Aclaración: *Meli entra a una
habitación vacía con cara de pocos amigos mostrando un gran cartel que dice:*
Todos los personajes de la serie Card Captor Sakura pertenecen a CLAMP, los
demás son "estrictamente míos" (excepto Oracle que es ella misma...
pero le hago lo que quiero en el fan fic) *-¡¡Me estoy cansando de decir
esto!!*
- Diálogos.
pensamientos de los personajes
"…" destacamento de una
palabra
*...* algún sonido
·~-·~-·~-·~-·~ cambio de escena
"..... busca dentro de tu corazón, y encontrarás la respuesta a tu pregunta...."
By: Kaoru KinomotoLa niña estaba parada frente al lago de sus sueños. En sus ojos infantiles se podía ver el miedo por lo que estaba haciendo, desvió su mirada hacia un lado encontrándose con la del ángel negro.
Volvió a ver el lago azul, colocó sus manos en las profundas aguas, haciendo que estas se tornaran de un blanco intenso. Una columna de luz se elevó en el medio del lago formando una nube violácea en su interior. A lo largo de unos minutos esta tomo una apariencia humana.
La niña sentía su cuerpo pesado a lo largo de ese proceso, el estar evocando a un espíritu del pasado tomaba muchas de sus energías. Pero no se podía detener, o de lo contrario...
- No lo dejaré – pensaba con decisión – No voy a dejar que se apodere de ella...
Unos ojos se abrieron dentro de la columna observando todo con curiosidad. Fijo su mirada en las personas que estaban frente a ella. Miró las aguas nuevamente, en ellas reflejaba lo que alguna vez fue.
La persona bajo lentamente hacia el suelo, camino hacia el chico hasta quedar frente a él. El demonio sonrió con satisfacción.
Enfrente de su cuerpo se encontraba la apariencia física de una mujer de veintiocho años. Sus ojos eran de un tono violáceo, como el de sus ropas. Era alta, de complexión delgada y esbelta, sus cabellos eran caobas y los llevaba amarrados en una larga trenza, dejando escapar mechones que hacía destacar los rasgos finos de la cara. Sus ropas tenían aire oriental, eran de color violeta con extraños signos en ellas. Su mirada era fría y triste, destacando la amargura que llevaba consigo.
- ¿Qué es aquello tan importante para haberme despertado de mi eterno descanso... – preguntó con voz seca viendo los ojos del chico clavados en ella - demonio?...
- Tienes una misión pendiente – responde sin dejar de mirarla - ¿Estás lista para cumplirla? – pregunta nuevamente con voz burlona hacia la guardiana del lugar.
La mujer ve a su alrededor con tristeza, recordando su triste pasado – Fui creada con un solo propósito en mi vida... pero he fallado – mira la cara de la niña – Fui desterrada del reino al que pertenezco, y encarcelada para la eternidad en este lugar.... he estado esperando siglos a ser despertada.
- Eso ya lo sé – interrumpe el demonio mostrando aburrimiento ante el relato - ¿Pero quieres saber una cosa?, ¡esta vez tu serás la protagonista de la película! – la mujer lo ve extrañada – Pero para eso debes hacer algo... y eso, es matar..... – la niña ve al demonio con preocupación – Tu hermana también esta aquí, ¡y quiere sacarte el crédito!.... ¿vas a dejar que eso ocurra?
- ¿Mi hermana? – pregunta entristecida la mujer denotando furia en sus palabras.
- Así es... pero antes quiero que me ayudes en otra cosa.
- ¿Qué obtendría a cambio?
- El honor de ser quien mate a tu hermana.
La mujer parece analizar el trato antes de decir con voz decidida – Esta bien – cambiando de tema - ¿Qué es lo que debo hacer?
- Ayudarme a despertar a una antigua conocida – ríe silenciosamente, recordando a la antigua maestra de cartas – Con ella, obtendrás el poder que deseas. Ella tiene algo que te servirá.
- ¿Quién es ella?
- ¡¡¡Nooo!!! – grita la niña tratando de hacer entrar en razón a la mujer, pero el demonio la detiene amarrándola del cabello.
- Ya verás....
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La chica volvía a su casa temiendo por su vida. A su lado se encontraba su compañero de trabajo con el ceño fruncido. ¿Por qué tal expresión?, fácil la respuesta: todavía se acordaba del "incidente" hecho por la chica en su comida hacía un mes. El solo recordar aquella cosa disfrazada de comida le daba nauseas.
La joven al ver el silencio del chico y sentir un aura de combate alrededor de él sintió estremecer todo su cuerpo. Tragó saliva lentamente sosteniendo sus libros con fuerza, trataba de no voltearse a ver la cara de su acompañante. Sabía que si hacía eso estaría perdida.
Decide olvidarse de esa situación y pensar en algo más agradable. En uno de sus dedos un anillo verde reluciente permanecía intacto. Antes de irse de Hong Kong lo había encontrado bien guardado en un cajón con cerrojo por su amiga Xian Fei. Algo en él hizo que lo sacara de su lugar secreto horas antes de tomar el avión. No sabía si Xian Fei se había dado cuenta de su "travesura" por así llamarlo, pero no se arrepentía de haberlo tomado.
Finalmente terminan su recorrido frente al edificio donde vivían momentáneamente, ya sin miedo a su acompañante. Sabía que no le podría hacer nada gracias al pacto que habían hecho días después del incidente. Estaba segura por ahora.
- Otra vez eres mi tutor para matemáticas - dijo la chica en un tono no muy agradable momentos después de haber entrado al edificio.
- Pudiste haberte negado - se defendió el chico entrando con ella al departamento y dejando sus cosas en la mesa.
- Lo mismo digo.
- Bueno, ¿quieres que te ayude o nos quedamos hablando como viejos amigos?
- Ayúdame... - dijo en un tono suplicante, cosa que extraño al chico. El anillo que ella llevaba en la mano brillo por una milésima de segundo - ¿Nos sentamos? - preguntó saliendo de su laguna mental.
- Si - contestó él. Su acompañante fue por un jarrón y dos vasos a la cocina para volver con ellos y verter su contenido. Como hacía cada vez que necesitaba su ayuda.
Y la verdad era, que ya se estaba acostumbrando a su presencia.
- Muy bien - bebiendo un sorbo de su vaso le muestra a el chico sus deberes - No entiendo esto.
- ¿Siempre vas a tener problemas para las matemáticas? - dijo él en un tono irónico que no trato de esconder.
- ¿Siempre me lo preguntarás? - dando un suspiro - Simplemente no las entiendo, no es mi culpa.
- Ya lo sé - contestó él tratando de animarla - Pero verás que con el tiempo las entenderás. Es todo cuestión de práctica.
- Gracias - dijo ella, cosa que sorprendió a Li.
- ¿Por qué?
- Gracias por animarme. A pesar de ser tan pesada contigo - dijo dando una pequeña sonrisa.
Él no dijo nada, solo volvió su mirada a la carpeta de la chica. No quería admitirlo pero se veía linda cuando sonreía. Se sonrojo un poco al pensar en su rostro.
Ya había pasado un mes desde que convivían en ese departamento en Tokio. Había sido toda una odisea el poder llegar a un acuerdo de paz entre los dos pero con el tiempo se fueron acostumbrando. Después de todo estaban solos y tendrían que aprender a convivir con el otro. Aunque no se agradaran.
- ¿Ahora entiendes? – preguntó cortésmente Li terminada una hora de explicaciones matemáticas.
- mmm... creo que si – responde serenamente, tomando el apunte donde habían trabajado – Al final era más fácil de lo que yo pensaba – dijo con una pequeña sonrisa, Li otra vez la miró extrañamente por la sonrisa dada - ¿Qué te pasa? – preguntó desentendida la chica, viendo a su acompañante con un gesto extraño para ella.
- No, nada – se levanta sintiéndose frustrado consigo mismo - ¿Por qué me pasa esto a mi?
- ¿Hoe? – dijo sin pensar la chica con una mirada inocente al no entender de qué hablaba Li.
Pero él, al solo ver el semblante despreocupado e inocente de la chica solo pudo reír sin poder negarlo.
- Definitivamente, te pareces mucho a ella – sonrió con ternura al pensar en la niña de ojos verdes que alguna vez conoció en su niñez. Toma una campera tirada en el sofá y sale del departamento sin pronunciar otra palabra, pero aún con una tranquila sonrisa en su semblante.
- ¿Qué me habrá querido decir? – se preguntó al no entender las palabras de su compañero, cayendo de inmediato en que el chico se había ido sin haberle dado una explicación - ¡Oye!, ¡espera! – gritó por acto reflejo parándose de la silla y caminando hacia la puerta. Cuando iba a abrirla para salir en su búsqueda suelta el picaporte y da un pequeño suspiro – Que más da... – susurró desanimada – si ya se ha ido – da media vuelta y comienza a recoger los útiles de la mesa, encontrándose con un lápiz perteneciente a Li. Una sutil sonrisa aparece en su rostro – Tiene una linda sonrisa – sus mejillas se tiñeron de un rojo carmín mientras seguía ordenando todo. Ni ella misma sabía el por qué se había sonrojado por tal acto. Pero pensaba que si el chico sonriera más, seguramente llegarían a ser buenos amigos.
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- ¡¡Holaaaaaaaaaaaaaaaa!! – gritó con entusiasmo Nakuru al ver llegar a casa al chico de sus sueños - ¡¡Touyaaaa!! – salta ágilmente hacia sus brazos - ¿Cómo te fue hoy? – preguntó melosa a los oídos de Kinomoto. Este solo dio un suspiro de resignación hacia la guardiana dejándola suavemente en el suelo.
- Vi a mi padre – finalizó el joven doctor con el semblante serio – Después de tanto tiempo sin saber de él, por fin lo pude ver – continuó entristecido – No ha cambiado mucho, pero ahora trabaja en una preparatoria llamada Kaeno. Trabaja demasiado para la edad que tiene. Como hijo y médico que soy no se lo recomendaría.
- Ajá – sonrió la joven llevándose un dedo a sus labios - ... pero él no te hizo caso.
- Da igual – su semblante se oscureció al llegar a sus conclusiones – Tarde o temprano tendrá un decaimiento, y ahí se acordará de mi como de mis consejos por su salud... ya no es el mismo Fujitaka Kinomoto que hace unos años... solo se preocupa por su trabajo.
- ¿Sigue triste por la muerte de tu hermana? – preguntó inocentemente Nakuru sin darse cuenta de la pregunta hecha. Se estaba metiendo en un terreno privado, peligroso y lleno de viejos recuerdos que a nadie le gustaría recordar – Hay Touya... – al darse cuenta de lo que había dicho - ¡Lo siento tanto! – trata de retractarse, pero ya era tarde.
- ¿Volvió Hiraguizawa de la preparatoria? – preguntó desviando la mirada el joven de ojos cafés. Nakuru se dio cuenta del drástico cambio de tema hecho por su amado.
- Aún no – contestó afligida, tomando un mazo de cartas de tarot que estaban bien escondidas en su bolso - ¿Quieres ser el primero al que le tire las cartas? – preguntó divertida viendo el desacuerdo del chico.
- ¿Ahora tiras cartas? – saca la primera del mazo, que se titulaba "The Fool" - ¿El Loco?
- Es la primera o última carta de los arcanos mayores – contestó a su pregunta tranquilamente, aunque dentro se estuviera matando de la risa al ver el asombro de Touya por lo que ella sabía – No tiene número, y mayormente simboliza la inocencia de nosotros. El niño interno que busca aventuras y no le tiene miedo a nada, no tiene miedo a su futuro y tiene la inocencia y pureza de un niño – volvió a repetir la guardiana.
- Pero... ¿por qué tiras cartas?
- ¡Porque no puede ser que todos tengan un don especial y yo no! – respondió molesta Nakuru, acomodando las cartas. Luego comienza a contar con los dedos mostrando su ceño fruncido – Nyria tiene visiones, puede ver cosas que nosotros no y ahora me entero de que tiene magia Occidental; Eriol, bueno, todos sabemos los poderes que él tiene; mi "mascotita azul" es muy perceptivo; Tsukishiro se da cuenta de los sentimientos de las personas... y tu – señalándolo con el pulgar - ¡Tu puedes ver espíritus!... ¿por qué yo no puedo hacer esas cosas?, ¡¿por qué yo no?! – se lamentó la guardiana llorando infantilmente.
Demasiado grandecita estaba para llorar de esa forma y sentirse celosa por lo que para algunos era una gran responsabilidad llegar a cabo, esos eran los pensamientos del mayor de los hermanos Kinomoto en ese momento.
- No sé por qué te pones tan celosa por eso – respondió resignado a la forma de ser de la joven – Hasta yo prefería tener una vida como cualquier otra persona: normal.
- ¿Cómo que preferías? – se secó las lágrimas la guardiana, poniendo más atención a las palabras de su "amigo".
Él solo suspiró resignado. Ve por un momento el atardecer por la ventana del salón para volver hacia la guardiana. Tranquilamente respondió a su pregunta, pero sin poder evitar el brillo de tristeza en sus ojos – Nakuru: yo ya no tengo mi don – viendo el semblante aterrado de la guardiana – no tengo magia.
- ¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEE?????!!!!!!
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- ¡A que no me alcanzas Eriol! – gritó con alegría la joven de larga melena amarrada en una trenza, guiando a su amigo (sin ella misma darse cuenta) por un gran parque en las lejanías de Tomoeda. Algo en ella le decía que debían ir a otro lugar terminadas las clases, y las cercanías de la Torre de Tokio le había parecido un destino sumamente interesante.
- ¿Por qué tuve que acceder a dejarme guiar por ella? – pensó cansado el joven, recordando los dos boletos que tuvo que pagar para llegar donde estaban: en Tokio – Esto es cansador... – susurró parando su larga carrera, tratando de recobrar fuerzas para seguir adelante.
- ¿Ya te cansaste? – preguntó a gran distancia Oracle, deteniendo su carrera.
- ¡Claro que no! – gritó nuevamente para seguir corriendo por ella. La chica solo sonrió y volvió a correr con gran agilidad.
Lo que no se esperaba Eriol, es que al pasar corriendo por uno de los costados de la fuente tropezaría con una joven estudiante de Tokio. Rápidamente le ofreció la mano (cosa que ella no aceptó), tratando de reparar su daño.
- Discúlpeme... no había visto que... – para de hablar al ver la cara de la joven.
- ¿Y a este qué le pasa? – se preguntó ella sintiéndose examinada por el extraño sujeto.
Frente a él se encontraba una chica de su edad, el claro color de su piel hacían creer que con solo tocarla se destruiría en mil pedazos. Sus ojos lo miraban con desprecio, pero tenían un lindo azul en ellos. Sus cabellos eran negros como la noche, dejándose caer libremente por la espalda de la desconocida.
Eriol se sacó los lentes para verla fijamente y después ponérselos con asombro.
- Óigame usted, si me hiciera el gran favor de moverse y dejarme caminar por fin – dijo bruscamente, enfadada con el extraño que ocupaba su valioso tiempo.
Pero solo él se quedaba quieto frente a ella. Trataba de articular una palabra, pero le era difícil en ese momento. Solo una sonrisa bastó para alertar a la chica.
- Me voy – susurró lentamente caminando al lado suyo. Pero él la detuvo tomándola por el brazo - ¿Y ahora qué?
Se estuvieron viendo un largo tiempo. Ambas miradas azules intercambiaban distintos sentimientos, pero que en una época muy lejana, había sido el que los unía en secreto.
- ¿Tomoyo? – preguntó suavemente Eriol, sin dejar de ver esos expresivos ojos azules con gran cariño.
Ella solo abrió los ojos de sorpresa. Ya lo había reconocido, al extraño chico frente suyo.
El solo saber que estaba tan cerca de él la hizo temblar.
- ¿Eriol? – preguntó asustada de haber atinado. No quería encontrarse con él, no debía encontrarse con él. Se había prometido olvidar su extraño pasado pero... ahora sabiendo que él estaba cerca de ella... ¿podría cumplir su objetivo de llevar su vida monótona como lo hacía antes?, ¿o tendría que cambiar todo por un simple reencuentro de "amigos"?... su rostro se endureció, eso nunca.
Lejos de ese lugar, Kaori miraba aquel reencuentro con extrañeza y a la vez tristeza. Algo le decía que a partir de ese momento las cosas cambiarían. Y que las ilusiones que tenía de empezar una relación con Eriol serían más difíciles de llevar a cabo...
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- ¡Que bueno que llegaron! – se alegró Nakuru al ver entrar a un sonriente Eriol, seguido por lo que parecía el cuerpo de su amiga Oracle - ¡Ya me tenían preocupada! – viendo disimuladamente el semblante fúnebre de su pequeña hermanita - ¿Por qué se tardaron tanto, Nyria?
Ella solo sonrió tristemente contestando a su pregunta, viendo interesadamente el suelo de la gran casa.
- Eriol encontró a una vieja amiga – viendo tristemente a los ojos de Nakuru – Tomoyo Daidouji era su nombre – camina encerrándose en su cuarto, sin ver hacia atrás. No tenía ganas de estar cerca de sus seres queridos con el poco humor que tenía.
- Con que Daidouji, ¿no? – preguntó de mala gana la castaña viendo reprochadoramente a su primito - ¿No hemos hablado sobre "ese" tema, Eriol?
- Creo estar lo suficiente grandecito para saber que hacer con mi vida – contestó fríamente el joven inglés, caminando por los pasillos, y dejando a una Nakuru muy confundida hablando a la pared sobre la juventud de esos momentos.
Fuera de esa escena, subiendo por la ventana de su habitación, la joven Kaori se sostenía fuertemente mientras iba ascendiendo hacia el techo de la antigua casa. Al llegar a su meta camina un poco hacia el centro, tratando de no pisar fuertemente las tejas. Finalmente se sienta abrazando sus piernas con temor. Pero aún así, nunca dejaba de ver la luna. Desde que era pequeña sentía gran tranquilidad con tan solo verla, cuando tenía que recapacitar sobre sus cosas solo bastaba con verla un tiempo para tener la solución a sus preguntas.
Sin voltearse, sintió la presencia de otra persona atrás suyo, acercándose con lentitud.
Solo pudo sonreír al identificar al extraño que se había sentado a su lado.
- Estoy feliz de haberte encontrado... nuevamente – sonrió con amargura Oracle. Su mirada estaba fija en un punto del cielo nocturno. Parecía perdida en un mar de preguntas, y esa vez la luna no le ayudaba mucho a pensar.
- Me sentí preocupado al verte en ese estado – contestó tranquilamente el joven, viendo de reojo a Oracle meditar en silencio.
- Tu no me conoces bien – susurró tratando de que en su voz se notara enojo, pero no podía. Era mala en las mentiras.
- Pero si lo suficiente para saber que algo te preocupa.
Oracle miro a su costado encontrándose con la mirada de él. Se quedaron unos minutos en la misma posición, ella pensando en las palabras del joven y él por tan solo darle tiempo a su nueva "amiga".
Finalmente volvió su mirada perdida al cielo, pero esta vez dirigida a la luna. Tenía un ligero sonrojo en sus mejillas, pero no era por el joven, sino por sus palabras.
¿Tan predecible era ella con la gente?
- No tienes ningún derecho en interferir en mi vida privada – respondió aumentando el sonrojo en ella, estaba furiosa por dentro, pero permanecía tranquila por fuera – Mis problemas, o "preocupaciones" solo me incumben a mi, a nadie más.
- Solo quiero ayudarte – comentó el joven acomodando sus lentes en su rostro.
- Me ayudas más si no te metes donde no te llaman, ¿entiendes lo que digo, Tsukishiro? – viendo fríamente a su acompañante, aunque por dentro quería llorar y desahogar toda la tristeza que acumulaba en su ser.
Pero él, con su tranquila sonrisa desvió su vista hacia la luna. Haciendo que ella lo mirara desconcertada.
- Hoy hay luna llena – cambió de tema radicalmente el joven Yukito, sin importarle las palabras dichas por Oracle.
- ¿Me estas ignorando? – preguntó furiosa la chica, clavando sus ojos en los de él.
Pero aunque tratara una y mil veces, no lograba intimidar al chico de las gafas.
- La luna es fría y solitaria, pero a la vez cálida – filosofó el joven viendo con gran dulzura el rostro confuso de la chica – El brillo que irradia es único, te da alegría y a la vez sabiduría. Pero, por más que hayan nubes en el cielo, ella siempre estará para guiarte por su camino de luz para que no te pierdas en la oscuridad – terminó su frase con una gran sonrisa, agregando después – Sin la luna el mundo no sería como hoy lo conocemos. Todos necesitamos de ella inconscientemente, ya que la vida no sería la misma que hoy conocemos – viendo el cielo con tristeza – es por eso que deseo ayudarte.
La chica se sorprendió de sus palabras, su mente estaba hecha un caos. No sabía si creerle o salir corriendo de ese lugar. Pero algo dentro suyo le decía que se quedara, que escuchara sus palabras y luego juzgara.
- Mis instintos deben ser – reflexionó la joven rápidamente, pero a la vez sonrojándose levemente por las palabras dichas por Tsukishiro. Escondió su rostro rápidamente en la oscuridad de la noche.
- Oracle: tu eres como la luna, especial y única – sin dejar de ver el cielo, sintió que la chica prestaba más atención a sus palabras – Pero si te dejas vencer por la tristeza, la luz que irradias puede llegar a desaparecer para siempre... Yo no quiero que suceda eso – su semblante se endureció por un momento, para volver a la normalidad de siempre.
- ¿Por qué....? – susurró lentamente Kaori, viendo el techo en el que estaba sentada seriamente.
- ¿Qué cosa? – preguntó Yukito sin entender las palabras de su acompañante.
Ella solo hizo un intento para ser escuchada nuevamente. Pero esta vez alzo la vista hacia él mientras lágrimas salían de sus delicados ojos.
- ¿Por qué te preocupas tanto por mi? – volvió a preguntar sin dejar de llorar.
Él solo sonrió.
- Porque me agradas – contestó dulcemente, observando el comportamiento de ella. Le dolía el verla llorar, odiaba ver llorar a las personas, menos cuando se trataba de alguien tan especial como Kaori – Y puedo ayudarte... si me dejas.
Ella solo lo abrazó con fuerza mientras lloraba cruelmente. No podía dejar de llorar, incluso aunque se lo pidieran, quería desahogarse por completo esa vez, y él estaba ahí para consolarla. Aunque ella no lo sabía, él lo entendía perfectamente. Rodeo el cuerpo de ella con sus brazos amistosamente. Ella solo se dejó abrazar, ya no aguantaba las ganas de llorar que tenía.
- Sólo una persona se preocupó tanto por mi en toda mi vida – pensó sin dejar de llorar la chica, le era inevitable en ese momento –... y esa fue Eriol – aferrándose más al cuerpo del joven – Gracias Tsukishiro, muchas gracias por lo que has hecho por mi.
Nubes de lluvia se formaban a su alrededor, pero a ellos no les importaba. A lo lejos se divisarían como dos sombras abrazándose, quizás los confundirían como una pareja. Pero la verdad sería diferente, la amistad surgiría de esa extraña situación ocasional.
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Era de noche, pronto el reloj marcaría las doce. Pero eso no evitaba el que estuvieran despiertos, desvelándose cada uno con una taza de café.
La sala no había sido el mejor lugar para esperar, tampoco en sus respectivos dormitorios y menos en el baño.
En resumen: el mejor lugar encontrado para esperar había sido la cálida cocina.
La chica de ojos azules miraba incómoda su taza de café, iba a tomar otro sorbo de su contenido. Pero cuando llevó a sus labios la taza, se dio cuenta que algo faltaba.
Con resignación miró el fondo de la taza vacío. Una vez más se había terminado su brebaje mágico que la mantenía despierta a altas horas de la noche.
- Genial... – susurró irónicamente, levantándose de su lugar para volver a preparar café instantánea. Solo para ella, como siempre hacía.
El joven hechicero miraba aburridamente como su acompañante prendía una hornalla de la cocina para volver a poner agua a calentarse.
En el centro de la mesa se encontraba un pequeño teléfono móvil bien acomodado. A sus costados y esparcidas por toda la superficie se encontraba lo que alguna vez se llamó baraja de cartas. Había también un baso negro de plástico y dos dados tirados en el piso además de una partida comenzada de ajedrez y sin terminar.
La joven veía preocupada la hora en su reloj de pulsera, desde hacía las diez de la noche habían estado encerrados en la cocina del departamento sin nada más que hacer que esperar el tan deseado llamado de la matriarca Li.
Todo ese tiempo se habían entretenido con algunos juegos de mesa, pero terminada la primera hora los juegos yacían intactos.
El aburrimiento era mutuo en ese lugar, y solo habían pasado dos horas.
Repentinamente una idea surgió de su mente, y no pudo evitar mirar furtivamente a su acompañante.
- ¿Qué pasa ahora? – preguntó molesto Li al sentir la mirada de Leng clavada en su rostro - ¿Me dirás ahora que quieres volver a jugar a las cartas? – preguntó burlonamente, sabiendo que esa era la debilidad de la chica.
- Noooo... – dijo sarcásticamente tirando algunas cartas al suelo. No estaba de humor como para verlas nuevamente. Bastante había sufrido esa noche con ellas – Para nada... mejor dejémoslas donde están, así no habrá problema por las dos partes – sentándose en su silla, miró nuevamente a su acompañante. Pero esta vez la mirada era de intriga, miedo y un poco de maldad al pensar lo que diría a continuación.
- Li – dijo ella tratando de mantenerse seria, viendo al chico mirarla serenamente mientras tomaba un sorbo del contenido de su taza – Este es el momento – sonrió con maldad esperando pacientemente a que el chico volviera a tomar aquel líquido - ¿A qué te referías esta tarde cuando me dijiste "Definitivamente, te pareces mucho a ella"? – imitó la voz gruesa del chico como mejor pudo. Pero al ver el repentino silencio de él se quedó callada. Lo que no esperaba era que ese silencio se debía al quedarse atorado en su garganta un poco de café.
Era el momento en que ella tendría que reírse frente a su cara. Nunca pensó lo dulce que se sentiría humillar a Li en persona.
Pero hubo un cambio de planes repentinamente, fue así como se quedó callada.
Otra idea cruzó por su mente, una peligrosa para ella. Pero tenía que descartar sospechas.
- ¿Acaso te referías a.... – pero no pudo continuar, un nudo en su garganta se lo impedía.
Li la miró fastidiado.
- ¿A quién podría referirme yo? – dijo fríamente, tratando de parecer lo más distante posible. Pero lo que no sabía era que esa frase incentivaría a Ying Fa a proceder.
- mmm... no sé – viéndolo con enfado - ¿El sufijo "Chiquilla del cerezo" significa algo para ti? – al ver la palidez del chico, sintió como algo dentro de ella se quebraba lentamente. No podía ser, no podía ser lo que ella pensaba...
- Si significase algo, no creo que sea de tu incumbencia – respondió enfadado.
- Ah no, ¡yo si lo creo! – meditando por unos segundos- ¿Quién es esa famosa "Chiquilla del cerezo"?
- Eso no te incumbe.
- ¡Claro que si! – ve enfadada el rostro frío de Li – Todo lo tuyo me incumbe – agregó sin pensar esas palabras.
- ¿Por qué dices "Todo lo mío"? – su voz era fría, pero desafortunadamente a ella no le importaba.
- Porque estamos comprometidos, ¿no? – susurró tratando de parecer natural esas palabras. Aunque el efecto que provocó el Li fue todo lo contrario a lo que ella esperaba.
- Eso pronto se solucionará – respondió con enfado – Recuerda que todo fue un mal entendido.
- Ajá, ¿y qué más? – viendo fijamente a los penetrantes ojos de Li - ¡No me tomas por tonta Li Xiao Lang!, ¡porque no lo soy! – iba a seguir con su pequeña charla, pero un gran chillido la interrumpió – el agua – dijo asustada yendo apurada para apagar la hornalla.
Li pensaba fríamente como responder de la peor forma posible a esa arrogante Leng, pero el pequeño grito emitido por la chica tubo la virtud de sacarlo de sus pensamientos y ver lo que pasaba a su alrededor.
Ying Fa yacía tirada en el suelo, una de sus manos era sostenida por la otra mientras en su cara estaban luchando por salir unas lágrimas rebeldes.
Rápidamente Li se acercó a ayudarla, olvidándose momentáneamente de lo que estaban hablando antes.
- ¿Estás bien? – preguntó él, viendo con preocupación la mano de la chica.
- Si – contestó con un hilo de voz – No me pasó nada...
- Ven – la toma del brazo llevando su mano al agua fría de la canilla - ¿Estas mejor? – volvió a preguntar viendo como el semblante de la chica cambiaba al contacto con el agua.
- Si, mucho mejor – viendo su mano tranquilamente – Gracias... – mira a su salvador con una pequeña sonrisa.
Li volteó al mismo momento que ella, quedando sus caras a pocos centímetros de distancia.
Nadie dijo nada, el solo sentir la respiración del otro los hacía ponerse nerviosos.
Pero ambos deseaban ese momento, aún sin saber lo que el otro pensaba.
Ambos se miraron a los ojos, esperando ver en el otro la respuesta que tanto buscaban....
Notas de la Autora: mmm.... ¡¡como me gusta hacerlos sufrir!! *Meli se retuerce de la risa sentada en el sofá favorito de Eriol* bueno ya pasó el momento.
Este capítulo se me hizo sentimentalista, ¿no?....... ¿quieren saber lo que va a pasar en el próximo?... solo con el tiempo se verá.
Bueno, besos a Yuen, Oracle y Makita (quien esta de vacaciones en no sé donde) mis amiguitas del alma.
Este capítulo va hecho especialmente para Juliana Tedesco, quien gustó por un tiempo de esta serie. Puse el nombre completo porque me contó que una compañera suya también escribía por estos sitios (que desencuentro T-T), me dijo de un nick algo parecido a Pequeña Loba o algo así, Daniela creo que era su nombre. Me gustaría que me escribiera ella si es que llega a leer esto, tengo mucha curiosidad por conocerla ^^
Espero que les haya gustado este capítulo ^^
Kaoru Kinomoto
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