En el capítulo anterior

Yumi se le quedó mirando un momento, no parecía que la estuviera engañando.

- Te ensañaré la habitación, ven conmigo.

Kaoru sonrió, no había sido tan difícil, aunque esta mujer aparentaba mucha dureza sabía que en el fondo tenía un buen corazón. Mientras subía las escaleras, sólo podía pensar.

*Lo hiciste Kaoru, lo hiciste, ahora debes de encontrar trabajo, y después... encontrar a Kenshin*

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Capítulo 6

Un nuevo comienzo

La habitación era una pequeña estancia con una modesta ventana. Había seis habitaciones iguales, con un solo baño en común. Yumi ocupaba una habitación con un baño en la planta principal, cerca de la cocina que, por un pequeño monto extra los inquilinos podrían utilizar. La habitación costaba 45 dólares al mes, no tenía apenas inmobiliario y daba a la parte trasera de la casa, por supuesto que esto no representó ningún inconveniente para Kaoru. No tenía a donde ir. Todo estaba muy limpio y su habitación constaba de una fuerte y sólida cerradura. Intuyó que ahí estaría segura.

- Me pagarás un mes por adelantado en efectivo. Cuando quieras irte, me lo avisarás con dos semanas de anticipación.

Yumi se mostraba complacida por su nueva huésped era una niña tranquila recién llegada a la ciudad. No toleraba que borrachos o prostitutas pidieran hospedaje, y nunca se los había dado, solo quería personas honradas y discretas como Kaoru. En el tercer piso habitaban dos ancianos y una joven. En el piso de Kaoru vivían tres chicas y un joven vendedor se seguros.

- Si no consigues trabajo, no podrás quedarte, a menos que tengas dinero suficiente para pagar.

- Encontraré un trabajo lo más pronto posible, dijo Kaoru mirándola directamente a los ojos. Sacó una pequeña bolsa de seda y sacó unos billetes.

- Aquí tiene el dinero por adelantado.

Yumi sonrió con satisfacción definitivamente no iba a haber problemas con esta chica.

- ¿Hay algún restaurante por aquí cerca que necesite camareras?

Yumi se quedó pensativa un rato, sabía de algunos que ofrecían trabajo en el centro de al ciudad.

- Puede que en el centro encuentres trabajo.

A la mañana siguiente Kaoru se dispuso a encontrar trabajo, pero no consiguió que la contrataran en ningún sitio, a pesar de su corta experiencia como camarera en el Akabeko. Ni si quiera quisieron que les dejara el número de teléfono en la casa en donde se hospedaba. Vencida por el desánimo regresó a la casa de huéspedes. Yumi estaba como de costumbre sentada en el porche de la casa.

- ¿Encontraste trabajo?

Observó como su joven huésped subió la escalera de manera lenta, ni siquiera se molestó en contestar su pregunta.

Kaoru pasó dos semanas recorriendo las calles. Temía no encontrar trabajo. Una noche regresó a casa muy tarde, tras haber intentado encontrar un empleo como friega platos en el Barrio Chino. En todas partes le negaban el empleo, o no tenía el color de piel adecuado o no hablaba el idioma exigido. Yumi compadeciéndose de ella le había prestado un poco de ropa occidental, vestía una falda azul, una blusa blanca y calzaba unos viejos zapatos blancos. Su vestuario estaba muy lejos de los elegantes atuendos de las mujeres de San Francisco, pero le daba igual. Quería encontrar trabajo y esta dispuesta a cualquier cosa, incluso a fregar suelos. Tenía que comer y pagar la habitación, aunque para ello tuviera que renunciar a sus sueños sobre Hollywood. Mientras caminaba por las calles del centro observó un rótulo que decía simplemente "Sagara´s" con letras rojo neón. Kaoru entró con cierta curiosidad, sin preocuparse por las miradas de las parejas que salían. Iban todas muy bien vestidas y algunas mujeres lucían unos vestidos de noche. De pronto el mesero se acercó a ella y le preguntó bruscamente que quería.

- No se puede entrar aquí sin pareja.

No quería a curiosos ni a huérfanos en aquel restaurante.

-¿Qué quieres? Le pregunto de manera despectiva el mesero.

Kaoru lo miró directamente a los ojos, procurando no prestarle mucho atención al temblor que tenía en sus rodillas.

- Un trabajo señor, haré lo que sea: fregar platos, servir mesas, cualquier cosa.., necesito un empleo..

El hombre la miró detenidamente, la muchacha era bonita y tenía una mirada conmovedora. Estaba a punto de rechazarla, pero pensó que a Sano quizá le agradaría. Consultó su reloj y se pregunto si todavía se encontraba el jefe, pero ya era demasiado tarde. - ¿Has trabajado alguna vez en un restaurante? Notó que la muchacha poseía cierta seguridad a pesar del nerviosismo que mostraba. -¿Tienes experiencia como camarera?

- Sí Contestó sin atreverse a decir que alguna vez había trabajado en el Akabeko.

- ¿Cuántos años tienes?

- dieciocho contestó Kaoru, mintiendo con descaro.

El hombre comenzó a reír.

- Disculpa jovencita si he sido un poco rudo, mira mi nombre es Tsunan Tsukioka. Y para trabajar aquí debes de tener 21 años por lo menos, esa es la ley.

- Pues entonces, tengo 21 años..por favor en verdad necesito un empleo.. Añadió Kaoru mirándolo fijamente.

- *Sano me despedirá*.

- Trabajaré mucho. Lo juro. Pruébeme unos días, una semana. Lo que sea...

Tsunan quedó pensativo un momento * Es demasiado joven y vulnerable, debe de hacerle mucha falta un empleo. Qué demonios, le diré a Sano y en caso de que no sirvieran la despedirán y punto.*

- De acuerdo. Vuelve mañana por la tarde. Una de las chicas te dará un uniforme. Procura maquillarte un poco. Con esa cara, pareces una niña.

- Si señor, dijo Kaoru con una gran sonrisa.

Tsunan la miraba fijamente, apenas tenía 18 años y era una niña realmente bonita. Si Sano se enteraba que estaba contratando a una niña que no tenía edad legal para trabajar, seguramente lo mataría.

- Preséntate aquí a las cuatro en punto.

- Claro que sí, señor y muchas gracias.

Era un milagro que la hubieran aceptado. Y antes de que Tsunan cambiara de idea salió corriendo a toda prisa de aquel lugar. Cuando llegó a la casa de huéspedes inmediatamente quiso decirle a Yumi sobre su nuevo trabajo.

- ¿Es un trabajo honrado? Preguntó Yumi mirándola de reojo.

Kaoru hizo un gesto de enojo respecto a esa pregunta se sentía un poco ofendida.

. No es por ofenderte linda, pero muchas chicas se van por el mal camino, tú sabes a lo que me refiero. - Trabajo en un restaurante. dijo Kaoru con gran orgullo.

- ¿En qué?

- Sirviendo mesas

Yumi sonrió - Muy bien, procura que te paguen. Dentro de dos días tendrás que pagarme el alquiler. Terminando de decir esto se dirigió a la cocina de nuevo.

A la tarde siguiente Kaoru se dirigió al centro y a su primer día de trabajo en el Sagara´s. Se preguntaba si sería muy distinto de lo que hacía el Akabeko. Se presentó a las cuatro en punto, peinada como lo hacía siempre con el cabello recogido hacia atrás y su listón azul de la suerte. Los labios los tenía pintados de rojo carmín que le hacían aparentar un poco de más edad.

La recibió Tsunan y la encomendó con una camarera llamada Megumi. Que llevaba 3 años viviendo en San Francisco. Su sueño había sido convertirse en bailarina, y conocía a Sanosuke desde hacía mucho tiempo. Ellos eran inseparables, escaparon de Japón por problemas familiares. Habían llegado juntos a San Francisco y mantenían una relación desde hace 5 años.

Megumi estudió con detenimiento a Kaoru, le entregó un uniforme limpio y le mostró la cocina.

- A las ocho hay mucho trabajo, hacia las 10 de la noche ya todo está más tranquilo. Después vienen los clientes del espectáculo de medianoche.

Kaoru comprendió que se trataba de una sala de fiestas con restaurante. Confiaba en conservar su trabajo allí. Conoció a todos los camareros y camareras, los cocineros y los friega platos de la cocina, comprendió que el ambiente le gustaría. De pronto recordó que no sabía cuanto le pagarían. Megumi le respondió que podría quedarse con las propinas. También le explicó que si alguien se emborrachaba y la molestaba bastaba con que le dijera a Tsunan o a alguno de los camareros.

- Es un sitio muy agradable, le dijo Megumi, - Sano es un buen tipo, no permite que se metan mucho con nosotras ya verás que te gustará.

- ¿Ya has trabajado en un lugar como éste?

- Pues..en realidad trabajé en un restaurante popular de Tokio, contestó Kaoru bajando un poco la voz.

Megumi sonrió y le dio unas palmadas en el hombro. - Pues entonces tendrás mucho que aprender Kaoru, fíjate en mí, yo te enseñaré.

Kaoru estaba muy agradecida de poder contar con la ayuda de Megumi, sobretodo cuando llegaron los clientes de medianoche. Al principio fue un poco difícil servir a las mesas bajo la vigilante mirada de Tsunan. Trataba de recordar los platos que le pedían y cuando terminó de servir a la última mesa, comprendió que lo había hecho bien. En esa noche había ganado casi la mitad del alquiler lo que la tenía muy satisfecha para haber sido su primer día de trabajo.

- ¿Quieres que te acompañe a tu casa? Le dijo amablemente Megumi.

Kaoru aceptó amablemente, cuando llegaron a la casa de huéspedes, Kaoru estaba agorada, le dolían mucho los pies y solo quería descansar.

- Gracias por acompañarme- le dijo a su nueva amiga.

- No tienes que agradecerme nada, ¿vives aquí? Preguntó Megumi con cierta curiosidad, contemplando la casa de huéspedes ¿con tus padres?

- No, dijo Kaoru sacudiendo la cabeza, tengo una habitación alquilada. - Buenas noches Megumi.

Por primera vez aquella noche Kaoru pudo dormir, rendida por el cansancio. Tenía trabajo y había ganado un pequeña fortuna en propinas. Antes de quedarse dormida, pensó que San Francisco le agradaba, era muy distinto al dojo, pero era exactamente lo que ella quería.

Kaoru conoció a Sanosuke una semana después de haber empezado a trabajar en su restaurante. Sano ya había oído muchos comentarios y sentía curiosidad por conocer a la joven de la que tanto se hablaba. La joven estaba sirviendo mesas como de costumbre, cuando observó que Megumi habla con un hombre muy alto y delgado, tenía el cabello un poco despeinado y su extraño peinado hizo que a Kaoru se le escapara una pequeña risa. Megumi le hizo señas de que se acercara. Por un momento temió que el dueño se hubiera enterado de que no tenía siquiera dieciocho años y quisiera despedirla.

- Kaoru te presento a Sanosuke, el jefe.

Kaoru estrechó su mano un poco asustada, pero la sonrisa de Sanosuke le disipó todo sus temores.

- Hola, Sanosuke

- Me han dicho que has estado haciendo un buen trabajo. ¿Te gusta trabajar aquí?

- Sí, mucho contestó Kaoru con una tímida sonrisa.

- Megumi me dice que sabes cantar un poco, dijo como si quisiera quitarle importancia al asunto de momento - ¿Has pensado alguna vez en cantar en un escenario?

Kaoru sacudió la cabeza, y miró a Megumi sin saber que decir. - Quizá te gustaría, podríamos sacarte una noche al escenario a ver si te gusta.

Kaoru sintió como su corazón comenzó a latir rápidamente, le gustaba cantar, y la idea de hacerlo ante público le entusiasmaba.

- Me gustaría dijo Kaoru riendo un poco. Pero y ¿si me arrojan huevos?

- Pues, te retiramos y ya, dijo con una gran sonrisa - Entonces ¿estás de acuerdo?

- De acuerdo

Mientras Sanosuke se retiraba Kaoru volvió a mirar a Megumi

- ¿Crees que podré?

- No te preocupes. Lo harás muy bien. Cuando te oigan esa voz los volverás locos. Te enseñaré algunos pasos de baile y les encantarás.

Al día siguiente muy temprano en la mañana practicaron el en escenario. Megumi le enseño como moverse, como sostener el micrófono y a dar los pasos de baile necesarios para seguir el ritmo de la música. Después le dijo que se sentara en una silla junto al piano.

- Bien ahora hagamos una prueba con el piano. Canta algo que te guste.

Kaoru dio un profundo respiro y eligió una canción que su padre le había enseñado. Al terminar de cantar Megumi se le quedó mirando en silencio. Era mucho mejor de lo que ella sospechaba.

- Nunca pensé que pudieras cantar así. Tienes que grabar un disco Kaoru.

Kaoru se encogió de hombros - Puede que algún día, dijo dudándolo.

Aquella noche Megumi le comunicó a Sanosuke la noticia que él esperaba.

- Tienes a una auténtica triunfadora. Tiene una voz que te encantará. Al día siguiente Sanosuke bajó de su oficina a escucharla, definitivamente era fantástica. Era perfecto para lo que él necesitaba,

Pasaron dos semanas practicando por la mañanas. Un jueves por la noche Kaoru comprendió que ya estaba lista. Había ensayado veinte canciones con Megumi. Esta iba a ser su gran noche. Sanosuke estaba muy nervioso, de su primera actuación dependerían muchas cosas.

- Buena suerte, le dijo Megumi en voz baja mientras que Kaoru subía al escenario con una vestido azul pálido que le habían prestado. Megumi la había maquillado un poco, y también le sugirió otro peinado, le soltó el cabello y le levantó un mechón con un hermoso prendedor. El público la miraba expectante, en cuanto se encendieron las luces e inicio la música, la jóven se olvidó de todo y cantó con todo el sentimiento de su corazón.

La potencia y emoción de su voz conmovió a todos los presentes. Al terminar los aplausos fueron ensordecedores. Entonces Kaoru compendió que estaba donde le correspondía. Ni siquiera necesitaba ir a Hollywood, le bastaba aquella gente y aquél lugar en ese momento.

Después de que todos los clientes se marcharon Megumi se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo. Sanosuke se acercó a ella y le dio una palmada en la espalda, preguntándole seriamente.

- ¿Has pensado en ser cantante?

- No, señor. Contestó mientras pensaba *Yo quiero ser actriz, no cantante*

Pero aun así estaba muy emocionada, parte de su sueño se había hecho realidad. Al regresar a la casa de huéspedes aquella noche. Yumi estaba sentada en el pórtico de la casa como de costumbre. Observó su cara de satisfacción y le preguntó.

- ¿Porqué estás tan contenta? ¿Conseguiste novio? Le preguntó con cierto sarcasmo.

Al escuchar eso Kaoru sintió como un pequeño dolor le atravesó el corazón, inmediatamente recordó a Kenshin, pero decidió quitarse ese pensamiento de la cabeza.

- No, algo mucho mejor que eso. Esta noche he empezado a hacer una cosa distinta. Y en su rostro volvió a aparecer una sonrisa al recordar los aplausos en el restaurante de Sano.

- No estarás haciendo algo malo ¿verdad? Preguntó Yumi frunciendo el ceño. Temía que la chica se fuera por caminos equivocados.

- Claro que no.

- ¿Qué haces entonces?

- Esta noche me han dejado cantar.

Yumi la miró asombrada nunca imagino que tuviera talento. Kaoru iba a subir las escaleras cuando Yumi le dijo.

- Vamos baja y cuéntamelo todo.

Ella estaba demasiado cansada pero no se negó.

- Pero dime, ¿tu si sabes cantar?

- Pues si, bastante bien creo. Al público pareció gustarle mucho.

- Pues hazme una demostración, quiero oírte cantar.

Kaoru soltó una carcajada, es que aquí no es lo mismo.

- ¿Y porqué no? Al igual que todas las personas yo también tengo oído así que canta, te diré si me gusta.

Kaoru cerró los ojos, trató de recordar los sentimientos experimentados en el escenario. Lentamente comenzó a cantar una de sus baladas favoritas, allí no había vestido azul, ni luces. Pero eso no importaba, por un momento la presencia de Yumi se esfumó, y sentía la presencia de su padre a su lado. Cuando terminó, ninguna de las dos pudo articular ni una palabra.

- Cantas muy bien...nunca me lo habías dicho.

- Usted nunca me lo preguntó.

Yumi se dirigió a un pequeño aparador y sacó una botella de vino.

- Bebamos un poco para celebrar tu triunfo, solo será una copa porque eres una niña aún.

Kaoru no pudo negarse, así que aceptó amablemente la copa de vino. La botella estaba semivacía y Yumi la guardaba para ocasiones especiales, era jerez.

Las dos le dieron un sorbo a la copa y Yumi le preguntó.

- ¿Cuanto te pagan?

- Nada, quiero decir, no más de lo que cobraba antes. Es divertido hacerlo, me gusta y nada más.

Yumi la miró con cierta desaprobación.

- Ganarán mucho dinero contigo ¿sabes?

A Kaoru no le gustó escuchar esto, le desagradaba cobrar por algo que disfrutaba hacer. Y se pregunto si verdaderamente así la veían sus amigos del restaurante, solo como un negocio, no como la persona sino como un objeto que les dejaría ganancias. Por un momento Kaoru no supo que decir.

- De todos modos...el restaurante de Sanosuke está siempre lleno. Dijo un poco confundida.

- Serás famosa, y cuándo lo seas recuerda que yo te lo dije.

Kaoru le sonrió.

- Muy bien ahora ve a descansar.

- Gracias por el vino. Subió a su habitación y apagó la luz, se quedó pensando en el dojo. Estaba muy lejos de casa y sintió un poco de nostalgia. Cuando cerró los ojos recordó aquel lejano día cuando habló con Kenshin, en su árbol de cerezos. Hacía un año que no lo veía. Se preguntó donde estaría y si se acordaba de ella, no era muy probable, pero ella lo hacía en todo momento, incluso esa noche su corazón había cantado para él. Cuando estaba a punto de quedarse dormida comprendió que no podría olvidarlo jamás.
Continuará....

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Aquí está otro capítulo, disculpen la tardanza jeje pero prometo escribir el otro mucho más rápido, y ahora sí lo prometo Kenshin y Kaoru se van a encontrar en el próximo capítulo, prometido jeje.

Muuuuuchas gracias por sus reviews!!!!! ^_________^ gracias gracias gracias!!!!! Muchas gracias a mer, Madam Spooky, Jennifer y Chizuru. Gracias por sus comentarios espero que sigan leyendo mi historia!!^________^

Y por favor dejen sus reviews son muuy muuuuy importantes para mí si si si???

Fuusina ^.~