- Serás famosa, y cuándo lo seas recuerda que yo te lo dije.

Kaoru le sonrió.

- Muy bien ahora ve a descansar.

- Gracias por el vino.

Subió a su habitación y apagó la luz, se quedó pensando en el dojo. Estaba muy lejos de casa y sintió un poco de nostalgia. Cuando cerró los ojos recordó aquel lejano día cuando habló con Kenshin, en su árbol de cerezos. Hacía un año que no lo veía. Se preguntó dónde estaría y si se acordaba de ella, no era muy probable, pero ella lo hacía en todo momento, incluso esa noche su corazón había cantado para él. Cuando estaba a punto de quedarse dormida comprendió que no podría olvidarlo jamás.

Capítulo 7

Un dulce y amargo reencuentro

Cada año el bufete de Anderson organizaba una cena a la que estaban obligados a asistir los miembros más jóvenes. Para Kenshin Himura esto era una estupidez, pero tras pensarlo un par de veces decidió invitar a Tomoe Barkley. La había invitado unas cuantas veces a tomar una copa. Ella iba una vez al mes a Nueva York para visitar a su hermano, y siempre que llegaba a la cuidad le llamaba a Kenshin. En tales ocasiones él la invitaba a cenar, a Kenshin le agradaba su compañía, pero sabía que Tomoe buscaba más de lo que él estaba dispuesto a darle. Para evitar decepcionarla, procuraba no comprometerse demasiado. Aún tenía sus ideas de la clase de chica que él buscaba. Y Tomoe no se ajustaba para nada a su patrón, aunque a veces no estaba muy seguro.

Pese a todo eso la llevó a la cena del bufete, una vez allí Tomoe le comentó que saldría pronto de vacaciones de la Universidad e iría a San Francisco para visitar a sus padres.

- ¿Porqué no vienes? Le preguntó la joven con inocencia.

- No puedo, le contestó él con su habitual tono cortante.

- Claro que puedes Kenshin, vamos serán solo unos días.

La muchacha jamás aceptaba un no como respuesta.

- No todo el mundo puede pasar el verano sin trabajar Tomoe, Kenshin esbozó una pequeña sonrisa, -soy fanático del trabajo, tú misma me lo has dicho.

- También lo es mi padre y hasta él se toma dos meses de descaso.

- Yo no estoy en las mismas condiciones que tu padre, él es un gran juez y yo un simple abogado.

Tomoe tomó la mano de Kenshin y entrelazó sus fríos dedos con los de él.

- Espere unos años, señor Himura, usted tiene mucho camino por delante.

- Tal vez...., pero intuyo otras posibilidades en mi futuro.

- Pero no cambies el tema Kenshin, que me dices de ir a San Francisco, tenemos una excelente casa de verano, estoy segura de que mi padre estará encantado de verte.

Tomoe observó que la mirada de su acompañante estaba perdida, Kenshin estaba sumido en sus pensamientos nuevamente.

- Vamos Kenshin despierta, dijo ella soltando una carcajada, - No sé porque tengo la impresión de que vas por la vida esperando escuchar arpas, violines o coros de ángeles, temo decirte que la vida no es eso. No son necesarios los violines ni los ángeles para mí, basta con un buen trabajo y amigos agradables.

- Puede que tengas razón dijo él. Pero no estaba convencido, él seguía creyendo en todo eso y en los sueños por supuesto. Su consuelo era pensar en la hermosa niña del dojo Kamiya, ella había sido la única persona que le había hecho escuchar violines y coros de ángeles, nadie más lo había hecho, la había visto hace un poco más de un año y le recordaba como si hubiera sido ayer, sentada debajo de su árbol de cerezos, mirándole como si quisiera grabarlo en su corazón para siempre. Todavía recordaba el color de sus ojos.

Tomoe sacándolo de sus pensamientos dijo - Serás un excelente abogado, pero despierto sueñas demasiado.

Kenshin la miró con extrañeza, - Acaso ¿debo de darle las gracias por lo primero y disculparme por lo segundo?

- No te disculpes y ven a San Francisco conmigo.

- Si voy, tus padres creerán que estamos comprometidos.

- Yo lo arreglaré.

-¿Qué les dirás?

-Que tenías ciertos asuntos que resolver en San Francisco y pasaste a visitarnos de paso, ¿qué te parece?

- Lo pensaré.

- ¡Perfecto! Le diré a mamá que vienes.

- ¡Tomoe! Te he dicho que lo pensaría.

Kenshin miró a través de la ventanilla del avión en que viajaba a California, finalmente había accedido a ir, tras varias llamadas de Tomoe desde San Francisco. Sólo le habían concedido una semana de vacaciones. Hubiera deseado que ese avión lo hubiera llevado hasta Japón para ver a Soujiro, Sarah, pero sobretodo a Kaoru. La chica tendría ya 18 años, y Kenshin se preguntaba como habría cambiado en este tiempo, si seguía tan hermosa como él la recordaba. De haberle contado aquella historia a Tomoe se hubiera burlado de él, ansiaba con toda su alma poder verla de nuevo, pero no lo creía posible.

Cuando el avión tomara tierra, alquilaría un automóvil y se dirigiría inmediatamente a la casa de Tomoe. Una vez en el aeropuerto de San Francisco, fue al mostrador de la agencia de alquiler de automóviles. De pronto a sus espaldas escuchó una conocida voz.

- ¿Quieres que te lleve?

Kenshin estaba sorprendido.- Tomoe ¿qué haces aquí?

- He venido por ti, sospeche que estarías cansado por el viaje.

- Muchas gracias Tomoe.

Se dirigieron a recoger el equipaje inmediatamente, ya con su maleta en mano Kenshin siguió a Tomoe hasta el automóvil.

La chica ya estaba preparándose para conducir, cuando Kenshin amablemente se ofreció a hacerlo.

- ¿Seguro que no estás cansado?

Él la miró sonriendo, y de pronto se alegró de estar en San Francisco.

Llegaron a la casa de verano de los Barkley pasada ya la media noche, pero la madre de Tomoe los esperaba con chocolate caliente y bocadillos. Y Kenshin los devoró con gran apetito

Más tarde llegó Hiroshi, el hermano mayor de Tomoe. Al día siguiente irían a pescar al lago e invitaron a Kenshin a que les acompañara. Era una vida privilegiada sin duda, llena de risas e interesantes personas. Durante su estancia en la hermosa casa, Kenshin mantuvo largas conversaciones con el juez, habían construido un cierto lazo familiar. La semana pasó volando y Kenshin se lamentó por esto, ya que no le apetecía regresar a Nueva York, quería seguir en ese mágico lugar, con ese lago y su magnífica vegetación, sin duda era el lugar más hermoso que había visto o por lo menos uno de los más bellos. Siempre le habían agradado esos ambientes, durante la guerra siempre se había dado tiempo para ver el mar, y era una locura que durante el ataque a Pearl Harbor en medio de todo ese caos él contemplara la hermosura del mar, pero sabía muy bien que si no hubiera sido por eso y gracias a sus amigos se hubiera vuelto loco, de pronto la voz de Tomoe interrumpió sus pensamientos.

- ¿Porqué no pides otra semana de descanso? Le sugirió Tomoe mientras tomaba el sol en su pequeño bote, y Kenshin remaba plácidamente.

- No creo que les hiciera mucha gracia. - No quiero que te vayas Kenshin, le dijo ella mirándolo por un instante con tristeza, era extraño que ella mostrara sus emociones. Por lo general su mirada era fría y distante.

- ¿Rodeada por tu familia y tantos amigos?

Sin embargo Kenshin comenzó a sentir cierta nostalgia, no quería dejarla tampoco, reconocía que la echaría de menos.

Sin duda el lago tenía un ambiente mágico, y por fin Kenshin tras pensarlo un poco dijo lo que Tomoe estaba esperando escuchar desde que lo conoció.

- Tomoe...Yo tengo algo que decirte....no sé por donde empezar, pero creo que estoy enamorado de ti.

- Te ha costado mucho Kenshin, replico ella con una sonrisa en los labios.

- Es que eso no se puede tomar a la ligera. En ese momento comprendió que tenía que tomar una decisión, era un hombre maduro, iba a cumplir ya los 28 años y no había formalizado una relación, Tomoe era una chica estupenda, y tal como ella lo había dicho, juntos podrían hacer grandes proyectos así que decidió dar el gran paso.

- Tomoe, ¿Quieres casarte conmigo?

Ella lo miró sorprendida no esperaba esa pregunta.

- Kenshin yo, no sé que decirte

Él se levanto e hincó una rodilla, sonriendo, y tomando su mano le pregunto.

- ¿Quieres ser mi esposa?

- ¡Sí!. Contestó ella, abrazándolo con tal entusiasmo que poco faltó para que el pequeño bote se volcara.

- ¡Tomoe, el bote se volcará!

- Lo siento amor mío es que, estoy tan feliz.

Regresaron a la orilla para comunicar la nueva noticia a la familia. Mientras amarraban la embarcación, Kenshin esta un poco cohibido. Le resultaba un tanto difícil compartir esos momentos tan privados con la familia de Tomoe. Pero en la vida de los Barkley nada era privado.

El juez se encontraba hablando por teléfono con un socio en Washington, cuando vio entrar a su hija radiante y llena de felicidad.

- Dime ¿qué pasa Tomoe?

- Kenshin acaba de proponerme matrimonio, dijo mirando a su futuro esposo como buscando su confirmación.

. Venimos a pedir su aprobación señor.

El juez Barkley se levantó y estrechó la mano de Kenshin. - Saben que cuentan con ella desde hace mucho tiempo. ¿Cuándo piensan casarse?

- Me temo que aún no hemos discutido eso señor, tendremos que ponernos de acuerdo, aunque me agradaría que la fecha se fijara para junio, dijo Kenshin complacido.

Justo en aquel momento entró la esposa del juez, con una radiante sonrisa.

- Querida tenemos una gran noticia para ti, los chicos decidieron contraer matrimonio, al terminar de escuchar la gran noticia, la señora Barkley corrió a abrazar a su hija y su futuro yerno, mientras éste estaba un poco aturdido, era increíble, pero en cuestión de minutos estaba comprometido y en junio se casaría.

El resto del día fue agotador, prácticamente toda la sociedad de San Francisco estaba ya enterada del compromiso de Tomoe. Por la noche durante la cena, Kenshin tuvo que hacer un gran esfuerzo para no quedarse dormido.

Al día siguiente Tomoe lo acompaño al aeropuerto, se despidió de ella y subió al avión, hacía todo casi mecánicamente, cuando miró la ventanilla del avión comprendió todo, tenía lo que cualquiera podía desear, tenía un buen trabajo y pronto se casaría con la hija de un importante funcionario, desde el punto de vista de cualquiera en su vida no faltaba nada, pero él no lo sentía así, había un gran vació que había intentado llenar y no conseguía hacerlo, seguía presente en su vida.

En el fondo, lo que sentía por Tomoe no era amor, sino que en su miedo de quedarse solo, le había propuesto matrimonio, esa era la triste verdad. Ya no quería enfrentar la soledad, estaba cansado de hacerlo, y en ella vio un escape, la salida que necesitaba. Desde pequeño, Hiko le enseñó a enfrentar los problemas jamás huir de ellos, siempre había cumplido con esa regla, pero ya no quería hacerlo así que cerró los ojos y durmió durante el trayecto de regreso.

Como había de esperarse los preparativos para la boda, se iniciaron pocos días después de que la joven pareja anunciara el compromiso. Todo iba marchando perfectamente, Tomoe iba a visitar a Kenshin a Nueva York como de costumbre, él la recibió en el aeropuerto y cuando ésta corrió a abrazarlo, observó que había una pequeña caja negra en las manos de su prometido.

- Kenshin ¿qué tienes entre las manos?

- Compruébalo por ti misma, le dijo él entregándole el lindo obsequio.

Era una preciosa sortija de compromiso, un hermoso brillante rodeado de zafiros, no era una joya muy ostentosa, pero poseía una gran pureza, era sencillamente perfecta.

- ¡Es exactamente lo que quería Kenshin!, exclamó la joven mientras él le deslizaba la sortija por el dedo.

- Te he echado de menos Kenshin.

Él por su parte hubiera deseado decirle que la había extrañado también pero, no era así, incluso había estado a punto de deshacer el compromiso, sentía que había cometido una terrible equivocación, pero uno de sus amigos del bufete le dijo que era un comportamiento totalmente normal.

El día de Acción de Gracias se acercaba, así que Tomoe voló de nuevo a casa de sus padres, pero esta vez acompañada de Kenshin. Las cenas de los Barkley eran famosas en San Francisco por su fabulosa comida.

Kenshin comprobó que todos los rumores eran ciertos, había 200 invitados a aquella majestuosa cena, incluso el alcalde figuraba entre los invitados.

En ese momento Tomoe bajó las escaleras con un hermoso vestido largo de terciopelo negro.

- ¿Eres feliz amor? Pregunto ella con cierta preocupación, por su rostro Kenshin no se veía muy cómodo en aquella cena.

- Pues a decir verdad, desearía decirte que sí, pero no importa mejor hablemos de otra cosa, ¿cómo van los planes de la boda?

- No podrían ir mejor, espera a ver la boda que nos está organizando mamá, cambiando un poco de tema, Hiroshi dice que podríamos ir a tomar una copa a un lugar que está cerca de aquí, dice que es excelente, hay una cantante nueva que tiene fascinados a todos.

- Me parece bien.

La cena terminó ya entrada la madrugada, tenía que descansar ya que iría con Tomoe de compras a la mañana siguiente.

El día pasó volando, y sin darse cuenta ya era de noche, Hiroshi había resultado una agradable compañía mientras Tomoe compraba vestidos, si no hubiera sido por él se hubiera aburrido como nunca.

- La cena de ayer fue grandiosa ¿no lo crees Kenshin?

- Si, estoy de acuerdo.

En ese momento Tomoe apareció con un vestido de gasa azul obscuro, que contrastaba perfectamente con la sortija de compromiso.

Inmediatamente subieron al automóvil y se dirigieron al lugar del que tanto les había comentado Hiroshi.

Al llegar, a todos les pareció muy agradable aunque estaba abarrotada de gente. Pero gracias a la generosa propina de Hiroshi, les consiguieron una mesa rápidamente.

Una pequeña orquesta estaba interpretando un linda balada y Tomoe sacó a bailar a Kenshin. Cuando regresaron a la mesa, las luces se apagaron de pronto y en el escenario apareció una muchacha frente a un micrófono. Lucía un vestido de raso azul pálido y su hermoso cabello negro le tapaba prácticamente el rostro, pero cuando el reflector le iluminó el rostro, a Kenshin se le paró el corazón. Era Kaoru.

Cuando comenzó a cantar se le cortó la respiración, era un sueño no era posible que estuviera frente a él y menos en aquel lugar.

Continuará.....

Bueno aquí está el otro capítulo, pido mil disculpas por la tardanza jeje sé que no he actualizado mi fic en mucho tiempo, pero tuve unos problemillas con la compu, pero ya todo arreglado, la actualizaré más seguido ahora sí ^^

Y lo prometido es deuda, Kenshin y Kaoru se encontraron, ahora sí viene lo mejor wahaha

Sé que muchos están deseando mi muerte en este momento porque Kenshin le propuso matrimonio a Tomoe jaja pero es solo para hacer esto más interesante.

Ahh y para Madam spooky, me agradó tu sugerencia de escribir una letra de una de las canciones que canta Kaoru ^____^ en realidad no soy muy buena compositora.....je, pero te agradecería muchop si me ayudaras a hacerla o alguien más que la quisiera hacer o me de una sugerencia de que canción poner, para incluirla en el próximo capítulo.

Y porfaaaaaaa manden sus reviews sí sí sí???????? Se los pido son súper importantes para mí ^________^

Weeeno nos vemos para la prox. Espero que les haya gustado muucho el cap.

Fuusina ^.~