¡QUIÉN LO HUBIERA IMAGINADO!
1. Condenado
Por Misami Aroku
¡Vienen llegando a tiempo, amig@s, pues ya está a punto de comenzar la función!
NOTA: Lo más probable es que alguien me grite "¡PLAGIOOOO!" cuando lea este fic. Les dejo dicho desde el principio que no tengo esa intención, que me dieron ganas de escribir esto porque o si no iba a reventar, etc., etc. Y si alguien leyó algo parecido, pero en inglés... No estoy ni ahí :P Todos tenemos maneras diferentes de escribir y de enlazar tramas, y como hay tanto escritor dando vueltas por aquí... En fin.
Harry es de J.K.Rowling. Y Draco es mío (en sueños)
***
Vivir con los Dursley ya era un poco más soportable para Harry Potter pues lo ignoraban por completo, y cuando lo hacían enojar, endurecía su mirada hasta el punto de parecer un psicópata que a duras penas puede contenerse.
- Un truco que te puede servir - le había dicho Sirius en esa ocasión, guiñándole el ojo.
Y funcionaba: Dudley huía despavorido cada vez que Harry se le acercaba con los ojos fijos y sin parpadear; tía Petunia le gritaba y tiritaba como jalea y tío Vernon, rojo y sudando, carraspeaba y movía su bigote, mascullando cosas inaudibles. Ni siquiera sus gritos hacían pestañear al muchacho. Por fuera, parecía un ser maligno, frío e insensible. Por dentro, se aguantaba el deseo de orinarse de risa.
Ahora sonreía cada vez más seguido, y eso hacía enfurecer a su familia. Sus dientes, perfectamente blancos y parejos, contrastaban notoriamente con la sonrisa amarillenta de su tío, las paletas ratoniles de su tía y el desorden dental de su primo. Ése era otro golpe bajo, sobretodo si salían a pasear con él. Porque también lo sacaban a pasear, desde la primera semana de vacaciones:
- Algún día quemaré esta casa, mientras ustedes estén fuera - había murmurado Harry, furioso por una injusticia que había cometido tío Vernon con él. Éste lo miró despectivamente y contestó:
- A nosotros no nos haces tontos. Ya sabemos que no puedes hacer magia fuera del colegio, porque eres menor de edad -
- También sirven los fósforos, los encendedores y la gasolina, ¿no es cierto? -
Y desde entonces lo llevaban a todos lados. Pero tampoco era muy entretenido, pues no le compraban absolutamente nada, y lo llenaban de prohibiciones, como si fuese un niño pequeño, aunque aquel año cumplía 16 años.
"Por suerte falta poco para que llegue el primer día de clases..."
***********
Hasta que llegó ese día.
Se encontró con sus amigos en ela muralla que llevaba al andén 9 3/4 y se dieron prisa, pues el tren ya iba a partir.
- ¡Apúrate, Ron, o nos quedaremos sin asientos! - le gritó Hermione al pelirrojo muchacho. Éste estaba junto a Ginny, y ambos escuchaban con nerviosismo las instrucciones de su madre.
- Ginny, pórtate bien y cuida que tu hermano lo haga también - la niña asintió, y su hermano se tapó la cara con las manos - ¡Y no se les ocurra hacer otra estupidez como las que hacían cuando eran más chicos! - agregó la señora Weasley, exclusivamente a Ron - Ahora son grandecitos -
- ¿Y cómo Fred y George, mamá? - arguyó el joven. Su madre lo miró.
- Ellos son caso aparte. Ahora suban al tren o se quedarán abajo -
Se despidieron de la señora Weasley y corrieron hacia un vagón, desde el cual Hermione y Harry, asomados a una ventana, gritaban "¡Apúrense, que el tren ya está partiendo!" Y así era, en efecto. Ron, mientras corría, tomó a su hermana y la ayudó a subir los escalones del vagón, agarrándose firmemente a un asidero. Muy pronto estuvieron dentro, buscando la cabina en la cual estaban sus amigos. Éstos estaban nerviosos y un poco pálidos.
- ¡Pensamos que te quedarías abajo, Ron! - le dijo Harry, aliviado. Él y Hermione se movieron hacia la ventana para darle asiento, pero él prefirió sentarse junto a su amigo. Por un instante, la decepción cruzó los rostros de Ginny y la joven Granger, pero desapareció pronto.
- Sí, bueno... es que mi madre se estaba despidiendo... Ya saben -
Se quedaron unos instantes en silencio hasta que llegó la mujer del carrito de golosinas. Compraron varias y, mientras se las comían, volvieron a conversar. Hablaron acerca de las vacaciones, contaron anécdotas y luego empezaron a preguntarse cómo sería este nuevo año.
- Me da un poco de miedo haber llegado a quinto año - murmuró Ginny. Los demás la tranquilizaron.
- No es tan difícil, sólo hay que estudiar un poco y poner atención en clases, nada más - contestó Hermione.
Ron hizo una mueca de desaprobación.
- Hermione, lo que para tí es estudiar un poco, para nosotros es leer libros hasta quedar ciegos. Lo que para tí es poner atención en clases, para nosotros es como tratar de llegar a la estratósfera con sólo cerrar los ojos -
Ginny gimió. Ron se volvió hacia ella.
- Mira, hermanita. Quinto es difícil, aburrido y estresante, pero no es nada que no puedas dominar. O si no, nosotros no estaríamos aquí -
- Creo que voy a ir al baño - respondió la pelirroja, acercándose a la puerta, sonriéndoles y luego cerrándola tras ella.
- ¡Qué pesado eres, Ron! - le recriminó Hermione, molesta - ¡Asustar así a tu pobre hermana! -
- Hey, a eso se le llama sinceridad, por si no lo sabías... -
- Tonterías. Harry, ¿qué opinas tú?- La chica esperaba que el muchacho se pusiera de parte de Ron, y así podrían iniciar un entretenido debate. Pero justo en ese momento, tres figuras conocidas aparecieron en el umbral de la puerta.
- ¡Pero si es Harry Potter y su séquito de leales sirvientes! - Draco Malfoy. Quién más podía ser - ¡Te saludo, príncipe de Hogwarts! Pero no me inclino ante tí. Serás un príncipe, pero yo soy mucho más que tú - Harry no respondió. Sus ojos estaban fijos en Draco, y no pestañeaba, pero nadie se fijó en eso.
- ¡Hey, hola Chico Maravilla! - saludó luego a Ron, con desdén - Qué noble acto el de ayudar a tu pobre hermanita a subir al tren... Pero quizás habría sido mejor que se hubieran quedado abajo... Para ayudarle a su familia a rebajar los gastos, digo yo...-
Crabbe y Goyle, eternos guardaespaldas del rubio Slytherin, se rieron tontamente. Ron apretó los puños.
- ¡Oh, pero si aquí está también la señorita Granger! Tan inteligente como siempre... Lástima que simpatía, belleza, madurez e inteligencia no signifiquen lo mismo...-
- Y lástima que tus frases hirientes no las consigas con cerebro, sino con dinero - contestó la chica, sin inmutarse. Draco sonrió aún más y respondió con rapidez:
- ¡Entonces es por eso que Ron nunca me dice algo que me duela! -
Ron y Hermione se miraron, sorprendidos. La joven se veía avergonzada. Ron estaba del mismo color que su cabello.
- ¡Cállate, Malfoy! - espetó Weasley. Pero antes de que alguien pudiera decir nada, Harry tomó la palabra y agregó, algo más bajo:
- Al menos sus padres lo aman. Y sé que los míos también me amaron. No sé si los tuyos sienten lo mismo por tí, Malfoy -
Ahora todos los ojos se fijaron en él, abiertos como platos. Draco se había sonrosado un poco.
- Cómo te atreves, Potter... - empezó, pero Harry lo interrumpió.
- ...y a Ron no le dan dinero, pero sí la seguridad de que es hijo de ellos. Apuesto a que se sentiría muy triste si sólo le dieran plata y no lo trataran con cariño. Seguro que si su padre no le sonriera y su madre no le acariciara... eso le haría pensar que podría ser un pobre adoptado... -
Draco estaba rojo, definitivamente rojo. Jamás se le había visto un color tan intenso en la cara. Era algo increíble. Estaba estático, con la boca abierta. Nadie dijo nada. Ron miró a Harry y luego dirigió su mirada a Hermione. Ambos se entendieron mutuamente: en los ojos de Harry Potter había odio, un odio tan grande que parecía traspasar la cara de Draco como un rayo láser. Un extraño temor se apoderó de ambos, pero no dijeron nada.
Nadie lo hizo.
Y nadie emitió ningún sonido cuando Malfoy dio un salto y se abalanzó sobre el joven de ojos verdes, golpeándole la mejilla izquierda con un puño tan blanco como la nieve. Harry sonrió y se volteó, presentándole la otra mejilla. El rubio retrocedió, desconcertado.
- Parece que no hace falta tener dinero para conseguir una buena frase hiriente, Hermione - dijo sin dejar de sonreír. Había mencionado a su amiga, pero no le quitaba los ojos de encima a Draco. Éste comenzó a retroceder lentamente. Sus fríos ojos grises ahora parecían los de un cachorro apaleado. Daba verdadera pena. Incluso Crabbe y Goyle le dedicaron una mirada cargada de lástima, al igual que Hermione y Ron. Draco captó de inmediato y se enfureció.
- Dejen de mirarme así. No necesito la lástima de nadie, idiotas - su voz era autoritaria, fría e inflexible - Otra cosa Potter: de ésta no saldrás impune. Te lo advierto - Con la frente en alto, y seguido de sus guardianes, Draco Malfoy salió del compartimiento.
Pero la tensión siguió en el aire.
- ¿Qué te pasa, Harry? No has tomado nada... ¿verdad? -
- ¡Ron! -
Harry tardó en contestar. Su mirada seguía fija en el punto donde antes había estado el rostro de Draco. Luego, como saliendo de un trance, sacudió la cabeza y se quitó las gafas para restregarse la cara y los ojos.
- No me pasa nada, es que estaba furioso, eso es todo -
No, eso no era todo. Sus amigos esperaron. Ni siquiera lo felicitaron por haber hecho callar de manera tan admirable a Malfoy. La sorpresa y el temor no les dejaban abrir la boca.
- Creo que... Tengo la certeza de que este año volverá a sucederme algo como los años anteriores... Pero no estaba pensando en Vol... Ya-Saben-Quién... Sino que se me ocurrió que podría ser algo distinto, nada que ver... -
- No me digas que te asustó la amenaza de Malfoy - sonrió Hermione.
- ¡Ni loco! - contestó el muchacho, y le devolvió la sonrisa.
La tensión empezó a desaparecer. Harry volvía a ser el de antes, para tranquilidad de sus amigos.
- Pues a mí me parece que te va a seguir pasando lo mismo de siempre, viejo: tendrás que pelear con Draco, con Snape y con algún emisario de Tú-Sabes-Quién, o con él mismo. Y vas a ganar, ténlo por seguro - declaró Ron (mucho más aliviado), casi echado sobre el asiento y con los brazos cruzados detrás de la cabeza. Hermione asintió.
- Quizás tengan razón - respondió Harry, sonriendo aún más. Sus malas vibras volaron de su mente, alegrándolo de nuevo.
Pero ninguno de los tres sabía qué es lo que iba a ocurrirles durante sexto año. ¡Ni siquiera Lord Voldemort se lo habría imaginado!
***
Fin Primera Parte
***
Jejeje... Tenía pensado hacer de este fic una comedia liviana, pero me tinca que va a ponerse dramática más adelante...
¡Ojalá no me demanden! Damn, eso me pasa por elegir temas tan recurridos. Y si quieren saber de qué estoy hablando, mejor lean los próximos capítulos :P
¡Gracias por su atención! ^^
Cambio y fuera.
1. Condenado
Por Misami Aroku
¡Vienen llegando a tiempo, amig@s, pues ya está a punto de comenzar la función!
NOTA: Lo más probable es que alguien me grite "¡PLAGIOOOO!" cuando lea este fic. Les dejo dicho desde el principio que no tengo esa intención, que me dieron ganas de escribir esto porque o si no iba a reventar, etc., etc. Y si alguien leyó algo parecido, pero en inglés... No estoy ni ahí :P Todos tenemos maneras diferentes de escribir y de enlazar tramas, y como hay tanto escritor dando vueltas por aquí... En fin.
Harry es de J.K.Rowling. Y Draco es mío (en sueños)
***
Vivir con los Dursley ya era un poco más soportable para Harry Potter pues lo ignoraban por completo, y cuando lo hacían enojar, endurecía su mirada hasta el punto de parecer un psicópata que a duras penas puede contenerse.
- Un truco que te puede servir - le había dicho Sirius en esa ocasión, guiñándole el ojo.
Y funcionaba: Dudley huía despavorido cada vez que Harry se le acercaba con los ojos fijos y sin parpadear; tía Petunia le gritaba y tiritaba como jalea y tío Vernon, rojo y sudando, carraspeaba y movía su bigote, mascullando cosas inaudibles. Ni siquiera sus gritos hacían pestañear al muchacho. Por fuera, parecía un ser maligno, frío e insensible. Por dentro, se aguantaba el deseo de orinarse de risa.
Ahora sonreía cada vez más seguido, y eso hacía enfurecer a su familia. Sus dientes, perfectamente blancos y parejos, contrastaban notoriamente con la sonrisa amarillenta de su tío, las paletas ratoniles de su tía y el desorden dental de su primo. Ése era otro golpe bajo, sobretodo si salían a pasear con él. Porque también lo sacaban a pasear, desde la primera semana de vacaciones:
- Algún día quemaré esta casa, mientras ustedes estén fuera - había murmurado Harry, furioso por una injusticia que había cometido tío Vernon con él. Éste lo miró despectivamente y contestó:
- A nosotros no nos haces tontos. Ya sabemos que no puedes hacer magia fuera del colegio, porque eres menor de edad -
- También sirven los fósforos, los encendedores y la gasolina, ¿no es cierto? -
Y desde entonces lo llevaban a todos lados. Pero tampoco era muy entretenido, pues no le compraban absolutamente nada, y lo llenaban de prohibiciones, como si fuese un niño pequeño, aunque aquel año cumplía 16 años.
"Por suerte falta poco para que llegue el primer día de clases..."
***********
Hasta que llegó ese día.
Se encontró con sus amigos en ela muralla que llevaba al andén 9 3/4 y se dieron prisa, pues el tren ya iba a partir.
- ¡Apúrate, Ron, o nos quedaremos sin asientos! - le gritó Hermione al pelirrojo muchacho. Éste estaba junto a Ginny, y ambos escuchaban con nerviosismo las instrucciones de su madre.
- Ginny, pórtate bien y cuida que tu hermano lo haga también - la niña asintió, y su hermano se tapó la cara con las manos - ¡Y no se les ocurra hacer otra estupidez como las que hacían cuando eran más chicos! - agregó la señora Weasley, exclusivamente a Ron - Ahora son grandecitos -
- ¿Y cómo Fred y George, mamá? - arguyó el joven. Su madre lo miró.
- Ellos son caso aparte. Ahora suban al tren o se quedarán abajo -
Se despidieron de la señora Weasley y corrieron hacia un vagón, desde el cual Hermione y Harry, asomados a una ventana, gritaban "¡Apúrense, que el tren ya está partiendo!" Y así era, en efecto. Ron, mientras corría, tomó a su hermana y la ayudó a subir los escalones del vagón, agarrándose firmemente a un asidero. Muy pronto estuvieron dentro, buscando la cabina en la cual estaban sus amigos. Éstos estaban nerviosos y un poco pálidos.
- ¡Pensamos que te quedarías abajo, Ron! - le dijo Harry, aliviado. Él y Hermione se movieron hacia la ventana para darle asiento, pero él prefirió sentarse junto a su amigo. Por un instante, la decepción cruzó los rostros de Ginny y la joven Granger, pero desapareció pronto.
- Sí, bueno... es que mi madre se estaba despidiendo... Ya saben -
Se quedaron unos instantes en silencio hasta que llegó la mujer del carrito de golosinas. Compraron varias y, mientras se las comían, volvieron a conversar. Hablaron acerca de las vacaciones, contaron anécdotas y luego empezaron a preguntarse cómo sería este nuevo año.
- Me da un poco de miedo haber llegado a quinto año - murmuró Ginny. Los demás la tranquilizaron.
- No es tan difícil, sólo hay que estudiar un poco y poner atención en clases, nada más - contestó Hermione.
Ron hizo una mueca de desaprobación.
- Hermione, lo que para tí es estudiar un poco, para nosotros es leer libros hasta quedar ciegos. Lo que para tí es poner atención en clases, para nosotros es como tratar de llegar a la estratósfera con sólo cerrar los ojos -
Ginny gimió. Ron se volvió hacia ella.
- Mira, hermanita. Quinto es difícil, aburrido y estresante, pero no es nada que no puedas dominar. O si no, nosotros no estaríamos aquí -
- Creo que voy a ir al baño - respondió la pelirroja, acercándose a la puerta, sonriéndoles y luego cerrándola tras ella.
- ¡Qué pesado eres, Ron! - le recriminó Hermione, molesta - ¡Asustar así a tu pobre hermana! -
- Hey, a eso se le llama sinceridad, por si no lo sabías... -
- Tonterías. Harry, ¿qué opinas tú?- La chica esperaba que el muchacho se pusiera de parte de Ron, y así podrían iniciar un entretenido debate. Pero justo en ese momento, tres figuras conocidas aparecieron en el umbral de la puerta.
- ¡Pero si es Harry Potter y su séquito de leales sirvientes! - Draco Malfoy. Quién más podía ser - ¡Te saludo, príncipe de Hogwarts! Pero no me inclino ante tí. Serás un príncipe, pero yo soy mucho más que tú - Harry no respondió. Sus ojos estaban fijos en Draco, y no pestañeaba, pero nadie se fijó en eso.
- ¡Hey, hola Chico Maravilla! - saludó luego a Ron, con desdén - Qué noble acto el de ayudar a tu pobre hermanita a subir al tren... Pero quizás habría sido mejor que se hubieran quedado abajo... Para ayudarle a su familia a rebajar los gastos, digo yo...-
Crabbe y Goyle, eternos guardaespaldas del rubio Slytherin, se rieron tontamente. Ron apretó los puños.
- ¡Oh, pero si aquí está también la señorita Granger! Tan inteligente como siempre... Lástima que simpatía, belleza, madurez e inteligencia no signifiquen lo mismo...-
- Y lástima que tus frases hirientes no las consigas con cerebro, sino con dinero - contestó la chica, sin inmutarse. Draco sonrió aún más y respondió con rapidez:
- ¡Entonces es por eso que Ron nunca me dice algo que me duela! -
Ron y Hermione se miraron, sorprendidos. La joven se veía avergonzada. Ron estaba del mismo color que su cabello.
- ¡Cállate, Malfoy! - espetó Weasley. Pero antes de que alguien pudiera decir nada, Harry tomó la palabra y agregó, algo más bajo:
- Al menos sus padres lo aman. Y sé que los míos también me amaron. No sé si los tuyos sienten lo mismo por tí, Malfoy -
Ahora todos los ojos se fijaron en él, abiertos como platos. Draco se había sonrosado un poco.
- Cómo te atreves, Potter... - empezó, pero Harry lo interrumpió.
- ...y a Ron no le dan dinero, pero sí la seguridad de que es hijo de ellos. Apuesto a que se sentiría muy triste si sólo le dieran plata y no lo trataran con cariño. Seguro que si su padre no le sonriera y su madre no le acariciara... eso le haría pensar que podría ser un pobre adoptado... -
Draco estaba rojo, definitivamente rojo. Jamás se le había visto un color tan intenso en la cara. Era algo increíble. Estaba estático, con la boca abierta. Nadie dijo nada. Ron miró a Harry y luego dirigió su mirada a Hermione. Ambos se entendieron mutuamente: en los ojos de Harry Potter había odio, un odio tan grande que parecía traspasar la cara de Draco como un rayo láser. Un extraño temor se apoderó de ambos, pero no dijeron nada.
Nadie lo hizo.
Y nadie emitió ningún sonido cuando Malfoy dio un salto y se abalanzó sobre el joven de ojos verdes, golpeándole la mejilla izquierda con un puño tan blanco como la nieve. Harry sonrió y se volteó, presentándole la otra mejilla. El rubio retrocedió, desconcertado.
- Parece que no hace falta tener dinero para conseguir una buena frase hiriente, Hermione - dijo sin dejar de sonreír. Había mencionado a su amiga, pero no le quitaba los ojos de encima a Draco. Éste comenzó a retroceder lentamente. Sus fríos ojos grises ahora parecían los de un cachorro apaleado. Daba verdadera pena. Incluso Crabbe y Goyle le dedicaron una mirada cargada de lástima, al igual que Hermione y Ron. Draco captó de inmediato y se enfureció.
- Dejen de mirarme así. No necesito la lástima de nadie, idiotas - su voz era autoritaria, fría e inflexible - Otra cosa Potter: de ésta no saldrás impune. Te lo advierto - Con la frente en alto, y seguido de sus guardianes, Draco Malfoy salió del compartimiento.
Pero la tensión siguió en el aire.
- ¿Qué te pasa, Harry? No has tomado nada... ¿verdad? -
- ¡Ron! -
Harry tardó en contestar. Su mirada seguía fija en el punto donde antes había estado el rostro de Draco. Luego, como saliendo de un trance, sacudió la cabeza y se quitó las gafas para restregarse la cara y los ojos.
- No me pasa nada, es que estaba furioso, eso es todo -
No, eso no era todo. Sus amigos esperaron. Ni siquiera lo felicitaron por haber hecho callar de manera tan admirable a Malfoy. La sorpresa y el temor no les dejaban abrir la boca.
- Creo que... Tengo la certeza de que este año volverá a sucederme algo como los años anteriores... Pero no estaba pensando en Vol... Ya-Saben-Quién... Sino que se me ocurrió que podría ser algo distinto, nada que ver... -
- No me digas que te asustó la amenaza de Malfoy - sonrió Hermione.
- ¡Ni loco! - contestó el muchacho, y le devolvió la sonrisa.
La tensión empezó a desaparecer. Harry volvía a ser el de antes, para tranquilidad de sus amigos.
- Pues a mí me parece que te va a seguir pasando lo mismo de siempre, viejo: tendrás que pelear con Draco, con Snape y con algún emisario de Tú-Sabes-Quién, o con él mismo. Y vas a ganar, ténlo por seguro - declaró Ron (mucho más aliviado), casi echado sobre el asiento y con los brazos cruzados detrás de la cabeza. Hermione asintió.
- Quizás tengan razón - respondió Harry, sonriendo aún más. Sus malas vibras volaron de su mente, alegrándolo de nuevo.
Pero ninguno de los tres sabía qué es lo que iba a ocurrirles durante sexto año. ¡Ni siquiera Lord Voldemort se lo habría imaginado!
***
Fin Primera Parte
***
Jejeje... Tenía pensado hacer de este fic una comedia liviana, pero me tinca que va a ponerse dramática más adelante...
¡Ojalá no me demanden! Damn, eso me pasa por elegir temas tan recurridos. Y si quieren saber de qué estoy hablando, mejor lean los próximos capítulos :P
¡Gracias por su atención! ^^
Cambio y fuera.
