo de la chica. Pero una mano lo detuvo.

-No, Albus. Dejémoslo solo, con sus amigos. Nosotros debemos traer un transporte hasta aquí - hablo el hombre de cabello rubio platinado que Harry había visto antes.

-Tiene razón Albus - intervino Snape - dejémosles solos.

Y así, los profesores se retiraron hasta las vías del tren, cuidando con la mirada a los chicos. Tonks y los demás de la guardia solo se alejaron unos metros, mientras que Ron seguía con su mano apoyada en el hombro de su amigo, y Ginny, Hermione, Neville y Remus se encontraban atrás de ellos.

-¿Por qué? ¿Por qué me dejaste? - susurraba Harry al oído de Fleur. Estaba destrozado, esa persona que amaba había muerto, para darle la vida. Debía aceptarlo, tal como lo había hecho con la muerte de Sirius, pero esta vez sería aun más difícil. Intentaba buscar un rastro de vida en el cuerpo muerto de la hermosa joven, y mientras tocaba sus manos, se dio cuenta que una de ellas estaba cerrada en un puño, protegiendo algo. Lentamente, abrió el puño, y encontró la rosa dorada que ella le regalo por su cumpleaños, y que se le cayó durante la batalla. Tomo la mano con la rosa de la joven y la acerco al pecho, y se aferraba a ella. Luego, acerco sus manos a la cara de la joven, y le cerro los ojos, que, al igual que sus sonrisa, seguían derrochando vida y felicidad. Acerco sus labios a los de la chica, y dio un último beso y nuevamente le susurró al oído - Te amo y siempre te amaré. No me olvides y no te olvidaré.

-Harry, te encuentras bien - Hermione se sintió estúpida al decir eso, como se iba asentir bien, si la persona a la que amaba acababa de morir. Pero lo dijo al ver que su amigo no había hablado en absoluto.

-Si - hablo Harry, con la voz quebrada. Tomo el cuerpo de Fleur en sus brazos, se levanto y comenzó a caminar hasta donde los profesores ya tenían un diminuto tren para trasportarlos. - ¿que esperan? ¿se van a quedar ahí? Debemos irnos. - termino Harry, con voz de mando.

Los demás no dijeron nada, solo siguieron a Harry hasta el tren. Sus profesores tampoco dijeron nada cuando lo vieron acercarse, con la cara empapada de lágrimas, pero el chico ya no lloraba. Lo único que indicaba su estado, eran sus bellos ojos verdes. En ellos se reflejaba el dolor, la tristeza, estaba deshecho.

Todos subieron al tren, donde solo había un único compartimiento, pero donde todos se acomodaron cómodamente. Nadie dijo una palabra hasta llegar a la estación de Hogsmeade. Todos bajaron, y Harry continuaba con Fleur en brazos. Fue el último en bajar. Noto que dos carruajes ya esperaban por todos los ahí presentes, pero antes de subir a ellos, el chico se acerco a una persona que sabía, no se negaría a los que a continuación pediría.

-Profesor Dumbledore - se dirigió Harry hacia el hombre alto de ojos celestes.

-Dime, Harry - el hombre se sorprendió de que el chico se dirigiera a el, aun así, le dirigió una calida mirada, no de compasión, sino de comprensión.

-Quisiera saber si usted se puede encargar del cuerpo de Fleur, no creo que se bueno que llegué hasta el castillo con ella en brazos. - Harry decía esto intentando no perder el control, o se desmoronaría en llantos de nuevo.

-Claro, Harry. No debes preocuparte. Se que has de estar muy dolido, pero ahora debemos acudir al Gran Comedor, a la ceremonia. - Dijo, tomando del hombro al chico. - Al terminar, podrás pasar a mi despacho, para arreglarlo todo. ¿De acuerdo?

-Si. Se lo agradezco. - Realmente, el chico no sabía como agradecer a su director, que sierre se preocupaba por el, tratándole casi como a un hijo. Estaba seguro de que a partir de entonces, no lo decepcionaría. Paso el cuerpo de su amada a los brazos del anciano. De nuevo le dio las gracias, tratando de no perder el control nuevamente, y subió a la carroza donde ya estaban sus amigos.

El viaje de Hogsmeade fue silencioso. Solo se escuchaba el galopar de los thestralls. Harry miraba hacia fuera de la carreta, en el momento que una pequeña lluvia comenzaba a caer. Regreso su mirada a una de sus manos, donde guardaba la rosa dorada. Un último recuerdo de la rubia. Sus amigos solo lo veían de reojo, evitando su mirada. Fue Ginny quien no dejaba de ver a Harry, estaba deshecho. Harry noto la mirada de Ginny, y la voltio a ver, sus ojos se encontraron, y la chica pudo ver en el fondo de aquellos ojos verdes, un sentimiento de gran tristeza y soledad. Harry miro los ojos de la pelirroja, y le dirigió una dulce sonrisa, para luego volver su rostro y perder su vista en aquella flor dorada.

Llegaron hasta las puertas del castillo, bajaron los 5 chicos del carruaje y entraron a la enorme construcción. Dentro aguardaban ya los profesores.

-Deben entrar al comedor, la ceremonia esta a punto de comenzar - indico McGonagall, haciendo un gran esfuerzo por no abalanzarse sobre Harry y abrazarlos, para consolarlo.

Los profesores se retiraron y los chicos llegaron a las puertas del Gran Comedor. Harry sabía que todos los mirarían, pero eso no le importaba en ese momento, ya que toda su atención se encontraba en la pequeña rosa. Fue Ron quien abrió las puertas, Hermione y Neville le flanqueaban, Ginny se encontraba junto a Neville, y al final, Harry cerraba el grupo. Entraron, siendo observados cada uno de sus pasos por los ojos del resto de loas alumnos del colegio, al igual que del grupo de nuevos estudiantes que se encontraban frente a la mesa de profesores, junto a Hagrid, esperando la llegada de los mismos. Los dos Weasley junto con Hermione y Neville se dirigieron hasta donde se encontraban sus compañeros de curso (Lavender Brown, Pervati Patil, Dean Thomas y Seamus Finnigan), pero Harry se sentó en el extremo mas alejado de la mesa, cerca de la entrada. Hagrid le saludo y sus amigos le indicaron que se acercará, pero no les hizo caso, y se sentó, tan alejado de no solo sus compañeros de curso, sino de los demás Gryffindors que se encontraban sentados. Recargo sus codos sobre la mesa, mientras sostenía en las manos el recuerdo de Fleur (la rosa), perdiendo de nuevo su vista en ellos.

Se cerró en ese momento la puerta. McGonagall entro con el taburete y el sombrero y se dirigía los alumnos de nuevo ingreso, mientras que por una de las puertas cercanas a la mesa de maestros, estos aparecieron y tomaron sus asientos. Harry seguía absorto en la flor, que no se dio cuenta de que el hombre de cabellos platinados tomaba un lugar en la mesa de profesores, al igual que el hermano de Dumbledore. También ahí se encontraban los guardianes de Harry, así como Remus y dos mujeres que ningún alumnos había visto hasta ese momento.

McGonagall fue nombrando a los recién llegados, que después de colocarse el sombrero, se dirigían a sus respectivas mesas. Ese año la casa que mas alumnos recibió fue Gryffindor, mientras que solo cinco estudiantes ingresaron a Slytherin. Al finalizar la selección, Dumbledore se puso de pie e inició su discurso.

-Después de los sucesos acontecidos hace unas cuantas horas, y al ver que la mayoría se encuentra bien, les doy la bienvenida a este su colegio, Howgarts - se detuvo debido a los aplausos de alumnos, pero también para ver que en la parte mas alejada de la mesa de Gryffindor, un joven no dejaba de ver algo que traía en sus manos, que emitía un brillo dorado. Al terminar los aplausos, continúo - Debo recordar, como cada año, que el Bosque Prohibido, ahora lo estará más que antes, a no ser que quieran perder la vida. También, como cada año, el señor Filch aumenta la lista de objetos prohibidos dentro del castillo, la lista, como siempre, fuera de su despacho.

" También, tengo el honor de presentar a tres nuevos profesores, ellos son, la señorita Vianca Doovich, quien a partir de ahora, ocupara el lugar de profesora de Cuidado de Criaturas Mágicas, ya que nuestro anterior profesor, se atendrá a la protección del Bosque - y espero a que la señorita Doovich, una mujer morena, atractiva y de complexión delgada, con el cabello chino y largo hasta los hombros, se pusiera de pie ante los aplausos de los alumnos, hizo una reverencia y tomo su lugar. Dumbledore noto que a pesar de la bulla, Harry no salía de su mundo.

"Muchas gracias, profesora. Ahora, quien impartirá una clase que no se daba hace mucho, la materia de Magia Natural, a los alumnos de tercero a séptimo grados, será el profesor Aberfort Dumbledore, que también es mi hermano - y esta vez, los aplausos sonaron mas ruidosamente, sobre todo de la mesa Gryffindor. Harry seguía perdido en si mismo -

"Ahora, sabemos de la existencia de la asignatura de Defensa contra las Artes Oscuras, pero en este tiempo, es necesario que sepan cuales son estas y saberlas usar en grado de extremó peligro, es por eso que se incorpora a este recinto la materia de Artes Oscuras, que será impartida solo a los alumnos de sexto y séptimo, por la profesora Persephone Shiamow - los aplausos invadieron nuevamente al ponerse de pie una bruja de sonrisa simpática y cabellos negros/morados tan largos que casi llegaban al piso. La profesora volvió a su lugar. El director noto que Harry volteo para ver quien era la nueva profesora, pero inmediatamente después volvió a sumergirse en la rosa.

"Y, en esta ocasión, esperando que lo que se dice del puesto de profesor de Defensa contra las Artes Oscuras no sea verdad - Dumbledore sonrió - y este si nos dure mas de un año - "esperemos que si", pensó Dumbledore - les presento al profesor Lionell Malfoy. ".

Un hombre de cabellera platinada hasta la cintura se pudo de pie y saludo a todos, mientras recibía algunos aplausos, ya que el momento de que el director dijo el nombre, la mayoría de los estudiantes de volvió hacía la mesa de Slytherin, precisamente hacía Draco Malfoy, que tenía una cara de no creerse lo que el anciano acababa de decir. Todos se encontraban mirando a Draco, menos Harry, que ya no observaba la rosa dorada, sino veía incrédulo al hombre que hace unos momentos se encontraba de pie. Movía sus ojos de Dumbledore hasta Lionell, y de este a Dumbledore, quien noto esto y solo le sonrió. Harry tenía la boca abierta. No lo podía creer. Por que no se dio cuanta antes, los ojos grises, la cabellera plateada y la nariz puntiaguda, indicios de un Malfoy, pero también noto que a diferencia de los que ya conocía, el que estaba sentado junto a Dumbledore no tenía la típica mirada de asco, sino tenía una cara simpática y sonriente, y reía mientras charlaba con Trelawney, que se encontraba también junto a Firenze, el centauro. Realmente Harry no había visto nada desde que entro al comedor.

-Bueno alumnos, que esperamos, ¡a comer! - dijo Dumbledore, mientras las charolas se llenaban de comida.

Harry volvió a mirar la mesa de profesores, nunca la había visto tan llena. También vio como sus amigos se encontraban lejos de el, pero quería estar solo en ese momento, debía comprender y asimilar lo que ocurrió hace solo unas horas, la muerte de Fleur. Volvió a perderse en la rosa. Veía en el centro de esta a Fleur, le reía y sonreía. Recordó aquella noche, donde se hicieron uno solo, también los besos de esta, sus caricias, su sonrisa. Era tan bella. Luego recordó lo ocurrido hace poco, a Fleur salvándole la vida, diciéndole que era la única esperanza. Entonces reaccionó, recordó lo que le había dicho el otro día Aberfort y las veces que Fleur dijo la palabra esperanza, todo tenía sentido. Comprendió. El debía salvar al mundo mágico, matar a Voldemort y devolver la paz y tranquilidad, pero, ¿a que precio? ¿Por qué le daban a el esa misión? No se cuestionó más. Y murmuro para si mismo: - ¡Lo haré! ¡Lo haré por los que se han sacrificado por darme la oportunidad de vivir, de salvar a los demás! ¡Por mis padres, por Sirius! ¡Lo haré por ti, Fleur!

El banquete terminó, y todos comenzaron a salir. Harry debía ir con Dumbledore, cuando sintió una mano en su espalda.

-Harry, ¿como te encuentras? - pregunto dulcemente Hermione.

-Mal, aún. Tendré que superarlo, ¿no crees?

-Sabes Harry, realmente estoy convencida de lo que te dije antes.

-¿De que? - pregunto Harry, con su voz apagada.

-Has madurado bastante. - y la chica se abalanzó sobre su amigo, pero fue tan fuerte, que cayeron de la banca. Los que pasaban por ahí los veían y murmuraban cosas.

Harry, aunque tenía el apoyo de su amiga y amigos, se sentía aun triste, y ahora mas que antes solo. Su mirada lo reflejaba todo. Se levantaron y Hermione lo siguió abrazando.

-Te lo agradezco Hermione, y también a los demás, diles que agradezco su apoyo.

-Y porque no se los dices tu - dijo mientras se secaba las lagrimas la chica - ahí están.

-Ahora no, debo ir con Dumbledore, y estar solo.

-Te entiendo - mintió la chica. - entonces, quieres que te esperemos en la sala común.

-No, pero gracias.

-Harry, el director te llama. - se oyó decir a una voz, que aunque tenía un tono serio, se notaba simpatía en la misma.

-Si. Usted es .

-Lionell Malfoy. Ya habrá tiempo para las presentaciones. Sígame, por favor.

-Nos veremos Hermione.

-Si - respondió la chica, viendo alejarse a su amigo.

Harry caminaba detrás de su nuevo profesor. Muchos le volteaban a ver y le saludaban. Pero no les respondía, no era que el no quisiera, sino que lo que había pasado aun lo tenía en la cabeza. Su mirada se perdía en algún punto entre sus ojos y los demás, incluso cuando paso junto a Ron, este lo llamo, pero el chico no respondió, aun sentía ese gran dolor dentro de si. No volteo, ni siquiera aun cuando paso cerca de Cho Chang, quien al verlo, por llamar la atención de Harry, beso a un chico. Harry ni se inmuto.

Se perdieron de la vista de los alumnos del comedor al salir por una de las puertas laterales junto a la mesa de profesores. Continuaron caminando en un silencio tranquilizador, Harry pudo ordenar sus pensamientos, sabía que se había prometido a si mismo hace unos momentos que seguiría con su vida, por aquellos que la dieron por el.

-¿Y como te sientes? - el profesor rompio el silencio.

-Disculpe, no entendí - Harry comenzaba a salir de su mente y se reincorporaba a la realidad. Por alguna razón, la voz de ese Malfoy lo hacía tranquilizarse, su voz era diferente a la ya conocida llena de antipatía y arrogancia de Draco y Lucius.

-Lo entiendo, aun sigues pensando en eso. Preguntaba como te sentías - y volteo dirigiéndole una leve sonrisa.

-No se como se le llamé a este sentimiento. El sentirse vació, como que le falta algo, que necesita algo.

-Se llama amor, Harry. Unido a una soledad que te atormenta. ¿No sientes eso?

-Parece que si, soledad. Pero, no creo que sea amor - no sabía por que, pero creía que realmente ese hombre le comprendía, que podía expresarse libremente con el. Continuaban caminando por los pasillos.

-Digo que es amor, porque la persona que acabas de perder, era alguien a quien amabas. ¿Cierto?

-Si, pero aun no comprendo porque amor.

-Porque aun la amas, pero no sabes como demostrarle ese amor ahora que ya no esta. Y al no saber como dar ese amor, te sientes solo.

-¿Usted se ha sentido así alguna vez?

-Así es. Me costo trabajo asimilarlo, pero lo logre. Logre seguir amando a esa persona, pero sin alejarme de los demás, eliminando así la soledad.

-¿Y como lo logró?

-A eso iba. Debes entender esto - aquel hombre hablaba a Harry como un padre a su hijo. Se detuvieron ente la gárgola de piedra, que daba a la oficina del director. - la única forma de asimilar las cosas es aceptar lo que paso, como algo que debía pasar. Nada esta escrito, pero aun así, esa es la forma en la que la otra persona decidió dejarnos. Debes aceptar su decisión, y no aferrarla a tu mente, así, podrás estar en paz y el otro también. La muerte no es mas que un paso a un lugar mejor, y eso esta a punto de ser comprobado. Pero tampoco debes olvidar a la gente que se ha ido, recuérdala como lo que fue y no como lo que pudo ser, recuerda los ratos felices que tuviste con ella, y así, nunca morirá. Vivirá en ti. Comprendes.

-Si, lo comprendo. Antes alguien me dijo algo similar, pero no lo comprendí bien, ahora que usted me lo dice de una forma tan explicita, realmente lo entiendo, muchas gracias profesor Malfoy - Harry dijo esto, pero por primera vez, no lo decía con un sentimiento de odio, sino de admiración. Ese hombre le caía muy bien. El hombre dijo la contraseña "caldo de cabra", y la gárgola se movió, dejando ver la escalera, comenzaron a subir.

-No hay por que, Harry. Pero te pido que por favor me llames Lionell, prefiero eso a "Profesor Malfoy", mi apellido no es algo que me enorgullezca, sabes.

-Esta bien profesor Lionell.

-Una ultima pregunta - dijo cuando Harry tomo la perilla de la puerta - ¿crees que realmente el puesto esta embrujado? - imitando una mueca de terror muy graciosa.

-La verdad, no estoy muy seguro - y en la boca del chico se formo una amplia sonrisa, y luego salio una carcajada que se unía a las de su profesor. Después de lo ocurrido, al darse cuenta de que estaba riendo, supo que el reír hacía sentir bien a la gente en tiempos oscuros como los que se aproximaban. Se despidió de su profesor y entro a la oficina de Dumbledore.

-Has llegado ya, Harry. Veo que has conocido a Lionell - dijo el anciano al ver la sonrisa en la cara de Harry - toma asiento por favor.

-Gracias profesor - pero no se sentó, detuvo su mirada en una caja que se encontraba al lado derecho de la mesa. Era de un cristal hermoso. Pero no solo el cristal fue lo que detuvo a Harry de sentarse, sino la persona que se encontraba dentro.

-Sigue siendo igual de hermosa, y no perdió su sonrisa, aun cuando fue atacada por tantos cruciatas.

-Lo se Harry, Fleur era una chica muy alegre y vivaz. Te amaba tanto como tu a ella.

-Si, no sabe cuanto la amo - la voz de Harry se quebró, y lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

-Así es Harry, desahógate, pero al final...

-Ya lo superaré, no se preocupe - corto Harry, que continuaba mirando a su amada y que sorprendió a Dumbledore con sus palabras.

-No se si creerás mis palabras Harry, pero creo que todo lo que te ha pasado, al contrario del efecto que causaría en cualquier otra persona, te hace mas fuerte. Te ha hecho madurar - dijo Dumbledore en un tono paternal, colocando su brazo sobre los hombros del joven.

-Hermione me dijo lo mismo - dijo Harry dejando escapar una sonrisa - pero le puedo preguntar algo.

-Sabes que si, Harry.

-¿Ella conservará su belleza? Porque era algo de lo que siempre le gustaba hablar.

-Si Harry. Ese ataúd de cristal hará que conserve su belleza hasta el fin de los días, que esperemos sea dentro de mucho, mucho tiempo.

-No lo dude. Haré lo posible porque así sea.

-Entonces, Aberfort ya te ha ido a ver.

-Si, entre el y Fleur me hicieron comprender las cosas. Haré hasta lo imposible por no defraudar a nadie. Lo prometo.

-Y no lo harás Harry. Creo que es momento de que regreses a tu sala común.

-Pero, donde la sepultaran.

-He ordenado a Hagrid, hace ya tiempo, que arreglara un parte del bosque para ahí construir un sepulcro para quienes perdieran la vida en esta batalla. Estará ahí, como un símbolo de esperanza y valor, por lo que dieron sus vidas. Ya esta construido, mañana llevaremos el cuerpo ahí, te parece.

-Si, no sabe cuanto le agradezco.

-Yo te haré llamar, ahora vuelve.

El chico salio y se encontró afuera de la oficina a Lionell, quien lo acompaño con el pretexto de que si Filch lo veía a esas horas, le haría la vida imposible. Lo dejo en la entrada de la sala común y le dio la contraseña "valor león", y dejo a Harry. Este entro en la torre. La sala estaba casi vacía, los pocos que se encontraban ahí le saludaron, y el devolvió el saludo, mientras caminaba hacia el cuarto donde se encontraban sus compañeros de curso. Subió las escaleras y entro a la habitación. Ron era el único que se encontraba despierto, Neville, Seamus y Deán ya estaban dormidos. Su amigo no le dijo nada, ya que sabía que Harry no querría hablar en esos momentos, cosa que el chico de ojos verdes agradeció. Se recostó en la cama, se desvistió y cayo en un profundo sueño. En el sueño, se encontraba junto a Fleur, y se despedía de ella, prometiéndole que nunca la olvidaría ni la dejaría de amar.

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Que les pareció este. No olviden dejar sus reviews, así estarán seguros que no tardare en subir los siguientes capítulos. ¿ya les pedí que no olviden los reviews?¿No? pues se loes repito, manden sus reviews son muy importantes, lo que sea que me quieran decir.