En el capítulo anterior
- Te quiero.... dijo Kenshin, estrechándola en sus brazos, deseando con toda su alma que recordara aquellas dos semanas en caso de que él no regresara jamás. -Te llamaré en cuanto llegue.
Esta vez ya no hubo promesas como la última vez, solo el recuerdo de lo que habían vivido aquellos días.
El avión despegó hacía Hawai, ya que hubo un cambio de planes a última hora fijo su vista en la ventanilla del avión y sólo pudo pensar en Kaoru, la mujer que había cambiado su vida.
En aquel preciso instante, la chica levantó los ojos al cielo, sabiendo que el hombre al que amaba se dirigía a la guerra, cerró los ojos y deseo con toda su alma que pronto regresara a su lado.
Capítulo 12
Nace una estrella
Kaoru no se percató del tiempo transcurrido, estaba completamente sumida en sus pensamientos hasta que la voz de Yumi la devolvió a la realidad, se dio la media vuelta y observó a su amiga viéndola fijamente. La chica solo le devolvió una sonrisa, que aunque ella quisiera ocultarlo, reflejaba toda su tristeza; Yumi sabía el motivo pero ya no le quiso reclamar nada, sabia que sería inútil.
- Te llegó esto, le dijo fríamente Yumi – es una carta de Japón.
Inmediatamente la joven tomó la carta y olvidándose de siquiera agradecerle a su amiga, subió lentamente las escaleras y se encerró en silencio en su habitación. El único pensamiento que rondaba por su mente era Kenshin, sentía que les habían quedado tantas cosas por decir, y por hacer.
Por otro lado quería ver a Soujiro y a Sarah, tenía suficiente dinero ahorrado pero no tenía el valor suficiente como para regresar, temía encontrarse con su hermana y con su madre, no quería escuchar sus reproches nunca más. Recordó la carta que le había entregado Yumi estaba fuertemente apretada en su mano, temía que fueran malas noticias así que la abrió con manos temblorosas esperando lo peor.
Sin embargo, se alegró por un momento ya que la carta era de Soujiro, en ella le daba noticias del dojo, al parecer todo marchaba bien y habían reclutado a nuevo peones para cultivar y trabajar en los campos de arroz. En la carta Soujiro le comunicó la noticia de que Kosuke había ido a la guerra también, Ayame estaba desconsolada y su madre también ya que se habían quedado solas y las dos mujeres estaban al frente del dojo.
Kaoru estrechó la carta en sus manos con fuerza, el tan solo recordar a Kosuke la llenaba de ira y no pudiendo contenerse murmuro entre dientes.
- Creo que ha tenido suerte de librarse de ese malnacido.
Y reanudando su lectura encontró noticias más agradables, Sarah estaba muy recuperada y la invitaban que a que los visitara, regresara a Tokio aunque fuera unos días. La chica guardó la carta y se recostó un rato en su cama pensativa.
Aunque había tratado de engañarse, Kaoru extrañaba su hogar, aquí había encontrado uno nuevo era cierto. Pero nunca podría reemplazar al hogar que tuvo una vez, decidió que necesitaba un poco de aire fresco y salió silenciosamente de su habitación, no tenía ánimos de hablar con nadie, pero no contó con que se encontraría a Yumi en el pasillo.
- ¿Ocurre algo? Estás muy pálida, le dijo con un tomo de preocupación.
- No, estoy bien, solo quiero salir a tomar un poco de aire fresco. Afirmó la muchacha tratando de esbozar una sonrisa.
- ¿La carta era de tu familia? Le preguntó Yumi sintiendo compasión por la chica, tan sola y tan joven.
Kaoru bajó la mirada no quería saber nada de su familia, no tenía a nadie a quien llamar familia.
- ¿No tienes muy relaciones con tu familia, verdad? Le preguntó sarcásticamente.
Ella ya había notado como recibía muy pocas visitas y llamadas telefónicas, siempre de extraños y nunca de algún pariente, fingía no darse cuenta porque tenía simpatía por Kaoru.
- No era de mi familia, mis padres murieron, afirmó la joven con un tono amenazante.
Sin embargo la mirada de su amiga indicaba que no le creía nada, sin embargo asintió y decidió no tocar el asunto.
Y no queriendo hablar más Kaoru salió rápidamente de la casa de huéspedes, necesitaba pensar.
Los siguientes meses fueron interminables para Kaoru, cantaba noche tras noche en el restaurante, trataba de distraerse un poco ya que estaba muy tensa por la guerra, deseaba con toda su alma que terminara de inmediato.
Por su parte Kenshin le escribía casi todos los días, también le escribía a Tomoe con frecuencia, estaba agotado, y a veces temía equivocarse y enviar las cartas equivocadas, sin embargo se aseguraba de que esto no pasara. Aún no estaba seguro que decisión tomaría, no le había prometido nada esta vez a Kaoru, en sus cartas le decía cuanto la amaba y que la echaba de menos.
Tomaría una decisión cuando terminara la guerra, ya que estaba muy ocupado sobreviviendo en la guerra. Sólo Kaoru lo mantenía en pie, sus cartas le alimentaban el alma a diferencia de las de Tomoe, solo le escribía de fiestas y amigos. Pronto terminaría la Universidad y haría una gran fiesta, se acercaban las vacaciones y pasaría unas placenteras vacaciones en la casa del lago.
Mientras tanto Kenshin seguía en los duros combates, estaba exhausto por la humedad y el calor, sin embargo seguía luchado guiando a sus hombres por los campos de arroz, sentía que había retrocedido en el tiempo y estaba peleando de nuevo en Pearl Harbor, creyó que nunca en su vida volvería a experimentar aquel sentimiento de incertidumbre y miedo, pronto llegaron más hombres como refuerzos y quedaron a su cargo, pero se llevo una gran sorpresa al descubrir que entre aquellos desdichados se encontraba Kosuke. No tuvo una oportunidad para hablar con él directamente, conocía el carácter de aquel hombre y sabía que en su vida personal era un desastre, Kaoru le llego a sugerir que maltrataba a su esposa y bebía sin parar, a pesar de todo esto era un excelente soldado y hábil en el campo de batalla.
Todo iba marchando tal y como lo habían planeado, Kenshin iría con sus hombres a Seúl, algunos de sus hombres ya habían partido el día anterior, Kosuke estaba entre ellos. Nunca imaginaron que su estrategia fallaría y serían sorprendidos por sorpresa. Al día siguiente la noticia llego, Kosuke había muerto junto con otros 70 hombres, los demás habían sido tomados como rehenes.
Cuando Kenshin escuchó esto sintió como si balde de agua fría hubiera caído sobre él, y se dio cuenta que había estado muy cerca de la muerte en esa ocasión, si hubiera ido talvez estaría entre aquellos 70 hombres, deseaba que la guerra terminara pronto. Inmediatamente le escribió una carta a Kaoru informándole de la muerte de Kosuke en la toma de Seúl.
Cuando la chica leía las líneas de la carta experimentó una punzada de remordimiento por alegrarse de aquella terrible noticia, no podía creer que guardara esos sentimientos de rencor, pero Kosuke la había lastimado demasiado y no podía sentir siquiera pena por su muerte. Se preguntó si Ayame se quedaría en el dojo con su madre, a lo mejor decidirían vender la propiedad, deseaba impedirlo pero no podía hacer nada, estaba demasiado lejos y no quería regresar, creía que tenía una deuda con su padre pero tenía una nueva vida y ya no quería nada que la atara a su pasado.
Los meses siguieron transcurriendo y a pesar de toda la tristeza que guardaba en su corazón Kaoru se convertía en una hermosa mujer, de vez en cuando iba al cine con Megumi y su amiga le daba clases para mejorar su voz, en realidad no era que las necesitara, sino que prefería mantenerse ocupada para ya no pensar más en Kenshin y en el peligro que lo rodeaba en la guerra. Así que decidió entregarse totalmente a su trabajo y dedicarse a cantar con más entusiasmo que nunca, Sano veía en ella una verdadera mina de oro y los clientes estaban maravillados por la potencia de su voz.
Y no fue una sorpresa que una noche dos agentes de los Ángeles se presentaron en el restaurante y le entregaron a Kaoru su tarjeta rogándole que los llamara en caso de que alguna vez fuera a Hollywood, la joven estaba sumamente sorprendida jamás esperó algo parecido, cuando le mostró la tarjeta a Megumi creyó que moriría de tanta felicidad. No se sentía preparada como para ir a Hollywood todavía, en su interior deseaba esperar a Kenshin donde él la había dejado. Ya no recibía tantas cartas de Kenshin como al principio las cosas se estaban complicando demasiado y no tenía tiempo de escribir. Kaoru se llevó una desagradable sorpresa al leer la última carta de Kenshin, en ella le comunicaba que se había reunido con Tomoe en Tokio, aprovechando unos días de permiso. Se sintió celosa por un momento, ¿Porqué ella no podía ir a Tokio? Él llevaba mucho tiempo lejos y ella siempre le había sido fiel, no había ningún otro hombre en su vida. Pronto cumpliría 19 años y tenía locos a todos los hombres que iban a verla cantar.
Megumi había intentado inútilmente presentarle a otros hombres, pero a ella no le interesaba nadie más.
Por otra parte Kenshin estaba abatido, sumido en una profunda depresión, muchas veces ya no sabía en que o en quien se había convertido, muchas veces ya no reconocía al hombre que veía en el espejo, era frío y su mirada había perdido aquella calidez que lo caracterizaba, ya no hablaba mucho con sus compañeros en el cuartel y se había transformado en un ser callado y solitario. Sus compañeros estaban preocupados por la situación del capitán Himura, por otro lado su esposa ni siquiera se percató del estado crítico de su esposo, solo le interesaba su trabajo y solo hablaba de ello.
A Kenshin tampoco le interesaba lo que ella tenía que decirle, había visto morir niños en los caminos, llevaba demasiado tiempo luchando por unos ideales inciertos, muchas veces se preguntaba si tenía caso el seguir ahí. Así que al final optaba por callárselo todo, odiaba Corea y deseaba abandonar ese lugar cuanto antes.
Tras dos meses de no recibir ni una carta de Kenshin, Kaoru temió lo peor, temía que hubiera muerto, o que estuviera demasiado enfermo, tras consultar las listas de heridos, muertos y desaparecidos, suspiró aliviada de no encontrar el nombre de su amado en ellas.
Estaba vivo en alguna parte, pero ya no recibía noticias suyas. Se preguntó si todo habría terminado entre ellos, meses esperándolo y él dejaba de escribirle. Miles de dudas llenaron su cabeza, y lloró como si realmente hubiera muerto, se tomó incluso dos semanas de vacaciones y reflexionó arduamente. Al final llegó a la conclusión de que tendría que seguir adelante, con él o sin él.
Tomó el teléfono y llamo a los agentes de los Ángeles, que la habían visitado meses antes y, tras una buena conversación accedió a trasladarse a Hollywood para hacer unas pruebas.
Aquella noche se lo dijo a Sano cuando regresó al trabajo, no tenía ya nada que la retuviera ahí y estaba dispuesta a realizar su sueño a toda costa.
- ¿Quiénes son esos tipos?, le preguntó Sano, que siempre la había protegido desde su llegada, apartando a hombres desagradables que constantemente la acosaban. –¿Sabes algo de ellos?
- Simplemente que son agentes de los ángeles, contestó la muchacha con sinceridad.
- Entonces quiero que te acompañe Megumi y se quede contigo el tiempo que sea necesario, si no da resultado vuelves aquí con ella. Quiero que esperes una oportunidad que valga la pena.
- Si señor, contestó la joven con una gran sonrisa.
Sus compañeros de trabajo dieron una fiesta de despedida en su honor, les dio dinero a Megumi y a Kaoru para que se alojaran en un buen hotel, la chica sacó sus ahorros para comprarse nuevo vestuario, estaba muy emocionada con la idea de irse, pero le dolía partir de nuevo a un lugar desconocido, le dolía dejar a sus amigos, a Sano y a Yumi, pero prometió que le escribiría contándole de los actores famosos que seguro conocería.
- ¡Cuídate mucho! ¿Me oyes?, le dijo con su acostumbrada frialdad, pero Kaoru sabía que era totalmente falsa.
La chica lloró desconsoladamente cuando se despidió de sus amigos del restaurante, todos tenían un lugar en su vida y en su corazón, era como cuando partió del dojo.
- ¡Si necesitas dinero me llamas!, le dijo Sanosuke mientras se despedía de ella.
Pero él había sido demasiado bueno con ella, y ya no se atrevía a pedirle nada más.
Se fue con Megumi un jueves por la tarde en tren, los pasajes habían sido realmente baratos, e iban disfrutando de una vista maravillosa. Ya habían reservado habitación en el hotel y las chicas estaban citadas con los agentes a la mañana siguiente. Kaoru sentía que las rodillas le temblaban, al entrar al despacho de los agentes, lucía un hermoso vestido blanco, Megumi la había peinado y lucía un cabello espectacular, apenas y tenía maquillaje ya que no lo necesitaba. En conjunto cuando los agentes la vieron entrar, sonrieron por su buena suerte de haber encontrado una joven tan linda. Aunque los agentes no eran los mejores, y Megumi lo sospechaba, le consiguieron a la chica una audición para el día siguiente con un prestigiado representante.
La joven estaba terriblemente nerviosa por la audición, pero una vez que se tranquilizó lo hizo bastante bien. Después, ella y Megumi pasearon por los lugares típicos y más visitados del lugar, admiraron las enormes residencias de las estrellas de cine, visitaron el teatro chino, y caminaron por el famoso Sunset Boulevard, todo parecía ser un sueño, Kaoru deseaba que su padre la viera y le diera consejos, por un momento sintió el deseo de llorar, pero sabía que su padre la observaba, en donde quiera que él estuviera.
Al atardecer, Kaoru regresó al hotel para arreglarse, ya que tenía una cita con mencionado productor de cine y debía de estar presentable. Esta vez la joven vestía un modelo negro simple, pero resaltaba su esbelta figura y lucía tan hermosa como siempre.
En el momento en que las dos mujeres entraron al despacho, el hombre con quien tenían la cita ya estaba esperándolas. Kaoru quedó por un momento sin respiración, su mirada era profunda y misteriosa, no pudo deducir que intenciones tendría, pero se perdió por un momento en aquellos ojos, aunque estuvieran escudados bajo aquellos pequeños lentes obscuros. Era un hombre joven, alto, y lucía un traje impecable, en su sonrisa había un poco de sarcasmo, sin embargo la joven no esperaba encontrarse con un hombre tan joven.
- Tomen asiento, les dijo con un gesto amable sin dejar de sonreír, había notado como la chica había quedado sorprendida, y supo en el momento en que la vio, que había descubierto una mina de oro. Sin duda era muy hermosa como le habían dicho, le gustaba su cara y su forma de moverse, sin duda la haría famosa.
Kaoru se ruborizó por un momento, la mirada de aquel hombre era en cierta manera inquietante, sentía como si pudiera adivinar hasta su más íntimo secreto, pero ella no tenía nada que ocultarle a nadie.
- Supongo que tu debes de ser Kaoru Kamiya, mi nombre es Enishi Yukishiro, y diciendo esto estrechó su mano. Miró a Megumi y se preguntó si sería su hermana o algún pariente.
- Señor Yukishiro estoy aquí por que....
Sin embargo él no la dejó terminar e interrumpiéndola le dijo, - Puedes llamarme Enishi si quieres, Kaoru, mira que te parece si vuelves a mi oficina el lunes, tengo que salir pero estaré encantado con volverte a ver.
Ella vaciló un momento, pero después asintió con la cabeza.
- Esta bien el Lunes, dijo con seguridad Megumi.
Enishi le entrego a Kaoru su tarjeta, todos en el ambiente artístico sabían que era un hombre de cuidado, sin embargo había descubierto a muchas estrellas de cine. En su vida abundaban los escándalos, dos suicidios de actrices con la cuales había estado involucrado sentimentalmente y otros eventos desagradables de los cuales prefería no recordar. Todos lo sabían excepto Kaoru que era nueva en la ciudad y no estaba enterada de semejantes escándalos.
- ¿Ah y antes de olvidarlo, podrías trasladarte a vivir a los Ángeles?, Enishi miró a los ojos a la joven, preguntándose quien sería exactamente y de donde venía. Era una niña inocente, y no sabía quien la protegía a parte de la mujer que la acompañaba, aunque en realidad nada de eso le importaba, la convertiría en lo que siempre quiso ser. Una actriz famosa. Siempre y cuando ella lo permitiera.
- Si podría, dijo Kaoru con una sonrisa. Era el sueño de toda su vida y haría todo para conseguirlo, dentro de lo razonable claro estaba, pero ya no tenía que dar cuenta de sus actos a nadie, ni siquiera a Kenshin....
- ¿Cuántos años tienes?, le preguntó Enishi con su voz profunda.
- Diecinueve, contestó tratando de sostener la mirada del hombre.
Cuando la chica salió de su despacho, Enishi se dirigió a Megumi con discreción preguntándole si era su hermana o pariente.
- Somos solo amigas, contestó riendo.
- ¿Y su madre?, preguntó intrigado.
- Su madre murió.
- ¿Y su padre también murió?
- Si, cuando conocimos a Kaoru eso nos dijo, nunca habla mucho de eso.
- Entiendo, dijo acomodando sus pequeños lentes, era perfecto podría hacer con ella lo que quisiera, hasta su nombre le gustaba, Kaoru Kamiya, era perfecto. Y sacando un fajo de billetes le recomendó a Megumi que le comprara mucha ropa, la necesitaría para los próximos días, ya que tenía planeado hacer una cita con un director y sería él quien decidiría si tendría una oportunidad, así que debía de tener una presentación impecable.
Una vez que las chicas salieron del despacho, todo había sido demasiado confuso para Kaoru.
- Megumi, ¿qué fue todo esto?, todo fue muy rápido.
- Significa que vas muy bien, ya casi logras Kaoru, dijo enjugándose las lágrimas y abrazando a su amiga. – ¡Le tengo que hablar a Sano!
Por un instante Kaoru sufrió una decepción, era lo que siempre había soñado, pero no estaban las personas a las que más había amado, por una parte su padre y Kenshin.... que aunque le dolía admitirlo, hubiera querido compartir estos momentos con él. Por otra parte había observado como la miraba Enishi Yukishiro, no sabía porque se había puesto nerviosa, no esperaba que fuera un hombre tan joven y tan bien parecido, se ruborizó ante aquel pensamiento, solo había pensado en Kenshin, y ahora este hombre asaltaba sus pensamientos el cual era totalmente opuesto al hombre que había amado, era totalmente diferente a Kenshin....
Continuará..........
TERMINÉEEEEEEEEEE YAHOOOOOOO!!!!!!!!!!^_____________^ jajajaja por fin otro capítulo, disculpen por la tardanza, pero gracias por esperar pacientemente jiji, y así es Enishi entró a la trama wahahahaha.
Gracias a todos por sus reviews, SIGAN MANDANDO POR FAVOR!!!!!^_____________^
Graacias a: gaby(hyatt, Sakura Li, Jenny, Mei y ella-shin (ya te puedes imaginar , quien se va a hacer cargo de LOS CELOS ^.~). Espero les haya gustado el capítulo y espero sus Reviews^________^!!
A y como premiere mundial jaja TENGO UN LIVE JOURNAL^______^!!!
Invito a todos a visitarlo:
La dirección está en mi información porque aquí no la pude poner sepa porque ::-_-::
Pues es todo por ahora^-^
Fuusina ^.~
- Te quiero.... dijo Kenshin, estrechándola en sus brazos, deseando con toda su alma que recordara aquellas dos semanas en caso de que él no regresara jamás. -Te llamaré en cuanto llegue.
Esta vez ya no hubo promesas como la última vez, solo el recuerdo de lo que habían vivido aquellos días.
El avión despegó hacía Hawai, ya que hubo un cambio de planes a última hora fijo su vista en la ventanilla del avión y sólo pudo pensar en Kaoru, la mujer que había cambiado su vida.
En aquel preciso instante, la chica levantó los ojos al cielo, sabiendo que el hombre al que amaba se dirigía a la guerra, cerró los ojos y deseo con toda su alma que pronto regresara a su lado.
Capítulo 12
Nace una estrella
Kaoru no se percató del tiempo transcurrido, estaba completamente sumida en sus pensamientos hasta que la voz de Yumi la devolvió a la realidad, se dio la media vuelta y observó a su amiga viéndola fijamente. La chica solo le devolvió una sonrisa, que aunque ella quisiera ocultarlo, reflejaba toda su tristeza; Yumi sabía el motivo pero ya no le quiso reclamar nada, sabia que sería inútil.
- Te llegó esto, le dijo fríamente Yumi – es una carta de Japón.
Inmediatamente la joven tomó la carta y olvidándose de siquiera agradecerle a su amiga, subió lentamente las escaleras y se encerró en silencio en su habitación. El único pensamiento que rondaba por su mente era Kenshin, sentía que les habían quedado tantas cosas por decir, y por hacer.
Por otro lado quería ver a Soujiro y a Sarah, tenía suficiente dinero ahorrado pero no tenía el valor suficiente como para regresar, temía encontrarse con su hermana y con su madre, no quería escuchar sus reproches nunca más. Recordó la carta que le había entregado Yumi estaba fuertemente apretada en su mano, temía que fueran malas noticias así que la abrió con manos temblorosas esperando lo peor.
Sin embargo, se alegró por un momento ya que la carta era de Soujiro, en ella le daba noticias del dojo, al parecer todo marchaba bien y habían reclutado a nuevo peones para cultivar y trabajar en los campos de arroz. En la carta Soujiro le comunicó la noticia de que Kosuke había ido a la guerra también, Ayame estaba desconsolada y su madre también ya que se habían quedado solas y las dos mujeres estaban al frente del dojo.
Kaoru estrechó la carta en sus manos con fuerza, el tan solo recordar a Kosuke la llenaba de ira y no pudiendo contenerse murmuro entre dientes.
- Creo que ha tenido suerte de librarse de ese malnacido.
Y reanudando su lectura encontró noticias más agradables, Sarah estaba muy recuperada y la invitaban que a que los visitara, regresara a Tokio aunque fuera unos días. La chica guardó la carta y se recostó un rato en su cama pensativa.
Aunque había tratado de engañarse, Kaoru extrañaba su hogar, aquí había encontrado uno nuevo era cierto. Pero nunca podría reemplazar al hogar que tuvo una vez, decidió que necesitaba un poco de aire fresco y salió silenciosamente de su habitación, no tenía ánimos de hablar con nadie, pero no contó con que se encontraría a Yumi en el pasillo.
- ¿Ocurre algo? Estás muy pálida, le dijo con un tomo de preocupación.
- No, estoy bien, solo quiero salir a tomar un poco de aire fresco. Afirmó la muchacha tratando de esbozar una sonrisa.
- ¿La carta era de tu familia? Le preguntó Yumi sintiendo compasión por la chica, tan sola y tan joven.
Kaoru bajó la mirada no quería saber nada de su familia, no tenía a nadie a quien llamar familia.
- ¿No tienes muy relaciones con tu familia, verdad? Le preguntó sarcásticamente.
Ella ya había notado como recibía muy pocas visitas y llamadas telefónicas, siempre de extraños y nunca de algún pariente, fingía no darse cuenta porque tenía simpatía por Kaoru.
- No era de mi familia, mis padres murieron, afirmó la joven con un tono amenazante.
Sin embargo la mirada de su amiga indicaba que no le creía nada, sin embargo asintió y decidió no tocar el asunto.
Y no queriendo hablar más Kaoru salió rápidamente de la casa de huéspedes, necesitaba pensar.
Los siguientes meses fueron interminables para Kaoru, cantaba noche tras noche en el restaurante, trataba de distraerse un poco ya que estaba muy tensa por la guerra, deseaba con toda su alma que terminara de inmediato.
Por su parte Kenshin le escribía casi todos los días, también le escribía a Tomoe con frecuencia, estaba agotado, y a veces temía equivocarse y enviar las cartas equivocadas, sin embargo se aseguraba de que esto no pasara. Aún no estaba seguro que decisión tomaría, no le había prometido nada esta vez a Kaoru, en sus cartas le decía cuanto la amaba y que la echaba de menos.
Tomaría una decisión cuando terminara la guerra, ya que estaba muy ocupado sobreviviendo en la guerra. Sólo Kaoru lo mantenía en pie, sus cartas le alimentaban el alma a diferencia de las de Tomoe, solo le escribía de fiestas y amigos. Pronto terminaría la Universidad y haría una gran fiesta, se acercaban las vacaciones y pasaría unas placenteras vacaciones en la casa del lago.
Mientras tanto Kenshin seguía en los duros combates, estaba exhausto por la humedad y el calor, sin embargo seguía luchado guiando a sus hombres por los campos de arroz, sentía que había retrocedido en el tiempo y estaba peleando de nuevo en Pearl Harbor, creyó que nunca en su vida volvería a experimentar aquel sentimiento de incertidumbre y miedo, pronto llegaron más hombres como refuerzos y quedaron a su cargo, pero se llevo una gran sorpresa al descubrir que entre aquellos desdichados se encontraba Kosuke. No tuvo una oportunidad para hablar con él directamente, conocía el carácter de aquel hombre y sabía que en su vida personal era un desastre, Kaoru le llego a sugerir que maltrataba a su esposa y bebía sin parar, a pesar de todo esto era un excelente soldado y hábil en el campo de batalla.
Todo iba marchando tal y como lo habían planeado, Kenshin iría con sus hombres a Seúl, algunos de sus hombres ya habían partido el día anterior, Kosuke estaba entre ellos. Nunca imaginaron que su estrategia fallaría y serían sorprendidos por sorpresa. Al día siguiente la noticia llego, Kosuke había muerto junto con otros 70 hombres, los demás habían sido tomados como rehenes.
Cuando Kenshin escuchó esto sintió como si balde de agua fría hubiera caído sobre él, y se dio cuenta que había estado muy cerca de la muerte en esa ocasión, si hubiera ido talvez estaría entre aquellos 70 hombres, deseaba que la guerra terminara pronto. Inmediatamente le escribió una carta a Kaoru informándole de la muerte de Kosuke en la toma de Seúl.
Cuando la chica leía las líneas de la carta experimentó una punzada de remordimiento por alegrarse de aquella terrible noticia, no podía creer que guardara esos sentimientos de rencor, pero Kosuke la había lastimado demasiado y no podía sentir siquiera pena por su muerte. Se preguntó si Ayame se quedaría en el dojo con su madre, a lo mejor decidirían vender la propiedad, deseaba impedirlo pero no podía hacer nada, estaba demasiado lejos y no quería regresar, creía que tenía una deuda con su padre pero tenía una nueva vida y ya no quería nada que la atara a su pasado.
Los meses siguieron transcurriendo y a pesar de toda la tristeza que guardaba en su corazón Kaoru se convertía en una hermosa mujer, de vez en cuando iba al cine con Megumi y su amiga le daba clases para mejorar su voz, en realidad no era que las necesitara, sino que prefería mantenerse ocupada para ya no pensar más en Kenshin y en el peligro que lo rodeaba en la guerra. Así que decidió entregarse totalmente a su trabajo y dedicarse a cantar con más entusiasmo que nunca, Sano veía en ella una verdadera mina de oro y los clientes estaban maravillados por la potencia de su voz.
Y no fue una sorpresa que una noche dos agentes de los Ángeles se presentaron en el restaurante y le entregaron a Kaoru su tarjeta rogándole que los llamara en caso de que alguna vez fuera a Hollywood, la joven estaba sumamente sorprendida jamás esperó algo parecido, cuando le mostró la tarjeta a Megumi creyó que moriría de tanta felicidad. No se sentía preparada como para ir a Hollywood todavía, en su interior deseaba esperar a Kenshin donde él la había dejado. Ya no recibía tantas cartas de Kenshin como al principio las cosas se estaban complicando demasiado y no tenía tiempo de escribir. Kaoru se llevó una desagradable sorpresa al leer la última carta de Kenshin, en ella le comunicaba que se había reunido con Tomoe en Tokio, aprovechando unos días de permiso. Se sintió celosa por un momento, ¿Porqué ella no podía ir a Tokio? Él llevaba mucho tiempo lejos y ella siempre le había sido fiel, no había ningún otro hombre en su vida. Pronto cumpliría 19 años y tenía locos a todos los hombres que iban a verla cantar.
Megumi había intentado inútilmente presentarle a otros hombres, pero a ella no le interesaba nadie más.
Por otra parte Kenshin estaba abatido, sumido en una profunda depresión, muchas veces ya no sabía en que o en quien se había convertido, muchas veces ya no reconocía al hombre que veía en el espejo, era frío y su mirada había perdido aquella calidez que lo caracterizaba, ya no hablaba mucho con sus compañeros en el cuartel y se había transformado en un ser callado y solitario. Sus compañeros estaban preocupados por la situación del capitán Himura, por otro lado su esposa ni siquiera se percató del estado crítico de su esposo, solo le interesaba su trabajo y solo hablaba de ello.
A Kenshin tampoco le interesaba lo que ella tenía que decirle, había visto morir niños en los caminos, llevaba demasiado tiempo luchando por unos ideales inciertos, muchas veces se preguntaba si tenía caso el seguir ahí. Así que al final optaba por callárselo todo, odiaba Corea y deseaba abandonar ese lugar cuanto antes.
Tras dos meses de no recibir ni una carta de Kenshin, Kaoru temió lo peor, temía que hubiera muerto, o que estuviera demasiado enfermo, tras consultar las listas de heridos, muertos y desaparecidos, suspiró aliviada de no encontrar el nombre de su amado en ellas.
Estaba vivo en alguna parte, pero ya no recibía noticias suyas. Se preguntó si todo habría terminado entre ellos, meses esperándolo y él dejaba de escribirle. Miles de dudas llenaron su cabeza, y lloró como si realmente hubiera muerto, se tomó incluso dos semanas de vacaciones y reflexionó arduamente. Al final llegó a la conclusión de que tendría que seguir adelante, con él o sin él.
Tomó el teléfono y llamo a los agentes de los Ángeles, que la habían visitado meses antes y, tras una buena conversación accedió a trasladarse a Hollywood para hacer unas pruebas.
Aquella noche se lo dijo a Sano cuando regresó al trabajo, no tenía ya nada que la retuviera ahí y estaba dispuesta a realizar su sueño a toda costa.
- ¿Quiénes son esos tipos?, le preguntó Sano, que siempre la había protegido desde su llegada, apartando a hombres desagradables que constantemente la acosaban. –¿Sabes algo de ellos?
- Simplemente que son agentes de los ángeles, contestó la muchacha con sinceridad.
- Entonces quiero que te acompañe Megumi y se quede contigo el tiempo que sea necesario, si no da resultado vuelves aquí con ella. Quiero que esperes una oportunidad que valga la pena.
- Si señor, contestó la joven con una gran sonrisa.
Sus compañeros de trabajo dieron una fiesta de despedida en su honor, les dio dinero a Megumi y a Kaoru para que se alojaran en un buen hotel, la chica sacó sus ahorros para comprarse nuevo vestuario, estaba muy emocionada con la idea de irse, pero le dolía partir de nuevo a un lugar desconocido, le dolía dejar a sus amigos, a Sano y a Yumi, pero prometió que le escribiría contándole de los actores famosos que seguro conocería.
- ¡Cuídate mucho! ¿Me oyes?, le dijo con su acostumbrada frialdad, pero Kaoru sabía que era totalmente falsa.
La chica lloró desconsoladamente cuando se despidió de sus amigos del restaurante, todos tenían un lugar en su vida y en su corazón, era como cuando partió del dojo.
- ¡Si necesitas dinero me llamas!, le dijo Sanosuke mientras se despedía de ella.
Pero él había sido demasiado bueno con ella, y ya no se atrevía a pedirle nada más.
Se fue con Megumi un jueves por la tarde en tren, los pasajes habían sido realmente baratos, e iban disfrutando de una vista maravillosa. Ya habían reservado habitación en el hotel y las chicas estaban citadas con los agentes a la mañana siguiente. Kaoru sentía que las rodillas le temblaban, al entrar al despacho de los agentes, lucía un hermoso vestido blanco, Megumi la había peinado y lucía un cabello espectacular, apenas y tenía maquillaje ya que no lo necesitaba. En conjunto cuando los agentes la vieron entrar, sonrieron por su buena suerte de haber encontrado una joven tan linda. Aunque los agentes no eran los mejores, y Megumi lo sospechaba, le consiguieron a la chica una audición para el día siguiente con un prestigiado representante.
La joven estaba terriblemente nerviosa por la audición, pero una vez que se tranquilizó lo hizo bastante bien. Después, ella y Megumi pasearon por los lugares típicos y más visitados del lugar, admiraron las enormes residencias de las estrellas de cine, visitaron el teatro chino, y caminaron por el famoso Sunset Boulevard, todo parecía ser un sueño, Kaoru deseaba que su padre la viera y le diera consejos, por un momento sintió el deseo de llorar, pero sabía que su padre la observaba, en donde quiera que él estuviera.
Al atardecer, Kaoru regresó al hotel para arreglarse, ya que tenía una cita con mencionado productor de cine y debía de estar presentable. Esta vez la joven vestía un modelo negro simple, pero resaltaba su esbelta figura y lucía tan hermosa como siempre.
En el momento en que las dos mujeres entraron al despacho, el hombre con quien tenían la cita ya estaba esperándolas. Kaoru quedó por un momento sin respiración, su mirada era profunda y misteriosa, no pudo deducir que intenciones tendría, pero se perdió por un momento en aquellos ojos, aunque estuvieran escudados bajo aquellos pequeños lentes obscuros. Era un hombre joven, alto, y lucía un traje impecable, en su sonrisa había un poco de sarcasmo, sin embargo la joven no esperaba encontrarse con un hombre tan joven.
- Tomen asiento, les dijo con un gesto amable sin dejar de sonreír, había notado como la chica había quedado sorprendida, y supo en el momento en que la vio, que había descubierto una mina de oro. Sin duda era muy hermosa como le habían dicho, le gustaba su cara y su forma de moverse, sin duda la haría famosa.
Kaoru se ruborizó por un momento, la mirada de aquel hombre era en cierta manera inquietante, sentía como si pudiera adivinar hasta su más íntimo secreto, pero ella no tenía nada que ocultarle a nadie.
- Supongo que tu debes de ser Kaoru Kamiya, mi nombre es Enishi Yukishiro, y diciendo esto estrechó su mano. Miró a Megumi y se preguntó si sería su hermana o algún pariente.
- Señor Yukishiro estoy aquí por que....
Sin embargo él no la dejó terminar e interrumpiéndola le dijo, - Puedes llamarme Enishi si quieres, Kaoru, mira que te parece si vuelves a mi oficina el lunes, tengo que salir pero estaré encantado con volverte a ver.
Ella vaciló un momento, pero después asintió con la cabeza.
- Esta bien el Lunes, dijo con seguridad Megumi.
Enishi le entrego a Kaoru su tarjeta, todos en el ambiente artístico sabían que era un hombre de cuidado, sin embargo había descubierto a muchas estrellas de cine. En su vida abundaban los escándalos, dos suicidios de actrices con la cuales había estado involucrado sentimentalmente y otros eventos desagradables de los cuales prefería no recordar. Todos lo sabían excepto Kaoru que era nueva en la ciudad y no estaba enterada de semejantes escándalos.
- ¿Ah y antes de olvidarlo, podrías trasladarte a vivir a los Ángeles?, Enishi miró a los ojos a la joven, preguntándose quien sería exactamente y de donde venía. Era una niña inocente, y no sabía quien la protegía a parte de la mujer que la acompañaba, aunque en realidad nada de eso le importaba, la convertiría en lo que siempre quiso ser. Una actriz famosa. Siempre y cuando ella lo permitiera.
- Si podría, dijo Kaoru con una sonrisa. Era el sueño de toda su vida y haría todo para conseguirlo, dentro de lo razonable claro estaba, pero ya no tenía que dar cuenta de sus actos a nadie, ni siquiera a Kenshin....
- ¿Cuántos años tienes?, le preguntó Enishi con su voz profunda.
- Diecinueve, contestó tratando de sostener la mirada del hombre.
Cuando la chica salió de su despacho, Enishi se dirigió a Megumi con discreción preguntándole si era su hermana o pariente.
- Somos solo amigas, contestó riendo.
- ¿Y su madre?, preguntó intrigado.
- Su madre murió.
- ¿Y su padre también murió?
- Si, cuando conocimos a Kaoru eso nos dijo, nunca habla mucho de eso.
- Entiendo, dijo acomodando sus pequeños lentes, era perfecto podría hacer con ella lo que quisiera, hasta su nombre le gustaba, Kaoru Kamiya, era perfecto. Y sacando un fajo de billetes le recomendó a Megumi que le comprara mucha ropa, la necesitaría para los próximos días, ya que tenía planeado hacer una cita con un director y sería él quien decidiría si tendría una oportunidad, así que debía de tener una presentación impecable.
Una vez que las chicas salieron del despacho, todo había sido demasiado confuso para Kaoru.
- Megumi, ¿qué fue todo esto?, todo fue muy rápido.
- Significa que vas muy bien, ya casi logras Kaoru, dijo enjugándose las lágrimas y abrazando a su amiga. – ¡Le tengo que hablar a Sano!
Por un instante Kaoru sufrió una decepción, era lo que siempre había soñado, pero no estaban las personas a las que más había amado, por una parte su padre y Kenshin.... que aunque le dolía admitirlo, hubiera querido compartir estos momentos con él. Por otra parte había observado como la miraba Enishi Yukishiro, no sabía porque se había puesto nerviosa, no esperaba que fuera un hombre tan joven y tan bien parecido, se ruborizó ante aquel pensamiento, solo había pensado en Kenshin, y ahora este hombre asaltaba sus pensamientos el cual era totalmente opuesto al hombre que había amado, era totalmente diferente a Kenshin....
Continuará..........
TERMINÉEEEEEEEEEE YAHOOOOOOO!!!!!!!!!!^_____________^ jajajaja por fin otro capítulo, disculpen por la tardanza, pero gracias por esperar pacientemente jiji, y así es Enishi entró a la trama wahahahaha.
Gracias a todos por sus reviews, SIGAN MANDANDO POR FAVOR!!!!!^_____________^
Graacias a: gaby(hyatt, Sakura Li, Jenny, Mei y ella-shin (ya te puedes imaginar , quien se va a hacer cargo de LOS CELOS ^.~). Espero les haya gustado el capítulo y espero sus Reviews^________^!!
A y como premiere mundial jaja TENGO UN LIVE JOURNAL^______^!!!
Invito a todos a visitarlo:
La dirección está en mi información porque aquí no la pude poner sepa porque ::-_-::
Pues es todo por ahora^-^
Fuusina ^.~
