En el capítulo anterior

Kaoru necesitaba olvidar, pero no le sería nada fácil. Él sentimiento era muy similar como cuando dejó el Dojo, pero no tenía más remedio que hacerlo. Ya no tenía ganas de cantar, no quería interpretar las mismas canciones que le había cantado hace apenas dos noches, todo le recordaba a él, cada mañana, cada atardecer y cada noche.

Megumi notó lo desmejorada que estaba incluso llegó a temer por su salud. Ella sabía muy bien lo que su compañera tenía estaba enferma de amor. Trató de ayudarla diciéndole que tenía toda la vida por delante y que Hollywood la estaba esperando. Y era cierto tenía toda un vida por delante pero nadie a quien amar.

Para ella ya nada tenía sentido sin la presencia de Kenshin.

Capítulo 10

El recuerdo de un triste pasado

En cuanto a Kenshin, las cosas volvían poco a poco a tomar su rumbo. Pensaba mucho en Kaoru, siempre preguntándose si habría hecho lo correcto en dejarla. Ella merecía mucho más, trataba de convencerse día y noche que era lo mejor para los dos.

Quería escribirle una carta, pero se sentía culpable así que no lo hizo, sabiendo que Kaoru solo deseaba que le dejara en paz. Tomoe lo pasó todo por alto considerándolo que no tenía importancia y jamás volvió a mencionar el asunto. A pesar de todo pasaron un verano tranquilo, los planes para la boda marchaban de maravilla, era el tema de conversación a todos los eventos a los que asistían. Tomoe se entregaba en cuerpo y alma y a los preparativos.

Ya sólo faltaba una semana y la tensión aumentaba, el 17 de junio, la fecha fijaba para la boda se acercaba con gran velocidad. Su luna de miel la pasarían en las islas de Hawai, muy a pesar de Kenshin, puesto que no le traían buenos recuerdos. La huella de la guerra era imborrable y el ir ahí no le sería nada agradable, pero accedió hacia las insistencias de Tomoe.

Pese a toda esa agitación pensaba constantemente en Kaoru y quería verla a toda costa, pero procuró vencer la tentación, pronto se dio cuenta que estaba entregándose de más a la bebida, el alcohol no era un buen refugio, así que ya no bebió más, ahora se refugiaba más que nunca en el trabajo, sepultándose en montones de papeles día y noche.

En un abrir y cerrar de ojos, era el gran día, todo comenzaría al mediodía. La novia se trasladaría a la iglesia en un elegante Rolls Royce modelo 1937, de su difunto abuelo, sólo se utilizaba en ocasiones muy especiales, y ésta no era la excepción. La novia parecía sacada de un cuento de hadas, lucía una corona de encaje con perlas incrustadas, el velo de tul se derramaba como una cascada sobre su rostro pálido y el vestido realzaba su esbelta figura.

Por su parte Kenshin estaba más apuesto que nunca, ya que pertenecía al ejército decidió portar su uniforme de gala azul marino con ligeros toques dorados, que contrastaba con su rojo cabello a la perfección sin embargo, su rostro no se veía muy alegre aunque por cortesía a los invitados denotara una ligera sonrisa casi imperceptible. A su lado se encontraba Hajime Saitou, alentando a su amigo.

- Vamos Kenshin, aunque sea sonríe un poco más, parece que vas camino a la orca amigo, le dijo en un tono sarcástico.

- Es curioso, pero este día no me inspira sonreír, siempre pensé que el día de mi boda sería el hombre más feliz del mundo y a decir verdad, no es así.

- ¡Oh vamos Kenshin! No comencemos con esos sentimentalismos de nuevo, lamento decirte que esta es la realidad, y no se parece en nada a los los cuentos de hadas

Kenshin solo atinó a asentir con la cabeza en resignación, aceptando la "vida real".

Esperó pacientemente en el altar de la hermosa iglesia cuando Tomoe hizo su espectacular aparición. Cuando la vio aproximarse contuvo un momento la respiración, había llegado el momento esperado, no podía retractarse. Faltaban poco minutos para que se convirtiera en su esposa, para siempre.

Ya era la una de la tarde cuando abandonaron la iglesia, la ceremonia había sido perfecta, todos los invitados pensaban que sólo sería el comienzo para la supuesta vida perfecta que tendría la pareja.

Cuando llegaron al lujoso salón de fiestas don se celebraría la celebración, les esperaban todos los reporteros de prensa. Hacía años que en San Francisco no se celebraba una boda tan elegante como aquella. A las seis y media Tomoe decidió cambiarse de ropa para partir hacia la tan esperada luna de miel, bajó con un precioso vestido de seda blanco, lucía impecable como siempre.

Los invitados les arrojaron pétalos de rosas cuando se marcharon hacia el aeropuerto en el automóvil de Kenshin. Su avión hacia Hawai partiría a las ocho.

Kenshin se sentía nostálgico, pues vería de nuevo aquel mar que contempló en la guerra, pero esta ves todo era diferente, lo vería desde una perspectiva nueva, esta vez iría con su ahora esposa, pero había una similitud después de todo su corazón seguía aún roto y sin esperanzas, como en el ataque de Pearl Harbor.

Para cuando regresaran a Nueva York todo estaba perfectamente calculado, vivirían en el departamento de Kenshin en lo que encontraban algo mejor, la joven no estaba muy de acuerdo con esa idea, pues ella quería vivir en el lado más costoso de la ciudad y Kenshin no podría pagar semejante lujo con su sueldo, tuvieron una pequeña discusión, al final Tomoe tuvo que aceptar que por el momento viviría en el apartamento de Kenshin.

Todo transcurrió con tranquilidad en su luna de miel tal como los novios esperaban, regresaron bronceados y descansados el 23 de junio. Ese mismo día Megumi le mostró a Kaoru las fotografías de la boda en los periódicos. Tomoe lucía el espectacular vestido de novia del que todos hablaban, Kaoru volvió a sentir un nudo en la garganta y aquel viejo dolor que le partía el alma, aquella herida había sido abierta de nuevo, leyó el artículo del periódico y contemplo la foto de Kenshin sosteniendo la mano de su prometida.

- Hacen una linda pareja ¿no crees?, dijo Megumi emocionada, recordando la vez que habían estado en el restaurante hace un par de meses.

Kaoru se limitó a devolverle el periódico sin contestar, quería olvidarse de él, quería olvidar que aún lo amaba. Aquella noche regresó temprano a la casa de huéspedes, se sentía muy mal y le dijo a Sano de pretexto que le dolía mucho la cabeza.

Mientras estaba tendida en su cama, de inmediato venían a su mente las fotografías de Kenshin y Tomoe, se había prometido a sí misma no volver a llorar por Kenshin Himura, así que esta vez las lagrimas no cayeron por sus mejillas, ya no sentía dolor alguno, talvez porque había logrado superar aquel dolor, lo cual no creía posible, o solo era que la tristeza era tan profunda que ya no sentía dolor alguno. Jamás había experimentado ese sentimiento, pero por curioso que pareciera le agradaba, aunque estuviera evadiendo su realidad, prefería hacerlo que seguir lamentándose por lo que no pudo ser.

Mientras tanto en la casa de los Barkley en San Francisco, Kenshin se encontraba discutiendo con su mujer, estaban sentados frente al hermoso lago, en donde Kenshin le había propuesto matrimonio a la joven.

- Tomoe, no quiero seguir hablando de política es inútil, jamás nos pondremos de acuerdo.

- Como quieras Kenshin, pero no cambiaré de opinión.

- Haz lo que quieras, contestó el pelirrojo en un tono frío que Tomoe conocía a la perfección.

Kenshin se sentía sumamente irritable, pues el estar en San Francisco no le agradaba en lo más mínimo, pues estando allí recordaba a Kaoru más que nunca.

A la mañana siguiente una noticia los tomó por sorpresa, el gobierno de EUA, había hecho una movida militar en contra de Corea, se le calificaba como una acción policial, pero Kenshin sabía perfectamente lo que esto significaba, la guerra. Inmediatamente se lo comunicó a su mujer.

- ¿Pero que has dicho? Le dijo Tomoe, mirándole horrorizada

- Recuerda que soy un oficial del ejército no olvides que es mi deber, le replicó mirándola con unos ojos sumamente fríos.

Kenshin había quedado en la reserva y lo podían llamar de un momento a otro para combatir en Corea.

- ¿Y no puedes dejarlo....?

- Ya es demasiado tarde....

Más tarde de lo que él imaginaba, ese mismo día recibió un telegrama en donde se le exigía su incorporación al ejército, dándole un plazo de dos días, ya todo estaba decidido, lucharía en Corea. En cierto modo, se alegraba en ir, no tenía miedo, pero lo sentía por Tomoe sólo llevaban una semana de casados y él se iría a la guerra por tiempo indefinido.

Incluso el juez trató de intervenir por él.

- ¿Quieres que intente sacarte de esto Kenshin? Yo tengo unos contactos que podrían sernos de gran utilidad.

- No señor, gracias. No sé si alguna vez su hija se lo comentó, pero yo luché en el Pacífico, la guerra no es algo nuevo para mí. No estaría bien que huyera de mis obligaciones, entonces dirían después que no tengo honor. ¿No lo cree?

El juez estaba satisfecho con esa respuesta y sonrió orgulloso de su yerno.

Aquella noche, Tomoe intentó convencerle por todos los medios de que no fuera a la guerra, acababan de casarse y no quería perderlo. Sin embargo, Kenshin estaba decidido.

- Estoy seguro de que terminará muy pronto, no hay razón para que te pongas así.

- Kenshin, no quiero que te vayas.

- Debo hacerlo lo siento....será mejor que regreses con tus padres a San Francisco, estando sola en nuestro departamento, no te será de mucha ayuda.

Tomoe derramó amargas lágrimas, sin embargo sabía que no podía detenerle, Kenshin estaba decidido, fue una larga y llorosa despedida, regresó a la casa del lago y viajaría dos días más tarde a Washington con sus padres. Para ese tiempo Kenshin ya estaba totalmente inmerso en un curso de adiestramiento para el combate, solo necesitaba afinar ciertas técnicas, a pesar de que había pasado tiempo desde que luchara en el pacífico, era totalmente superior a muchos hombres. Estaba tan ocupado que ni siquiera tuvo tiempo de llamar a Tomoe para despedirse de ella. Definitivamente iba a ser un verano muy largo para todos.

Reconocido por su brillante desempeño en el adiestramiento del ejército, Kenshin permaneció 4 semana en el Fuerte Old, superando obstáculos y entrenándose en simulacros de combate, era curioso que en 2 años no hubiera olvidado casi nada, y a medida que pasaban los días su cuerpo parecía que siempre había estado en combate. Cada noche caía rendido en su litera, estaba tan cansado que no le apetecía hablar, comer o llamar siquiera a Tome.

Tenía que hacer un esfuerzo casi sobrehumano para telefonearle de vez en cuando, por otra parte ella estaba deprimida, no había esperado que su matrimonio comenzara de aquella forma.

Sin embargo, la guerra había representado una especie de tregua para los dos, a medida que pasaba el tiempo todo volvía a la normalidad, cuando hablaba con ella por teléfono le platicaba de nuevo de sus cócteles y fiestas, estaba casada pero parecía que no lo estuviera.

- Te extraño mucho.... le dijo ella con aire pensativo.

- Desearía decirte que regreso dentro de pocos días Tomoe, pero ambos sabemos que pueden ser meses o años....he pedido un permiso especial para salir del fuerte antes de partir a Corea, tal ves me lo concedan.

Por fin Kenshin iría a combatir a Corea, pero debido a su excelente desempeño le dieron dos semanas de permiso para que se reuniera con su familia, la única condición era que no se alejara mas allá de un radio de 300 kilómetros, debido a que lo podían llamar en cualquier instante.

Cuando llegó al aeropuerto, estaba muy cambiado, y ni siquiera había ido a combatir realmente, Tomoe lo aguardaba expectante, sin embargo la recibió con su habitual frialdad y una fingida sonrisa. Los ojos de su esposo solo reflejaban la dura vida del ejército. A la cual a él le encantaba, nunca se lo había dicho a nadie, pero se sentía seguro dentro de los cuarteles y solo había hecho esa pequeña escala por compromiso, no quería que los padres de Tomoe pensaran que él era un mal esposo y la abandonaba a la primera oportunidad que se le presentara, también su visita a San Francisco tenía otro propósito de trasfondo, y era ver a Kaoru. Tenía la pequeña esperanza de poder verla de nuevo antes de partir a Corea.

Mientras tanto a unos cuantos kilómetros, Kaoru seguía con su vida como siempre, casi nada había cambiado, seguía cantando en el Sagara´s y había recibido varias críticas bastante favorables por parte de los periódicos de San Francisco incluso había cantado en varias fiestas de la alta sociedad y había ganado su fama.

Por las noches sonreía a los clientes, pero todos los que la conocían la habían observado que estaba notablemente desmejorada. Esto les comenzaba a preocupar ya que temían por su salud.

Justo cuando ella menos lo esperaba; un poco de luz apareció en su vida de nuevo cuando Soujiro y Sarah la visitaron de sorpresa. Kaoru estaba como de costumbre cantando en el restaurante cuando de entre la multitud le pareció ver a Soujiro con esa sonrisa tan característica. Por un momento le pareció que sus ojos estaban jugándole un pesada broma, pero cuando observó a Sarah comprendió que no era un juego.

Se acercó a ellos corriendo mientras lágrimas resbalaban por sus mejillas.

- ¡Sabía que vendrían, sabía que vendrían! Decía repetidamente mientras abrazaba fuertemente a Sarah

- Estás hermosa mi niña, le dijo Sarah entre lágrimas, nunca había esperado verla tan cambiada, pero estaba muy hermosa de eso no cabía duda.

Kaoru miró directamente a los ojos a su gran amiga, esperaba que la tristeza que veía en sus ojos hubiera desaparecido un poco, sin embargo se encontró contemplando aquella mirada dulce, pero con esa tan remarcada tristeza que ella conocía muy bien.

- Sarah ¿qué pasa....? ¿acaso a ocurrido alguna tragedia? Sin razón aparente la muchacha se apartó de Kaoru y bajó la mirada, sus brillantes ojos azules parecieron apagarse y se dio la media vuelta.

- Soujiro ¿qué pasa? Le preguntó mirándolo fijamente, buscando respuestas.

- Te lo contaré todo te lo aseguro, pero este no es el momento. Le contestó el joven con una gran dureza en su voz.

Kaoru había conseguido que Yumi los aceptara en la casa de huéspedes, se quedarían solo un par de días, para después partir y visitar a los padres de Sarah, quienes habían pagado todos los gastos del viaje. Por la noche Kaoru estaba sumamente consternada pues no sabía que pudiera haber ocurrido durante su larga ausencia. Cuando Sarah quedó profundamente dormida, Soujiro salió para tomar un poco de aire fresco y en los escalones de la entrada estaba Kaoru mirándolo expectante, se sentó a su lado y dio un leve suspiro.

- Es extraño que lo diga, pero el cielo es diferente de cómo se ve en Tokio... dijo en un tono casi soñador. La joven lo miraba confundida, sin embargo guardó silencio y esperó a que su amigo continuara.

- Hace dos meses nació nuestro segundo hijo, fue un regalo y una dicha que nos duró muy poco tiempo.... pero aunque haya sido tan poco el tiempo que lo tuvimos con nosotros nos brindó mucha felicidad....

- Soujiro lo siento....yo... no se que decir....

- No te preocupes Kaoru, como te digo guardo esa felicidad y no me arrepiento ni un momento aunque durara tan poco.

- Y Sarah ¿cómo está?...

- Estuvo muy enferma ya que tuvo muchas complicaciones en el embarazo, casi la pierdo junto con mi hijo.... no sé que hubiera hecho si la pierdo, creo que me hubiera vuelto loco. De pronto la voz de su joven amigo se quebró, y ya no pudo decir más.

Kaoru tampoco pudo articular ninguna palabra, solo colocó su mano en el hombro de su amigo y estuvieron en silencio.

Al día siguiente Kaoru cumplía 18 años, era una hermosa mañana de agosto, y compartió un pequeño pastel con sus compañeros del restaurante que ahora eran como su familia. Sano le había dado la tarde libre y Yumi había sacado su botella de jerez para ocasiones especiales.

Tendida en su cama, tras haber pasado unos momentos memorables festejando su cumpleaños, comenzó a repasar su vida. Y como un pensamiento casi involuntario, pensó en Kenshin Himura, preguntándose donde estaría, había escuchado noticias de la guerra, y se preguntó si estaría de nuevo en el ejército. Rápidamente disipó ese pensamiento y trató de dormir, necesitaba descansar, pero no lograba conciliar en sueño, así que decidió dar un paseo.

Era una noche preciosa de luna llena, los niños jugaban alegremente y había mucha gente caminando por las calles. Por un instante al observar a aquellos niños, Kaoru recordó su infancia en la que solía correr y jugar, no tenía preocupación alguna, y solo paseaba por los arrozales y entrenaba en el dojo. El recuerdo de su padre acudió a su mente y sonrió amargamente.

Observó una tienda donde vendían helado de muchos sabores, así que se dirigió y se compro un rico helado, había escuchado de él, pero nunca tuvo la oportunidad de comprarlo en Tokio.

- Feliz Cumpleaños....., se dijo a sí misma en voz baja mientras regresaba lentamente a la casa de huéspedes. Y cuando por fin llegó a su destino, se quedó un momento observando las estrellas.

Mientras a lo lejos con una sonrisa, un apuesto soldado observaba a una niña observando las estrellas, su largo cabello se ondulaba con el aire, parecía que un resplandor emanaba de esa dulce niña, era la perfecta portada de la inocencia.

Kenshin se sentía un poco solo en la enorme casa del lago, así que decidió dar un paseo por las calles, era una hermosa noche y no quería desperdiciarla. Se encontraba caminando placidamente por las calles cuando, se encontró en la calle donde estaba la casa de huéspedes, por un momento pensó en desviar su camino, pero decidió continuar, se conformaba por pasar delante de la casa de huéspedes. El lugar en donde se habían hecho tantas promesas, pensaba que a esa hora estaría trabajando. Cuando de pronto observó a Kaoru, y contuvo la respiración, por un instante no supo que hacer, pero se quedó hipnotizado observándola y en el momento una sonrisa apareció en su rostro.

Como si adivinara que alguien la observaba, Kaoru se dio la media vuelta y quedó paralizada de asombro. Su corazón latía rápidamente, y por un momento se perdió en su hermosos ojos violeta.

- Kenshin.....

________________________________________________________________________ Continuará......

Por fín!!!!!!!! Otro capítulo terminadoooooooooo, pido mil mil disculpas por haber tardado tanto, pero últimamente la escuela me ha traído como loka @_@, aparte tuve algo así como que un bloqueo.....-_- pero ya estoy de regreso wahahahaha El siguiente capítulo trataré de hacerlo lo más pronto posible^^

GRACIAS GRACIAS por sus reviews, en verdad que me mantienen motivada^__________^!!!!!!!! Graaacias a Bunny Saito, Misaki, Madam Spooky, Kao Chan, mer1, Sakura Li y Ricka Asakura.

GRAAAACIAS por sus comentarios!!!!!!! Y Tomoe sufrirá prometido wahahaha.

Y bueno por último manden reviews por favor por favor por favor, me mantienen inspirada!!!!!!^__________^

Fuusina ^.~