Meli se sienta en un robusto sillón negro de terciopelo y comienza a tomar de la taza que tenía en su mano. Poco a poco se puede divisar la figura de una chica de quince o dieciséis años.

- ¿Comenzamos? – preguntó la extraña sentándose en un sillón individual y sirviéndose té.

- Como quieras – Meli comienza a comer unas galletitas de Arcor.

- Bueno – después de tomar un sorbo de su té – Todos los personajes de las Clamp, o sea: los personajes de Card Captor Sakura o Sakura Card Captor no nos pertenecen.

- Desgraciadamente – agregó Meli con una mueca – Pero nunca se sabe...

La chica de ojos pardos se la queda mirando con enojo por interrumpirla.

- Pero otros como YO no le pertenecen a nadie – agregó otra apareciendo detrás del sillón – Ni a ti, Meli.

- ¡Oracle! – gritó con sorpresa y a la vez ¿miedo? - ¿Qué haces aquí?

- No iba a dejar que ustedes dos hicieran la presentación solas.

- Creo que tiene razón – dijo Yuen con extrema tranquilidad.

Meli la ve asombrada.

- ¿Y a ti que bicho te pico?

- Nada... – sonrío con malicia – nada que a ti te haya picado.

- Bueno, bueno, bueno, bueno – interrumpe Oracle antes de que empiece una guerra - ¿Dejamos que Meli empiece con el fic?

- ¡¡Si, si, si!!

- Esta bien – dijo Yuen con pesadez.

- A ti no te toca estar aquí, aparecerás en el otro fic.

- ¿Y cuando estará listo? *_*

- Es que ya esta listo.... pero no lo publicaré antes de las vacaciones.

- Que mala T-T

- Meli, te estás retrasando. Y yo me tengo que ir a la Uni.

- Ya Oracle, ahora termino.

En eso llega Eriol con su impactante sonrisa.

- ¿Estas lista para ir a clases? – le pregunta a nuestra amiga Oracle.

- ¡¡Sii!! – grita con histeria para salir con la mochila lista y agarrar la mano a Eriol - ¿Nos vamos?

- Estee... si ^^U

- Bueno, adiós chicas!!

- Adiós – gritan las dos al mismo tiempo.

- Creo que se le olvidó la Uni.

Meli la ve con una sonrisa.

- Ella siempre se así, si se trata de Eriol. Es la personalidad que le creé, pero mayormente es ella misma ^^

- Ya me di cuenta.

- Veamos... – Meli comienza a escribir en una computadora portátil – Ahora si, ¡que comience el fic!

Aclaración: Todos los personajes de la serie Card Captor Sakura pertenecen a CLAMP, los demás son "míos" (excepto Oracle que es ella misma... pero le hago lo que quiero en el fan fic).

- Diálogos.


"..." pensamientos de los personajes

'…' destacamento de una palabra

*...* algún sonido

·~-·~-·~-·~-·~ cambio de escena

Sueños.....


Mi misión en el clan Leng

Tratando de cambiar, el secreto del Concilio.

"...¿del odio al amor hay solo un paso?"

La noche lucía con todo su esplendor, el ruido del agua era relajante más no en ese momento para ellos. El cielo azul era bañado por estrellas y una luna llena iluminando los caminos en esa oscuridad. Dentro del gran barco había una multitud de personas reunidas. Sus trajes eran elegantes. Una música de fondo relajaba a los invitados. Algunos comían, bailaban o simplemente hablaban con los demás.

De uno de los pasillos salía una pareja que atrajo más que una mirada de los demás. La mujer tenía un vestido color azul marino que brillaba a cada movimiento de su frágil figura. Su pareja, aunque muy seria, era observado por una multitud femenina. Tenía un traje negro adecuado a esa reunión. Los ojos azules de ella miraban a su compañero con nerviosismo. Él trataba de esquivar sus miradas, esperando un buen lugar para hablar.

Una vez que se detienen, se miran fijamente. La mirada de ella era de regaño y él le respondía de la misma manera.

- No tenemos que despertar sospechas - dijo ella en un tono bajo.

- Esto no va a funcionar - le imitó su pareja.

- ¿No te crees capaz?

- Sabes que si. Lo que pasa es que, no nos llevamos bien. Y vinimos como pareja.

- Va a ser difícil, pero no imposible - trato de alentarlo ella y a la vez alentarse a si misma.

- Por el bien de todos, que así sea.

- Bien - toma la mano del chico - Si no tenemos que levantar sospechas, mejor bailemos un rato. Al menos hasta que sepamos bien lo que sucede.

El chico alzo una ceja irónicamente.

- No soy un buen bailarín.

- ¿Y tu crees que yo si? - rió por lo bajo, entrando con él a la pista de baile.

- Intentemos - se resigno tomándola de la cintura con una mano y con la otra la mano restante.

- No perdemos nada.

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A veces, lo mejor era callar. Pero ese no era el momento preciso.....

- ¡Todavía no comprendo el por qué de esta reunión! - gritó exasperada la mujer tomando unos mechones rubios con nerviosismo.

- Usted debe estar enterada sobre las peleas que hubo entre los clanes - la voz delicada de una mujer se hizo presente en todo el lugar, irradiaba tranquilidad en ella - Ese es el tema principal de esta reunión.

- ¿Y por eso no podía decirle nada a Ying Fa?

- Recuerde que mi hijo esta también en esto. Él no esta enterado de esta reunión secreta, nadie a excepción de nosotros lo sabe.

- Y debe respetar la decisión de los superiores - continuó otra voz femenina.

- Lo sé señorita Li - dijo la chica de abundante cabello rubio - Y las respeto como todos, pero no comprendo bien el asunto del que debemos hablar.

- Es muy fácil - prosiguió la joven Li - Mi hermano sabe y comprende a la perfección el por qué de la distancia de nuestro clan con respecto a ustedes.

- La señorita Leng debe de saberlo también, ¿no es así? - dijo con firmeza en sus palabras la matriarca del clan Li.

- Efectivamente, Ieran. Y ha podido comprenderlo tan o mejor que el joven Li.

- Entonces comprenderá el por qué de la reunión: debemos de acabar con nuestras diferencias. Son un obstáculo en este mundo, todo cambia.

- Y sabemos muy bien cual es la solución - intervino uno de los hombres con voz potente - De ambos lados - su tono parecía autoritario.

- Sabe las creencias de nuestro clan - dijo Ieran calmadamente - Todos las sabemos.

- No esta de más las nuestras - continuó la joven Xian Fei - No pueden verse, más que creencia, es una obligación.

- Queda poco tiempo para organizar todo - la chica Li parecía excitada.

- Dentro de un año, como límite pocos meses de que cumpla veinte años. Pero no debemos retrasarnos... Hay mucho que hacer...

- Tampoco apresurarnos - agregó Xian Fei un poco incómoda. Siempre se sentía así en esa casa.

- Entonces, ¿esta decretada la paz entre clanes?

- Decretada y firmada.

Ambas mujeres caminaron hacia el centro de la mesa, cada una esquivando la mirada de la otra. La primera en firmal el extraño pergamino fue Ieran Li, no tardó en terminar dando paso a Xian Fei. Ella estaba muy nerviosa, pero su semblante aparentaba tranquilidad. Al tomar la pluma sintió escalofríos en su cuerpo, estaba el poder en sus manos de una vida. Dudo unos instantes para luego firmar y entregar el pergamino sin decir una palabra.

- Hizo bien - continuó Ieran - Evitó una guerra.

- ¿Pero a qué costo? - Xian Fei parecía arrepentida - ¿De la felicidad de unos cuantos?

- Créame que fue lo mejor - la joven Li se acercó a las dos damas - Ellos lo aceptarán.

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- Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día... ya que sin ti, yo me perdería.

- ¿De nuevo rezando?

- Le canto a mi ángel – dijo la niña con una sonrisa angelical.

El chico la vio con desprecio desde su lugar. No podía hacerle nada... por ahora.

- ¿Crees en los ángeles de la guarda? – preguntó con voz ronca.

- Si.

- ¿Crees en Dios?

- Si.

- Entonces crees en el Diablo.

La niña se sobresaltó al oír esa palabra.

- S-sii.

- Niña... – el chico parecía impaciente – Sabes que los demonios existen, siempre lo supiste. Es más – agregó con fingida ironía – sabes que soy un demonio.

La pequeña se estremeció, ella lo sabía, pero se negaba a creer una cosa tan absurda para ella. Lágrimas brotaron de sus ojos angelicales.

- No – comenzó a decir sin poder creerlo - ¡¡No!!

- Soy un demonio – afirmó el chico sin molestarse de ver el estado de ella.

- Entonces, ¿por qué me llamaste?

- Lo sabes muy bien.

- NO, no lo sé.

- Deberías...

- Si eres un demonio, ¿por qué tomaste la apariencia de mi amigo?

El chico sonrío con satisfacción. Muy pronto llegarían a la conversación que le interesaba.

- ¿En realidad quieres saber como soy? – dijo viéndola fijamente y desapareciendo sus ojos a un rojo oscuro.

La pequeña solo pudo ver maldad en su mirar mientras sentía el aura oscura tratando de invadir la suya. Pero ella era fuerte, no se dejaría vencer fácilmente.

- ¿Por qué me trajiste aquí?

Él frunció el entrecejo, odiaba pedir ayuda a otras personas... más si era una infante.

- Porque me debes un favor. Quiero que me consigas información.

La niña lo miró con desconfianza reflejada en sus ojos marrones.

- Quiero a mi mamá – reclamó.

- Y muy pronto la tendrás – sonrío con mala intención.

- La quiero AHORA.

- Solo espera un poco. Pronto podrás verla... pero necesito que antes me hagas un favor.

- ¿Cuál?

El demonio la miró con una sonrisa satisfactoria. Muy pronto tendría lo que tanto deseaba saber...

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Michael Strangerson era una persona de cuidar, sumamente problemática. Desde que entró en el mundo de la moda había deslumbrado a todos con su belleza al desfilar en una pasarela, pero quien tratara de cruzar diálogo con ella se daría cuenta de que no era lo que aparentaba ser, sino una chica fría y sin sentimientos. Esa sería la perfecta calificación para ella.

Arrogante, hipócrita, dura y sin corazón... siempre que dijeran alguna de estas palabras hablaban de Michael. Nadie la quería.

Ella sabía muy bien que nunca se llevaría bien con sus compañeros de trabajo, pero ese defecto social no le importaba. Estaba acostumbrada a la soledad desde su adolescencia. Su madre era una mujer de negocios y por ello solo la veía de vez en cuando. Desde los cinco años se había criado sin padre, ya que este había muerto en uno de sus viajes de negocios, heredando su madre la empresa y con ella todas sus responsabilidades.

En su niñez ella había sido diferente, no lo negaba. Pero comenzó a cambiar a los doce años, ya no pensaba como los demás, tenía otro punto de vista hacia todas las cosas de la vida. Cada vez que alguien se reía ella tomaba un aspecto hostil, o solo se enojaba sin poder evitarlo, le daba rabia, coraje y envidia al ver a personas reír tan abiertamente. Ella ya había perdido su sonrisa hacía mucho tiempo...

Sus ojos azules llamaban la atención de la gente en la calle y su esbelta figura nunca se dejaba de ver por un hombre. Ella no les daba importancia a las miradas que le hacían en la calle, ya estaba acostumbrada a ellas. Lo que más le molestaba era que gritaran al reconocerla y le pidieran firmas con su nombre. Eso la irritaba y a duras penas no gritaba que la dejaran en paz.

Suspiro. Su vida no era tan difícil después de todo. Ese país no la había defraudado como otros. En cierta forma, le gustaba ese lugar.

Se dirigía a ver a una mujer que le resultaba rara vez amigable. Siempre que podía trataba de evitar las conversaciones con ella pero eran cada vez más las citas que arreglaba con ella. No le agradaba ella y eso le hacía adoptar una actitud repulsiva, una defensa que escasas veces le había fallado. No debía confiar en nadie, a la larga... la gente se iría o te traicionaría...

Bastaba entrar y estar unos minutos para que explotara su paciencia y se convirtiera en una fierecilla. Como le decían en su trabajo habitual...

- ¡Me tienen todos hartos, cansados!, ¿es que acaso no pueden dejar de interferir en MI VIDA?

- ¡Puedes opinar lo que quieras!, pero no acepto y nunca lo aceptare el compromiso con Jan Pierr.

- ¿Y tu quien te crees para interferir en mi vida?

- ¡Eres mi hija! - exclamo la mujer con desdén.

- Tu hija esta muerta.

- No tienes corazón, ya no eres la misma..... ¿Dónde esta mi hija?, ¿dónde esta la persona a quien yo tanto cuidaba y protegía con mi vida?.... ¿la que me cantaba solo porque sabía que me gustaba?

- Esa, esa chica de la que tu hablas esta muerta. Su corazón murió hace mucho tiempo. No trates de buscarla, no la encontrarás.

- ¡Pero Tomoyo!....

- ¡Tomoyo esta muerta! - grito la joven de ojos azules - ¡Y nunca más! - viendo a la mujer con odio - ¡Nunca te atrevas a llamarme con ese nombre!...

- ¡Pero...!

- ¡Pero nada!, ella murió hace tiempo Sonomi, usted ya lo sabe. Yo soy Michael, que no se le olvide.

- Tu siempre serás para mi Tomoyo, mi pequeña Tomoyo - susurró sintiendo las cálidas lágrimas en sus ojos.

La joven la miro con ira antes de darse vuelta para salir de esa oficina.

- Usted solo será para mi Sonomi. Nunca más madre, que no se le olvide.

El ruido de una puerta cerrándose bruscamente fue escuchado por todo el quinto piso de esa gran empresa de juguetes.

La mujer ya no pudo aguantar más, eran demasiadas presiones, demasiadas. Ya no comprendía a su hija, diría que no era su hija, y eso le lastimaba. Comenzó a llorar amargamente, tirando todo lo que se encontraba a su paso. Estaba triste, muy triste. Su hija la odiaba, pero ella no se daría por vencida tan fácilmente. No lo haría.

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- Poderes de la noche, vengan a mi... yo, su fiel servidor pido su ayuda para invocar este hechizo...

Un chico de diecinueve años mantenía los ojos cerrados en la gran sala de su mansión. A lo lejos permanecía su compañera viendo todo lo que hacía con gran atención. A causa de su nerviosismo se podía ver su larga trenza convertida en un bollo negro trenzado.

- "Llave que guardas los poderes de la oscuridad, muestra tu verdadera forma ante Eriol. Quien aceptó esta misión contigo... ¡¡Libérate!!" – recitó en perfecto japonés y el colgante que tenía frente a él se convirtió en un gran báculo negro.

- "Genial..." – pensaba Oracle al ver esa escena. Nunca antes había presenciado tal cosa que se comparara con esta, tenía ganas de correr hacia Eriol y sacarle el báculo para poder verlo con sus propias manos. Lo hubiera hecho si no fuera por su gran timidez.

Eriol Hiraguizawa calló rendido en el frío piso. Hacía tiempo que no hacía esa clase de hechizos, y una vez que comenzaba no podía pararlo. No podía quejarse, había concluido su cometido.

Por su parte, Oracle cuando vio a Eriol caer fue corriendo a su lado. La preocupación no pasó desapercibida en sus brillantes ojos marrones, hacía tiempo atrás se había dado cuenta de que le gustaba Hiraguizawa, pero por temor a destruir su amistad no habían hablado de eso. Solo Nakuru sabía su secreto, eso creía ella.

"Destinada a salvar la humanidad con un gesto bondadoso y puro de corazón. Pero para eso debía de estar pura en todas las formas posibles, y eso significaba nunca amar a un hombre en su vida. O por lo menos hasta que terminara la misión que le habían dado."

Solo pensaba en una cosa cada vez que caía en ese tema: ¿Hasta cuando tendría que esperar para contarle a Eriol sus sentimientos?... Suspiró, tendría que aprender a esperar.

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Todo a su alrededor estaba a oscuras... Parecía estar en mitad de una noche sin luna, donde todo era confuso y a la vez aterrador. Cada vez que daba un paso, parecía que retrocedía dos. Así estuvo por un tiempo, totalmente confundida, ¿dónde estaba?

Parecía una dimensión desconocida para ella, donde todo era color negro y sentía frío a su alrededor... El llanto de una niña resonaba por todo el lugar, poco a poco comienza a materializarse frente suyo una pequeña de tan solo seis años. Sus manos cubrían su cara impidiendo su visión, cosa que hizo entristecer a la joven. Ya estaba acostumbrada a esa clase de sueños, hacía años que los tenía. Pero sentía que este era diferente, no recordaba soñar con esa niña específicamente.

Al sentir los pasos acercándose a ella, deja de llorar. Lentamente aparta sus manos de su rostro y mira fijamente a la persona que tenía a solo unos pasos de distancia. Piensa llorar, lo desea con ganas, pero sabía que no podía. Tenía un trato con ese demonio, y si quería volver a su casa, a su tiempo, tendría que cumplirlo. Quiera o no...

La niña retrocede rechazando bruscamente la mano que ofrecía la chica. A cada paso tenía más temor de estar viendo bien, no sabía que hacer, por un momento creyó que lo mejor era huir o decirle la verdad. Pero no podía. Tomó una decisión, esta vez le haría caso. Pero en una forma diferente.

Volvió a llorar con más intensidad, pero sin dejar que se le acercara la extraña.

- ¿Por qué huyes niña? – preguntó la chica. Raramente solo podía ver en la oscuridad a la pequeña y su propio cuerpo, más otra cosa, no.

- Porque te tengo miedo – contestó la pequeña aumentando su llanto.

- ¿Es por eso que lloras? ¿por miedo a mi?

Hubo minutos de silencio, solo el llanto se escuchaba en el oscuro lugar. Una pregunta sonó de repente, dejando plantado a su alrededor muchas preguntas que no tenían respuesta, ¿o si?

- ¿Por qué no lo quieres aceptar?

- ¿Eh?

- ¿Ves?, no lo quieres aceptar. ¡No quieres hacerlo!

- ¿Pero qué dices? – se acerca sigilosamente hacia el cuerpo de la niña, pero esta corre al lado contrario asustada.

- ¡No te acerques!

- ¿Por qué no?

- Porque aún no estas lista.

- ¿Cómo?

- Tengo miedo, miedo de que no lo aceptes... y nunca estés lista para tu destino... la misión que te fue concedida hace tiempo... siglos tal vez.

La mujer se alejó con horror, sentía esa voz, la había oído en algún lugar anterior. Pero lo que más la intrigaba era saber donde la escuchó, no lo recordaba. Pero sentía que conocía a esa niña.

- Salva a tu hermana – susurró la niña con pesar y miedo en sus palabras.

La mujer la miró horrorizada y luego desapareció. Parecía haber entendido el mensaje... podría ser posible, eso no importa en el mundo de los muertos.

La mirada ámbar comenzó a nublarse a causa de las lágrimas y calló al suelo con pesadez. Lloró amargamente por un tiempo, horas quizás. La pequeña tenía visiones, y nada de ellas le negaban la verdad. Pero igual quería ver a sus padres.

- ...salva a mi mamá – dijo después de dar un largo suspiro para volver a llorar amargamente.

Ella no deseaba que esto pasara, pero si estaba allí, en ese lugar. Es porque algo tendría que hacer, una clase de tarea le había sido asignada. Tal vez era el impedir una muerte, o una injusticia, o solo volver a verla.

Suspiró, no lo sabía. Nunca lo sabría, o al menos que....... No. Era muy arriesgado para una niña de su edad, pero ella conocía artes marciales. Y de las mejores. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro infantil, podría intentarlo.

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Llegó al departamento con gran pesadez en sus pasos, era eso o cargar con el remordimiento del que era invadido en esos días. Caminó lentamente hacia su dormitorio para luego encerrarse y tirar todo a un costado, ya no le importaba que se rompiera algunas de sus cosas en ese tiro desorientado. Cae en la cama pesadamente, cierra los ojos sin impedir que imágenes lleguen a su cerebro. Últimamente las veía sin cesar.

Solo una palabra tenía sentido y en cada imagen aparecía...

- "Nakuru".

Y no lo negaba, nunca lo hizo. Cuando contaba con solo veinte años había caído en la red de sus encantos. Había suspirado por esa mujer, por sus sonrisas, y más si era por él que sonreía. Se había sorprendido mucho cuando se reencontraron.

Aún recordaba su despedida cuando solo contaba con veintidós años. Le había dolido, y mucho. Pero con la muerte de su ser querido no había tenido otra opción que dejarla. Y desaparecer de ese país, para iniciar una nueva vida. Su padre se había opuesto a ello, pero a lo largo aceptó. Él lo comprendía mejor que nadie, después de todo, era su padre.

Y después de tantos años, de tantos cambios y resignándose al amor llega ella y le ilumina un camino. El de la dulzura.

Sacude su cabeza con una rapidez que lo dejó mareado por un tiempo. No podía pensar en eso, en aceptar su proposición de empezar de nuevo, un camino juntos. No podía, no quería... ¿No quería?, no todos los días alguien consigue una mujer tan bella y trabajadora como la que tenía frente a él. Era cierto que no cambió mucho en su forma de ser... esa forma que lo había enamorado.

- Pero eso fue antes... y el pasado es pasado.

Touya Kinomoto había cambiado mucho en el tiempo que había vivido en Inglaterra. Su cara era seria, fría al igual que su corazón. Había olvidado lo que significaba el estar enamorado, era imprescindible si quería cambiar por completo. Su único amigo era Yukito, aunque este era completamente diferente. Era amable y dulce con todos, siempre ayudaba a los demás. Incluso si se trataba de extraños.

Es por eso que dicen que los polos iguales se repelen y los opuestos se atraen.

Pero todos, por lo menos en el pasado, habían pensado otra cosa sobre ellos dos. Pensaban que había otra cosa más que amistad, cosa absurda y enojona para Touya. Pero muy divertida por Yukito.

Nunca le habían puesto mucha atención a ello, después de todo, esa tontería no merecía que se fijaran en ella. Habían vivido juntos años en ese departamento, y eso les ayudó a darse cuenta de que eran como hermanos. Mucho más en esos momentos. Uno vivía para el otro y viceversa, siempre que alguno de los dos necesitaba ayuda el otro se la brindaba.

Pero se estaba desviando del tema principal: ¿Qué iba a hacer con Nakuru cerca de él y ya sabiendo donde vivía y con quién?... no sería capaz de contar lo que había sucedido entre los dos, ¿o si?

Se preocupó. Nadie había sido testigo de su amor, nadie lo sabía. Lo habían decidido así el día que comenzaron a salir, el día que se dieron cuenta de que estaban enamorados. Había sido tan hermoso y romántico ese tiempo. Le agradecía mucho a ella, y una de esas cosas fue mostrarle a su lado las maravillas de la vida.

- No puedo creer que esto me pase a mi.

No hizo mejor cosa que dormir profundamente, tratando de no pensar en nada. Ya no era un niño, sabía que tenía que tomar una decisión. ¿Pero cuál sería la respuesta correcta?... tendría que esperar para averiguarlo.

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- ¡No, no! ¡eso es así!, ¿qué no ves?

- No es mi culpa que no sepa bailar bien.

- Pero deberías saber. Tienes que estar preparada.

- ¿Para qué?, ¿para una de las misiones o bailar contigo?

- Yo me inclinaría más a las dos opciones, sabes que somos pareja.

- Eso es lo que más aborrezco, ¿por qué nosotros?

- Ni yo mismo lo sé. Fue decisión del Concilio. No podemos desobedecerlo.

- Aja.

- ¿Ves?, ¡otra vez me pisaste!

- ¡Eres un caballero!, ¡no debes decirle eso a una dama!

- Dime cuando haya una y me comportaré bien.

La chica se enfureció. Bastante tenía como para tragarse el insulto de él. Sus ojos azules se mostraron con furia y rápidamente le dio un pisotón en el pie de él. Cosa que no esperaba.

- ¡Auch!, ¿sabes que eso duele? –  se quejó el joven.

- No tanto como parece – dijo ella con triunfo – No pareces un hombre quejándote Li.

- Y tu no pareces una mujer.

- ¡¿Quieres que te pise de nuevo?!

El chico separo su cuerpo del de ella rápidamente, con temor de recibir una patada.

- Por si acaso, mejor me alejo.

- Que delicadeza.

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/-/-/-Cuatro meses después-/-/-/

Era una noche con luna llena. Las cortinas de su dormitorio levitaban ligeramente a causa de la ventana abierta. Sus ojos estaban clavados en el techo de su dormitorio, por alguna extraña razón le costaba conciliar el sueño en los últimos tres meses. Una razón podría ser la preparatoria, los exámenes, las misiones encomendadas por el Concilio, las presiones del Clan por ser el jefe, la chica...

El joven frunció levemente el ceño con gran enojo. No, nunca podría ser ella. Nunca y jamás será una posibilidad. Pero...

- ...es tan extraña – dijo sin dejar de ver el interesante techo pintado de blanco.

No lo podía negar. Al ser su compañera de trabajo había logrado conocerla más, y cada vez que sabía más de su vida, menos entendía. ¿Por qué habían terminado con la familia Leng en una forma tan definida?... pero lo que más le disgustaba al no saber era: ¿qué tan importante era ella para que la buscaran y una vez encontrada matarla?... al parecer nunca lo sabría.

Sin darse cuenta, el joven se estremeció a la idea de que la mataran a ella. Eso le preocuparía demasiado si se diera cuenta de lo que pasaba en él. Había tenido una infancia muy dura, y uno de sus recuerdos fue la muerte de un ser querido. De su abuela. Su segunda madre en todos los aspectos, y a veces primera en otros. Como le había dolido su muerte, con solo trece años decidió dejar todo el pasado en el pasado e iniciar de nuevo. Solo así pondría más atención a sus problemas. Y sin darse cuenta, los años pasaron. Y toda su memoria desde antes de que muriera su abuela había sido borrada.

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- Tienes que despertar... pero aún no es el momento...

La neblina dejaba todo borroso a su alrededor. Lo único que distinguía frente a ella era una laguna con el agua más azul que había visto en su vida. No prestó mucha atención a ese hecho, sus ojos estaban fijos en el agua. Un extraño poder rodeo su cuerpo, atrayéndolo hacia el agua. Ella se dejaba guiar, sentía que eso era lo correcto. La luna llena la iluminaba con su brillo llenándola de energía.

Una extraña nube violácea comenzó a dar vueltas en el medio de la laguna, parecía estar tomando una forma, una apariencia... humana.

Estaba a punto de ver a esa persona que había venido de las profundidades del agua, pero...

- Ori...K...ori....

Una extraña voz comenzó a resonar con más fuerza en el extraño lugar.

- O... cle... o... cle...

Sentía que conocía la voz, pero no sabía de donde. Siente una punzada en su brazo derecho, al fijarse ve que lo tiene rojo, y algo lo presiona con fuerza... ¿pero qué?

- ¡¡Kaori Oracle!! – gritó Eriol en el dormitorio de su amiga.

La chica abrió los ojos desmesuradamente con temor a la persona que gritaba. Lo primero que ve son los penetrantes ojos azules de Eriol que la miran con preocupación. Nota que no trae los anteojos puestos, y lo agradeció enormemente para así no preocuparse tanto sobre su rostro colorado.

- ¿Q... qué paso? – preguntó Oracle con nerviosismo.

- ¿Por qué no me lo dices tu? – preguntó molesto Hiraguizawa. Kaori tragó saliva con miedo. No le gustaba esa mirada.

Al ver que su amiga se rehusaba a hablar, solo dio un largo suspiro rindiéndose.

- Sentí una presencia sumamente poderosa. Me desperté a mitad de la noche y la busqué por toda la casa, ¿y adivina hacia dónde me guió?

La chica no respondió.

- Hacia ti. De ti venía esa presencia. Por eso te pido, que por favor me cuentes todo lo que pasó.

Oracle estalló en lágrimas, no sabía por qué, pero tenía ganas de llorar en ese momento. Eriol se acercó hacia ella preocupado, había estado más de dos horas tratando de despertarla en fallidos intentos. Pero ahí estaba ella, llorando desconsoladamente por culpa de sus presiones. La abrazó con fuerza, haciéndole sentir que él siempre estaría para ella.

- Abrázame Eriol – susurró sin poder parar de llorar, cerrando los ojos – Por favor... no me dejas.

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La joven estaba tranquilamente apoyada contra el tronco de un árbol. Su uniforme destacaba el último año que estaba cursando en esa preparatoria. Estaban el la hora del receso, pero ella no tenía hambre. Muchos chicos la señalaban mientras le hablaban a los demás. Ella sabía lo que estaban comentando, y le dolía. Sin darse cuenta le dolía.

- ¿Qué haces? – preguntó un chico a sus espaldas - ¿Me dejas ver?

La chica no se inmutó sobre su acercamiento a su soledad. Tendría que llamarse así, era una idea que muchas veces pasaba por su cabeza. Él era el único que se le acercaba, el único que no le tenía miedo a esa chica antisocial. Uno de los únicos que la conocía lo suficiente como para no tenerle miedo.

- Hermoso – dijo admirando el dibujo de la chica - ¿Qué clase de aves son?

La chica quedó pensando sobre aquella pregunta. La verdad era que no tenía una respuesta específica. Había buscado por muchos lugares y de distintas formas sobre esa especie, pero parecía que nadie las conocía.

- ¿Existen estas aves? – volvió a preguntar el chico al no recibir respuesta de ella - ¿Las has visto?

- Si y no – contestó Michael tranquilamente.

- ¿Si y no? – preguntó sonriendo el joven de ojos marrones.

- Si las he visto, en mis sueños – viendo la cara de su acompañante – fantasías mías. Pero no he encontrado información sobre ellas. No deberán existir estas aves azules.

- Es raro – comentó él atrayendo la atención de su acompañante – Las dibujas demasiado bien como para no verlas bien. Deberás investigar mejor, creo que deben existir Michael.

La chica suspiró con pesar.

- "Si supieras..." – pensó ella con pesar y gran amargura.

Notas de la Autora (si a eso se me puede calificar ^^U): Bueno, bueno, bueno..... creo que esta vez lo deje más confuso que antes, y es que yo me confundo con todo. Todavía me falta agregar bastantes cosas a esta historia. Pero no se preocupen, para el próximo las cosas se pondrán más interesantes ;)

Por cierto, se que ya paso pero bueno... ¡feliz día de la primavera para toda América del Sur y alrededores!! (y si no es así, ustedes ya saben que reprobé geografía y debo rendirla)... 21 de Septiembre, ¡que buen día para salir con los amigos!!, por lo menos yo ^^U

Una pequeña curiosidad: Sé muy bien que algunos creen que Michael es nombre de hombre y no mujer, pero en París ese nombre es de mujer (para no poner que es muy común porque yo no tengo idea :P), ya que suena como 'Mishel'.

Muchos, pero muuuuchos saludos a mis fieles amigas Yuen que es la primera y Oracle la segunda en comando si algo me pasa. Saben que las quiero mucho chicas.

Ah!, Yuen: yo ya cumplí terminando este cap, ahora cumple tu que me muero por saber como sigue tu fic!!!!... mira que va lo mismo para ti Oracle ¬¬

He leído un review que me pareció interesante, así que lo contesto a continuación...

Dark Angel: ¿Así que te gusta la pareja T+N?... jejeje!!, a eso le llamo pareja dispareja!... Bueno, veré que puedo hacer para completar tu petición, no prometo nada pero..... a veces hago milagros. Muchas gracias por alentarme y espero que te haya gustado este capítulo!!!!

También agradezco a todos los que me dejaron reviews desde que comenzó este fic hasta ahora, no saben cuanto me ayudan al saber que a ustedes les gusta!!!!

¡¡¡¡¡Muchas gracias a todos!!!!!

Bueno, ahora si me despido.....

Kaoru Kinomoto

Dudas, comentarios, guías del futuro y regalitos, o solo elogios. Todo a meligise2002@hotmail.com o solo déjenlo en un review. Creo que la segunda opción es mucho más fácil que la primera.