Hola a tod@s. Bueno subo esto porque es como mi disculpa por no subir el otro chap a tiempo. Este si está a tiempo.

QUIERO UN RR POR CADA CHAP QUE PUSE si se pude.

Bueno ya saben NADA QUE RECONOSCAN ES MIO Y bla bla bla.

¿Quieren comenzar a leer?

Bueno pues esta es sólo una parte de nuevo he separado el chap en dos. La próxima parte a más tardar el sábado. Pero puede aparecer el jueves. : P

Bueno una tarea porque no hay notas al final del chap.

Como se enteran de lo de los heraldos y sus poderes quiero que me digan que personaje será cada uno. Veré si puedo darle un premio al ganador. ¿Mmmm un poema? O pongo a Alf a trabajar y que dibuje algo. : P Bueno como sea. Creo que la mayoría de los personajes o todos a menos de que mi cabeza invente otro está ya dentro del ff. Así que pónganse a adivinar.

Este chap también pasa en dos días distintos. La primera parte el miércoles y jueves y la segunda el domingo.

Espero que el chap les guste.

PUEDEN LEER.

  ~*~

Capitulo dieciséis

La espada de luz y el corazón valiente.

(El misterio de los heraldos)

-No hay nada con que guiarnos.

-Sí, sólo búscalo dentro de ti misma,

I

(*Martes por la tarde*)

El invierno había llegado temprano ese año. Hogwarts ya se había vestido de blanco. Los árboles del bosque prohibido estaban llenos de nieve. A esos árboles tan especiales no se les caían sus hojas.

El lago se había convertido en un bloque de hielo. Los estudiantes empezaron a patinar sobre él.

Los estudiantes se congregaban en los jardines para disfrutar del paraíso invernal. El bullicio parecía ocultar el miedo y las preocupaciones de cada uno. Pero allí si se miraba hacia el castillo se reconocía el comedor. Era inevitable llenarse de tristeza. 

Los copos de nieve caían suavemente. Carina caminaba por el lugar. Ella como el resto de sus compañeros estaba enfundada en su abrigo, con su bufanda, gorro y guantes. Todo de los colores de Gryffindor

Carina miró el castillo. Estaba justo enfrente de lo que había sido el gran comedor. Las paredes seguían rotas y resquebrajadas. Ennegrecidas y solitarias. Carina se acercó hacía allí.

Apoyó su mano en una de las paredes y entró. En el techo había un gran agujero. La nieve entraba y se congregaba a lo largo del comedor. Una suave brisa recorrió el lugar conforme la chica caminaba, levantando la nieve y la madera.

Las mesas y bancos estaban rotos y por todos lados se veían patas y tejas.

-¿Qué pasa Alessandra? ¿Te sientes distinta?

Ale que estaba a la mitad del comedor giró. Llevaba puestos sus lentes y sonreía.

-Hola Carina. Sí, me siento distinta pero no es sorpresa. Tengo esto.-mostró la pequeña cadena de su cuello.

-¿Será pronto?

Ale asintió. Carina le miró.

-Alessandra Ryddle es distinta a Alessandra Oliner ¿verdad?

-Mmmm no mucho. Sólo un poco.

-A mi me parecen distintas.

Ale sonrió y le dio la espalada.

-Armando me reto un combate. Es grandioso. A veces siento que debí entrenar mis poderes.

-Lograrás ser mejor. Ya lo verás.

-Pero lo que tú haces es mil veces mejor.

-Mi mente.- Ale rió.- es una maquina que mueve cosas. – la joven se quitó los lentes y movió su mano. Una silla destartalada se alzó y fue volando hasta sus pies.

-Sí, eso es algo genial.

-Esto es nada comparado con lo que harían los heraldos al estar todos juntos o si ella despertará.

-Ya verás como pronto podrás ver quien es mejor.- Ale asintió.

-Los heraldos empiezan a despertar. Pronto será hora.- Otra brisa recorrió el comedor. Con un susurro giró por el lugar y levantó la nieve alrededor de las dos jóvenes.

Los heraldos se acercaban.

~*~

(*Jueves*)

Corría. Eso era extraño. Algunos estudiantes se sorprendían por el remolino de color rojo que pasaba a su lado. Iba tarde y eso era malo. No podía llegar tarde a la clase de Defensa, sencillamente no podía. Corrió más rápido. Iba dejando sus pasos marcados. Toda ella chorreaba.

Ella era Lily Evans, hacía seis años que no llegaba tarde a una sola clase y ahora estaba corriendo a toda velocidad. La última vez que había llegado tarde había sido por culpa de los Merodeadores. Y esa había sido la única.

Y como no. Ella no había pedido conocer más cercanamente al calamar gigante. Hubiera preferido no saber nada más de lo que un estudiante debe de saber.

Seguía corriendo pero no puedo evitar una risa. Los merodeadores le habían atado de piernas y manos. Le habían puesto un hechizo para que respirara bajo el agua y luego la había lanzado desde el tercer piso hasta el lago.

Allí, en ese pareció sin tiempo, Lily se había encontrado con el calamar, pero iba hundiéndose más. Nunca supo como las cuerdas de sus manos se zafaron, pero entonces ella puedo desatarse las piernas y salir nadando, pero no acabó allí. Al parecer el calamar se había enamorado a primera vista de ella. En cuanto estuvo en la superficie el calamar también salió y con un chillido muy agudo abrazo a Lily con sus tentáculos. Si la profesora McGonagall no hubiera llegado seguro que hubiera sido arrastrada la lago.

Lily rió. El hecho de que el calamar saliera de vez en cuando ella pasaba por allí esperando palabras alegres y unas palmaditas en uno de sus tentáculos era bastante cómico.

Detuvo el paso y airó la puerta del aula.

-Profesora tengo una explicación.- dijo sin mirar al salón.- El baño se inundó y no podía salir. El señor Nilver me ha encontrado, a mi y a tres niñas de distintos cursos. Perdoné es que Mylthe estaba algo susceptible hoy y una niña no se sentía bien del estomago y bueno creo que a la fantasma no le gusto que le vomitaran encima.

Oyó risas. "¿Qué demonios?" pensó mientras levantaba la cabeza. No estaba la profesora. Sólo sus compañeros que reían. Un avión de papel le dio en la nariz.

-¿QUÉ PASA AQUÍ?

-Nada señorita Evans, me retrase un poco, pero veo que usted también. Está toda mojada, se va a enfermar, mejor valla a su cuarto.

-No se preocupe.- Lily corrió y se sentó con la cara roja junto a Peter.

-Bueno hoy veremos algo muy interesante, hoy veremos como defendernos de aquello que nos rodea.

~*~

Elinor abrazó sus rodillas y hundió su cabeza entre ellas. Estaba encerrada en esa cárcel de libros. Mataría a los merodeadores cuando saliera de allí.

-Hay que sacarla.

-Pero será imposible está sepultada. Oíste como el suelo se rompió probablemente ya este fuera.  O en una trampa.- dijo Peter

-No.- Sirius se inclinó y empezó a escarbar lanzando varios libros, incluyendo el séptimo tomo de una enciclopedia que James apenas y pudo esquivar.

-Sirius busquemos a alguien que nos ayude. Sé que Elinor tiene claustrofobia pero anda camina.

-Se va a morir. Sabía que debía… que no debíamos lanzar esa pelota hacía la estantería.

-Pero tú la lanzaste.

-detalles Peter, todos tuvimos la idea.

-En realidad Sirius el de la idea fuiste tú.

-Pobre Elinor, ustedes viendo a quien culpar y ella muriéndose de miedo.

-Vamos a buscar a Dumbledore o la bibliotecaria.- Y James tuvo que arrastrar a Sirius lejos de la pila de libros. Pero Sirius lanzó otro tomo de la enciclopedia que le dio a Peter antes de salir arrastrado por Potter aullando desesperado.

-Tontos.- una sombra salió de entre los libros.- WINGARDIUM LEVIOUSA

Elinor abrazó con más fuerzas sus rodillas. Un destello le hizo subir su cabeza.

Cerca de sus pies había un libro. Era bastante grande. Lo tomó y lo miró. La pasta era dura de color vino. No tenía titulo. Miró las hojas estaban todas rotas y amarillentas. Parecía desprender una luz de color roja. De repente una luz más potente se hizo presente.

-Elinor Dashwood ¿estás allí?

-Sí.

-¿Estas bien?

-Si- Elinor se paró. Con ayuda de la persona que le había rescatado salió del agujero.

Respiró aliviada.

-¿Segura que estas bien? Estás pálida.

-Sí- Elinor miró a su salvador. -¿tú?

La muchacha rió.

-Alicia Monrrow. Creo que no nos habíamos presentado. Ahora estamos a mano.

Elinor le miró. Esa chica era la muchacha que los Mortífagos habían capturado con Marina.

La muchacha tenía el cabello un poco arriba de los hombros de color arena y los ojos verde aceituna. Era bastante alta.

-¿Vas en sexto?

-Sí, soy prefecta de Raveclaw.

-Un gusto.

Pasos. Elinor se volteo. Al instante alguien le abrazó.

-Jamás, jamás me asustes así.- era Lily.- casi mató a estos pelmazos.

Elinor también abrazó a Lily. Cuando se separaron. Miró a Sirius. Al parecer tenía una mano marcada en la majilla. "Cortesía de Lily" pensó.

-Sirius si quieres desacerté de mi no tienes porque enterrarme.- dijo con una sonrisa.

-Pero…

-Lo sé… lo sé. Ven que tengo que matarte.- Los dos se alejaron con Sirius balbuceando.

-ELINOR.- Alicia llegó. – Tu libro.- Elinor miró el viejo libro.

-pero…

-Tiene tu nombre.- Elinor lo miró. Allí en una de las esquinas estaba su nombre.

-Gracias.- Eli lo tomó y se le quedó mirando.

-Es un libro extraño.- comento Alicia. Pensé que brillaba.

-Sí… extraño…

~*~

-Hoy probaremos la poción de la verdad. Pónganse en parejas.

Se oyeron ruidos y movimientos de sillas. 

-Profesor creo que sobro.- dijo Ale. El profesor Nilver sonrió. Por supuesto que ella sobraba.

-Tú debes ir con el profesor Dumbledore.- dijo el maestro. Ale tomó sus cosas y salió.

Elinor miró la poción.

-Tú primero Lil.

Lily tomó un poco.

-Pregunten cosas que en otras circunstancias jamás sabrían.

-Pregunta.- dijo la pelirroja suavemente

-¿Te gusta James Potter?

-Sí…- Lily abrió los ojos y se llevó las manos a la boca.- Eso no es justo.- dijo suavemente

-y eso que es la poción de la verdad menos fuerte. ¿Qué tanto te gusta?

-Mucho… realmente no lo sé… me siento extraña conforme a él.- Lily se mordió la legua. –No es justo.

-¿Qué piensas de él?

-Que es…

James estornudo.

-Creo que alguien habla bien de mí.- dijo suavemente. Él y Sirius se miraron y rieron. Luego volvieron a estar en silencio. Ninguno de los dos le veía el caso a preguntar algo. Al fin y al cabo sabía todo lo que querían saber del otro.

-Señor Black, señor Potter ¿han quedado claras las instrucciones?

-Si profesor. Pero hay un problema.

-¿Cuál?

-No tenemos cosas que preguntar.

-Siempre hay algo.

-Bueno yo preguntaré.- Sirius tomó un poco de la poción.

-Ya.

-¿te gusta Peter?

-NO. James Potter como puedes preguntar eso. Dudar de mí y con Peter.

-¿Qué? Era algo que no hubiera podido saber de otra forma. Podrías haber mentido.

-Aja. Y si yo te pregunto lo mismo.

-Sería un no.

-¿Cómo puedo saber que es verdad?

-Porque mis gustos están bien definidos. Allá atrás junto a tu novia se encuentra una pelirroja de ojos verdes que se está sonrojando hasta confundirse con su cabello que es dueña de mi corazón.

-Cursi. ¿Te gusta Peter?

-NO. ¿Si estuvieras asolas con Snapy que harías?

-Golpearlo, eso o convertir su rompa interior en una prenda llena de globos de agua, otra vez Snivellus no se guanto ir al baño.

~*~

-¿Quería verme profesor?

-Sí. Tenía algo que darte.

Dumbledore sacó una caja. Ale la abrió y allí encontró unos lentes y un frasco con un líquido azul.

-¿Qué prefieres?

Ale miró ambas cosas. Las sacó y las puso sobre la mesa. Se quitó sus lentes y los puso en la caja, luego sacó de su túnica un frasco vació y también lo metió.

Luego se puso las nuevas gafas y se guardo el frasco.

-¿Qué quiere decir eso?

-Pues… que tengo derecho a usar mis poderes pero que nos los usaré.

Dumbledore sonrió.

-Buena elección.

-Gracias.

Ambas personas siguieron hablando hasta que el fin de la clase llegó. Ale se disponía a salir.

-Profesor se acerca el tiempo.- y con eso salió.

Dumbledore miró la ventana.

-Lo sé, Alessandra, lo sé.

~*~

-Tú sabías que no venceríamos ¿verdad?

-Claro.

-¿Cómo?

Isabel no respondió ni ella misma lo sabía.

-Lo sabes ¿verdad?- dijo- Sabes que ella a despertado y que eso es un problema.

-Claro que lo sé.- Voldemort miró a Isabel.- Es tú culpa y la de ese maldito amanecer. Le diste fuerzas.

-No. Ella encontró fuerza dentro de sí misma. Encontró una luz y algo a que aferrarse cuando la nada y la oscuridad lo cubrieron todo. Cada heraldo tiene un poder, pero deben despertarlos venciendo a esa oscuridad.

-Sabes mucho.

-¿Cómo no voy a saberlo cuando yo pase por la misma prueba?

Voldemort gruño.

-Quedas confinada a la torre.- Isabel sonrió mientras salía de su habitación.- Ábely esta a tu servicio.

-No le necesito.- y con eso la mujer salió. Sus pasos se oyeron por los pasillos.

Se dirigió a una galería en el ala norte. Se paró frente a una pintura. Sonrió suavemente mientras la miraba.

-Uno menos… faltan nueve.- y con esas palabras se alejó.

~*~

-Lilliane espera.- Lily se paró extrañada. Un chico llegó no se sorprendió al ver quien era.  

-Hola Rafael.

-Hola Lilliane, me preguntaba si harías algo este fin de semana.

-No… claro que no. ¿Por qué?

-Quería ver si te gustaría salir conmigo.

-¿contigo?

-Sí, podemos ir a Hogsmade, te enseñaré una librería que encontré.

-Suena interesante.

-¿entonces sí?

-Sí, ¿Por qué no?- Rafael tenía el cabello rubio y los ojos verdes, era lato y bastante fornido. Su sonrisa era realmente encantadora. Usaba lentes y era muy inteligente. Era el otro premio anual.

-Bueno nos veremos frente a la puerta el sábado o el domingo tú sólo dime una hora.

-Que sea el domingo a las tres.

-Bien adiós.- Rafael tomó la mano de Lily y la besó.- Espero con ansias el domingo. Adiós Lilliane.

-ES LILY.- grito la pelirroja antes de que el chico se alejará.

-¿Con quien hablas?

-Hola Eli…

-De que hablabas con Rafael.

-De nada.

-La verdad.

-Bueno me pidió que saliera con él.

-¿Aceptaste?

-Sí, ¿Por qué no?

-Por nada.- Lily miró a Elinor le oía decepcionada.

-Eli ¿Qué pasa?

-Nada Lily diviértete en tu cita.- y se alejó. Lily se quedo extrañada "¿Qué hice ahora?" se preguntó.

~*~

-No lo creo.

-James es cierto. Creí que debía decírtelo.

-Después de todo lo que hecho.

-Mira tal vez es sólo una cita.- Elinor rió.- Pero no es eso de lo que quería hablarte.

-¿Qué pasa?

-Encontré esta nota en mi cama.

James tomó la nota de las manos de Eli.

La muerte llegó a ti muy rápido. La muerte ha de rodearte de nuevo.

Huye y no aceptes quien eres. Si aceptas saber sobre los heraldos tu vida será una pesadilla. Sólo si aceptas quien eres.

-No me gusta esto. Tengo miedo.

-¿enserio?- una voz se alzó en la puerta. James y Elinor miraron a Alessandra. Su cara se veía pálida, como la de un fantasma, alumbrada por una vela.

-¿Qué haces aquí?

-Creo que debo explicarles.

-¿Qué?

-quienes son lo heraldos, pero primero. ¿Tienen miedo?

-Sí.

-Pues aun no es lo suficiente.- Ale le sopló a la vela y la habitación quedo en tinieblas. –Síganme.

Elinor y James se miraron. ¿Les quedaba otra opción? Empezaron a seguir a Ale.

-Tarde toda la semana en encontrar esta habitación. Carina, ya llegue.- James no entendía.

Carina y Armando llegaron corriendo.

-¿Es está?

-Sí.

-Ellos son.

-Creo que sí.

Ale miró a sus cuatro compañeros. Sacó el collar de su cuello y lo metió en una abertura imperceptible.

-Bienvenidos a la habitación de los heraldos.- con un movimiento de la mano de Ale las luces se prendieron. Era una pequeña habitación sin una sola cosa en ella.

-Creo que deben saber que soy un heraldo.

-¿Qué quiere decir eso?

-Espera Elinor todo a su tiempo. Ustedes dos fueron los más fáciles de hallar.

-¿Qué?

-Sí, existen nueve heraldos. Todos son descendientes de los primeros heraldos, personas que estaban en este mundo para protegerlo y regresar el orden cuando las sombras empiezan a crecer.

-¿las sombras?

-Sí, las sombras. Obedecen al poder del mal. Son muertos que no han podido pasar por el túnel de los muertos.

-Espera empieza desde el principio. Ni siquiera Armando sabe toda la historia.  

-Si eso quieren…

Ale cerró los ojos y la habitación se amplio y se lleno de cuadros, sillas, una chimenea y muchas cosas.

-WOW.

-Los cuatro grandes tenían en su poder las llaves de los heraldos. Gordic Gryffindor, Rowena Ravenclaw, Helga Huffelpuff y Salazar Slytherine. Eran cuatro heraldos a los que se les otorgaron el valor, la inteligencia, la amistad y el pensamiento. Eran amigos y crearon este colegio. Además de ellos había cinco personas más que se dedicaron a otras cosas.

Los cuadros de cuatro personas se habían alumbrado. James los miró. Gryffindor se parecía mucho a él, demasiado. Ravenclaw tenía una mirada inteligente y un libro en sus manos. Helga era algo rellenita y con una sonrisa hermosa, Salazar se parecía a Ale, el cabello negro y la mirada fría e inexpresiva.

-Valtimur Velindol se le concede la lealtad.- se iluminó otro cuadro. Se parecía alguien que el conocía pero ¿a quien? – Tirani Taler le fue concedido el poder sobre la muerte.- Una mujer de extraordinaria belleza apareció en otro cuadro.- Barterius Bolinur amigo de cada planta y criatura. Entendía el leguaje de aquellos que no hablan el humano. – Otra pintura.- Melton Maltrilin podía ver a los muertos como vivos. Escuchar a la vida y pocas veces salvar a alguien de la muerte. – una pintura de un hombre pequeño y con cara de rata (NA. y por eso este poder es irónico)- Amalina Alitis. Poseedora del poder sobre el amor.

-Interesante.- dijo Elinor mientras veía las pinturas. –Pero que tiene que ver con los heraldos, con nosotros.

-Desciendo directamente de Salazar Slytherine se me concede el don del pensamiento, mi mente pude controlar las cosas. Y tu Elinor Dashwood tienes como antepasada a Amalina Alitis. Está mujer se dedicó a servir a todos. Estuvo en muchas campañas, pero jamás encontró el amor. – a lado de la pintura de Amalina apareció un árbol genealógico. Varias fotos de este se fueron iluminando hasta llegar a una rama donde se ilumino, con más  fuerza  que las demás, la foto de Elinor Dashwood.

-Por Merlín.

-James Potter desdiente de Gordic Gryffindor. El aparecido de todos los varones de la familia es sorprendente. El primogénito siempre es hombre. Tú línea es directa hasta tu tatarabuela quien debió de cambiar su apellido ya deformado. Tú abuela era Gryffins.

James miró la foto de su antepasado. ¿Cómo podía ser cierto? 

-¿Cómo lo sabes?

-Porque yo he aprendido. Desde siempre sé que tengo el poder. Mi madre fue traída desde la muerta por Ryddle que ahora es Voldemort. Mi madre conoció a cada una de estas personas.

-¿Por qué?

Ale miró las pinturas.

-A cada heraldo se le concede el signo de que lo es. Una espada con una piedra incrustada. Pero los heraldos no están solos en está batalla. Hay otras personas. Los poderes de los heraldos ayudan a controlar las sombras y son necesarios para abrir las puertas, pero… la única que puede encerrarlas y abrir las puertas es la reina del caos. Isabel Soberní es mi madre y la reina del caos que sirvió con nuestros antepasados.  

-¿entonces tú eres la reina del caos también?

-No el poder de esta reina no se transmite así. Melizza es la única que lo decide. Es la que probará a la que lleva el poder en sus venas. Siempre es una persona singular.

-¿y esos son todos?

-No existen las guardianas del mundo de los muertos. Ellas son las que detienen a las sombras y los muertos. Los poderes de cada heraldo se encuentran bajo su cuidad. Los de la reina del caos están ocultos en la cima de la montaña.

-¿y ya?- Elinor creía estar viviendo en una gran leyenda.

-Los reyes y guardianes de las Islas que viven la Isla Rey donde me crié y donde Armando y Carina nacieron. Ellos dos son encargados de proteger cada cosa, cada poder, sienten a su alrededor. Carina con poderes sobre el clima y Armando sobre el fuego.

-Es fantástico.- Pinturas de las islas iban apareciendo. Retratos, tapices.

-Voldemort está liberando a las sombras, por eso nuestro poder esta despertando.

-Pero no me siento distinto.

-Cada heraldo debe pasar una prueba para que sus poderes sean entregados. Sus poderes de ambos y su prueba son las más cercanas. 

-No lo entiendo ¿por qué nosotros?

-No lo sé. Pero es su destino y de las garras del destino no se escapará- Escogeremos cada uno nuestro camino, sólo tenemos derecho a decidir, pero el destino está escrito para cada camino.

-No hay nada con que guiarnos.

-Sí lo hay, sólo búscalo en ti misma.- Elinor miró a James y luego a sus demás compañeros.

-¿Qué pasa?

-Adiós

-ALE ¿QUÉ PASA?

Alessandra cerró sus ojos. Cuando los abrió, Elinor, al igual que James, sintió que un remolino le succionaba. Todo se lleno de una luz morada. Cerraron sus ojos.

Elinor abrió sus ojos. Estaba sentada en la sala común. Oía las risas de sus amigos. James estaba a su lado también mirando las llamas.

Recordaba que acababa de cerrar los ojos. Sólo por un segundo para sentir el calor de las llamas, pero dentro de ellas tenía la sensación de que algo había cambiado. De que no había sido sólo un segundo.

Giró y miró a Ale.

-¿También sientes algo extraño? –le preguntó James

-Sí…

Elinor miró a Ale. De pronto creyó ver frente a ella una mujer de cabellos cafés y ojos azules que le sonreía. En el cuello de la mujer había una cadena que centellaba. El signo de un heraldo. Pero la visión se perdió en un segundo, Elinor la olvido y no hizo más que mirar la ventana, creyendo que nada había pasado que había sido un tonto sueño.

Continuar

~*~

(19 pp. Letra 13 Verdana)

Syringen A.L.C.S

 

14/03/2004