¡QUIÉN LO HUBIERA IMAGINADO!
6. El mundo está girando hacia el otro lado
Misami Aroku
****
Oh, Dios mío, capítulo 6 ya... o_O! Creo que me voy a desmayar...
****
Durante la clase de Pociones (la segunda de la semana, para desgracia de los alumnos de Gryffindor), Snape no había parado de dictar tareas y más tareas. Cada vez que el profesor hacía una pregunta, era natural que Hermione levantara la mano, y que fuera ignorada. Ahora era al revés: Hermione ignoraba al profesor.
- Parece un milagro, señorita Granger: he hecho más de dos preguntas, y usted no se ha dignado levantar la mano. ¿Le ocurre algo? -
- Creo que no, señor -
- Entonces podrá responderme esto... -
Sin alzar la vista, sin mover un músculo y casi sin pestañear, Hermione respondió correctamente las diez preguntas que Snape le hizo. No se le otorgaron puntos a la Casa de Gryffindor, pero tampoco se le quitaron.
El profesor continuó con su clase, mientras que Ron, con el ceño fruncido y en voz muy baja, le preguntaba a su amiga:
- A tí te ocurre algo, Hermione, no lo niegues. Y si me respondes "son cosas de mujeres", te vas a arrepentir -
Hermione lo miró a los ojos, y Ron se puso colorado, sin poder evitarlo. La muchacha tomó su pluma y escribió en un pedacito de pergamino: "Estoy preocupada por tí" Volvió a mirar a su amigo, pero éste ya había desviado la vista de la nota, y sus miradas no volvieron a encontrarse.
Snape abrió el libro de clases y comenzó a pasar lista. Se detuvo en "Potter, Harry"
- Veo que nuestro compañero (¿o debo decir "compañera"?) no ha llegado... Señor Weasley, ¿podría decirme qué le ha ocurrido a su mejor amigo? -
Ron alzó la cara y miró a Snape a los ojos.
- Se sentía mal. Está en la enfermería - y volvió a escribir en su rollo de pergamino.
- ¿Y por qué se sentía mal? - volvió a interrogarlo.
Ron estuvo a punto de responder una impertinencia, pero se contuvo, con ayuda de Hermione, quien le dio suavemente con el codo.
- No lo sé, profesor -
Snape sonreía de manera desagradable.
- ¿Y qué clase de mejor amigo es usted, señor Weasley, que no se preocupa de quien ha estado a su lado durante años? -
Ron perdió la paciencia. Sin embargo, no hizo nada. Volvió a alzar la vista, pero esta vez sus ojos eran distintos, y el profesor lo notó.
- No lo sé, señor. Y a nadie le interesa, tampoco -
- ¿Por qué lo dice, Weasley? - A Ron no le cupo duda que Snape lo hacía sólo para abrir más la herida que estaba formándose en su interior, para hacerle llorar frente a Slytherin y humillarlo. Pero no se saldría con la suya. Lentamente, se levantó de su puesto y comenzó a guardar sus cosas.
- ¿Qué cree que está haciendo? -
- Adelantándome a los hechos... Usted me preguntó por qué creo que a nadie le importa qué clase de amigo soy, a lo que yo respondo: A usted mismo, ¿le importa quién soy yo? -
La clase se quedó en silencio. Hasta los murmullos que provenían de las mesas de Slytherin cesaron.
- Usted, ¿qué cree, Weasley? -
Pausa.
- Que sí, o sino no se hubiera molestado en hacerme tantas preguntas personales en vez de preguntarme cosas referentes a su clase... De todos modos, le agradezco su preocupación. Nunca pensé que usted se interesaría en conocer a alguien como yo. Y ahora, si me disculpa, debo expulsarme de la sala y cargar con mis diez puntos menos para Gryffindor. Permiso -
Y dejó a la clase de Pociones sumida en el más absoluto silencio.
Luego de un minuto que pareció eterno, Snape habló.
- No se le restarán puntos a Gryffindor. Es obvio que el señor Weasley está un poco perturbado por lo que le ha ocurrido a su amigo el señor... o señorita Potter. Lo que me recuerda... Draco Malfoy, como el alumno más destacado de esta clase y, a mi opinión, de la casa de Slytherin, tú irás a dejarle las tareas a Potter -
Sin hacer ningún gesto, Draco asintió y siguió escribiendo.
- Puedes pedirle los cuadernos a alguno de sus compañeros. No se negarán si se trata de Potter - sugirió Snape. El muchacho alzó la vista y negó con la cabeza.
- Draco Malfoy no se humilla ante nadie, profesor. Además, ningún sacrificio que se precie de serlo se hace a medias -
- Te estás contradiciendo. La humillación es parte del sacrificio - comentó Hermione.
- Jamás hables de lo que no sabes, Granger. Recuérdalo muy bien - le respondió Draco, y volvió a su pergamino.
****
Cuando Jamie despertó, unos 15 minutos después (que a ella le parecieron uno solo), encontró a Ron frente a su cama.
- ¡Hola, Ron! ¿Qué tal? -
- Bien. ¿Te sientes mejor? -
Jamie lo miró, un poco confundida. El joven pelirrojo no había sonreído ni lanzado ninguna broma. Es más, contestaba de manera cortante, algo impropio en él.
- Pues sí... bastante... ¿Y tú? -
- Yo no tengo ningún problema. Sólo venía a hacerte una visita. Y ahora debo irme, o Madame Pomfrey me regañará. Hasta pronto -
Era muy extraño. ¡Ronald Weasley, su mejor amigo, inseparables los dos como uña y mugre, lo trataba como...!
Como si todo hubiera cambiado. ¿Y no había sido así? Jamie comprendió que Ron debía sentirse desplazado y despreciado... Que, cuando en el Gran Salón le preguntó qué le pasaba y esperaba una respuesta, recibió sólo silencio por parte suya... ¡Pero es que ya no era lo mismo! ¡Él sería incapaz de comprender su nueva vida! Y quizás lo peor de todo: Jamie, después de un tiempo, sería incapaz de entender su anterior vida como Harry, cuando todo regresara a la normalidad... si es que eso llegaba a suceder.
Abrumada por todos esos pensamientos, la muchacha trató de poner su mente en blanco. El dolor estaba pasando, pero algunas veces le venían algunas puntadas que le obligaban a contraerse, aumentando las molestias. Volvió a cerrar los ojos, y a intentar dormir.
Cerca de una hora después abrió los ojos, sintiéndose mucho mejor... hasta que vio a Draco Malfoy, frente a ella, quien la miraba sin niguna expresión.
- ¿Vienes a burlarte de mí, Malfoy? - le preguntó, agresiva. El muchacho sacó unos libros que traía bajo el brazo y se los tiró a la cama.
- El profesor Snape me mandó traerte la tarea que nos dio en la clase de Pociones. Debes tenerla lista para la próxima clase. Ahora que cumplí, me voy -
- Muchas gracias, qué amable eres - le agradeció la niña, con sarcasmo.
Draco se volteó. No sonreía, y tampoco se notaba lleno de odio, como antes.
- De nada -
Jamie perdió la paciencia.
- Bueno, ¿qué te ocurre? Durante cinco años y meses te burlas de mí y me haces la vida imposible, y ahora ni siquiera me tomas en cuenta. ¿Eso quiere decir que por fin se han terminado los rencores? -
Draco la miró, y esta vez el viejo odio apareció en sus pupilas. Sin embargo, no era el mismo de siempre. "Quizás el hecho de que ahora soy una mujer influye un poco", pensó la niña.
- Es una tregua: yo te dejo en paz, y tú haces lo mismo. No tengo ganas de pasar malos ratos por tu culpa: ya tengo mis propios problemas. Y ahora, me voy -
Y se quedó sola.
"¡Bueno, ¿qué diantres le pasa a todo el mundo?! ¿Acaso tengo yo la culpa de haber sido convertido en una niña?" Cogió el espejo que estaba en su velador, y se miró. Los lentes redondos no se veían bien en su rostro, pero no se atrevía a usar magia en ellos: al fin y al cabo, eran el único par que poseía.
Con un suspiro, dejó el espejo y los lentes sobre el velador, y trató de dormirse, sin resultado. Tomó los libros que le había dejado Draco sobre la cama, y comenzó a hojearlos. Pronto notó que esa caligrafía no pertenecía a niguno de sus compañeros de Gryffindor. "¿Será posible que...?" Revisó la primera página de los libros. En todas estaba escrito con letra impecable: Draco Malfoy, 6ª año, Slytherin.
"Me entregó sus libros... y anotaciones...", se dijo. En eso entró Hermione, sonriendo.
- Hola, Jamie. ¿Qué tal te encuentras? -
- Sorprendida... Observa esto - Y le mostró un pergamino. Hermione lo tomó con interés, y palideció cuando leyó a quién pertenecía.
"Así que éste es su sacrificio... Privarse de estudio..."
- Veo que Malfoy ha cumplido con venir a dejarte las tareas. ¿Cuándo se los vas a devolver? -
- Apenas salga de acá. Tengo mis propios libros de Pociones, no necesito los suyos... -
Hermione asintió y tomó un pergamino. Lo leyó con cuidado hasta que halló una nota en el reverso. La muchacha abrió los ojos como platos.
- Creo que no te hará tan mal echarles una buena leída. Hay cosas que Snape le ha dicho a Malfoy, que otros no hemos tenido la suerte de escuchar... - Le enseñó lo que había escrito, y luego agregó, al ver la expresión de asombro de Jamie - Trucos y ayudas... Él sabía que las tenía anotadas acá, y aún así las trajo. ¿Por qué lo hizo, si te odia tanto? -
- Cuando vino, me comentó que deseaba una especie de tregua al estilo "vive y deja vivir", porque él ya tenía sus propios problemas... -
- No lo dudo - comentó la joven Granger - Lo he notado extraño, al igual que a Ron...-
- ¡Es verdad! Vino a visitarme hace un rato atrás... Estaba muy cortante y serio... -
- ¿De veras? Pues no sé qué decirte, durante la clase de Pociones se arriesgó a que Snape lo expulsara, contestándole sus burlas...-
- Qué bueno - interrumpió Jamie, sonriente.
- ...y lo mejor es que Snape atribuyó su comportamiento extraño a lo que te había ocurrido... No sé tú, pero yo creo que el mundo está girando hacia el otro lado - concluyó Hermione, soplándose un mechón de pelo que le caía sobre el rostro.
- Estamos iguales - la apoyó Jamie. De pronto, se dio cuenta de que Hermione, y toda la habitación, se estaban viendo borrosas. Alzó una mano para arreglarse las gafas, y notó que no las tenía puestas. Estiró una mano para tomarlas del velador, pero Hermione se adelantó y las examinó con detención.
- A ver, Jamie, póntelas - La joven Potter le obedeció y vio que su amiga meneaba la cabeza en señal de desaprobación.
- Déjame que te lo diga, pero no, no se te ven bien, Jamie... ¿Te gustaría que te las transformara? -
- Pues... no sería mala idea... Yo misma pensé hacerlo, pero no me atreví -
- Oh, bueno, no te preocupes... Observa, y tú me dices cómo las quieres, ¿vale? - La chica de cabellos negros asintió, y esperó.
- ¡Morfus! - dijo Hermione, y cada vez que lo hacía, los marcos de sus gafas cambiaban de formas, tamaños y colores. Finalmente, Jamie le pidió a su amiga que se detuviera. Las gafas, antes negras y redondas, ahora eran ovaladas y de marco azul oscuro, delgado. Se las colocó y Hermione levantó los pulgares, asintiendo.
- Ahora estás a la moda, chica - Y salió, dejando a Jamie sola con su espejo... y con su vanidad.
****
Ron llegó a la Sala Común de Gryffindor, y se sentó en uno de los sillones, con el ceño fruncido y la mirada en otro mundo.
"¿Qué fue lo que hice?"
Era verdad que jamás había poseído mucha paciencia, pero nunca se atrevió a responderle de aquel modo a un profesor, y menos si se trataba de Snape. Había actuado imprudentemente, como si no tuviera nada que perder.
"¡Y claro que lo tengo!... Me expulsarán de Hogwarts... ¿Y ahora qué voy a hacer?"
Snape había dicho algo de Potter... ¿Sería por eso que se sentía tan preocupado y molesto? En el fondo, sabía que sí, y aquel conocimiento le hacía sentir peor. Retrocedió en el tiempo y se vio a sí mismo en sus recuerdos, pidiéndole a Harry que por favor se cuidara de Malfoy, cosa que no hizo. En realidad, Ron esperaba que ocurriera la venganza, pero jamás se imaginó que sería así.
"Y tampoco, que me fuera a afectar a mí también..."
Un rato después, los demás Gryffindor entraban en la sala, conversando y bromeándose. Ginny se acercó a Ron, quien no se había movido de su sitio.
- ¡Hey, tus compañeros me contaron tu hazaña, hermanito! ¡Realmente increíble! De verdad, nunca pensé que harías tal cosa... -
- ¿Quieres callarte de una buena vez? - Ron estaba furioso, pero su rostro permanecía impasible - ¿Por qué estás tan contenta? Me van a expulsar de Hogwarts por haber cometido semejante falta... ¡Y tú te estás riendo como si no hubiera pasado nada! - Todos lo miraron, sorprendidos, mientras se levantaba de su asiento y se dirigía al cuarto de los hombres. Una voz femenina lo detuvo.
- Tú no vas a dejar Hogwarts, Ron - El muchacho se volteó, sorprendido, y vio a Hermione parada entre los demás - Snape quedó tan asombrado que no nos restó puntos y tampoco va a tomar represalias -
- Demasiado bueno para ser cierto... ¿por qué lo hizo? -
- Pues... Dijo que lo que le pasó a Harry... Jamie... quizá te habría afectado -
Todos esperaban que el impulsivo pelirrojo sonriera y se uniera al jolgorio, pero sólo se limitó a gruñir y darles la espalda, subiendo nuevamente hacia las habitaciones.
****
Draco, por su parte, estaba dirigiéndose hacia su Sala Común, mientras su semblante expresaba preocupación y algo de sorpresa. Snape le había pedido que le llevara las tareas a Jamie, y Draco le ha entregado todos sus libros y apuntes. Y los trucos y las ayudas... Le había pavimentado el camino a su enemigo. Probablemente ahora estaría riéndose y burlándose de él.
"¿Por qué lo he hecho?"
No quiso contestarse. Siguió subiendo las escaleras hasta que llegó a una puerta que decía "Sexto Año", la abrió, llegó a su cama y tiró sobre ella su bolsón, notablemente más liviano. Luego se sentó y comenzó a repasar los sucesos ocurridos durante el día. Lo que más le llamó la atención fue el comportamiento de Weasley.
"Demasiado extraño para ser normal" Sabía que el pelirrojo de Gryffindor se dejaba llevar fácilmente por sus impulsos, pero aquella escena al profesor de Pociones no había sido una reacción espontánea. Cada palabra había sido pensada... "y llena de sarcasmo" No cabía duda: Weasley había cobrado su venganza, y había arriesgado el todo por el todo. Snape se había sorprendido tanto que no le restó puntos y tampoco estalló como todos pensaban. "Si no lo hubiera tomado por sorpresa, Ron Weasley sería ahora parte de la historia de Hogwarts" Quizá el profesor pensó que Ron bien podía tener madera para Slytherin, después de todo.
"Espero que no. No me gustaría que fuera compañero mío"
Otra cosa que debía tomar en cuenta era el motivo que había provocado tal reacción en el muchacho. "Snape mencionó a Potter... y cuando Weasley salió, sugirió que podía estar perturbado por lo de su mejor amigo" ¿Será posible? Sabiendo que los dos tienen una gran amistad, es casi obvio que pase algo así... pero... ¿y si Weasley...? El pensamiento que se formó en su mente, lejos de hacerle reír a carcajadas, se le antojó desagradable.
"Ojalá me equivoque" fue su respuesta. Sin embargo, cuando meditó muy bien en ella, descubrió que no sabía por qué se le había ocurrido.
****
Una vez que se sintió mejor, Jamie regresó a la Sala Común de Gryffindor. Allá todos estaban preparándose para ir a su clase siguiente. En el caso de los alumnos de sexto, la clase que tocaba era Historia de la Magia, con el profesor Binns. Nadie tenía una expresión muy alegre en el rostro, pero todos se volvieron hacia la pequeña joven cuando ésta entró, saludándola y preguntándole si se encontraba mejor.
- Sí, sí, no se preocupen, no hay problema - era invariablemente su respuesta. Cerca de una mesa vio a Ron, pero éste no se fijó en ella salvo cuando pasó por su lado, rumbo a la sala de Historia.
- Me alegro que estés bien - murmuró sin mirarla, y se alejó.
Jamie lo vió alejarse, y al voltearse encontró a Hermione que le saludaba con la mano. Esperó a que se acercara, y una vez que estuvieron juntas, le preguntó:
- ¿Aún no se le pasa? -
- Uf, supieras lo que sucedió mientras no estabas... - y le contó lo que había ocurrido un rato antes.
- Me siento preocupada por él - comentó Jamie.
- ¡Yo también! Pero, ¿sabes? Creo que será mejor si se lo dices tú.... Si lo hago yo, es posible que me diga "tú siempre tan preocupada por todo" y me ignore; en cambio, contigo, quizás sea más abierto -
- Mmm... no estoy muy convencida, pero veremos qué ocurre -
*
Durante las clases no hubo mucho acercamiento por parte de Ron. Se notaba tan distante y frío que Hermione y Jamie no se atrevieron a sentarse junto a él, pero pronto recapacitaron "Si ve que lo excluímos, será peor"
- Hola, Ron - saludaron las dos chicas al unísono. El muchacho les sonrió y les devolvió el saludo. Sin embargo, la sonrisa les pareció fingida y forzada, pero prefirieron no insistir.
La clase transcurrió lenta y pesada, como siempre, aunque quizás era peor, ya que no tenían las bromas y comentarios chistosos de Ron para soportar un poco el sopor que se apoderaba de ellos. "Ojalá pudiera hacer algo por él...", pensaba Hermione, mirándolo de soslayo. Recordaba esos tiempos en los cuales peleaba a cada rato con el muchacho pelirrojo, llegando a ser caracterizados como "perro y gato" por los demás alumnos, y por "marido y mujer" por Harry y los gemelos Weasley, que habían partido el año anterior de Hogwarts. Se echaba de menos a ese par de locos, pero Ron parecía ir por el mismo camino que ellos, aunque conservando siempre un perfil bajo y más discreción que la que habían tenido sus hermanos. Hermione nunca supo que Ron sentía algo por ella, hasta que, una noche, desvelada por un examen, comenzó a sumergirse en sus pensamientos y se dio cuenta de que desde siempre el chico estuvo preocupada por ella, demostrándoselo a menudo, ya fuera mediante discusiones o burlas. Tener conocimiento de ello cambió drásticamente la percepción que tenía de su amigo, criticándolo menos y queriéndolo más. Incluso llegó a admitir que admiraba su gran capacidad para jugar al ajedrez, cosa que antes jamás habría hecho. Además, Ron había cambiado lo suficiente como para llamar la atención: seguía siendo alto, seguía conservando el cabello rojo y desordenado, pero ya no era flaco y lampiño, sino que se había robustecido un poco más. Durante las vacaciones le hizo una visita, y Ginny le comentó que había estado practicando ejercicios y Quidditch con sus hermanos... Fue en ese momento que Hermione descubrió que Ronald Weasley se estaba convirtiendo en un hombre. Y cuando lo vio llegar de vuelta de su "entrenamiento", cansado, sudoroso y sonriente, se dio cuenta de que ése era el hombre a quien quería entregarle su corazón.
También recordó la decepción que sintió cuando vio que Ron prefería sentarse junto a Harry antes que ella. En ese momento no aceptó -pero ahora sí podía hacerlo - que había llegado a sentir celos y hasta un poco de envidia por Harry, quien poseía la mayor parte de la admiración y el cariño de Ron, aunque luego desechó tales pensamientos al recordar que ambos sólo sentían una gran amistad el uno por el otro. Y que los dos eran hombres.
Pero ahora, Harry era niña. Y, lamentablemente, era una niña muy bonita.
Decidió borrar esas ideas tan terribles, mas le fue imposible, así que prefirió aplazarlas un poco, lo cual, en parte, le resultó.
Por otro lado, Jamie también estaba preocupada por su mejor amigo, ya que su silencio e impasibilidad le dolían profundamente, pero comprendía los motivos. Eso, sin embargo, no servía de mucho. "Ojalá pudiera hacer algo por tí, Ron..."
Por dentro, Jamie pensaba que siempre sería varón y se llamaría Harry, viviendo una especie de "doble vida", pero pronto descubrió que aquello era imposible. Ahora era mujer, tenía rasgos, voz y funciones de mujer, e ignorar todo eso no era nada fácil. Por esa razón fue que se horrorizó cuando se sorprendió mirando a Ron, no como al amigo de toda la vida, sino como a... como a... El sonrojo violento no se hizo esperar, y tuvo que ponerse las palmas de las manos en las mejillas, los codos en el pupitre y sostener su cabeza de ese modo para que no se notara. Gracias a Dios, ni Ron ni Hermione se dieron cuenta.
Y así pasó la hora de clase, con un montón de alumnos que no podían mantener los ojos abiertos; dos de ellos pensaban en una persona en común, y uno se hallaba inmune a todo y a todos, menos a sus propios pensamientos.
****
Continuará...
****
Harto serio me resultó este episodio... ¡Qué va! Eso significa "originalidad", aunque pareciera que los chicos están actuando OOC (out of character); pero no se ve tan mal, ¿verdad? ¿VERDAD? ^^U
Bueno, como sea, espero al menos haber recibido unos cuantos reviews como recompensa a mis esfuerzos por escribir una historia más producida y llena de acción (sin por eso menospreciar mis anteriores cuentos, que se los recomiendo encarecidamente [jejeje ^_~])
Me despido, y los veo en el próximo capítulo... Ah, por cierto, ¿no han notado que Alexis se halla en un estado de notable calma? Y ella no es la única de las mujeres que se presenta en esta historia... ¡No, señor! Tengo preparado un enfrentamiento que sacará chispas XD! ¡No se lo pierdan!
6. El mundo está girando hacia el otro lado
Misami Aroku
****
Oh, Dios mío, capítulo 6 ya... o_O! Creo que me voy a desmayar...
****
Durante la clase de Pociones (la segunda de la semana, para desgracia de los alumnos de Gryffindor), Snape no había parado de dictar tareas y más tareas. Cada vez que el profesor hacía una pregunta, era natural que Hermione levantara la mano, y que fuera ignorada. Ahora era al revés: Hermione ignoraba al profesor.
- Parece un milagro, señorita Granger: he hecho más de dos preguntas, y usted no se ha dignado levantar la mano. ¿Le ocurre algo? -
- Creo que no, señor -
- Entonces podrá responderme esto... -
Sin alzar la vista, sin mover un músculo y casi sin pestañear, Hermione respondió correctamente las diez preguntas que Snape le hizo. No se le otorgaron puntos a la Casa de Gryffindor, pero tampoco se le quitaron.
El profesor continuó con su clase, mientras que Ron, con el ceño fruncido y en voz muy baja, le preguntaba a su amiga:
- A tí te ocurre algo, Hermione, no lo niegues. Y si me respondes "son cosas de mujeres", te vas a arrepentir -
Hermione lo miró a los ojos, y Ron se puso colorado, sin poder evitarlo. La muchacha tomó su pluma y escribió en un pedacito de pergamino: "Estoy preocupada por tí" Volvió a mirar a su amigo, pero éste ya había desviado la vista de la nota, y sus miradas no volvieron a encontrarse.
Snape abrió el libro de clases y comenzó a pasar lista. Se detuvo en "Potter, Harry"
- Veo que nuestro compañero (¿o debo decir "compañera"?) no ha llegado... Señor Weasley, ¿podría decirme qué le ha ocurrido a su mejor amigo? -
Ron alzó la cara y miró a Snape a los ojos.
- Se sentía mal. Está en la enfermería - y volvió a escribir en su rollo de pergamino.
- ¿Y por qué se sentía mal? - volvió a interrogarlo.
Ron estuvo a punto de responder una impertinencia, pero se contuvo, con ayuda de Hermione, quien le dio suavemente con el codo.
- No lo sé, profesor -
Snape sonreía de manera desagradable.
- ¿Y qué clase de mejor amigo es usted, señor Weasley, que no se preocupa de quien ha estado a su lado durante años? -
Ron perdió la paciencia. Sin embargo, no hizo nada. Volvió a alzar la vista, pero esta vez sus ojos eran distintos, y el profesor lo notó.
- No lo sé, señor. Y a nadie le interesa, tampoco -
- ¿Por qué lo dice, Weasley? - A Ron no le cupo duda que Snape lo hacía sólo para abrir más la herida que estaba formándose en su interior, para hacerle llorar frente a Slytherin y humillarlo. Pero no se saldría con la suya. Lentamente, se levantó de su puesto y comenzó a guardar sus cosas.
- ¿Qué cree que está haciendo? -
- Adelantándome a los hechos... Usted me preguntó por qué creo que a nadie le importa qué clase de amigo soy, a lo que yo respondo: A usted mismo, ¿le importa quién soy yo? -
La clase se quedó en silencio. Hasta los murmullos que provenían de las mesas de Slytherin cesaron.
- Usted, ¿qué cree, Weasley? -
Pausa.
- Que sí, o sino no se hubiera molestado en hacerme tantas preguntas personales en vez de preguntarme cosas referentes a su clase... De todos modos, le agradezco su preocupación. Nunca pensé que usted se interesaría en conocer a alguien como yo. Y ahora, si me disculpa, debo expulsarme de la sala y cargar con mis diez puntos menos para Gryffindor. Permiso -
Y dejó a la clase de Pociones sumida en el más absoluto silencio.
Luego de un minuto que pareció eterno, Snape habló.
- No se le restarán puntos a Gryffindor. Es obvio que el señor Weasley está un poco perturbado por lo que le ha ocurrido a su amigo el señor... o señorita Potter. Lo que me recuerda... Draco Malfoy, como el alumno más destacado de esta clase y, a mi opinión, de la casa de Slytherin, tú irás a dejarle las tareas a Potter -
Sin hacer ningún gesto, Draco asintió y siguió escribiendo.
- Puedes pedirle los cuadernos a alguno de sus compañeros. No se negarán si se trata de Potter - sugirió Snape. El muchacho alzó la vista y negó con la cabeza.
- Draco Malfoy no se humilla ante nadie, profesor. Además, ningún sacrificio que se precie de serlo se hace a medias -
- Te estás contradiciendo. La humillación es parte del sacrificio - comentó Hermione.
- Jamás hables de lo que no sabes, Granger. Recuérdalo muy bien - le respondió Draco, y volvió a su pergamino.
****
Cuando Jamie despertó, unos 15 minutos después (que a ella le parecieron uno solo), encontró a Ron frente a su cama.
- ¡Hola, Ron! ¿Qué tal? -
- Bien. ¿Te sientes mejor? -
Jamie lo miró, un poco confundida. El joven pelirrojo no había sonreído ni lanzado ninguna broma. Es más, contestaba de manera cortante, algo impropio en él.
- Pues sí... bastante... ¿Y tú? -
- Yo no tengo ningún problema. Sólo venía a hacerte una visita. Y ahora debo irme, o Madame Pomfrey me regañará. Hasta pronto -
Era muy extraño. ¡Ronald Weasley, su mejor amigo, inseparables los dos como uña y mugre, lo trataba como...!
Como si todo hubiera cambiado. ¿Y no había sido así? Jamie comprendió que Ron debía sentirse desplazado y despreciado... Que, cuando en el Gran Salón le preguntó qué le pasaba y esperaba una respuesta, recibió sólo silencio por parte suya... ¡Pero es que ya no era lo mismo! ¡Él sería incapaz de comprender su nueva vida! Y quizás lo peor de todo: Jamie, después de un tiempo, sería incapaz de entender su anterior vida como Harry, cuando todo regresara a la normalidad... si es que eso llegaba a suceder.
Abrumada por todos esos pensamientos, la muchacha trató de poner su mente en blanco. El dolor estaba pasando, pero algunas veces le venían algunas puntadas que le obligaban a contraerse, aumentando las molestias. Volvió a cerrar los ojos, y a intentar dormir.
Cerca de una hora después abrió los ojos, sintiéndose mucho mejor... hasta que vio a Draco Malfoy, frente a ella, quien la miraba sin niguna expresión.
- ¿Vienes a burlarte de mí, Malfoy? - le preguntó, agresiva. El muchacho sacó unos libros que traía bajo el brazo y se los tiró a la cama.
- El profesor Snape me mandó traerte la tarea que nos dio en la clase de Pociones. Debes tenerla lista para la próxima clase. Ahora que cumplí, me voy -
- Muchas gracias, qué amable eres - le agradeció la niña, con sarcasmo.
Draco se volteó. No sonreía, y tampoco se notaba lleno de odio, como antes.
- De nada -
Jamie perdió la paciencia.
- Bueno, ¿qué te ocurre? Durante cinco años y meses te burlas de mí y me haces la vida imposible, y ahora ni siquiera me tomas en cuenta. ¿Eso quiere decir que por fin se han terminado los rencores? -
Draco la miró, y esta vez el viejo odio apareció en sus pupilas. Sin embargo, no era el mismo de siempre. "Quizás el hecho de que ahora soy una mujer influye un poco", pensó la niña.
- Es una tregua: yo te dejo en paz, y tú haces lo mismo. No tengo ganas de pasar malos ratos por tu culpa: ya tengo mis propios problemas. Y ahora, me voy -
Y se quedó sola.
"¡Bueno, ¿qué diantres le pasa a todo el mundo?! ¿Acaso tengo yo la culpa de haber sido convertido en una niña?" Cogió el espejo que estaba en su velador, y se miró. Los lentes redondos no se veían bien en su rostro, pero no se atrevía a usar magia en ellos: al fin y al cabo, eran el único par que poseía.
Con un suspiro, dejó el espejo y los lentes sobre el velador, y trató de dormirse, sin resultado. Tomó los libros que le había dejado Draco sobre la cama, y comenzó a hojearlos. Pronto notó que esa caligrafía no pertenecía a niguno de sus compañeros de Gryffindor. "¿Será posible que...?" Revisó la primera página de los libros. En todas estaba escrito con letra impecable: Draco Malfoy, 6ª año, Slytherin.
"Me entregó sus libros... y anotaciones...", se dijo. En eso entró Hermione, sonriendo.
- Hola, Jamie. ¿Qué tal te encuentras? -
- Sorprendida... Observa esto - Y le mostró un pergamino. Hermione lo tomó con interés, y palideció cuando leyó a quién pertenecía.
"Así que éste es su sacrificio... Privarse de estudio..."
- Veo que Malfoy ha cumplido con venir a dejarte las tareas. ¿Cuándo se los vas a devolver? -
- Apenas salga de acá. Tengo mis propios libros de Pociones, no necesito los suyos... -
Hermione asintió y tomó un pergamino. Lo leyó con cuidado hasta que halló una nota en el reverso. La muchacha abrió los ojos como platos.
- Creo que no te hará tan mal echarles una buena leída. Hay cosas que Snape le ha dicho a Malfoy, que otros no hemos tenido la suerte de escuchar... - Le enseñó lo que había escrito, y luego agregó, al ver la expresión de asombro de Jamie - Trucos y ayudas... Él sabía que las tenía anotadas acá, y aún así las trajo. ¿Por qué lo hizo, si te odia tanto? -
- Cuando vino, me comentó que deseaba una especie de tregua al estilo "vive y deja vivir", porque él ya tenía sus propios problemas... -
- No lo dudo - comentó la joven Granger - Lo he notado extraño, al igual que a Ron...-
- ¡Es verdad! Vino a visitarme hace un rato atrás... Estaba muy cortante y serio... -
- ¿De veras? Pues no sé qué decirte, durante la clase de Pociones se arriesgó a que Snape lo expulsara, contestándole sus burlas...-
- Qué bueno - interrumpió Jamie, sonriente.
- ...y lo mejor es que Snape atribuyó su comportamiento extraño a lo que te había ocurrido... No sé tú, pero yo creo que el mundo está girando hacia el otro lado - concluyó Hermione, soplándose un mechón de pelo que le caía sobre el rostro.
- Estamos iguales - la apoyó Jamie. De pronto, se dio cuenta de que Hermione, y toda la habitación, se estaban viendo borrosas. Alzó una mano para arreglarse las gafas, y notó que no las tenía puestas. Estiró una mano para tomarlas del velador, pero Hermione se adelantó y las examinó con detención.
- A ver, Jamie, póntelas - La joven Potter le obedeció y vio que su amiga meneaba la cabeza en señal de desaprobación.
- Déjame que te lo diga, pero no, no se te ven bien, Jamie... ¿Te gustaría que te las transformara? -
- Pues... no sería mala idea... Yo misma pensé hacerlo, pero no me atreví -
- Oh, bueno, no te preocupes... Observa, y tú me dices cómo las quieres, ¿vale? - La chica de cabellos negros asintió, y esperó.
- ¡Morfus! - dijo Hermione, y cada vez que lo hacía, los marcos de sus gafas cambiaban de formas, tamaños y colores. Finalmente, Jamie le pidió a su amiga que se detuviera. Las gafas, antes negras y redondas, ahora eran ovaladas y de marco azul oscuro, delgado. Se las colocó y Hermione levantó los pulgares, asintiendo.
- Ahora estás a la moda, chica - Y salió, dejando a Jamie sola con su espejo... y con su vanidad.
****
Ron llegó a la Sala Común de Gryffindor, y se sentó en uno de los sillones, con el ceño fruncido y la mirada en otro mundo.
"¿Qué fue lo que hice?"
Era verdad que jamás había poseído mucha paciencia, pero nunca se atrevió a responderle de aquel modo a un profesor, y menos si se trataba de Snape. Había actuado imprudentemente, como si no tuviera nada que perder.
"¡Y claro que lo tengo!... Me expulsarán de Hogwarts... ¿Y ahora qué voy a hacer?"
Snape había dicho algo de Potter... ¿Sería por eso que se sentía tan preocupado y molesto? En el fondo, sabía que sí, y aquel conocimiento le hacía sentir peor. Retrocedió en el tiempo y se vio a sí mismo en sus recuerdos, pidiéndole a Harry que por favor se cuidara de Malfoy, cosa que no hizo. En realidad, Ron esperaba que ocurriera la venganza, pero jamás se imaginó que sería así.
"Y tampoco, que me fuera a afectar a mí también..."
Un rato después, los demás Gryffindor entraban en la sala, conversando y bromeándose. Ginny se acercó a Ron, quien no se había movido de su sitio.
- ¡Hey, tus compañeros me contaron tu hazaña, hermanito! ¡Realmente increíble! De verdad, nunca pensé que harías tal cosa... -
- ¿Quieres callarte de una buena vez? - Ron estaba furioso, pero su rostro permanecía impasible - ¿Por qué estás tan contenta? Me van a expulsar de Hogwarts por haber cometido semejante falta... ¡Y tú te estás riendo como si no hubiera pasado nada! - Todos lo miraron, sorprendidos, mientras se levantaba de su asiento y se dirigía al cuarto de los hombres. Una voz femenina lo detuvo.
- Tú no vas a dejar Hogwarts, Ron - El muchacho se volteó, sorprendido, y vio a Hermione parada entre los demás - Snape quedó tan asombrado que no nos restó puntos y tampoco va a tomar represalias -
- Demasiado bueno para ser cierto... ¿por qué lo hizo? -
- Pues... Dijo que lo que le pasó a Harry... Jamie... quizá te habría afectado -
Todos esperaban que el impulsivo pelirrojo sonriera y se uniera al jolgorio, pero sólo se limitó a gruñir y darles la espalda, subiendo nuevamente hacia las habitaciones.
****
Draco, por su parte, estaba dirigiéndose hacia su Sala Común, mientras su semblante expresaba preocupación y algo de sorpresa. Snape le había pedido que le llevara las tareas a Jamie, y Draco le ha entregado todos sus libros y apuntes. Y los trucos y las ayudas... Le había pavimentado el camino a su enemigo. Probablemente ahora estaría riéndose y burlándose de él.
"¿Por qué lo he hecho?"
No quiso contestarse. Siguió subiendo las escaleras hasta que llegó a una puerta que decía "Sexto Año", la abrió, llegó a su cama y tiró sobre ella su bolsón, notablemente más liviano. Luego se sentó y comenzó a repasar los sucesos ocurridos durante el día. Lo que más le llamó la atención fue el comportamiento de Weasley.
"Demasiado extraño para ser normal" Sabía que el pelirrojo de Gryffindor se dejaba llevar fácilmente por sus impulsos, pero aquella escena al profesor de Pociones no había sido una reacción espontánea. Cada palabra había sido pensada... "y llena de sarcasmo" No cabía duda: Weasley había cobrado su venganza, y había arriesgado el todo por el todo. Snape se había sorprendido tanto que no le restó puntos y tampoco estalló como todos pensaban. "Si no lo hubiera tomado por sorpresa, Ron Weasley sería ahora parte de la historia de Hogwarts" Quizá el profesor pensó que Ron bien podía tener madera para Slytherin, después de todo.
"Espero que no. No me gustaría que fuera compañero mío"
Otra cosa que debía tomar en cuenta era el motivo que había provocado tal reacción en el muchacho. "Snape mencionó a Potter... y cuando Weasley salió, sugirió que podía estar perturbado por lo de su mejor amigo" ¿Será posible? Sabiendo que los dos tienen una gran amistad, es casi obvio que pase algo así... pero... ¿y si Weasley...? El pensamiento que se formó en su mente, lejos de hacerle reír a carcajadas, se le antojó desagradable.
"Ojalá me equivoque" fue su respuesta. Sin embargo, cuando meditó muy bien en ella, descubrió que no sabía por qué se le había ocurrido.
****
Una vez que se sintió mejor, Jamie regresó a la Sala Común de Gryffindor. Allá todos estaban preparándose para ir a su clase siguiente. En el caso de los alumnos de sexto, la clase que tocaba era Historia de la Magia, con el profesor Binns. Nadie tenía una expresión muy alegre en el rostro, pero todos se volvieron hacia la pequeña joven cuando ésta entró, saludándola y preguntándole si se encontraba mejor.
- Sí, sí, no se preocupen, no hay problema - era invariablemente su respuesta. Cerca de una mesa vio a Ron, pero éste no se fijó en ella salvo cuando pasó por su lado, rumbo a la sala de Historia.
- Me alegro que estés bien - murmuró sin mirarla, y se alejó.
Jamie lo vió alejarse, y al voltearse encontró a Hermione que le saludaba con la mano. Esperó a que se acercara, y una vez que estuvieron juntas, le preguntó:
- ¿Aún no se le pasa? -
- Uf, supieras lo que sucedió mientras no estabas... - y le contó lo que había ocurrido un rato antes.
- Me siento preocupada por él - comentó Jamie.
- ¡Yo también! Pero, ¿sabes? Creo que será mejor si se lo dices tú.... Si lo hago yo, es posible que me diga "tú siempre tan preocupada por todo" y me ignore; en cambio, contigo, quizás sea más abierto -
- Mmm... no estoy muy convencida, pero veremos qué ocurre -
*
Durante las clases no hubo mucho acercamiento por parte de Ron. Se notaba tan distante y frío que Hermione y Jamie no se atrevieron a sentarse junto a él, pero pronto recapacitaron "Si ve que lo excluímos, será peor"
- Hola, Ron - saludaron las dos chicas al unísono. El muchacho les sonrió y les devolvió el saludo. Sin embargo, la sonrisa les pareció fingida y forzada, pero prefirieron no insistir.
La clase transcurrió lenta y pesada, como siempre, aunque quizás era peor, ya que no tenían las bromas y comentarios chistosos de Ron para soportar un poco el sopor que se apoderaba de ellos. "Ojalá pudiera hacer algo por él...", pensaba Hermione, mirándolo de soslayo. Recordaba esos tiempos en los cuales peleaba a cada rato con el muchacho pelirrojo, llegando a ser caracterizados como "perro y gato" por los demás alumnos, y por "marido y mujer" por Harry y los gemelos Weasley, que habían partido el año anterior de Hogwarts. Se echaba de menos a ese par de locos, pero Ron parecía ir por el mismo camino que ellos, aunque conservando siempre un perfil bajo y más discreción que la que habían tenido sus hermanos. Hermione nunca supo que Ron sentía algo por ella, hasta que, una noche, desvelada por un examen, comenzó a sumergirse en sus pensamientos y se dio cuenta de que desde siempre el chico estuvo preocupada por ella, demostrándoselo a menudo, ya fuera mediante discusiones o burlas. Tener conocimiento de ello cambió drásticamente la percepción que tenía de su amigo, criticándolo menos y queriéndolo más. Incluso llegó a admitir que admiraba su gran capacidad para jugar al ajedrez, cosa que antes jamás habría hecho. Además, Ron había cambiado lo suficiente como para llamar la atención: seguía siendo alto, seguía conservando el cabello rojo y desordenado, pero ya no era flaco y lampiño, sino que se había robustecido un poco más. Durante las vacaciones le hizo una visita, y Ginny le comentó que había estado practicando ejercicios y Quidditch con sus hermanos... Fue en ese momento que Hermione descubrió que Ronald Weasley se estaba convirtiendo en un hombre. Y cuando lo vio llegar de vuelta de su "entrenamiento", cansado, sudoroso y sonriente, se dio cuenta de que ése era el hombre a quien quería entregarle su corazón.
También recordó la decepción que sintió cuando vio que Ron prefería sentarse junto a Harry antes que ella. En ese momento no aceptó -pero ahora sí podía hacerlo - que había llegado a sentir celos y hasta un poco de envidia por Harry, quien poseía la mayor parte de la admiración y el cariño de Ron, aunque luego desechó tales pensamientos al recordar que ambos sólo sentían una gran amistad el uno por el otro. Y que los dos eran hombres.
Pero ahora, Harry era niña. Y, lamentablemente, era una niña muy bonita.
Decidió borrar esas ideas tan terribles, mas le fue imposible, así que prefirió aplazarlas un poco, lo cual, en parte, le resultó.
Por otro lado, Jamie también estaba preocupada por su mejor amigo, ya que su silencio e impasibilidad le dolían profundamente, pero comprendía los motivos. Eso, sin embargo, no servía de mucho. "Ojalá pudiera hacer algo por tí, Ron..."
Por dentro, Jamie pensaba que siempre sería varón y se llamaría Harry, viviendo una especie de "doble vida", pero pronto descubrió que aquello era imposible. Ahora era mujer, tenía rasgos, voz y funciones de mujer, e ignorar todo eso no era nada fácil. Por esa razón fue que se horrorizó cuando se sorprendió mirando a Ron, no como al amigo de toda la vida, sino como a... como a... El sonrojo violento no se hizo esperar, y tuvo que ponerse las palmas de las manos en las mejillas, los codos en el pupitre y sostener su cabeza de ese modo para que no se notara. Gracias a Dios, ni Ron ni Hermione se dieron cuenta.
Y así pasó la hora de clase, con un montón de alumnos que no podían mantener los ojos abiertos; dos de ellos pensaban en una persona en común, y uno se hallaba inmune a todo y a todos, menos a sus propios pensamientos.
****
Continuará...
****
Harto serio me resultó este episodio... ¡Qué va! Eso significa "originalidad", aunque pareciera que los chicos están actuando OOC (out of character); pero no se ve tan mal, ¿verdad? ¿VERDAD? ^^U
Bueno, como sea, espero al menos haber recibido unos cuantos reviews como recompensa a mis esfuerzos por escribir una historia más producida y llena de acción (sin por eso menospreciar mis anteriores cuentos, que se los recomiendo encarecidamente [jejeje ^_~])
Me despido, y los veo en el próximo capítulo... Ah, por cierto, ¿no han notado que Alexis se halla en un estado de notable calma? Y ella no es la única de las mujeres que se presenta en esta historia... ¡No, señor! Tengo preparado un enfrentamiento que sacará chispas XD! ¡No se lo pierdan!
