Hola ya regrese.
I. Iba a subir el chap ayer pero mi pc me jugó una mala pasada y no pude.
II. El chap es muy, muy pequeño, pero espero que les guste.
III. No soy dueña de aquello que reconozcan… no ganó dinero ni siquiera con la trama que creo que si es mía.
IV. Dedicado a mi abuela por su cumpleaños y a mis padres que siempre me han dado ánimos de ser lo que quiera.
V. RRS.
Ale: Lo de los vampiros, es probable que lo ponga. Gracias por el rr.
Niniel204: ¿Casi? Uih no logre mi cometido (es broma) Gracias por el rr ya veremos si regresa.
Monalex Potter: Sí ya sé que debería regresar… pero la decisión es difícil ¿no te encantan los finales extraños e inesperados? Gracias por el Rr.
Ivy Potter Black: Ya lo aclararé, pero no en este chap… la mayor parte de las cosas serán en el siguiente pero ya verás… todo tiene su por qué. Que bueno que te ha gustado… es uno de mis chaps favoritos. Gracias.
Alicia: Sí la obra salió divertida… te dije que me reí algo cuando la escribía. Sí y ya te dije que tengo cosas planeadas para Alicia, pero ya verás… en el próximo chap la verás en acción. (me debes un rr :P)
Henar: Sí hombres… hay que meter en cintura a Sirius… un collar y una correa tal vez ayuden. Gracias por el rr y que bueno que te haya gustado.
V. Pues creo que ya pueden comenzar a leer. Les presentó el chap 22.
Capitulo veintidós
¿Dulce hogar?
El hogar es donde está el corazón,
No sólo una construcción.
Lily abrió sus ojos. Tal vez había esperado ver su cama, quizás había deseado que todo fuera un mal sueño, pero en cuanto abrió sus ojos supo que todo había sido real. Las palabras de James seguían rondando su cabeza y ese besó desesperado seguía remordiéndole la conciencia. Hubiera llorado, si no hubiera sido porque había derramado lágrimas toda la noche. Seguía con la túnica puesta, a su lado estaba su baúl, que se veía algo más grande que normalmente.
Se talló sus ojos contra la manga de su abrigo. Miró por la ventana. Había esperado ver la mañana avanzando sobre el campo, pero en su lugar se encontró con la noche, oscura y silenciosa como si fuera media noche. Se quedó perpleja. ¿Qué estaba pasando? Sacó su despertador de su mochila. 12.00 AM. Decía.
-Que demonios.- dijo mirando el reloj. ¿Cómo podía ser aún media noche? Miró de nuevo hacia la ventana. ¿Qué pasaba? ¿Qué era eso? Había sentido una presión en su pecho. Todo a su alrededor empezó a nublarse. Escuchó voces, primero eran ahogados susurros pero poco a poco se convirtieron en gritos.
-Puedo crear una ilusión.
-Será muy complicado.
-Acabó de recibir mi poder. Estoy segura que puedo.
-Elinor- Lily abrió los ojos. Que había sido eso. Algo pasaba en Hogwarts. –Tengo que volver.-murmur
-Llegaremos en cinco minutos.- dijo alguien en la puerta. Miró a la mujer, vestida tan elegantemente que parecía que iría a una fiesta. Tenía el cabello color trigo lleno de caireles que caía hasta su cintura. Sus ojos eran de un verde tan profundo que le dio un vuelco el estómago.
-Gra… Gracias.- contesto la pelirroja. La mujer le sonrió. Se sentó frente a ella.
-¿Qué pasa? Te ves muy triste. ¿Mal de amores?
-Podría decirse. ¿Vive en Londres?
-Tutéame.- comentó la mujer.- Que me hablen de usted me hace sentir vieja y sí vivó en Londres. Fui a dejar a mi padre a casa.
-Ya veo. Lily Evans.
-Débora Dulver. ¿Vas a ver a tus padres?
Lily asintió. Débora giró su cara a la ventana. Sus ojos verdes escrutaron la noche.
-Que extraño.
-S
Escucharon el silbato del tren.
-Creo que ya llegamos.- Débora se levantó. Tomó su bolsa y sonrió.- Salúdame a James, seguro que todos tus problemas con él se arreglan.
-Sí eso espero, gracias.-Lily tomó su baúl. Cuando se echaba la bolsa al hombro se percató de algo. -¿Cómo sabe de James?
Se giró buscando a Débora. Ya se había ido. Dejó sus cosas y salió del compartimiento. Bajó al andén buscando una pista de la mujer, pero parecía como si la tierra se la hubiera tragado.
Regresó al compartimiento. Tomó sus cosas aún dudando. Salió y miró el andén 9¾. Luego caminó hasta la barrera. Lanzó una última mirada a su mundo, cerró los ojos y pasó la barrera.
Cuando abrió sus ojos se encontró con la estación King Cross. Caminó sin ganas hasta la entrada. Nevaba suavemente.
-¡¡Lily!!- la chica giró y se encontró con su madre. Era una mujer muy alta de cabello negro y ojos también negros. Su piel estaba bronceada y parecía una belleza tropical o exótica. Iba envuelta en un abrigo de piel negro. Corrió hasta su hija y la abrazó llenándola de besos. Por un momento Lily olvidó que tenía casi diecisiete años. Abrazó a su madre. Hacía cuatro años que no la veía.
-Te ves tan grande, has crecido tanto…- Bianca Evans lloraba. Un hombre se acercó a ellas. Atrás de él una joven que era el vivó retrató de su madre iba del brazo de su prometido.
Lily se zafó de su madre y abrazó a su otro progenitor. Luego se quedó de pie frente a su hermana.
-Hola Petunia.-dijo suavemente.
-Me alegra volverte a ver.- contestó su hermana con una media sonrisa.- Te extrañé Lily, no hay una vida mejor que amargar que la tuya.
-Lo sé.- la pelirroja también sonrió. Guardo dentro de si misma todo el dolor de la separación y la extrañeza por la oscuridad y por Débora Dulver. Esa era su nueva vida. Debía guardar el pasado para llorarlo cuando estuviera sola.
Cuando sus padres se voltearon y caminaron abrazados hacia el auto, Petunia lo siguió hablando apresuradamente con Vernon suspiró suavemente antes de seguirlos.
-No te preocupes James… haré lo que pueda.
Se quedó de pie mirando la sala. Hacía años que no había estado allí y seguía igual. Su mirada se pasó por el lugar a oscuras. Los cuadros, las fotos, la vieja mesa de café, la alfombra con la parte quemada que jamás se quitaría y que Lily había provocado. Los recuerdos de ese incendió llegaron a su mente. Movió su mirada instintivamente hacia una mesa cerca de la mancha. Allí estaba un reloj pequeño de péndulo. Era de una madera rojiza, muy bien barnizada. El péndulo era de oro. Lily se sorprendió. Había esperado ver como el péndulo se movía. Pero nada estaba parado y lo más extraño parado en una de las esquinas, suspendido de forma inusual. Miró la hora en el reloj. Media noche. ¿Cómo era eso posible? Siguió mirando el péndulo. Ahora que lo pensaba por qué se había incendiado.
Lo recordaba. El sonido de ese reloj siempre le había hipnotizado. El tic tac que parecía no parar nunca. Pero allí estaba parado. De pronto lo vio. Vio su mano cuando tenía seis años extenderse hacia el reloj y cojearlo. Lo había tomado entre sus manos y lo había zarandeado. Luego se cayó al suelo y comenzó el fuego. Todo estaba caliente a su alrededor y las llamas se alzaban quemando todo. Lloraba, no entendía.
Sintió un dolor en el pecho. Cerró sus ojos con fuerza.
-¡Tiene que haber una manera de detenerlos!
-¡Tenemos dos días!
-¡Hay que encontrar un plan!
Silencio.
-Yo… yo creo que tengo un plan.-
-¿Sirius?- Lily miró a su alrededor. Lo había escuchado tan claro.
-¿Lily?- la señora Evans entró al lugar.- ¿Lily estás bien? Te veo pálida.
-Estoy bien mamá.- dijo cortante quitando la mano de su madre de su mejilla. Luego tomó sus cosas y subió las escaleras hacia su antiguo cuarto.
Se quedo parada en el umbral. La habitación estaba tal y como la había dejado. Las dos camas, los dos escritorios, los dos roperos. Los cobertores de flores. Todo. Miró la foto que había sobre la mesa. Tres chicas de doce años sonreían. Se mordió el labio reprimiendo las lágrimas.
Abrió su baúl y sacó una foto que habían tomado antes de Halloween. Todos estaban en el suelo, los merodeadores y las cuatro chicas. Peter se había tropezado y por eso habían terminado unos sobre otros y Peter sobre todos. Alessandra a su lado haciéndole cuernos y sonriendo.
Sacó una foto más. En esta no salía Ale. Era a finales del sexto curso. Estaban todos mojados. Lily recordaba como se habían caído al lago o más bien habían hecho una guerra. Sonrió. Se sentó en la cama y miró a la ventana, debían ser más de las tres y el cielo seguía oscuro. Suspiró. ¿Qué pasaba?
Lily despertó esa mañana con una pesadilla. No se acordaba de nada. Sentía esa extraña opresión en el pecho. Miró hacia la ventana, no parecía haber señales de que fuera a amanecer. Negó suavemente y entonces lo oyó. Se paró como si la cama alguna cosa asquerosa. Abrió la puerta y corrió escaleras abajo. Sus pasos no hicieron ruido. Abrió la puerta principal y con su camisón de invierno y descalza se asomó al exterior. ¡Llovía! Avanzó. Tenía que asegurarse que eso no era un sueño. Sintió el pasto mojado bajo sus pies y las gotas que golpeaban su piel. ¿Cómo podía estar lloviendo? De pronto se quedó de pie y un escalofrío la recorrió de arriba a bajo.
-Será mejor que entres. Te dará algo.- la pelirroja se giró y se encontró con el prometido de su hermana, un hombre grande y fornido.
-Vernon.- murmuró.
-Anda entra.- dijo éste. Lily perdió el hilo de sus pensamientos. Entró a la casa.
-¿quieres un chocolate?- le ofreció a su futuro cuñado. El hombre asintió. Ambos entraron a la cocina. En total silencio Vernon observó a Lily preparar el chocolate. Cuando la chica se sentó quedaron cara a cara.
-¿Cómo conociste a mi hermana?- preguntó Lily mientras movía el chocolate con su cuchara y soplaba el vapor.
-Mmmm pues no estoy seguro.- Vernon se acomodó en la silla. Pasó las manos por su cabello, parecía concentrarse.
Al ver ese gesto Lily recordó al instante a James, se le hizo un nudo en la boca del estómago.
-Cuando tus padres se fueron Petunia, que tenía diecisiete años, se fue a una academia que estaba junto al internado donde yo estudiaba. Mis amigos y yo solíamos saltarnos la barda e ir a ver a las chicas. La primera vez que vi a Petunia ella creyó que era un idiota, es por lo menos lo que ella me ha dicho.
"todavía tenemos cosas en común" pensó Lily.
-Pero de alguna manera empezamos a vernos. Mi hermana y ella se hicieron muy amigas y su mejor amiga era novio de uno de los chicos de la banda. Luego yo fui a la universidad, Petunia es dos años menor que yo, se quedó en la academia. Hace un año nos vimos en la fiesta de cumpleaños de mi hermana. Durante todo el verano, días que tenía libres, fines de semana, navidad y el siguiente verano estuvimos juntos. Había algo que me atraía mucho de tu hermana. Cerca de octubre le pedí que se casara conmigo y ella aceptó. Me contó todo de ti.
-¿de mí?
-Sí eso de la brujería y todo. – El chico bufó.- Tu hermana era la chica más genial que había conocido, no dejaría que su extraña hermanita lo arruinará.
-¿te parezco extraña?
-En ciertos sentidos sí. Gracias por el chocolate.- Vernon se paró, dejó la taza y luego salió de la cocina.
Lily se quedó mirando la taza. Suspiró. Eso resultaba tan difícil.
-¿Estás molesta con tu madre?- Archibald Evans le preguntó a su hija. Ambos estaban en el coche y se dirigían a comprar comida. La chica sentada en el asiento del copiloto miraba las gotas de lluvia golpear el parabrisas. La noche caía aún sobre ellos.
-¿por qué preguntas?
-Te ves decaída.
Lily miró a su padre y suspiró.
-Quiero mucho a mamá y sé que todo lo hace por mi bien, pero quiero volver a Hogwarts, me necesitan.
-¿están tan mal las cosas como cree tu madre?
-No sé lo que crea. Estoy en peligro es cierto. Pero papito yo… yo no sé que haré si me aleja de mi mundo. No pertenezco al mundo muggle. Ustedes me dejaron… digo sé que no lo hicieron por voluntad propia, pero no pueden alejarme de todo aquello que conozco y he llegado a amar. No sé porque me quieren aquí… me temen.
-No Lil.- el padre de la pelirroja sonrió.- Nunca te temeremos, estamos muy orgullosos de ti, siempre lo estaremos.
-¿Por qué se fueron?
-Mira Lil… las cosas son difíciles de explicar. Debes hablar con tu madre. Ya no tienes nueve años y ella debe de entender…. Hazla entender, las cosas no cambiaran si no pones algo de tu parte.
-Gracias papá.- dijo Lily se quedó mirando el parabrisas. De pronto se irguió. – Detén el auto.- chilló.
-¡¿Qué?!
-Detén le auto papá.
En cuanto el automóvil se paró Lily salió del coche. Corrió mirando el cielo. Estiró sus manos. Las pequeñas gotas de agua comenzaron a caer. Lily las veía. Entonces pasó. Una gota de color rojo, igual a la que había resbalado del parabrisas, cayó en su mano. Pronto la lluvia parecía estar hecha de sangre.
-¿Qué pasa?- preguntó su padre junto a ella.
-Vampiros.- masculló. Sintió el dolor en el pecho. Todo se nublo. Cayó de rodillas sobre el fango.
-El hechizo es peor. Está lloviendo.
-quieren tener la ventaja.
-Quieren ganar.
-No los dejaremos. No podemos rendirnos, Lily confía en nosotros.
Abrió sus ojos. Estaba acostada en el asiento del coche.
-Hija… Lily ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando?- su padre estaba inclinada sobre ella.
-Los vampiros papá…. Han echado un conjuro… no sé como salimos de él.
-¿En que consiste?
-Papá, sigue siendo la media noche, la doceava campanada no terminado de sonar. Seguimos estando a la mitad de un día, a la mitad de un año con otro.
-¿Por qué hija?
-Quieren luchar.
No hubo mucho más que Lily recordará. El día y medio que siguieron a ese acontecimiento estuvieron llenos de dolorosas punzadas que no entendía y pensamientos que se escapaban, el mundo se nublaba y había pocos momentos que no estuvieran en completa oscuridad.
Sentada en la mesa del comedor sentía como se avecinaba otro colapso, pero éste sería mucho peor.
-¿Quieres más puré?- preguntó la señora Evans.
-No gracias.
-¿Lily te sientes bien? Te ves muy mal.- Petunia puso una cara de enfado.
-¿Cómo esperas que se vea? Déjala en paz. Lo único que lograrás es que te odie, ya no tiene once años.
-No me hables así Petunia.
-Yo no soy la que anda fastidiando a su hija. ¿Por qué no la dejas regresar a ese colegio de mierda? (N/a: Perdón)
-¡No hables así! ¡Te prohíbo que lo hagas!
-¡Tú ya no puedes decirme que hacer!
-¡Cállate jovencita!
-¡Soy lo suficiente mayor para saber que decir y que no! ¡Mi hermana se está muriendo de dolor y tú mírate como estás!
Las dos mujeres se habían parado y seguían gritando, pero los gritos comenzaban a perder el sentido. Lily sentía nauseas y un dolor en todas partes. Las sombras crecían a su alrededor. Volvía a ver el fuego alzarse sobre ella. Gritó.
Su madre y hermana la miraron.
-¡¡Lily!!- chilló la señora Evans. Pero la chica ya había salido corriendo con las manos en los odios.
Subió las escaleras, abrió la puerta de su cuarto dando un portazo y la cerró con seguro. Cayó al piso de rodillas aullando de dolor. Se encogió en una esquina a la que había llegado arrastrándose. Gritó más fuerte. Apretó contra fuertemente el signo de los heraldos, un hilo de sangre resbaló entre sus dedos.
-¡Van a pensar que la estamos matando!- chilló la mamá de las chicas.- ¡¡Lily Evans abre esa puerta!!
- Mamá no grites.- dijo con voz demandante Petunia.- Algo le pasa, apostaría lo que fuera a que tiene que ver con que haya salido de ese lugar.
-Tonterías.
-¿Por qué sigues haciéndote la ciega? ¡Lily debe volver!
-¡¡No me dirás que hacer!- la cara de Petunia se ladeo. Su madre le había dado una bofetada.
Los ojos de Bianca Evans se llenaron de lágrimas. Comenzó a gimotear como una cría.
-¡¡Mira lo que me haz hecho hacer!! ¡Oh Petunia sólo quiero lo mejor para ustedes!
-¡¡¡Nosotras sabemos que es lo mejor!!!- Petunia se giró y corrió escaleras abajo. Se refugió en el cuarto de huéspedes con Vernon.
La señora Evans calló de rodillas llorando y compadeciéndose a si misma.
Mientras tanto Lily había entre abierto sus ojos. Respiraba con dificultad. Lloraba a cantaros. Todo su cuerpo le dolía. Sentía las sombras caer sobre ella y todo oscurecía.
-¡¡Déjenme!!- chilló. Gritaba frenética.- ¡¡Sé lo que debo hacer!!- Ocultó su cara entre sus manos. Sentía la adrenalina del nuevo heraldo en si misma.
-¡¡Me fueron leales yo lo seré con ellos!!
Un grito de dolor profundo y doloroso rompió todo y se alzó sobre las casas. Una luz blanca partió el aire.
-¡¡YA!!- Lily cayó al suelo medio desvanecida. Miró las tablas de madera. Las ventanas se abrieron de par en par. La lluvia entro en el lugar, como si fuera un rió que debía pasar por allí. El viento levantó los papeles y tiró todo. Un remolino se alzó sobre ya destruido lugar. EL agua mojó a Lily de pies a cabeza y gritó una vez más antes de hundirse en la oscuridad total.
Cuando abrió sus ojos se encontró con Petunia arreglando algunas cosas.
-Me duele la cabeza.- dijo con voz ahogada.
Su hermana la volteó a ver. No la abrazó, sólo se acercó y se sentó a su lado.
-Esto no puede seguir así. Tienes que hablar con mamá.
-¡No puedo!-al ver la cara de su hermana se apresuró a aclarar.- No quiero herirla.
-Deja de ponerla sobre ti. ¿Quién es James?
-Un chico.
-Eso ya lo sé cabezota, pero es que repites su nombre en sueños, dices que te perdone, que tú lo intentas.
-Oh, Petunia.- murmuró.
-¿Quién es?
-Un chico, es dulce y siempre me ha querido, yo…
-¿enamorada?- Petunia rió.
-¿Qué pasa?
-Sé lo que sientes, Vernon se dio cuenta que mientras él te contaba tú parecías triste. Lily hazlo por ti, no es divertido odiar a alguien que está en tú estado. Dile a mamá. Regresa con él y se la chiquilla tonta que eras. Hazme ese favor.
-¿Por qué? ¿Por qué tengo que hacerte ese favor?
Petunia se había parado y sonrió suavemente a Lily.
-Soy tu hermana, no importa cuanto tiempo pase ni que alguna de las dos muramos, siempre seremos hermanas, aunque seas un fenómeno y yo una muigglel o lo que sea, no importa siempre pase lo que pase somos hermanas y ese es un vinculo que no es fácil de romper.
Lily también le sonrió a su hermana. Petunia salió del cuarto y Lily se quedó sola. Debía hablar con su madre. Tenía que regresar a Hogwarts.
La señora Evans limpiaba una foto en la sala cuando Lily entró.
-¿te sientes mejor corazón?- le preguntó.
-Tenemos que hablar mamá.
-Por supuesto... claro ¿Qué pasa?- dijo distraídamente.
-Voy a volver a Hogwarts.
El portarretratos resbaló de las manos se madre y cayó al piso rompiéndose.
-¡NO! ¡No volverás a Hogwarts! ¡No quiero volver a saber nada de esa escuela! ¡Estar aquí es lo mejor para ti!
-¡No me conoces como sabes que es lo mejor para mí!
-¡Te parí, por supuesto que te conozco!
-¡¿Cómo vas a conocerme si pasaste los últimos cuatro años de mi vida huyendo de mí, mi mundo y todo lo que quiero?! ¡¡ ¿Cómo?!!
-¡¡No te permito que me grites!! ¡No terminarás como Petunia!
-¡No me conoces no sabes como soy, no tienes derecho a opinar sobre mi vida!
-¡Soy tu madre!
-El titulo por si sólo no te da el derecho.- dijo ella pasando sus gritos a murmullos llenos de cólera.
-¡No puedes dejarme!
-¡Sí puedo! ¡Deja de vivir mi vida mamá! ¡¡No conoces mi mundo ni nada de mí y no te importa!!
-¡¡Ese no es tu mundo!! ¡¡Tu mundo es aquel donde estamos tu padre y yo!!
-¡¡¡MENTIRA!!!- gritó Lily.- Mí mundo es aquel que yo decida. Quiero regresar a Hogwarts, necesito regresar… se lo prometí… él me… yo lo necesito.
-Lily no seas caprichuda… ¿Quién es él?
-Es un chico que amo mamá.
-No sabes que es amar.- la señora Evans se había dado la vuelta.
-Que nadie te haya querido no quiere decir que James no me quiera.
-¡No me hables así señorita!
-Es cierto ¿o no? Sólo porque tú no conocías el amor hasta estar casada y porque tu matrimonio fue arreglado no quiere decir que yo no pueda amar. ¿Por qué le tienes miedo a todo aquello que no conoces? ¡¡ ¿Por qué me tienes miedo?!!
-¡¡No te tengo miedo!! ¡¡Yo amo a tu padre!!
-Pero no pudiste elegir a quien amar… tuviste que aprender a amarlo.
-¡¡CÁLLATE!!
-¡Deja de intentar vivir la vida que querías en la mía!! ¡¡¡Quiero se una bruja mamá!!! ¡¡¡Creo que eso es lo más importanTE!!
La señora Evans se dejó caer en el sillón. Recogió la foto y por primera vez la miró. Su corazón dio un salto. En la foto salían sus dos hijas. Lily con dos colitas muy altas vestida de bruja y Petunia con la cara pálida vestida de vampiresa. Los recuerdos de esa noche de muertos llegaron a su mente.
-Mamá quiero ser una bruja.- chilló con su voz aguda una chiquilla pelirroja de seis años.
La señora Evans la levantó del suelo y le dio vueltas.
-Puedes ser lo que tú quieras.
-¿hasta una bruja?
-Las brujas no existen Lily.- dijo su madre.
-Pero ¿si existieran podría ser una? ¿Estarían orgullosos de mí?
-¡Claro! Puedes ser lo que tú quieras. No te lo prohíbo. Siempre estaré orgullosa de ti y respetaré tu decisión.
La niña rió antes de besar a su mamá.
La señora Evans empezó a hipar. Contenía las lágrimas. Allí en esa foto una niña le pedía ser una bruja y frente a ella una chica once años más grande le pedía lo mismo. Alzó su cara. Colocó el portarretratos de nuevo sobre la chimenea. No se fijó en que el cristal estaba roto.
-¿Eso es lo que quieres?- preguntó con voz tipluda.
-Eso es mamá.
-¿Pase lo que pase? ¿No regresarás atrás? Tengo miedo de perderte.- Bianca Evans seguía dándole la espalda a Lily.- No quiero que te vayas. Eres mi hija, mi pequeña.
-Mamá… pase lo que pase siempre seré tu hija… no importa que sea o no una bruja siempre lo seré. Quiero ser una bruja.
La madre de Lily gimoteó más fuerte. Se giró y caminó a la salida. Se paró junto a Lily.
-Haz lo que quieras.- dijo. La pelirroja se giró a mirarla. Vio apenas como las lágrimas rodaban por las mejillas de su madre y luego esta salió del lugar.
Sentada en las escaleras Petunia le sonrió a su madre.
-Es lo correcto- susurró. La señora Evans no la oyó.
Abajo Lily seguía parada en su lugar. Podía irse, sí podía. Pero ¿Era capaz de dejar a su familia? ¿Qué era más fuerte su amor por James o por sus padres?
"Haz lo que quieras" esa era la respuesta que llevaba a más preguntas. ¿Debía regresar?
1. Bueno espero que les haya gustado. Adelantos: El próximo chap es el cierre de la primera fase de este ff. Cada vez faltan menos chaps. Se trata de lo que pasó en Hogwarts mientras Lily estaba en su casa y sobre lo que pasa después, antes de entrar una vez más a clases. Se llama "Un lugar llamado Hogwarts"
2. ¿que les pareció la familia de Lily? ¿Y quien es Débora Dulver? ¿Quién es el nuevo heraldo? ¿Qué está pasando en Hogwarts?
3. Se me olvidó agradecer y mencionar el chap pasado a Cristy (Tina) y a Gus que corrigieron y leyeron el chap. GRACIAS.
4. última pregunta ¿Por qué Lily es la reina de caos y no Ale?
Gracias por leer.
Syringen A.L.C.S
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